Las chicas de la clase de francés (4)

Sí sí, era toda una monstrua!! –dijo como un niño que explica un sueño con todo el énfasis posible-, sobretodo en la cama

Esta semana me he columpiado bastante... no supe como continuar!!! Pero debe ser la Navidad que me ha traído la inspiración y traigo sesión doble. Espero que os guste. Agradezco mucho todos vuestros comentarios, son un subidón cada uno que leo! :).


Estuvieron así algunas horas, pero para ellas no pasaba el tiempo, estaban como en una nube y nadie les hacia bajar de ahí. Al final se quedaron dormidas abrazadas la una a la otra, como en la noche anterior.

………………………

El día empezaba a clarear pero todavía no había salido el sol. Marian se despertó con el ruido de un clácson procedente de algún conductor impaciente. Estaba casi en la misma posición en la que se habían quedado anoche, frente a frente con Raquel, un poco más separadas, en posición fetal y cubriendo su cuerpo con el nórdico. Marian se quedó mirando a Raquel como dormía, como respiraba profundamente.

MARIAN

Mírala que hermosa, si es que no sé como he podido ser tan tonta de casi dejarla escapar. Es el romanticismo en persona, la persona más fiel que he conocido y además me excita como nadie, es que es perfecta! A ver si despierta pronto que sinó llegaremos tarde a nuestras obligaciones… pero es que me sabe de un mal romper este momento, qué paz me transmite, a saber qué debe estar soñando! A juzgar por la sonrisa que se le está poniendo, algo bueno seguro. ¿y si le despierto con un beso?

Eso hizo Marian, se acercó un poco a la cara de Raquel y le dio un beso muy suave en el entrecejo a la vez que por debajo del nórdico le recorrió uno de sus muslos con su mano, con mucha suavidad.

RAQUEL

Mmmm… me encantan los despertares con esta mujer, y más aún si estoy soñando con ella. Que no siga subiendo la mano porque sinó no voy a responder, creo que le voy a dar los buenos días.

R: Buenos días, ¿ya estás haciendo de las tuyas?

M: No… yo sólo quería despertarte de ese sueño tan malo que parecía que estabas teniendo… ¿qué soñabas que parecías tan angusiada?

R: Uyyy, una pesadilla eh!! –mientras se acercaba más a Marian-

M: Ah sí? ¿Y salía alguien conocido? –acortando otra vez su distancia con Raquel quedando frente con frente-

R: Síii… me tenía atrapada y quería comerme, pero al final contraataqué y acabé ganándola yo a ella.

M: Ah qué mala, que quería comerte!! Era una monstrua?

R: Sí sí, era toda una monstrua!! –dijo como un niño que explica un sueño con todo el énfasis posible-,  sobretodo en la cama…

M: Jajaja. Vaya! Y como era? –atrayendo el cuerpo de Raquel al suyo por sus caderas-

R: Pues… tenía así como el pelo oscuro, y largo – le cogió un mechón de pelo y empezó a jugar con él haciéndole un rizo- la frente ni muy grande ni muy pequeña, proporcionalmente perfecta –le dio un beso en la frente-, las cejas perfectamente arregladas –un beso en el entrecejo-, los ojos grandes y de color verde –dejó de jugar con su pelo para acariciarle la cara por debajo de los ojos, siguiendo su silueta –una nariz hermosa perfectamente perfilada y pintada con algunas pecas –varios besos en la nariz, acabando en la punta- y unos labios que le quitan el aliento a cualquiera –besó su labio superior y lo rozó con la lengua.

M: -empezando a estar excitada después de ese recorrido y sobretodo del último beso- uff, sí que quita el aliento sí! Parece la chica perfecta!

R: Pero lo mejor de todo no era eso.

M: Ah no? Que todavía hay más?

R: Lo mejor –esta vez se acercó ella hacia el cuerpo de su amiga, tenía una mano posada en su cintura, y la otra recorriendo su anatomía según la iba describiendo- es que tenía una piel blannnnca con algunas pecas por su cuello –le recorrió el dedo desde detrás de la oreja, por el cuello y hasta llegar al centro de la clavícula-, su pecho –recorrió el camino entre los dos pechos hasta llegar a su lunar favorito, al que también besó- y tooooda su tripa –metió su mano por debajo de la camiseta y le siguió acariciando, por el borde de las braguitas.

M: -toda excitada en estos momentos- Mmm… que sexy no?

R: Mucho! No te haces a la idea… –y le metió la mano por las braguitas sin avisar- uyy… como estamos por aquí abajo… ¿¿No habrás soñado tú con esa monstrua tampoco??

