Las cosas no son tan sencillas 5 final
Tendemos hacia las cosas sencillas, las interpretaciones sencillas, las soluciones sencillas, pero normalmente las cosas no son tan sencillas
Marta: cuando tu dijiste que vendría, todo volvió al plan inicial. Yo insistí a Carmen para que te lo propusiera, pero ella continuo sin atreverse. Así que el plan era seducirte y una vez que hubieras caído en mis redes lo demás seria fácil, así que decidí ponerme súper sexy. Con Carmen acordamos que teníamos que encontrar una escusa para que tu y yo nos quedáramos solos. Tu mismo nos proporcionaste la escusa, tu afición a las carreras de motos. El plan era que nos quedáramos solos y yo te sedujera, y termináramos follando, y mientras lo hacíamos Carmen follara con Cesar. Antes que tu subieras yo tenia que llamar a Carmen, ya que ella lo que no quería era que la vieras con Cesar y descubrieras el engaño. La idea era que te sintieras culpable y durante los días siguientes convencerte con lo del intercambio. Carmen tenia sus dudas sobre mis poderes de seducción así que acordamos que ellos solo se lanzarían si sabían que lo nuestro funcionaba.
Cesar: cuando Carmen y yo subimos nos fuimos a nuestro cuarto, yo estaba impaciente pero Carmen me contenía indecisa, no pasamos de besos y caricias.
Carmen: Yo paraba a Cesar pero no podía impedir que me pusiera muy cachonda. Al cabo de un rato decidimos investigar que pasaba en la planta baja, así que nos asomamos desde lo alto de la escalera y te vimos a ti despaldas detrás del sillón y a Marta estirada en el sillón, y por tus movimientos creímos que le estabas magreando las tetas.
Yo: yo no le toque las tetas, solo le masajeé los hombros y los brazos.
Cesar: Pero nosotros no veíamos tus manos, recuerdo que le dije a Carmen al oído: Tu marido se esta poniendo las botas con las tetas de Marta.
Marta: Yo estaba excitada y cansada, ya que fui yo la que estuvo conduciendo y al mediodía no había descansado, y cuando me empezaste a dar el masaje, me relaje y el masaje junto con el cansancio me dejo cao.
Marta mirando a Carmen: cuando a la mañana siguiente desperté y no vi a tu marido y fui consciente de lo que había pasado me asuste y subí al piso de arriba. Y como que al asomarme a tu cuarto tu me dijiste que habías leído un mensaje de tu marido que decía que le habían llamado del trabajo.
Marta dirigiéndose a mi: Yo le dije a tu mujer que después de echar un polvo te llamaron y te tuviste que marchar enseguida.
Carmen: porque no me dijiste la verdad
Marta: me sentía ridícula, tu marido me da un pequeño masaje y yo, que estaba deseandolo, me quedo frita.
Marta dirigiéndose a mi: Esto es lo que tenias que saber. No culpes a Carmen y culparnos a nosotros. Rompemos la cara pero no arruines tu matrimonio.
Me quede pensativo durante unos segundos. Todo lo que me habían contado encajaba con lo que yo había vivido. Yo creía saber lo que había ocurrido pero estaba equivocado, las cosas no eran tan sencillas como yo creía.
Yo: lo de romperos la cara, lo dejamos para otro dia. Ahora os agradeceria que nos dejarais solos.
Marta y Cesar se marcharon.
Carmen: Marta ha dicho que no me culpes, pero yo creo que si me tienes que culpar, primero en ocultarte parte de mi pasado, por dejarme llevar por mi lujuria y por ser una cobarde que no se atrevió a hablar con su marido por miedo a que descubrieras lo que te había ocultado en el pasado.
Carmen: dime que tengo que hacer para que me perdones y que las cosas vuelvan a ser como antes. Supongo que esa noche me viste follando con Cesar.
Yo moví afirmativamente mi cabeza.
