Las chicas de la clase de francés (9)

Al salir de la discoteca, reinaba un silencio incómodo, una sensación extraña... y cada una tenía que tomar direcciones distintas, Tati hacia su casa que estaba a cinco minutos y ...

La hermana de Raquel... sí, un auténtico fastidio, pero al final si no es por ella Raquel no se mueve, de vez en cuando hacen falta este tipo de empujones.

Perrrrrrrdonnnnnnnn por tardar una semana en actualizar el relato, esta semana he estado entretenida y no he podido escribir...

Muchas gracias a los que me comentais, me agregáis, me escribís... me alegra saber que os gusta :)


Fue pasando la tarde, las chicas se fueron preparando para el evento… Lo que ninguna se imaginaba era que durante la noche iban a encontrarse a alguien totalmente inesperado que haría cambiar los planes de Tati de no querer saber nada de nadie.

Llegaron al sitio acordado, una plaza que era típico lugar de encuentro de la ciudad. Marian quiso que el resto de sus amigas supiera desde el principio que estaba saliendo con Raquel, así que las dos chicas llegaron cogidas de la mano, y después de ver las esperadas caras de asombro de sus cuatro amigas, les explicó el asunto. No se lo tomaron nada mal, habían desarrollado con los años una relación y habían pasado tantas cosas juntas que en estos asuntos nunca se metían, y lo único que contaba era la felicidad de la interesada, que en este caso era notoria.

La última en llegar fue Tati, con una sonrisa en la cara pero los ojos un tanto tristes, de haberse pasado la estado llorando.

Tati: ¿Listas, chicas? He reservado en el japonés de aquel conocido de mi familia, nos va a hacer un precio.

Marian: Tati guapa, ¿como estás??

Tati: Ah bien bien, he estado toda la tarde llorando la verdad, pero lo he soltado todo y me he dado cuenta de que era un capullo… tenía muchas cosas que no me gustaban y esto ha sido lo que ha colmado el vaso.

Marian: ¿Seguro que estás bien?

Tati: Que siii!!! Venga basta de cháchara que se nos hace tarde.

Se dirigieron hacia el restaurante y Marian se sentó entre su novia y su mejor amiga. Sabía que se lo iba a pasar bien, puesto que recordaba la última vez que comió comida japonesa con Raquel… lástima por ésta que, como a la mayoría le gustaba esa gastronomía, se tuvo que adaptar a usar de nuevo los palillos…

La cena fue sucediendo con muy buen ambiente, todas hablando de sus vidas, poniéndose al día… Tati estaba por lo general contenta, aunque a veces se aislaba en la inopia y cuando se percataba de ello, volvía a la conversación. Brindaron mil y una veces por cualquier cosa, el vino comenzaba a fluir por las venas de todas las chicas, aunque Raquel seguía concentrada en conseguir coger un trozo de sushi sin destrozarlo todo. Ambas novias estaban también muy integradas en el grupo –al contrario de muchas parejas recientes, que no hacen caso de nada ni nadie en ningún momento-, aunque a veces, mientras bromeaban con el rol de la madre que le da de comer a la hija porque esta no sabe, Marian aprovechaba para darle besos en la cara y en los labios, a los que Raquel, como no, se dejaba.

En una de estas y aprovechando un momento en que la conversación se centraba en la otra punta de la mesa y todas estaban encaradas hacia allí, Raquel se acercó un poco más y mientras Marian iba llevando una pieza de comida hacia la boca de su novia, ésta la miraba con ojos de lujuria y posó una de sus manos en la pierna de Marian, sobre la media, y la fue acercando rápida y peligrosamente en dirección a su entrepierna; Marian lo fue notando pero cuando quiso ir a pararla ya era demasiado tarde y la mano había llegado al pliege de su pierna con su pubis y una sensación placentera se apoderó de su sexo rápidamente; de la sorpresa se le cayeron los palillos al suelo y aprovechó que tenía ya las manos libres para cogerle la cara y empezar a besarla con mucho deseo, sus lenguas cruzándose dentro de sus bocas; Raquel llevó sus manos al cuello de Marian y lo acariciaba con suavidad, mientras seguían compartiendo saliva y hormonas como si tuvieran quince años. El beso se fue volviendo más lento y cuando por fin pararon y se estaban mirando a los ojos pero ahora con más calma, se percataron del silencio y de unas cuantas miradas procedentes de sus amigas. Las miraron algo sonrojadas y con timidez, y a Raquel no se le ocurrió otra cosa que decir que:

R: Ay, perdonad, es que nos echábamos mucho de menos.

