Las Crónicas de Arcadio (año 0)

Sigue la aventura por sobrevivir en un nuevo mundo, peligroso y hostil...

Las Crónicas de Arcadio – Año 0.

" Si los que declaran las guerras fueran los que tuvieran que ir al campo de batalla, se lo pensarían dos veces antes de declararlas".

Le dije a Cinty que procurara mantenerse detrás de mí. No quería que se interpusiera en mi línea de fuego. El tipo al que llevaba atado nos condujo hasta un camino secundario situado a unos 500 metros de la gruta. La cierta claridad del día lo traicionó. Ese aviso se debe usar por la noche o saber bien que tipo de hilo es adecuado para usarlo con luz diurna. Había una alarma en el pequeño sendero, durante un momento pude ver su brillo, como si fuera una tela de araña bañada por el sol. Llevaba rato vigilando donde pisábamos. En las misiones por el continente africano era bastante corriente que cerca de la guarida de cualquier objetivo, abundaran las trampas, los sicarios y las alarmas.

Un fino hilo de pescar cruzaba el sendero a unos quince centímetros del suelo. Quien lo arrastrara o pisara, seguramente haría sonar latas u objetos sonoros situados cerca de su cubil, avisando de una presencia extraña. Dejé que el fulano siguiera con la pantomima por el momento. Lo cruzó sin tocarlo. Se lo señalé a la chica disimuladamente. En cuanto pasamos los tres, cogí de un tirón la cuerda y el tipo calló de rodillas con la cabeza hacia atrás. Me miró con cara de auténtico terror.

Recuerdas el trato que hicimos ¿verdad?......pues acabas de romperlo....lo siento por ti. Le golpeé con la culata del arma en la nuca. No se levantaría nunca más, mi golpe era mortal, escuché el crujido típico y se desplomó con los ojos en blanco.

Pero....¿está muerto?...., Arcadio.. ¿era necesario hacer eso? Cinty me lo susurró mientras me miraba con cara interrogante, estaba nerviosa.

Cada vez me gustaba más esta chica y me sentía bastante cómodo con ella. Tenía cojones y era lista. Empezaba a controlar su miedo y su capacidad de adaptación era realmente brillante. Le quedaba excitante su vestimenta, guerrera de camuflaje, gorra de visera y botas altas de montaña. Se la veía, no se... hasta más fiera. Con el pelo corto y su planta, parecía realmente un soldado, muy sexy eso si.

No... le mentí piadosamente, no se porqué, no quería que pensara que era un cabrón despiadado. Me daba vergüenza lo que pudiera pensar de mí y que rechazara mi comportamiento, quizás hasta mi compañía. Está inconsciente...seguramente por un buen rato. Mejor así, no interferirá (seguro que no... ya me había asegurado de eso ). Escúchame con atención. Vamos a seguir la dirección del hilo, procura andar sin hacer ruido como te he enseñado y no hables. Cuando te haga el gesto de parar, no sigas. Me esperas hasta que vuelva. Escóndete entre los arbustos y procura moverte poco, recuerda que la inmovilidad es un buen camuflaje.

Buena chica, a los 20 metros me giré y vi que se lo había tomado al pie de la letra. Salvo yo, que sabía donde estaba, podría cualquiera pasar a un metro de ella y no verla. Escuché una discusión. Eran dos. Me asomé con cuidado y observé el panorama. Estaban jugando a las cartas. Se hacían trampas y estaban cerca en ese momento de zumbarse entre ellos.

Levantaros con mucha lentitud, quiero que vuestras manos las pongáis sobre la cabeza. Se quedaron blancos de miedo. Hicieron lo que les había dicho. Mientras los estaba encañonando me di cuenta de mi tremendo error. En la mesa había tres tazas y tres platos. Sentí un ruido a mi espalda. Estaba jodido, seré imbécil... Decidí que tres eran muchos, vamos... multitud, en décimas de segundo empecé a dispararles a los que tenía delante de mi, mientras, intentaba ejecutar una finta improvisada para salir rodando hacia mi izquierda. Eso me salvó la vida, el golpe mortal destinado a mi cabeza, se estrelló contra mi hombro. Sentí un dolor agónico y mi brazo izquierdo se quedó colgando, sin fuerza alguna. Caí y rodé para alejarme de mi oponente, fue una maniobra desesperada, pero me dio tiempo y unos metros preciosos, perdí la pistola y me puse de rodillas mientras desenfundaba el machete con la derecha. El tarugo, por lo menos pesaba 130 Kg y medía más de dos metros, no era muy flexible afortunadamente para mí. Intentó golpearme de nuevo, pero era bastante lento y golpear de arriba a bajo con su torpeza a alguien que se retuerce rápidamente a ras de suelo no es nada fácil, rodé lateralmente buscando superar su posición y en unos de los giros mi brazo descargó con toda su fuerza un tajo horizontal contra sus tobillos. El machete le cortó los dos tendones de Aquiles, media hoja quedó incrustada profundamente en los talones de sus botas. Calló de boca como un saco. No volvería a levantarse, sin esos tendones estás inmovilizado y a merced del atacante. Recuperé mi pistola y me volví hacia el. El dolor en ese momento era realmente insoportable. Apreté los dientes y mirándolo con cara de depredador le dije: Me has jodido el hombro ... no sabes lo que acabas de hacer. Me escupió y antes de que su saliva manchara mis pantalones, mi bala ya estaba en saliendo por su nuca.

