Las educación adecuada Cap. IV final
Mi madre entiende que favor con favor se paga
Yaya no me contestó solo me miraba orgullosa y complacida, mi pregunta le había gustado mucho, acariciándome el pelo, lo jalo atrás yo quede mirando hacia arriba y bajándome de rodillas, divisaba unos grandes pechos que terminaban en su cara mirándome.
- Por ahora nada mas, ya puedes irte
Me dio un bote de jabón, yo me vestí delante de ella, mientras me observaba sentada en su cama, quise darle un beso de despedida, pero con el dedo, me señaló la puerta para que me fuera.
Crucé el rellano con el bote de jabón sin mirar, ni Amparo ni Hortensia dijeron nada. Entre en casa y se lo dí a mi madre.
- ¿A qué esperas? Haz la colada y me arreo una fuerte torta en el culo
Yo me puse a lavar la ropa, en la pileta, hacia meses que se había roto la lavadora. Frotaba toda la ropa de bastante tiempo, enjuagaba y la iba tendiendo. Cuando tomaba unas bragas o sujetador de mi madre, me entretenía mas tiempo, las doblaba y desdoblaba, las abría un poco y me imaginaba como me quedarían, mas por sentir ese tipo de tejido que por otra cosa. Mientras oía a mi madre por la ventana del patio darle las gracias a Yaya por el jabón.
- Querida muchas gracias, no sabes la falta que me hacía, yo lo siento de verdad, te prometo desde que pueda te lo pago
- ¿Pagar? Jajaja, es un regalo Pompi, creo que ya me siento pagada. Por cierto tienes un hijo bastante listo, aprende rápido, y creo que tú también puedes aprender rápido. ¿Me entiendes?. Bueno, lo que necesites lo pides, creo que estaremos encantadas de ayudarte
Yo observaba desde la solana que era la ventana de al lado, ver a mi madre, asentir con la cabeza pero sin decir nada, creo que estaba comprendiendo que algo podría obtener…. Giró la cabeza hacia mí, seria me miró, se metió adentro y cerró la ventana.
Yo quise hacer como que no había visto nada, y seguía tendiendo la ropa, cuando noté su presencia detrás de mí. Encendió un cigarro y me observaba, de reojo veía como me miraba de arriba abajo
- Silvio a partir de ahora no te pongas nunca más pantalones ni camisas de deporte, ya es hora de que te arregles un poco
- ¿Para qué? ¿me vas a dejar salir?
- ¿Salir? Para nada, pero me apetece que estés mejor vestido aquí con nosotras, que para eso tengo un hijo tan guapo (con un dedo iba acariciando mi brazo mientras daba las últimas caladas)
- Silvio termina pronto tenemos que comer
Media hora más tarde, me encontraba buscando algo de comer en la despensa, solo una lata de garbanzos y algunas patatas, la situación era desesperada, si mi madre no conseguía vender algunas baratijas, tendríamos que ir a algún comedor social, enseguida me di cuenta que era mi oportunidad, podría salir de la casa y escapar.
En una olla cociné los garbanzos y las patatas y serví el almuerzo. Mi madre con resignación no dijo nada, se sentó y nos dispusimos a comer cuando entró Amparo
- ¿Qué hacéis? Llevaba unos pantalones cortos y una camisa amarilla con unos bordados en sus mangas cortas, bastante fea. Se quitó sus gafas que trabó en el canalillo de su pecho y nos miraba
- Íbamos a comer, ¿quieres un poco?
- A ver, probó con un cuchara y puso cara de extrañeza, pero Pompi a esto le falta sal, algo de chorizo está insípido
- Bueno,…es lo que tenemos, esta tarde iré por el barrio a ver si vendo algo – Dijo mi madre
- Tonterías, eso ya lo harás el fin de semana, esta tarde que se pase Silvio por casa (me miró y guiñó un ojo) y se lleva un tupper de cocido que preparé ayer
- Gracias mujer, ya si eso me acerco yo y hablamos
Amparo la interrumpió, no mujer, no, me mejor que venga el ¿no crees?, así se lleva un gran tupper de cocido y algo de pan.
Mi madre comprendió y una tripa suelta en el estomago, se lo confirmo.
- Por supuesto, claro que si, que yo por las tardes me echo la siesta
- Pues claro mujer y te dejo, y ya sabes Pompi, lo que te haga falta
Seguimos comiendo sin decirnos nada, al terminar me dispuse a lavar los platos cuando mi madre con un cigarro me suelta
- Mira por donde, esto va a ser mejor que el reformatorio, al final voy a sacar unos dineritos contigo, lo he hecho bien dándote disciplina. Me parece que me vas a servir como un buen hijo debe hacerlo con su madre. ¿Verdad?
