Las clases particulares de Azucena

Un amigo me pide que le de clases a su sobrina y acabo haciéndola mi putita particular.

Las clases particulares de Azucena

(Un amigo me pide que le de clases a su sobrina y acabo haciéndola mi putita particular)

Me llamo Paco, tengo casi 40 años, estoy soltero y me conservo bastante bien, pues tengo tiempo libre que dedico al ocio y a disfrutar con mis amig@s.

Me dedico a la enseñanza y de ahí viene todo el asunto.

Trabajo en un instituto y por supuesto no nos está permitido dar clases particulares (ó por lo menos oficialmente), pues bien uno de mis mejores amigos tiene una sobrina a la que yo doy clase. La chica Azucena es un verdadero bombón, joven pero vacilona y muy consentida. En los estudios le iba rematadamente mal, pues no atendía en clase y no hacía ni puto caso de los que los profesores decíamos. Su único interés es salir cuanto antes para juntarse a su pandilla e irse de botellón y petardear por ahí.

Para mi claramente era un caso perdido, además tuve que llamarle varias veces la atención pues se pasa ella y sus amigas el día provocando, enseñando carne intentando alterar al profesor de turno. Para mi descargo diré que mi vida sexual era y es bastante plena, pues aunque no tengo una pareja fija, si voy teniendo sucesivas amigas que comparten mi cama y mi casa. Para las jovenzuelas yo soy algo así como el profe buenísimo y recto y borde con el que sueñan y al que tienen bastante miedo, pues como sé por donde vienen las corto siempre bastante antes.

Como decía Azucena es la sobrina preferida de uno de mis amigos del alma, al que muchas veces había comentado que con su sobrina no se podía hacer carrera. Este amigo mío hablo con su hermana y su cuñado y llegaron a la conclusión de que tenían que pedirme que le diera "extraoficialmente" clases particulares a la chica, pagándome por supuesto. Cuando me lo comentó mi amigo me negué diciendo que no estaba permitido y que me jugaba bastante, que por eso no lo podía hacer. Él aseguró que no se iba a enterar nadie, y todas esas cosas. Yo para poder desentenderme le dije que Azucena nunca me había hecho caso y que tampoco lo iba a hacer ahora, por eso al día siguiente volvió y me dijo que su cuñado había dicho que si yo le daba una sola queja de la chica, primero la molía a palos (de lo que es capaz porque es un animal), luego la castigaba sin dinero, ni móvil, ni vacaciones, y sin salir de casa hasta que fuese capaz de ganarse el dinero por si misma. Así que si aceptaba no iba atener problemas pues ella sabía lo que se jugaba. No me quedó más remedio que aceptar pues a mi amigo le debo muchísimos favores, pues en tiempos me dejababa su apartamento para que pudiera irme con mis ligues e incluso una vez me prestó dinero. Por tanto acepte.

Quede con él Azucena viniese a mi casa por las tardes, y veríamos cuanto tiempo sería necesario para poder ponerla al día.

El primer día vino muy insolente, pero yo tengo fama de serio y "borde" así que al primer comentario le corte diciendo que si estaba recibiendo clases es porque le debía un favor a su tío, que no tenía ni putas ganas de hacerlo y que me habían asegurado que a mi primera queja no volvería más, y que ya sabía las consecuencias que tenía para ella si esto ocurría. Como se lo dije serio e insolente supo que era cierto y desde ese momento se amansó. Enseguida le comenté que si contaba a alguien que estaba recibiendo clases conmigo tampoco volvería, así que ninguna de sus amigas tenía que saberlo, pues al mínimo rumor que me llegase lo dejaba y también tendría consecuencias para ella. Azucena estaba bien aleccionada en casa y el riesgo de pasarse todo el verano en casa, sin piscina y sin salir la tenía acojonada, y es que su padre además era capaz de romperle el cinturón en las costillas.

Empezó a venir todas las tardes y aunque al principio no ponía mucho interés, por aburrimiento no le quedo otra que seguir el ritmo, pues era la única forma de marcharse antes. En la siguiente evaluación se notó la mejoría, no sólo en mi asignatura sino en todas pues la obligaba a repasar y hacer todos los trabajos conmigo, así controlaba que estudiaba y todo lo demás.

Cuando empezó a mejorar el tiempo después de un invierno particularmente duro, Azucena empezó a vestirse muy provocativa, supongo que buscaba el efecto de ponerme nervioso y ver si conseguía excitarme. Realmente me alteraba pero yo siempre en mi papel, jamás le dije nada.

