Las desgracias nunca vienen solas (1/2)
Una joven casada se dirige a su casa, pero su coche se queda sin gasolina en un barrio de ghetto... Un hombre negro enorme la lleva engañada a un callejón donde sucumbe a todos sus caprichos.
Las desgracias nunca vienen solas (1/2)
Capitulo1.- Engañada, y con mucho miedo, sucumbe a todos sus caprichos
Molly sabía que había cometido un error al tomar el atajo por las calles desiertas y deterioradas del ghetto, porque su coche se estaba quedando sin gasolina para llegar a su casa y tenía que encontrar una gasolinera para repostar… Y debía ser rápido.
La idea de quedarse sin gasolina en medio de este barrio pobre la asustaba... Sabía lo que podría pasarle a una mujer blanca, sola e indefensa en un lugar tan horrible y encima ella tenía enorme terror a los negros… Este terror nunca se volvió tan real como cuando escuchó que su coche comenzó a pararse... Lo peor había sucedido.
Molly tuvo la suficiente serenidad como para dejar que su coche se acercara a la acera y apagó las luces… Su estómago revoloteaba de miedo y desesperación… ¿Qué iba a hacer ella ahora?... La idea de dejar el coche para buscar ayuda a pie era demasiado aterradora.
Podría encontrarse con una de esas pandillas de adolescentes salvajes que quisieran darle besos y ella no podría hacer nada… O, peor aún, podrían querer quitarle las bragas y divertirse con ella… La idea de salir del coche era demasiado terrible pero tampoco podía quedarse dentro y esperar la luz del día... Eran sólo las 22 h., y pasarían al menos ocho horas hasta la mañana... Puso su rostro en sus manos y comenzó a llorar.
Levantó la cabeza cuando golpearon la ventanilla del coche y, aterrorizada, se giró y vió a un hombre negro grandote, mirandola... Parecía tener cuarenta y tantos años y el primer pensamiento que le llegó a Molly fue 'gracias a Dios que no era uno de esos terrible adolescente '… Con el corazón en la garganta, abrió un poco la ventanilla y escuchó:
"¿Cuál es su problema, señora?... ¿Se averió el coche o se quedó sin combustible?"
"Yo,... parece que estoy... sin gasolina… ¿Hay... hay una estación de servicio cerca...?", tartamudeó nerviosa.
"¿Una gasolinera?... No... No hay estación de servicio en veinte manzanas... Parece que tienes un problema", le respondió.
"Oh... ¡Dios mío!... ¿Hay... hay algún lugar desde donde pueda llamar por teléfono?... Yo... no sé qué hacer...", sollozó Molly.
"A menos que tenga un móvil, no podrás llamar… Aquí no hay cabinas porque las rompen todas."
"Pero debe haber algún lugar... Alguien... No puedo quedarme aquí”
"Poder puedes pero no debes quedarte ahí… En aproximadamente una hora, más o menos, los adolescentes saldrán a la calle y si ven a una chica, como tú sola, te robarán y te quitarán la ropa para divertirse contigo... Seguro que tendrás problemas."
"Oooh... Por favor... Por favor... ¿No puedes ayudarme?... Puedo darte dinero", sollozó Molly desesperada.
"¿Dinero?... ¿Por qué me insultas?"… ¿Crees que soy uno de esos negros que hacen cualquier cosa por dinero?... Odio a la gente rica que viene aquí mostrando dinero pensando que son mucho mejor que nosotros", le dijo enojado.
"Oh no... Por favor... Yo,... no quise decir eso... Yo... sólo necesito ayuda… Yo... no creo que sea mejor que nadie... Por favor, no me malinterpreten... A mi... me gustan los negros", le respondió Molly.
"Me enfurece mucho los blancos prepotentes… Me dan ganas de romper algunos huesos y patear algunos dientes", dijo fulminandola con la mirada.
"Oh, por favor… Yo,.. no quiero que te enfades... Por favor, no te enfades... No soy prepotente... No lo soy", gritó Molly aterrorizada.
"Bueno... Quizás pueda ayudarte, viendo que estás muy sola y necesitada… Tengo un teléfono en mi almacén justo al final del callejón... Ven conmigo y haz la llamada”, le dijo relajándose.
