Las Capacidades De Luis (VI)
Luis usa sus capacidades mentales para castigar de forma sexual
Habían pasado 2 semanas desde que Luis convirtió a Paula en una tigresa en celo. La chica provocaba sexualmente a Luis con mucha frecuencia. Se podría decir que Paula sabía como exprimir bien a su novio.
Nuestro protagonista practicaba el sexo de 2 a 3 veces por día (entre Marta, Paula o las dos a la vez). Eso, evidentemente, le encantaba. Era lo lógico al fin y al cabo. Y lo más excitante de la historia es que Paula solía insinuarse siempre de manera diferente, con lo que cada día era una aventura distinta.
Paula le hablaba a Luis del calor que sentía en su vagina, de lo sudados que tenía sus pechos o de lo que le gustaban los plátanos bien gordos (entre otros muchos ejemplos), y eso excitaba mucho a Luis. Marta encontraba divertida esta nueva forma de ser de Paula, y, a veces, incluso la ayudaba para que la situación fuese aún más tentadora para su novio.
Luis no quería desaprovechar la ocasión de tener el máximo de sexo posible con Paula y con Marta, así que hizo comprar a sus padres una cama de matrimonio, y la hizo colocar en su habitación. La habitación del chico era grande, así que no hubo problemas de espacio. Ahora Luis dormía con Paula y Marta desnudas, una a cada lado de la cama. Luis tuvo que manipular a sus propios padres y a los padres de Paula para que no hubiera ningún problema cuando la chica se quedara a dormir en casa de él. Los padres de Luis pensaron, “voluntariamente”, que era normal en los jóvenes de hoy en día el tener a dos chicas en la cama.
Antes de dormir, las chicas se abrazaban a su Luis y le besaban y acariciaban. Luis estaba en la gloria más absoluta. El muchacho podía notar la piel suave y caliente del cuerpo de sus dos amantes. En tres palabras: Luis era feliz.
Pero, por desgracia, no todo en esta vida son besos, abrazos, juegos amorosos y orgasmos: los estudiantes como Luis, Marta y Paula tienen exámenes. Concretamente tenían un examen de historia del arte con una profesora que era un ogro. Miriam, la profesora de arte, era una mujer de unos 30 años, atractiva, pero nada simpática. Miriam y Marta tenían un carácter muy similar: eran parecidas a las leonas salvajes. Y tener a dos leonas en la misma jaula (o clase), es una mezcla explosiva.
La profesora Miriam estaba sustituyendo desde hacía 1 mes a una profesora que llevaba 2 meses de baja por maternidad. Desde el primer día que vino a clase, los alumnos y alumnas la odiaron. Especialmente Marta. En resumen: las dos mujeres no estaban destinadas a ser amigas.
Luis, Paula y Marta estudiaron juntos para el examen. Luis lo llevaba muy bien (era un buen estudiante), Paula lo llevaba regular y Marta lo llevaba muy mal. Luis y Paula, al ver que su novia necesitaba ayuda, la ayudaron en todo lo posible, pero no tuvieron mucho éxito. Marta odiaba tanto a la profesora como a la asignatura.
El examen llegó, y, para añadir más leña al fuego, era durante la última hora lectiva de la tarde. Los alumnos estaban cansados de las clases anteriores y ahora tenían el maldito examen.
La profesora Miriam entró en la clase, saludó con un tosco “Hola” y empezó a repartir los exámenes entre su alumnado. A medida que los muchachos y muchachas iban leyendo las preguntas del examen, empezaron las quejas. Las preguntas eran terriblemente difíciles. Luis era un buen estudiante pero pensó que, con suerte, sacaría un 6. La molestia fue general, pero Marta estalló de mala manera.
Pero qué mierda de preguntas has puesto, Miriam? Parece que disfrutes viéndonos suspender a casi todos!!!
Controla esa lengua, chica. Las preguntas no son tan difíciles como dices, lo que pasa es que tú no te tomas los estudios en serio, nada más.
Con ese comentario, Miriam abrió la caja de Pandora:
- Oye, si tú eres una artista frustrada, que tienes que dar clase en un instituto porque no sirves para nada más, no es culpa mía!!! - Marta estaba terriblemente enfadada.
Luis tuvo que contener la sonrisa. La profesora abrió los ojos como platos, y, muy cabreada, le dijo:
Fuera de mi clase ahora mismo, estás suspendida!!! Y si me vuelves a faltar al respeto de esta manera, haré que te expulsen!! - Los ojos de Miriam estaban inyectados en sangre.
Miriam, no estás siendo muy dura con Marta? Creo que suspenderla es excesivo. - Luis se dirigió a la profesora con respeto.
Luis, eres un buen chico y un buen alumno, así que, por favor, no te metas en esto. Ella es tu novia y entiendo que la protejas, pero su actitud es inaceptable. - Miriam hablaba de forma tajante.
Tranquilo, cariño, no pasa nada. Te espero fuera, que tengas suerte con el examen. - Marta se dirigía a Luis con dulzura, como hacía siempre.
Marta se acercó a Luis y le besó. Se besaron lo suficiente como para sacar de quicio a la profesora (era lo que Marta quería).
