Las cuñadas

Dos cuñadas heterosexuales acaban dándose el lote.

Gloria y Alina vestidas de sevillanas llegaran la Feria de Abril de Sevilla a eso de las 7 de la tarde... Iban por la calle Curro Romero mirando para  carruajes tirados por caballos andaluces adornados con borlas, campanillas y cascabeles, para los conductores vestidos con trajes cortos y sombreros de ala ancha, para las casetas, para todo aquel gentío que llenaba el Real de la Feria. Su idea era ir a la calle del Infierno y al llegar a las atracciones  subirse en la Noria. Tiempo tendrían para el jamón ibérico, el queso, la tortilla de patatas, las gambas blancas de Huelva, los langostinos, el pescaito, el vino fino de Jerez de la Frontera, la manzanilla de Sanlúcar de Barrameda y el rebujito, que es una mezcla de ambos. Mirando para una pareja de ingleses, él con bermudas y ella vestida de sevillana, le dijo Alina a Gloria:

-Los guiris siempre dando la la nota.

-Espera a que vayamos tú y yo de vuelta a casa. ¡Eso sí que va a ser dar la nota!

-Yo no pienso volver mamada.

-Se nota que es la primera vez que vienes a la feria. De aquí sale todo dios perjudicado.

Gloria, 22 años, y Alina, 20 años, eran bajitas, medirían, 152 o 1.53. La dos eran morenas, delgadas y con grandes tetas, de ojos castaños, pelo negro y largo  y bonitas de cara. Gloria se había casado tres años atrás con el hermano de Alina, que se fuera a trabajar a Suiza. Alina había venido desde Zaragoza para saber como era la Fería de Abril en Sevilla. Llegaron al recinto de las atracciones. Alina le dijo a Gloria:

-Me voy a comprar un algodón de azucar. ¿Te apetece uno? Invito yo.

-No, gracias. Me reservo para el jamón y el fino. Para la manzanilla...

-A eso invitarás tú.

-Sí, invitar invito yo,  pagar, paga tu hermano.

Poco después, en lo alto de la noria, le dijo Gloria a Alina:

-Estoy acojonadita.

-¿Le tienes miedo a las alturas?

-Sí.

-¿Y por qué subiste?

-Por no dejarte sola.

-¡Serás tonta! Vamos a la noria, decía, vamos a la noria que me contaron  que desde lo alto se ve Sevilla. Y ahora está con los ojos cerrados. ¡Abre los ojos o te pego un morreo que te quito el miedo!

Gloria abrió los ojos, y le dijo:

-¿Me ibas a besar?

-Tan cierto como que esto empieza a bajar.

-Pues los voy a volver a cerrar, y no se te ocurra besarme.

Alina miró a su cuñada. La vio con los ojos cerrados. Vio sus labios, rojos, carnosos. Miró para sus grandes tetas. Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero le dijo:

-Putona, quieres que te bese.

-No tienes lo que hay que tener. Suuuuuuuuuube

Subir le estaba subiendo la temperatura a Alina. Estaba colorada y sudando. Los labios le temblaban. No sabía que le pasaba. Nunca le había gustado otra mujer, pero cada vez que miraba para los labios de su cuñada y para sus ojos cerrados le entraban unas ganas locas de besarla. Le dio:

-Tengo lo que hay que tener, pero este no es el momento. ¿Cuántos dedos te has hecho desde que se fue mi hermano?

-Yo no meto un dedo.

-¿Qué metes?

-Dos.

Ahora, sí, ahoral la besó. Fue un beso fugaz. Un beso robado.

Gloria abrió los oos.

-¡Serás guarra!

-¿No era un juego?

Gloria, a la que le había gustado el suave roce de los labios de su cuñada con los suyos, se apresuró a decir:

-Claro que lo era, pero se acabó y quiero seguir con los ojos cerrados.

Gloria cerró los ojos, pero vio la cara de su cuñada. Vio sus labios acercándose a los suyos. La besaba, le metía la lengua y exploraba su boca...

Alina también cerró los ojos, Besaba a su cuñada con lengua y chupaba sus tetas...

Al parar la atracción bajaron las dos mojadas...

Mojadas de verdad se pusieron después de encenderse los farolillos venecianos y los adornos de bombillas de la calle del Real... Mojadas por dentro, de fino, de manzanilla y de rebujito. Se metían de todo, desde tapas de tortilla a jamón serrano, pasando por el queso y las gambas. Comiendo jamón serrano, le dijo Gloria a Alina.

-Antes de marchar tenemos que bailar unas sevillanas.

-Yo no sé.

-Yo tampoco sabia. Soy de Albacete, pero ya me muevo.

-Con la tajada que tienes, poco te vas a mover.

-Ves la paja en el ojo ajeno y no ves la cogorza en el tuyo.

-Ahora me acordé de algo que te quería preguntar. ¿Cuántas pajas te llegaste a hacer al día?

Gloria miró para la jovencita que estaba cortando, jamón. Una morenaza sevillana, y le respondió:

-Vas a escandalizar a la muchacha.

