Las cosas claras, Fiesta de despedida

Ya están las cartas sobre la mesa

Llevaba casi cuatro horas conduciendo, hice el viaje del tirón porque Mercedes iba durmiendo en el asiento de al lado y me dio pena despertarla a medio camino para tomar un café. Cuando llegamos a la puerta de su casa la desperté, no se creía haber estado durmiendo todo el camino, intentó protestar por no haberla despertado antes pero no le hice ni caso, nos despedimos a la puerta de su casa.

Cuando subí a mi piso, lo primero que hice fue intentar ponerme al día, tenía interés por saber cómo había ido la fiesta que habían organizado en el pub mientras estábamos de vacaciones, no hubo forma, primero intenté hablar con Luisa pero su marido había vuelto y era imposible, luego llamé a mi amigo Rafa que había sido el organizador del evento, pero su teléfono no estaba disponible.

Puse la ropa que traía en la lavadora, mientras estaba en marcha estuve reflexionando sobre las vacaciones, mi relación con Mercedes había ido muy bien, ya empezaba a ser momento de pasar al siguiente nivel. Hasta ahora había experimentado con ella una dominación suave, pero a ella le había gustado, de hecho creo que le había gustado mucho.

A primera hora de la tarde empezó a sonar el teléfono, me sorprendió ver que era Mercedes, parecía preocupada.

—     José ¿puedes venir? necesito hablar contigo.

—     ¿Qué pasa?

—     Prefiero contártelo en persona ¿Cuándo puedes venir?

—     En veinte minutos estoy ahí.

No se me ocurría que podía querer hablar con tanta urgencia, pero estaba a punto de averiguarlo, cuando llegué el pub no estaba abierto al público, me encontré a Mercedes mirando unos papeles en el mostrador.

—     Ya estoy aquí, dime que pasa.

—     He estado repasando las cuentas que me ha dejado Rafa de este fin de semana y no me cuadran, he intentado hablar con Luisa, pero está con su marido y no puede venir.

—     No me digas que te falta dinero.

—     No, eso es lo raro, de hecho el fin de semana ha sido espectacular, no recuerdo haber hecho tanta recaudación nunca.

—     Perdóname, pero no entiendo nada.

—     Mira para haber sacado tanto dinero tendrían que haber gastado un montón de botellas, con lo que han bajado las existencias no pueden sacar tanto.

Yo sabía de donde había salido el dinero, pero no se lo podía decir, Mercedes era inteligente, ella sabía perfectamente las existencias que tenía en el pub y con una simple mirada había visto que algo fallaba.

—     Tendrás que hablar con Rafa, no se me ocurre que puede haber pasado.

—     Ya.

—     Oye no te preocupes tanto, no conozco a nadie que se queje si le sobra dinero, sería peor si te faltase.

—     Lo sé, Rafa me parece buena gente, pero algo me oculta, le he llamado y debería llegar pronto.

Me faltó tiempo, para con la excusa de ir al baño, mandarle un mensaje a Rafa para que estuviese avisado por lo menos que no le pillase despistado. Para rematar la faena cuando volví Mercedes estaba hablando con uno de los clientes habituales.

—     Pues sí, cuando me pase el sábado a tomarme algo, el pub estaba cerrado, tenía puesto un letrero de fiesta privada.

—     Primera noticia que tengo, ya veremos qué me cuenta el encargado.

—     Seguro que te está robando, él y esa camarera tuya. — La madre que lo parió cuando le oí me dieron ganas de ahogarlo.

—     No me parece que sea eso.

—     Organiza fiestas a tus espaldas ya me dirás tú que puede ser.

—     No falta nada Felipe, esperaré a hablar con él.

En ese momento entró Rafa, traía una carpeta y parecía tranquilo, cuando llegó el cliente se fue con su cerveza para dejarnos solos.

—     Hola pareja ¿Qué tal las vacaciones?

—     Todo muy bien, gracias por preguntar. ¿Qué tal fueron las cosas por aquí?

—     Muy bien, surgió una oportunidad para organizar una fiesta y ganamos bastante dinero.

—     Ya lo he visto, pero ¿porque no me comentaste nada?

—     Fue todo muy repentino, no quise molestarte estando de vacaciones.

—     No me cuadra el consumo de bebidas con la recaudación, gastasteis demasiado poco.

—     Después de la fiesta compré para reponer, perdí el ticket, lo siento.

—     ¿Y por qué no está reflejado ese gasto?

—     Al no tener el ticket se me olvidó, un despiste.

