Las fotografías de Nancy
Unas inocentes vacaciones familiares y las consabidas fotografías habrían de cambiar mi vida en lo que a placeres sexuales se refiere.
Las fotografías de Nancy
Por Georgina del Carmen
Vivo en el seno de una familia común como las hay por millones en esta cuidad de México, integrada por mis padres y mi hermanita menor Nancy, ella es menor que yo 3 años, actualmente cuento con 23 años de edad y trabajo en una oficina de gobierno.
Hace tres años cuando yo tenia 20 y Nancy 17, fuimos a pasar unas vacaciones familiares a las playas de Mazatlán en el estado de Sinaloa, en esa ocasión fue la primera vez que me fijé en el cuerpo de mi hermana, cosa rara ya que mi hermanita no fue muy agraciada por la naturaleza ni en su rostro ni en su cuerpo.
Sin embargo tal vez debido a la calidez del ambiente de playa me puse cachondo y cualquier cuerpo femenino me hacia endurecer el pene, mi hermana no fue la excepción, era la primera vez que le veía en traje de baño, portaba un bikini negro poco audaz como es en general su vestimenta, nunca se pone minifaldas o vestidos entallados o pantalones ajustados que realcen su figura. Ahí estaba Nancy luciendo sus escuálidas piernas y sus escasos senos, lo único rescatable era su trasero que sin ser pródigo lo tiene delineado con unas nalguitas redondeadas.
Al no haber mucha presencia femenina muchas de las fotografías que tomaba con la cámara que llevaba, se las tomé a ella en diferente poses y situaciones, sin imaginar siquiera que serian esas fotos algo muy importante en mi vida futura.
En una de las tantas situaciones que vivimos sucedió que al salir del mar tanto Nancy como yo quisimos sentarnos en una silla de playa que estaba desocupada junto a donde estaban nuestros padres, corrimos ambos para ganarla, fui más rápido en llegar y me senté, un instante después llegó Nancy sentándose sobre mí, mi hermana me exigía que me quitara aludiendo que ella la "Había visto antes".
Yo solo reía burlón, la sonrisa se me empezó a borrar de los labios cuando sentí que mi falo se empezaba a erectar al sentir el trasero de Nancy oprimiéndolo, el contacto de su cuerpo semi desnudo con el mío me estaba excitando, sin duda mi hermanita registraba "el bulto" que había bajo sus nalgas y su exigencia por apoderarse de la silla cesó pero no se quitó de arriba de mí, por el contrario buscaba con sus nalgas que mi verga quedara justo en la separación de éstas y yo encantado le facilitaba las cosas sin protesta alguna.
Ambos aceptamos la situación disfrutando calladamente el placer lúbrico que nos estabamos proporcionando, justo al lado de nuestros padres que no imaginaban lo que entre sus hijos estaba sucediendo. Luego de algún tiempo todo terminó dejandome tan excitado que tuve que masturbarme al llegar al cuarto del hotel mientras me bañaba, seguramente ella también se habría de quedar excitada ya que fue evidente que sentía con claridad la erección de mi miembro y aceptaba tenerlo bajo sus nalgas.
Todo terminó cuando regresamos a casa y volvimos a nuestras actividades diarias, sin embargo a partir de esa fecha me empecé a fijar mas en mi hermana, aunque no me atraía nada, su vestimenta conservadora ocultaba el verdadero volcán en erupción que bajo ella se albergaba, solo había dos detalles que le ponían en evidencia, uno visible a todo mundo como era la cadenilla que rodeaba en todo momento su tobillo izquierdo y que identifica a las mujeres cachondas y el otro reservado solo para la gente de su absoluta confianza, su ropa interior.
En contraste con su vestuario exterior, su lencería es intensamente sensual, minúsculas prendas translúcidas llenas de encajes en colores sugestivos altamente provocativas, un día cuando me encontré con la ropa interior de Nancy, dudaba que mi hermana, cupiera en aquellas pantaletitas tan pequeñas como las de una muñeca, sus brassieres de media copa, ligueros y medias, baby-doll, Etc. me excitaron tanto que me provocaron la irrefrenable necesidad de masturbarme recordando su imagen en bikini durante el reciente viaje y sus nalgas sobre mi falo.
