Las chicas de la clase de francés (6)

Yo sólo me traigo cosas contigo ...

Aquí vengo para acabar la semana con algo nuevo... Aurora la Diosa, tus deseos son órdenes jejejeje, se ha hecho lo que se ha podido, mi primera escena de celos! jajajaja Pero habrá más... xDD. A todos los que me comentais, muchísimas gracias, es muy agradecido que valoren positivamente el trabajo de una :).  No me enrollo más, os dejo con la sexta parte (la sexta ya!? Madre miaaaaa si esto iba a ser sólo uno! XDD).


Llegó la hora de irse con sus amigos , así que salieron de la casa y cada una tomó su camino y quedaron en que a la mañana siguiente se verían ya que Marian tenía que ir a comprarse una cosa y quería que Raquel la acompañara.

RAQUEL

Tengo ganas de ver la cara que ponen estos, no se van a creer que después de estarles dando la brasa durante todo el curso pasado con Marian, ahora por fin esté con ella. Aunque me imagino también algún comentario que oiré y no querré oir… Bueno, vale de darle vueltas, lo que tenga que ser será.

R: Hola chicos!! Lo séeeeeee llego tarde!! Pero tiene una muy buena justificación…

Soraya: Uuuuh!!! Y esa cara de interesante??

Gerard: Tu has pillao!!

Ari: Cuenta cuenta!

R: No seais cotillaaas! Luego cenando os lo cuento. Anda vamos…

Los cuatro amigos entraron al restaurante chino como hacían casi cada viernes dispuestos a hartarse de comer por poco dinero, hicieron caso omiso a los camareros que les trajeron las cartas y después de la insistencia de estos y de pedir la cena, se quedaron todos en silencio, Raquel siendo observada fijamente por sus tres amigos con cara de “a que estás esperando?”.

R: Bueno, como veo que no tenéis paciencia alguna, os lo contaré ya… ¿os acordáis de Marian? –dijo poniendo una amplia sonrisa-

S: NOOOO!!!!!

R:SIIIIIIII !!!!

Los 3: No jodaaaassss!!!

R: Jajajaja sí, ha sido todo un poco rápido pero…

G: Mujer, tanto como rápido… chicas, que hace, ¿un año que iba detrás de ella?

R: Jajajaja buenooo ya me entendeis, que hace dos semanas apenas me acordaba de ella como aquel que dice, pero la semana pasada al vernos…

A: Saltó la chissspa del amor!! –con un claro tono de cachondeo-

R: ¿La chispa? No calificaría esa noche como chispa precisamente…

S: Ah pero que nos vas a contar los detalles??

R: Jajaja, evidentemente, no!!!

A: Bueno Raquel pero ahora hablando en serio, ¿esto va adelante? Porque me imagino que esto para ella será un rollo o la típica aventurilla lésbica que dentro de veinte años contará a sus hijos, que habrá tenido con su marido asquerosamente guapo y perfecto, en un momento de semiborrachera champanera en alguna cena de navidad, y lo tendrá como una mera anécdota, y ahora estará haciendo el típico “por probar”, le debe parecer divertido, curioso, llámale equis, y punto.

R: Estás muy equivocada… si no se fijó en mí antes que yo en ella, poco le debe faltar…llevamos un año perdiendo el tiempo pero se vé que a ella le daba respeto decirme nada.

G: Pero a ver que yo me aclare, ¿esta chica no era superhetero?

R: Yo que sé lo que era, sí… siempre ha tenido novios, pero bueno, eso no significa nada creo yo… después del fin de semana pasado yo no la calificaría como “superhetero viviendo una aventurilla”, no sé, no es por dármelas de nada, pero creo que me quiere. O almenos le gusto mucho.

A: Bueno Raquel, es que nos preocupamos por ti, y ya te has hecho ilusiones más veces y luego te has llevado la torta… no queremos que te vuelva a pasar.

R: En serio, no me cortéis el rollo… todo lo que me estáis diciendo ya lo he pensado y hasta lo he hablado con ella, no vale la pena darle más vueltas, prefiero vivir el momento, ahora estoy muy bien con ella, y eso es lo que cuenta.

A: Bueno bueno, tú misma…

S: Yo estoy con Raquel chicos, ya le ha costado siempre conocer a gente, ahora que está con Marian y que parece que va bien la cosa, a vivir que son cuatro días.