M: -entre suspiros y con una sonrisa muy amplia- Raquel, no seas mala…

R: ¿No quieres saber como acaba la pesadilla? –poniendo pucheros- no me quites la ilusión porfa…

M: Creo que ya sé como acaba, pero si insistes… -dijo mordiéndose el labio inferior y mirándola con picardía-

R: Bien… - con sonrisa triunfal, se le acercó a los labios y la empezó a besar con mucho cariño, cosa que duró poco porque gracias al masaje que le estaba haciendo en el clítoris, Marian empezó a excitarse y a intensificar el beso. Sus suspiros llenaban la habitación,y cuando dejaron el beso, se oía algún gemido de Marian de vez en cuando.- Shhhttt vas a despertar a los vecinos… - Y en ese momento, aprovechando la distracción de Marian, le metió dos dedos en la vagina. Marian siguió gimiendo con más frecuencia y más intensidad, haciendo caso omiso a la advertencia.

M: Raquel no tardes por favor…

R: Me encanta cuando me gimes al oído- siguió dándole besos por el cuello y estimulándole la vagina con sus dedos, hasta que Marian estalló en un orgasmo que quedó patente en el tímpano de Raquel.

M: Ufff!!! Me encantan tus pesadillas.

R: Ya, ya veo! Estarás contenta, mira como me has dejado la mano…

M: jajajaja, en realidad es culpa tuya, no me atribuyas todos los méritos a mi… oye, cambiando de tema, no tendríamos que ir vistiéndonos?

R: ¿Qué hora es?

M: Casi las ocho

R: Uy!! Pues va a ser que sí, yo entro a las 9, y tu vas a perder el tren…

M: Es que no me quiero ir…

R: Bueno, si tú consigues que mi jefe no me eche nos podemos quedar un rato más…

M: Se me ocurren un par de maneras… -dijo mientras se miraba hacia sus pechos arqueando las cejas y poniendo sonrisa pícara-

R: No, creo que prefiero ir a trabajar.

M: jajajaja, lo temía.

R: ¿Sabes una cosa?

M: Que

R: Estoy muy bien aquí contigo.

M: Y yo. Es el mejor lunes de mi vida, podrían ser todos así. Pero como todos los lunes, sigue dándome pereza salir de la cama.

R: ¿Y si salgo yo antes?

M: Entonces sí.

Raquel salió de la cama y empezó a decidir la ropa que se pondría ese día. Marian se sorprendió porque aunque Raquel no tuviera el sentido de la moda aparentemente tan desarrollado como ella, le daba mil vueltas a la ropa que se pondría, si conjuntaba la parte de arriba con la de abajo, si le quedaba bien, y se miraba muchas veces al espejo. Vestía más sencillo pero eso no significaba que no fuera coqueta. Después de vestirse y desayunar casi a las carreras, Raquel acompañó a Marian a la estación. Fuera de casa parecían dos amigas más, por voluntad de Marian, ya que Raquel intentaba darle la mano y ella la evitaba disimuladamente. Al llegar a la estación Raquel no pudo más y quiso ponerla a prueba.

R: Bueno, yo me voy a tener que ir, menos mal que trabajo aquí al lado, pero en veinte minutos empieza mi turno.

M: Está bien, yo me pondré a esperar el tren con un libro que me tengo que leer para la uni

R: Te voy a echar de menos… -mientras le decía esto se le acercó para darle un beso de despedida, de esas despedidas como cuando el novio cogía el tren para irse a la guerra, pero Marian la esquivó- Bueno Marian ya está bien, ¿qué pasa? –dijo con mal humor pero sin levantar la voz-

M: Por favor, no te lo tomes a mal, este fin de semana ha sido el mejor en mucho tiempo… pero esta ciudad es muy pequeña, podría haber alguien que conozca por aquí y en fin, la gente se aburre mucho, es muy cotilla… y sólo falta que se enterasen mis padres de esa manera.

R: Me imaginaba que era eso… pero tienes que decirselo!! Tú te sentirás mejor… y si os lleváis tan bien como dices seguro que te entienden, aunque sean un poco carcas. Y el resto de la ciudad que comente lo que quiera!

M: Pero llevamos muy poco tiempo juntas! Yo sé que quiero estar contigo, pero déjame pensar como se lo digo, dame un poco de tiempo con esto, ok?

R: Está bien

M: No, para ti no está bien, se te nota a leguas, eres la persona más expresiva que conozco.

R: Que no, que está bien, no hablemos más del tema que me pongo de mal humor. Ya hablamos -  –Le dio un frio beso en la mejilla a Marian- Adiós que llego tarde.

M: Adiós…