Cuando mandé revelar el rollo de las fotografías tomadas en las vacaciones, le di a ella en las que aparecía, excepto dos que aparté quedándomelas para mí, en ellas Nancy aparecía en aquel bikini negro, una de frente luciendo su frágil figura y la otra por detrás en donde se le notaban hermosas sus nalguitas sabrosas, esas fotos trajeron nuevamente a mi mente cuando ella se sentó sobre mí, sintiendo mi verga en erección, al recordarlo la verga se me volvió a endurecer, así que compré unos acrílicos y coloqué las fotos sobre el tocador de mi cuarto y múltiples veces me inspiraron masturbaciones y en consecuencia deseos sexuales por mi hermanita.
Tiempo después Nancy entró a mi recamara, cosa que pocas veces hacía, en busca de un libro, lo primero que vio fueron las fotos con su figura en bikini, sonriente me preguntó que por qué las tenia ahí, cínicamente le dije que porqué me traían gratos recuerdos, ella se sonrojó, seguramente también recordaba cuando estuvo sentada con gran placer sobre mi endurecida verga. No hizo comentarios y una vez con el libro en sus manos, salió de mi habitación.
Al día siguiente fuimos juntos a buscar un obsequio que daríamos, entre ambos, a mi madre, para lo cual era preferible trasladarnos en el metro, como de costumbre éste estaba atiborrado de gente, como pudimos lo abordamos. Nancy se colocó delante de mí, sus nalguitas quedaron justo a la altura de mi verga y por el apretujamiento de las personas nos forzaba a que estuvieran en contacto permanente, inevitablemente mi verga se empezó a erectar y sin duda mi hermana sentía en sus trasero como mi miembro iba creciendo, sentí claramente como Nancy sacaba su cadera para hacer mayor contacto con mi falo y la movía con discreción para sentirlo mas específicamente. No hubo comentario alguno al bajar del transporte.
De regreso fue lo mismo, solo que ambos lo hicimos con mayor descaro e incluso habiéndose desocupado unos lugares cerca de nosotros habíamos preferido seguir de pie para disfrutar el rozamiento lúbrico que nos estabamos dando sin importar quien nos viera.
Ese mismo día, varias veces, entre broma y broma, la tomaba por la espalda y con desfachatez le hacia sentir mi erección en sus nalgas ante la generosa complacencia de ella que a cada embestida movía mas descaradamente su cadera disfrutando el "arrimón" de verga. Igualmente procuraba rozarle sus chichitas fingiendo que era de manera accidental o poner mi mano en su bajo vientre muy cerca de sus pelvis sin que ella hiciera nada por evitarlo. Todo me indicaba que en mi hermana había gran disposición para los audaces cachondeos, leves aun, que entre hermanos se venían dando. Lo cierto es que cada vez me ponía más caliente y ella se notaba más cachonda.
Habrían pasado un par de días en los que habían continuado los discretos cachondeos ocasionales, cuando llegué del trabajo mi hermana con amplia sonrisa me decía "Dame las gracias", según ella por el regalo que me acababa de dar, no entendí a lo que se refería. No le di importancia pensando que era una de las muchas bromas que nos jugábamos.
Pero por la noche descubrí el excelente regalo que me había hecho. Junto a las fotos de ella que tenia en mi recamara había otra, en ella aparecía Nancy, estaba tomada en su recamara parada frente al espejo dando la espalda a éste, solo cubría su frágil cuerpecito con unas diminutas pantaletas transparentes tipo tanga en color rojo que permitían ver con claridad su vellosidad púbica y por atrás reflejada en el espejo sus hermosas nalguitas devorando la tanga, por arriba tenia el brassiere, de las mismas características que las pantaletas, desabrochado y cayéndole en los brazos y con sus manos se tapaba las pequeñas chichitas, sonreía coqueta mirando a la cámara con cachondez.
Como impulsada por un resorte se me enderezó la verga y no pude evitar masturbandome pensando en mi hermanita, estaba decidido, había que incrementar el cachondeo, el regalo era una clara invitación erótica para tener experiencias sexuales más intensas y audaces.
