Las escoceduras de Patricia

La historia de una chica que queria probar el sexo con látex y azotes incluidos en su apretado culo.

DING!!!DONG!!!

Suena la puerta, seguro que es patricia...

La llame hace más de una hora con la excusa de salir a correr un rato. Nadie tarda más de una hora en ponerse algo para hacer deporte...imagino que se habrá estado depilando las piernas y espero que también se haya rasurado su sexo, apostaría a que si...aunque ya haga tiempo que no tenemos nada juntos, ella es así...jeje.

Abro la puerta y me quedo de piedra al ver lo bien que le quedan ajustadas, las mallas de licra, a su precioso culo. Ni decir tiene también, que el top de tirantes, es tan fino que deja ver incluso el color oscuro de sus pezones sin sujetador bajo la tela. Me excito solo de pensar en como se moverán esas tetas tan sueltas cuando empecemos a correr.

Cuando regresamos a casa después de una intensa caminata, Patricia subía las escaleras de una forma inusual, así que la pregunté:

"¿Qué te pasa Patricia?"

"Me he depilado las ingles y del roce las tengo un poco doloridas"

"Déjame ver te lo curaré"

"No por favor! Ya sabes que ahora tengo novio y solo somos amigos"

"No pasa nada, solo es para que no se te infecte y luego te duela mas"

"Bueno esta bien, pero cuidado con donde pones las manos..."

"OK. Siéntate aquí, voy a por el botiquín..."

Volví con el botiquín y una bolsa de color negro que no dejaba ver su interior. Patricia me pregunto que era y yo le conteste que un regalo para ella, pero solo si se portaba bien y no se quejaba mientras la curaba.

Pase lentamente mis manos por su cintura y acariciando suavemente su abdomen, tiré del hilo que sujetaba sus mallas. Cuidadosamente fui bajando el pantalón por sus caderas, pronto vi su minúsculo tanga de color blanco, que de lo ajustado que le quedaba, había dejado marcas en su fina y delicada piel. Tire del pantalón hasta que sus muslos quedaron al descubierto y este se deslizó entre sus finos pies.

"Ahora no te muevas, voy a separar tus piernas para ver las rozaduras de tus ingles"

"Si, pero ten cuidado, por favor...me duele un poco"

Subí sus muslos y separé con cuidado sus piernas, ella se incorporo hacia detrás, dejando todo su monte de venus y su perineo hacia mi cara. El tanga era tan ajustado, que las costuras habían hecho varias rozaduras justo en el borde exterior de su vagina y entre su ano, justo donde ella había rasurado su bello púbico. el sudor salado de su entrepierna, hacia que la escociese subiendo notablemente la temperatura de esa zona...

"Voy a apartarte el tanga hacia un lado para poder darte agua oxigenada"

"No! Déjalo ya lo hago yo...no me parece bien que me veas mi vulva, me da vergüenza, además estoy muy sudada y sucia"

"Déjate de tonterías y estate quieta, sino te dolerá mas aún"

Cogí entre mis dedos la tela de su tanga y lo aparte hacia un lado. Noté como pegajoso y caliente entre mis dedos y cuando miré a su vagina, vi lo húmeda que estaba. El escozor de la zona hacia que sudase mas en esa zona y sus braguitas estaban tan húmedas que casi se trasparentaban. Aquel tanga estaba embadurnado de fina miel que había emanado de su vagina mientras corríamos e incluso, de lo apretado de este, había manchado de tono algo oscuro la parte mas estrecha de su culo, justo sobre su abultado ano. Me moría de ganas de lamer y chupar aquello, deseaba robarle sus braguitas y guardarlas como trofeo para luego poder masturbarme pensando en ella.

Cuando acerque mi cara para curarla, sentí una bocanada de aire caliente que salía de su sexo, un olor a sudor y flujo vaginal, que embriagó mis sentidos y al instante se me puso dura...