No supe porque, pero una incipiente erección se apoderó de mi, yo fregaba una y otra vez el mismo plato, absorto en mis pensamientos, estaba seguro que Amparo iba a abusar de mi, y por otra parte mi propia madre estaba aprendiendo a sacar provecho de ello.
Un grito me saco de mi letargo, le dije que si, que si, que un hijo se debe portar bien con su madre. Termine de recoger y me fui a mi cuarto, hasta que mi madre me mandara ir a casa de Amparo. Mientras me cambié de ropa, mi madre me hizo poner una camisa de manga corta blanca y unos vaqueros cortos, (al menos, el calor en esta época del año es insoportable), unos mocasines blancos y listo.
Ella insistió y aunque no iba a salir del rellano, me hizo poner colonia, peinarme con fijador y afeitarme, estaba hecho un pincel.
Pasadas unas horas, me dijo que fuera a casa de Amparo, yo la miraba sin decir nada, pero los dos entendíamos perfectamente lo que estaba pasando, ella me estaba induciendo a una cierta forma de prostitución, yo hice como que me resignaba, pero dentro de mí, me estaba excitando.
Me sentía el novio de todas ellas, su sirviente al que llenan de sexo, yo estaba excitado siempre y con ganas de intentar por primera vez la penetración, sin moverme mi madre se dio cuenta de cómo creció mi pantalón y sin ninguna vergüenza y convencida de su nuevo negocio me dijo
- ¿Quieres que te baje yo esa hinchazón? A qué esperas, ve
Caminé por el rellano, no había nadie, seguramente todas en sus siestas de estas sofocantes tardes de verano. Toqué en la puerta de Amparo que estaba cerrada.
Amparo abrió, llevaba sus habituales gafas con cordones por su cuello pero solo vestía una camisa larga que le llegaba hasta sus muslos, unas zapatillas con dos pompones y su tradicional moño.
- ¿Te vas a quedar ahí? Pasa hombre
- Hola yo venia a…
- Ssss….(puso sus dedo en mis labios), ya sé a lo que vienes
Tomó mi mano y me llevó por el pasillo, ella iba delante y su mano muy pegada a su culo, hacia que yo lo tocara sin querer. Ella iba hablando estaba como rara, creo que había tomado alcohol
- Yo se a lo que vienes, todos los chicos a tu edad, no piensan en otra cosa y he visto como me miras, estoy segura que después del otro día algo te ha quedado por hacer, a que si
Ella seguía con su mano cogida a la mía, y pegada a su culo, sentía al caminar sus bragas y el bamboleo de sus caderas, no podía mirar para otro sitio, llegamos al salón y ella hizo muy torpemente como que tropezó y se dejó caer encima del brazo del sofá, llevo mi mano a su camisa y la empujo hacia arriba
- ¿Qué haces Silvio, que haces, que quieres de mi? ¿Quieres que tu seño te enseñe como en el colegio? ¿Qué me vas a hacer y porque te pegas tanto?
Ella estaba como poseída, estaba actuando, creo que estaba llevando a cabo alguna de sus fantasias
- Esta bien niño malo, ¿esto es lo que quieres?, ¿esto?
Se bajo su bragas, dejando ante mí un perfecto culo blanco, muy bien torneado, en verdad la ropa no le hacía justicia, mi polla no podía más, me desabroche el vaquero y me lo quité. Ella seguía quejándose como que la estaba forzando, yo miraba aquella vagina peluda, un olor me llegó era muy sexual. No lo pensé quería penetrar por primera vez a una mujer, me acerque y me puse a empujar no sabía bien donde, pero ella con su mano, tomo mi polla y se la metió en su coño
Enseguida noté calor, una calor perfecto, me sentía muy bien me puse a empujar, mientras veía como entraba y salía mi pene en aquel culo, y luego miraba su cuerpo me calentaba cada vez mas, veía su moño moverse con mis movimientos, ella con su mano se quitó el coletero ahora una bonita melena caía por su cuello y se abría ante mí.
Yo empujaba cada vez más rápido, no hablábamos, solo empujaba, un escalofrío fue subiendo desde mis rodillas hasta mi cintura, me iba a correr, la apreté mas fuerte por la cadera y me puse a jadear.
Algunas babas de mi boca caían sobre su espalda, era lo mejor que había sentido nunca, en una de estas, noté que me salía mi leche y la expulsé toda dentro. Seguía bombeando hasta que me empezó a escocer, fue cuando la saqué.