- Te quieres ir de una maldita vez? Los demás compañeros quieren realizar el examen.
Marta guardó todas sus cosas en su mochila y se fue de la clase dando un gran portazo. Ningún alumno dijo nada de lo que había ocurrido. Marta tenía el don de infundir temor en los demás.
Luis estaba fraguando una venganza hacia Miriam. Ahora era el momento de hacer el examen, después consolaría a Marta y, cuando tuviese tiempo, planearía una venganza terrible hacia su profesora. Miriam pagaría muy caro lo que le hizo a su Marta.
Pasó 1 hora y el examen acabó. La profesora se iba acercando a cada alumno para recoger los exámenes. Con disimulo, Paula se acercó a Luis, y, hablando en voz baja, le dijo:
Luis, Marta necesita que la cuidemos. Estaba muy enfadada, jamás la había visto así… - Paula estaba apenada.
Sí, Paula.
Mañana ya te daré de merendar. Había pensado en una combinación de crema de chocolate, helado de fresa y tetas, qué te parece la idea? - Paula le guiñó un ojo.
Una idea deliciosa, guapa. - Luis se tuvo que esforzar para no excitarse en medio de la clase.
Más tarde, Luis y Paula tranquilizaron a Marta. La chica, gracias al apoyo de ellos dos, se tranquilizó. Los apelativos cariñosos, abrazos, caricias y besos de sus amantes consiguieron hacer desvanecer por completo su enfado.
Llegó la noche y Luis empezó a trazar su plan. Las dos chicas, desnudas, dormían tranquilamente a su lado. Mañana a primera hora tenían clase de historia del arte. El chico manipularía a Miriam como si fuese una vulgar marioneta. Su venganza sería terrible. La profesora había osado atacar a su querida Marta y eso era algo imperdonable.
Luis se consideraba a sí mismo como un Rey, el Rey de la manipulación. Pero, Paula y Marta habían entrado en su corazón. Las amaba profundamente, no le molestaba reconocerlo. Ellas eran sus Reinas. Miriam sufriría en sus propias carnes el haber osado atacar a su amada Marta.
La hora de la clase llegó, y los alumnos iban entrando en clase para sentarse en sus respectivos asientos. Marta no ocultaba el asco que le daba la clase pero Luis la convenció para que entrara. Luis pensó que lo que iba a ocurrir era, en parte, un muestra de amor hacia su novia.
En menos de 1 minuto se escucharon unos gritos de mujer que venían del pasillo. Los chicos se miraron los unos a los otros, confundidos. Todos estaban realmente sorprendidos, menos Luis, claro está.
Miriam, la profesora, entró en la clase. Pero había algo raro en ella: llevaba dos botellas de vino vacías en su mano derecha y mostraba claros síntomas de estar bastante borracha. Saludó a la clase haciendo una reverencia y, acto seguido, con mucha dificultad, se sentó en su silla.
- Buenos días, clase!!!! Me parece que me he tomado una copa de más y estoy un poco mareada. - Miriam hablaba con la lengua pastosa, por culpa de la embriaguez.
Los chicos y chicas se miraban entre sí, no daban crédito a lo que veían. Miriam siempre había sido muy formal, pero hoy había llegado borracha a clase. Qué estaba pasando?
- Hace mucho calor, dejadme que me quite la ropa. - Miriam se puso de pie, puso las botellas de vino vacías encima de su mesa de profesora y empezó a desvestirse. Los chicos, sorprendidos, vieron que la profesora no llevaba ropa interior.
Miriam era una mujer muy guapa, era evidente. Tenía el pelo castaño, muy largo, y unos deliciosos pechos de tamaño medio. Su culo, muy redondo y generoso, era una delicia para la vista. Miriam no lo sabía, pero más de la mitad de sus alumnos se había masturbado pensando en ella. Hoy la fantasía de sus alumnos se haría realidad.
Estoy muy caliente, así que me voy a masturbar. Espero que no os moleste, chicos. - Miriam se puso en el suelo, y, con todo descaro, se empezó a sobar las tetas y el coño delante de sus incrédulos alumnos. Los chicos miraban encantados, las chicas estaban muy avergonzadas.
Joder, me siento de maravilla, tocándome el coño delante de vosotros. Me gustaría ver vuestra polla en acción, chicos. - Miriam se llevaba a la boca la mano que usó para tocarse la vagina.
Después dijo algo que hizo enloquecer de deseo a sus alumnos:
- Venid a jugar con vuestra profesora, queridos. Acercaos a mí y empezad a masturbaros. Cada vez que os corráis encima de mí, os subiré un punto la nota del examen de ayer.
Al oír esas estimulantes palabras, los chicos fueron en manada (excepto Luis) hacia la profesora cachonda. Los chicos (una docena) se bajaban los pantalones y los calzoncillos y empezaban a masturbarse cerca de Miriam.
Marta cogió a Luis del brazo, con relativa fuerza, y le lanzó una mirada dura. No hacía falta que Marta dijese nada, todo estaba muy claro: haz lo mismo que ellos y te corto la cabeza. Luis le acarició el rostro para tranquilizarla. Él no estaba aquí para eyacular encima de la profesora, él estaba aquí para destruir su reputación.
