Las fantasias pueden hacerse realidad
Es mi historia, veraz como la vida misma. Trato de plasmarla lo mejor que recuerdo y mis conocimientos me permite.
Mi historia es quizá el reflejo de otras tantas que ocurren a diario, pero esta es la mía.
Soy una mujer casada 24 años, jamás he estado con otro hombre que no fuera mi marido. Nunca quisimos tener hijos, por que al principio éramos jóvenes y queríamos disfrutar de la vida. Hace 3 años, la vida sexual entre nosotros era muy monótona, apenas hacíamos el amor y cuando lo hacíamos no tenía la misma intensidad de siempre. Decidimos que había que hacer algo con el sexo. Yo soy una persona joven, ahora tengo 41 años y con hambre sexual.
Mi marido me propuso para salir de la rutina, practicar algo inusual y desconocido para mí. Al principio, contactamos con una asociación de cambio de parejas. Fuimos en dos ocasiones a observar cómo era ese ambiente nuevo y desconocido para mí. Allí, fuimos presentados a numerosas parejas con cierto grado de experiencia en este campo.
La primera vez fue un poco extraño, observar en las distintas dependencias, a una mujer con varios hombres o viceversa. Solo tomamos un par de copas y charlamos con otros hombres y mujeres, mientras nos mostraban los que allí se hacía.
Al principio me quede un poco avergonzada, porque jamás había estado en un sitio así y mucho menos, ver a dos, tres o incluso cuatro hombres follando a una mujer. Aquella experiencia debo confesar me excito mucho, sentía como mi cuerpo se calentaba, mis pezones se endurecían y mi coño se humedecía.
Era viernes cuando todo aquello ocurrió. Salimos sobre las 5 de la madrugada del local y nos fuimos a casa.
Al día siguiente, sábado, durante el desayuno comenzamos a charlar sobre el lugar donde estuvimos. Me pregunto qué me parecía y si estaba dispuesta a acostarme con varios hombres. Le dije que no se si podría por que me sentiría avergonzada, allí desnuda con tantos hombres en la misma cama.
No puedo hacer eso, le comente a mi marido. El se lo tomo con un enfado descomunal y me dijo que saliera de la rutina de siempre.
La semana siguiente, recuerdo que fue sábado, me propuso ir al mismo lugar. Le dije que si el quería ir de acuerdo, pero que solo iba a tomar unas copas y charlar. Me dijo que si, solo tomaremos unas copas. Una vez en el lugar, empezamos a saludar a las parejas que alii estaban y conocíamos de ultima vez.
Estando sentadas cuatro parejas en una mesa, charlando y bebiendo, noto como una mano empieza a tocarme la parte interior del muslo, subía y bajaba lentamente. Sentí una sensación extraña pero excitante al mismo tiempo. No dejaba de mirar a mi marido, como queriéndole decir lo que pasaba, pero no, me deje llevar por aquella sensación tan extraña y morbosa al mismo tiempo. El hombre que estaba a mi lado, era de unos 50 años, bien parecido y fuerte. Al momento, vuelvo a sentir como su mano subía más y mas hacia mi coño fue un momento que de verdad me puso caliente. Me deje llevar por aquella sensación, mi cuerpo se estremecía cada centímetro.
Noto como aquella mano, llegaba a rozar mis labios vaginales, intentaba apartar las braguitas hacia un lado para poder tocarlo mejor. Mi primera sensación fue cerrar las piernas, pero algo me decía que debía de seguir con aquella situación. Abrí las dos piernas lentamente y notaba como su mano, grande, alcanzaba mi clítoris. Empezó a jugar con sus dedos, acariciándolo suavemente, era un masaje maravilloso. Con suma suavidad, llego a introducirme uno de sus enormes dedos dentro de mi coño. Entonces creí que se me venía el mundo encima. Fue tal el placer, que la copa que tomaba la derrame por toda la mesa. El saco la mano de mis entrepiernas rápidamente. Solo me miro y sonrió al ver la cara que puse cuando me tocaba. Ya no hubo más caricias ni más tocamientos. Nos retiramos del local casi haciéndose de día. Fue una noche extraña pero me gusto lo que ocurrió.
Estuve muchos días pensando en aquello , cuanto más lo pensaba mas excitada me ponía. Recuerdo que me masturbe dos veces pensando en aquel hombre y como me acariciaba el clítoris. Pasaron varias semanas y ya no volví a aquel lugar. Mi marido, creo que alguna vez fue sin mí, porque estuvo un par de semanas que solo quería follarme.
