Las cosas de mi madre 9
Seguimos conociendo nuevos datos sobre la trama.
Capítulo 9
Por los hombros la empujo hasta tenderla en la cama. Hago lo mismo con mi esposa, las beso.
--Procurad dormir… Mañana hablamos. Ahora no penséis en nada y descansad.
--¡Quédate, con nosotras, Carlos! No nos dejes solas.
--Como quieras, Lina. Pero vamos a la otra habitación. La cama es más grande y estaremos mejor.
En el lecho se acurrucan a mi lado, dejándome en medio de las dos. Lina sigue llorando.
--¿No vamos a dormir, verdad? Cuando cierro los ojos veo a esos desalmados sobre mí…
--Cálmate, cielo. Habla de ello, si crees que te hace bien. ¿Cómo ocurrió todo? Cuando llegamos a casa la puerta estaba abierta, sin forzar. ¿Vosotras dejasteis entrar a alguien?
--¡No, Carlos! Estábamos arriba, en la sala de las cámaras. Entraron de repente, nos sorprendieron a las dos, mientras nos acariciábamos ante la cámara, por un privado que nos habían solicitado. No sabemos cómo abrieron, pero lo imagino.
--¿Cómo dices Katy? ¿Quién crees que lo hizo?
--Creo que fue tu amigo… Luis.
--¿Mi amigo? ¡Imposible! ¿Por qué iba a hacer una cosa así? No lo creo… ¿De dónde sacó la llave?
Un inesperado sollozo de Katy, heló la sangre en mis venas.
--¡Yo le di una llave a Luis!
--Pero… ¿Para qué?
El silencio fue la respuesta a mi pregunta.
--¿Por qué le diste una llave a Luis, Katy? ¡Responde, por favor!
-- Para que entrara para estar conmigo cuando tú te acostabas con tu madre o la mía. Para no estar sola en la cama.
Lina, a mi costado derecho también lloraba. Sorbiendo las lágrimas…
--Pero podías haberme llamado a mí, Katia. Yo también estaba sola y deseando estar contigo…
--No es lo mismo, Lina. Lo que Luis me hacía sentir… no era lo mismo.
--¡Jodeeer! Katy… Nos la has liado buena.
--¿Por qué? ¿Cómo iba a saber lo que pasaría? Tú confiabas en él ¿No? ¡Fuiste tú quien lo invitó a follar conmigo! ¡Incluso te ponía cachondo ver cómo me la metía!
--Tienes razón… La culpa ha sido mía. Confié en él y no se lo merecía. Pero ¿Por qué les facilitaría la entrada a los secuestradores?
Lina aprieta con fuerza mi brazo.
--Por dinero, hermano… por dinero. He recordado que, mientras estaba tendida sobre uno de ellos y otro por detrás, en un camastro cochambroso, el que me follaba el coño le dijo al que me la metía en el culo, que tenían que pagarle al colaborador. Ahora lo entiendo.
Pienso darle su merecido a ese hijoputa. Pero mientras tanto, me levanto, bajo y cierro con el pestillo la puerta de entrada. No tengo sueño. Conecto la tele y pongo un canal de juego, solo para ver… Sin ver.
Unos minutos después, Lina se sienta a mi lado.
--Carlos, no puedo dormir.
--Yo tampoco, hermanita. Lo que ha hecho Katy me duele. Mientras estaba con Luis, sabiéndolo yo, no me importaba. ¿Por qué hacerlo a espaldas mías, con engaño…? Si ella me hubiera dicho que se estaba enamorando de él, a mí no me hubiera importado. Lo que me jode es el engaño. Yo siempre he sido sincero con Katy. Pero ella no. Primero se lía, a mis espaldas, con papá y ahora con Luis…
--Carlos, en cuestión de sentimientos… No existe nada cierto. Yo, después de esta experiencia, he sacado algo en claro. Me gustan los hombres. Mientras me violaban y maltrataban esos cerdos… Pensaba en ti. En los momentos que pasamos juntos, para concebir a nuestro bebé. El que llevo en mi vientre, nuestro hijo. Eso me daba fuerzas para soportarlo todo…Aunque…
Acaricio su mejilla, llorosa, beso sus labios, los pechos…
--No sigas Carlos. Amor mío. No debemos hacer nada. No podemos tener relaciones hasta que tengamos las pruebas de SIDA. Podemos estar infestadas. Han sido varios los que nos han violado y….
