Las enseñanzas de mi primo

Un nuevo paso en mi aprendizaje

Siento el retraso en continuar mi historia (http://www.todorelatos.com/relato/13395/), pero mas vale tarde que nunca, así que continuaré con ella:

Después de esa noche, el resto de la semana estuve intranquilo cuando llegaba la noche, pero cuando llegábamos a la cama no volvió a ocurrir nada más.

No sabía si Antonio estaba enfadado conmigo o si había algún problema, pero como quería que lo de aquella noche se repitiese y él no me decía nada, el domingo mientras me desnudaba para ducharme, le pregunté directamente:

“Antonio, ¿quieres que volvamos a jugar como el otro día por la noche?”

“Claro que me gustaría, ¿te gustó?”

“Si mucho, pero como en estos días no me has vuelto a decir nada, dudaba si había algún problema o es que tu no lo pasaste bien”

“Yo también lo pasé muy bien y me gustó mucho, pero mejor no esperemos a esta noche, ya que veo que tienes ganas de volver a jugar y yo estoy deseando, termina de desnudarte y entra al baño que vamos a volver a jugar ahora”

Sinceramente no esperaba que me dijese que jugásemos ahora, pero antes de que pudiese arrepentirse, rápidamente me terminé de quitar el pantalón junto a los calzoncillos y me dirigí rápidamente al baño que estaba dentro de la habitación que compartía con su hermano Alfonso en la planta alta de la casa.

Entre en la bañera y cerré la mampara y mientras esperaba, como no sabía que tenía que hacer abrí el grifo y me metí debajo del agua caliente.

En esas estaba cuando vi que Antonio abría la mampara de la bañera y entraba junto a mi desnudo. Sin querer mirar de forma directa, pero si pude ver que su polla estaba gruesa como la otra noche y totalmente recta mirando hacia arriba.

“Mira si tengo ganas de volver a jugar que solo de habérmelo dicho, fíjate como se me ha puesto. Dame el jabón, date la vuelta y cierra los ojos mientras en enjabono”

Hice lo que me pidió y pronto empecé a notar como sus manos comenzaron a pasar por mis hombros y por mi espalda deslizándose suavemente gracias al gel. Notaba como la piel se me erizaba con esas suaves caricias que me recorrían lentamente por detrás desde el cuello hasta la zona lumbar.

“Así, muy bien. Veo que te gusta mucho ¿no? ¿quieres que siga?”

“Si, por favor. Sigue”

“Apoya las manos sobre la pared y abre las piernas”

Coloqué mis manos sobre los azulejos de la pared y entreabrí las piernas hasta que los pies tocaban los laterales de la bañera.

Noté como cogía el bote de gel y se volvía a echar en las manos. Entonces noté como sus manos bajaron a mi culo y comenzaron lentamente a amasar mis cachetes.

Antonio era más de una cuarta más alto que yo y sus manos eras bastante grandes, por lo que con cada mano era capaz de coger prácticamente cada cachete del culo. Los amasaba y separaba, unas veces lentamente y otras veces con fuerza. Menos mal que me dijo que me apoyase con las manos en la pared porque las piernas comenzaban a fallarme.

“Ahora relájate, veras como te gusta aún más de lo que te está gustando”. Me dijo al oído mientras pegaba su cuerpo al mío y cogía desde atrás con sus dedos, mi polla que a esas alturas estaba dura.

“Mira cómo estás, la tienes durita como un palo. ¿Quieres que te la acaricie?”

“Si, si quiero”

“Si quieres que te la acaricie, tendrás que ser tú el que te muevas y así también me darás gusto a mí. Quiero que muevas tu cintura adelante y atrás para acariciar tu polla”

Sus palabras eran órdenes para mí, más si cabe en el estado de nervios en el que me encontraba.

Lentamente, comencé a mover mi cintura hacia atrás y luego hacia adelante, así mi polla se deslizaba entre sus manos, pero eso a su vez, provocaba que mi culo enjabonado, se desplazaba por el largo de su polla que notaba en mi raja.

“Así, me encanta como lo haces. Sigue moviéndote David, me encanta como lo haces y estoy muy orgulloso de ti”, me decía al oído mientras yo estaba en la gloria.

Mi polla se desplazaba por su mano cerrada a lo largo de ella, dándome un placer que me estaba volviendo loco, aunque lo que me estaba volviendo realmente loco, era notar la respiración de Antonio en mi oreja mientras su dura polla acariciaba a todo lo largo la raja de mi culo, era la gloria.

Pasaban los segundos lentamente como si fuesen minutos, horas o incluso días, estaba en una nube.

“No voy a poder aguantar mucho más, agáchate un poco más hacia adelante y levanta el culo”

“Así, eso es, quédate así que quiero terminar” me decía mientras notaba como con ambas manos separaba mis cachas y después de acomodar la cabeza de su polla entre ambas, empezó a mover su glande por la raja y sobre mi esfínter mi apretaba con las manos las cachas para que no se saliese.

“Siiiii, me encanta putita. Tienes un culazo para reventarlo” me decía mientras aceleraba los movimientos de su polla sobre mi raja y la fuerza con la que lo hacía.

“Siiii, estoy a punto de reventar. Me encanta que seas tan guarra. Voy a llenarte con mi leche” cuando dejando caer el peso de su cuerpo sobre mí, comenzó a expulsar su leche en la entrada de mi culo y notaba como parte de su polla comenzaba a entrar dentro de mi agujero lubricado por su leche en uno de sus movimientos.

Fue solo un momento porque rápidamente al separarse se separó y el siguiente movimiento con la cantidad de leche que tenía en mi culo, hizo que se desplazase hacia arriba.

Entre gemidos que se escapaban de su boca, fue ralentizando sus movimientos. Yo no sabía qué hacer, si moverme o el qué así que cuando se separó y me dijo que me agachase a limpiarle la polla, instintivamente me clavé de rodillas y me introduje su polla que estaba perdiendo dureza en la boca, comenzando a chuparla hasta limpiar todos los restos de semen. Tenía un gusto dulzón que me encantaba.

“Te has portado muy bien David. Termina de ducharte y limpia todo que esta noche si aún te quedan ganas, seguiré con tu aprendizaje ya que veo que he visto que quieres llegar hasta el final”

(continuará)