Puse el algodón sobre la herida y patricia primero suspiró de dolor, pero sorprendentemente termino en un gemido muy placentero. Noté que el frío del agua oxigenada la calmaba y excitaba, pues pronto su vagina se torno de un color cristalino y de entre sus labios menores salió un fino fluido espeso como miel. Disimuladamente pasé la yema de mi dedo sobre su flujo y me lo llevé a la boca...me excitaba aquel sabor salado de hembra en celo. Sin duda aquello la estaba excitando y su coño estaba lubricando cada vez más. Cuando sentí que aquello le gustaba mas y más, decidí parar y no darle la satisfacción de disfrutarlo por completo aún.

"Ya esta curado"

"YA?? Lo estabas haciendo muy bien...bueno, ¿qué hay en esa bolsa para mí?"

"¿Quieres verlo?, Mejor dicho...¿sentirlo?"

"¿Por qué sentirlo?"Pregunto Patricia.

"Déjame taparte los ojos y lo entenderás"

"Esta bien, tápame los ojos, pero nada de guarrerias o me enfadaré..."

Patricia se puso de pie y con un pañuelo le tape los ojos. Con suavidad cogí sus manos y las até con un lazo, ella pensaba que estaba poniéndole una pulsera o algo parecido, pero de repente se notó atada y con los ojos vendados.

"Quítame esto, gilipollas! No me gusta nada, que me vas hacer??"

"Nada que no te guste"Contesté fríamente.

Di un tirón fuerte de sus minúsculas braguitas y estas se arrancaron de su piel enrojecida, haciendo que Patricia gimiese del susto. Tiré de su escote y deje que sus tetas asomasen por encima de la camiseta dada de si. Estaban muy hinchadas y sus pezones enrojecidos ya que durante mas de una hora habían estado dando botes para un lado y otro dentro de aquella fina camiseta.

Allí de pie con las manos atadas a su espalda, el sucio tanga deshilachado y caído junto a sus pies, sus tetas descolocadas sobre el escote dado de si...sin duda parecía que había sido violada o que fuese una esclava victima de un escarnio público, como las brujas en los juicios de la inquisición...

La coloqué justo detrás de un sillón que tenia la espalda baja y al empujarla suavemente su cara quedo boca abajo sobre el cojín y sus glúteos y piernas quedaron colgando por detrás. Ahora no podía moverse, ya que si subía sus piernas, el peso de su cuerpo haría que se cayese por delante del sofá, así que no le queda mas remedio que mantener su cuerpo flexionado con las manos atadas a la espalda y sus piernas bien estiradas.

Me hablaba con tono enfadado:

"Que clase de sorpresa es esta?, déjame!, Tu ya no puedes ponerme la mano encima!!"

"CALLATE, me despistas"

"Que haces?, NO!!, No separes mis piernas y deja de tocar mi culo!"

"Me duele mi vagina!, Me esta rozando con el sillón!!!"

"No me importa, pronto no te dolerá nada y me suplicaras que siga"

"Ni lo sueñes, cabrón! Déjame, quiero irme, suéltame....."

Apreté sus nalgas con mis manos y separándolas, pude ver el camino que discurre desde su espalda justo hasta su coño, pasando por su precioso y delicado ano.

Si su vagina desprendía un olor intenso a flujo mezclado con sudor, su culo aun más. Era tal mi excitación que no pude mas y separando con firmeza sus nalgas, clavé mis labios justo sobre su perineo. Patricia dejo de quejarse y se mordió el labio para no gemir.

Mis labios ardieron al sentir el calor de su piel, mi nariz se enterró en su culo y el fuerte olor de su ano, me excito como nunca, mientras rico manjar pegajoso caía por mi barbilla fruto de su irritada vagina.

Acerqué mi mano a la bolsa negra y de ella saque un cono anal con bote de lubricante y una pequeña fusta de látex con forma de espátula.

Lubriqué el cono, era negro y de un tamaño no muy grande, ideal para primerizas en sexo anal que quieren dilatar su ano para penes gordos y profundos, según me dijo la chica del sex shop.