Una tarde de viernes le dije que teníamos que acabar antes pues esperaba una visita y me era imposible dedicarle más tiempo. Esa tarde cuando llegó mi amiga con la que por cierto tuve un fin de semana de absoluto desenfreno, le dije que ya valía y que tenía que irse. Azucena hizo todo lo posible por ver como era mi amiga, esta amiga por cierto es madurita pero esta muy buena, por eso cuando vio con quien me acostaba (lo supuso a la primera) tuvo claro que jugando a provocarme no iba a conseguir nada.

Desde ese viernes su actitud cambio, se puso otra vez borde, insolente y no había forma de que me obedeciese ni hiciese nada, sólo quería charlar y no trabajar. La amenacé con dar quejas a su padre, y eso la calmaba un par de días hasta que volvía a las andadas. Un día que me tenía particularmente harto, le dije que si no me hacía caso la iba a poner en mis rodillas y le iba a dar una tunda de azotes en el culo, se burló de mí y me dijo que no me atrevería, siguió toda la tarde igual, hasta que ya estaba tan harto que me levante, la agarré de las muñecas, le levanté de la silla, me senté yo y haciéndola incluso daño la incline en mis rodillas, llevaba un vaquero apretadísimo, de esos de talle más que bajo por el que asomaba una minúsculo tanga de colores, Al ver que en serio era capaz de sacudirla empezó a gimotear, pero no hice caso, como pude la sujete y empecé a darle palmetadas en el culo, ella se revolvía pero yo seguí sacudiéndola hasta hacerme daño. Tuvo que quedarle el culo dolorido, cuando la solté hipaba de rabia pero no decía nada. Tenía los ojos brillantes y estaba alteradísima. La dije que por esa tarde valía pero que al día siguiente viniese con otra actitud que sino tendría otra vez su merecido.

A la tarde siguiente me apareció con un vestidito cortito y ajustadísimo y nada más empezar las clases me tomaba el pelo, yo callaba, hasta que me volví a levantar y con un mínimo esfuerzo, pues casi no se resistió la incline de nuevo en mis rodillas. Al ser el vestido tan corto le quedaba todo el culo al aire, solo cubierto por un tanga negro muy pequeño, estaba prevenido y con una regla que tengo de madera le empecé a sacudir en el culo directamente. El culo se le puso rojo enseguida, pero no se quejaba, solo gimoteaba, hasta que me di cuenta que no era de dolor, era que le gustaba que la azotase y se estaba excitando y corriendo con mis azotes. Yo estaba alucinando y mi rabo lo notó y se puso tieso, algo que ella tuvo que notar pues ahora todavía era más claro que gemía pero de placer. No pare de darle en el culo, pero algo más suave para que durase, y entre golpe y golpe le acariciaba el culo, llegando a meter dos dedos entre el tanga y llegando a su ojete.

Cuando no pudo más se corrió gritando y sin importarle nada quedar en evidencia delante de mí. Puse mi mano entre sus piernas y tenía el coño encharcado de jugos, fue ponerle la mano en el chochito, darle dos cachetes otra vez en el culo y empezar a gritar que se corría otra vez. Cuando acabó se quedo toda tirada encima de mis piernas, así que la empujé y calló al suelo incluso haciéndose daño, pero no dijo nada. Cuando estaba toda tirada en el suelo y me miraba con cara de asombro, me incorporé, me desabroche el pantalón, saqué mi rabo que estaba totalmente tieso y la pegué un grito para que se acercase, vino gateando, cuando llegó a mi altura le tiré del pelo y la amorré a mi polla. No sabía que hacer, así que le di un bofetón y en voz alta le dije que me la chupase, Azucena no sabía muy bien que debía hacer, por eso la agarré de la cabeza y casi me follaba su cara, ella sólo ponía los labios y se dejaba hacer.

Cuando iba a correrme le dije que se preparase, quiso apartarse, pero la apreté aún más fuerte y apretando me fui en su boca, tuve una gran corrida, tanta que se atragantó y se le escapó manchándose toda la camiseta. Yo la seguía sujetando y no la dejaba separarse, y volví a hacer los movimientos para seguir follándome su boca. Ella estaba muy incomoda pero se quedó quieta, cuando estuvo tiesa otra vez, se la saque de la boca, y ella respiró aliviada.