La joven sonrío, y le dijo a Gloria:

-¿Ezcandalizame yo? Yo que me he corrío doce vece en una tarde de deo. ¡Ande ya!

El alcohol les abrió la boca.

-Yo llegué a dos después de ver Lucía y el sexo. ¿Y tú, cuñada?

-Cuatro, después de ver Emmanuelle. Me tiré a la rubita que se masturba, al marido, a la amiga de Emmanuelle y a Emmanuelle.

Gloría le dijo:

-¡Qué peligro tienes! Habrá que tener cuidado al volver a casa.

-Tranquila, cuñada, una cosa son las fantasías y otra la realidad.

-Eso espero.

La joven del jamón, profetizó:

-Ezpera, tú ezpera que eza te va a da realida de la buena. Que ce ve de vení, guapa, que ce ve de vení.

Al rato estaban bailando sevillanas... Bueno, eso me lo salto,  ya que parecía dos patas moviendo los pies y las alas.

Era la una de la mañana cuando llegaron al piso de Gloria. Con dos borracheras gordas. Gloria le dijo a su cuñada-

-Me voy a desnudar en mi cuarto y me voy al dar una ducha fría.

-Voy contigo.

-¡Tira para tu cuarto, guarra!

Gloria se metió en su cuarto, Alina fue detrás de ella. Junto a la cama, la cogí por la cintura, y apoyando sus grandes tetas en su espalda, le dijo:

-¿Estás necesitada?

-De tí, no. - Alina le hizo cosquillas- jajajajaj¡a.

-Seis meses a pajas son muchos meses.

-¿Qué quieres, Alina?

-Quiero verte desnuda.

-¿Para qué? -cosquillas- Jajajajajajaja.

-Para verte el chocho. ¿Lo tienes depilado?

-A ti te lo voy  decir. -cosquillas- Jajajajajaja.

Las tetas de Alina sobre su espalda y las cosquillas la estaban excitando. Su cogorza iba descendiendo.

-¿Lo t¡enes?

-Sí. -cosquilas- Jajajajajaja.

-Yo también.

Alina ronroneó como una gatita en el cuello de Gloria. Le acarició las tetas.

-¡Para, cochina!

Alina rugió como una pantera en el oído de su cuñada.

-¿Me vas a comer? Jajajajaja.

-A pedacitos, y muy, muy despacito.

-¿Qué me vas a comer muy despacito, asquerosa?

Alina le mordisqueó los lóbulos de las orejas y se las lamió.  Mordisqueó y besò  el cuello de Gloria, y le respondió:

-La asquerosa te va a comer la boca, las tetas, el chocho...

Alina empujó a Gloria sobre la cama y cayó de espaldas. Al momento se dio la vuielta.

-¡Detente!

Alina, se echó encima de su cuñada. Gloria intentó separarla con sus manos. Alina se las agarró y la hizo prisionera. Alina buscó los labios de su cuñada. Gloria movía la cabeza hacia los lados. Cada vez que lo hacía, Alina besaba y lamía su cuello y su cara. A Gloria ya se le fuera la borrachera y le entrara la calentura. Temblando, le dijo a su cuñada:

-No sigas que...

Vio como los labios de Alina se acercaban a los suyos. Fue un segundo, pero le pareció un siglo. Alina rozó sus labios con los de se cuñada, después metió la punta de la lengua en su boca, Gloria cerró los ojos y recibió la deliciosa lengua con la suya. Se fundieron en un beso largo, largo y intenso.

Alina le soltó las manos a su cuñada, que al tenerlas libres acarició el pelo de su amante.

Alina, quitando el vestido  y la ropa interior, le dijo a su cuñada:

-Desnúdate. ¿O quieres que lo haga yo todo?

La voz dede Alina ya no estaba tomada. También estaba más sobria que borracha. Gloria se desnudó. Alina, le dijo:

-¡Que buena estás, cuñada!

-¡Pues anda que tú!

Alina se volviío a echar sobre su cuñada. Le comió la boca y las tetas. Se las comió como se come un helado de cucurucho, lamiendo, chupando y mordiendo donde había que morder... Bajó al pilón. Le comió a besos y lametones el rasurado monte de venus y el interior de los muslos.

-¿Te gusta?

-Me encanta.

Alina pasó la lengua por los labios menores de su cuñada. Gloria abrió más las piernas y flexionó las rodillas. Alina tenía todo el delicioso chocho a su disposición. Se lo profanó con su lengua, y después lamió y succionó su clítoris a velocidad tortuga. Al rato, le dijo Gloria:

-Me voy a correr, cuñada.

-No sin mí.

Hicieron una tijera, y mirándose a los ojos y a la tetas, se frotaron los chochos. Poco después, le dijo Gloria a Alina

-¡Yo ya me voy!

-Espérame... espérame... espe... ¡¡¡Yaaaaaaaaaaaaa!!!

Se corrieron juntas, gimiendo y retorciéndose.

Prueba de aquelllos dos orgasmo fue el flujo que dejó los muslos de LAS CUÑADAS empapados y una gran mancha de humedad sobre la cama.

Después de darse un último beso, abrazadas, se quedaron dormidas.

Se agradecen los comentarios buenos y malos.