Acerque mi lengua a su culito y esta lo contrajo. Mi lengua daba círculos justo alrededor de su ano, pero Patricia se resistía a dejarme entrar. Coloque el cono justo en la roseta anal, bien lubricado, fui apretando con delicadeza cada vez mas...

"No quiero!!!, deja mi culo en paz, suéltame, yo ya no puedo hacer esto contigo..."

Me estaba cabreando su actitud y decidí usar la fusta...

"Si no me dejas, tendré que azotarte!!"

"No tienes cojones!!"Se rió Patricia.

"esta bien, tú lo has querido"

Sin dejar de hacer presión sobre su ano con el cono, cogí la fusta con la otra mano. Con miedo de primerizo en estas cosas, le di un azote demasiado suave que apenas hizo que Patricia lo sintiera. El siguiente fue mucho mas duro, ella gimió de dolor y sin poder controlarse, su ano se relajo y el cono entro de golpe casi hasta la mitad. Un fuego abrasador la invadía sus nalgas y la dilatación tan repentina de su ano, hacían que su excitación creciera por segundos. El cono tenia que entrar por completo para que no se saliese por si solo, así que continué dando azotes en su culo, pero esta vez, se me fue la puntería y fui a darle justo muy cerca de sus ingles irritadas. No se lo esperaba y emitió un grito sordo contra la almohada, la cual mordió con fuerza. Fue tal el ardor de su vagina, que el cono entró del todo en su estrecho culo, dilatándolo por completo y alojándose dentro, muy dentro...

Patricia gemía y apretaba su clítoris contra el sillón, su culo enrojecido por los azotes le escocia como nunca y en su ano, tenia un cono de dimensiones enormes, que no podía expulsar, ya que no tenía fuerzas ni para moverse.

La cogí por los hombros y la puse de pie, el cono se le inserto mas profundo aún al incorporarse, apenas podía andar ya que las escoceduras de su vagina y lo enrojecido de sus nalgas la dejaban inmersa en un doloroso placer de fuego.

Le susurré al oído con voz seria mientras mi mano apretaba su vulva:

"Te quitaré la venda y te desatare las manos, para que puedas ponerte lo que he comprado para ti, pero si dejas salir el cono de tu culo, te azotaré con tal fuerza, que te harás pipi encima ".

Una vez desatada, le entregué unas botas de látex hasta los muslos y un corpiño de cuero negro. Apreté con fuerza las cuerdas de la espalda del corpiño y este quedo ceñido a su cuerpo. Sus tetas quedaron aplastadas contra el cuero y tan solo sus enrojecidos pezones veían la luz a través de dos estrechas y frías cremalleras que se clavaban en su fina piel.

Patricia se excitaba mirándose en los espejos y arrodillándose, acerco su cara al bulto que crecía entre mis pantalones. Sin dejar en ningún momento que su culo se dilatara por completo y dejara escapar aquella dulce flecha, cogió mi polla entre sus manos y la acarició como si se tratase de su tesoro mas preciado. Abrió su boca lentamente, llena de cálida saliva, apretó sus labios y dejo que mi capullo entrase para posarse sobre su ardiente lengua. Chupaba y saboreaba mi polla cada vez con mas furia, el sabor salado de mi sudor se mezclaba con el amargo liquido preseminal e invadía hasta el ultimo rincón de su boca.

Succionaba con fuerza agarrando y estrujando con suavidad mis testículos, como si quisiera sacar mi semen directamente a su garganta. Parecía hambrienta de mi néctar y cada vez introducía mi polla mas cerca de su garganta, la saliva de su boca chorreaba por mis huevos y ella los lamía metiéndoselos dentro de su boca y acariciándolos con su lengua de serpiente. Cuando notó de nuevo un poco de sabor amargo en su boca y la dilatación aún mayor de mi pene, supo que pronto me correría y acelerando el ritmo con su mano, me miró a los ojos y poniendo su lengua bajo mi glande me dijo:

"Quiero que te corras en mi boca, me encanta tener tu semen entre mis labios y que caiga por mis tetas...!"

