Las clases de química acabaron en una
Todo parecía normal, un chico que da clases particulares de química a tres chavales, pero finalmente tomo un cariz desenfrenado y de locura gracias a la fogosidad desbordante de estos tres jóvenes de secundaria.
Era mi último año de carrera, y como estudiaba fuera, necesitaba dinero para mis gastos, así que decidí dar clases particulares a chicos de secundaria.
Las clases obviamente las daba en el piso que tenía alquilado, y no tardé mucho en conseguir varios grupitos de chicos para darles clase. En uno de ellos, en los que daba química, tenía a dos chicos y una chica; Óscar, Javier y Leticia, y la verdad, como se suele decir coloquialmente, Leticia era un poco guarrilla, siempre traía ropa muy provocadora, o unas falditas que no le llegaba ni a la mitad del muslo, o una camisa con un escote bastante sugerente, y con ese sujetador que todo lo sube, mas las posturitas que hacía, ponía a mil a cualquiera que tuviese cerca. Además, el modo con el que miraba a Óscar y Javier, pero sobretodo al primero y como se expresaba con ellos, cualquiera podía presagiar que esto acababa en lío. Ellos tampoco se quedaban atrás, eran dos chicos también de muy buen ver, practicaban futbol, iban al gim así que estaban muy bien.
Yo siempre, por la responsabilidad que implicaba tratar de tener tres adolescentes centrados, tratar de enseñar y mantener el orden, siempre me ponía serio en cualquier salidita de tono y no daba muestra alguna de dar confianzas. Aún así, al final siempre se me revolucionaban, pero en fin.
Yo siempre daba las clases en la mesa del salón de mi casa, y muchas veces, les ponía algunos problemas de química, y mientras lo hacía, iba a mi habitación que estaba enfrente a consultar algunas cosas en internet. Una de esas veces, mientras ellos resolvían unos problemas de de solubilidad, aproveché para buscar algunas cositas en la red, en eso, los oía hablar y reírse, así que les llamé la atención, pero ellos siguieron, así que me levanté de la silla, y cuando justo estaba en la puerta me paré y escuche a Leticia; -“¡si loco!, al final fuimos a casa de Alex, y acabé haciéndoles una mamada y tirándome a los dos…” la reacción de los otros dos fueron reírse a carcajadas y Óscar de forma vulgar pero con lógico criterio expresó: -“que pedazo de guarra que estas hecha tía…jajaja”, y ella que no se quedaba atrás respondió: -“tu lo que estás es envidioso por que no estabas ahí para comerte la polla”, ya la situación parece que se iba de madre, así que entré al salón a poner orden; -“que coño pasa aquí!!??, ¿!ya acabaron de hacer los problemas o qué!?”, Óscar respondió; “-no tío, pero es que Leticia ¿sabe lo que nos dijo?”, yo sentencié; -“no me interesa, si no se callan y no hacen los problemas ya saben recoger las cosas e irse”. Lo cierto es que aunque estaba obligado a parar eso, Leticia con su relato me excitó y sinceramente, a mi como a Óscar, me hubiese gustado estar en esa casa aquel día.
La verdad que lo que había dicho Leticia no había cambiado mi concepto sobre ella, ya que sin haber presentado sus credenciales, se veía que era de sangre demasiado caliente, pero después de ese momento, y de protagonizar varias fantasías sexuales en las cuales yo me recreaba, tenía cada día unas ganas inmensas de tirármela. Pero lo mejor estaba por llegar.
Un tarde, en las clases particulares estaba explicándoles algunos temas de química, acto seguido les puse un problema y les dije que si sabían hacerlo, Óscar me dijo que si, y Leticia, subestimando su capacidad dijo: -“jajaja, si él no se enteró de nada…”, a esto Óscar le propuso una apuesta un tanto osada : -“si si claro, no me enteré de nada, mira, si hago el problema y lo hago bien, me comes la polla”, ella lógicamente aceptó la apuesta, y como ese grupo ya lo tenía desmadrado y la verdad, acababan por excitarme en casi todas las clases, ni si quiera les dije nada, les puse el problema y me fui a la habitación. Cuál fue mi sorpresa cuando salgo a los cinco minutos, veo a Óscar sentado en la silla, a Leticia de rodillas chupándole la verga, y Javier sentado en la silla meneándosela. Yo me quede unos segundo parado, no daba crédito; -“¿¿pero esto qué es??”, Leticia solo levantó la cabeza, me miró, se rio, y siguió en lo suyo, Óscar estaba en otra dimensión, y Javier solo se limitó a reírse. Aunque la situación me desbordó, no sabía ni cómo reaccionar, no tardé en ponerme caliente y disfrutar como un enano con lo que estaba viendo, así que simplemente me senté en la mesa sin decir mas nada y me limité a observar. Veía como Leticia le chupaba la polla a Óscar, con un estilo que evidenciaba que no era la primera vez que lo hacía, le pasaba la lengua de arriba abajo, le chupaba suevamente el capullo, se la metía dentro de la boca, le chupaba los huevos… Pronto Óscar se corrió dentro de su boca aunque también quedó algo en los labios, Leticia con su dedo se limpió y se lo metió en la boca, acto seguido fue a donde estaba Javier y comenzó a hacerle lo mismo.
