Las cosas de mi madre 5
Un duro golpe puede cambiar drásticamente nuestras vidas.
El tiempo transcurre de forma inexorable. Nuestra hija, bueno, de mi padre y mi “esposa- medio-hermana”, ya tiene seis meses, le pusimos de nombre Lola, es un antojo de las abuelas. La pequeña nos tiene embelesados, ¡es tan bonita!, la quiero con locura, sobre todo teniendo en cuenta que es medio hermana y sobrina…¡Uff! ¡Vaya lio!
(Ver capítulos anteriores de “Las cosas de mi madre”1 á 4)
Seguimos en la casa de mamá en Sevilla, Lina vive también con nosotros, se mudó hace unas semanas, cuando terminó el instituto, sigue enamorada de mi mujer, pero nos arreglamos bien, comparto a Kati con ella, de forma natural se han establecido unos acuerdos, no explícitos, que facilitan la convivencia y el apareo. Jejeje.
De todos modos Lina y yo no tenemos contactos sexuales, pero me encanta ver como se lo monta con Kati y, a veces, con mamá, me dan unos espectáculos fabulosos, en los que, algunas veces, me permiten participar. Mamá no quiere saber nada de papá, ahora soy yo su consuelo, bueno y Kati y a veces Lina.
Lina ha salido con unas amigas, Kati y mamá están en la cocina, yo intentando poner en orden mis notas para el relato. Tengo esta actividad parada desde hace meses y tengo ya ganas de seguir.
Oigo a mamá hablar, creo que por teléfono, parece que llora. Bajo a ver qué ocurre.
--¿Pasa algo mamá?
--¡¡Qué desgracia, hijo…Qué desgracia!!
Katia nos mira asustada. Mamá llora desconsolada.
--¡Tu padre, Carlos, tu padre… ha muerto!
--¡¡¿Quéee?!! ¿Pero qué ha pasado? ¡Di algo mamá!
--Ha llamado Tina, tenemos que ir enseguida al pueblo. Llama a tu hermana y que se venga ya. ¡Vamos!.
Llamo a Lina y le digo que venga rápidamente, que ha ocurrido algo grave y que se lo diré cuando llegue a casa. Nos preparamos para salir en cuanto llegue mi hermana.
La noticia le cae a Lina como una bomba. No habla, no llora, solo dice de cuando en cuando…
--No puede ser…No puede ser.
Durante el viaje apenas hablamos. Yo conduzco fijo en la carretera… No quiero pensar en nada. Pero no puedo evitar que se agolpen en mi mente pensamientos extraños. No soy especialmente supersticioso, pero hoy no me he puesto los calcetines al revés y esto me da mala suerte…Mamá llora en silencio. A pesar de todo quería a papá, aunque le cueste aceptarlo.
Al llegar a nuestra casa nos vemos rodeados de amigos y conocidos. No veo a Tina. También está la Guardia Civil… ¿Por qué? No comprendo nada. El guardia que parece de mayor graduación, me indica que me aparte con él para hablar. Se identifica como el cabo, comandante del puesto.
--¿Es usted el hijo de don Fernando?
--Si ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué están ustedes aquí? ¿Cómo ha muerto mi padre? Quiero verlo.
--Ante todo sentimos lo de su padre y lamento decirle que, presuntamente, se ha suicidado.
Siento como si un mazo me golpeara la cabeza, mi vista se nubla, el guardia se da cuenta y me sujeta para evitar que me caiga al suelo. Me lleva hasta una silla y me siento en ella. Mamá y mis hermanas me miran y se acercan.
--¿Qué te pasa Carlos? ¿Estás bien?
--No mamá, no estoy bien, déjame salir a tomar el aire. ¿Dónde está Katia?
--En casa de su madre. Tina no se encuentra bien. ¿Qué te ha dicho el guardia?
--Me ha dicho que papá…. Se ha suicidado.
--¡¡Dios mío!! ¿Se sabe por qué?
--No lo sé. Es más, no creo que lo sepan.
--¿No se habrá enterado de…?
