Las cinco amigas (1)
Cinco varones son convertidos en mujer contra su voluntad.
***Primera parte*****
Hace tanto tiempo que no tengo un orgasmo que ni siquiera estoy segura de lo que se siente. Sé que jamás tendré otrto en mi vida, pero hace mucho que no me importa. He aprendido a vivir así y a disfrutar cada relación sexual. Sí, tengo una vida sexual y me encanta. El hecho de que no me pueda correr no la hace peor. Dejadme que vuelva la vista atrás y os cuente algo de mi.
Nací como varón hará aproximadamente treinta años, creo. Todo ese periodo de mi vida está bastante confuso. Mi aspecto de entonces no importa en absoluta, dado que fuí alterada para ajustarme a los deseos de mi propietario cuando me compró hace ya dos años. Recuerdo que yo era un solitario, sin familia, prácticamente sin amigos y con un trabajo aburrido en el que estoy segura que nadie me echará de menos.
Todo empezó en octumbre de 2006, cuando eché el curriculum para un cambio de trabajo. Se suponía que era similar al que tenía, como contable de una pequeña oficina que era parte de una gran empresa. Sin embargo, el sueldo era mucho mejor que el que me pagaban en el que era mi empleo. Se suponía que tendría que irme a un oscuro país africano durante al menos un año, pero lo ví simplemente como una oportunidad de conocer nuevos lugares, dado que nada me ataba a mi ciudad.
Después de algunas pruebas escritas y psicotécnicos y una entrevista personal con lo que parecía ser un psicólogo, sólo quedamos cinco candidatos. Todos varones. No conocía a ninguno. Han pasado dos años, pero ya tengo serios problemas para recordar sus antiguas caras y cuerpos. Sin embargo, hoy, esas cinco personas son mis mejores amigas. De hecho, son mis únicas amigas, si no contamos a sus respectivas parejas y a la mía, claro. Los hombres que nos compraron. Sin embargo, no los vemos ya como "propietarios" porque los amamos profundamente.
Tan sólo nos quedaba por pasar un examen médico. Si estábamos sanos, los cinco firmaríamos los contratos y empezaríamos a trabajar con ellos de inmediato. Se encargarían de todo con nuestras antiguas empresas, los que las tuviéramos.
Yo estaba el primero en la sala de espera. Era el único adyacente a la puerta y podía oir lo que los médicos hablaban en el interior de la habitación contigua. Era algo tan sumamemente extraño que no podía creerlo:
Entonces, decidido. De acuerdo con los requerimientos recibidos, el primero será convertido en una mujer rubia, de unos veinticinco años aparentes. Tendrá grandes tetas de aspecto falso... ¡Ah! Y será castrada.
Muy bien dijo una segunda voz, como si fuera lo más normal del mundo ¿Y qué hay del segundo?
Lo convertiremos en una joven morena, de unos veintitrés años. Tendrá pechos diminutos y naturales, y mantendrá su capacidad sexual intacta. No tocaremos nada por ahí debajo.
De hecho, será el más afortunado de los cinco rió una tercera persona.
Me aparté discretamente. Continuaban hablando sobre los restantes candidatos, pero pero no quería arriesgarme a que me pillaran y no escuché más. Existía la posibilidad de que todo fuera una trampa. Otro test psicológico rebuscado y algo cruel. Es habitual en las empresas más exigentes. Quizá lo único que querían era ponernos nerviosos.
Mi mente se lanzó a pensar. Obviamente no creía una palabra de lo que estaban diciendo. De lo contrario, me habría largado de allí a la carrera sin siquiera volver la vista atrás. No dije nada a mis compañeros de examen y cuando nos llamaron, me las apañé para entrar en segundo lugar. Por si acaso...
La consulta, por llamarla de alguna manera, era grande. Había cuatro médicos en su interior, todos hombres, todos de mediana edad. Como la mayoría de los doctores, nos ignoraban mientras hablaban en voz baja entre sí. Cuando nos miraban, era más como ganado que como seres humanos.
Finalmente, uno de ellos se acercó a nosotros con cinco pequeños vasos. Nos dio uno a cada uno.
Bienvenidos a su prueba final, caballeros dijo, cuando todos teníamos la bebida en la mano. Por favor, beban esa solución. Es un contraste inocuo para que podamos observar el funcionamiento de su sistema digestivo.
Todos obedecimos. El sabor era extraño. Una mezcla entre jarabe de fresa y alguna extraña medicina. Y así nos quedamos los cinco, mirándonos unos a otros, sin atrevernos a hablar, en una hilera perfecta. El tiempo pasaban lentamente. Poco a poco, me dejó de importar todo y hasta el corazón, acelerado hasta entonces, se relajó. Después de cinco minutos, otro de los médicos, el tercero cuya voz había oído en el exterior, habló:
Bienvenidos al lugar de vuestra transformación. La vida que habéis conocido hasta ahora termina aquí en este preciso momento.
No sentí nada. Ni preocupación, ni necesidad de escapar. Tan sólo permanecía allí, de pie, escuchando.
Pertenecemos a una empresa muy poderosa continuó, si bien es diferente a cualquier otra que hayais visto en vuestra vida. Este edificio ha sido alquilado tan solo para esta "selección de personal". Mañana estará vacío. Nadie será capaz de rastrearos, si es que alguien se molesta en hacerlo, cosa que dudo.
Las cosas se ponían peor a cada momento. ¿Iban a matarnos? ¿Lo que había oído antes, a través de la puerta, tenía algún viso de realidad? Pensaba en esas cosas, pero realmente no me importante. ¿Mi vida en peligro? Lo sentía más curiosidad por saber qué me iba a pasar que cualquier otra cosa.