Rafa estaba aguantando bien, pero Merce sospechaba algo, lo siguió acosando.

—     Tengo una manía, marcó todas las botellas para controlar cuando las compré y todas las que hay aquí están marcadas, esas nuevas que compraste no están.

—     No sé.   — Se le acababa el aplomo a Rafa

—     Rafa, mientes de pena, cuéntame la verdad.

Él suspiró, se veía acorralado y además se sentía culpable por haber engañado a Mercedes organizando cosas a su espalda. La miró a la cara, abrió su carpeta y le contó la verdad.

La carpeta de Rafa tenía todas las cuentas de la fiesta que había montado, las compras de licores, el vestuario de las camareras, los accesorios para el espectáculo, también tenía los ingresos, empezó a explicar.

—     Me surgió una oportunidad para organizar una fiesta privada, querían una fiesta especial y exclusiva, pagaban bien, me preocupaba que no estuvieses conforme y por eso no te dije nada.

—     Ni tú ni Luisa, yo confiaba en los dos.

—     Luisa no sabía nada, se lo encontró cuando vino a trabajar y ya no pudo hacer nada (Mentira, Luisa lo sabía perfectamente)

—     Entonces ¿lo hiciste todo tú solo?

—     Sí.

—     Pues aquí veo una factura a nombre de Alfonso Martínez.

—     No podía ir y le tuve que pedir el favor, pero él no sabía para que era (Otra mentira)

—     Es una factura muy curiosa, hay cinco vestidos de mujer ¿Quiénes eran?

—     Luisa, Regina y Toñi, alguna usó otra ropa para el espectáculo por eso hay cinco.

—     Látigo de cuero de siete colas, fusta de doma en cuero natural, huevo vibrador alta potencia, ¿esto también es vestuario?

—     El espectáculo era un poco fuerte.

—     No veo el pago de las camareras en los gastos.

—     Las propinas fueron para ellas, te aseguro que la noche les salió muy bien.

—     Entonces, en resumen:

  • Organizaste una fiesta con espectáculo de sexo en vivo en mi pub sin decirme nada, para no molestarme en vacaciones.
  • Eras el único que sabía lo que iba a pasar, pero tenías aquí a tres camareras y a Alfonso, que te ayudaron sin poner pegas y participaron.
  • Este que tengo al lado — ahí me miró a mi— tampoco sabía nada.

—     Eso es.

—     Y además pensaste que yo no me iba a dar cuenta.

—     No se me ocurrió que marcases las botellas.

—     Y no las marco pedazo de imbécil, sólo te lo dije porque tenías una cara de culpable que echaba para atrás y tú te lo tragaste. A ver niñato no vas a convertir mi negocio en una casa de putas.

—     Eso no, de prostitución nada de nada, no hicimos nada ilegal.

Eso pareció relajar un poco a Mercedes, cogió la carpeta de Rafa y se puso a revisarlo todo con él punto por punto.  Al cabo de un rato Rafa se marchó y Mercedes volvió conmigo.

—     Tú amigo es un espabilado, pero tengo que reconocer que es bastante honrado, después de quitar todos los gastos, quien más dinero ha sacado de la fiesta he sido yo, lo que me repatea es que se haya creído que me podía engañar.

—     Se le veía arrepentido me pareció, además traía todos los papeles de gastos e ingresos.

—     No le defiendas, no tengo yo claro del todo que tú no supieses nada.

—     Por lo menos no fue mal el negocio.

—     ¿Mal? Con dos fiestas como esas al mes y después de pagar a todos, tendría cubiertos todos los gastos del pub y todavía me sobraría algo. A partir de ahí todo lo que trabajase sería puro beneficio.

—     Entonces sería cuestión de pensárselo ¿No?

—     Ahora estoy demasiado enfadada para pensar en eso, además todavía me falta echarle la bronca a Luisa.

—     Pero si ella no sabía nada.

—     No te lo crees ni tú, esa no sólo lo sabía, sino que además seguro que lo disfruto más que nadie.

A Mercedes se le notaba el enfado, estuvo seria toda la tarde, pero yo notaba que seguía dándole vueltas a todo lo que había pasado. Me fui pronto a casa tenía sueño después del madrugón de la mañana.

Al día siguiente no nos vimos hasta la tarde, cuando llegué al pub allí estaba nuestra amiga Luisa, estaban las dos en animada conversación, en la que rápidamente me incluyeron, Luisa estaba dando detalles de la fiesta del fin de semana, como bien había supuesto Mercedes estaba encantada y deseando repetir, parece que a ella no le habían regañado como a Rafa. Luisa en ese momento cambió de tema.