--¡No sé nada, mamá! ¡Joder que putada, papá! ¿Por qué lo has hecho? ¡Mierda, jodiéndome hasta el final!
--Tranquilízate, hijo. Voy a hablar con Tina, a ver si averiguo algo.
Mamá se marcha y voy en busca del cabo de la Guardia Civil para intentar saber algo más.
--¿Puede decirme como ha sido? ¿Saben o sospechan por qué? ¿Ha dejado alguna nota?
--No sabemos mucho. Al parecer ha sido un problema económico. El banco le cerró el crédito y le reclamaban pagos que no podía atender. No sabemos mucho más. Solo que se encerró en su despacho y se pegó un tiro con su escopeta de caza. Al oír el disparo un vecino nos llamó y tras forzar la puerta nos encontramos con el cadáver de su padre. Ya se lo han llevado para realizar la autopsia, pero no creo que nos aclare nada. Tendría que ponerse en contacto con la funeraria para el entierro.
--Bien, muchas gracias. Yo intentaré averiguar algo, necesito saber por qué ha hecho algo así.
Lina está muy traumatizada, le pido que me acompañe a casa de Tina, obedece como un zombi. Se deja llevar, sigue sin hablar. Estaba muy unida a papá, era…Su ojito derecho.
Mi suegra está en su dormitorio, en la cama, acompañada de Kati y mi madre. Está dormida. Mamá me empuja fuera del cuarto.
--Le han dado un sedante muy fuerte. Ahora duerme, esperaremos a ver si ella sabe algo.
--Mamá, el cabo me ha dicho que posiblemente se había arruinado…Se disparó con la escopeta…
--¡Por dioss! ¿Qué habrá pasado por su mente, para hacer algo así?
--¿Tu no sabias nada, mamá?
--No, hijo. Últimamente no hablábamos mucho. Pero hace unas semanas me llamó para que me acercara a una notaría, de Sevilla, para firmar unos documentos. Era la cesión de la casa por un nuevo acuerdo del divorcio. La de Sevilla la heredé de mis padres, ya lo sabes y lo habíamos resuelto antes. La verdad es que me extrañó que me cediera la del pueblo sin pedírsela.
--Creo que intentó salvar lo que pudo, antes del desastre.
Lina me mira con gesto de incredulidad.
--Carlos, papá se ha quitado la vida. ¿Por qué?
--No lo sé, pequeña. No sabemos nada. Voy a ver si despierta Tina y nos aclara algo.
Lola está llorando en brazos de su madre que también gimotea.
--Kati ¿Estás bien? La niña llora, querrá mamar ¿No?
--Si cielo. Le daré el pecho a ver si se calma…Y tú ¿Cómo estás?
--No lo sé, Kati. Me siento muy cabreado con mi padre, no sé por qué lo habrá hecho, pero no ha resuelto nada y nos deja el marrón a nosotros. ¿Ha despertado tu madre?
--Si, mira, parece que se recupera… Mamá, ¿como estas?
--Katia, hija.¡Qué desgracia! ¡Fernando, tu padre…!
--Si mamá, ya los sé. Y tú, ¿sabes por qué lo ha hecho?
--Creo que sí, cariño. Se había arruinado. Le convencieron para ampliar el negocio, invirtiendo en no sé qué empresa. El banco le concedió un préstamo por una cantidad importante, con la crisis se hundió la empresa y se quedó con la deuda del banco. Le embargaban las tierras y las naves de su propiedad, lo perdía todo y no pudo soportarlo.
Mamá abraza a Tina. Lloran las dos. Lola mamaba del pecho de Kati, que la besa dulcemente. Lina, de pie en la puerta empezaba a llorar. Componían un cuadro dramático, impresionante. Me dirigí a Tina.
--Entonces. ¿Mi padre llegó a saber que Katia era hija suya?
--¡Nooo, por dios, se ha ido sin saberlo! Pero dejar embarazada a la novia de su hijo no ayudó a resolver problemas. Se sentía culpable y te admiraba por tu gesto al casarte con ella. De todos modos el motivo, creo, ha sido el no poder soportar quedar en la ruina y depender de mí. Aunque yo le ofrecía toda mi ayuda, habríamos salido adelante con mis rentas…No sé, cada vez estoy más confusa.