Las señales de alarma se dispararon en la mente aterrorizada de Molly… ¿Se suponía que debía ir a un callejón oscuro con este hombreton negro?... Ella no podía hacer eso... Ella no debía hacelo... Parecía estar bien, pero ella estaba aterrorizada por él.
"¿No podría llamar por mí... Yo,.. esperaré aquí", tartamudeó, no queriendo insultarlo.
"¿De quién tiene miedo, señora?... ¿Tienen miedo de que el negro grande y malo se agarre de su culo y lo apriete?... ¿Qué piensa, eh?... Es una perra blanca prepotente... Bueno, puede quedarse aquí y esperar a que lleguen los adolescentes… No me importa… Pero cuando los chicos te quiten las bragas, seguro que lo lamentarás", le dijo dandose la vuelta para irse.
"Oh, no... Por favor, espera... Por favor no me dejes sola...", gritó Molly aterrada.
Molly sabía que no tenía otra opción… Si aterrorizada estaba de ese gran hombre negro, más aterrorizada aún estaba de cualquier pandilla adolescente que pudiera encontrarla y, abriendo la puerta del coche, salió con miedo a la calle.
Fue sólo entonces, cuando estuvo parada al lado del hombre, cuando se dio cuenta de lo grande que era... Era enorme… Debería medir casi dos metros, lo que empequeñeció sus 150 cm., y pesaría alrededor de 120 kilos.
Molly sintió que sus rodillas se debilitaban al pensar en lo que un hombre de ese tamaño podría hacer si estaba enojado y decidió no hacer nada que lo enojara, porque podría romperle el cuello con una mano y encontrarían su cuerpo en el callejón sucio al día siguiente.
Temblando de miedo, Molly siguió al grandullón negro al callejón, rezando para que fuera sincero y simplemente la llevara a usar el teléfono.
El callejón era largo, oscuro y estaba desierto, lo que hacía que Molly tuviera cada vez más miedo.
"¿Estamos,.. ya llegando?, preguntó ella con voz chirriante.
"¿Qué pasa, señora?... ¿No confían en mí?... No confías en el gran hombre negro… Habló en el coche que les gustaban los negros", le dijo deteniéndose y volviéndose hacia ella.
"Oh, sí... Es verdad... Es,.. es sólo que no sé a dónde.. a dónde vamos", balbuceó Blenda aterrorizada.
"Señora, creo que me mentiste… Creo que todos ustedes nos odian a los negros, por no ser blancos", le dijo fulminándola con la mirada.
"No… Yo no... Yo... Yo realmente no… Es... Es sólo que yo... Yo...", respondió ella con pánico.
"Bueno, entonces… ¿Qué tal si me muestras cuánto te gustan los negros?", sonrió,
"Mostrar?... Mostrar?... Yo..no sé a qué te refieres", grito Molly comenzando a sollozar de nuevo.
"¿Quieres demostrarme cuánto te gustamos los negros?... ¿Qué tal si me das un beso grande y jugoso que me demuestre que dices la verdad?”, dijo sonriendo.
Las rodillas de Molly se debilitaron y se apoyó en la pared para mantenerse de pie.
"Vamos, cariño… Ven a ver a papá y dame un beso aquí arriba… Un bonito beso húmedo", le dijo.
"Yo..no puedo hacer eso,... Por favor... Yo..soy una mujer casada... Por favor...", sollozó Molly.
"A tu esposo no le importará nada si su pequeña esposa dió un beso húmedo… Pero seguro que le importará si los encuentran a todos aquí arrestados mañana... No querras ahora hacerme enojar, ¿verdad?
"Por favor... Yo,..no quiero que te enfades... Por favor, no te enfades... Es sólo que yo... yo..."
Molly dio un chillido cuando, por sorpresa, el hombre corpulento la agarró y la apretó con fuerza contra él.
- "Seguro que eres una pequeña perra prepotente, ¿verdad?... ¿Tengo que decirte qué hago con las perras prepotentes?... ¿No?... Pues ahora quiero que seas una buena ama de casa y que me muestren lo cariñosa que puedes ser", le dijo sonriendo.
Casi desmayándose por el terror y absolutamente indefensa en los musculosos brazos del hombretón, Molly dio otro chillido apagado cuando el hombre grande presionó sus labios carnosos y húmedos contra los suyos y la besó profundamente.
"Mmmmm... Eso estuvo delicioso… ¿Qué tal si ahora me das uno con algo de lengua, eh cariño?", le dijo sonriéndole de nuevo.