—     Tengo una amiga que se va a casar y le he dicho que puede celebrar aquí su despedida de soltera.

—     ¿Qué tipo de despedida quiere hacer?

—     Nada en especial, cena, tomar algo, un stripper y luego ir a alguna discoteca.

—     Entonces no sería problema además ya tengo el personal masculino — Mercedes sonrió de una forma un tanto siniestra.

—     ¿En quién has pensado?

—     En un espabilado que organiza fiestas sin decirme nada y en su amigo y colaborador. Les pondré un bonito uniforme y a trabajar.

Yo sabía que a Rafa no le importaría, él siempre estaba dispuesto para ir de fiesta, con Alfonso tenía mis dudas, era mucho más serio y no sabía cuántas tonterías estaría dispuesto a aguantar.

Luisa se encargó de los preparativos, decorar un poco el sótano del pub, encargar el menú a una empresa de catering, Mercedes se encargó del vestuario de los camareros, cuando Alfonso y Rafa vieron lo que se tenían que poner les cambió la cara, sobre todo a Alfonso, estoy seguro de que si no se sintieran culpables por haber engañado a Mercedes no se lo hubiesen puesto ni de broma.

Cuando llegó el sábado me dejaron de camarero en el pub, Alfonso y Rafa bajaron para ser los camareros de la despedida de soltera, estaban monísimos con un pantalón tipo ciclista bien ajustado, chaleco y pajarita, a mí me dio la risa floja al verlos y no podía parar a pesar de la mirada asesina que me lanzó Alfonso.

Habían colocado unas mesas con canapés para que fueran comiendo, los camareros paseaban entre las invitadas con las bandejas de las bebidas, según iba pasando el tiempo y circulaban las copas el ambiente se iba animando. Por muy ridículo que fuese el atuendo de los camareros las horas de gimnasio se notaban y las chicas pronto empezaron a vacilarles, se restregaban con ellos cuando iban con las bandejas y a la que se despistaban les tocaban el culo.

Subió el volumen de la música y empezaron a bailar, en un momento dado un grupito rodeo a Alfonso cuando tenía en las manos una bandeja de copas de cava, no le dejaban salir, una de ellas, una chica de unos cuarenta y tantos se le pego a la espalda y se puso a bailar restregándose con él, empezó a acariciarle el pecho mientras le frotaba las tetas por la espalda, a Alfonso se le hizo eterna aquella canción, la mujer no se cortaba un pelo e iba bajando las manos, mientras le susurraba cosas al oído.

—     Uuuuhmmm que fuerte estás, ¿Lo tienes todo así de duro?, vamos guapo díselo a Andrea.

Cuando Alfonso consiguió liberarse, estaba sudando y tuvo que tomarse un vaso de agua fría para tranquilizarse.

Rafa viendo la situación se desplazaba pegado a las paredes para evitar que le pasase algo parecido, pero le vieron y convirtieron en un juego, irle acorralándole y dándole pellizcos, la llamada Andrea se divertía organizando el acoso a los camareros.

Mercedes y Luisa lo estaban viendo todo y se partían de risa viendo los apuros que estaban pasando, ellas permanecían un poco aparte controlando como iba la fiesta, a la hora convenida Luisa fue a buscar a la novia y cogiéndole de la mano la subió al escenario.

La novia se sentó en un sillón colocado en medio del escenario, Alfonso apareció detrás de ella y empezó a girar a su alrededor, se colocó delante de ella y empezó a balancear las caderas, en un momento sacó unas esposas, pero cuando fue a colocárselas la chica aparto las manos impidiéndoselo, Alfonso dejo las esposas y siguió bailando mientras se quitaba el chaleco, las chicas vitorearon, pero la novia no parecía muy animada.

Alfonso le puso un babero a la novia, a continuación sacó un bote de nata, y le dio un poco con el dedo, ella apenas lo probó, él se echó nata en los abdominales y se acercó, ella le puso las manos en las caderas sujetándolo para que no se aproximase más, le quitó las manos agarrándole por las muñecas y las llevó a su culo, ella se apartó y se levantó rápidamente del sillón, le dio un beso en la mejilla y bajo corriendo del escenario, Alfonso miró al público y se encogió de hombros como diciendo “No puedo hacer nada”.

Tuvo que oír algunos abucheos, Andrea se había convertido en el alma de la fiesta y le dedicó algunos calificativos poco halagadores.

—     ¡Flojeras, mariconcete, vaya Stripper!