R: Gracias Soraya.

S: Así que fuegos artificiales, ¿no?

R: ¬¬

S: Quéee!!?? Lo has dicho tú!!

R: Pues la verdad es que sí, pero no os confundáis, que hay mucho amor eh!? Ahora entiendo eso de amor sin sexo… ¡Es imposible!! Es que es preciosa, tierna, perfecta…No puedo estar más de un minuto sin besarla y si el lugar y la ocasión es propicio… bueno, ya sabéis.

G: Anda que no, vamos, que no habeis perdido el tiempo por lo que veo!

R: No, para nada… Y mañana hemos vuelto a quedar… -con una sonrisa tímida mirando a un punto fijo del mantel-

A: Uuuuhh!! Mañana más fuegos artificiales.

R: No seas burraaa!! Que hemos quedado para ir al centro comercial.

A: Nena!! En los provadores!! Anda que no tiene que dar morbo…

R: JAJAJA! No me des ideas…

La cena continuó entre risas, poniéndose al día de sus vidas sentimentales (en eso consistían básicamente sus quedadas de cada viernes, en contarse los cotilleos de cada uno durante la semana). Al día siguiente Raquel se reencontró con Marian en la puerta del centro comercial. Nada más verse, después de un fugaz “hola amor” por parte de Raquel, se fundieron en un beso lento que empezó con un roce de labios pero acabó con un juego de lenguas, aun así conservando la ternura.

M: Ahora sí, buenos días –con una amplia sonrisa-. Buenos días señora! –a una transeúnte de edad avanzada que se les había quedado mirando perpleja-

R: Menos mal que no es tu madre!

M: Que manera de cortarme el rollo…

R: Jajaja anda vamos. ¿Qué te tienes que comprar?

M: De hecho vengo a probármelo, ya lo compré pero lo dejé a que me lo arreglaran. Es mi vestido para Nochevieja.

R:¿Nochevieja?? Pero si quedan dos semanas!

M: Ya ya, lo sé, este año lo he comprado muy tarde.

R: ¿Muy tarde? Pero si yo no sé ni lo que haré! ¿Cómo voy a estar pensando en la ropa!?

M: Ya, yo tampoco estoy segura todavía de lo que haré –en realidad tenía un plan para llevar a cabo con Raquel, era una sorpresa, pero todavía le faltaba atar unos cuantos cabos-, pero bueno, siempre hay que estar preparada, esa es una noche muy especial…

R: Bueno, como una más! Yo siempre lo planeo la misma tarde del 31, y si hay suerte pues salgo, y sinó me quedo en casa, tampoco me muero si no salgo esa noche, lo único que la distingue de las demás es que todo está el triple de lleno de gente y la entrada a un local te cuesta tres veces más. Planazo, ¿eh!?

M: Jajaja, qué manera de ver las cosas. Pero eso es porque tú vas siguiendo al rebaño, lo que hay que hacer son planes alternativos.

R: Ah sí? Como qué?

M: No sé, un viaje, irse a la montaña, a la playa, …

R: Anda que no alucinas tú ni nada. Como no me vaya en patinete y con una tienda de campaña… Es esta planta ya ¿no?

M: Ah sí, casi nos pasamos. Mira, la chica está en aquel mostrador, ya la veo.

R: -en voz baja casi murmurando- como para no verla, está tremenda! Pero no más que mi Marian

(La dependienta era una chica de piel blanca con el pelo negro y muy largo, recogido en una cola de caballo, y los ojos color miel clarito; tendría cerca de 30 años y se le notaba un pecho bastante prominente. Iba muy maquillada y tenía una peca en medio de la mejilla. Una chica que no pasaba desapercibida. Raquel esperaba encontrarse a la típica mujer de mediana edad bajita con el pelo corto y con gafas de vista cansada… alguien que pudiese colar como su madre y no como su hermana mayor)

M: ¿Perdona que has dicho? que no te he oído

R: No, que es muy joven, ¿no? ¿Es ella la que te tomó las medidas?

M: Aha… Hola buenos días, ¿te acuerdas de mí? Vine el martes a por un vestido y lo dejé para que me hicieran los arreglos.

Dependienta: Por supuesto que me acuerdo! –con una mirada sospechosamente insinuadora- Espera que lo voy a buscar.