A los dos meses, decidimos ir de nuevo al mismo lugar, ya era verano, había un enorme jardín detrás del local, muy bien acondicionado, poca luz y una música suave y relajante. Nos sentamos en una mesa y tomamos una copa. Más tarde, vi aparecer al hombre que me toco. El corazón empezó a palpitar, se acelero solo. Me venían los recuerdos de la última vez y sentí una excitación inusual. Se sentaron en nuestra mesa. El a mi izquierda y su esposa, una mujer cincuentona pero con una figura asombrosa y de buen ver se sentó cerca de mi marido. Estuvimos charlando durante buen rato y tomamos unas cuantas copas, causa de ello fue, que me tuve que levantar y acudir al baño.
Cuando salí del baño, estaba en la puerta él. Apoyado sobre la pared. Los baños de aquel local, los separa solo una pared, a un lado vas al de los hombres y al otro lado el de las chicas. Me dijo que no, que esperaba a que saliera yo por que quería hablar conmigo. Le dije que sí. Vamos a la mesa y hablamos. El me dijo que quería hablarme en privado, sin nadie más. En las puertas del mismo aseo, empezó a decirme que le gustaba mucho y que sintió una enorme excitación cuando me tocaba el clítoris. Yo le contesté que me ocurrió algo similar. Al rato de charlar, me agarro por la cintura, me acerco a él y me susurro al odio que quería follar conmigo. Fue como si en esos momentos, mi vagina empezara fluir jugos de lo nerviosa y excitada que esta. Me pidió que le diera mi número de teléfono para hablar en otra ocasión. Accedí y se lo di.
Volvimos a casa esta vez sí, de día. Mi marido me pregunto que quería ese hombre que no dejaba de mirarte. Le dije, me pidió follar con él. Mi marido se puso excitadísimo al oír aquellas palabras. ¿Que le contestaste? me dijo. Pues que no, no me gustaba y que era mayor. No sé si la cara fue de frustración o de alegría por decirle eso.
Hace unas tres semanas, recibí una llamada de este hombre. Quedamos para tomar un café en un lugar apartado de la ciudad. Nos encontramos y empezamos a charlar sobre lo ocurrido. Me dijo que sentía una gran atracción por mi y que le gustaba mucho. Repetía en cada momento, que quería acostarse conmigo. Dentro de mí iría con los ojos cerrados, pero no podía poner las cosas fáciles.
Dos días después, me volvió a llamar y me dijo que quería darme una sorpresa. Pero tenía que ir a un hotel que hay a las afueras de mi ciudad que él me recogería en recepción. Esta vez, si quería salir de dudas y acudí al lugar. Cuando aparque el coche el estaba al lado mío esperándome para entrar dentro. Nos saludamos y sin decir nada, me sujeto por la cintura y empezó a besarme. La sensación fue maravillosa. Me besaba, metía la lengua, mordía mis labios hasta que me levanto la falda por la parte de atrás y sentí como sus manos sujetaban mis nalgas y las apretaba contra él. Note rápidamente un enorme bulto en sus pantalones, hasta que se decidió y metió un dedo en mi agujero del culo. Creí morirme de la sensación que tenia.
Entramos al hotel y en el ascensor, comenzó a tocarme de nuevo. Mis pechos los aplastaba con dulzura y fuerza. Con la otra mano, me tocaba la vagina dándose cuenta que estaba excitada. Una vez llegamos a la habitación, empezó a besarme de nuevo y desnudarme.
Lo hizo rápidamente y con precisión, en pocos segundos, estaba solo en braguitas. Porque sujetador no llevaba. Me abalanzo sobre una enorme cama boca arriba, me abrió las piernas y empezó a meter su lengua en mi coño. Dios, mi cuerpo casi explota del placer y mi corazón palpitaba muy rápido. Así estuvo diez minutos chupándome el coño, hasta que se levanto y empezó a desnudarse el. Al bajarse el pantalón, lo que vi era impresionante. Un enorme bulto salía de su ropa interior. Me levanto de la cama, me sentó sobre ella y dijo que le quitara el slip. Así lo hice. Deje al descubierto un enorme pene, fuerte, erecto.
Me lo acerco a los labios y empecé a besarlos suavente. Poco a poco empecé a introducírmelo en mi boca y a chuparlo. Solo escuchaba sus gemidos de placer y como me penetraba suavemente el pene en mi boca.
Un tiempo después, aparta su enorme pene de mi boca, me incorpora de pie y me susurra al oído que la sorpresa está por llegar. Me quede un poco extraña, pues creí que él era la sorpresa. Me dijo que cerrara los ojos iba a ponerme una tela para cubrirlos. Así lo hice, me puso la tela y con ternura me acostó en la cama. Paso como 5 minutos aunque para mi parecían horas, cuando note que alguien me empezaba a lamer los pezones, besarme y acariciarme los lóbulos de las orejas con la lengua. Al mismo tiempo, sentía como unas manos me apartaban las piernas y me dejaban abierta. Me puse nerviosa, porque pensé que había alguien más que aquel hombre que me llevo al hotel. Me deje llevar, primero por los nervios pero poco a poco empecé a sentir como todo mi cuerpo era pura excitación.
