Las cosas no son lo que parecen

A veces crees que tu madre es una santa cuando realmente es una guarra calentorra que quiere follar.

LAS COSAS NO SON LO QUE PARECEN

Hola, amigos de amor filial. Soy Ramón y quiero contarles mi historia de amor y sexo con mi propia madre. Lo primero que quiero decir es que a veces las cosas no son lo que parecen.

Soy el mayor de dos hermanos, bueno la otra es mi hermana, y vivimos en casa los cuatro miembros de la familia. Mi padre, que se llama como yo, es directivo de una multinacional, con muy buen sueldo y todo eso, tiene 45 años, estudió aquí en Madrid, la licenciatura de derecho y económicas. Se mantiene en forma por hacer footing y acudir a jugar al padel un par de veces a la semana.

Luego está mi madre, María José, un año menor que mi padre, estudió derecho en la misma Universidad que mi padre, pero ahora no ejerce. Al tener mucho tiempo libre lo emplea en ir al gimnasio, masajes, rayos UVA, sin pasarse y hacer lo que quiera. La verdad es que para tener su edad está espectacular, con una figura casi perfecta, un pecho talla 95 y culo bien moldeado en un cuerpo de metro setenta

Mi hermana, Alicia, está ahora es Estados Unidos, estudiando Bachillerato, para luego entrar en la Universidad, tiene 17 años, más alta que mi madre, pero con menos tetas que ella, pero igualmente una buena figura.

Como he dicho me llamo Ramón, tengo 19 años y estoy en la misma Universidad que estudiaron mis padres, haciendo lo mismo que mi progenitor.

Vivimos en una zona residencial de la ciudad, en una casa propia con un trozo de jardín y una pequeña piscina para los meses de más calor. La cosa es que en casa, sobre todo mi padre es de corte conservador, tirando a mucho. Así es que a diferencia de otros amigos en cuyas familias, cuando van a playa o piscina sus madres o hermanas se ponen en topless, en la mía los bikinis tienen que ser bien discretos.

El caso es que una vez, que había quedado con mis amigos para jugar un partido de fútbol sala, este se suspendió porque no vino el otro equipo. Fue justo en las vacaciones de Semana Santa. Mi padre se había ido a una reunión en Londres, de su compañía y nos habíamos quedado mi madre y yo solos, cosa que era habitual que ocurriese por los viajes de mi padre.

La cosa es que llegué a casa mucho antes de lo previsto. No se oía nada, por lo que pensé que quizá mi madre habría salido, pero de pronto escuché como un quejido muy apagado. Venía de la planta alta de la casa. Me dirigí hacia arriba sin hacer ruido y lo que vi me dejó sin habla: mi madre espatarrada sobre la cama con un consolador en su coño, masturbándose como una loca mientras tenía una película porno en el video. Me quedé helado, y en ese momento mi madre me vio.

Ramón, hijo, que haces aquí tan pronto. Yo no sabía que ibas a venir ahora

Bueno, vale

Yo no sabía que decir, así que salí de la habitación hacia la sala de estar en el piso de abajo. Al poco tiempo bajó mi madre, ya vestida con ropa de casa.

Hijo, no se como explicarte

No hace falta mamá, ya eres mayor para hacer lo que quieras

No es que verás, son cosas que ya puedes entender por tu edad.

Si es que no me interesa

Verás, has visto que tu padre me deja mucho tiempo sola, por lo que yo tengo que recurrir a estos métodos para…liberar tensiones.

Ya

Es que no quiero que pienses que tu madre es una cualquiera

No, como voy a pensar eso

Más tarde me daría cuenta de por que lo decía, ya que si bien no es liberal de puertas afuera, si que lo es de pensamiento. La cosa es que sin yo quererlo me explicó que mi padre la dejaba mucho tiempo sola, que ella tenía sus necesidades, pero que no quería engañar a mi padre, un poco por miedo a perder su status, y por otra parte ya que hoy en día no se puede confiar en mucha gente.

Eso fue el primer sábado de las vacaciones de Semana Santa, y desde entonces veía a mi madre con otros ojos, y no podía dejar de imaginármela con el pedazo de consolador que tenía metido en su bien peludo coño. Me quedé con las ganas de ver como eran sus tetas, ya que tenía puesta la camiseta. A partir de ahí tracé un plan para poder ver a mi madre desnuda, o por lo menos las tetas, que me faltaban por ver.

El día siguiente fue perfecto en cuanto a lo climatológico para mis planes, ya que el sol estaba en todo lo alto sin una sola nube en el cielo. Llamé a mis amigos para decirles que no iba a salir, por lo que disponía de todo el día para empezar el plan. Fui a desayunar y ya mi madre estaba despierta. Todavía estaba un poco avergonzada por lo del día anterior, lo que noté y le dije que no se preocupara.

Le propuse ir a la piscina, ya que el día era espléndido. Dijo que si que lo era, y que en cuanto arreglase un poco las cosas de la casa (tenemos una mujer que limpia la casa tres veces en semana) se ponía el bikini e iba a la piscina.

Al cabo de unos tres cuartos de hora bajó con una camiseta y el bikini puesto. Era de su estilo, es decir, con bastante tela, y en general poco atrevido.

