Las chanclas de Mi Abuela Susana

Saludos lectores. Aquí un nuevo relato fetichista; lo comparto en la página, sumando otra historia con las que me identifico.

Hola me llamo Martín y tengo 28 años, les voy a contar como se inició mi fetichismo por las sandalias y pies de mujer...

Mis primeros recuerdos de fetichismo se remontan a mis 10 años de edad, recuerdo haber estado hurgando la ropa sucia de mamá en el baño de mi casa, ella era una mujer joven y muy linda en ese entonces.

Tengo la primer imagen oliendo las tangas blancas de mi mamá, con ese olor a coño rico... fuerte, mezclado con orín... también investigaba porque me llamaban la atención, los apósitos menstruados, siempre que ella estaba con la regla aprovechaba para olerlos.

Recuerdo mi verga parándose con ese olor penetrante y fuerte... recuerdo haberme tocado la verga con esas tangas sucias.

Mis otros recuerdos, y los más fetichistas, se dan en la casa de mi abuela Susana, quien hoy tiene 75 años.

Susana es la típica abuela de piel blanca, cabello teñido de rubio, alta, caderona, linda de cara, de tetas grandotas  y caídas. Un culo gigante, piernas con celulitis y várices, pero con unos gemelos hermosos, talones riquísimos, plantas arrugaditas, uñas perfectas y dedos regordetes para chuparlos.

En la casa de mi abuela me terminé de pervertir, tengo tantas imágenes de fetiches distintos. Lo que más me gustaba era el verano, para verla en esas chancletas con tacones, de plataformas, con las uñas casi siempre pintadas de rojo pasión.

Me acuerdo que tenía unas de color rosa, bien ricas, gastadas, que las dejaba en el baño cuando no las usaba, y yo aprovechaba... para ir al baño a meter la polla en esas chanclas. También me gustaba ponérmelas, y cuando había tangas sucias en el cesto las olía, me las ponía junto con las chanclas, me ponía en poses de mujer, caminaba ahí dentro como maricón, y después me hacía terribles pajas.

El olor a coño de mi abuela no era como el de mamá, era mucho más rancio, penetrante, amargo. La ropa interior de la vieja aparte casi siempre tenía manchas de caca tipo diarrea, más tarde me iba a enterar de sus problemas de incontinencia por dejarse follar tanto por el culo.

Esas tangas apestaban pero me calentaban igual, estaban también llenas de pelos, porque el coño de mi abuela era una selva que atrapaba todos los jugos y olores.

Muchas veces me quedaba solo en su casa, ya que mi abuelo había fallecido, y cuando Susana se iba, corría a su habitación a sacar ropa y vestirme de mujer, pero solo para calentarme.

Recuerdo que me quedaba desnudo en la casa, empezaba a gemir y caminar como un maricón, y buscaba todas sus chanclas y me las ponía, las usaba para pajearme.

Tenía esas sandalias tipo hawaianas de dedo, chatitas, finas para salir... con o sin plataforma, de distintos modelos. Me las ponía, les pasaba la polla por adentro, me miraba al espejo, hacía poses con mis piecitos... me imaginaba follando a mi abuela con la polla dentro de las sandalias, de las chanclas.

Más tarde empecé a pintarme las uñitas de rojo, a usar tangas y ponerme alguna pollerita o vestido corto, y me pasaban las horas pajeándome, orinándome encima...

Hasta una vez me cagué encima de una tanga que después tiré.

Ahí comenzó mi fetiche por los pies, las chancletas, esas sandalias que tanto amo... ¡qué hermosas son las chancletas, las sandalias hawaianas! se ven como si tuvieran una tanga en el pie... precisamente por eso son tan calientes... amo las mujeres que usan esas...

Me gustan tanto las chatitas como las de plataformas esas chanclas con tacones tipo hawaianas... ¡son hermosas! me las pondría yo si se pudiera... y haría poses con mis piecitos, las usaría para seducir chicos y chicas... con una buena pedicura, roja, negra, turquesa... blanca.... y anillitos en los dedos... me encantaría andar así por la vida de pollera, blusa y chanclas... y que me toquen todos el culo, me llenen los pies de leche y la boca...

Que las mujeres me meen y me caguen los pies y las sandalias....

¡Chicas aprovechen el fetichismo de sus novios! píntenles las uñas de los pies, pónganles tobilleras, anillitos... cómprenles suecos, chatitas, sandalias, calzados como los que usan las jovencitas ahora...