--A mi no me importa eso…
--Pero a mí sí. No me perdonaría, jamás, haberte contagiado… Acompáñame a mi habitación. No quiero estar sola esta noche…
--Si, vamos… Descansemos. Mañana será un día duro.
Al despertar, me encuentro solo en la cama de mi hermana. Al parecer están abajo en el salón. Con el pantalón corto del pijama y una camiseta bajo a ver que hacen.
Est.an sentadas alrededor de la mesa de la cocina, desayunando.
--Buenos días, dormilón…
--Buenos días… Mamá, tengo un asunto pendiente, voy a salir, Llama al cerrajero para que cambie el bombín de la cerradura de la puerta. Si por casualidad vierais a Luis… No le digáis nada. Pero, nada de nada.
--Como tú digas, hijo. Anda, desayuna antes de irte.
Tras desayunar, llamo al teniente Emilio para ponerlo en antecedentes de lo ocurrido.
--Emilio, buenos días, veras, sospecho quien ha podido abrir la puerta…
--Si, ya lo sé.
--¿Cómo? ¿Qué lo sabes?
--Si, ha sido tu amigo Luis. Está detenido. Lo teníamos bajo sospecha desde que iniciamos la investigación, por homicidio, de tu padre. Por qué, casualmente, apareció su nombre en uno de los documentos que incautamos en Barcelona.
--Joder… Emilio. De haberlo sabido yo…
--No habrías hecho nada. Los acontecimientos nos han desbordado a todos. Pero ha confesado. Según su versión, el abogado de tu padre, contactó con él. Le ofrecía dinero para que lo tuviera al tanto de todas vuestras actividades. Lo sabía todo sobre ti y tu familia. Por cierto, nos ha dicho como eran las relaciones entre vosotros. Tu, con tu madre, tu suegra y tus hermanas. La verdad, no es que yo sea un santo…Pero lo vuestro ya es demasiado.
--Entonces… ¿Todo esto saldrá a la luz?
--Es posible… De todos modos, no veo indicios de delito en lo que hacéis… Solo que resulta insólito…Raroo…Rarooo. Jajaja. No te preocupes… Trataré de que se os moleste lo menos posible. Además, en la operación de la pasada noche, hemos detenido a cuatro elementos de la trama y liberado a cinco chicas y dos niñas, que habrían acabado en algún burdel en cualquier parte del mundo. De todos modos, la documentación que me proporcionaste, ha sido crucial para resolver el caso. Y los implicados no tienen ya motivo para perseguiros.
--¿Te parece poco motivo…La venganza? Imagino que los detenidos han sido la punta de iceberg, debajo no sabemos quién mueve los hilos. A quien hemos cabreado…
--Quizá tengas razón. Por eso he dispuesto una discreta vigilancia a tu familia. Así que no os desmadréis demasiado. Jajaja.
--No te cachondees, Emilio…Que esto es muy serio…
--No me lo tomo a broma, Carlos. Aunque no lo creas te aprecio. Y lo que menos desearía es que tuvierais otro disgusto.
--Vale, Emilio…Gracias. Mantenme informado…
--Lo haré Carlos. Adiós.
--Nos vemos…
Pensaba ir al encuentro de Luis, darle una paliza…Pero la nueva información cambia mis planes.
Vuelvo a casa. Mis mujeres siguen hablando en el salón. Katy baja los ojos al verme, le está dando un biberón a Lola, ya que no es aconsejable dar el pecho si existe la posibilidad de algún contagio.
--Katy, déjale la niña a tu madre y sube conmigo. Tenemos que hablar.