Creo que me quedé algo transpuesto, el dolor era terrible y me sentía bastante mareado. Durante unos segundos, mi vista se nubló y pensé que me iba a desmayar. La tubería me había dejado el hombro y la mitad del brazo más negros que una noche sin luna. Tenía la clavícula rota. Quizás el daño era aun más importante, no podía saberlo. Cinty me ayudó a levantarme. Se asustó al ver mi estado. Le dije que teníamos que examinar el campamento. Me moría de dolor pero si me paraba, no podría seguir, estaría bien jodido y ella también.

Era verdad, había gran cantidad de cajas con todo tipo de comida. La habían almacenado en una pequeña gruta. La marca de sus pisadas me llevó hasta ella. Parecía que había sido una antigua madriguera, la entrada no tendría más de un metro de diámetro, el interior no era muy grande, quizás unos 15 metros cuadrados. Me arrastre como pude, enfoqué la gruta con una linterna, encañonando con mi pistola todo el interior. Había restos de actividad animal, quizás algún oso o una manada de lobos la había usado de guarida, pero era evidente que hacía tiempo que ningún animal había dormido allí, quizás años. Mi estado era lamentable, pero entre ella y yo nos dedicamos a disimular la entrada de la cueva. Utilicé el tablero de una mesa de camping. Le arranqué a puntapiés las patas y luego apoyé el tablero contra la entrada. Cinty se dedicó a tirar tierra un buen rato con una pequeña pala hasta que el montón tapó la tabla y disimuló el acceso. Luego, cogí varios arbustos y los dejé encima del montón como si hubieran crecido allí. . Cogí una rama y borré todas las huellas cercanas. Revisamos el campamento. La mochila de la chica iba bien cargada de latas de comida y alimentos envasados. Cogimos algunas cosas, pero pocas, no había que cargarse de trastos, caballo cargado...galopa poco . Le di un cuchillo de caza con su funda, era de excelente calidad, bien equilibrado y muy afilado. Le dije que la enseñaría a usarlo para defenderse.

Cinty....dame un respiro por favor, estoy algo tocado. Me quedé de rodillas resoplando, tenía cierta dificultad para respirar. Se acercó a mí y me examinó de nuevo el hombro. Estaba bastante preocupada. Estás mal, te tengo que inmovilizar ese brazo . Me quitó la guerrera y la camiseta, me hizo un vendaje bastante bueno. Solo me jodía tener el brazo pegado al cuerpo, pero si quería recuperarme, debía evitar moverlo.

Vaya... que bien está hecho el vendaje, me has sorprendido... está muy bien sujeto, parece que ya lo hayas hecho antes ¿tienes conocimientos de medicina?

Mi padre ha sido médico treinta años en una pequeña población del norte. Durante muchas temporadas, le he ayudado sobre todo los fines de semana, como si fuera una enfermera.. Tengo conocimientos y he visto hacer curas de todo tipo.

Bueno....Arcadio ¿que hacemos ahora? Creo que es mejor que volvamos a la cueva. ¿Crees que podrás llegar?. Mira...tu no estás en condiciones de continuar con lo que sea que buscas. Debes recuperarte durante un tiempo o no sobreviviremos.

No se ni como llegué a la gruta, bueno si lo se, ella me ayudó, sino quizás aun estaría allí, mi altura y peso no la debieron facilitar mucho las cosas, pero era decidida además de fuerte. Por fin pude estirarme en su cálido interior. El grado de humedad era importante, pero soportable. Estaba sudando y con fiebre. Ella se encargó de todo, se pasó horas cambiándome los trapos de agua helada que reposaban sobre mi hombro. Encendió un fuego con bastante buen criterio. Era una chica criada en el campo, se notaba. No era una snob de ciudad. Era sorprendentemente fuerte y decidida. Me sentí afortunado con su compañía. Algo callada e introvertida, pero muy agradable de trato. Calentó dos latas de sopa y se dedicó a darme de comer con paciencia. A penas tomé media ración. Ingerí cuatro aspirinas de golpe, era lo mejor que teníamos contra el dolor y la inflamación en esos momentos. Me quedé dormido. Tuve pesadillas. Siempre acostumbran a ser las mismas, por eso duermo poco. A veces, tengo miedo a cerrar los ojos.