La carcajada fue general , hasta la propia Marian rió. Raquel era especialista en cortar el hielo y eso le gustaba, esa naturalidad que desprendía en todo momento. Tati se quedó sorprendida positivamente, en ese beso había visto en persona el amor que se tenían y de qué manera se lo demostraban, y descubrió que era algo muy tierno, ahora que lo había visto entendía la actitud de Marian todas las veces que le hablaba de ella.

Acabaron de cenar y después de tomar una copa en el mismo restaurante, cortesía de la casa según el camarero, se dirigieron hacia la discoteca… un local nuevo donde ponían los temas más comerciales de la temporada.

Se deshicieron de los abrigos y los bolsos para poder bailar con total libertad. Tati se había ido alegrando, sobretodo gracias al vino de la cena, pero también gracias a la compañía de sus amigas, la mejor de sus terapias. Tati era una chica bastante resultona, no pasaba desapercibida porque tenía una belleza un tanto exótica, sus abuelos eran de origen jordano, y ella heredó esos genes dándole una piel morena, unos ojos almendrados color miel y una melena larga y lisa, de color castaño oscuro. Su ligero maquillaje y su forma sencilla pero elegante en el vestir la terminaban de hacer una chica muy deseable, que traía loco a todo aquel que se le acercara.

Bailaban a veces en círculo a veces más en pareja, según la canción. Marian bailaba con todas pero Raquel no tenía ningún tipo de celo, y hasta ella se fue animando y también bailó con Tati y con algunas más. Al rato Raquel tuvo ganas de ir al baño,

R: Marian, voy al lavabo, ahora vengo

M: ¿Quieres que te acompañe?

R: Uyyy no no no, ¿quieres que nos detengan por escándalo público? Si estamos tu y yo en el mismo lavabo no respondo de mis actos…

M: jajajaja qué bruta eres. Bueno entonces mejor que no. No tardes! –La despidió con un beso breve en los labios.

RAQUEL:

Joder vaya cola que hay, bueno, pues a esperar… Dios, quien es ese bellezón que está de espaldas… Qué brazos y que hombros más bien definidos, que espalda y que piernas tan bien trabajadas, ese vestido negro le sienta de maravilla…

La chica desconocida se estaba mirando al espejo pintándose los labios y arreglándose el pelo, cuando acabó guardó el pintalabios en el bolso y se giró dispuesta a salir de los baños. Cuando Raquel vió quien era y le cambió la cara…

R: Dios, ¿tú que haces aquí?

Teresa: Lo mismo que tú, supongo!

R: Muy lista, me refiero a que, joder, con todos los sitios que hay en la ciudad hace falta que coincidamos en el mismo?

Teresa: Mi primo me dio invitaciones para entrar gratis con algunas consumiciones, he venido a pasar un buen rato. ¿Y tú?

R: Yo he venido a celebrar el cumpleaños de una amiga de mi novia, Marian, sabes, no? (con cierta mala leche en esas últimas palabras)

Teresa: Oye, dime la verdad… no te caigo muy bien, no?

R: Bueno, si te soy sincera, no mucho… Vi como le ponías ojitos a mi novia y comprenderás que eso no me hace feliz.

Teresa: Puedes estar tranquila, con estos temas soy muy respetuosa, nunca me metería en medio de una relación.

R: Bueno, no sé si creérmelo…

Teresa: Te toca.

R: Qué?

Teresa: El baño, que está libre.

R: Ah sí, adiós.

Teresa: Adiós, y no estés tan tensa que no voy a tocar a tu novia!

A Raquel no le sentó nada bien encontrarse con Teresa en la misma discoteca, salió del lavabo con bastante mal humor.

M: ¿Qué te pasa Raquel?

R: A que no sabes a quien me he encontrado en el baño!!

M: Pues no…

R: A tu modista, Teresita.

M: Ah sí?? Donde está?? –claramente ilusionada-

R: Ay yo que sé, ¿ en serio la quieres ver? Sólo te tomó las medidas de un vestido, no creo que sea tan importante…

M –acercándose a Raquel- ¿estás celosa…?