R: ¿Cómo que “te acuerdas de mi? – por supuesto que me acuerdo”? Noto un cierto coqueteo o son alucinaciones mías?

M: No son alucinaciones tuyas, ¡lo hay! Esa chica me tomó algo más que las medidas el otro día –viendo como le cambiaba la cara a Raquel no pudo soltar una carcajada- es broma mujer!!! jajaja tendrías que haberte visto la cara…

R: No me hace ninguna gracia… Raquel se quedó con la mosca detrás de la oreja. Ella de Marian se fiaba, de quien no se fiaba era del resto. No sabía si esa dependienta estaba interesada en su chica o no, pero la había visto muy lanzada, así que por si acaso no se quiso quedar de brazos cruzados.

D: Aquí está Marian, pasa a probártelo si quieres.

M: Muchas gracias Teresa

R:No, si sólo les faltaba que se dieran los teléfonos

Raquel fue detrás de Marian hacia los probadores y al pasar al lado de la dependienta le esbozó una sonrisa, bastante falsa hay que decir.

M: Raquel quédate fuera, no quiero que me lo veas puesto…

R: El vestido parece muy bonito… algún dia me compraré un vestido de estos para una ocasión especial… pero me vería rarísima, no soy muy de llevar vestidos.

M: Estás llena de tonterías, te verías guapísima. Espera aquí.

Mientras Raquel esperaba, Teresa la dependienta se acercó a los probadores.

T: Es un vestido precioso, y tu amiga tiene el cuerpo perfecto para llevarlo.

R: Sí, si que tiene un cuerpo perfecto. –Alzando un poco la voz-  Marian, ¿no puedo pasar?

M: Que nooo. ¿Está Teresa ahí?

T: Sí, estoy aquí, ¿quieres que entre?

M: Sí, por favor, creo que me hace demasiado escote. A ver qué crees tú.

R: ¿¿Hola?? A ella le pide que pase y que opine y a mi, su novia, no me deja ni ver? Así mejor!! Con escote!!

T: Què pasa, quieres que ligue tu amiga, eh? –le dijo dándole un pequeño codazo como con complicidad

R: -otra vez con la sonrisa falsa- sí, es que no veas, va muy necesitada la pobre.

M: Oye, ¿qué hablais ahí fuera?

T: Nada nada, ya entro.

M: ¿Os estabais haciendo amiguitas?

T: Nah, comentando un par de cosas del vestido. A ver déjame que te vea… ¡Espectacular!!

Raquel tenía la oreja pegada a la puerta e iba haciendo muecas cada vez que hablaba Teresa, como queriéndola imitar en tono de burla. Al oir el “espectacular” de Teresa se moría de la rabia, ¿porqué Marian no le dejaba entrar a verla? Pensó en que igual le quería dar una sorpresa, pero ni se imaginaba de qué tipo, así que no hizo demasiadas elocubraciones.

Después de cinco minutos, Teresa acabó de colocarle unos alfileres al vestido de Marian y sin que ésta se diera cuenta le apuntó el teléfono en un papelito y se lo dejó en el banco del probador. Sin decir nada más, salió y se encontró con una Raquel apoyada en la pared disimulando como bien pudo. Volvió a saludar a Teresa con su ya típica sonrisa falsa.

T: Bueno, tu amiga ya se está cambiando. Al final se lo he cogido un poco del escote, es verdad, iba enseñando demasiado.

R: -murmurando- Y supongo que tú habrás mirado…

T: ¿Cómo dices?

R: Que si, que mejor así, que luego hay mucho pesado.

Cuando Teresa desapareció, Raquel no aguantó más y entró al probador en un abrir y cerrar de ojos. Marian ya llevaba los vaqueros puestos y la camiseta interior, le faltaba por ponerse la camisa.

M: Qué susto tía!!

R: Ya te lo has quitado?? Yo que quería vertelo puesto…

M: Hay que ser más rápida baby!

R: Luego no querrás que sea rápida en otros sitios… -le dijo teniéndola de frente recorriéndole con el dedo índice desde el centro de la clavícula hasta el botón del pantalón

M: Raquel… no empieces… que estamos en un sitio público…

R: Mmmm…. y no te da más morbo? –la empujó lentamente hasta la pared dejando su pierna encajada entre las dos piernas de Marian y le empezó a besar el cuello.

