Las chicas de la clase de francés (16)

Como echaba de menos tus camisas … y tu perfume.

Bueno, aquí está la última parte de la historia... he tardado tanto pq realmente quería hacer la parte de casi el final bien, y no sé si me ha quedado bien xD, pero he estado cómoda escribiendola, hoy estaba medio inspirada así que he aprovechado... cosa positiva almenos. El resultado ya lo juzgais vosotras. El final de todo (último parrafo) igual es un poco soso o cutre, pero siempre me cuesta acabar las historias jajaja, no sé que poner (yo creo que por eso me he alargado tanto con esta historia, porque nunca sé como acabar y opto por seguir jajajaja).

Los comentarios a las lectoras los pongo al final que sinó será spoiler jajaja.


A la mañana siguiente, Marian había quedado que se encontraría con Toni y sus amigos en la estación de tren, por poner un lugar conocido y fácil de encontrar para los forasteros. Esperaba encontrarse a un grupo de unos cinco chicos pero cual fue su sorpresa al ver que sólo estaba Toni…

M: Hola –saludando casi sin interés y presa del pánico al ver que sólo estaba él- ¿y el resto?

T: Hola. No han podido venir… pero no te importa, ¿no?


M: No, claro…

En realidad no sabía que pensar, si era una encerrona desde el primer momento para volver a quedar a solas, o si realmente no habían podido ir.

T: No, a ver, que te veo preocupada… Te cuento; llegamos aquí ayer por la tarde y después de cenar nos fuimos a un bar y estuvimos a base de cervezas hasta las tantas y luego nos encontramos a unos que nos invitaron a copas en su casa, y nos apuntamos y acabamos llegando al albergue a las 6 de la mañana… cosas raras que sólo nos pasan a nosotros. Mis amigos se han quedado durmiendo porque realmente, con sólo dos horas de sueño no estaban como para hacer turismo… Y yo no te podía dejar tirada, que encima que madrugas para hacernos este favor… -con una de sus mejores sonrisas para conseguir el perdón de Marian-

M: Jajaja, vale vale, te creo! Si es que es verdad! Vaya cara que me traes!! Si me avisas antes te traigo un antiojeras…

T: Creo que me iría mejor un antiresaca… vaya tela con el vodka!!!

M: Jajaja. Sí, es durillo. Bueno, ¿por dónde quieres empezar entonces?

T: No sé! Tú eres la que te lo conoces, tú mandas…

M: Vale, pues…

T: Espera, antes de que decidas nada!

M: Sí, dime.

T: ¿Podemos ir a tomar un café? Lo necesito mucho!

M: Ah vale sí, podemos ir a un Starbucks que hay a dos calles de aquí.

T: Perfecto!!

Se dirigieron hacia el Starbucks y después de quitarse todas las capas de ropa abrigo se dispusieron a tomarse el café más cargado de la carta.

T: Y bien, ¿qué tal la semana?

M: Mmm… he tenido semanas mejores.

T: Ay vaya, ¿y eso?

M: Bueno, he andado liada con los trabajos del máster…

T: ¿Sólo eso? Pero según me dijiste en el barco, es siempre así, ¿no?

M: Sí y bueno… creo que disgusté a alguien, y no me dí cuenta del por qué hasta ayer, y no he podido hablar con ella en toda la semana.

T: Vaya, ¿una amiga?

M: Mmmm… no… mira Toni, te voy a contar algo que no te he contado antes no sé por qué, la verdad.

T: A ver dime, que me estás asustando.

M: Resulta que el otro día te dije que no tenía novio…

T: Ahá…

M: Mentira no es, novio no tengo, pero sí que tengo novia...

T: Aps, vaya… -dijo desviando un poco la mirada para evitar mirar a Marian. Se le estaba acelerando el corazón, de lo nervioso que estaba. Se sentía ridículo y avergonzado después de haber intentado ligar con ella-.

M: Sí… el fin de semana, la verdad, en el barco, me intimidó tu presencia pero me sentí cómoda, y por unos momentos tuve dudas… pareces muy buen chico, pero yo quiero mucho a Raquel y no me ha dado nunca ningún motivo para que deje de hacerlo… Y el domingo hacemos un año y no me he acordado hasta ayer.

