Las chicas con las que hice tríos IV

Convertí a una vieja conocida en mi novia y me las ingenié para que me diera el gusto

La quinta chica que compartí se llama Susana, Susi para los amigos. Es de mi edad, tenía 28 años cuando empezamos y ya nos conocíamos de antes. Hace muchos, muchos años, había sido compañera de clase mía. Luego se quedó embarazada, se salió del instituto y le perdí el contacto, limitándose nuestras interacciones a simplemente saludarnos cuando nos cruzábamos.

Por azares del destino acabamos reestableciendo el contacto. A mí de siempre me había gustado, me parecía la más guapa de la clase. Pero el paso de los años y la maternidad la habían mejorado todavía más. De siempre había sido delgada, pero con un culazo respingón que te tentaba a azotarlo cada vez que pasabas a su lado. La delgadez y el culazo los conservaba, añadiéndole unos pechos que no eran gigantes, pero si muy satisfactorios, especialmente en el conjunto de su esbelto cuerpo, que subsanaban su otrora mayor defecto: ser más plana que una plancha. A esas bendiciones las acompañaban unas piernas de escándalo, midiendo 1.65, una figura ideal y una hermosa cara con ojos verdes, además de su piel que se bronceaba con facilidad y sus negros cabellos. Sin duda, de todas las que he compartido, ella ha sido la más hermosa.

Pese a tener mi edad, dos hijos y un trabajo de mierda, señales que harían huir a cualquier persona cuerda, mis obsesiones juveniles me dominaron y me llevaron a estar con ella. Habían pasado años y todavía la deseaba, desde aquel viaje en que jugando a la botella nos metimos en un baño y nos liamos, en que le metí mano, comí las tetas, sobé el coño y ella me comió la polla y se lo tragó todo como la campeona que era. Y no fui el único que entró con ella al baño… Por desgracia, unos meses después tuvo lugar su embarazo y nos abandonó.

Por lo que me contó, el que era su novio y es el supuesto padre le abandonó al poco de nacer la criatura, desentendiéndose de él. Paso unos años soltera y conoció a otro muchacho que repitió la misma jugada. Y de ese modo llegó a su situación en aquel entonces, con dos hijos y una madre en cuya casa moraba. Todo era señales de alerta y cualquiera con un mínimo de cordura la hubiera evitado. Pero yo no.

Empezamos a salir y todo era perfecto al principio. La mujer de mis sueños, hermosa y atenta, dispuesta a complacerme y dejarme gozar ese cuerpo que tanto anhelaba. Y no me decepcionó lo más mínimo verla desnuda, era de las pocas mujeres que no perdían sin la ropa y su poder de sugestión.

Y al igual que pasó antes con otras, lo que parece perfecto se estropea inevitablemente. En este caso fue poco a poco. Algunos días no quería follar por tal o cual, otros tenía cosas que hacer y no podía verme, quedaba mucho con su mejor amiga…

Le he puesto los cuernos a suficientes tíos como para saber que Susi me los estaba poniendo. Y así era. No me voy a extender contando como me las ingenié para pillarla, pero así fue. Con multitud de pruebas, imposibles de rebatir. No tuvo más remedio que reconocerlo.

Me lloró y pidió seguir juntos, que si era un error, que si esto, que si lo otro, que si haría lo que yo quisiera… Una persona cuerda cortaría, pero ese no es mi caso. Lo mucho que me atraía su físico y mi obsesión juvenil con ella me lo obstaculizaban, pero encima esas palabras… que haría lo que yo quisiera… Y es de imaginar lo que yo quería.

Acepté continuar con ella, pero le dije que no olvidara eso, que ya se me ocurriría algo; y dijo que no lo haría. Me volvió a tratar bien, como al principio era un gozo. Pero era algo lo que yo quería, y poco a poco se lo hice saber.

Susi no era una de estas niñatas de hoy en día ni una guarra de las que tienes suerte de conocer, como Irene. Ella era una mujer que iba de señorona. Era un putón que le había comido la polla a un par de docenas de tíos en el instituto, que se había tenido que salir por quedarse embarazada, a la que habían abandonado con dos hijos que a saber quién era el padre, que me había corneado sin piedad… Pero aun así se creía una señorona, digna y que no hace guarradas, todo lo demás habían sido equivocaciones, que lo sentía, pero que no contaban porque en el pasado quedaban. Y había algo que yo quería hacer con ella…

Le fui pidiendo detalles de mis cuernos y me los dio para mantenerme contento. Solo me daba los que creía que yo sabía, pues para ella yo no tenía idea de ese segundo con el que también me corneó aquel par de semanas. Pero yo me hacia el tanto y poco a poco pedía más.

Le pedía que me contara como se conocieron, como se surgió, como fue la primera vez, como le daba, que tal iba de polla, que se moviera conmigo como lo hizo con él, que se moviera como si me la chupara mientras le daba él… Y finalmente le solté la bomba, quería un trio.

Se hizo la indignada, pero le recordé sus palabras y poco a poco fue cediendo. Le dije que tenia a alguien en mente, a un conocido mío que sabía que había hecho cosas así. Le enseñe fotos de mi amigo Salva y poco a poco fue cediendo. Y a Salva, por ser mi amigo y compañero de esgrima, lo mantenía informado del asunto y su evolución, teniendo muchas ganas de catar a mi Susi.

