Las cosas no son tan sencillas 1

Tendemos hacia las cosas sencillas, las interpretaciones sencillas, las soluciones sencillas, pero normalmente las cosas no son tan sencillas

Como muchos viernes, estábamos en el piso de Marta y Cesar, yo, Pedro y mi mujer Carmen, mientras mis dos hijas y su hija estaban jugando, cuando Marta hizo una propuesta dirigiéndose a mi mujer.

  • ¿Porque no nos vamos tu y yo de minivacaciones a la casa que los padres de Cesar tienen en la costa

La empresa donde Marta y mi mujer trabajaban, estaban en temporada baja e incentivaban para que los trabajadores tomaran vacaciones durante estos meses, y se daba la circunstancia que nuestras hijas, que iban al mismo colegio, dentro de 3 semanas estarían de excursión con el colegio durante toda una semana, saldrían el lunes por la mañana y volverían el viernes por la tarde.

Marta continuo:

  • Como que estamos fuera de temporada la casa esta vacía, y con el tiempo que hace hasta podríamos ir a la playa, aunque sin bañarnos, ya que el agua del mar estará muy fría. Serian unas “maravillosas minivacaciones”. Podríamos salir, el lunes después de dejar a las niñas y volver el viernes a tiempo, para recoger a las niñas.

Los padres de Cesar tenían una casa en un pueblo de la costa que alquilaban a turistas, era una casa de pueblo acondicionada para el turismo con piscina y todas las comodidades.

Mi mujer contesto:

  • Pero y Pedro, y Cesar se quedarían solos.

Marta:

  • Ya son mayorcitos, y si quieren venir, que vengan. Yo no pienso renunciar a unas “maravillosas minivacaciones” sin niños.

Cesar:

  • No se si me dejaran tomar unos días de vacaciones, aunque creo que si, ahora la cosa esta muy parada.

Yo:

  • yo no podre, hoy hemos recibido un pedido súper-urgente.

Y dirigiéndome a mi mujer, añadí:

  • de hecho me pasare parte del fin de semana trabajando. Es lastima ya que estas ultimas semanas estábamos mano sobre mano, y me habrían dado días de vacaciones encantados.

Note que tanto ella como Marta quedaron sorprendidas y contrariadas por mi respuesta. Recuerdo que pensé que ellas esperaban que yo las acompañara. De hecho hacia unos días que Carmen estaba algo rara, y en este momento supuse que ellas habían estando planeando la salida.

Mi mujer añadió:

  • Si Pedro no puede ir, yo no iré.

Yo intente de convencerla para que fuera, había pasado una época mala cuando perdió su trabajo y no lograba encontrar otro. Se pasaba el día deprimida. Hasta que un día, en una reunión de padres nos encontramos con Marta y Cesar. Marta era una antigua amiga de Carmen, que vivían en una ciudad vecina y se habían trasladado a la nuestra, para estar mas cerca de sus respectivos trabajos. Eran del mismo pueblo y hasta la adolescencia eran inseparables. Luego la familia de Marta se marcho del pueblo donde vivía Carmen, y poco a poco fueron perdiendo el contacto. Marta al saber la situación de Carmen, y como que en su empresa quedaría una plaza libre de una compañera que se jubilaba, se las arreglo para que contrataran a Carmen. Carmen y yo mismo estábamos muy agradecidos con ellos, y la amistad que nació entre nuestras hijas afianzo una relación entre las dos familias.

Marta y Cesar hacían una curiosa pareja, el era alto y corpulento, con una buena musculatura, ya que como que tenia las tardes libres era asiduo visitante de un gimnasio, en cambio Marta era algo bajita, delgada y bastante atractiva, sobre todo por sus tetas, que aunque no fueran muy grandes destacaban por su delgadez. Mientras Cesar tenia un carácter tranquilo y bonachón, Marta tenia un carácter nervioso e inquieto que contrastaba con el de Cesar.