R: ¿Celosa yo? Ni de coña, lo que pasa es que no sé porque pierdes el culo por alguien que apenas conoces ,,,

M: Ay… pero si yo sólo tengo ojos para ti –le dio un beso en la mejilla, y luego le agarró con suavidad la cara- ¿no me crees? – se acercó lentamente y unió sus labios con los de Raquel, moviéndolos despacio, pasando las manos alrededor de su cuello, y afianzando más el beso metiendo poco a poco su lengua en la boca de Raquel, que la recibió fácilmente y siguió con el juego de lenguas que tanto les gustaba. En ese momento eran la envidia de sus alrededores, las amigas de Marian las volvían a mirar asombradas, y hasta algunos chicos con lujuria. Cuando se separaron- ¿Ahora sí?

R: Mmm…. sí, un poco más sí. Pero ahora en serio, no sé donde está Teresa.

M: No pasa nada, tengo su número.

R: ¬¬ Ah sí, es verdad, de cuando te tiró los tejos

M: Raqueeeeeeel

R: Perdona perdona perdona!!

Raquel se fue a bailar con las amigas de Marian y ésta le envió un sms a Teresa diciéndole donde estaba y que se acercase a saludar si quería. A los cinco minutos apareció y le dio dos besos a Marian.

M: Tati!! ven!!! Tati te presento a Teresa, ella me tomó las medidas para el vestido de fin de año. Teresa, ella es Tati, mi mejor amiga, hoy es su cumpleaños.

Teresa: encantada guapísima –posando su mano sobre la cintura para darle dos besos muy cerca de la comisura de los labios-

Tati: ooops o saluda así a todo el mundo o…. esa es la manera como me han saludado casi todos los que luego me han intentado tirar los tejos… lástima que hoy esté como estoy, porque la chica es bien guapa… tiene buen cuerpo y huele… joder como huele

Teresa: Aló? Tati?

Tati: -se le rompe la burbuja en la que estaba sumergida pensando- Sí!! Dime!!

Teresa: ¿Le pasa algo a mi cuerpo? Porque a lo que acabas de hacer en mi barrio le llaman repasón

Tati: mierda, lo ha notado!!? Eh?

Teresa: Que estoy buena eh!!

Tati: no, no es nada, si yo no estaba…!!  joder, qué vergüenza, no lo puedo arreglar, no?

Teresa: Mmmm…. me temo que no. Tranquila, les pasa a todas cuando me ven, se asombran por mi belleza.

Tati y Marian, que por cierto todavía seguía ahí alucinando con la escena y sobretodo con su amiga Tatiana, rieron a carcajada limpia.

Teresa: Bueno, y ahora que he roto el hielo y estás más relajada, ¿me puedo quedar aquí con vosotras a bailar un rato? He venido con mi primo pero no sé donde se ha metido.

Marian: Sí claro, nosotras encantadas, ¿verdad Tati?

Tati; -simplemente asintió- Oye Marian, no hace más calor?

Marian: Que va tia, si lleva puesto el aire acondicionado casi una hora… ¿Te encuentras bien?

Tati: Sí, por?

Marian: No no, nada… -Marian se había percatado del cambio de actitud de su amiga y no le iba a decir nada, pero le parecía extraño-

Marian se fue a bailar con su novia a la que ya estaba echando de menos, y Tati se quedó bailando con Teresa, pero a una distancia de casi un metro, bastante avergonzada por lo ocurrido pero con ganas de estar cerca de ella. Dos canciones después ya estaban bailando a una distancia normal, como si fueran dos amigas más. Teresa bailaba aparentemente a su aire pero de vez en cuando miraba fugazmente a Tati, que también bailaba como si nada pero mirando cada vez más a Teresa, al final ya casi sin disimulo.

Tati: No puedo ser esto que estoy sintiendo entre mis piernas, noto la cara caliente, como si estuviera colorada, pero estoy sintiendo escalofríos en el cuerpo… No no no, esto no puede estar pasando

Cada vez se iban acercando más, hasta que bailaban a tal distancia que de tanto en tanto los dedos de una llegaran a rozar como sin querer el brazo de otra, o pudieran posar la mano en el hombro en un determinado momento de la canción. Tati se sentía extraña, quizás algo culpable, pero no pensaba parar, porque estaba disfrutando mucho ese momento, se estaba dejando llevar por el placer que sentía. Llegó una canción que era típica de bailar por parejas, de esas en que se le agarra de la mano y se la guia y se la lleva de aquí para allá.

