Las enseñanzas de mi primo (1)

El despertar al placer, de la mano de mi primo. ¿Juego o violación?.

Mi nombre es David. Actualmente tengo 28 años, pero esto que les voy a contar, es totalmente real y ocurrió cuando yo tenía apenas 18 años. Solo he cambiado los nombres.

Mis padres siempre han mantenido una gran relación con uno de mis tíos, hasta el punto de que mis primos, más bien eran para mí como hermano. A menudo solía quedarme temporadas en su casa, sobre todo en verano, y muchos fines de semana.

Yo por aquella época, era un completo ignorante en lo que respecta al sexo. Es mas, era algo en lo que nunca había pensado. Mis primos me tenían un gran cariño y yo ellos, pero especialmente, me llevaba muy bien con mi primo Antonio, que por aquella época tendría unos 24 años. Siempre salía con él y sus amigos, me llevaba al cine, me compraba regalos, me dejaba jugar con sus cosas. Para mí, al no tener hermanos mayores, era como mi hermano mayor y lo seguía como un perrito a donde fuese.

Pero un día ocurrió algo especial. Al ser mis primos varios hermanos y hermanas, no había camas para cuando yo me quedaba con ellos, así que dormía en la misma cama con mi primo Antonio en el cuarto que compartía con su hermano Alfonso. Alfonso era bastante más mayor y un cabeza perdida, y a menudo solía no regresar a casa sin dar mayores explicaciones.

Esa noche, hacia calor y mi primo me dijo que por que no nos acostábamos pronto. Yo le dije que si y así, nos despedimos de mis primos y tíos y nos fuimos a la cama. Ya una vez en la habitación, yo como siempre, me quite la ropa y me puse mi pijama, un pantalón corto y una camiseta. Al entrar en la cama, primero pasé yo, quedando pegado a la pared y luego Antonio detrás de mí, vestido únicamente con sus calzoncillos.

"David, ¿quieres que juguemos a la caricias?" me preguntó

"Claro", le contesté, puesto que era un juego que me encantaba y que hacia a menudo con él.

"Venga, esta vez empiezo yo y luego tu tienes que hacerme lo mismo a mi", me dijo. "Pero esta vez, quítate la camiseta y el pantalón para que puedas estar mas cómodo".

Yo me quité la ropa tranquilamente, quedando en calzoncillos.

"Colócate boca abajo y extiéndete en la cama"

Así lo hice y entonces el empezó lentamente a acariciarme la espalda con sus manos. Primero me acarició la nuca con toques muy leves, luego fue bajando por mi columna hasta el elástico de mis calzoncillos, para luego subir nuevamente y llegar a mis hombros. A mi me encantaba y estaba en la gloria. Así continuo, metiendo de vez en cuando sus manos un poco bajo mis calzoncillos.

"Mira, quiero que te los quites, y así estaremos más cómodos, ya verás como te gusta más".

"Vale, pero si yo me los quito, tu también te los tienes que quitar", le dije. "No hay problema", me contestó. Y mientras yo me quitaba los míos, pude ver como el se los bajaba dejando a la vista algo que me dejo alucinado.

"Es muy grande y está muy dura. ¿Así es cuando creces?" le pregunté.

"Si, así se pone, pero a ti también se te volverá así cuando crezcas algo más"

Yo me miraba mi colita y veía esa cosa tan grande y tiesa que no me lo podía creer.

"Venga, no preguntes tanto y colócate boca abajo nuevamente, pero primero me tienes que prometer que esto que lo que te voy a hacer, no se lo contarás a nadie. Este tiene que ser nuestro secreto"

Yo en ese momento, no quería parar por nada del mundo, sentía algo raro dentro de mí y sabia que debía continuar. "Por supuesto que no diré nada. No te preocupes", le dije mientras me colocaba boca abajo nuevamente.

Entonces, Antonio se colocó sentado sobre mi culo a horcajadas, y sentí como su pene me tocaba mi culo y mi espalda. Comenzó sus caricias nuevamente por mi nuca, espalda, columna, hombros. Yo estaba en la gloria. Entonces el bajo un poco mas y comenzó a recorrerme la columna con su lengua. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Era una pasada, me encantaba. Así continuo, mientras con sus manos comenzó a acariciar y amasar mis nalgas.

Pronto su lengua fue bajando cada vez mas abajo, y una de esas veces, mientras con sus manos me abría mis nalgas, sentí su lengua pasar sobre mi esfínter, saliéndome un gemido del alma. "¿Te gusta lo que te hago?", me preguntó. "Si, me encanta. Sigue, por favor, hazlo otra vez". "De acuerdo, pero luego me lo tendrás que hacer tu a mi" "Si, si, no te preocupes, te lo haré cuando quieras, pero sigue".

Antonio agachó nuevamente la cabeza, y abriéndome las nalgas, comenzó a pasar su lengua por toda la raja de mi culito. Era una maravilla. Me moría de gusto, eran las mejores caricias que me habían hecho en mi vida. "Ven, sube un poco el culo y ábrete tu con tus manos los cachetes del culo", me dijo. Yo obedecí inmediatamente, quedando con mi culo abierto y en pompa hacia, cuando sentí nuevamente su lengua, pero ahora centrada en mi ojete, presionándolo ligeramente. Yo me moría del gusto, cuando comenzó a acariciarme mis testículos con una mano y con un dedo de la otra, a presionar ligeramente mi esfínter. Yo le dejaba hacer libremente.