En cambio yo y mi mujer eramos mas parecidos, de una estatura entre la de Cesar y Marta, mas alto yo, si Carmen no llevaba tacones, y si los llevaba se igualaban las alturas o me sobrepasaba algo, dependiendo de los tacones. Carmen era mas generosa en carnes que Marta, pero sin llegar a ser gorda, y yo tenia una corpulencia parecida a la suya, aunque con un poco de barriguita cervecera.

Marta y Cesar intentaron ayudarme a convencer a Carmen, pero ella se mantuvo en sus trece de que si yo no podía ir ella no iría.

Dada la contundencia con la que rechazo la idea, yo no insistí mas. A medida que pasaban los días, la veía nerviosa y muy irritable con cualquier tontería que hicieran las niñas.

A la semana siguiente yo estaba saturado de trabajo con el nuevo pedido, así que llame a mi mujer para decirle que no podría ir a la reunión entre las dos familias, cosa que la pillo por sorpresa y la molesto sobremanera, aunque intento disimularlo.

Al llegar a casa, bastante tarde, con las niñas ya acostadas, la encontré muy nerviosa. Al preguntarle por la reunión con Marta y Cesar, me que Cesar habia conseguido que le dieran unos dias de vacaciones para poder ir y que estaban emperrados en que fuera con ellos a las minivacaciones. Note claramente que ella deseaba ir, pero por alguna razón no se atrevía ha aceptar. Yo volví a insistir a que fuera, ella ya no se mostró tan contundente en su negativa. Según ella no quería dejarme solo ahora que iba saturado de trabajo. Yo le volví a insistir y ella acepto. Aunque continuo estando nerviosa, pero no irritable, a veces contenta y aveces seria y pensativa.

El ultimo viernes antes de las minivacaciones, se produjo una situación caótica en el trabajo ya que el cliente quería modificar su pedido. Esto nos dejo paralizados, no podíamos continuar si el cliente no se decidía. Y el cliente decidió postergar su decisión hasta el final de la siguiente semana. Esto hacia que yo tuviera muy poco trabajo hasta que el cliente tomara una decisión. Aprovechando la coyuntura yo pedí unos días de vacaciones, con la promesa de que si el cliente se decidía antes, yo volvería, cosa que mi jefe acepto.

Salí del trabajo mas tarde y como que sabia que mi mujer estaría con las niñas en la casa de Marta y Cesar, allí me dirigí . Al entrar les di la noticia de que yo también podría ir a las minivacaciones. Esto fue una sorpresa para mi mujer. Se quedo parada. Marta fue la que reacciono antes, alegrándose. Y los demás la siguieron. Durante un momento tuve una sensación rara, como si fuera una alegría forzada, sobre todo la de mi mujer. Esto duro poco ya que Marta me agobio a preguntas para saber que había pasado, y luego se llevo a Carmen para consultarle algo de lo que tenia que llevarse su hija. Cuando volvió Carmen estaba mas tranquila y contenta por que pudiera acompañarles.

Estuvimos concretando todos los pormenores, y decidimos que después de dejar a las niñas ya partiríamos hacia la casa de la playa. Iríamos con dos coches, nosotros con el nuestro y ellos con el suyo, así si mi jefe me llamaba y tenia que interrumpir mis minivacaciones, yo volvería solo y mi mujer ya volvería con ellos.

El lunes, día de inicio de las minivacaciones, después de dejar a las niñas partimos para la casa de la playa. La casa de la playa era una casa antigua de pueblo reconvertida. La casa tenia planta baja y piso. En la planta baja estaba el garaje, un salón-comedor y la cocina que daban a un patio de la parte posterior. En el salón comedor había una escalera que daba al piso, donde había 2 dormitorios grandes con cama de matrimonio y baño individual, dos dormitorios pequeños con literas y un baño. Los dormitorios grandes daban a la parte posterior de la casa donde había un balcón que iba de lado a lado de la casa, comunicándolos. Cuando llegamos, primero fuimos a comer y después de comer nos instalamos. Yo que estaba cansado de conducir fui a echar la siesta. Mi mujer insistió a Marta para que fuera ha echar la siesta, ya que era ella la que había conducido, pero no acepto que fuera mi mujer la que limpiara. Así que las dos se pusieron a preparar la casa y ha Cesar le mandaron a hacer la compra, para que no las molestara.