Y así quedó la cosa.
Tras el funeral nos marchamos a Sevilla para seguir con nuestras vidas.
Claro que, sin la pensión de papá para nuestra manutención, las cosas se nos complicaban y mamá nos convocó para discutir posibles soluciones. Yo propuse dejar de estudiar y buscar trabajo, pero mamá se opuso y planteó, como salida inmediata, buscar ella trabajo…Como puta. Escort dijo, era lo que mejor sabia hacer y lo más rentable.
Protesté enérgicamente, pero ella me hizo ver que, ante la situación económica por la que pasa el país, me sería muy difícil encontrar una ocupación, sin experiencia, sin un oficio… Mis hermanas, bueno, mi hermana y mi mujer, la apoyaron.
Me enfadé mucho, pero no me sirvió de nada, teníamos que pagar la luz, los impuestos, el gas, la comida y los gastos que ocasionaba la niña… Aún teníamos algún dinero guardado que nos permitiría vivir unos meses pero…
Hoy han faltado dos profesores, vuelvo a casa, al entrar oigo risas en arriba, en las habitaciones. Oliéndome algo raro, subo despacio, la puerta del cuarto de mamá está entreabierta, me asomo y veo algo sorprendente. Kati y Lina están desnudas, sobre la cama, con los rostros cubiertos por máscaras, juegan, se acarician, parece que hablan con alguien, a quien no veo… Abro la puerta y están solas… Pero hay dos cámaras de video en lugares estratégicos.
--¡¿Qué pasa aquí?! ¡¿Qué estáis haciendo?!
--¡¡Ahhh!! ¡Vaya susto nos has dado! ¡Corta Lara, corta!
Lina corre hacia un ordenador y teclea.
--¿Pero, qué es esto? ¡Estáis locas!
Doy un portazo y me voy a la habitación que utilizo para estudiar.
Mamá entra en mi despacho para hablar.
--Carlos, hijo. Perdona por no decirte nada. Tuve una conversación con los chicos que dirigen la casa que me facilitaba los clientes para seguir, como antes. Pero ellos me hablaron de una forma distinta de trabajar, las “chat web cams”, o algo así. Lo hacemos desde casa, sin contacto físico con los clientes… Preparamos el dormitorio con algunas cámaras de video y nos conectamos con la página que ellos regentan. ¿Qué te parece? Aquí podemos trabajar las tres, incluso tú mismo podrías hacerlo ¿No? Con máscaras para que no nos conozcan…Aunque a estas alturas, a mí eso me da igual.
--¿Desde cuándo lo estáis haciendo?
-- Llevamos una semana y ya tenemos un dinerito acumulado. Pero no te enfades con las chicas, la culpable he sido yo. A final de mes nos ingresan en la cuenta lo que ganamos. También hacemos sexo telefónico…
--La verdad es que lo prefiero. Entre dejar que vengan de la calle a follar con vosotras y dejar que me vean follar a mí, prefiero lo segundo.
--¡Ahhh! ¡Pillín! Ya te ves jugando con nosotras ante las cámaras ¿No?
--Pues mira… Esta opción me gusta más que la otra. Además, tengo alguna experiencia en el tema, llevo algún tiempo visitando algunas páginas de estas, con chicas ante la cámara y me gusta. Pero es mejor aún. Tengo un amigo, buen amigo, que podría ayudarme con la instalación y… ¡Con vosotras!
--¡Pero qué golfo eres! Pero me alegro que te guste la idea. En un principio pensé en seguir como antes, pero me sentía fatal por trabajar de puta sabiendo que lo pasarías mal.
--¡De puta no, mamá! ¡De escort! Jajaja.
--Anda, ven con nosotras que hemos cortado sin decir nada y se nos cabrean los “voyeuristas”.
Lina y Kati están sentadas, con un pequeño quimono, que apenas les llegan a los muslos y un tanguita minúsculo tipo hilo dental. Parecen asustadas. Kati me mira suplicante.
--No te enfades con nosotras… Solo queríamos ayudar.