Cogí la polla con la mano y le di unos golpes en la cara, Azucena estaba de rodillas ante mí y con cara de susto. Entonces le dije que pensaba hacer para arreglar lo que su calentura había provocado, ella lloraba asustada, la hice levantarse, y entonces la senté de cara a mi encima de mis rodillas, en esa postura tenía que notar como mi polla le daba entre las piernas. No la besé, tan solo metí mi mano entre su camiseta y pellizqué sus pezones haciéndole gritar, a la vez que de vez en cuando le daba uno buenos azotes en el culo, después de un buen rato la empuje y la dije que se quitase las bragas, seguía con su vestido ajustado y su camiseta pero ahora al volver a sentarse en mis rodillas mi polla estaba a la entrada de su coño. Le pregunte si era virgen y me contestó que no. Le di un fuerte bofetón y le dije que nunca más se acostaría con nadie si yo no se lo permitía antes.

Quise saber cuando, donde y quien se la había follado y cuantas veces. Me contestó hipando que sólo lo había hecho dos veces con un chico de su cuadrilla en dos fiestas que habían hecho, pero que casi no se acordaba porque estaba bastante borracha. Le volví a dar otro bofetón y le pregunte si tomaba la píldora o algo. Me dijo que no, de nuevo otro bofetón y le dije que tenía que apañárselas para ir al médico y que se las recetase, que entre tanto me la follaría con condón, pero que no sería más que unos días. La empuje de nuevo y la hice ir a mi mesilla para que me trajese la caja de condones. Cuando vino le di otro sonoro bofetón y le dije que era por haber tardado mucho, le hice abrir uno y ponérmelo.

Cuando ya tenía el condón bien colocado le dije que si sabía lo que iba a pasar ahora. Azucena con los ojos vidriosos de deseo me dijo que sí y que lo estaba deseando. Le volví a dar otro bofetón y le dije que ella nunca tendría deseos, que solo estaba para satisfacer los míos, entonces agarrándola de las muñecas la senté encima de mi polla. Estaba tan excitada que pese a tener el coño apretado le entro sin demasiados esfuerzos. Ella gritada diciendo que le hacía daño y yo la empujaba para abajo, hasta que la polla entró hasta los mismos huevos. Entonces la hice quedarse quieta, a la vez que le mordía el cuello y le pellizcaba los pezones por encima de la camiseta. Al poquito empezó a moverse ella sola y sin decirle nada, subiendo y bajando poco a poco. De vez en cuando le sacudía algún azote y llegó un momento en que explotó. Se corrió chillando, gritando, llorando y se meó encima de mí.

Cuando acabó se quedó totalmente quieta, y pese a estar ensartada en mi polla, estaba como muerta. La hice salirse, la incorporé y la apoye en la mesa, tal cual estaba levantándole el vestido se la clave en le coño desde atrás, no costó mucho entrar pues de la meada y de la corrida estaba encharcada, ella se dejó hacer y yo volví a correrme. Cuando se la saque, me quité el condón y la atraje hacía mi, la puse de rodillas encima del charco de sus orines, la hice abrir la boca y le vacié toda la poca leche que había en el condón. Cuando acabé le ordené que se desnudase y que fuese a la ducha. Se desnudó en silencio y cuando acabo pregunto con la mirada que hacía. Le agarré de la mano y la llevé a la ducha.

Yo me senté en la taza, (también estaba desnudo) y la mandé lavarse bien. Ella se restregó y cuando se enjabonaba el coño pareció que se masturbaba, le dije que desde ahora nunca se iba a tocar sin mi permiso. Paro y entonces le dije que cerrase el agua y se hiciera un dedo para que yo supiera como se lo hacía habitualmente. Azucena cerró los ojos y se masturbó con violencia, corriéndose en unos minutos.

Cuando lo hubo hecho le dije que saliese de la ducha. La mandé secarse y tal cual estaba, incluso descalza, le dije que tenía que recoger todo el estropicio del salón. Le di una fregona y unos trapos y lo dejo todo limpio, y siempre yo desnudo y erecto detrás de ella diciéndole lo que tenía que hacer, y dándole de vez en cuando algún que otro cachete. Cuando ya estaba todo recogido le hice vestirse. Su vestido daba pena, estaba arrugado, sucio y olía a sexo y a meadas. Le dije que esa tarde ya habíamos estudiado bastante, yo seguía en el sofá apalancado y desnudo, y por eso pese que ya estaba vestida la atraje hacía mi y de nuevo de rodillas la obligue a mamarmela de nuevo.