Cuando me desperté encontré a mi mujer y ha Marta charlando animadamente en la cocina. Me dijeron que Cesar estaba en el patio posterior de la casa preparando la barbacoa y fui ha ayudarle. Yo me encargue de cocinar en la barbacoa. Mientras cocinaba durante un par de veces me quede a solas con mi mujer, la note rara como nerviosa, me comento sobre Marta y Cesar, lo buen amigos que eran. Yo se lo confirme, pero no le preste mucha atención ya que estaba concentrado en cocinar.

Tanto mi mujer como Marta se cambiaron para la cena. Se vistieron las dos de forma parecida, con unos vestidos de tirantes que les llegaban a medio muslo. La transparencia de la tela dejaba ver ligeramente sus bragas y sus pezones ya que no llevaban sujetador. Estaban impresionantes, tanto yo como Cesar alabamos su belleza. Yo me fije, disimuladamente, en las tetas de Marta. Mi mujer las tenia de parecido tamaño, pero las de Marta se las veía mas apetecibles, en parte debido a su delgadez y en parte a su escote en pico que las hacia mas visibles.

La cena empezó muy animada, yo observando las tetas de Marta que se sentó delante mio, mientras que observe que Cesar no perdía de vista las de mi mujer que estaba sentada a mi lado y delante de el. A lo largo de la cena, por alguna razón, la animación inicial fue decayendo, a pesar de que el vino que tomamos durante la cena tendría que haber aumentado la animación. Recogimos la mesa entre yo y Cesar, mientras nuestras mujeres se sentaban en el sofá. Observe que hablaban en voz baja, yo y Cesar en la cocina, mientras poníamos el lavavajillas, estuvimos hablando de motociclismo. A mi me encanta seguir el mundial de motos, esta noche habían carreras que terminarían muy tarde ya que corrían en el otro lado del mundo. Cesar me dijo que seguramente se podrían ver en la tele del salón ya que tenían contratados muchos canales. Fuimos al salón y Cesar empezó ha hacer zaping hasta que encontró un canal que retransmitiría las carreras. Mientras lo hacia Marta y mi mujer nos observaban calladas. En el salón había un sofá entre dos sillones, los sillones eran reclinables con un mando electrónico. Yo me senté en uno de los sillones, que eran los que estaban mas cerca del televisor. Cesar se sentó en el sofá al lado de misillon, a su lado se sento su mujer, mientras que mi mujer estaba sentada al lado de Marta, en el extremo opuesto del sofa. Yo estaba concentrado en la tele y les explicaba a los demás lo que pasaba en la tele, que era la preparación de la carrera de 125.

Marta dijo si nos apetecía tomar una copita de licor, cosa que todos aceptamos, y se fue acompañada de mi mujer a buscar las copas. Cuando volvieron, Marta me dio la copa, se mostro muy interesada en mis explicaciones, e hizo que Cesar le cediera su sitio. Asi que Marta quedo sentada en el sofa al lado de mi sillon, Cesar quedo en el centro y mi mujer a su lado en el extremo opuesto del sofa. Marta empezó a hacerme preguntas sobre los pilotos. Yo contestaba y cuando me giraba para contestarla, le hacia un repaso a sus tetas ya que al ser el escote en pico y con su posición ligeramente inclinada hacia delante dejaba una teta totalmente a la vista, esto hacia que tuviera una semierección que miraba de disimular. También echaba de tanto en tanto un vistazo a Cesar y a mi mujer que estaban hablando bajo entre ellos, muy cerca el uno del otro, no queria que mi mujer o Cesar me vieran demasiado interesado en mirara las tetas de Marta. Vi que mi mujer estaba un poco colorada, aunque no le di importancia, ya que supuse que seria efecto del licor.