- Me estoy poniendo muy cachonda. Venga chicos, dadme vuestro semen, lo quiero todo!!! - Miriam se metía casi toda la mano en el coño mientras cerraba los ojos gozando del placer que sentía.
Los chicos, entre grandes gemidos de placer, empezaron a correrse, copiosamente, encima de su pervertida profesora. Chorros y más chorros de semen recién eyaculado caían dentro de la boca de Miriam, en sus tetas, en su cara, etc. Los alumnos estaban muy excitados: una vez habían eyaculado, se volvían a masturbar para llegar otra vez al orgasmo.
Miriam se tragaba el semen que tenía en su boca, que provenía de 4 fuentes distintas, y se relamía los labios, disfrutando de su sabor. Ella siguió masturbándose hasta que alcanzó el orgasmo. La profesora, llena de corridas de sus alumnos, alcanzó el orgasmo más fuerte de su vida. Miriam se sentía más cachonda que una gata en celo. Al igual que sus alumnos, ella empezó a masturbarse de nuevo.
Después de unos minutos, los chicos volvieron a eyacular otra vez. Grandes riadas de semen iban navegando por todo el cuerpo de Miriam, la profesora. Su cara, boca, pechos, barriga e incluso coño estaban llenos de semen. La clase se llenó de un olor a sudor y sexo que se hizo perceptible por todos los rincones.
Era el momento del gran final, del final esperado: Luis manipuló al director del instituto para que viniera a hacer una “visita de cortesía” a su clase. Eso sería un Jaque Mate para Miriam. Luis 1, Miriam 0.
Pasados 2 minutos, el director entró en la clase de Luis. Quiso el destino, el cachondo destino, que en el mismo momento de entrar en la clase, un chico estuviera a punto de correrse otra vez en la boca de Miriam.
- Aquí tienes tu ración de espermatozoides, cacho puta!!! - El chico se corrió con gran placer.
La profesora abrió bien su boca, una boca llena de grandes contribuciones de semen, y después se lo tragó todo.
- Pero, qué demonios está pasando aquí?? - El director casi se desmaya al ver el grotesco espectáculo que jamás debería suceder en un instituto serio.
Lejos de escandalizarse, Miriam intentó seducir al director:
- Mi querido director, quieres eyacular encima de mí tú también? Al ser el director, te chuparé la polla si quieres. - Miriam se iba sobando las tetas, mirando con lujuria al sorprendido hombre.
El director, recobró la compostura y actuó de forma lógica. Él era un hombre de unos 60 años, muy tradicional. Lo que había visto era algo simplemente inaceptable y no podía quedar sin un castigo ejemplar. Su dictamen fue firme: la profesora, evidentemente despedida a perpetuidad del centro (y, con semejante mancha en su expediente, seguramente también de la docencia), y todos los chicos de la clase, a excepción de Luis que estaba sentado en su asiento y conservaba los pantalones y calzoncillos en su sitio, expulsados del centro durante 3 semanas.
Después de la purga que hizo el director, Luis fue a hablar con él en su despacho. Muy amablemente le dijo que Marta había sido suspendida injustamente por esa profesora tan depravada. El director comprendió la situación, y le dijo que no se preocupara por nada, que los exámenes quedaban todos anulados, ya que alguien como Miriam no debería poder enseñar ni a un hámster. Luis se lo agradeció y luego le dio las buenas noticias a su novia Marta.
En un principio, podría parecer que la expulsión de los compañeros de Luis fue un efecto colateral. Podría ser un efecto indeseable de la manipulación de las personas, pero no era así. Luis sabía muy bien lo que hacía. Sabía que sus compañeros, todos ellos unos pervertidos, sucumbirían por sí solos a la tentación de Miriam.
Por qué Luis hizo eso? Simple. Estaba hasta las narices de que sus compañeros devoraran con los ojos a su Paula. La miraban con lujuria, muchas veces con todo descaro. Y eso no lo permitiría. Paula era suya, era de su propiedad. Luis, Marta y Paula hacían un trío perfecto y quién se mete con el trío, lo paga caro.
Por la tarde, Luis y sus dos preciosas novias estaban en casa de él. Marta estaba pletórica, su maldita profesora de arte no volvería jamás. Luis y Paula se alegraban mucho al ver que Marta era feliz otra vez.
Muchas gracias por todo, mi amor. Ayer me defendiste de esa arpía en clase, y hoy has ido a hablar con el director por mí. Eres maravilloso, cariño. - Marta acarició el rostro de Luis con ternura. La chica estaba realmente radiante, perfecta.
Haría lo que fuera por ti, Marta. Y por ti también, Paula. - Luis acarició el rostro de sus dos novias.
Marta, querida, me haces un favor? - Paula se dirigió a Marta, sonriendo.
Claro, preciosa, qué quieres que haga?
En la nevera hay nata, crema de chocolate y helado de fresa. Tráelo todo. Me parece que los tres nos hemos ganado el derecho a saborear una deliciosa merienda. - Paula guiñó un ojo a Luis.
CONTINUARÁ….