"Oooh, por favor... Yo,..no quiero eso... Pero por favor, no te enfades... Yo..no quiero que te enojes... Por favor", le respondía Molly gimiendo y suplicando.
“Ahora, quiero ver cuánto te gustan los negros… Quiero que digas 'Por favor, gran hombre, pon tu lengua caliente en mi jugosa y pequeña boca y hazlo bien' … Vamos… Dilo”, le dijo.
"Oooh, por favor... Eso no, por favor...", tartamudeó Molly.
"¡Vamos... Dilo", le gritó el hombretón.
"P... Por favor... Pon... Pon tu lengua caliente en mi... mi jugosa boquita y... y dámela bien..."
Molly volvió a chillar amortiguadamente cuando el hombretón le metió la lengua en su boca y la lamió obscenamente.
- "Mmmm... Sabe dulce como el azúcar… Vostras, las chicas blancas, saben muy bien… Apuesto a que sabes bien por todas partes, ¿no?", le dijo sonriéndole de nuevo.
El hombretón la abrazaba con facilidad, como si ella no fuera más que una muñeca de trapo y al mismo tiempo que la besó de nuevo, bajó una mano para subirle la falda y acariciarle sus muslos.
"Oooh… Nooo... Qué... Qué estás haciendo... Por favor, no hagas eso... Por favor...", gritó, demasiado aterrorizada para evitarlo.
"Ahora voy a poner mi mano y tocarte un poco ahí abajo... Sólo quiero jugar con tus bragas y darte un poco de cosquilleo.
Con lágrimas de terror corriendo por sus mejillas, Molly temía demasiado al hombretón como para detenerlo y lanzó un pequeño grito cuando sintió que colocó su gran mano entre sus muslos para metérsela en la entrepierna de sus bragas.
"Oooh… ¿Qué tenemos aquí?... Lo siento muy húmedo", se rió entre dientes mientras jugaba entre los temblorosos muslos de Molly.
"Oooh, no... Por favor, nooooo... No me hagas eso... Por favor, no me hagas eso", chilló la pequeña ama de casa y luego la mano del hombre fue hacia atras para acariciar su gordo culo cubierto todavía por las bragas.
"Eso no suena muy amigable conmigo, cariño… Supuse que me ibas a mostrar cuánto te gustan los negros… No querras enojarme, ¿verdad?", le dijo en voz amenazadora pero riendo entre dientes
"Oooh, no... No quiero que te enfades... Tú... puedes tocar y sentir... No te enfades... Por favor, no te enfades", gritó Blenda aterrorizada.
"Eso es lo que quiero escuchar, pequeña señora… Quiero saber cuánto te gusta lo que estoy haciendo... Quiero escucharlo", le repitio de nuevo amenazadoramente pero riendo entre dientes.
"Me.. me gusta... Me.. me gusta mucho... Oooh, por favor, no te enfades... Por favor”, chilló la pequeña ama de casa aterrorizada.
"No me gustó tu respuesta… Di que eres una gordita, ama de casa y necesitas que te cosquilleen las bragas... Dilo", le dijo mirándola amenazadoramente.
"Yo.. soy una ama de casa, regordeta y necesito que me cosquilleen las bragas."
"Ahora díme que llevas unas bonitas bragas debajo de esa falda ajustada para guardar tu conejito."
"Yo.. llevo.. unas bonitas bragas.. debajo de mi ajustada minifalda y.. y un gran conejo allí también."
"Sí… Eso sí que me gusta oírtelo decir… Me pone caliente", gruñó peligrosamente
"Ahora di 'soy una ama de casa mala y Ruter va a quitarme las bragas y jugar con mi conejito."
"Oooh, nooo... Por favor… Eso nooo."
"¡Dilo!... Dilo o de lo contrario me enfadaré."
"Yo..soy una pequeña ama de casa mala y..."
"Continúa... Di el resto".
"Ruter va a..bajarme las bragas y.. y jugar con mi conejito."
Molly sólo podía sollozar impotente mientras Ruter le levantaba su falda a la altura de su cintura, exponiendo completamente sus bragas.
- “Apuesto a que no pensaste que ibas a estar en un callejón con un hombre grande y malo bajándote las bragas, ¿verdad, señora?", le dijo sonriendo el hombre grande.