M: -Empezando a suspirar- En serio Raquel… aquí no…

Raquel no le escuchó y siguió besando y dando pequeños mordiscos por todo el cuello de su chica a la vez que colaba sus manos por debajo de la camiseta y las subía acariciandole la espalda con las yemas de los dedos, mientras movía suavemente su pierna para excitar la entrepierna de Marian.

M: Está bien, tú lo has querido… se va a enterar

R: Mm… por fin entras en razón.

Marian atrajo hacia sí a Raquel, quedando pegadas completamente, y le empezó a lamer y mordisquear el cuello pero en un sitio fijo. Raquel no se daba cuenta, sólo emitía pequeños gemidos de placer. Hasta que se dio cuenta de lo que estaba haciendo Marian y la separó de ella.

R: Mierda!! ¿Qué has hecho?? –Mirándose al espejo y tocándose el recién estrenado chupetón-

M: Jajaja, mejor pasamos por la sección de complementos y te compras un pañuelo si no quieres darle explicaciones a tus padres de lo que haces un sábado por la mañana en un centro comercial.

R: Muy graciosa estás tú hoy. Tia… que ya tenemos una edad como para ir luciendo esto…

M: Yo te he dicho que parases…

R: No tienes corazón –le hizo poniéndole unos pucheros- Oye, ¿que es ese papel?

M: ¿Cuál?

R: “Teresa. 657…” Bueno pero como va esta, ¿no?

M: jajaja, ¿he ligado con Teresa? Ya decía yo que me ponía ojitos mientras me arreglaba el vestido.

R: ¿Ojitos? Esa lo que es es una fresca! Que tú le pones una sonrisa y ya se cree que esto es Jauja… Anda vístete que al final este sitio me va a traer algún disgusto más.

M: No parecías disgustaba cuando te estaba comiendo el cuello…

R: Ni me lo mientes… venga ahora en serio, que es tarde. Y tira ese papel eh!

Marian acabó de vestirse y con disimulo guardó el número de Teresa en el bolsillo de su pantalón. No le interesaba la chica como ligue, y menos estando con Raquel, pero reconocía que como modista era buena, y nunca se sabe si podría necesitar otro arreglo algún día…

Salieron y se dirigieron al mostrador, donde estaba Teresa. De camino Raquel vió un maniquí con un vestido negro palabra de honor y de minifalda, muy sencillo pero muy atrevido.

R: Mira que vestido más chulo… si tuviera un plan para Nochevieja sería capaz de comprármelo y todo! Claro eso si me quedara bien…

M: Si apareces en Nochevieja con ese vestido te lo arranco a mordiscos.

R: Y después te arranco yo a ti el tuyo –le dijo robándole un beso fugaz en los labios.

En ese momento llegaron al mostrador donde estaba Teresa, que presenció esta escena y vió el chupetón en el cuello de Raquel, que quince minutos atrás no estaba. Le cambió la cara, de una sonrisa amplísima a una sonrisa forzada. Había estado intentando ligar con Marian estando su novia delante, se sentía avergonzada y ridícula, así que apenas dijo lo justo.

T: Tendrás el vestido para el miércoles. Ya lo pagaste el otro día, ¿verdad?

M: Sí, ya está pagado. Adiós Teresa, y gracias de nuevo. Y alegra esa cara!!

T: Claro, sí, hehehe –intentó reir pero no le salió nada creíble- Adiós chicas.

R: Adiós Teresa! –Haciéndole un gesto con los hombros y poniendo cara como de “otra vez será!”

M: ¿Qué te traes tú con Teresa?

R: ¿Yo? Nada, yo sólo me traigo cosas contigo.

Al salir del centro comercial fueron a pasear por el centro de la ciudad. Al principio se resistía, pero pasado un rato Marian empezó a entrelazar sus dedos con los de Raquel, hasta que quedaron perfectamente unidas por la mano. Raquel la sonrió y Marian sintió un escalofrío que le recorrió desde la mano hasta el corazón, no estaba acostumbrada a ir de la mano de una chica y menos por la calle, pero le gustaba sentir la suavidad y la calidez que le transmitía la mano de Raquel. Estuvieron haciendo planes para la noche, resulta que los padres de Raquel estaban de viaje, y su hermana iba a pasar la noche a casa de su novio, así que disponían de la casa para ellas solas…