Cuando empezaba la carrera de 125, mi mujer dijo que estaba cansada y que se iba a dormir, paso detrás de mi sillón, me dio un beso en la mejilla y me dijo que disfrutara de las carreras. Pasados unos segundos fue Cesar el que se retiro, mientras que quedamos solos yo y Marta, que se mostraba muy interesada por la carrera. Ella dijo que se pondría mas cómoda, se levanto y se sentó en el sillón que estaba frente al mio, en el otro lado del sofa, lo reclino y saco el reposa piernas. Yo trague saliva, en la postura que estaba con una pierna ligeramente flexionada, me daba una visión de sus muslos y de sus bragas. Cada vez que la miraba se me ponía mas dura. En contra de lo que suele suceder, la carrera de 125 empezó ha hacerse aburrida. Marta bostezo un par de veces, yo la invite a que se fuera a dormir, que no se quedara por hacerme compañía. Ella me dijo, que tenia la nuca agarrotada y que tampoco se dormiría. Yo que lo de dar masaje se me da muy bien, le dije si quería que le diera un masaje, cosa que ella acepto. Yo me levante, y mirando que ella no se diera cuenta de que estaba empalmado me situé detrás de su sillón y empece a masajear su cuello, para seguir despues con sus hombros y sus brazos. Desde allí tenia una visión sublime. Ella había apartado los tirantes de su vestido para facilitar mi labor, y su vestido había bajado ligeramente, lo que me permitía ver casi la totalidad de sus tetas. Ella al colocarse mas cómoda en el sillón había provocado la subida de su falda lo que me permitía ver la totalidad de sus piernas, incluso la parte baja de sus bragas. Si ha esto sumamos el suave contacto de su piel en mis manos, hacían que yo estuviera empalmado como un burro. Ella se fue relajando hasta que se quedo totalmente dormida. No me extraño ya que ella habia conducido y no había hecho la siesta, asi que tenia que estar cansada. La contemple a placer, mientras me la sobaba por encima del pantalón. Estaba supercaliente.

Mire el reloj, mi mujer tenia la costumbre de leer antes de dormir, así que rezando para que estuviera despierta y pudiera echarle un buen polvo, pare la tele, y dejando a Marta totalmente dormida y subí al piso superior, sin encender la luz de la escalera para evitar que Marta se despertara. Entre en mi dormitorio, la luz estaba cerrada, había la poca luz que entraba por la puerta abierta del balcón. Pensé mala suerte mi mujer debía estar dormida. Me acerque a la cama y vi que ella no estaba y la cama estaba sin deshacer.

Pensé que quizá estaba en la terraza. Salí ha fuera y es cuando oí gemidos que provenían de la puerta que daba al otro dormitorio.

Cuidando de no hacer ruido me acerque. Lo que vi me dejo paralizado. Mi mujer estaba sentada en la cama desnuda y Cesar, de pie, también desnudo, tenia las manos en sus cabellos y ella se la estaba chupando. Pocas veces me la había chupado a mi, solo en algún caso que estaba muy cachonda y había bebido en demasía.

Cesar le dijo: Te gusta chupar una polla de verdad e zorra

Carmen: me encanta.

Cesar la aparto y dijo: Voy a follarte como te mereces

Y levantándola la empujo sobre la cama colocandola a cuatro patas. En este momento pude ver su pene reluciente. Me quede algo sorprendido, supongo que con la corpulencia de Cesar y su musculatura esperaba ver un pene de mayor tamaño, y el de Cesar me pareció algo mas pequeño que el mio.

Cesar se situó de pie detrás del culo de Carmen, encaro su pene y de un golpe de caderas se lo clavo a Carmen hasta los huevos. Carmen dio un pequeño grito. Cesar le dio una soberana bofetada en el muslo derecho de Carmen. La cogió de las caderas con ambas manos y empezó a follársela salvajemente con fuertes golpes de cadera. Carmen empezó a gemir. Al ver esta violencia, me acerque a la puerta decidido a entrar y parar esto, cuando oí a Carmen decir: 'Dame mas duro, cabrón'.

Yo me debute en seco, aquello me dejo paralizado.