Los cinco habéis sido seleccionados dijo el que parecía estar al mando porque sois personas solitarias. Sin familia, sin amigos, sin interacción social en el trabajo... Esto es bueno por dos razones: la primera, no queremos a gente preguntando por vosotros. La segunda, preferimos no destrozar familiar. No nos gustan las lágrimas y el dolor, aunque ahora penséis lo contrario. Todos vosotros vais a ser felices en vuestra nueva vida, os lo aseguro. No nos gustaría que dejáseis a alguien llorando detrás.
Bueno... Eso era mejor. Si íbamos a tener una vida, es que no nos iban a matar, ¿verdad? Después de todo, no parecían tan malos. No les gustaban las lágrimas; eso era bueno.
Ahora, por favor dijo el primer hombre desnudáos y quedáos donde estáis. Sí, toda la ropa. También la interior.
Obedecimos sin una protesta. Sin sentir vergüenza. Definitivamente, algo en esa bebida nos hacía comportarnos como marionetas, sin voluntad.
Permitidme que os expliqe lo que os va a pasar ahora dijo un tercer doctor, más anciano que los otros. Caminaba por delante de nosotros como un oficial pasando revista a sus soldados. Vais a cambiar... para ajustaros a las solicitudes de nuestros clientes. Vuestra apariencia física será alterada para volverse más... femenina. Algunos de vosotros seréis también eunucos. Los más afortunados quizá retengáis vuestra capacidad para tener orgasmos, incluso erecciones. ¿Cómo decidimos eso? Por suerte. El orden en que habéis cruzado esa puerta ha decidido vuestro destino.
En ese momentó pensé que había hecho trampas... pero no me importó. Si era un extraño el que iba a sufrir transformaciones más drásticas que las mías... mejor él que yo. La verdad es que no me apetecía nada convertirme en algo parecido a una mujer... pero mejor eso que una rubia de tetas gordas y castrada...
Por ejemplo dijo el más mayor a ver... Número Uno, acércate.
El tipo que había ocupado mi lugar caminó sin vacilaciones hacia el médico.
Vas a convertirte en una mujer de 25 años, llamada Dalia. Te proporcionaremos un par de pechos de silicona de gran volumen. Tendrán la apariencia de falsos, al estilo de Pamela Anderson, pero es así como nuestro cliente lo ha solicitado. Tendrás que llevar el pelo siempre teñido de rubio. Destruiremos cada folículo por debajo de tus ojos, incluidas las cejas, que te serán tatuadas en un fino hilo. Aumentaremos tus labios, dado que tienen que ser gruesos; sin embargo, será un aumento moderado, así que seguirán pareciendo naturales. Tendrás que llevar siempre lentillas azules, de las más naturales del mercado. ¡Ah! Te extirparemos los testículos, pero dejaremos tu pene intacto... excepto por sus sensibilidad, que caerá prácticamente a cero. No te preocupes... te encantará el sexo, aún siendo anorgásmica. Ahora, por favor, acude a la puerta número Uno.
El hombre obedeció. Ese fue el primer momento en que vi que había sesis puertas delante de nosotros, justo en la pared opuesta de la consulta. Alguien abrió la puerta. Esa fue la ultima que lo ví, al menos como un "él". Quien diría que Dalia acabaría siendo mi mejor amiga...
Ahora tú dijo, señalándome con el dedo. Ven aquí.
Hice lo que me habían ordenado, dócil y sumiso.
Tú sufrirás menos modificaciones que cualquiera de tus compañeros. Serás una mujer delgada de 23 años. Tu nombre desde ahora es "Laura". Tu pelo, que veo que es liso y castaño, será rizado y teñido de negro. Tendrás pechos muy pequeños, pero te colocaremos un implante de nalga bastante voluminoso. Vas a convertirte añadió, sonriendo en una mujer de culo gordo, como nos han especificado. Te dejaremos pocos folículos, pero aún así tendrás que depilarte pelos y axilas, como la mayoría de las mujeres. Tus cejas deberás depilarlas muy finas, de apenas un pelo de grosor. Sin embargo, no vamos a tocar tu sistema reproductivo. Tendrás tus pelotas intactas. Enhorabuena. Por favor, camina hasta el cuarto número Dos.
Obedecí. ¿Acaso tenía otra opción? Mis pies parecían ir solos, de todas formas.
Justo antes de entrar, escuché parte del destino del tercer "candidato":
Serás una rubia natural de pelo largo. Te proporcionaremos unos enormes pechos naturales, así que puedes esperar que sean muy caidos. Tu piel será pálida. Serás castrado, pero tendrás plena sensibilidad en el pene...
Entré en la habitación. Había dos doctoras en el interior. Cerraron la puerta y ya no pude oir más sobre mis compañeros de desgracia.
Por favor, túmbate en esa cama.
Después de que lo hiciera, pusieron un vial en mi brazo. Entonces, la puerta volvió a abrirse.
¡Esperad un minuto! dijo uno de los doctores que estaban fuera. Ha habido una modificación de última hora. Este también debe ser castrado y privado de toda sensación en la zona genital. Tiene que ser todo lo femenino posible, a pesar de sus pechos diminutos.
Oh. Mi truco al final no había funcionado. La Diosa Fortuna finalmente me había abandonado. No quería perder mi masculinidad, pero seguía sin importarme de verdad. Maldito brebaje...
Un momento después, todo se volvió oscuro y caí en la inconsciencia.
***Fin de la primera parte*****