Teresa: -que se estaba percatando de lo que le pasaba a Tati, le extendió la mano- ¿Me concede este baile señorita?

Tati: -ruborizada de nuevo, y nerviosa como cada vez que esa mujer le hablaba. Notó como un sudor frío le invadía las manos y no pudo hacer otra cosa que sonreir para intentar disimular ese conjunto de reacciones - p-por supuesto

Se pusieron a bailar, cogidas a ratos de las dos manos y moviéndose contoneando las caderas, esta vez más de cerca, mirándose a los ojos y sonriendo; Teresa extendía de vez en cuando el brazo para que Tati girase sobre su eje, momento en el que Teresa aprovechaba para contemplar su cuerpo, y pasaba lo mismo cuando se intercambiaban los papeles. Al acabar uno de estos giros, al atraer hacia sí a Tati de nuevo, Teresa calculó mal la fuerza y quedaron pegadas pecho a pecho, vientre a vientre, sus pubis rozándose por encima de la tela de la ropa. Se miraron un par de segundos serias y rápidamente Tati reaccionó y se separó para seguir bailando como antes, juntas pero no revueltas, cogidas de la mano pero a una distancia de seguridad.

Al acabar esa canción sonó “Would you hold it against me”, la de Britney Spears.

Tati: Wohooo!! Me encanta esta canción!!

Teresa simplemente la miró con ternura y se acercó de nuevo para bailarla con ella, más pegadas de lo que estaban. Le cogió de la cintura como cuando la saludó, se le acercó al oído y le dijo:

Teresa: No sé porque esos ojos tan bonitos tengan el aspecto de llevar todo un día llorando, no lo merecen.

Tati: Qué catástrofe!! Dios la voz de esta mujer a mi oído me deja muerta, y qué bien huele!! me estoy empezando a derretir… No puedo hacer que se me note -¿estás intentando ligar conmigo?

Teresa: Yo no he dicho nada más que la verdad, y aquí sólo liga el que quiere.

Se alejó del oído de Tati lentamente rozando apenas la punta de la nariz por su cuello, casi como si fuera sin querer. Tati cerró los ojos instintivamente y suspiró, Teresa se percató de ello y sonrió disimuladamente. Con eso que le acababan de hacer, Tati empezó a sentir realmente húmedas sus braguitas, estaba claro que bailar con esta chica le estaba excitando, y ya no había marcha atrás. Le cogió otra vez de la mano para bailar juntas, esta vez juntísimas, apenas moviéndose en realidad, sólo mirándose a los ojos. Sus pechos y vientres volvían a estar pegados. Tati empezó a sentir esa sensación como de que todo alrededor se difumina, la música se oye mucho más floja, y sólo están ella y Teresa en la discoteca. Cada vez tenían sus caras más cerca, sus narices se estaban rozando y notaban el aliento de la otra en su boca.

Teresa: Yo no voy a hacer nada que tú no quieras…

Con esto, Tati tuvo alas para con sus labios rozar suavemente los de Teresa, durante sólo unos segundos, como quien prueba un caramelo para ver a que sabe y lo vuelve a dejar en su sitio.

Teresa: ¿Sabes que con esto podrías tener a miles de chicos derretidos?

A Tati se le escapó una lágrima, recordó alguno de sus buenos momentos con Alberto. Teresa se la recogió acariciándole con mucha suavidad la cara, con un solo dedo, mientras seguía mirándole a los ojos con una mezcla de compasión y ternura. Llevaban una media hora bailando juntas y de todo lo que se habían movido ya habían quedado al lado de la pared, Tati de espaldas a ella.

Teresa: Sshhh no quería hacerte llorar.