Lágrimas de miedo corrieron por las mejillas de la mujer mientras el hombre grande acariciaba la cintura elástica de sus bragas.
- "Voy a bajarte las bragas y echar un vistazo a tu conejito para luego tocarlo y jugar con él… No te importará si me divierto un poco con tu conejito, ¿verdad, señora?", resopló en su oído.
Absolutamente aterrorizada y temerosa por su vida, Molly sabía que no le haría ningún bien resistirse… Ella iba sentir cómole bajaban sus bragas y le iban a tocar el coño y jugar con él, tanto si le gustaba cómo si no… No había nada que pudiera hacer para evitar lo que sucediera… Ella solo podía tratar de ser lo más cooperativa posible para que esta bestia no se enojara y la lastimara.
"Mmm... ¿No es divertido, cielo… ¿Estás pasando un buen rato?", le dijo emocionado.
"S... Sí."
"¿Sí… ¿Qué?"
"S... Sí... Esto es muy..divertido... Yo..lo estoy pasando muy bien."
"Ahora dime qué voy a hacer."
"Vas a..bajarme las bragas y..y hacerme cosquillas en mi coño."
"Sí… Es hora de divertirse con tu coño, ¿no es así?", se burló
"S... Sí."
"No te escucho, pequeña."
"Es..es hora de divertirse con mi coño."
"Oooh.. Sííí… Que bueno que te escuche decir todo esto… Ahora bajemos estas bragas y veamos qué tenemos aquí", dijo riendo entre dientes.
Molly no pudo reprimir un pequeño chillido cuando le bajó sus bragas casi hasta sus temblorosas rodillas exponiendo su pequeño coño muy gordo y muy desnudo para que el hombre lo viera y se lo tocara.
"Bueno, bueno… Es un lindo y pequeño coño, señora… Y también húmedo… Todas tenéis un coño dulce y rellenito entre las piernas para que Ruter juegue, ¿no?”, dijo sonriendo y llevando su gran mano hacia abajo para pasar un dedo entre los pobres e indefensos labios vaginales de Molly.
"S... Sí."
"Dilo."
"Yo... tengo... un pequeño coño dulce y regordete entre mis..mis piernas para que Ruter juegue con él."
“Me encanta quitarle las bragas a una chica blanca para divertirnos un poco los dos… Me pregunto qué pensaría su esposo si supiera que su pequeña esposa esta en un callejón con la falda puesta y sus bragas bajadas para dejar jugar con su coño a un gran negro… Apuesto a que su esposo no sabe cuánto le gustamos nosotros a su esposa, ¿verdad?"
"N..No."
"Pero a todas os gustan los negros, ¿no?... A todas os gusta dejar que grandes hombres negros os quiten las bragas y jugar con su coño, ¿no?”, preguntó un tanto enfadado.
"S..Sí... Sí… Me gusta... Oooh... Oh... Oh... Oooh", chillo Molly de terror cuando el dedo del hombre le hizo cosquillas en su coño indefenso, "
"¿Qué te pasa, pequeña?... ¿Se te está poniendo caliente el coño? ¿Se está poniendo el coño jugoso y húmedo para Ruter?
"Oooh... Sí... Oooh... Sí... Oooh"
"Dilo... Quiero escucharlo".
Humillada más allá de lo creíble, Molly no quería decir las palabras sucias, pero sabía que tenía que hacerlo o este enorme hombre podría enojarse y lastimarla gravemente... Ese pensamiento era mucho más terrible que cualquier cosa que pudiera hacerla decir o hacer.
"Mi..Mi coño se está.. se está poniendo caliente... Mi..Mi pequeño coño se está haciendo húmedo por..por Ruter", sollozó.
"Sí… Eso es lo que pensé… Nada como un dedo grande y caliente en el coño de una pequeña ama de casa para que ella se mueva y se refriegue", dijo sonriendo.
Para su desgracia, la pobre Molly comenzó a chillar y gemir por los efectos del dedo del hombre en su pequeño y caliente agujero de coño... La idea de que ella podría correrse con el dedo del hombretón metido en su coño era la más humillante de todas pero, si él seguía moviéndolo en su coño mojado como estaba haciendo, no había nada que ella pudiera hacer para evitar que sucediera… Su pobre e indefenso coño ya estaba lo suficientemente mojado como para que se escucharan sonidos de placer mientras él le metía el dedo dentro y fuera de ella.
