Las consecuencias de perder una apuesta

Cuando una apuesta algo... ha de cumplirlo.

Las consecuencias de perder una apuesta.

La casa de Colin estaba caldeada por la excitación, la expectación y la adrenalina que genera ver la final de un combate de king boxing. Colin era un joven treintañero rubio y atlético que había llegado a aquel país desde su Irlanda natal hacía ya casi seis años, amante de los deportes y en especial de los de contacto como el king boxing, que practicaba tres días en semana casi desde que tenía 15 años.

El resto de las 10 personas que estaban en su casa repartidas por el salón, tanto en el suelo, como en las sillas, sofás y butacas, en su mayoría eran compañeros de gimnasio. Solo había dos personas que venían de acompañantes de sus amigos.

Al lado de Colin estaba Samantha. Una guapa pelirroja de pelo largo y rizado y pecosa. Ésta gritaba y se exaltaba como los demás, haciendo comentarios del combate. Samantha o Samy, era una de las que iban al mismo gimnasio con Colin. Tenía 26 años y llevaba tan solo 4 en el mismo grupo de king boxing de Colin, pero a pesar de sus pocos años en aquel deporte estaba practicando duro para los campeonatos femeninos del próximo año.

Era una mujer con mucho carácter, y fuerte, capaz de soltar la barbaridad más grande que alguien se pueda imaginar, como sorprender con su timidez en un baile de una boda.

A Colin le gustaba desde que la vio aquel lunes lluvioso apuntándose en el gimnasio hace cuatro años.

Admiraba esos pechos grandes y firmes que tenía su compañera, ese culo duro y respingón que tanto se marcaba con las mayas que usaba para entrenar. Y le daba mucho morbo el pequeño tatuaje de una huella de perro en el cachete derecho, que según ella, se lo hizo en una noche de borrachera cuando cumplió los 18.

Lo mejor era que esa noche se iba a quedar a dormir en su casa, porque vivía en un pueblo cercano, y previendo que iba a haber alochol esa noche, no quiso traer el coche, por lo que Colin, muy amablemente le propuso pasar la noche en el cuarto de invitados.

Col, te lo dije! Ese hombre no tiene nada que hacer. Mañana en el gimnasio te lo estaré restregando hasta que me canse.-saltó Samantha dándole un golpe en la pierna tras ver como le daba un buen gancho el combatiente que iba de azul al que iba de rojo.

Esto hizo que sacar a Colin de sus divagaciones y volver a prestar atención al combate.

Ay..ay.. Samy... no tienes ni idea. Ese hombre siempre hace lo mismo en todos los combates, mucho ruido al principio pero va perdiendo fuelle cuando pasa el tiempo.

JA! – dijo ella volviéndose a mirarle tras acabar su 4 cerveza de la noche- Parece mentira Col, por favor, está acabado. Lo tiene la mayoría del tiempo contra las cuerdas!

¿Quieres apostar algo a que pierde?- le dijo Colin echándose hacia tras mirándola con diversión.

Uhhhh!!!- exclamaron algunos de sus colegas- te está retando Samy.

No pienso apostar contra ti, Colin, ya aprendí la ultima vez.

Jajaja, si, y ese día, ver a nuestra Samantha entrenar con tutú rosa fue grandioso- exclamó otro compañero al fondo con una cerveza en la mano.

Mucho hablar, y no hay huevos.

Eso, Samy, que pasa... ¿sabes que va a perder y por eso no quieres?

Samantha arrugó el gesto y cayó en las provocaciones y en la presión grupal.

-Claro que no!! Exclamó. Venga, apuesta aceptada, ¿que quieres jugarte?

-Un beso!-exclamó alguien.

-Dinero!- dijo otra persona.

-Que vuelva el tutú!- añadió otro y todos estallaron entre risas.

Un vale en blanco, para lo que sea. Una cena, unos guantes nuevos, un tutú...-propuso Colin ladeando la cabeza.

Samantha se lo pensó un momento y aceptó.

El combate duró otra hora más, y al final... el hombre al que apoyaba Samantha perdió por unos pocos puntos. Samantha gritó con pesadumbre y a partir de ahí la noche se transformó en una fiesta donde el alcohol y las risas se movían entre los presentes.

Hacia las 4 de la mañana decidieron dar por finalizado aquella reunión y se quedaron Colin y Samantha en casa solos. La joven tenía algunos signos de embriaguez, pero estaba bastante despierta.

-Bufff... me voy a ir a la cama... estoy que me caigo de sueño dijo Samantha sentándose de nuevo en el sofá.

Yo también- Dijo Colin recogiendo un poco las botellas vacías- y a reflexionar cual va a ser tu penitencia por intentar apostar conmigo.

Jajaja, seguro que limpiar todo este estropicio...porque ya me joderia...-comento Samantha mirando todo el salón.