Carmen con lagrimas en los ojos: supongo que después de lo que viste te doy asco.
Yo: no, no, no me das asco.
Carmen: ya no me quieres
Yo: si te quiero.
Carmen: Aun no me has perdonado
Yo: si y mas ahora que lo se todo.
Carmen: ¿porque me rechazas?
Yo, apesadumbrado: porque no estoy a la altura
Carmen: no te entiendo, que quiere decir que no estas a la altura
Yo: he intentado ponerme en forma, pero por un lado avanzo muy despacio y por otro no le puedo dedicar al gimnasio el suficiente tiempo.
Carmen: no te entiendo
Yo: joder, que no puedo follarte como Cesar el esta en otra liga
Carmen: Pero yo no quiero que me folles en plan salvaje como Cesar, yo quiero que me hagas el amor, quiero tu dulzura, tu cariño. Por esto es que quise casarme contigo y no con ninguno de los cachas del gimnasio.
Yo: yo no puedo hacer que grites de placer como hacías con Cesar
Carmen: ni lo quiero. Me encanto follar con Cesar, no te lo niego. Pero al que quiero es a ti tal como eres y no quiero cambiarte por ningún Cesar.
Nos fundimos en un abrazo, empezamos a acariciarnos y a besarnos y terminamos haciendo el amor encima del sofá. Nos deseábamos tanto que no logramos salir de la habitación. Nos pasamos el resto del fin de semana haciendo el amor, y perdí la cuenta de las veces que lo hicimos, supongo que era por el deseo contenido durante tantos días.
Las semanas siguientes las cosas volvieron a ser como antes, con la diferencia de que mi relación con Carmen mejoro, si antes era ya muy buena ahora era mas que muy buena. Volvimos a las visitas a la casa de Marta y Cesar como hacíamos antes.
Era tarde Carmen les dijo a las niñas que nos íbamos, lo que fue acompañado con sus protestas.
Marta dirigiéndose a su marido: Cesar llevaras a la niña a casa de los abuelos.
Marta dirigiéndose a nosotros en voz baja para que no lo oyeran las niñas: mañana estaré hecha polvo.
Yo lo pensé un segundo y dije: Marta como que las niñas están cansadas y se nos dormirán en el coche, te importaría que se quedaran a dormir con tu hija.
Esto fue seguido por un si unánime de las niñas.
Yo sin esperar la respuesta de Marta: venga niñas ir a dormir
Las niñas salieron disparadas hacia el dormitorio de la hija de Marta. Todos me miraban con cara de ¿pero que estas haciendo?
Y añadí: Cesar te importaría llevar tu a Carmen a casa, y le haces un rato de compañía. Digamos hasta mañana, hasta media mañana. Mientras yo me quedo con Marta, y le daré un masaje, ya que en el ultimo que le di nos quedamos a medias, se me quedo dormida.
Ahora si que todos lo entendieron, aunque Cesar parecía algo confuso. Carmen se acerco a mi, me beso y me dijo: Hasta mañana querido.
Y dirigiéndose a Marta: espero que esta vez no te duermas a medio masaje.
Marta: Y si me duermo, tu marido tiene mi permiso para despertarme como estime conveniente.
Y Carmen tomando a Cesar, que aun estaba algo confuso: Vamos machote que esta noche te pienso dejar hecho polvo.
Cuando se marcharon Carmen y Cesar. Yo me quede pensativo.
Marta: vamos ha ver si se duermen pronto las niñas que estoy impaciente por que me des un buen masaje. ¿En que piensas?
Yo: en como el príncipe despertaba a la bella durmiente
Marta, sonriendo: no te preocupes seguro que se te ocurrirán mil maneras de despertarme, aunque creo que esta vez no lograras que me duerma, antes pienso dormirte yo a ti.
Y mientras seguía a Marta contemplando su culo pensé: Normalmente las cosas no son tan sencillas, pero esta vez si que habían sido muy sencillas.