--Lo sé, mi vida. No os preocupéis, lo entiendo y voy a ayudar. Por lo pronto vamos a jugar un ratito. ¿Tenéis un antifaz para mí?
--¡Sii! Ven, desnúdate y ponte esto.
Me proporcionan una barba y un gorro de papa Noel. Mamá se desprende de la bata que lleva quedando desnuda, se colocan los antifaces. Me estoy excitando.
--¿Y yo qué hago?
--Nada, ven tiéndete aquí. Ah, Lina es Lara, Katia es Marta y yo soy Patri, a ti te llamaremos Pedro, ¿Vale? ¿Estamos preparados? Lara enciende, improvisad.
Un monitor de 32 pulgadas nos ofrece las imágenes que se envían y otro las de la página web donde salimos, con una banda, a la derecha, con los textos que nos escriben del chat.
Lina se coloca sentada, ante la cámara central, desnuda, separa las rodillas, su chochito, totalmente depilado, está en primer plano, lo acaricia. Mamá se le acerca, se coloca en cuatro, besa su clítoris, lo lame, y, presentando un primer plano de su culo, lo abre, Kati le derrama líquido lubricante en la rajita y le mete un dedo en el ano, lo mueve. Coge un consolador y se lo introduce, lentamente, hasta el fondo. Lina se levanta y cámara en mano, se mueve alrededor tomando primeros planos de lo que hacen desde distintos ángulos.
Mientras juegan con su culo, lame mi polla que va a estallar. Me enfocan a mí, me siento extraño, avergonzado pero muy excitado, es la primera vez que me la chupan ante una cámara, con el agravante de ser mi madre quien lo hace. Pero eso, claro está, no lo sabe nadie.
Sigue ella sola con el dildo en su culito. Kati se abre de piernas sobre mí, se deja caer y se ensarta en mi verga.
Oigo unos pitidos extraños de los altavoces del ordenador. Por gestos le pregunto a Kati de qué son.
--Son los premios que nos dan por hacer lo que hacemos. Esos pitos se traducen en dinero.
Lina deja la cámara en el trípode para acercarse a nosotros, se inclina para depositar un tierno beso en mi boca, Kati aprovecha para acariciar su almejita y el culito por detrás.
Kati se separa de mí para hacer un sesenta y nueve con mamá. Lina deja la cámara en el trípode y coloca sobre mi boca su almejita. Es la primera vez, su olor, el sabor fresco, ligeramente salado, con un aroma a vainilla delicioso…
--¿Podemos…?
--¡No! --Susurrando—Soy virgen aún y no quiero dejar de serlo por ahora…
Sonríe al ver mi cara de extrañeza… ¿Virgen? …
Pasamos horas jugando en la cama los cuatro, paramos para bajar a comer y de nuevo al trabajo… Pero que trabajo. Mis chicas prueban un arsenal de artilugios sexuales. No sabía que tuvieran tantos. Lina solo por el culete, nada por delante. ¡Pues parece que es cierto! ¡Es virgen!
Me siento tras la cámara, enfocando y buscando los mejores encuadres. Las tres tendidas de espaldas, levantando las piernas y mostrando sus hoyitos penetrados por sus dedos, por las bolas chinas que entran y salen, plugins en el culito y dildo en el coñito…
Nos pasamos de ocho a diez horas diarias follando ante las cámaras. Suministramos señal de cams a varias webs y grabamos videos caseros que se comercializan bien.
Esta es nuestra vida actual.
Llevé a mi amigo Luis a casa. Lo presenté, ya le había adelantado algo de lo que hacíamos en casa, aunque él no se lo creía. Mis chicas le gastaron bromas, era muy tímido y se ponía rojo, como un tomate, con facilidad.
Cuando vio la instalación me dijo que era mejorable con muy poca inversión. Cámaras con mayor calidad de imagen, contratar ADSL con otra empresa, para mejorar la velocidad, etc. Quedamos en vernos en uno o dos días para poner a punto el “negocio” y se marchó.
Mis hermanas no están, han salido a pasear con la niña.