"Oh, sí… Este pequeño coño regordete disfruta con mis dedos... Todo está mojado y jugoso, ¿no es verdad, señora?", le dijo riendo entre dientes.
"S..Sí... Oooh... Oh... Oooh... Oh... Oooh."
"Vamos… Dilo por mí."
"Oooh... Mi..Mi coño es regordete y jugoso y.. disfruto cuando me lo tocan y se pone mojado y jugoso... Oh, Dios mío... Oh ... Oooohhh."
"Maldita sea, señora... Todas se ponen calientes entre las piernas cuando las tocamos, ¿no es así?... Ahora que te estoy tocando el coño con mi dedos quiero sentir tu jugo cremoso… Así que empieza a soltar jugo cremoso para mí, como una buena perra ama de casa... Y será mejor para ti que estés bien mojada, o sino me voy a enfadar."
"Oooh... Sí... Oooh... No te enfades... Yo,..lo haré para ti muy bien... Oooh... Ooh... No te enfades... Por favor... Oooh."
"Vamos, perra… Haz que tu coño trabaje alrededor de mi dedo y me sirva el jugo antes de meter el otro dedo en tu culo para ayudarte… Vamos, quiero un cremoso y lo quiero ahora", gruño.
"Oooh... Oooh, Dios mío... Aaaah… Aaaah", gritó la pobre Molly cuando de repente tuvo un orgasmo… Su indefenso coño lleno de rebosante jugo caliente y crema todo el dedo del hombre grande.
"Eso es, señora... Lo estás haciendo muy bien por mí... Me estás mostrando lo caliente que eres y lo que tu coño puede hacer… Enseñale a Ruter tu jugoso y pequeño coño que tienes entre las piernas. que quiero verlo bien", le dijo el corpulento hombretón.
La pobre Molly chilló y se retorció agarrada al hombre… El flujo habia salido de su pequeña hendidura indefensa, empapando el dedo del hombretón y también humedeciendo el interior de sus temblorosos muslos… Sus rodillas se debilitaron y se hundió con su espalda contra él, que la sostuvo firmemente con su musculoso brazo alrededor de su cintura.
"Has mojado mucho mi dedo, eh?... Seguro que tienes un coño muy caliente, ¿no es así?... Chupa mi dedo jugoso y dime cuán dulce es tu flujo… Vamos, chupa", le dijo levantando la mano y sosteniendo el dedo que goteaba debajo de su nariz.
"Oooh, por favor... Por favor, no... Por favor", se quejó Molly.
"Vamos… Abre la boca y haz una mamada o vas a desear haberlo hecho”, le dijo con voz amenazadora.
Con un quejido de desesperación, Molly abrió la boca y la cerró alrededor del gran dedo que goteaba y luego lo chupó.
"Esoes... ¿No esta bueno?... ¿No sabe bien el jugo de conejito?"
"S..Sí."
"Continúa chupando y dime… ‘Mi jugo de conejito sabe bien…
Dime que el jugo de coño es dulce y delicioso y te encanta chuparme el dedo".
"Mi..Mi jugo de conejito es dulce y delicioso y a mí..me encanta chuparte el dedo que has metido dentro."
Muy bien… Ahora di que eres una ama de casa muy puta y necesitas un buen dedo grande metido en tu coño para enséñarte quién es el jefe”, le ordenó.
"Yo..soy una pequeña perra ama de casa..muy puta.. y necesito tener..un buen dedo grande en mi coño para.. para enseñarme quién es el jefe", repitio Molly angustiada.
"Ahora, ¿qué vamos a hacer con este jugoso coño que tenemos aquí?... ¿Debería lamerlo bien o darle un polvo?, se rió entre dientes.
"Oooh... Por favor, no me jodas... Yo.. hice lo que querías... Me bajaste mis bragas y jugaste con mi coño... Por favor no me folles", sollozó Molly con desesperación y terror.
"¿Quiero que te desnudes y me enseñestu cuerpo… Quítate toda la ropa… Quiero verte totalmente desnuda", le dijo sonriendo obscenamente.
"Por favor... No me hagas quitarme la ropa", gimió la pobre y asustada ama de casa.
"Maldita sea, perra… No parece que aprendas, ¿verdad?... Quizás si te rompo algunos huesos y rompo algunos dientes, los harás", le dijo fulminandola con la mirada y metiendo la mano en el bolsillo y sacando un juego de nudillos de acero con púas.