Luisa fue a hablar con la novia por si le había molestado algo de lo que hizo Alfonso y por si tenía que disculparse.

—     No pasa nada, solamente que la chica es tímida y le daba vergüenza de hecho te da las gracias por no presionarla.

—     Menos mal, la que me está tocando los huevos ya es la tal Andrea, parece que la ha tomado conmigo.

—     Jajajajaja, es que estás muy sexy jajajaja.

Después de esto la fiesta ya fue decayendo, las chicas de la despedida se organizaron para ir a una discoteca y en pocos minutos el sótano quedó vacío, nos quedamos allí recogiendo y limpiando mientras comentábamos como había ido todo.

—     Estuvo bien hasta el momento de subir a la novia.

—     No te preocupes, lo han entendido, se ha visto claro que ha sido la novia la que ha parado todo.

—     Pues la tal Andrea, no hacía más que protestar.

—     Jajajajajaja es que le gusta mucho la fiesta, es su manera de animar.

—     A mi me animó bastante cuando se puso a bailar restregándose.

En ese momento se oyó una voz, al darse la vuelta vieron una mujer bajando por la escalera.

—     Perdonad, me he dejado el bolso aquí.

—     Hola Andrea, estábamos acordándonos de ti precisamente.

—     Jajajajaja, me he metido bastante con estos dos, pero es que se les veía muy novatos.

—     Ya que has vuelto nos podemos tomar la copa de la paz, dime qué quieres tomar.

—     Ponme un ron con coca cola por favor.

Ahora ya en un tono más amistoso, Andrea era una chica muy agradable y de fácil conversación, al poco rato ya se reían de cualquier cosa e iban cogiendo confianza.

—     Entonces dices que se notaba mucho que éramos novatos.

—     Claro que sí, cada vez que te rechazaba se te notaba en la cara.

—     Tendré que practicar entonces.

—     Tienes que mostrarte firme y autoritario, que se note que tienes todo bajo control.

—     Pues necesito una voluntaria para practicar, ¿Quién de las tres se anima?

—     Creo que debería ser nuestra invitada. — Luisa no tardó ni un segundo en contestar.

—     Venga vamos, a ver cómo te sale. — Andrea se terminó su copa de un trago.

Alfonso la acompañó al escenario, la cogió por la cintura y empezó a hablarle al oído.

—     Muy bien Andrea, esta va a ser tu despedida de soltera, olvídate de los otros sólo estamos tú y yo.

—     Uy que bien suena eso — ella sonreía al escucharle

Alfonso le puso las esposas sujetándole las manos a la espalda, la sentó en el sillón y empezó a mover las caderas delante de ella mientras se quitaba el chaleco, le sujetó la cabeza y se la acerco hasta los abdominales.

—     Bésame.

—     Uuuhummm sí.

Andrea empezó a darle besitos en la tripa, él la iba guiando la cabeza y bajándola hasta llegar al borde del pantalón, ella no se resistía en absoluto, entonces Alfonso le restregó la cara por la zona del pantalón que tapaba su polla.

Alfonso se separó de ella y cogió el bote de nata, se echó un poco en los dedos y los acercó a su boca, ella abrió los labios y empezó a chuparlos, Alfonso los metía y sacaba de su boca como si se la estuviese follando. Echó nata en su estómago y se volvió a acercar, pero en el último momento se detuvo.

—     Tenemos un problema, ya no tenemos un babero para que no te manches, vamos a tener que buscar una solución.

Alfonso le desabrochó los botones de la blusa uno a uno, hasta dejarla completamente abierta, mostrando un bonito sujetador de encaje, Alfonso le susurró que también se podía manchar y se lo desabrochó pasándolo por detrás de su cabeza.

—     Ahora ya puedes, límpiame.

Andrea recogió toda la nata con la lengua, le iba dando pequeñas lamidas y repasando una y otra vez, Alfonso echó un poco más de nata justo en el borde del pantalón, Andrea no perdió el tiempo y la limpió con la lengua.

—     Como veo que te gusta tanto te voy a dar más.

Alfonso se sacó el pantalón y el slip, mostrando su polla semi erecta balanceándose a escasos centímetros de la cara de Andrea. Le paso el bote de nata por la cara y se echó en el glande.

—     Ya puedes seguir.

Andrea empezó a lamer la nata, la polla de Alfonso empezó a levantarse con las lamidas, de vez en cuando ella se la metía en la boca y chupaba, en ese momento Alfonso le hizo una seña a Rafa para que se acercase, Rafa se puso a su espalda y le agarró las tetas desde atrás, cuando le pellizcó los pezones Andrea empezó a gemir.