No tenia nada que limpiarme todo había quedado dentro, yo sudoroso, me puse los pantalones, y le subí las bragas a Amparo, las cuales le ayudé a colocarse, baje su camisa y la levanté del sillón.
Ella no decía nada, solamente agitada se dejó caer en mis brazos, yo aprovechaba para agarrarle un pecho, que tocaba y apretaba, ella me miró y con su lengua, la pasó por la barbilla hasta que alcanzó mi boca, donde estuvimos varios minutos besándonos
Había sido mi primer polvo, y ahora si que ella era para mí, mi primer novia, aunque yo solo fuera su juguete.
Cuando nos dimos por satisfecho, Amparo se puso el coletero y me dijo que la acompañara a la cocina me entrego varios tupper y ya en la puerta de la casa me dijo
- Hoy te has aprovechado de mi, pero esto no va a quedar así, me tendrás que pedir perdón
- Pero si yo…
- Cállate, me pedirás, perdón cada vez que yo te lo diga, ¿está claro?
Y me agarró el paquete que apretó varias veces, sin apartar la mano, ella notó como se iba hinchando poco a poco, me sonrió y la soltó.
- Veo que te gusta, guarro, ahora vete
Regrese a mi casa donde mi madre en la cocina, le cambió la cara cuando vi todos los tupper que traje.
- Esto funciona (la cara era de autentica avaricia, no le importaba a cambio de que)
- Silvio ve a ducharte, ¡ya!
- Si mama
Me duche y pude jugar un poco, mañana seria domingo, día de mercado y estaría solo en todo el rellano, (ó eso creía)
Me levante a media mañana, no había nadie en casa, ningún ruido procedía del rellano, estaba claro que todas se habían ido al mercado, era mi momento de escapar, me vestí tan rápido como pude y camine hacia la cancela, lógicamente estaba cerrada con un candado, busqué la caja de herramientas y tome una lima que había en ella.
Con cuidado pero con constancia me puse a limar, sabía que me llevaría horas pero estaba a un paso de la libertad, mientras hacia mi tarea no pude mas que pensar en los días atrás en mi vida, en como había cambiado todo, me ponía muy cachondo tener sexo con esas viejas, esas grandes tetas caídas, esos culos, pero no me encontraba cómodo siendo como su mascota, yo también quería tener algo que decir
Ya no me daba cuenta del ruido de la lima, cuando note en mi hombro una mano que me golpeo, el susto fue tremendo, quede paralizado, pero si no había nadi…..
Hortensia me miraba con cara enfurecido y un teléfono en la mano
- ¿Policia? Verá llamo desde…
Le baje el teléfono y señalando con mi dedo, le pedí que se callara, por favor, hacia con mis manos. Ella me miraba muy seria y colgó
- ¿Qué haces? ¿El pájaro quiere salir del nido?
- Yo..bueno…tenia que salir y…
- Claro
Ella vestía como siempre un vestido enterizo muy ceñido al nulo pecho que tiene, unas gafas de pasta muy gruesas y ese cabello a medio peinar. Se quitó un zapato yo supe de inmediato que tenía que hacer. Me desabroche mi pantalón, me baje mis slips y me gire de espaldas a ella. Agarrado a la cancela le ofrecí mi culo que sabia iba a golpear .
En lugar de eso, ella me lo acarició, no me hablaba solo me lo acariciaba, con su mano bajó un poco mas el slip, y agarro mis testículos, que como si fueran dos pelotas, acariciaba entre sus dedos.
Yo sollozaba y solo le pedía que no dijera nada, nada, que haría lo que fuera, lo que fuera.
- Bueno es saberlo (contestó) Entra en mi casa, desnúdate y espérame de rodillas en la cocina, me dijo
Yo tarde en reaccionar, pero ya acostumbrado a los caprichos de estas cuatro ancianas hice lo que me ordenó
Me puse arrodillado al lado de la mesa de la cocina, mirando al suelo y sin saber que me podría pasar, tenia claro que debía aguantarlo o era preso de la policía y castigado por todas ellas seguro.
Escuché como Hortensia cerraba la puerta y daba dos vueltas a la llave, luego camino varias veces por el pasillo, hasta que llegó a la cocina, yo no levantaba la vista, pero noté como me puso un collar alrededor de mi cuello, quise zafarme, pero ella me dio una torta con la pierna y me dejó claro que eso o la policía.