T: Wao… me dejas sin palabras!! Bueno mira te voy a ser sincera, supongo que pudiste deducir que me gustabas, pero me alegra saber que en vez de mandarme  a la mierda por intentarlo reiteradamente, me has contado la verdad de buenas maneras. Si a ti no te importa, a mi me gustaría seguir siendo tu amigo, juro no intentar nada, ya que sé que no tengo opciones, pero no sé, cuando estemos cada uno por nuestra cuenta ni que sea irnos hablando de vez en cuando …

M: Sí sí, eso por supuesto!!

Se terminaron el café y cuando ya estaban algo más despejados salieron de la cafetería.

M: Bueno mira, he medio pensado una ruta, podemos ir primero hacia la catedral y luego ir a ver el parlamento y… no sé, luego ya veremos jajaja.

T: Sí sí, me parece bien, ya iremos viendo cosas...

Estuvieron toda la mañana de aquí para allá, Toni tomó varias fotos de los monumentos que más le impactaron y después de comer algo en la plaza del mercado se disponían simplemente a dar un paseo por las calles de la ciudad.

Mientrastanto, a eso de las 4 de la tarde, Raquel merodeaba por la dirección en que sabía que vivía Marian. Tocó al timbre del interfono y nadie contestó hasta que alguien salió del portal; era Carmen, iba con una mochila para pasar el fin de semana con su ligue.

C: Hi!! may I help you?

R: I’m looking for a girl that lives here, I think.

C: ¿Eres española? –El acento la delataba-

R: Síiii – sonriendo emocionada al ver que no tenía que esforzarse en hablar inglés-

C: ¿A quien buscas?

R: A una chica que se llama Marian.

C: ¿Marian? Sí claro, es mi compañera de piso!!

R: Ahh!! Tú debes de ser Carmen!! Yo soy Raquel, encantada! – Se dieron dos besos a modo de saludo-

C: ¿Raquel? Su novia!! Marian me ha hablado mucho de ti….

R: Espero que bien.

C: MUUUYYY bien… pero… no me había dicho nada de que venías!! Ahora no está en casa,…

R: Ya ya, es que es una sorpresa… pasado mañana hacemos un año.

C: Waoooo!!! Pues es que ha salido a enseñarle la ciudad a un amigo.

R: Ah, ya… -Le cambió la cara de inmediato, tenía la esperanza de que al final no le volviera a ver-

C: Pero yo creo que si le envío un mensaje viene corriendo, ya verás.

R: ¿Segura?? –Otra vez ilusionada-

C: Ya verás, espera…

Mientras Marian esperaba a que Toni se probara una camisa en una tienda de la zona comercial, su móvil sonó con un mensaje. “Ven a casa urgentemente, ha ocurrido algo”. Esperó a que Toni saliera del probador y salieran de la tienda.

M: Toni, siento decirte esto, pero tengo que ir a mi piso… Carmen me dice que vaya urgentemente, que ha ocurrido algo.

T: Ah, sí! Bueno vale, si es urgente lo entiendo!! ¿Quieres que te acompañe?

M: Bueno como quieras, vivo a cinco minutos así que como te vaya bien.

T: Vale, sí, porque mis amigos supongo que todavía seguirán en estado resacoso asi que no tendrán prisa por que vuelva…

M: Ok, pues le digo a Carmen que vamos para allá. Sacó el móvil y contestó el mensaje “De acuerdo, en cinco minutos estoy allí”.

En el interior del portal de Carmen y Marian, Raquel esperaba nerviosa.

R: ¿Va a venir?

C: Yo creo que… mira, me acaba de contestar! Que sí, que en cinco minutos está aquí. Oye, perdona que no subamos, es que yo justo me iba ahora para todo el fin de semana.

R: Ah no no sí, no te preocupes! Cuando venga ella ya subiremos…. espero!

C: Claro que sí mujer ya verás. Tiene muchas ganas de verte.

R: ¿Sí???

C: Sí… mirala, por ahí viene… Vaya, viene con un chico, debe ser el tal Toni.

R: Vaya… -Mirando sólo a Marian sin prestar atención al chico… Aunque no le hacía gracia que estuviera con él, Raquel sólo tenía ojos para su novia-

Marian abrió la puerta y no podía creer lo que estaba viendo. Se quedó petrificada en el umbral de la puerta hasta que Raquel se le acercó poco a poco.

R: ¿Qué pasa? ¿No sabes quien soy? ¿Necesitas que te refresque la memoria? –Y acto seguido le robó un beso en los labios. El corazón le iba a mil, al igual que a Marian-

M: Pe- pe- pe- pero… qué haces aquí??

T: Ehem!!! -carraspeando-

M: Toni! Lo siento, mira, te presento a Raquel, ella es mi novia.