Puede ser... pero recuerda que está en blanco.. tener el poder de pedir un deseo a la dura y peleona Samantha no es algo que se pueda gastar a la ligera, a demás mis invitados nunca limpian en mi casa.

Mientras no sea un tutú...-dijo ella levantándose y yéndose a la habitación- buenas noches Col.- y cerró la puerta.

Colin pasó por el baño y luego se echó en su cama. La cabeza le daba vueltas...que podía pedirla. Era obvio lo que quería... quería tener un buen polvo con ella. Se incorporó y abrió el cajón. Era la oportunidad perfecta. Tras tantear un poco cogió una caja de preservativos..estaba Vacía!!!!!

-Oh, joder, pero que mala suerte!!! Pensó Colin. Se quedó pensando, y poco a poco el sueño le abrazó.

Colin despertó relativamente temprano. Eran las 10 y diez de la mañana... y se había despertado con una alegría mañanera. Su pene estaba erecto bajo sus pantalones. Otra cosa no pero de tener una gran polla si que podía presumir. Era muy ancha y con muchas venas palpitantes, a demás de rondar casi los 18 o 19 centimetros. Se empezó a acariciar pensando en que Samantha estaba en el cuarto de al lado... y se le ocurrió una idea, arriesgada, pero una gran idea.

Tras levantarse de un salto, fue al baño, se dio una ducha para despejarse. Cogió unas vendas negras que utilizaba el para protegerse los nudillos de un cajón y se adentró en la habitación de invitados.

Samantha dormía en tanga boca abajo y en una camiseta prestada. Solo de verla la erección le empezó a palpitar dolorosamente. Allí tenía a la mujer que le había quitado el sueño durante años.

Lentamente cogió sus manos y las ató en el cabecero de la cama, con cuidado de no despertarla. Cuando estuvo bien sujeta, buscó un folio y puso:

"Vale por un orgasmo" y se lo dejó al lado de su cabeza.

Se acercó y la acarició su sexo por encima del tanga. Ella murmuró algo en sueños, pero siguió dormida. Colin bajó la cara y echando hacia un lado el tanga, empezó a chupar su clítoris despacio. Con breves pasadas, hasta ir aumentando el ritmo. Se lo metió en la boca absorbiendo un poco y a succionarlo, acariciándolo con la lengua. Para alegría de Colin, sintió como el sexo de su amiga se humedecía y a través de la camiseta unos pezones duros y grandes se irguieron.

Con una sonrisa volvió a lamérselo. Este asomaba entre los pliegues con entusiasmo, por lo que se lo metió en la boca y acercando un dedo hacia su arreglada rajita, lo introdujo buscando el punto g de ella.

Samantha empezó a dar pequeños gemidos aún dormida y a retorcerse un poco.

Colin siguió con el trabajo manual, hasta que los fluidos de Samantha empezaban a mojar la cama. Ahí se levantó y lsubiéndola la camiseta contempló las grandes tetas de su amiga, unas tetas grandes redondas y firmes. Sin poder evitarlo bajo las manos y se las empezó a tocar...justo cuando Samantha despertó.

-COL! QUE HACES!- exclamó ella mirándole con sorpresa, pero roja de excitación.

  • Mira a tu izquierda- dijo el sin alterarse.

Samantha volteó la cabeza y vio el folio...

-Col... suéltame..- dijo ella forcejeando.

-No te voy a obligar a nada, pero una apuesta es una apuesta, valga la redundancia apostaría lo que quieras... a que estás muy muy cachonda.

Samantha se quedó a cuadros. Era verdad. Se sentía muy excitada, y muy húmeda sin saber por que... y una apuesta era una apuesta... pero es que Col, era su amigo...

-Una apuesta es una apuesta Samantha, y ya te dije que era un Vale en blanco.

-Pero Col... yo...esta bien. Una apuesta es una apuesta...- dijo ella y se relajó. Estaba muy excitada, pero no se lo dijo, no quería ponérselo tan fácil.

Colin sonrió y bajó la boca hacia sus pechos. Los lamió y succionó. Bebía de uno mientras con los dedos de la otra le retorcía y pellizcaba el otro. Samantha empezó a gemir, y a medida que sus gemidos subían de volumen, más fuerza hacía Colin.

Tiraba de ellos, los mordía y los soltaba estirándolos un poco entre sus dientes para luego soltarlos.

El sintió que la erección le dolía de excitación, así que se quitó los pantalones y le puso la polla enfrente de Samantha. La pasó por entre sus tetas, tocando los pezones con la punta dejando un pequeño rastro de líquido.

-Lámela...-la susurró acercándosela a la boca. Ella, sin poder usar sus manos, abrió los ojos. Era enorme.. abrió la boca y se la metió poco a poco hasta el fondo. Colin inició un vaivén lento, y ella lo acompañaba también con su lengua. La sacó y ella le empezó a lamer los huevos, metiendoselos en la boca, para luego volver a saborearle.