Conseguí que me admitiera que ella le daba morbo que fuera latino y tan jovencito, el con 20 años y ella con 28. Le dije a mi novia que lo había hablado con ese conocido mío y que no tenía problema. Incluso me las apañé para que aceptara hablar por él con teléfono. Y Salva, siendo mi Salva, se la camelo con su acento y su charla. Empezaron a hablar por wasap y se mandaban fotos, con mi Salva siendo un lanzado y mi Susi atreviéndose poco a poco. Él le mandaba fotos marcando paquete, ella respondía con fotos suyas arreglada, que eran contestadas por Salva con fotos en calzoncillos, a las que Susi replicaba con fotos en sujetador, que a su vez eran recompensadas con fotos de la polla empalmada de Salva, por las cuales mi Susi ya enseñaba las tetas. Yo la animaba a que le siguiera el rollo y le pedía que fantasearemos con él en la cama. Y ella accedía. Y accedía tanto que al final aceptó quedar con él, solo para un café.

Al café de la calle le siguió otro en mi casa y la conversación se animaba, lo bastante para ser dominada por el tema de las fotos. De este modo consiguió Salva que mi novia le sobara la entrepierna hasta empalmarse. Y ella se abrió la camisa para mostrarle el sujetador, y él se quitó el pantalón para enseñarla y dejarle tocar su paquete, y ella tocó y dejó al descubierto sus pechos, que acabaron sirviendo para que la polla de Salva descansara… Y Salva movía su polla entre las tetas de mi novia, que acabo chupando esa polla delante de mí.

La polla de Salva no era la única que se había sacado. Yo me pajeaba, disfrutando de la escena. Y un impulso se apoderó de mí, y me levanté, me acerqué y cogí a mi novia por el pelo, empujando su cabeza hacia atrás y dejando su boca libre. La besé, le metí la lengua hasta el fondo, y luego la puse a chupármela, mientras Salva observaba con una sonrisa de aprobación. Me chupaba a mí, le chupaba a él, a veces unía los capullos y se metía la punta en la boca… empezaba a sospechar que tenía más practica de la que imaginaba.…

Salva le hizo saber que quería probar su coño y Susana no perdió un segundo en despojarse de sus vestimentas y tumbarse en el sofá. Le metía lentamente la polla, con la cara de mi Susana manifestando el placer que sentía, cerrando los ojos, mordiéndose los labios y dejando oír sus gemidos de placer. Su boca se abrió al notar mi polla y la chupó con bastante técnica.

Salva le estuvo dando un rato y me preguntó que qué prefería para terminar. Coño, le dije, aunque se lo hayas abierto hasta el fondo. Me preguntó si lo quería lleno o vacío y le dije que lleno, a ver como se deslizaba. Cumplió mi deseo y con un azote en el culo de mi Susana se retiró.

No dejé que el déjà vu que se apoderara de mí ni perdí el tiempo. En cuanta Salva se apartó, entré yo. Fui fuerte y rápido, Susana gemía como nunca. Sentí como le llegaban los espasmos y me corrí. Terminamos y me desplomé sobre ella, pasando un buen rato saboreando sus labios.

Descansamos un rato para reponernos y nos dio tiempo a otro, conmigo tumbado en el suelo y Salva dándole de comer polla a mi queridísima novia, que me montaba. Se corrió en su boca y ella me besó, notaba como el semen de Salva llenaba mi boca y yo me dejaba llevar por la situación. Mi lengua se cruzaba con la de mi novia y yo tragaba su ofrenda. Sus caderas volvían a temblar y así llegó nuestro segundo orgasmo del día, con ella montándome y besándome.

Durante unos meses todo fue bien, fue casi como volver a estar con Erika. Susana seguía hablando con Salva, Salva me informaba, quedábamos los tres, les dejaba quedar a los dos a solas… Y hay dos grandes verdades: que lo bueno no dura para siempre y que la que es puta, es puta. Comparemos los casos de Noelia y Erika.  La primera era puta de verdad, con o sin novio lo era, no lo ocultaba e iba de frente. La segunda era puta por despecho, en cuanto se hecho novio paró, quizás derrapando un poco antes de detenerse del todo…

Y ahora veamos el caso de mi Susana. Era una puta de cuidado, sin duda. Hasta ahí no hay nada malo, solo hay que ver el caso de Noelia, que iba de frente y no heria a nadie porque aceptaba que lo era y lo disfrutaba. Susana no era capaz de procesar su forma de ser del mismo modo. Era una puta, pero quería ser una señorona, así que tenía la costumbre de hacer las cosas por la espalda. Aun teniendo un novio que disfrutaba montándose tríos con ella y no tenía problemas en que quedara a solas con el tercero, Susana tenía que maquinar para satisfacer su puterio interno y seguir pareciendo una señorona.

Susana volvió a las andadas y aunque intentaba ser discreta, yo conocía sus trucos porque los había visto siendo el otro. Me relajé y tardé un poco en pillarla, pero en cuanto me puse las pilas lo pillé todo. Resumiendo un poco, se follo a un par de viejos conocidos suyos, incluyendo al padre de uno de sus hijos, y a varios compañeros de su gimnasio; incluso se lo montó con dos monitores negros.

Le hice saber que la había pillado y corté con ella. No por puta, ya que si hubiera consultado no hubiera habido problema, sino por no ser de confianza. Lloró y no quiso romper, pero yo sí. Y aún así, admito que caí varias veces en sus maquinaciones y me la volví a follar. Pero me las apañe para no volver. Respecto a Salva, se la sigue tirando y no me supone ningún problema, me alegro por él y siempre es agradable verlo y que me cuente que ahí de nuevo.