Las cuatro habitaciones (1)

En la primera habitación, tumbada en la cama estaba una mujer con un escueto tanga y un sujetador que apenas cubría sus generosos pechos. Tenía los ojos cerrados, una sonrisa en la boca y se acariciaba con mucha suavidad, muy lentamente, como una gata perezosa.

Vestida tan solo con mi collar de perra, entré detrás de mi amo en aquella enorme habitación presidida por una gran cama con dosel. Tumbada en ella había una mujer, con un escueto tanga y un sujetador color malva que apenas cubría sus generosos pechos. Con los ojos cerrados y una sonrisa en su carnosa boca, se acariciaba con mucha suavidad, muy lentamente, como una gata perezosa.

Mi amo se detuvo en el centro de la habitación. Yo mantenía la cabeza baja, más por vergüenza que por habérmelo ordenado mi amo, ya que normalmente me permite tener la vista alzada para poder "ver" todas las emociones que se reflejan ella.

Con movimientos felinos, la mujer se acercó a mi amo y le propinó un increíble beso en la boca. La punzada de los celos me atenazó el estómago. "Tú eres su favorita, no lo olvides", me decía en mi interior. "Hoy tienes que demostrarle a tu amo que te mereces serlo". "Haz que se sienta orgulloso de ti", me repetía una y otra vez.

Ana, te presento a mi esclava favorita. María, esta es Ana, la mujer con la que realizarás mi deseo,- dijo mi amo poniendo un dedo en mi barbilla y obligándome a levantar la cara

Sí, amo, lo que tu me ordenes,- repliqué con un hilo de voz, quebrada por los nervios

Tranquila, María, verás como te gusta,- dijo Ana- como ya le dije a tu amo, me encantará iniciarte en los placeres que se pueden obtener con otra mujer

Acompañó a mi amo hasta un sillón cerca de la cama donde le pidió que se sentara.

Me gustaría que le quitaras el collar. Que se sienta libre y mujer para disfrutar y sobre todo, que le permitas alcanzar el orgasmo sin necesidad de pedirte permiso

De acuerdo, por ser su primera vez, te lo concedo, pero tan sólo hasta que se corra la primera vez, después de eso volverá a ser mi puta perra y ya no le permitiré ninguna libertad más. Acércate perra y ponte de rodillas delante de tu amo.

En posición de descanso, mi amo introduce dos dedos en mi coñito mojado.

Estás mojada como una perra en celo. ¡MI PERRA!, no lo olvides. Sube a esa cama y demuéstrame lo puta que eres,- me dice mientras me quita el collar besando mi boca con fiereza y pellizcándome un pezón- Si me miras una sola vez, te pondré de nuevo tu collar y se te acabarán los privilegios que acabo de concederte. Hayas llegado al orgasmo o no. ¿Entendido, esclava?

Sí, amo

Ana me coge de la mano y me tumba con suavidad en la cama. Yo me dejo llevar sintiéndome aún más desnuda sin mi collar. Necesito a mi amo a mi lado. ¿Cómo es que no se dan cuenta?.

Tranquila, María, relájate, no hagas nada que no desees. Cierra los ojos si lo deseas y simplemente siente mis caricias en tu cuerpo. Ya te llegará el momento de actuar, pero ahora, déjate llevar,- me dice Ana suavemente junto a mi oído

Lentamente, empieza a besarme muy suavemente: los párpados que mantengo cerrados, la nariz, las mejillas, un suave roce en los labios. Sus manos acompañan cada milímetro de mi piel es leves caricias. Continúa por el cuello, mis hombros, bajando muy despacio hasta mis pechos, Los acaricia tan levemente que no puedo evitar un estremecimiento de gusto. Su lengua rodea mis tetas sin llegar al pezón, bordeándolo. Va de un pecho a otro mientras su mano se desliza por mi estómago plano hasta llegar a mi sexo.

Como si de la caricia de una pluma se tratara, pasa sus uñas bien cuidadas por los labios, subiendo y bajando por cada uno de ellos. Cuando sus dientes atrapan uno de mis pezones, mete un dedo en mi coñito ya mojado y un gemido brota de mi garganta.

Sorprendida por la respuesta que está teniendo mi cuerpo, abro los ojos y Ana de forma intuitiva me mira. Mete dos dedos en mi sexo y con un tercero acaricia mi clítoris. Sus ojos calibran mis respuestas. Los míos le trasmiten mi excitación. Acelera los movimientos y yo me arqueo para sentirla más dentro de mi cuerpo.

Poco a poco, voy dejando a un lado la vergüenza y tímidamente empiezo a acariciarla. Llevo mis manos hasta sus generosos pechos y juego con ellos por encima de su sostén. Le saco los pezones, los acaricio, los pellizco. Ana no para en ningún momento de meter y sacar sus dedos dentro de mí.

La excitación crece por momentos.