-Samantha... que callado te tenías las maravillas de tu boca...-dijo Colin, acariciándola la cabeza.

Cuando sitió que le quedaba poco la sacó.

-Follame...-susurró ella. Colin bajó la mirada y vio los muslos de ella totalmente mojados así como las sabábans. Sus flujos resbalaban entre sus muslos y las piernas se juntaban incapaces de reprimir su deseo.

-No tengo condones.. pero puedo hacer otra cosa...-dijo Colin levantándola el culo y poniéndola de rodillas sin soltar sus manos del cabecero de la cama.

-Col... por ahí no...no me va a caber...-gimió ella, cuando notó como Colin empezó a lamerla por detrás. Mientras acariciaba su culo con su gran y ancha verga, metió un dedo, dilatándoselo un poco. Solo de pensar que se iba a follar ese culito le daba ganas de metérsela ahí mismo.. ¿Y por qué no? ¡Era su vale!

Arrimó la punta a la entrada, dando pequeños toquecitos.

-Voy a hacer que tengas un orgasmo sin tocar tu coño, Sam- dijo Colin envuelto de excitación y hormonas.

-Col... que no me va a caber, déjame que te acabe en mi boca..-dijo Sam notando como la punta hacía presión en su ano.

-Es mi vale, y acabaré donde yo quiera.- dijo Col haciendo más presión todavía. El culo de ella cedió y pudo introducir un poco.

-¡Oh! ¡Col!! ¡Jdoer, me vas a romper!!

Colin se ensalivó los dedos y acarició la apertura para lubricarlo un poco. Hizo un poco de presión y pasó hasta la mitad.

-OH! ¡Dios, como siento tu gran polla! ¡Es demasiado grande!!

-Y te queda la mitad...-dijo colin perversamente, metiéndola hasta el fondo de golpe. Ahí se quedó hasta que Sam dejó de gritar y de morder la almohada. Tenía una polla de la anchura de un vaso de tubo en su culo, jamás se había metido nada tan grande, y sentí un punzante dolor... hasta que empezó a remitir, y dio paso al placer.

Col se movió un poco comprobando que lo aguantaría, así que cuando la escuchó gemir aumentó la velocidad.

Sus huevos chocaban y e mojaban contra el sexo de ella produciendo ruido. Sam los notaba estrellarse contra su vagina con fuerza, y el ariete metido dentro de ella, se colaba hasta las más profundas entrañas...

Estaba muy excitada, pero el ansiado orgasmo no llegaba a pesar de sus altos gemidos.

-Sigue Colin.. sigue follándote mi culo... más rápido!!

-La que decía que no le cabía...

-Nunca digas...-dijo ella riéndose. Sus tetas se movían al ridmo de las brutales embestidas de el. La sacaba casi del tdoo y la estrellaba contra sus entrañas de un golpe, sacando los mas primitivos gritos de la garganta de ella.

Colin la metió hasta el fondo y se inclinó sobre ella, para acariciarla las tetas. Éstas volaban en sus manos, y se movían. Tiró de sus pezones hacia abajo, y los retorcía en sus dedos.

Samantha gritó-Me voy a correrr!, sigue, no pares ahora, y dame mas fuerte! Follame más fuerte!

Colin la hizo caso y sin soltar un pezón, colocó la otra mano en la cadera de ella, mirando el tatuaje de su culo. La dio un azote dejándoselo un poco rojo. Lo volvió a repetir tras oir el gemido de ella.

-Vas a saber lo que es bueno, muñeca, no vas a dejar de pensar en mi polla en el resto que te queda de vida.

La gran verga de se aceleró con violencia, y sintió como el también llegaba al orgasmo al tiempo que ella mordía la almohada de puro placer ahogando gritos, gemidos y jadeos.

El semen de Colin salió disparado hacia sus entrañas. La llenó por completo.. ¡Vaya corrida!, el orgasmo parecía no tener fin.

Cuando ambos acabaron, Colin se tumbó encima de ella sin salirse. Ambos sudando respiraban trabajosamente. Estuvieron así un par de minutos, palpitando uno encima del otro, hasta que el notó que su arma se había relajado, así que procedió a sacarla.

Un chorro de espesa leche salió del culo de samanta y se perdió por entre los muslos, la había dejado a rebosar...

-La próxima vez.... apostaremos algo...más normal..-dijo ella entre jadeos.

Otro tutu?

Y con coronita de princesa...-añadió ella. Se miraron y se empezaron a reir.

Al cabo de pocos minutos se volvieron a quedar dormidos por el cansancio...

En tiempos posteriores, sus encuentros sexuales empezaron a ser más frecuentes explorando nuevas formas de placer extremos.