Óscar estaba eufórico, tenía la testosterona saliéndole por las orejas, me miró, se sonrió y me dijo que aprovechara, que ella me comía la polla, yo sonreí y le contesté; -“estáis locos tíos…”. Lo cierto es que en ese momento deseaba con ansias que Leticia también me comiera la polla, estaba completamente empalmado, y tenía unas ganas enormes de sacármela y masturbarme mientras ella acababa con Javier. Mientras, Óscar insistía que me uniera al festín, en eso, Leticia levantó su cara, me miró, sonrió y me dijo; -“tranquilo, que si quieres te hago ahora la mejor mamada que te han hecho en tu vida”. Yo en ese momento no sabía que hacer, si llevarme por mi instinto que cada segundo se desataba cada más, o cortar con esa situación. Lo cierto es que las ganas, el placer, y lo caliente que estaba, pesó mucho mas que la responsabilidad que tenía como tutor o como adulto, así que sin pensarlo dos veces, me desabroché el pantalón, me bajé la cremallera y saque mi polla. Estaba completamente empalmado y totalmente excitado, así que en tono jocoso le dije a Leticia; -“bueno, cuando acabes con Javier pasa por aquí que voy a ver si te pongo un 10 en el ejercicio o te lo mando a repetir…”.
Tardo apenas dos minutos más con Javier, hasta que naturalmente se corrió, y Leticia se lo tragó absolutamente todo. Después se levantó, se puso de rodillas entre mis piernas, cogió mi polla con su mano y la frotó de arriba hacia abajo, levantó la mirada y sonrió, esa mirada morbosa y picarona que pone, volvió a bajar la cabeza y metió mi polla en su boca, y comenzó el espectáculo. Me la chupó con suavidad, de arriba abajo, chupó suavemente la cabeza de la polla, presionó sus labios contra mi polla, la rozaba con sus dientes, se la metía entera y la sacaba, un autentico placer, yo me eché para atrás y estaba totalmente extasiado, otras veces me habían chupado la verga, pero jamás sentí el placer que sentí ese día, quizás por las circunstancias, o por ser una chica muy morbosa y que desde hace tiempo no me la podía sacar de mis fantasías. Estaba totalmente abstraído, ni pensaba en la locura que estaba haciendo, ni pensaba en las consecuencias, ni sabía lo que estaban haciendo los otros dos, yo disfrutaba de lo que días anteriores era un sueño. Finalmente me corrí en su boca, ella con todavía la verga dentro de su boca, simultaneaba el gran arte que poseía de hacer mamadas con tragarse toda mi leche. Cuando acabó, me miró y me dijo; -“bueno profe, ¿Qué nota me pone?”, yo le respondí; -“la verdad que no me sorprendiste, esperaba este nivel de ti, pero no te dejes dormir…”, mientras Óscar y Javier se reían.
Luego de la ronda de felaciones, Leticia se quitó la ropa, se quedó completamente desnuda, se tumbó en el sofá, y pudimos disfrutar de su caliente y húmeda concha, estaba completamente rasurada, si apartabas sus labios, dentro estaba rosadita, perfecta. Acabamos chupándole su conejito, sus labios, su clítoris…, a su vez ella también siguió mamándonos y haciéndonos pajas. Finalmente no se pudo rematar la faena y no nos la pudimos tirar, ya que al ratito llegaba el otro grupo, pero gozamos como nunca.
A los dos días, volvimos a tener clases, ya después de reflexionar y darles vuelta a la cabeza, reconocí que lo que hice fue una locura y que podía costarme caro, así que en esta clase, hablé con ellos, le dije que todo fue perfecto, que todos disfrutamos, pero ya se acabó, si querían hacerlo, que se busquen otro picadero. Eso sí, picadero en otro lado si estaban ellos, yo y Leticia si logramos repetir alguna que otra vez aquel momento, y con polvo incluido como dios manda. Seguía pensando que era una locura, pero el solo recordar cómo me pone de cachondo esta chica y como me hace disfrutar y gozar, me hacía olvidar cualquier otra responsabilidad.
Espero que le gusten.
Saludos!!