En silencio, cabizbaja, me acompaña hasta nuestra habitación.
--¿Me vas a reñir, Carlos?
--No, Katy. Anoche dijiste algo muy cierto, yo te entregué a Luis. La responsabilidad de lo sucedido es mía. Pero no es ese el motivo de que estemos aquí, ahora. Quiero preguntarte algo… ¿Tú me quieres?
--¿Por qué me preguntas eso, Carlos? Pues claro que te quiero. ¿Por qué lo dudas?
--Katy… Apenas hace tres años que empezamos a salir juntos. Yo estaba realmente enamorado y, de repente, me cuentan que estas saliendo con un hombre, que te subes en un coche con él y vuelves a las tantas. Ahora sé que tu madre se opuso a que tuviéramos relaciones…Porque éramos medio hermanos. Pero resulta que me dejas, para liarte con mi padre, sin saber que también era tu progenitor. Te dejas follar por él, Lola, tu hija, es la prueba viviente de ello… Te proponen salir con Enrique…Y tú aceptas, empiezas a follar con él, para hacerle cargar con tu barriga. Por Lina me entero que estás embarazada de mi padre y como solución propongo casarme contigo. Soy tu tabla de salvación, o sea, el mal menor… Y ahora te lías a mis espaldas con Luis. Lo traje a casa, confié en él y resulta que él se había acercado a mí, por dinero. Por interés. El abogado de mi padre le pagaba para que nos vigilara. Y tú le entregas las llaves de nuestra casa… A un, casi desconocido, para ti y por lo visto, también para mí. Repito la pregunta, Katy… ¿Tú me quieres? Porque si no es así, tienes el camino libre para marcharte con quien quieras, cuando quieras. No tienes ninguna obligación de estar conmigo.
--Te voy a contestar con otra pregunta, como los psicólogos. ¿Y tú, me quieres a mí? Por qué lo que he visto es que has intentado reparar los errores de tu padre, casándote conmigo, con tu media hermana, para no dejar sin padre a tu otra, medio hermana. Mi hija, e hija de tu padre. Repito. ¿Tú me quieres? ¿Estás dispuesto a seguir viviendo conmigo? ¿O prefieres a Lina? Tú hermana. Que lleva años, me consta, enamorada de ti. Que se lió conmigo al no poder tenerte, cuando empezamos a salir juntos, cuando aún no sabíamos nada de todo este embrollo de familia. Sí, Carlos. Lina está perdidamente enamorada de ti. Por eso quería tener un hijo tuyo y no tener contacto con ningún otro hombre…
Un ligero roce me hace girar el rostro hacia la puerta del dormitorio. Lina nos mira con una sonrisa triste en su boca…
--¿Es eso cierto, Lina?
--Si, Carlos. Desde siempre, has sido mi príncipe azul… De niños, cuando jugábamos en casa, en el pueblo… Todo mi afán era estar contigo. Te quería, no sentía una atracción sexual, hacia ti, era, no sé…otra cosa, admiración, cariño, eras mi protector, el hermano mayor que me sacaba de los líos en los que me metía… Y Katia lo sabía, lo supo siempre, aunque yo no se lo dijera… Ella lo sabía. Yo intenté emparejarte con ella para así poder estar más cerca de ti. Mi tendencia bisexual facilitó mi relación con ella. Si no podía tenerte para mí, te compartiría con ella. Después las cosas han sucedido tan deprisa que…
--No sigas Lina. Después de estar contigo… Me ocurrió algo extraño. Perdí interés por las demás mujeres. Debo reconocerlo… Me enamoré perdidamente de ti. Caí en la cuenta, que, a lo largo de mi vida, mi obsesión era protegerte, librarte de los demás chicos que se te acercaban… Sentía celos de los demás. Cuando me dijiste que estabas enamorada de Katy… Para mí fue una liberación. A pesar de verte disfrutar en la cama con ella… Te sentía más cerca que nunca. Y a ti también te quería, Katy, te quiero, os quiero a las dos.