Tati: Lo siento, es que no he tenido un buen día. Pero está mejorando por momentos…

Después de esto tomó fuerzas y volvió hacia los labios de Teresa para empezar besándole los labios, igual que había hecho antes, pero esta vez no paró. Teresa, al conocer de sobras los nervios de Tati, decidió tomar las riendas del asunto y la empujó del todo a la pared teniéndola agarrada de las caderas, mientras seguía correspondiendo al beso, rozando y recorriendo con la punta de la lengua el labio superior de Tati, que sintió una descarga de emoción materializada en sus braguitas, en forma de fluidos. Ésta atrajo más a Teresa, abrazándola por la cintura, y le respondió a la intervención de la lengua, sacando la suya también y yendo al encuentro de la otra. Con eso empezaron una disputa de lenguas que no venció ninguna, así que quedaron besándose suavemente durante un tiempo. Teresa movió sus manos de las caderas hacia la espalda en su parte inferior, justo por encima del culo, no quería ser tan directa como para tocarle el trasero pero aún así quería mantenerla excitada teniendo sus manos en lugares estratégicos. Mientrastanto, Tati la tenía pegada a ella a través de los pechos; notaba la suavidad de las formas de los de Teresa en los suyos, y se percató de que no llevaba sujetador... De vez en cuando paraban para tomar aire, abrir los ojos, mirarse con ternura, y volver a la faena.

Marian y Raquel las miraban divertidas, ahora sí que Raquel estaba de mucho mejor humor, entre los bailes y besos que se había dado con Marian para recuperar la semana sin verla, y el ver a Teresa con otra chica. Estaban comentando la jugada con las otras amigas del Marian, que simplemente no tenían palabras. No pensaban que Tati se estuviera comportando como una cualquiera que en unas horas se olvida de su novio, pero nunca había dicho ni hecho ningún comentario acerca del cuerpo de ninguna mujer, cuando salía el tema de alguna modelo o actriz guapa su opinión era indiferente, como la de la mayoría de ellas, era de las últimas personas que se podían imaginar besándose con otra chica. Pero así es la vida, que va y viene pero no se detiene, dijo alguna de ellas, tras lo que se escuchó alguna risa.

Marian y Raquel se fueron antes de que cerraran, sin despedirse de Tati, que seguía ocupada compartiendo momentos con Teresa. Ahora el beso se había vuelto algo más pasional, sus manos recorriendo sus espaldas, cinturas, caderas, y la pierna de Teresa apoyada sobre la entrepierna de Tati. Al cabo de un rato abrieron las luces señal de que iban a cerrar, miraron a su alrededor y no vieron a nadie conocido, y volvieron a mirarse. Tati no sabía como mirar a Teresa, estaba confusa, no sabía si tomarse el asunto como un rollo de una noche y cada una a su casa, si pedirle el teléfono para volver a verla o si quedarse sin hacer nada esperando a que la otra lo hiciera.

Al salir de la discoteca, reinaba un silencio incómodo, una sensación extraña... y cada una tenía que tomar direcciones distintas, Tati hacia su casa que estaba a cinco minutos y Teresa hacia el metro.

Teresa: Oye, sé que hoy habías roto con tu novio,  algo me ha contado Marian. No he querido aprovecharme de la situación...

Tati: Para nada! Si se podría decir que he empezado yo!

Teresa: A mi es que me has parecido muy guapa desde que te he visto

Tati: Y tú a mi… pero no estoy segura.

Teresa: ¿De qué?

Tati: Pues de que si quiero quedar contigo otra vez o qué…

Teresa: Es normal, lo entiendo perfectamente. Mira, yo no te voy a pedir el teléfono, ni te voy a empezar a acosar ni nada por el estilo. está claro que me interesas pero sólo si tu quieres. Marian tiene mi número, así que si quieres quedar conmigo otra vez para ni que sea hablar, pídeselo. La decisión la tomas tú.

Le dio un beso en la mejilla y se fue. Tati se llevó una mano al lugar donde le había dado el beso y se quedó estática viendo como se alejaba. Le parecía mentira, pero otra vez se volvía a confirmar lo de que las apariencias engañan, esa chica tan explosiva, con aspecto de “buscona”, resultaba ser una chica muy tierna y comprensiva. Se quedó dándole vueltas a la cabeza durante el resto de madrugada, no pudo conciliar el sueño. Al final, casi entrado el mediodía del día siguiente tomó una decisión, no sabe si la más acertada, o la más moral, pero lo que le pedía su cuerpo y su mente en ese momento.