--Mamá, ¿Nos traemos a Tina? Se ha quedado muy sola en el pueblo y eso no es bueno. Estaba muy deprimida, aquí, entre todos, podremos animarla. Además, podrá estar junto a su nieta ¿No?
--¡Pues sí, Carlos! No es mala idea. Claro que tú tienes algo en mente, ¿No pillín?
--Bueno… También… Pero no es lo más importante. Sabes que me gusta follar con ella…Y a ti también ¿No? Te gusta utilizarla como tu putita sumisa. Pero pienso en Kati, están muy unidas y se necesitan.
--Tienes razón, cariño. Voy a llamarla ahora mismo.
Mamá va en busca de su teléfono. Yo me dispongo a salir para la facu. Antes de llegar a la puerta oigo hablar a mamá. Al salir me encuentro con mis chicas que vuelven, les doy un besito a las tres y me marcho.
Las clases han sido muy aburridas, ya no me siento agusto con la carrera, creo que voy a cambiar a magisterio, de todos modos la física tiene poco futuro.
Al entrar en casa me extraña no ver a nadie en la planta baja. Supongo que estarán arriba en el “estudio”, dejo la mochila con el portátil en el despacho y subo. Se oye música en la sala de grabación, pero…Oigo gemidos en el dormitorio de mamá… Me acerco, parece que están follando, los sonidos son evidentes.
Abro un poco la puerta, me asomo y veo a mamá en cuatro siendo penetrada por mi amigo Luis…Los golpes de cadera hacen sonar la carne al golpear las nalgas de mamá. Ella gime, le está dando mucho placer. No entiendo lo que siento. Por una parte cabreo inmenso porque mi amigo se folla a mi madre. Por otro me excita ver a mamá follar y disfrutar…El enfado puede más.
--¡Cabrón! ¿Qué hacéis?
--¡Ahhhy! ¡Qué susto hijo! Veras… Luis me estaba ayudando a…
--¡A follar! Ya lo he visto…
Cierro dando un portazo y me voy a mi despacho. Poco después oigo cerrarse la puerta de la calle, mamá entra en el despacho.
--Carlos, hijo, perdona pero tu amigo es tan tierno… No he podido evitarlo y…
--Basta, mamá. No tienes por qué disculparte. Tenias ganas de follar y te lo has tirado. Yo no soy quien para echártelo en cara. Pero me ha pillado de improviso y no he podido evitar el cabreo.
--Entonces… ¿No estás enfadado conmigo?
--Nooo. Puedes follarte a Luis cuando quieras.
--Lo veo difícil. Cuando has salido del cuarto se ha puesto muy nervioso, no daba pie con bola. Te aprecia y se ha marchado diciendo… ¡Lo sabia! ¡Esto no podía salir bien! Pídele perdón de mi parte, por favor. Así que llámalo y dile algo para que no se angustie.
--¿Has hablado con Tina?
--Si, mañana se viene en el autobús.
--No, hoy voy con el coche a por ella y me la traigo. No quiero que pase un mal rato dando tumbos por ahí.
Así lo hago, preparo el viaje, mamá llama de nuevo a Tina para decirle que voy por ella.
El viaje aburrido, como tantas veces. En menos de hora y media estoy en casa de Tina, me espera en el salón. Nos abrazamos y besamos, no como suegra y yerno, sino como amantes, con deseo, con pasión…Mi órgano olfativo detecta el aroma característico de hembra excitada, lo está y mucho. Paso mis dedos por sobre sus bragas y están mojadas, empapadas. Sus mejillas encendidas, su nerviosismo, sus labios carnosos, anhelantes…
--Tina, estas muy guapa con ese peinado. Has cambiado tu estilo ¿No? Te sienta muy bien.
--A mi edad, algo hay que hacer, para llamar la atención. ¿Te gusta?
--Mucho. Me gustas tú y me gustas mas cuando estas excitada…Porqué lo estás.