--¡Dirás a las cuatro, sinvergüenza…!
Mi madre y mi suegra se asoman por la puerta.
--Mamá, por favor. Esto es serio, intento poner orden en esta casa de locos, de locas, más bien.
--De acuerdo, tú pondrás todo el orden que quieras, pero aquí tienes a dos hembras que están deseando meterte mano. Lo siento por las jovencitas, tendréis que apañaros solitas un tiempo, hasta que sepamos que no estáis infectadas.
--Pero eso podría tardar mucho tiempo. La prueba es rápida, en menos de media hora te pueden dar los resultados, pero para estar mínimamente seguros de que no hay infección tendremos que esperar al menos veinte días. Cuando estuvimos en el hospital nos hicieron la prueba del VIH y fue negativa, o sea, nosotras no lo teníamos, pero tenemos que repetirla dentro de tres semanas para estar seguros.
--De acuerdo…Vayamos con calma. Podemos tener relaciones, siempre y cuando pongamos en práctica las medidas de seguridad adecuadas…
--Carlos… Tengo que confesarte algo más…
--¿Más? Katy, eres una caja de sorpresas.
--Es algo que… Veras, que antes o después te vas a enterar.
--¡Qué! ¡Habla, di lo que tengas que decir… No sigas ocultando cosas que nos pueden poner en peligro!
Lina, mamá y mi suegra se sientan en la cama, alrededor nuestro.
--Pues… ¿Recuerdas el día que me fui con mis amigas a tomar unas cervezas?
--Creo que sí, era una amiga del pueblo que estaba estudiando aquí en Sevilla ¿No? Y te quedaste a dormir en su casa.
--Si…Bueno…No. Estuve con Luis y… Con unos amigos suyos. Pasé la noche con ellos.
Respiré hondo… Aquello no tenía buena pinta. La miré a la cara y bajó los ojos.
--Sigue. ¿Qué pasó?
--Me esperaba en un bar del centro, estaba solo, tomamos unas cervezas, seguimos con copas de manzanilla y me mareé un poco. Entonces me dijo que cerca de allí, un amigo, tenía un apartamento. Por la calle Siete Revueltas, me deje llevar. Allí nos esperaban dos amigos suyos. Me dieron a beber algo fuerte, vodka, creo. Pusieron música, bailamos, me desnudaron… Y me hicieron todo lo que quisieron…
--O sea… ¡Te follaron!
--Ssi… Los tres…Varias veces. Pero lo peor no es eso.
--¡¿Ah no? ¿Y que puede ser peor?!
-- Que uno de ellos era… De los que nos secuestraron. Pero además, follamos sin condón, a pelo. Creo que fue cuando me quedé embarazada. Eran tres, pero luego, el día siguiente, al volver a casa, también lo hice contigo… ¡Y no sé quién es el padre!
Me quedé sin habla. Un frio mortal me atenazaba la garganta. Me levanté, fui al baño y me refresqué la cara.
No podía creerlo. Yo, tan ufano por haber dejado embarazadas a las dos, y ahora resulta que lo que trae puede ser de cuatro. Los cuatro que follamos con ella en veinticuatro horas…
Lo cierto es que un par de semanas después, estaba preñada…
--¡¡Jodeeer!!
El puñetazo que di, dejó mis nudillos marcados en la puerta del baño y la piel desollada. Al regresar al dormitorio Tina abrazaba a su hija, que lloraba. Lina se acercó.
--¿Estás bien, Carlos?
--No Lina, no estoy bien… Ahora mismo, la mataría… No te preocupes, no le haré daño, pero…
--Pero… ¿Qué piensas hacer?
--Tina, es mejor que te la lleves al pueblo… Lo nuestro se acabó. Seguiré haciéndome cargo de Lola y lo que venga, pero hemos terminado. No puedo confiar en ella, ya lo ves. Es mejor que se aleje de mí, al menos por ahora.
Katy me mira, con los ojos anegados en lágrimas.