Así estuvo durante 5 minutos, en los cuales noté como mi pene se endurecía poniéndose totalmente rígido. Era como una salchicha, pero algo mas corta. El supongo que lo notó, puesto que me dijo que me colocase boca arriba. Yo obedecí inmediatamente y en cuanto lo hice, el se lanzó a por mi pene metiéndoselo en la boca. Yo pensaba que lo que él hacia era una guarrada, el pasar la lengua por el culo y ahora por la colita. Yo siempre había asociado esas partes de mi cuerpo a acciones escatológicas, pero nada más, y ahora estaba descubriendo que podían ser fuente de un gran placer si se las acariciaba.

El comenzó a chuparme la pollita con glotonería. Recorriéndola con la lengua, metiéndosela por completo en la boca, succionándola, así por espacio de 15 minutos. A mi me gustaba pero nada más, supongo que eras demasiado pequeño todavía, cuando él paró y me dijo, "ahora es tu turno, yo te guío y te digo que hacer, tranquilo"

Se colocó boca abajo y subiendo un poco su culo, diciéndome, "ven y pasa tu lengua y tus manos por él". Yo así lo hice, comencé a acariciarle el culo y las nalgas con las manos, mientras observaba el tamaño de sus testículos totalmente depilados que le colgaban.

"Ahora pasa tu lengua por toda la raja y por hoyito"

Baje mi cabeza, y reconozco que con un poco de asco, comencé a pasar mi lengua por su canal hasta que encontré un pequeño montículo rugoso, donde al acariciarle con mi lengua, dio un gemido de placer, "ummm, sigue, has circulitos y empuja con tu lengüita"

Aunque yo no era el directamente beneficiado con estas caricias, algo en ellas me ponía muy nervioso pero me gustaba hacerlas, porque sabía que Antonia las estaba disfrutando tanto como yo lo hice antes, por lo que me esforcé lo mejor que pude. Saqué mi lengua lo máximo y comencé a hacer circulitos alrededor del agujerito, y pasado un rato, comencé a apretar con ella en el centro, notando como entraba un poco. Una vez dentro, hice algo que me salio de dentro y que luego mi primo me reconoció que le volvió loco, cuando comencé a dar vueltecitas a mi lengua dentro de su culo. Así estuve un buen rato hasta que Antonio se echo para adelante y se dio la vuelta.

"Ven, David, ahora hazme feliz y chúpamela como yo te he hecho". Yo no podía ni quería decir que no, así que me agache y abrí mi boca al máximo para intentar metérmela. Metí todo su capullo dentro, pero era muy gorda y no sabía como meter más.

"Tu tranquilo, empieza así. Mete y saca el capullo y poco a poco vas metiendo un poco más". Me decía mi primo. Así lo hice y comencé a meter su capullo en mi boca y a sacarlo, y cada vez metía un poco mas, pero no lo suficiente, por lo que Antonio se incorporó un poco hasta sentarse y colocándome las manos en mi cabeza, comenzó a guiarme. "Un poco más, un poco más, aguanta, solo un poco más", me decía cuando había conseguido introducir casi toda entera dentro de mi. Yo la sentía como llegaba hasta casi mi garganta y me daban un poco de arcadas, pero aguantaba por mi primo.

"Umm, solo un poco más, queda muy poco, ahora toma un aire y aguanta", me dijo y de un empujón con su pelvis, me la hizo tragar entera dejándola dentro. Yo estaba muy orgulloso de haber podido meterla entera, y aguantaba, cuando comenzó a sacarla por completo.

"Y ahora voy a meterla y sacarla por completo durante un rato, debes aguantar por que me estas dando mucho gusto y placer. Cuando notes algó líquido, no te preocupes, tu traga. No es pipi ni nada de eso, es algo que les sale a los hombres cuando les dan muchísimo placer, y tu me lo estas dando, "¿de acuerdo?".

Le hice un gesto afirmativo con la cabeza y comenzó a introducirme nuevamente su polla en mi boca. La metía y la sacaba, mientras movía mi cabeza arriba y abajo cada vez más rápido, hasta que sentí como me apretaba contra su pubis, introduciéndomela por completo. Entonces notó como se hinchaba todavía más su pene y comenzaba a echar ese líquido que me dijo, pero era mas del que yo esperaba. Comencé a tragar pero no daba abasto, por lo que comencé a atragantarme. Él se dio cuenta y me la saco un poco, pudiendo tomar un poco de aire y terminar de tragármelo todo. Tenia un gusto salado, pero un poco ácido, aunque eso sí, muy espeso.

Cuando terminó de expulsar más líquido, se quedó un rato parado con su polla en mi boca, hasta que se retiró. "¿Te a gustado?", me preguntó.

"Si, mucho". "Tienes que prometerme que no se lo contarás a nadie, por que sino, me enfadaré y no volveremos a jugar nunca más y no te hablaré en la vida". "No, no te preocupes, no se lo contaré a nadie, me ha gustado mucho y quiero volver a jugar otro día". "Venga, vistámonos que puede llegar Alfonso o tu tía a ver si nos dormimos ya".

Yo me vestí, todavía en un estado de trance por lo que había hecho. Algo en mi interior me decía que eso no era bueno, pero que diablo, a mi me había encantado, desde el principio al final, y estaba deseando que llegase la noche del día siguiente para que Antonio volviese a echar su líquido dentro de mi boca, aunque esa es otra historia