Esa noche volví a revivir una situación terrible que había sucedido hacía algún tiempo en una de mis misiones africanas. Lo curioso es que la trama del sueño era como volver a ver siempre la misma película. Ese día me condené. Perdí mi humanidad. La rabia y la venganza se apoderaron de mí e hice algo...terrible.

Cuando entré aquella tarde en la chabola de mi informador y amigo, el olor a sangre y vísceras me golpeó con tal violencia que me hizo vomitar de asco. Era un espectáculo realmente dantesco, una auténtica salvajada. Mi contacto, su joven mujer y sus dos hijos pequeños los habían destripados con saña. Las moscas de la carne cubrían sus cuerpos. Mi camarada, herido de muerte, había conseguido con su dedo ensangrentado escribir unas siglas en el suelo. "MO". Entendí su mensaje póstumo. Ese apodo correspondía a un fulano de tal calaña que creo que hasta al propio Diablo se avergonzaba de tener un seguidor tan hijo de puta. Traficante de armas y drogas, asesino a sueldo al mejor postor. Vamos, una joya. Tenía muertos de miedo a los habitantes de toda la comarca. A mi no, hay pocas cosas que me asusten, en ese momento mi ira tomó el mando y decidí matarlo. Ese fue su error y lo que a continuación hice, fue mi condenación.

Mo y su camarilla estaban cenando confiados en un pequeño local de la aldea esa noche. Supongo que celebraba la carnicería que había cometido a escasos metros. Junto a el estaban cuatro o cinco de sus compinches más íntimos, sus mujeres también le acompañaban, tenía varias, todas muy jóvenes y hermosas, en su estilo, pero hermosas. Lo sentí por ellas. No habría supervivientes, esa noche morirían todos los que cenaran allí. No podía discriminar si quería borrarlo del mapa. Se llaman hipócritamente, daños colaterales, yo...prefiero no decir que opino de esa desafortunada expresión.

Habían echado patadas a los clientes habituales y se habían apropiado del local para ellos solos. En la puerta, dos negros como el tizón montaban guardia armados con AK47 y machetes largos. Estaban bebidos, mal momento eligieron para emborracharse. En la callejuela cercana, me terminé de frotar el betún por la cara, manos y cuello, me puse la túnica y el turbante. Era de noche, pero mejor camuflarse, me permitiría aprovechar esos segundos extras que no tienes nunca si vas vestido de occidental. Bajo mi brazo mi Uzi equipada con silenciador efectuó dos rápidos disparos cuando me crucé frente a ellos en la puerta del local. Cayeron fulminados. Saqué las granadas, llevaba seis. Me dediqué a tirarlas por las ventanas abiertas en rápida sucesión. Las explosiones casi en cadena acribillaron con nubes de metralla el interior. Tumbado cuerpo a tierra sentí el zumbido de los trozos de metal hipercaliente atravesar las paredes de madera y pasar por encima de mi cabeza. Nadie salió del local vivo. El humo y el polvo cubrían el salón como una mortaja. Me dediqué a rematar a todos los heridos. Cuando llegué a Mo, una de sus chicas estaba estirada en su cintura mirándome con ojos llenos de terror, vi que la vida se le estaba escapando. Se ve que le estaba haciendo una mamada al cerdo cuando comenzaron las explosiones. Una esquirla le había perforado el cuello, dos más el pecho y se desangraba lentamente mientras, el, trataba desesperadamente de comprimir las hemorragias con sus manos. Le pegué un tiro en las pelotas, Hamed y su familia te mandan recuerdos cabrón , aulló como un animal mientras sus manos trataban de aguantarse lo poco que quedaba de sus huevos. Lo rematé sin piedad. Luego...acomodé con delicadeza a la niña en el suelo. No tenía solución, la herida en el cuello era mortal de necesidad. Le aparté las manos con suavidad y empecé a llorar mientras contemplaba consternado la escena. Poco a poco, su cerebro se quedó sin irrigación y se durmió para no volver a despertar. A su lado, dos chiquillas de su misma edad me miraban acusadoramente con sus ojos muertos... parecían muñecas rotas. Me sentí un monstruo. Me odié tanto en ese momento que apoyé durante muchos minutos el cañón de mi arma contra el mentón. No fui capaz de hacerlo. Soy un superviviente nato o quizás un cobarde. Salí dando traspiés de ese lugar mientras una bilis amarga manchaba mis labios y mi corazón, estuve una semana borracho. Me enviaron a casa y recibí tratamiento psicológico. No me había servido de nada. Casi cada noche se repetían las mismas pesadillas.

Arcadio......despierta...estás inquieto y gimiendo en sueños. Cinty estaba frente a mí mientras me daba ligeras palmadas en mi mejilla.

