Las Crónicas de Lara (2: La mamada doble)

Lara era muy zorra, estaba orgullasa de ella. En este capítulo vemos lo que es capáz de hacer con dos pollas solo con su boca y sus manos.

LA MAMADA DOBLE.

Lara se relamió sus carnosos labios pintados de rojo carmín. Pocos placeres se podían comparar a mamar una buena polla. Decidió que primero se las comería alternativamente. Se arrodillo entre las dos y las cogió con las manos. Comenzó a pajearlas. Escupió sobre ellas para que sus manos pudieran hacer mejor su trabajo. Se fijó que la que tenía a su izquierda se encontraba totalmente erecta. "Dios mío" pensó. Era una polla enorme, con un gran grosor y una longitud nada desdeñable. Gruesas venas surcaban su superficie. Esa polla sería la primera que mamara esa noche. La contempló de cerca, poco a poco se la introdujo en la boca. Mientras la polla entraba en su boca, sus labios presionaban con fuerza a su alrededor. Debido a su grosor apenas podía abarcarla. Pero no en vano Lara se jactaba de ser capaz de comerse cualquier polla, por muy grande que fuera. La enorme polla fue entrando en su boca, Lara no paró de absorberla hasta que su nariz chocó con el cuerpo de hombre. Entonces sacó la lengua y se dedico a lamerle los huevos. Eso le encantaba, notar esa gran polla clavada en la garganta y lamer los huevos era lo máximo que se podía pedir. Lara comenzó un rápido mete saca, tragándose la polla totalmente en cada movimiento y masajeando los huevos con su mano. Mientras pajeaba febrilmente la otra polla que por supuesto estaba totalmente empalmada. Lara se sacó la polla de la boca y se giró. Comenzó a mamar la otra, no fuera a ser que se pusiera celosa. Esta polla era algo más pequeña, pero tenía un capullo muy hinchado. Lara se dedicó a lamer con fruición ese enorme capullo. Lo rodeaba con sus labios y lo succionaba a la vez que lo sacaba de su boca. Luego metía la punta de su lengua dentro, saboreando las gotitas preseminales que salían afuera. Tras un par de minutos volvió a la otra polla y se la tragó del tirón con mucha fuerza. Pudo sentir el gemido de placer del dueño de tan magnífica polla. De repente la polla se puso en tensión. Lara sabía que se iba a correr. Quería toda la lefa dentro. Le encantaba el sabor del semen y además a cada hombre le sabía distinto por lo que le gustaba comparar sabores y sorprenderse con los mismos. Cuando notó el primer lefazo en la garganta se metió la polla hasta dentro. El tío se estaba corriendo a lo bruto. Lara notó el sabor de la lefa bajando por su garganta. "Ummm..., está riquísimo" pensó. Pero antes de que terminara la corrida abrió la boca para que la lefa desbordara por sus labios. Así fue, la lefa que todavía seguía saliendo y la que tenía en la boca, salió por su boca y se derramó sobre su barbilla y sus tetas. Cuando acabó de correrse Lara limpió cuidadosamente la polla, disfrutando de ese sabor que tanto le gustaba. Recogió con los dedos la lefa que le colgaba de la barbilla y se chupó el dedo.

Notó que la otra polla, a la que no había dejado de masturbar, estaba a punto de estallar, así que se la metió en la boca. Notó el primer chorro en su garganta y se la sacó de la boca. Dejó que toda la corrida fuera a su cara y a sus tetas. Era un semen muy espeso que terminó colgando por todo su rostro y manchando totalmente su ligero y ajustadísimo top rosa. Limpió con fruición la polla hasta que la dejó reluciente.

La imagen que ofrecía Lara era absolutamente increíble. Estaba totalmente bañada en semen. Lara se sentía como una auténtica zorra. Le encantaba esa sensación. Recogió parte del semen que bañaba su cara y se acarició el coño, extendiéndolo por sus labios y su clítoris. Había disfrutado de la mamada casi más que los dueños de las dos pollas.

Sabía que llegarían más pollas en pocos segundos de modo que se preparó. Se subió la falda hasta la cintura y se quitó el top. Sus grandes tetas quedaron al descubierto. Una sonrisa de lascivia se pintó en su cara. Las dos próximas pollas iban a probar algo más que su boca. Su coño y su culo estaban deseosos de polla y Lara iba a satisfacerles, por supuesto.