Las cosquillas de Alex
Otro mini-relato de cosquillas, esta vez marcó mi destino, pues sin ella estaría perdido...
Esta historia ocurrió hace ya casi 4 años. Me encontraba muy mortificado, pues el destino cruel me jugó una broma macabra y mi preparatoria se venía abajo. resulta que debía Matemáticas II, y si no pasaba el exámen final, mi vida se iría por el borde de un abismo. Para mi mala suerte, el día de la prueba no me presenté, pues estaba acampando con unos amigos, pero mi angel guardián llegó para mi salvación...
recibí una llamada de una amiga de aquel entonces... se llama Alex, y me dijo lo siguiente con su voz amiguera....
-oye muchacho, ¿por qué no fuiste al exámen?-
-porque andaba fuera- le contesté , desesperanzado.
-no te preocupes, platiqué con la maestre y me dijo que te haría el exámen el lunes, así que tienes todo el fin de semana para estudiar.-
-pero... no sé nada de la materia- para esto era VIERNES
-no te preocupes... yo hice el exámen y sé qué te va a preguntar. Incluso tengo el libro de los problemas.-
Santa madre de Dios! pensé. esta niña va a salvar mi vida
-oye...¿me puedes prestar tu libro por favor?-
-claro, incluso si quieres voy a tu casa para explicarte, pues la prueba está difícil-
Nada podía alegrarme más el día... mi situación académica estaba respaldada con una oportunidad, y mi amiga Alex iba a pasar a mi casa para ayudarme a estudiar...
Algo que quiero compartir con ustedes, es que mi amiga alex es exageradamente cosquillosa. recuerdo cuando en grupo le picábamos las costillas, entre todos los amigos, y ella casi se caía al suelo de la risa. además, sus pies eran muy lindos, pues ella es de piel muy blanca, cabello castaño rojizo, pecosa, de piernas bien formadas, y su sonrisa es de las más hermosas que mis ojos hayan apreciado. Su cuerpo era muy atlético (ella siempre hacía ejercicio, pero vestía mucho como si fuera hombre, aunque su cuerpo estaba muy bien contorneado y competía con cualquier mujer que le pusieran enfrente), y la situación está en que ella , acabando la prepa, se iba a mudar de país.
en fin. ella llegó a mi casa, mientras yo contaba los segundos, para verla llegar. La verdad siempre me gustó, pero no podía irse sin que yo tocara esos pies tan blancos y hermosos que ella tenía. Entró a mi casa, y llevaba una sudadera de hombre, unos pantalones de pána y zapatillas deportivas (se ve que venía de jugar). La pasé a mi cuarto, y le ofrecí que se sentara. La puerta de mi cuarto estaba entreabierta, pero abajo en la sala solo estaba mi madre. Alex sacó su enorme libro, y me relató lo que iba a venir en el exámen. Yo, consciente de que no me iba a quedar con las ganas, le dije...
-qué lástima que te vas de aquí en unos días, pero gracias por todo.-
-de nada. tú también me ayudaste muchas veces, y te voy a extrañar.-
-¿te puedo hacer cosquillas como cuando peleábamos por el balón en basket?- le dije desesperado.
-uy, sí... - dijo. -Tal vez en broma o sarcásticamente, pero para mí fué más que suficiente.
-¿en qué pie prefieres las cosquillas?- le dije, nervioso y con el corazón a mil por hora, pues sabía que ella podía irse en cualquier minuto...
-¿cómo crees? -dijo ella riéndose, a lo que mi experiencia e ingenio le reprochó..
-Bueno, un de-tin-marí-de do- pingüé- dije, y comencé con el celestial jueguito que me llevaría a cometer mi sucio pecado, pero que volvería a cometer mil veces...
-...Pingüé!- dije, señalando su pie derecho. le levanté lentamente el pié, y al ver que no me reprochaba ni se resistía, le saqué el zapato. Lenta pero nerviosamente, le toqué la planta de su pie, que estaba cubierta por un calcetín verde, y que para mi sorpresa, tenía un agujerito que dejaba asomar su blanca piel...
-Jaaaaaaaaaaa! no, por favor!- gritó ella, mientras se echó el cuerpo para atrás, pues en verdad era cosquillosa.
-Jaaaa,jaaaaa,jaaaaaa,jaaaaa,jaaaaa,jaaaa,!- . Sus pies olían a detergente de durazno, pues aunque ella hacía mucho ejercicio, su sudor no hedía. A mí en lo personal, me encantan los pies hediondos, pero ese aroma celestial me encantó, pues demostraba que ella era muy pulcra y que no había ningún motivo para que ella se avergonzara de sus pies...
al quitarle su calcetín cosquilleé su planta del pié, y ella se carcajeó de manera que tuve que cerrar la puerta de mi cuarto, pues si alguien escuchaba esas risas, podrían pensar que la estaba matando.
-joooooo,joooooo,jooooo!!! ¡no, /****, por favor, ya noooooooo!
ella abría y cerrraba sus dedos como si fueran pececillos en el agua, y su risa era muy fuerte. hasta tuve que poner música para que nadie sospechara de mis fechorías.
seguí cosquilleando su pie blanco, que estaba muy calientito y que , cuando ella se tapaba los ojos con las manos de la risa, yo aprovechaba para olisquearlo.
-jaa,jaa,jaa,jaa,jaa,jaa,jaa! me vas a matar!- gemía ella, mientras yo casi em orgasmeaba con el dulce sonido de sus risas.
el jueguito duró un buen rato, que a mí seme fué volando, y le dije.
-bueno, te dejo en paz. Pero falte el otro pie.
ella tal vez se lo tomó en broma, pues alegaba que le dolía el estómago, y hasta se puso de nuevo su calcetín verde, pero yo veloz le quité el otro zapato y su olor ya estaba más fuetr, pues alex ya estaba roja, las cosquillas le hicieron sudar y hasta la rajita de su pantalón de pana se marcaba con el compas de las cosquillas que yo le hacía...
-Noooo!!!ja,ja,ja,j,aj,aj,aj,aja,j,aja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,aaaaa!! Por favor noooo!!! - gritaba mil cosas, pero no retiraba su celestial pie de mis manos, tal vez por no poder de veras, pero sus carcajadas iluminaron mi habitación un rato más... Alex es una chica muy accesible, pues hasta le tomé fotos mientraas le hacía cosquillas, y sus pies son muy hermosos. Me habría encantado lamerlos y besarlos, pero la mala conciencia entró en mí y la dejeé respirar un rato.
-ja, jaaaaa.... Malvado **, ya ni la amuelas, me hiciste como quisiste...-
-no, pero estuvo divertido hacerte cosquillas... -le dije, mientras le ayudaba a ponerse sus prendas, pues de verdad perdió el aliento de la risa.
-Sólo espero que nunca te olvides de los buenos ratos que pasamos todos en la prepa, Alex.- le dije, con mucha nostalgia, como cuando sabes que tu película favorita va a acabar.
-Para nada. échale muchas ganas a tu exámen, pues tienes mucho camino por delante.- dijo, y me dió un abrazo que tengo guardado en mi baúl personal de recuerdos. Nos besamos en las mejillas y nos deseamos suerte.
EPÍLOGO
gracias a alex, pasé mi exámen,. y el recuerdo de aquella tarde todavía ronda en mi mente. Tal vez no fué tan intenso como en las otras ocasiones que les he relatado, pero fué de los primeros de verdad sabrosos, y lo guardo en el corazón.