No quise lanzarme desde el principio, así que cuando llevábamos un rato comencé mi plan.

Mami, tu nunca has hecho topless?

No, ya sabes que en esta casa eso no se lleva.

Pero, no lo haces porque a papá no le gusta o porque a ti no te gusta?

Bueno, la verdad es que sobre todo porque a tu padre no le gusta

Poco a poco se empezaba a sincerar

De hecho un par de veces si que he hecho topless…aquí en la piscina, como no puede verme nadie… a menos que esté en un helicóptero. Claro aprovechaba los días de viaje de tu padre y tus días de Universidad

Pues si es por mi, no te cortes, ya sabes que muchas de las madres de mis amigos o sus hermanas hacen topless

Ya, pero es que me da no se qué

El qué?

Nada, que me da un poco de vergüenza, como nunca me has visto desnuda… bueno excepto ayer

Si, bueno eso fue debut estelar

Yo intentaba calmar la situación, quitare importancia.

Lo que quiero decir es que si piensas que a mi me molesta, estás equivocada, todo lo contrario…con ese cuerpo tan bien hecho que tienes, deberías lucirlo más a menudo.

La verdad es que mi trabajo me cuesta, ya que el gimnasio es agotador, pero como dice el refrán, quien algo quiere, algo le cuesta. La verdad es que me da un poco de corte…yo medio desnuda delante tuya

Si quieres, nos desnudamos los dos, y listo.

Ja, ja, ja, que ocurrente.

No, lo digo en serio.

No se, la verdad es que me gusta ponerme morenita, sobre todo para que algunos trajes luzcan bien…bueno, me pondré en topless, pero tienes que prometerme que será un secreto entre nosotros.

Claro, como lo de ayer, o te crees que lo voy a ir contando por ahí?

Espero que no, por mi bien.

Claro que no, tonta. Como voy a decir nada.

La cosa iba por buen camino, y después de dudar un poco, se quitó la parte de arriba de su bikini. Se dio una buena capa de protector solar, para no quemarse, y siguió tomando el sol. Al cabo de un rato le dije que si quería beber algo y me dijo que una cerveza. Me fui a por dos a la cocina. Al llegar seguí con mi plan.

Bueno, ya ves que no es tan malo, estar así.

No, la verdad es que es una maravilla, sobre todo desde que las tienes morenas y no te quemas.

Si quieres, hacemos lo que te dije antes y nos quedamos en cueros a ver que tal

Pero como os vamos a poner aquí en bolas los dos

Pues de la misma manera que tu te has quitado la parte de arriba del bikini.

No se

Bueno, si no te importa, yo si me voy a quitar el bañador.

No… a mi no me importa.

Me quité el bañador, y para evitar quedarme en evidencia, me tiré a la piscina. Nadé cerca de donde estaba mi madre.

La verdad es que es una sensación maravillosa. Tienes como libertad.

En serio?

Si, pruébalo, verás que bien se está.

Al fin mi plan estaba casi en su esplendor. Lentamente mi madre se levantó de la hamaca y se bajó la parte de abajo del bikini. Su gran coño peludo apareció ante mí. La verdad es que me gusta el pelo, pero tan poco arreglado no es tan bonito.

Por que no te arreglas un poco.

Como?

Digo el vello del pubis.

Es que depilarse ahí tiene que doler mucho.

Puedes afeitarte al principio a ver que tal.

Es que no te ves bien para hacerlo.

Si quieres te ayudo.

Con las tonterías de si me quito o no la ropa, y lo demás, quedamos en que iba a afeitarle el coño a mi madre. Fuimos a su baño, cogí las útiles de afeitado y empecé a darle un poco de espuma de afeitar. Notaba que estaba excitada. Cerraba los ojos, pero procuraba no articular sonido, ya que sería un poco embarazoso lo que probablemente se oiría. Le dejé un triangulito muy bien hecho. Le gustó. Le dije que había que ponerle un bálsamo para que no se irritase. Era el momento deseado, donde me jugaba el todo por el todo.

Me puse un poco de bálsamo en la mano y le di un suave masaje. Ahora si que se le escapó un pequeño gemido. Me armé de valor y dirigí uno de mis dedos a su vagina. Pensé que igual no quería, pero lejos de decir que no, lo que hizo fue abrir un poco más sus piernas. Esa fue la señal definitiva. Le metí el dedo salvajemente. Mi madre empezaba a jadear.

Oh que gusto.

Te gusta, eh?

Si, me encanta, vida. Sigue así.

Yo estaba a mil. La polla estaba a punto de reventar.

Ya no aguantaba más. Cogí a mi madre y la ensarté con mi polla. Me estaba follando a mi madre.

Ramón, que gusto!!!!

Te voy a reventar.

Si. Fóllame como a una perra, me corrooooooooo!!!!!

Y yoooo!!!!

Nos corrimos casi a la vez. Fue la primera vez, pero no la última. Esa semana dio para mucho. Tanto es así que mi madre le dio la semana libre a la mujer de la limpieza. Por supuesto nos desnudábamos para tomar el sol. Y descubrí que mamá tenía más de un agujero. Pero eso será otra historia…si ustedes quieren.