Molly echó un vistazo a los terribles nudillos de acero con puas y experimentó el mayor terror que había conocido.
"Oooh, no... Nooooo... Por favor, nooo... Oh Dios no... Yo..haré lo que me digan... Mira..yo..lo estoy haciendo... Yo..me estoy quitando la ropa... Por favor, no lo hagas", se lamentó y sus manos volaron para desabotonar su blusa.
"No sé que hacer, señora… Creo que necesitas una buena paliza y así seguro que te entregarás totalmente para una buena follada", le dijo frunciendo el ceño mientras Molly soltaba rápidamente los botones y abría su blusa para que viera su sujetador.
"Oooh, no... Por favor, no... No me pegues... Por favor, no me pegues... Yo..te daré una buena y jugosa cogida... Yo..lo haré ... Me pondré bien caliente para que me puedas follar... Oooh... No me pegues... Por favor", chilló de terror.
"Está bien… Si te desnudas y me ofreces el coño para una buena follada quizás no te quiebre nada... Continúa… Quítate ese sostén y enséñame tus tetas."
Molly alargó la mano temerosamente, se desabrochó el sujetador y se lo quitó, liberando sus temblorosas tetas con los pezones rosados para que el gran hombre los viera y apretara si le apeteciera.
- “Tienes unas grandes y jugosas tetas, señora... Apuesto a que si te pellizco esos grandes pezones que veo, seguro que estarías chorreando leche por todas partes… Ahora la falda... Quítatela… Y las bragas también... Quiero echar un vistazo a tu coño."
Molly sollozó mientras estiraba la mano para desabrocharse la falda.
"Vamos, perra, quítatela… Tardas demasiado tiempo... Quiero jugar contigo", le gritó el hombretón.
"Oooh... Dios, no... No te enfades... Mira.. ya me he quitado la falda.. y me estoy quitando las bragas... Yo..me estoy quedando desnuda y obscena para que puedas jugar conmigo... Mira... ¿No te gusta?... Por favor no te enfades", gritó de miedo, desabrochando la cremallera de su falda, dejándola caer y deslizando sus dedos en la cintura elástica de sus bragas y quitándoselas también.
"Sí. Eso es, señora… Enseñame ese coño caliente que tienes... Oh, sí… Qué bonito coño tienes... Se ve delicioso."
Lágrimas de terror y humillación corrieron por las mejillas de la pequeña ama de casa mientras estaba completamente desnuda ante el sonriente violador.
- "He pensado que tambien quiero jugar con ese lindo culo regordete que tienes y divertirme un poco… Señora, agacharse como una buena perra ama de casa que es, que quiero darle unas palmadas por diversión", le dijo.
La pobre Molly hizo obedientemente lo que le ordenaron, agachándose y sacando su culo desnudo para el disfrute del violador.
"P..Por favor... No..No me pegues demasiado… Darme palmadas si quieres pero..por favor no..no me lastimes demasiado", sollozó con miedo.
"¿Qué es una paliza si no duele un poco, eh, señora?... "Aunque quizás sea mejor hacerte buen cosquilleo en el culo", se rió entre dientes, mientras cogía una regordeta nalga en cada mano y les daba un apretón lascivo.
"Sí... Por favor, haz eso... Dame un buen cosquilleo", gritó Molly de alivio.
"Vale, pero quiero que me digas que quieres que te haga cosquillas en tu ano y nalgas… Tienes que menear el culo mientras me lo dices… Voy a escucharlo o comienzo a pegarte", le dijo.
"Oooh... Por favor, hazme cosquillas.. en mi regordete culo… Eso es muy agradable y placentero", chilló Molly mientras movía sus nalgas desnudas hacia el hombretón.
"¿Es agradable y placentero?... ¿Necesitas un cosquilleo en el culo para hacerte chillar, verdad?"
"Claro… Es..es agradable, caliente y placentero, jugar con mi.. mi regordete culo... Yo,.. necesito un cosquilleo en mi..mi culo para hacerme chillar… Por favor, hazme cosquillas en mi culo y..y yo.. voy a chillar por ti… Lo prometo", le respondió Molly sollozando con humillada desesperación.
Molly lanzó un chillido cuando el hombre deslizó un gran dedo entre sus temblorosas nalgas y comenzó a jugar arribay abajo.
