Las botas de mi compañera
Lo que disfrute con las botas de mi compañera.
Esto sucedió en el invierno pasado, estaba en el trabajo, y al salir decidimos ir todos a tomar unas copas, con el cachondeo, y por votación casi mayoritaria, decidimos ir a un pub de carretera a las afueras de Huelva, y eso que íbamos chicos y chicas, éramos unos quince.
Llegamos, pedimos una copa, y nos pusimos a ver el show, había dos tías y un tío contorsionándose, fue muy cachondo, sobre todo al ver la reacción de algunas amigas, que con los bailes sensuales las habían puesto cachondas, y las copas, les quitaron las inhibiciones, por lo que la mayoría se acercaron a la pista, e incluso manosearon al tío y a la tía.
Entre ellas se encontraba Natalia, que estaba bastante cachonda, era una compañera de trabajo a la que le tenía puesto el ojo desde hace mucho tiempo, rubia, 175, unos 60 kilos, y hermosos pechos y culo que destacaban con el mono negro de cuero que llevaba con unas botas altas también de cuero, ella participaba en el juego como la que más, y los tíos que estábamos en segunda fila estábamos calentísimo por el show y por la reacción de las compañeras. Al rato, Natalia, se dio cuenta que no le quitaba ojo de encima, y eso le gustaba, le hacia ponerse aun más tonta, se sentía sensual, su ropa entallado y bien amoldada a su cuerpo, su cabello totalmente suelto y lacio le hacían muy atractiva, y ella seguía jugando con el tío y las chicas entre el revuelo general.
El show terminó y llegó la calma, me acerqué a ella, me senté a su lado y le di conversación, ella me seguía el juego, es más me permitió que le acariciara su pierna para que sintiera la textura del cuero. Después de un tiempo, quise alargar la mano, para llegar más arriba, cosa que permitió a medias, luego empecé a insinuarme más descaradamente, pero ella me paró en seco, diciéndome que en ese momento lo único que ella quería era estar con una mujer.
Me quedé pasmado, nunca esperaba esa respuesta, pero le seguí el juego y le pregunté por lo que hacía una lesbiana en un sitio así, ella cambió la cara, y respondió que no era lesbiana, que le encantaban las pollas, que era bisexual y que en este momento, solo le apetecía una mujer. Eso me encendió más, mi pene crecía bajo el pantalón, y cual fue mi sorpresa, que supongo que con los efectos del alcohol, no se reprimió, supongo que para que no me sintiera mal, y puso directamente su mano sobre mi verga. Tomó mi mano, la que tenía en su pierna, y la llevó un poco más dentro.
En ese momento, y como el show ya había terminado, le propuse que nos fuéramos, y ella aceptó, decidimos marcharnos, tras darme un tierno beso en la boca. La acompañé a casa, y me invitó a subir, aunque me dijo que no la iba a tocar ni un pelo, yo le dijo que vale, que me tomaba algo y me iba, y ella replicó que no, que si subía era para disfrutar los dos, para relajar el estrés sexual, pero insistió en que no le iba a tocar, yo confundido acepté. Subimos, se echó una copa y me puso a mí otra, me ordenó que me sentara en un sillón, tenía en su cara una faz truhana, algo tenía pensado pero lo desconocía, así que me senté y ella se fue al otro lado de la habitación, puso un cd romántico, y empezó a contorsionarse, imitando a las chicas del pub, era angelical aquella vista, se retorcía magníficamente. Después de bailar un poco más, se desabrochó lentamente la cremallera delantera que tenía en el pecho, dejando ver el sujetador negro que portaba, y continuo danzando. Después delicadamente, se quitó una manga, para posteriormente bajarse la otra, quedando con el mono solo puesto de cintura para abajo, y arriba con el sujetador.
Continuó la música, y empezó a bajarse el pantalón, tiernamente se quitó una pierna para después terminar con la otra, quedando con su ropa interior negra, y sus botas altas de cuero. Conforme la música surgía ella se encontraba más cómoda, y comenzó a desabrocharse el sujetador, quedando sus hermosas tetas al aire, era perfecta. Yo me desabroché el pantalón, y tomé mi pene en la mano, empezando a masturbarlo lentamente. Después se bajó sus braguitas suavemente, quedando solo con las botas con ese gran tacón. Tras un rato más de movimiento, y estar yo muy caliente, pensé que era el momento, por lo que me levanté y me dirigí hacia ella, ella al verme, me hizo un gesto con el dedo índice de que no, me ordenó que me sentara de nuevo, y me dijo, que esta lesbiana no había terminado aun. Sus dedos seguían su juego, una mano en su coño, la otra retozando en sus tetas, una penetraba su coñito, y la otra acariciaba sus senos.
Al rato de hacer este baile, y de yo estar mi caliente y masturbándome cada vez con más ganas, ella paró, quitó la música, y se sentó sobre el parqué, todos estos movimientos haciéndolos de una forma muy sexy. Una vez sentada, se desabrochó ambas botas, y se quitó delicadamente una de ellas, al momento, se acercó el tacón a su boca, recorrió su lengua por el tacón, lo humedeció, y se lo acercó a su coño mojado, lo deslizó a todo lo largo, le gustaba el contacto de la piel con su coño, se excitaba. Después cogió y continuó jugando, le encantaba, se quitó la otra bota, la deslizó por su cuerpo, introdujo el tacón en su boca, y una vez humedecido, intentó introducirse el tacón en su coño, se deslizaba muy fácil, suave, entraba y salía fácilmente, le gustaba, disfrutaba, lo hacía recorrer toda su raja, desde el clítoris hasta el culo.
Al llegar al culito, se detuvo más tiempo en esta zona, el tacón mojado, lubricado, lo intentaba introducir por su culo, se resistía, y para lubricarse más y elevar la excitación, con el otro zapato, con su tacón, se acariciaba su clítoris, su coño se humedecía más, y se introducía el tacón sin problemas en su coño, entraba y salía fácilmente, continuaba jugando, un tacón perforaba su coñito, y el otro lo intentaba con su culito, hasta que al fin, el otro logró su objetivo, y perforó su culo, los dos tacones estaban dentro, uno en el coño y otro en el culo, era una escena maravillosa. Después de que funcionaba la doble penetración, tomó ambos zapatos con una mano, continuando con el mismo ritmo y con la otra acariciaba y pellizcaba su clítoris. En este momento yo estaba a punto de correrme, me masturbaba muy rápido.
Continuó así un rato, hasta que de pronto, desde el fondo de sus entrañas, salió un gemido de placer, ocasionándole una serie de contracciones que tensaban sus piernas, espasmos de placer recorrían su cuerpo, estaba teniendo un gran orgasmo, y yo no pude aguantar más y me corrí, soltando una gran lechada al frente, cayendo al parqué.
Al momento ella me miró, se rió, y me dijo, no ves como no me ibas a tocar y soltarías el estrés sexual, le dije que era verdad, ella me dijo después, que no veas como es la lesbiana entre risas, y yo me reí. Después me vestí y me fui a mi casa, maravillado por la escena.