Estaba a punto de hacerlo, cuando patricia presa de la excitación, dejó caer su cono frente a mis pies.

"Que coño has hecho?,Que te dije?"

"No podía mas, no pares...córrete ya!"Suplicó ella.

"Ahora tendré que darte tu castigo!"

"NOOO!!!"

Tirada a cuatro patas en el suelo, me coloque detrás de ella y con la fusta azote sus nalgas y sus muslos, estaba excitada y bajando su tronco apoyó sus pezones sobre el frío suelo y elevando su culo se separo las nalgas con las manos y me dijo:

"Quieres esto? Tómalo, todo para ti, mi culo es tuyo, mete tu gorda polla hasta el fondo, quiero sentirla muy dentro, mas que nunca y no pares de azotar mi culo, he sido mala y quiero mi castigo....!"

Pase el glande de mi polla por su vagina y la abundante miel que de su coño emanaba, dejó mi polla lo suficientemente lubricada como para que entrase bien en su culo. Apoyé la punta en la base de su ano y cuando me dispuse a darle un azote en sus nalgas, patricia se echó hacia atrás y mi capullo entro de golpe. Gemimos al unísono, yo por sentir el calor de su apretado culo alrededor de mi polla y ella por la inmensa dilatación repentina que sintió.

Se agarro con fuerza al suelo clavando sus uñas, se dejo penetrar y relajo totalmente su recto como si se lo fuera a hacer encima. Lentamente sentí como algo cálido y muy espeso lubricaba mi pene y lo deja entrar cada vez mas profundo. Su esfínter temblaba acompasadamente con sus agónicos gemidos, mi pene se aplastaba contra el fondo de su culo y pronto mis pelotas empezaron a escocerle contra su irritada vagina. Enseguida mi pene tocó fondo y comenzó a moverse con mas velocidad, su ano se dilato y acomodo al enorme grosor de mi lanza, su recto se lubricó por completo y las paredes de su esfínter comenzaron a palpitar de placer.

Patricia casi lloraba de placer cada vez que yo desde el fondo, sacaba con fuerza mi polla hasta casi dejarla fuera, para poder azotar su culito y seguidamente del escozor, introducir mi pene en el lugar mas profundo de su ya sucio y húmedo culo.

Viendo el estado en que se encontraba mi polla cada vez que la sacaba de su culito, decidí que seria mejor que me corriese en su culo que en su boca, como ella me había pedido. Así que cogiéndola por el cuello la acerque mas aun a mí y apretando con fuerza sus pezones, comencé a meter y sacar con fuerza mi polla de su culo.

Mis dedos en sus pezones eran como alfileres que se le clavaban, mis huevos azotaban su magullada vagina y su ano le escocia y ardía debido a la dilatación a la que estaba siendo sometido. No tardo en suspirar como si estuviera bajo un trance de brujería y relajándose al máximo gimió agónicamente para dejarse llevar por completo y casi hacérselo encima mientras su orgasmo le invadió desde su cabeza hasta los pies.

Mi semen se abrió camino como chorros de lava blanca entre sus heces y abrasaron con fuego de placer las paredes de su dolorido y excitado culo.

Caímos rendidos el uno junto al otro y yo no saque mi pene de su culo por miedo a lo que pudiese pasar, al cabo de unos minutos, me levante y cogiéndola en brazos, la lleve a la bañera. Allí, la desvestí con cuidado y con ternura, la introduje en un baño de agua tibia con sales relajantes. Acaricie su cuerpo con aceites durante toda la noche y su piel volvió a tomar la tersura y brillantez de siempre.

Así habría sido nuestra primera experiencia de sexo sado, pero patricia no volvió a estar conmigo y se lo perdió. Espero que al menos algún día, pueda poner en practica algo de todo esto que aquí relaté.

Para cualquier sugerencia o pregunta, escríbanme a:

gatomontex@hotmail.com