“¿Qué tenemos aquí, señora?... ¿Qué es este lindo y estrecho hoyo?", lepreguntó sonriendo.
"S..Sí."
¿Sí qué, perra?"
"Ese es mi..mi apretado agujero del culo."
"¿Y qué te estoy haciendo, cariño?"
"Estás..estás haciendo cosquillas en mi..mi pequeño agujero del culo... Ooooh... Estás haciendo cosquillas... Ooooh."
"Ahora quiero que cantes 'Cococo-Cococo-Co' y me digan cuánto te gusta cuando te hago estas cosquillas en el culo… Y será mejor que lo hagas bien sino quieres que comience a darte palmadas fuertes.
Sabiendo que no tenía más remedio que hacer y decir cualquier cosa pervertida que el hombretón quisiera, Molly cumplió entre lágrimas, esperando que si demostraba ser muy obediente en todo, saldría viva de esta pesadilla.
"Ooooh... 'Cococo-Cococo-Co' ... Ooooh... Me..me gusta cuando me haces cosquillas..en mi culo… Me..me gusta cuando juegas con mi.. mi lindo y apretado agujero del culo y te diviertes con él... Ooooh... Por favor, hazme un poco más de cosquillas en mi culo... Ooooh... Me gusta eso que me haces... Ooooh... 'Cococo-Cococo-Co' ... Ooooh.", chilló con desespero.
"Muy bien, perra… Díme, ¿tu pequeño agujero se pone bien caliente cuando juego con él?”, se rió entre dientes.
"Oh, sí... Mi pequeño agujero del culo se siente muy bien cuando le haces cosquillas y.. y juegas con él… Ooooh... Estás..estás haciendo que mi pequeño agujero del culo se esté poniendo cada vez más caliente... Ooooh... Por favor, hazme cosquillas en mi..mi pequeño agujero de culo... Ooooh" chilló Molly.
"Creo que tu caliente agujero del culo podría necesitar un poco más de atención… Seguro que le gustaría que le metiera mi dedo y ver qué tan apretado está realmente… Eso sería muy divertido", dijo.
"Oooh, no, por favor... No lo metas, por favor...Está demasiado apretado... Por favor no lo hagas", chilló la pobre Molly.
"Voy a meterte mi dedo en tu agujero del culo…. Quiero sentir cómo me aprieta el dedo", le dijo burlandose.
"Por favor, no me metas todo el dedo… Sólo mete un poco y..y yo.. lo apretaré bien para ti... Lo tengo demasiado apretado", sollozó impotente, sabiendo que si el hombre grande quería ponerle todo su dedo en su culo, ella iba a tener que sufrir.
Poniéndose el dedo en la boca para humedecerlo, el corpulento hombre se agachó y lo deslizó por su indefenso agujero del culo hasta meterlo a la altura del primer nudillo.
"Aaaah... Aaaah... Oooh, no... No metas más… Qué dolor… Oooh", gritó mientras el dedo gordo del hombretón se abría camino por su agujero virgen y se lo retorcía.
"Vamos, perra, menos quejarte y apriétalo para mí"… "Apriétalo bien o voy a meterlo todo y con fuerza", gruño.
"Oooh, no... Por favor, no lo empujes más... Yo.. lo estoy apretando para ti como quieres... Oooh... Mira.. Mira lo bien que lo estoy haciendo... Oooh... No metas más.. Oooh... Yo.. estoy apretando todo lo posible", sollozó Molly, obedientemente apretando su ano alrededor del desagradable dedo grande.
“¿Seguro que tienes un pequeño agujero apretado, ¿verdad, señora?... "Un chico podría divertirse mucho con un pequeño agujero como este, ¿no?", le dijo riendo mientras golpeaba con su dedo lascivo al ano de la pobre Molly, asustada y chillando.
Y la pobre Molly sollozó y meneó su culo mientras el hombretón se divirtió con ella… Luego soltó un chillido cuando sacó el dedo.
- "¿Qué, no fue divertido?... ¿Te gustó eso?, le preguntó burlandose.
- “Oh sí... Eso..Eso fue muy divertido... Me gustó mucho ...", gimió Molly humillada por lo que le hizo.
Agarrando a Molly por el pelo, el hombretón la giró hacia él y la puso de rodillas, diciendole:
"Y ahora, ¿qué tal si me das una buena mamada, señora?
Continuará.....