—     A Andrea le gusta mucho el dulce, ¿no hay más por ahí?.

Rafa volvió con un bote de sirope de chocolate, se sacó la polla y echó un buen chorro por encima. Cuando la puso delante de la boca de Andrea ella se la metió en la boca mientras miraba a Alfonso, ellos se alternaron para darle nata y chocolate, pero pronto lo único que le daban era polla.

Cuando Luisa vio el cariz que tomaba la situación miro a Mercedes.

—     ¿Quieres que nos vayamos?

—     No, a ver que es lo que hacen.

Lo que estaban haciendo era follarle la boca por turnos, la iban girando la cara de uno a otro sujetándola por el pelo, ella se dejaba hacer, cuando tuvieron los dos la polla bien dura la pusieron de pie, le quitaron las esposas y a continuación el resto de la ropa hasta dejar solamente los zapatos de tacón que llevaba.

Mientras Alfonso le metía la mano entre las piernas sobándole el coño, Rafa torturaba sus pezones, pellizcándolos y retorciéndolos, ella se mordía los labios sin decir nada.

—     ¿Así es como te gusta o tengo que ser más firme y autoritario?

—     Máaaass.

—     Menuda zorra estás hecha, ¡A cuatro patas perra!

Alfonso le hizo bajar del escenario, le pidió el cinturón a Luisa y lo ato al cuello de Andrea, la hizo caminara gatas por el pub dando vueltas entre las mesas.

—     Así te tenía que pasear con esto lleno, para que vean lo perra que eres, seguro que tus amigas no saben lo puta que puedes ser.

Cuando pasaron por donde estaban sentadas Merce y Luisa, la acerco hasta que estuvo a su lado.

—     Saluda a las señoras perra.

—     Buenas noches señoras a su servicio.

—     Diles que quieres que hagamos contigo.

—     Lo que ustedes deseen.

—     ¿Y tú que deseas?  ¡Dilo que sepamos lo zorra que eres!

—     Quiero que me usen.

—     Pídele permiso a la señora Mercedes.

—     Señora por favor permítales que me usen a su gusto.

Mercedes la miró, leyó el deseo de sus ojos y con un gesto afirmativo le dio su permiso.

Alfonso y Rafa era lo que estaban esperando, la llevaron prácticamente a rastras, la dejaron arrodillada con la cabeza apoyada en una silla y la fueron follando por turnos, uno la follaba hasta que estaba a punto de correrse, entonces paraba y empezaba el otro, Andrea se sentía llena continuamente y se corrió un par de veces.

Sin dejar que se levantase empezaron a darle azotes, ella los aguantaba estoicamente, pero ya cuando su culo empezó a tomar demasiado color empezó a quejarse débilmente, no le hicieron ni caso y todavía siguieron dándole un rato más.

Cuando se aburrieron de azotar su culo, Rafa se sentó en la silla donde apoyaba la cara y le metió la polla en la boca, Alfonso a su espalda se la metió por el culo, Andrea no pudo gritar con la boca llena, pero cuando empezó a follarle el culo apenas podía chupar, Rafa se la sacó de la boca y le dio una torta.

—     Esfuérzate más puta.

Andrea hacía lo que podía, afortunadamente para ella Alfonso se corrió pronto llenándole el culo de leche, ella siguió chupando hasta que Rafa se corrió en su boca.

Sin dejar que se levantase la llevaron a cuatro patas hasta el baño, allí arrodillada en la bañera le mearon los dos encima, los regueros amarillos bajaban por su cara, caían entre sus tetas hasta llegar al desagüe de la bañera.

—     Ahora estás bautizada como nuestra puta, lo de hoy sólo ha sido una muestra de lo que te espera.

Mientras se lavaban en el baño, Luisa volvió a mirar a Mercedes.

—     ¿Qué te ha parecido?

—     Una pasada, la verdad es que me ha calentado mucho.

—     ¿Te hubiese gustado estar tú en su lugar?

Mercedes miró a Luisa, pero no contestó.

ATLAS

Muchas gracias a Corsario, Morbo, JBWriter y Kitonu por sus comentarios, ayuda y opiniones, también a los que me han contactado por Mail, la mayor satisfacción que se tiene es poder comunicarse con los lectores. Prometo contestar a todos tanto por aquí como por mail.

Hoy he publicado mi primer relato en la sección de No Consentido , al que le guste esa temática puede pasarse a leerlo y dejarme su opinión. El relato se titula “Atrapada en el Geriátrico”