Más que mamarmela, como la otra vez me follé su boca, esta vez me corrí con menos leche y se la tragó toda, poniendo una cara de vicio que era para verla. La hice sentarse a mi lado y mirándole muy fijamente a los ojos, le pregunté que opinaba de lo ocurrido esa tarde. Ella bajo la mirada y muy bajito me dijo que le encantaba ser mi putita y que había disfrutado una locura conmigo. Que si yo quería estaba dispuesta a ser mi acompañante y a obedecerme en todo.

Le dije que era posible pero que tenía varias condiciones, la primera que tendría que estudiar como nunca pues de esa forma sus padres seguirán permitiendo que le diese clases, la segunda que nunca podría hablar con nadie de lo que hiciese conmigo o para mí, la tercera que estaría siempre a mi disposición y que yo podría decidir con quien se podía acostar y cuando. Que desde ese día me pertenecía y nunca, nunca volvería a masturbarse sin permiso bajo la pena de un castigo tremendo y por supuesto ningún chico podía volver a tocarla. Con la cabeza gacha acepto todo, se lo hice repetir y pensase lo que iba a suponerle aceptar las condiciones. Azucena acepto todo sin dudar.

Desde ese día es la mejor alumna que he tenido, no es la más brillante, pero si la que más interés pone en todas las materias. Ha sido un cambio tan gordo que su familia está encantada, no sus amigas y amigos con los que casi no sale ya, y que le ven como un bicho raro. Yo tengo una esclava que hace todo lo que le pido, me la follo cuando y donde quiero, pero lo que más le gusta es que le até en la cama y con los ojos tapados juegue con ella, azotándola y acariciándola. Incluso un sábado que yo había estado de fiesta y ella estaba en casa esperándome volví con un amigo y le dejé que se la follase mientras yo desde la cabecera de la cama le decía lo puta que era. Cuando acabó y se corrió, con condón por supuesto le dije que se fuese mi colega y estando ya solos y todavía atada le pedí que me dijese que quería y Azucena excitada como una burra me dijo que la volviera a follar y le sacudiese bien el culo. Fue una de las sesiones más memorables pues esa noche pudo correrse por lo menos ocho veces con mi amigo y conmigo y se quedó totalmente desecha. Duerme en mi casa muchos fines de semana pero como su marcha escolar es tan buena sus padres no están preocupados de que no vuelva a casa, pues ella piadosamente les dice que para no andar tan tarde por ahí se queda con una amiga.

En mi casa después de las lecciones; (que su padre sigue pagando religiosamente, de lo que bromeo con ella, pues siempre le digo que su padre me está pagando para que me la tiré y la haga sufrir); siempre acabamos practicando sexo, a veces me la chupa, otras veces la mandó masturbarse delante de mí y lo hace tan bien y con tanto vicio que generalmente acabamos follando. Los juegos más duros los dejamos para los fines de semana y es cuando la tengo todo el día excitada pues nunca sabe lo que va a ocurrir ese día. Unas tardes la llevó a un centro comercial, a veces hemos follado en los servicios, o me la ha chupado en el aparcamiento mientras otros coches entran y salen. Otras veces la llevó al cine a ver una película no muy taquillera y si hay poca gente, le hago arrodillarse y mamarmela, y luego soy yo quien la masturbo a ella.

Otras veces he ido a su casa con la excusa de comentarle algo, y en su cuarto estando sus padres en el salón hemos echado un polvo rápido, otras veces hemos follado en un parque mientras algún pajillero se la menea viéndonos, e incluso he conseguido que en el instituto viniese a mi despacho a "consultar" dudas, y cerrando la puerta y apoyándola contra ella echamos el polvo más peligroso de mi vida, pues alumnos y profesores pasaban por el pasillo charlando mientras yo tenía que cerrar los labios de Azucena para que no gritase.

De momento la cosa sigue, el curso va a acabar y aprobará con buena nota, va a ir a la universidad y aunque la veré algo menos, su familia cree que soy una buena influencia para ella además de ayudarle a sacar adelante el curso, por tanto seguiré dándole clases particulares con la misma dedicación que este curso. Y si fuera poco su madre que tiene más o menos mi edad debido a la proximidad con la familia me esta tirando los tejos. Se lo comenté a Azucena y me dijo que era también un poco putorra, pero que su padre no la folla todo lo que debiera y que yo tengo fama de follador según su tío y que seguro que por eso está intentado que yo reparé en ella para que le calme la calentura. Le he dicho a Azucena que ya que ella quiere me la voy a tirar, que ella lo verá y que antes o después dejaré que se entere de su total entrega a mi, y que con un poco de suerte y su ayuda conseguiré que su madre también entre en el juego. Y en eso estamos, por supuesto que si ocurre os lo contaré.