El collar lo cerró con un pequeño candado, al que ató una cadena plateada, que en el otro extremo ancló a la reja de la ventana de la cocina.
- Muy bien perrito, ya hace muchos años que no tengo una mascota y ya tengo ganas ya. Y tu me pareces un perrito muy bonito, jajajaja
Se reía de forma muy basta, sabía que nadie nos iba a escuchar y tenía todo el día para jugar conmigo.
- ¿Te acuerdas de mi perro? Te voy a enseñar lo que hacía con él.
De la despensa sacó un bote de mermelada, metió su mano y sacó una buena cantidad que se untó por todo su coño, luego se bajó el vestido otra vez y se sentó delante de mí.
- Vamos perrito, vamos busca la comidita, anda cariño, …
Yo con mis manos, fui a levantar la falda, pero ella me arreó otra torta, esta vez en la cara.
- Eres un perrito, con la boca
Yo como pude me puse con mi nariz y cara, a apartar la falda, que empujaba hacia arriba de sus muslos, ella colaboraba abriendo mas sus piernas y ayudando un poco con sus manos, cuando ya estaba casi llegando a su coño, que rezumaba mermelada de fresa, me dio un fuerte golpe en mi culo, y mas risas se oían en la cocina, volvió a tomar mas mermelada y con sus dedos me lo metió por mi ano, yo intentaba resistirme pero ella insistía, y finalmente pudo ponerme la cantidad que quiso.
A continuación, de un pequeño armario junto a ella sacó un plumero, que me insertó por mi ojete, todo lo adentro que pudo. Ella seguía riéndose, llamándome perrito. Se colocó bien en su silla y cogiendo mis orejas me llevaba a su entre pierna.
Yo acostumbrado ya a todo tipo de ocurrencias, me puse a lamer y a chupar, poco a poco fui recogiendo todo hasta que se fue mezclando el sabor de la fresa con el de sus jugos, y debo decir que me gustó, tanto que me empecé a excitar.
Como ya quedaba poca mermelada, yo incrementaba el juego, moviendo mi culo, para que ella viera, como que movía la cola, esto le gustó, porque se puso a acariciar mi espalda y decirme, buen perrito, buen perrito.
Cuando hube terminado todo, me puse de rodillas mirándola, ella se había corrido en mi boca sin duda, y yo me lo había tomado. Entonces bajó su mano y me agarró la polla que empezó a moverme de abajo hacia arriba y me susurraba cosas cariñosas
- Buen chico, buen chico, perro bonito, tu ama está muy contenta, dáselo todo a tu ama, dáselo todito…
Mis manos en sus rodillas yo medio erguido y sintiendo come me sacudía mi polla, hizo que en pocos minutos me corriera abundantemente en su mano. Yo la miraba y otra vez embelesado de sus mano y sus palabras. Era las mas fea de todas pero era la mujer que me había hecho mi primera paja y con la que nos…, “me” había disfrazado para jugar y eso me gustó.
Me hizo prometerle que iría a su casa siempre que ella quisiera, a lo que afirmativamente le dije, que si, no podía hacer otra cosa. Luego me hizo limpiarle su mano y su coño, cosa que hice con unas servilletas y de forma muy suave.
Una vez terminado me mandó irme a mi casa, me regaló agua y artículos de limpieza. Esperé hasta la noche que llegaran las demás. No hizo falta comentar nada, mi madre, ya sabía que tenía una caja registradora conmigo.
Poco a poco, se ha ido haciendo una costumbre ya no se le pide permiso a mi madre, sino que digamos pertenezco a las cuatro. En cuanto a enseres y comida todo se comparte, y todo está abierto.
De hecho yo soy el que más abierto está, siguen jugando conmigo, pero yo las quiero a todas y quiero servirlas a todas, cuando todo va demasiado bien, desobedezco a propósito, así pongo mi culo ante cualquiera de ellas y recibo los azotes que ellas quieran.
Mi madre siguen siendo la dama principal y aunque ha sido muy estricta conmigo, ahora que ha pasado el tiempo y he aprendido a obedecer la quiero con locura y es a la primera que beso los pies cada mañana.
Hortensia me sigue tratando como su perrito y yo la lamo todo lo que puedo
Amparo me sigue ofreciendo su trasero y es a la única que me follo
Yaya, me orece sus pechos que chupo con muchas ganas mientras me masturba
Con mi madre hago todo lo que ella desee, desde masturbarme mientras ella me mira, a besar y acariciar su cuerpo y correrme encima de ella.
Soy vuestro esclavo, y lo seguiré siendo, os quiero.