--Si Carlos, me ocurre contigo lo mismo que con tu padre, sentirte cerca y excitarme, tengo ganas de ti, de que me hagas tuya…
Sin palabras, abrazados, besándonos, mordiendo sus labios, lamiendo las mejillas, subimos al dormitorio. La desnudo con violencia. Saco su vestido por la cabeza, no lleva sostén. Casi le arranco las bragas. Los zapatos, acaricio los pies, los beso. Entre las piernas llego a su vulva y entierro la cara en ella, lamiendo los labios, el clítoris. Ella empuja con sus dos manos mi cabeza contra su coño, mordisqueo la parte interior de los muslos, estoy muy caliente. El olor de su sexo me excita. Me aparto para desnudarme y cubro su cuerpo con el mío, ella abre sus rodillas y me recibe dentro de su vientre exhalando un sonoro suspiro.
--¡Dioss, lo necesitaba! ¡Te necesitaba, Carlos!
--Yo también te deseaba Tina. Por eso he decidido venir, sabía que esto sucedería. ¡Me encanta estar dentro de ti!
La batalla amorosa se convierte en una locura de movimientos desacompasados, golpes de cadera, con ansia, sus pies rodeando mi cintura, empujándome hacia su cuerpo para que la penetración sea más profunda…
No tarda mucho en proferir un ahogado grito, acompañado de movimientos convulsos de su cuerpo, pero no me detengo, sigo bombeando.
--¡Carlos me matas de gusto! ¿Sigue, mi vida, sigue!
No puedo hablar, un orgasmo brutal recorre mi cuerpo, descargo en su vientre gritando como un poseso.
--¡Tina, que placer! ¡Joder, me corroooo!
Quedamos tendidos abrazados, frente a frente, besándonos, acariciándonos. Retiro un mechón de pelo de su cara. Se normaliza la respiración.
--Ya te has cargado el peinado, ya sabía yo que no duraría mucho.
--Pero sigues estando muy guapa y el chochete empapado. Tú no necesitas lubricante vaginal ¿Verdad?
--Contigo no. Con tu padre tampoco, pero con mi ex marido era una tortura, cuando me pedía sexo, se me cerraba y se quedaba seco. Sufría horrores, me dolía mucho. Llegue a pensar que tenía un problema. Pero claro, las pocas veces que lo hice con tu padre, antes de marcharse del pueblo… Con él me ocurría esto, mi chocho era un rio.
--Lo querías mucho ¿Verdad?
--Con locura, Carlos. Fue el hombre de mi vida… Ahora ya no está… Solo os tengo a vosotros, a ti…
--Sabes que me tendrás siempre a tu lado, claro que también con tu hija, con mi madre, tu consuegra… Jajaja.
--¡Pero qué malo eres!...
Tumbados en la cama, en silencio, mi mente vuela hacia el pasado, recordando los buenos momentos que pasé junto a mi padre…
Carlos, unos días antes de lo de tu padre me dijo algo…Extraño… Acabo de recordarlo. Me dijo que, si le pasaba algo, te dijera a ti, que miraras donde tú sabes. ¿Qué querría decir?
--Pues, ahora mismo…No lo sé.
Aquel comentario me dejo pensativo y perplejo. Realmente no sabía a que podría referirse. ¿Dónde tenía que mirar? Yo no sabía…¿O si sabía?
Recordé, que en una ocasión, tendría yo unos diez u once años, entré en el despacho de mi padre y lo sorprendí, subido en una escalera, introduciendo o manipulando algo en una caja de registro de la instalación eléctrica, que estaba situada en la pared, tras su escritorio, casi a nivel del techo. La cubrió con su tapa y muy nervioso acercó su dedo índice a sus labios indicándome que me callara.
--¡Esto no lo debe saber nadie! --Me dijo.
Yo no presté mucha atención y lo olvidé. Pero lo que ha recordado Tina… Me levanto y me visto con presteza. Tina me mira extrañada.
--¿Te vas?
--Si, Tina, he recordado algo y debo comprobarlo.
--¿Puedo ir contigo?
--Si quieres…
Nos desplazamos hasta mi casa. Busco una escalerilla de cuatro peldaños que tenemos en el patio y la llevo hasta el despacho, subo, quito la tapa de la caja de registro y miro en su interior. No es un registro de la instalación eléctrica. Hay una puertecilla metálica con cerradura.