A la mañana siguiente lo primero que hice fue dirigirme a Nancy, le abracé por la espalda repegandole sin recato alguno mi erecta verga en sus sabrosas nalguitas y le dije al oído, "gracias por el regalo, es lo mejor que podías haberme dado", ella sin tratar de evitar el rozamiento de mi falo en su trasero me contestó, "Si de verdad te gustó, puedo darte una mejor", mientras me decía eso sentí como sacó su cadera para hacer un mejor contacto con mi erección y discretamente movía sus nalgas frotándose contra mi pene. Por unos instantes le sujeté con una mano por su bajo vientre muy cerca de su pelvis y con la otra mano justo debajo de sus chichitas. Rompimos la pose ante la súbita presencia de mi madre.
Esa noche cuando llegué a casa y ante la ausencia de Nancy, me dirigí a mi habitación, grata sorpresa me llevé al encontrar a mi hermana ahí, estaba colocando una foto mas, era la continuación de la que me había regalado, en ella aparecía con el brassiere tirado a sus pies y sus senos totalmente al descubierto y sus manos colocadas en la nuca, las diminutas pantaletas las tenia en las rodillas y exhibía con cinismo su vellosidad pubica, mirando a la cámara con marcada sensualidad.
Nancy no se dio cuanta en que momento entré y la sorprendí abrazándola nuevamente por la espalda, ya sin recato le repegaba desvergonzadamente la verga en sus nalgas y ella correspondía restregando con la misma actitud sus nalgas contra mi falo, mis manos rodeaban su cintura, mientras ella me mostraba la nueva foto que me estaba regalando, "Te ves divina" le decía, y ella me contestaba "De verdad te gusto así desnuda", la pregunta sobraba ya que mi erección era la respuesta, "Me encantas" y al decir lo anterior mis manos empezaron a acariciar su cuerpo sobre la bata que llevaba puesta.
Mi hermana no oponía resistencia y cooperaba dejándose tocar, empecé por poner una mano en sus chiches y ella se dejaba complacida, al ver su disposición bajé la otra mano a su vulva buscando su sexo, ante su agrado le desabroché el botón de la bata mas cercano a su vientre y por ahí introduje mi mano, me topé con sus pantaletitas, le acaricié de inicio sobre sus calzoncitos, Nancy se agitaba y me dejaba manosearla, ahora metí la mano por debajo de sus pantaletas tocando su vello pélvico y la encaminé a su vulva, Nancy solo seguía moviendo sus nalgas contra mi falo y su respiración se agitaba al igual que la mía.
Con la mano libre seguí desabrochando los botones de la bata hasta abrirla por completo, no llevaba sostén lo que me facilitaba manosearle los senos, nos olvidamos por el momento de la foto, ella sola dejó caer la bata al piso quedando solo en las translúcidas pantaletas y sobre las zapatillas de tacón alto que calzaba, giró para quedar frente a mí, ahora con ambas manos acariciaba sus nalgas y ella buscaba mis labios para besarme y con una de sus manos me frotaba la verga por encima del pantalón mientras nos besábamos chupando mutuamente nuestras lenguas.
Nancy me bajó el cierre de la bragueta metiendo la mano por debajo de los calzoncillos para agarrar mi miembro y frotarlo, le solté por unos instantes sus apetecibles nalgas solo para bajarme los pantalones y los calzones, ahora mi verga estaba libre para que mi hermana lo friccionara con comodidad, volví a posesionarme de sus glúteos bajándole las pantaletitas, ella se dejaba tolerante mientras me decía con voz entrecortada por la excitación "Desnúdate tu también", velozmente me despojé por completo de mi vestimenta y ella terminó de quitarse las pantaletas, ahora estabamos ambos completamente encuerados, le besaba y chupaba las chiches y ella me masturbaba entre jadeos y con una de mis manos le frotaba el clítoris y con la otra sus lindas nalguitas.
Ya nada nos podría detener, le hice empinarse apoyada en la cama e inclinándome me daba un banquete besándole las nalgas, en un impulso irrefrenable metí mi cara entre sus adorables glúteos para hacerle los honores a su culito el cual besaba y lamía intentando meter mi lengua en él, mientras con mis dedos le dedeaba su rajita sexual, el volcán que Nancy llevaba por dentro hizo su primer erupción, se estaba viniendo en un acallado orgasmo bañando mi mano con sus fluidos vaginales.