T: Vaya! Ahora si que no me queda ninguna duda después de saber tu nombre. Tú eres Raquel Lopez, ¿verdad?

R: Toni Vidal!!!! ¿Qué haces aquí?? Claro!! Ya decía yo que me estaba sonando tu cara…

M: Eh… ¿hola? ¿Me he perdido algo?

R: Toni y yo íbamos al mismo instituto.

M: Ah erais amigos??

T: No del todo… estás muy cambiada Raquel!! Estás realmente guapa…

R: Gracias… Así que tú eres el famoso Toni… vaya vaya, me alegro. –La historia era que Toni era el típico chico del grupo de los populares en el instituto, y Raquel era más bien el patito feo del curso, pero él no era de los que se metía con la gente, sus amigos sí. Raquel sabía que en el fondo era un buen chico y por eso ahora estaba segura de que no pasaba nada por que hubiera estado quedando con Marian-.

Estuvieron hablando un rato más los tres en el portal hasta que Toni, gracias a las miradas que se iban echando Marian y Raquel, se percató de que estaba sobrando bastante, así que decidió marcharse ya con sus amigos. Después de despedirse de él, las dos chicas subieron al apartamento de Marian. Tras cerrar la puerta, tenían todo el piso para ellas solas durante algo más de dos días…

R: Te estoy echando mucho de menos…

Se volvió a poner a escasos centímetros de Marian y se unieron en un beso lleno de ternura, como si fuera su primer beso, que empezó con un suave roce de labios y poco a poco dieron paso a jugar tímidamente con la punta de sus lenguas, entre ellas y con los labios. Todo muy lento. Raquel pasó las manos alrededor del cuello de Marian y Marian la tomó por la cintura, como si estuvieran bailando una balada en el centro de la habitación. Después de incontables minutos así, con esa ternura, dejaron de besarse por unos momentos para quedarse mirándose a los ojos apenas rozando sus narices…

M: Yo también te he echado mucho de menos…

R: ¿Seguro…? –Haciéndose la interesante- ¿Y un tal Toni…?

M: -Con un gesto de negación y una sonrisa de medio lado- Boba, que eres muy boba! –Retomó el beso que habían dejado segundos atrás- Espera un momento.

Se fue a apagar la luz general del apartamento y semi a oscuras la dirigió hasta su habitación. Encendió una luz de la mesilla que era bastante tenue y cuando regresó a Raquel siguieron con el beso, que parecía ahora mucho más íntimo sólo por el hecho de estar en un espacio más reducido y con menos luz. Pasado un rato, el beso se fue volviendo algo más pasional, la tensión sexual se empezaba a respirar en el ambiente y Raquel le empezó a desabrochar la camisa a su novia.

R: Como echaba de menos tus camisas … -hundió su cara en el cuello de Marian- mmm… y tu perfume.

M: Y yo, como echaba de menos esa sonrisa tuya… y esa mirada llena de timidez…

R: Hacía tiempo que no sonreía así.

M: Ni yo… -quitándole ya la camiseta a Raquel y dejando su torso al descubierto- ¿Estás más delgada?

R: Es probable… - Marian la cargó en brazos y después de girar media vuelta la sentó en la cama-

M: Mucho más…

Una vez tumbadas en la cama, Marian semirecostada sobre Raquel, volvieron a los besos tiernos del principio. No tenían ninguna prisa, les esperaba toda la tarde y toda la noche. Marian recorría con la yema de sus dedos las manos, los brazos, el pecho, el borde del sujetador de Raquel, bajaba por el costado del abdomen, hacía recorridos aleatorios por su vientre, mientras Raquel hacía lo mismo por la espalda, el cuello y los hombros de su novia. Jugaban con los mechones de su pelo mientras sus labios y sus lenguas hacían su trabajo. Se entrelazaban las manos para sentirse todavía más unidas. En un momento y como quien no quiere la cosa, Raquel dio la vuelta a la situación y se recostó sobre Marian; mientras seguía besándola le iba desabrochando el pantalón, y después de quitárselo del todo y dejar a su novia en ropa interior, procedió ella a hacer lo mismo, para que estuvieran en igualdad de condiciones. Raquel situó su muslo entre las piernas de Marian y uniendo sus manos a las de ella, empezó besándole en la cara, el cuello, las clavículas… El movimiento de Raquel sobre Marian era tan leve que apenas se percibía, pero existía. Marian quiso sentir más plenamente a Raquel así que aprovechando que lo tenía al alcance, le desabrochó el sujetador, y justo después se lo desabrochó ella.