De pronto recuerdo que cuando lo vi trasteando con aquello, tras poner la tapa de plástico, bajó y metió algo en uno de los cajones del escritorio. Bajé y miré, encontré una llavecita pequeña que podría ser la que abriera aquella caja. Efectivamente, abro la puertecilla, del tamaño de la caja, unos quince de alto por veinte de ancho. Tras ella, una especie de agujero que se ensancha, de unos treinta o cuarenta centímetros de profundidad, unos veinte de alto y treinta de ancho.
Hay tres carpetas con documentos y varios fajos de billetes de 500 euros. Lo saco todo y se lo voy dando a Tina que lo mira con cara de espanto.
Hay mucho dinero. Suficiente para pagar todas las deudas de mi familia y con creces. Nos quedamos helados. Nos miramos sin entender nada. ¿Qué significaba aquello? Si tenía tanto dinero… ¿Por qué se suicido?... Y si no se suicido… ¿Qué ocurrió?
Llenamos un maletín de mi padre con todo aquello y volvimos a casa de Tina.
Mi suegra temblaba, su nerviosismo era patente, el mío también. Contamos diez fajos de 100 billetes de 500 euros, ¡con un total de MEDIO MILLON de euros!…
--¿De dónde ha salido tanto dinero, tina? ¿Sabes algo?
--¡No, Carlos! No puedo ni imaginarlo. Es mucho dinero. Pero ¿De qué son esos documentos?
Era cierto. Con la sorpresa del dinero había olvidado las carpetas. Y en ellas debía estar la respuesta…
Efectivamente. Había documentos de constitución de sociedades que operaban en Gibraltar, con ramificaciones en Holanda, Belice, Islas Caimán…También series de cifras, que podían ser números de cuentas bancarias de Suiza, donde podría haber más dinero. Todo era una autentica locura.
Por lo que pude entender de todo aquello, era un entramado societario para facilitar la fuga de capitales y blanqueo de dinero. Lo que no tenía claro es ¿De quién era el dinero? ¿Estupefacientes? ¿Tráfico de armas? Nada de aquello estaba claro.
--Vamos a la cama, Tina. Mañana seguiremos intentando averiguar más cosas. Ahora estamos cansados.
--Si, tienes razón. Seguiremos mañana. Ahora solo quiero dormir abrazada a ti.
Nos acostamos y así, abrazados, desnudos, con el calor de su cuerpo, la suavidad de la piel, los besos, las caricias… Caímos en los brazos de Morfeo…
Me despertaron las caricias de Tina. Sus besos y el delicioso sobeo de mi verga en sus manos, sus labios sobre los míos…
--Estoy muy mojada Carlitos… ¡Follame!
--Si, putita. Pero te voy a follar ese divino culo que me vuelve loco…
No se lo piensa dos veces. Se tiende boca abajo y encoje las rodillas hasta quedar con las nalgas levantadas, a mi disposición. Sabía que le dolería, pero disfrutaba con el dolor. Así que, tras escupir en su ano, introduzco un dedo, luego otro y sin más preámbulo, apunto con mi instrumento en el orto y empujo hasta dejar media verga dentro.
--¡Aaaggg! ¡Cabrón, que dolor, me gustaaaa! ¡Sigueeee!
Y sigo, empujo hasta golpear mis testículos en sus nalgas. Mientras con la mano acaricio su coño, que rezuma, pasando líquidos que destila hacia atrás, para lubricar su ojete, que, a partir de ese momento es agredido con velocidad creciente hasta arrancar un orgasmo brutal de mi querida suegra, madre de mi hermanastra, abuela de mi media hermana.
Sigo hasta alcanzar mi clímax, dejando en su intestino mi descarga de semen. Me dejo caer a su lado, acariciándola y besándola hasta normalizarnos.
Me levanto para ducharme y asearme, mientras Tina prepara el desayuno. Mientras comemos comentamos la peripecia de la noche pasada.
--¿Qué piensas hacer ahora, Carlos?
--Pues, verás. Voy a hablar con el cabo de la Guardia Civil. Necesito saber si saben o sospechan algo.