Cesar continuo follándosela, mas duro si cabe, y añadió: Seguro que el cornudo de tu marido no te folla así.

Carmen entre gemidos respondió: No el es mas delicado.

Cesar: mas marica querrás decir. Y Carmen se rio.

Durante un tiempo que me pareció interminable Cesar, con un aguante inimaginable se la estuvo follando, a lo bestia. De tanto en tanto de daba un fuerte cachete en las nalgas de Carmen cosa que ella parecia no molestarle. Carmen se tenso, y empezó a gemir fuertemente como resultado de un tremendo orgasmo, yo nunca la había visto gemir así.

Cesar bajo el ritmo, vi que escupía y debió meter un dedo en el culo de mi mujer, y esta protesto:

Carmen: por ahí no cabrón, si me rompes el culo mi marido mañana se daría cuenta. Ya te lo daré mas adelante.

Cesar quito el dedo de su culo, se tendió encima de la cama y usando su fuerza se coloco encima mi mujer. Esta cogió el pene de Cesar lo encaro y se dejo caer, y empezó a botar encima. Cesar le estrujaba literalmente sus tetas, Carmen no se quejaba, parecía que le gustara.

Me fije que de tanto en tanto Carmen miraba el reloj que estaba encima de la mesilla de noche. Cesar se dio cuenta y le dijo: Tranquila falta mas una hora para que terminen las carreras. Y si hay algún problema Marta nos avisara.

Aquello me dejo perplejo, Marta no solo sabia lo que pasaba, sino que colaboraba en que su marido se follara a mi mujer.

Marta cansada se tumbo encima de Cesar y empezaron a morrearse. Cesar de un movimiento de caderas se coloco encima de mi mujer y empezó a follársela y le dijo: ¿Donde quieres mi leche? En tu coño o en tu boca

Carmen: lléname el coño de leche

Cesar: te meteré tanta leche que te dejare preñada, así que mañana te tendrás que tomar la píldora si no quieres dar a tus niñas un hermanito.

En este momento fui consciente de que lo hacían a pelo, nosotros normalmente usábamos preservativos, ya que la píldora le daba molestias a Carmen.

Una sensación mezcla de pena, rabia, odio y de no se quemas me invadió. A pesar de estar fuera y que hacia fresco me ahogaba. Volví a mi habitación, empece a llorar en silencio, baje al piso inferior, donde Marta continuaba durmiendo, coji las llaves del coche que habia dejado en la mesita de la entrada. Y con cuidado de no despertar a Marta, ya que lo que menos quería es que me viera llorar, me marche.

Empece el camino de vuelta a casa, mire de concentrarme al máximo en la carretera, no quería pensar, aunque esto no impedía que continuaran brotando lagrimas de mis ojos. Debían haber pasado una horas cuando el piloto del coche me aviso que tenia poca gasolina. Me detuve en un área de servicio. Pase un pañuelo por mi cara para quitar cualquier lagrima. Reposte. Pero en vez de continuar mi viaje aparque en la zona de descanso.

Tenia que decidir que hacia. Ante todo estaban mis hijas, eran lo mas importante, si me divorciaba seria un drama para ellas. Estuve dando le vueltas, intentando encontrar una solución, y me di cuenta que si no hubiera acompañado a mi mujer habría sido lo mejor. Yo ahora estaría durmiendo en mi cama feliz de que ella estuviera de vacaciones. Recordé que yo termine de convencerla, ella lo había pasado mal y estas vacaciones se las merecía. No eran las vacaciones que yo había pensado, pero en el fondo continuaba queriéndola y no quería romper mi familia.

Tome el móvil y escribí: El cliente se ha decidido y debo volver, no he querido despertarte, disfruta de estas minivacaciones. Te quiero.

Cuando mande el mensaje me encontré mejor, creo que en mi interior creía que al terminar las minivacaciones lo que había pasado se perdería en el olvido y podríamos continuar nuestra vida como si nada hubiera pasado.

Pero las cosas no son tan sencillas, pero en aquel momento yo necesitaba creerlo para no hundirme.

Continuara