Ambas tenían los pezones muy duros, se los sentían en la piel de la otra, como una parte más del cuerpo que las acariciara. Marian se incorporó y sentándose con las piernas semiflexionadas hizo que Raquel estuviera sentada sobre su pubis. Las caricias recorriéndose sus cuerpos en cueros seguían. Los besos por el cuello por los pechos, por la cara. Las sonrisas de complicidad. El movimiento de Raquel sobre Marian era algo más inteso ahora, pero seguía siendo lento. Estaba siendo todo muy lento, muy delicado. Marian pellizcó con mucha suavidad un pezón de Raquel, la cual soltó un levísimo gemido de placer y acto seguido una sonrisa a su chica. Volvió a besarla mientras seguía con su vaivén, cada vez más intenso. Bastantes minutos después y casi a la vez, llegaron a su primer orgasmo.

Después de este llegaron muchos más, unos más rápidos, otros igual de tiernos y lentos como este. Toda la tarde y noche dedicadas la una a la otra. Llegada la madrugada quedaron dormidas abrazadas, la una mirando a la otra con sus piernas entrelazadas y sus caras casi juntas, tapadas por el edredón.

El resto de fin de semana lo pasaron entre visitas a diferentes sitios de la ciudad y esa misma cama. Como era de esperar, el momento de la despedida fue duro pero Marian le prometió a Raquel que iría a verla a mitades del segundo trimestre, o a más tardar en Semana Santa.

Siete meses después, con Marian ya en España y con sus master finalizado, se puso a buscar empleo en algo mínimamente relacionado con su formación. Sabía que la cosa estaba difícil, así que no buscaba con mucha exigencia, ni en cuanto al tipo de trabajo ni en cuanto a la geografía.  Raquel seguía en su clínica, con su amigo Pedro ahora ya con novio formal, su ex Lucía (ahora ya más amiga que ex) casi prometida con su novia, y viendo a Marian muy a menudo. Hacia finales del verano, Marian tuvo la suerte de hacer una entrevista para trabajar en una guardería privada en su ciudad natal; afortunadamente, les urgía bastante suplir la vacante y Marian les pareció una buena candidata, así que quedó contratada. Con el sueldo reducido que tenían tanto ella como Raquel, se les ocurrió la idea de compartir el piso en el que Raquel llevaba viviendo ya dos años. Había confianza con la propietaria así que no hubo problemas en que Marian fuera a vivir ahí.  Raquel seguía yendo de vez en cuando a ver a sus amigos a su ciudad natal, pero a decir verdad, con bastante menos frecuencia.

Y así fue como Raquel y Marian consolidaron su relación, compartiendo un piso, vivencias diarias, alguna que otra discusión que siempre acababa de buenas maneras en la cama y haciendo planes de futuro. Que alguien cruce los dedos para que no se trunquen, pues como muchas otras, estas dos chicas no merecen sufrir por amor.


A ver, matonas mías, bajen las armas y una sonrisa de amor jajajaja. Ahora en serio, tampoco acribilléis a gaygirlz... si bien es cierto que yo también pienso que la infidelidad es algo que está ahí y no es algo que haya que considerar tabú ni algo de otro mundo, y más en este tipo de situaciones (no sería la primera vez que veo algo así), cada uno es libre de opinar como guste y leer lo que guste. Lo que sí que meter a un chico, te comento que todas las relaciones de Marian antes de Raquel habían sido heterosexuales, así que ante la presencia de un chico, era mínimamente factible que sintiera algo de debilidad.

Por otro lado, a todas las ilusas que pensaban que Marian iba a ser infiel... meeeeeeeec erroooooor!!! En ningún momento pensé en liarla con Toni!!! jajaja ay que os asustasteis...!!! Lo que pasa que... por la vida pasan personas y bueno,  algunas pasan menos inadvertidas que otras... pero ¿como iba a dejar a Raquel plantada después de esa visita hasta ahí?? ¿Estamos locos o qué??? Habría sido una gran cabronada por parte de Marian..... Nahomy, no te rías!! jajajajajajajajaja. Por un instante en un determinado momento se me pasó por la cabeza hacerlo así, pero luego dije "no seas tan hija de puta, pobre Rachel".

Y nada, poco más por comentar. Un placer leer vuestros comentarios y ver vuestras valoraciones, como siempre. Espero que os haya gustado la historia :)