--¿Les vas a decir lo que hemos encontrado?
--¡Noo! Ni hablar. De esto no debe enterarse nadie. Debe quedar entre nosotros dos. ¡Nadie más debe saberlo! Sería peligroso, cuanto menos sepan mejor. Mientras, vete preparando que en cuanto vuelva nos vamos a Sevilla.
Tras darle un beso me dirijo al cuartel de la Benemérita. Le digo al guardia de puertas que quiero hablar con el cabo. Me hace pasar a una salita donde me siento en un banco a esperar.
Pasados unos minutos me recibe y me hace pasar al despacho.
--Usted dirá. ¿Qué le trae por aquí?
--Pues verá. Usted me dijo que mi padre se había suicidado, ¿No es así?
--Si, al parecer estaba bastante claro… ¿Por qué lo pregunta? ¿Sabe algo?
--Dígame, por favor. ¿Qué parte del cuerpo recibió el disparo?
--En el pecho, justo en el corazón.
--¿Estaba descalzo? ¿O tenía los zapatos puestos?
--Estaba calzado, a mí también me sorprendió un poco. Los suicidas se suelen descalzar, pero no siempre.
--¿Qué arma que utilizó?
--Su escopeta, la que tenía registrada a su nombre. ¿Por qué me hace estas preguntas?
--Mire usted. La escopeta de mi padre tenía un cañón de largo especial. De ochenta centímetros. ¿No es así?
--Pues ahora que lo dice, si, no había reparado en ello. ¿Pero qué importancia puede tener?
--¿Ha intentado poner esa escopeta apuntando al corazón y apretado el gatillo? Resulta casi imposible, inténtelo.
--¡Guardia!
Entra el guardia de puertas.
--A sus ordenes mi cabo.
--Traiga la escopeta del señor Fernando de la armería.
El cabo, tras cerciorarse que estaba descargada, con la escopeta en sus manos, intenta colocarla de forma que al disparar alcanzara su corazón. La envergadura del cabo era mayor que la de mi padre y aun así no logró su objetivo. Era materialmente imposible alcanzar el gatillo y disparar.
--¿Lo ve? Mi padre tenía los brazos más cortos que usted. La única opción sería que hubiese apretado el gatillo con el dedo del pie, para lo cual, debería haber estado descalzo. Además. Según la autopsia. ¿Desde qué distancia se efectuó el disparo?
--La verdad es que ese era un punto que no me cuadraba. Con el tipo de munición que se utilizó, el disparo se efectuó, presuntamente, desde unos veinte centímetros o más de distancia. Pero no le dimos importancia al detalle. Por otra parte, la puerta estaba cerrada por dentro. Si otra persona efectuó el disparo ¿Por dónde salió del despacho?
--Eso es más sencillo, cabo. Por la ventana del despacho al patio y de allí al patio de la casa de al lado, que está deshabitada. Pudo salir por la puerta que da al campo, sin que lo viera nadie. Algunas veces mi padre me castigaba, encerrándome en su despacho para que estudiara y esa era mi vía de escape, para irme a jugar con mis amigos. Hasta que un día, sin darme cuenta, cerré la ventana con más fuerza de la habitual, el pestillo cayó y me quedé fuera, sin poder entrar. Mi padre me pilló y me gané una buena reprimenda.
--Pues vaya el marrón que se me queda. Reabrir el caso con una sospecha de homicidio, a ver como se lo explico a la comandancia.
--Creo que lo tiene fácil. Yo no he estado aquí. La idea ha sido suya, si aclara el caso, tal vez logre un ascenso.
--Vaya, ¿A que va a tener razón? Gracias por su ayuda. Le tendré informado.
--Gracias a usted cabo.
Recojo a Tina y nos marchamos del pueblo, rumbo a Sevilla. Por el camino le voy explicando lo que hacemos, el chat, las cámaras. Se escandaliza un poco, pero acaba asumiéndolo y…
--Carlitos… ¿Tú crees que se me verá bien en la pantalla?...
--Jajaja. Pues claro, ya verás lo que nos vamos a divertir…