Durante aproximadamente 20 minutos, estuve a punto de tener un orgasmo del intenso placer que estaba recibiendo. Al momento, sentí un cuerpo que se ponía encima de mí y me penetro lentamente hasta conseguir introducirla toda. Sus movimientos eras espectaculares, la forma de penetrar era sublime, me llenaba todo mi vagina. Alguien me susurro al oído que me diera la vuelta. Lo hice tal como me dijo. Unas manos, me ayudaron a ponerme encima de un hombre que estaba acostado en la cama. Me penetro y así estuvimos un buen rato follando. Cada vez me acoplaba mas a la situación, solo era cuestión de dejarse llevar. Vuelvo a notar dos manos que me invitaban a agacharme sobre el pecho de aquella persona que me estaba penetrando. Note, como otro enorme pene, intentaba meterla por mi culo. Con leves movimientos, les hacía saber que aquello no lo quería. Cuando noto como un dedo, se va introduciendo lentamente por el agujero del culo. Más tarde, lo metía y sacaba sin problemas. Entendió que estaba preparado para meter su pene dentro. Poco a poco y con suavidad, empecé a sentir como me ponía su pene la entrada de mi culo y empezaba a empujar lentamente hacia dentro. Fue como si me rompieran el interior de mi cuerpo. Estaba todo el pene dentro de mi culo, mientras el que había debajo de mi, bombeaba el suyo dentro de mi vagina. Estaba siendo penetrada por dos hombres. Pero mi sorpresa fue más cuando una tercera persona, me acercaba con su mano mi cabeza hacia otro pene para que lo chupara. En esos momento y sabiendo lo que estaba pasando, me deje llevar por la situación. Me hicieron disfrutar muchísimo. Más de 3 horas de intenso placer, siempre estaban los agujeros míos tapados por algún pene.
Al final, el hombre que me follaba por el culo, la saco. Dejo paso al de abajo que siguiera bombeándome hasta que consiguió correrse dentro de mí. Les rogaba que por favor no lo hicieran o usaran preservativos. Una vez acabo el de abajo, me agarraron las nalgas y me puso a 4 patas. Note otra enorme polla como entraba y salía con fuerza. Escuche un gran gemido, sabiendo que se estaba corriendo, pero dentro de mí. Notaba como salía el semen de mi vagina, caliente y en cantidad. Alguien se acerco con una toalla y me limpio los restos que habían salido. Cuando creí que todo había acabado, siento una enorme ducha de leche en mi cara, boca y pechos. Sin poder reaccionar, me vuelven a poner boca arriba, con las piernas abiertas y otro se me pone encima, siento su penetración, pero si suavidad, de un certero golpe la introdujo. Estuvo como 5 minutos penetrándome, sentí muchísimo placer, hasta que todo se quedo en un intenso gemido, como un grito y se corrió dentro. Cuando se incorporo, notaba como salía la leche dentro de mí.
A pesar de la incertidumbre que al principio tenía, llegue a tener 4 orgasmos intensos como jamás los tuve antes. Me sentía zorra, aunque en esos momentos lo era.
Cuando todo acabo, me quede en la cama acostada, descansando de tanta vuelta que me dieron. Pero para más sorpresa mía, siento como me cogen y me dan la vuelta de nuevo y me ponen de culo nuevamente. Esta vez, me penetraron dos, uno tras otro hasta llegar a correrse de nuevo. Así hasta seis veces conté.
Me incorporaron, y con una toalla, volvieron a limpiarme los restos de semen que todavía salían de dentro de mí.
Al rato, todo era silencio. Cuando alguien, me quito la tela que me pusieron solo estaba el hombre que me llevo a la habitación y yo. Los demás desparecieron por arte de magia. Me invito a ducharme y vestirme y así lo hice.
Jamás supe mas de este hombre y tampoco llegue a verlo en el local que nos conocimos.
Estoy contando esta historia, porque tengo que decirle a mi marido que estoy embarazada y pronto tendré un niño.
Sera mi secreto, porque gracias a él y sus ideas de intercambio de parejas, me dejaron embarazada y sin saber quién es el padre. Pero diré algo, no me arrepiento de aquella experiencia, fue maravillosa e intensa. Un placer que jamás mi marido me hubiera proporcionado.
¿Soy una puta? Es posible, pero si lo soy es porque me obligaron a ello. Las fantasías a veces se hacen realidad y tiene sus consecuencias.