--¡Pero ahora es cuando más te necesito!
--Eso lo tenías que haber pensado antes. Ya me hice cargo de tu hija, porqué suponemos que era de mi padre, pero no estoy dispuesto a aceptar otro hijo de no se sabe quién.
Mi madre mueve la cabeza en señal de desaprobación.
--Hijo ¿Estás seguro de que es esto lo que quieres?
--Ahora mismo sí, mamá. Hoy he sabido que Luis estaba implicado en la mafia que nos ha estado vigilando. Que cobraba del abogado de papá, para controlar nuestros movimientos, que les facilitó la entrada, con la llave que Katy le dio, a los facinerosos que las secuestraron y que tenían preparado un plan para llevarlas a Tánger y venderlas en el mercado, como si fueran reses. Y todo esto facilitado por mi mujer, que además se acostaba con ellos. No, no estoy dispuesto a seguir con una persona en la que no puedo confiar. Lo siento, pero es mi decisión, mamá.
--Piénsatelo bien cariño. No te precipites. Si las envías al pueblo, solas, las dejas desamparadas. Pueden hacerles daño, como venganza. Creo que no es un buen momento para separarnos. Debemos seguir juntos, al menos un tiempo, hasta que pase todo y se tranquilice la cosa.
Mi madre tenía razón, no podía dejarlas solas. Y qué coño… También las quería.
--Tal vez tengas razón, mamá. Pero lo cierto es que no podemos quedarnos aquí. Tenemos que marcharnos a algún sitio donde no se nos conozca.
--Eso está mejor. Pero ¿Dónde iremos?
--Tenemos varias alternativas. Los pisos, casas que están escriturados a nuestro nombre. Los podemos utilizar. Mira, hay una casita en Benalmádena que nos vendría de perilla. Por lo que he podido averiguar, tiene cuatro habitaciones, piscina…¿Qué os parece?
--Por mi bien ¿Qué piensas tú, Tina?
--Yo iré donde vosotros me llevéis, con mi hija y mi nieta.
--Y tu Lina, ¿Te parece bien?
--¿Cuándo nos vamos?
--Preparadlo todo, mañana nos largamos a la costa. Llamaré a Emilio para decirle donde nos vamos. Debe saberlo por si hay novedades.
Llamo por el celular.
--¿Emilio?
--Sí, dime Carlos.
--Pues, que después de hablar contigo, hemos decidido marcharnos de aquí. Alejarnos un poco de las posibles represalias. Nos vamos a Benalmádena…
--Vale, Carlos…Cuando lleguéis me dices donde estáis… Pero yo también quería decirte algo.
--¿Qué? No me asustes.
--Es una información a la que he podido tener acceso y que me ha llegado ahora mismo. Tu padre trabajaba para el servicio de información. Era un infiltrado en la red que tratábamos de desmantelar. No era un delincuente. Fue asesinado, precisamente, porque su abogado lo había descubierto, e informó a los capos de esa mafia.
--Y si el abogado trabajaba para ellos ¿Por qué lo mataron?
--No fueron los mafiosos… Se suicidó al ser descubierto. Sabía que pasaría el resto de su vida en la cárcel. La operación de Barcelona, fue la que sacó a la luz su implicación en la trama. Todo esto es confidencial ya sabes. No te he dicho nada.
--En fin, si sabes algo más llámame a este número. Y gracias por todo, Emilio.
--De nada, Carlos. Gracias a ti. Un abrazo.
Por fin se aclaraban las cosas. Mi padre no era un mafioso, ni traficaba. Era un agente infiltrado y nadie sabíamos nada. Se me hizo un nudo en la garganta y se me saltaron las lágrimas. Mi madre me miraba.
--¿Qué ocurre, Carlos? ¿Más disgustos?
--No, mamá. Me acaban de decir que papá no era un mafioso, ni un delincuente. Era un agente, infiltrado en una organización, para acabar con ellos y eso lo mató.
Dos días después ocupábamos la casa en la costa malagueña.