Vi que mi hombro estaba bien atendido y le pase la mano por mentón, acariciándola. Debes pensar que soy un ser despreciable. Quiero que sepas que no soy ningún delincuente, ni un loco o algo así. He sido agente del gobierno hasta...lo que tu sabes, no se si en estos momentos hay aun un gobierno al que servir y si después de esta locura aun le debo lealtad. No tengas miedo de mi Cinty, nos necesitamos. Yo...te necesito. Tenemos que sobrevivir, lo entiendes verdad....a veces hay que tomar decisiones duras y poco comprensibles para los demás. Quiero que confíes en mí. No disfruto matando a nadie, pero no dudes que lo haré si considero que tu vida o la mía está en peligro ¿Entiendes lo que te quiero decir? Se que es duro, pero no veo otra opción por el momento. Ojalá nada de esto hubiera pasado.

Me recosté, el dolor me atenazaba y aunque notaba la zona menos inflamada, el daño que me infringió ese cerdo era importante. Vi que alimentó el fuego y se tumbó junto a mi. ¿Quien eres Arcadio? Me fascinas y me das miedo a la vez. Eres tan amable y humano conmigo, pero....cuando veo como te comportas con la gente violenta, tengo sentimientos confusos, me aterra lo que haces, pero....me excita estar contigo. Me siento tan protegida que a veces creo que nadie puede hacerme daño si tu estás cerca de mi.

Pues ya ves al superhombre como está ahora.....hecho una piltrafa, .me tienes que cuidar tú. Le sonreí algo forzado, estaba bastante jodido en esos momentos . Soy humano como tu, sangro y puedo morir como cualquier persona. Solo que yo he pasado por experiencias que la gente normal solo ve en las películas. Para mi han sido reales...muy reales .

Le di un beso en la frente. Me pasó con cuidado su brazo y lo dejó reposar en mi dolorido cuello posando su cabeza en mi pecho. No tenía sueño. Me dispuse a pasar otra noche en blanco. Con mi mano sana empecé con lentitud a acariciarla por encima de su ropa. Ella me dejaba hacer, tenía los ojos cerrados. Vio que a pesar de mis intenciones, no estaba demasiado en condiciones de hacer nada demasiado productivo, me dio un beso en la boca y empezó a pasarme la lengua por mi cuello y pecho. A los pocos minutos me sentí morir de gusto mientras su boca recogía mi abundante corrida. Se volvió a recostar junto a mí y me dio a probarlo mientras me besaba introduciendo su lengua. Se quedó dormida.

Al rato, me pareció escuchar el ruido de muchas explosiones en la lejanía. La cavidad de la gruta distorsionaba bastante los sonidos. Parecían ¿disparos de artillería? no creo....¿truenos? que extraño. Me levanté como buenamente pude y me asomé a la entrada. En el horizonte nocturno se podía apreciar una enorme cantidad de rayos descargando su energía con toda la terrorífica furia que puede generar la naturaleza. No podía apreciarla, pero estaba claro que era una supertormenta. Una de las descargas fue especialmente fuerte y conté cuantos segundos tardó en sonar el trueno, el resultado lo dividí entre tres. Sesenta segundos, la tormenta estaba ahora a unos 20 Km. Continué contemplando el fenómeno. A los pocos minutos, uno nuevo rayo, parecido al primero en potencia impactó contra el suelo, el trueno lo escuché a los 30 segundos, mierda...ya estaba solo a diez kilómetros. Y venía directa hacia nosotros. Había que espabilar.

Cinty...Cinty despierta. Corre me tienes que ayudar. Viene una tormenta, aun estamos en invierno y yo....nunca he visto nada igual en mi vida, creo que puede ser muy poderosa y destructiva. Debemos refugiarnos en la cueva y prepararnos para lo peor, no se...puede incluso nevar o helar, vete a saber lo que puede depararnos, pero seguro que nada bueno. Hay que intentar recoger la mayor cantidad de leña posible antes de se moje y almacenarla dentro. Después de lo que ha pasado, el clima puede ser muy violento e imprevisible. Corre. No tenemos casi tiempo.

Aun faltaban algunos minutos para que llegara, al menos si su desplazamiento no se aceleraba aun más y los dos nos pusimos a reunir todo el combustible posible. Sufrí una auténtica tortura, ella intentaba que no recogiera la leña, pero no quise, no teníamos tiempo. Con las primeras gotas, nos volvimos a meter en la cueva. Afortunadamente, la entrada de la gruta quedaba bastante protegida del viento, pero si la temperatura bajaba mucho, podíamos morir de frió.

Entonces, Cinty me señaló con el dedo una colina cercana, el resplandor de los rayos los iluminó por un instante, los vi perfectamente, mi cara reflejó la sorpresa y la duda...¿eran amigos o quizás gente hostil?...pronto lo comprobaríamos....

Continuará

Crome