Desabrocho su sostén y lo tiro lejos. La tumbo en la cama y le quito su tanguita. Desnudas las dos y libres ya de inhibiciones nos dedicamos durante un rato a besarnos, acariciarnos y a frotar nuestros cuerpos: pecho con pecho, sexo con sexo.

Poco a poco, Ana se va situando entre mis piernas. Besa mi sexo antes de centrarse en mi punto de placer, en mi clítoris. Es buena, muy buena usando la lengua. Le dá golpecitos, baja por los labios hasta mi humedad, succiona, me folla con su lengua y yo... yo gimo y me retuerzo.

No me esperaba algo así, pero no es suficiente. El interruptor de mi placer se ha disparado y quiero más, mucho más. Miro a mi amo. Mientras nos contemplaba se había ido desnudando y su miembro está erecto, desafiante... justo lo que deseo.

Amo, ven, tu esclava te necesita, por favor,- le digo en apenas un murmullo

Jajajajajajajajajaaja, sabía que no aguantarías mucho, mi perrita siempre en celo. Ya sabes que se te han acabado los privilegios,- me dice acercándose a mí y poniéndome de nuevo mi collar

Ahora te quiero más obediente que nunca. ¡EMPIEZA A CHUPAR!

Completamente excitada y fuera de mí, me lanzo a chupar la polla de mi amo con fiereza, pero mi amo me retira la cabeza estirando de mi pelo hacia atrás

¡NO, PUTA!, no es mi polla lo que quiero que chupes, aún no te la has ganado. Quiero que le hagas a Ana una buena comida de coño por el placer que te ha dado. ¡DE RODILLAS! ¡YA!

Mientras Ana se coloca en la cama, abierta de piernas, yo bajo de ella de rodillas como una perra y completamente humillada por la negativa y la orden de mi amo. Tengo los ojos empañados por la dureza que he notado en su tono de voz y apenas si veo ese sexo abierto, depilado, húmedo y excitado que se me muestra. Nunca lo he hecho y si bien he probado mis propios jugos no puedo evitar un gesto de aprensión al acercar mi lengua. Ana por su parte, parece estar disfrutando de la situación y se pellizca los pezones esperando que yo empiece.

A mi amo no le pasa desapercibido mi gesto y cogiéndome nuevamente del pelo, me dice al oído:

Empieza ya y más te vale hacerlo bien. Tú me has llamado cuando podías haber disfrutado de tu libertad un rato más. No volveré a hacerlo. ¡ERES MÍA Y HARÁS SIEMPRE LO QUE TE ORDENE! Y por supuesto: ¡NO PUEDES CORRERTE!

No puedo hacerlo. La excitación que sentía se me ha ido del todo. Quisiera irme, pero mi amo no me permitirá que abandone.

Empiezo a lamer lentamente a Ana mientras noto a mi amo dirigirse hacia una bolsa, no la había visto al entrar, de ella saca una paleta. Va a azotarme. Lo sé. Noto como se coloca detrás mía. Utilizo mis dedos para abrir los labios de Ana y seguir explorándola con la lengua. Mi amo me obliga a abrir un poco más las piernas con la paleta, acaricia mi sexo y mi culo con ella cuando de repentes... ZASSSSSSSSSSS, ha empezado a azotarme las nalgas y el clítoris, no son golpes excesivamente fuertes, pero si lo suficiente como para empezar a excitarme de nuevo.

CHUPA, PERRA, MÁS RÁPIDO. FOLLALA CON TU LENGUA

Jaleada por las palabras y los azotes de mi amo y animada por los gemidos que empieza a soltar Ana, empiezo a mover mi lengua cada vez más rápido, cuando noto dos objetos que me penetran, son los dos vibras que mi amo pone en funcionamiento al máximo.

Mi amo me folla con ellos. Yo follo a Ana con mis dedos y mi lengua. La siento temblar, está a punto, sus manos aprietan mis cabeza contra su sexo y mueve las caderas con tanta fuerza que parece que sea ella la que se folla conmigo.

Cuando Ana llega al orgasmo, mi amo me ordena follarme con los dos vibras a la vez, se sitúa a mi lado y me mete su polla ya mojada en la boca. Sé lo que tengo que hacer y sé como le gusta. Así que me dedico a ello con avidez hasta conseguir que me llene con su leche. Como siempre, me la bebo toda, sin derramar una gota y sigo hasta dejársela bien limpia. Ahora que los dos están satisfechos, siento que estoy a punto de alcanzar el orgasmo, como siempre le pido permiso

NO, PERRA, AUN NO

Amo, por favor, te lo suplico

¿Estás muy excitada, perra?

Si amo

¿quieres correrte?

Sí amo

No, no puedes, no me ha complacido del todo tu comportamiento. Quizás en la siguiente habitación...

Y sacándome de un golpe los dos vibras, me ordena ducharme antes de seguir.

En la segunda habitación, había un amo vestido únicamente con un batín de seda, recostado en un sillón fumando, su esclava estaba a sus pies desnuda, con su collar de perra y en posición sumisa esperando órdenes....

P.D. Este relato SÍ es ficticio