Minutos después Nancy se sentó en la cama y yo me paré frente a ella acercándole mi macana a su boca, mi hermana no se inhibió y la besuqueaba para luego meterla en su boca mamándomela, era evidente que no era la primer vez que chupaba un falo, sentía que me llevaba al cielo, pero haciendo un esfuerzo aguanté la eyaculación, sentí que era el momento oportuno para cogérmela ya que para mañana tal vez ya no estuviera ella en la disposición que ahora tenía.
Sin alertarla le levanté las piernas haciendo que ella se recostara sobre la cama, separé sus muslos y acerqué mi falo a sus labios vaginales, "Que me vas a hacer" me repetía ingenuamente ya que era evidente que me la cogería, empecé a hacer presión con mi verga y la cabecita entró sin mayor problema dada la humedad de su sexo, lejos de evitarlo mi hermana me arengaba "Sí, cógeme... Méteme la verga en mi sexo... Hazme sentir toda tu verga dentro de mi rajita", en unos momentos ya mi verga estaba totalmente metida en su vulva y el vaivén de ésta en su sexo se generalizó.
Otro orgasmo le llegó a mi cachonda hermanita, "Que rico me coges... goza mi cuerpo como yo estoy disfrutando tu verga" me decía mientras se estaba viniendo con frenéticos movimientos de cadera, cuando terminó su orgasmo le propuse que se volteara para quedar en "cuatro patas", obediente mi hermanita lo hizo, nuevamente la ensarté por la vagina, su culito bañado en los jugos de sus sexo lucia divino ante mi vista, se me antojaba besarlo nuevamente, pero quise intentar metérsela por su hermoso conducto excretor, me sorprendió que Nancy no protestara cuando le puse el glande en su lindo ano.
Empecé a hacer presión en su lubricado culo, mi hermana no solo lo aceptaba sino me animaba a encularla con frases por demás cachondas, pronto la cabeza de mi verga fue tragada por su colita y poco a poco fui penetrándola hasta que solo mis güevos quedaron fuera, Nancy gemía no sé si de placer o de dolor pero no dejaba de mover su cadera mientras mi verga entraba y salía de su adorable hoyito, "Así, que rico me coges por mi culito, métemela toda... Que rico siento en mi culito" me decía incansable, mi verga salía por completo de su ano que expandido me dejaba ver la obscuridad de sus entrañas y volvía a meterla.
La tenía sujeta por sus chiches mientras mi verga entraba y salía de su fundillo, "Me estoy viniendo... sígueme enculando... Quiero que te vengas en mi boca para saborear tu lechita" me pedía con gritos acallados con una almohada, era tanto el placer de estarme cogiendo a mi hermana que no pude aguantar mas y le dije que estaba a punto de eyacular en tanto le sacaba la verga de su colita, ella giró metiendo mi verga entre sus labios y succionándola, los chorros de esperma inundaron su boca y tragaba mi semen con deleite hasta la última gota y me la chupo hasta que mi verga perdía su erección.
Nos pusimos en pie y nos besamos en la boca aun con residuos de mi esperma, "Me encantó como me cogiste, ¿a ti te gusto?" me cuestionaba, "Fue delicioso" le decía, "¿Me lo volverás a hacer?" le aseguré que así sería cada vez que ella lo quisiera, "Entonces diario" me dijo llena de cachondez, "y también te daré otras fotos mas atrevidas" prometió.
Efectivamente al día siguiente me dio otras fotos donde exhibía impúdica sus "rinconcitos" más íntimos, y por la noche me la volví a coger y desde entonces me la he cogido durante ya tres años.
Nancy me ha regalado casi un centenar de fotos anteriores a nuestra "pecaminosa" relación de incesto y muchas más que yo mismo le he tomado y nos damos los placeres más exquisitos que solo el incesto entre hermanos puede dar.
Georgina del Carmen
Relato basado en los datos enviados por un amigo anónimo quien asegura son verdaderos y autoriza su redacción y publicación.