Las bicicletas son para el verano
¿Habéis visto el grosor que tiene esa salchicha que venden en el Lidl? ...Pues ese mismo grosor, pero un poco mas corta, tenía la polla de la persona de la que os hablo en esta historia. Agradezco como siempre sus comentarios
Ahora se me había puesto esa manía. ¡Quería una bicicleta de montaña! Pero mi madre no estaba dispuesta a gastarse el dineral que valía, y más aún cuando ni siquiera me había visto usar la que con tanto sacrificio nos había comprado. Esa bici de color verde botella y que debía compartir con mi hermano había sido tuneada hasta la extenuación con un montón de pegatinas procedentes de los bollycaos que me compraba Diego.
La vieja bici, de la que me hablaba mi madre, llevaba ya un tiempo criando telarañas en un lado de la cámara, ... ¡justo al lado del viejo colchón dónde tantas veces se la había mamado a mi hermano!
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A Diego cada vez lo veía menos, de hecho ni siquiera le dije que dejaba el oficio de aprendiz de guarda, aunque supongo que lo notaría al ver cómo su polla se ponía dura y no estaba mi culete al lado para meterla. Lo cierto es que el Guarda no venía a casa en mi busca y esos días de sequía anal estaban logrando que poco a poco fuera perdiendo esa obsesión que en su momento llegué a tener por ser follado y mamar la leche que escupía esa gran polla.
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La tienda de bicicletas estaba todas las tardes llena a rebosar de adolescentes que como yo soñaban con lo que jamás podrían comprar. Al lado había un pequeño taller donde se reparaban pinchazos y se vendían las bicis de segunda mano. Había estado más veces en ese taller porque en él nos habíamos comprado la bici que ahora arrastraba del manillar y que llevaba las dos ruedas desinfladas.
¡Veo que no has logrado convencerla! Me dijo Raúl al verme entrar en su taller con esa antigualla. El hombre de unos cincuenta y tantos años de edad era el propietario del taller y la tienda, en la que la tarde anterior me había enseñado esa bici de montaña roja y negra con no sé cuántas marchas y que se había convertido en mi nuevo objeto de deseo.
Mi madre dice que esta bicicleta vale todavía,... ¡que me olvide de la nueva!.
El hombre me arrancó la bici de las manos y mientras la revisaba intentó animarme, …¡Es una buena bici!, ... recuerdo que tu madre me la compró hace años para tu hermano. ¡Era ya de segunda mano, pero el cuadro es fuerte y además es muy ligera! ... ¡A esta bici cuando le cambie las llantas, le repare los pinchazos y le quitemos estas pegatinas para darle una buena mano de pintura se va a quedar nueva!, …¡ya lo verás!.
¡Preferiría que no le quites esas pegatinas!, ... me gustan mucho. Le dije mientras pensaba en ellas por unos segundos. Cada uno de esos "Toys" se correspondía con un bollycao... y cada bollycao era la recompensa a una enculada del guarda.
Mi madre me ha dicho también, … que antes de que le hagas nada quiere saber lo que cuesta.
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Al final de mi calle empezaba un territorio lleno de eras en las que se solía almacenar el trigo de forma temporal durante los tiempos de cosecha. Alrededor de esas eras había siempre alguna huerta con un viejo caserón que las custodiaba. En una de esas huertas estaba ubicada la casa del guarda y en ella había acabado perdiendo toda mi dignidad. Cada vez que iba a ella lo hacía para ser tratado como una perra mamona y viciosa. Diego acostumbraba a tenerme totalmente en pelotas en el interior, alejados así de cualquier mirada inquisitoria podíamos desarrollar por completo todas nuestras “actividades”.
Fue él quien me compró mis primeras cuchillas para que me pudiera afeitar la incipiente pelusilla negra que me empezaba a crecer como bigote. ¡Diego estaba obsesionado con mis pelos!, ... cuando me empezó a crecer en las piernas y en los brazos comenzó a pedirme que me los afeitara también, pero cuando me empecé a negar porque me gustaba ver como poco a poco me iba haciendo un hombre, …¡algo maricón, pero un hombre al fin y al cabo!. Diego me empezó a tratar bastante peor.
Esa tarde no me apetecía mucho pasarme por la casa para mendigar algo de rabo, tenía ganas de dar una vuelta con mi recién arreglada bici. ¡No era una bici de montaña pero si le echabas imaginación, podrías llegar a pensarlo!
Empecé a saltar en las rampas separadoras que había entre cada era, disfrutando de mi recién obtenida libertad.
Esa zona por la que saltaba estaba condenada a desaparecer, pronto se empezarían hacer planes parciales, proyectos de urbanización y convenios de cesión de suelo que acabarían eliminando toda esa zona de juegos completamente gratuita para los jóvenes de mi edad.
Saltando de una era a otra celebraba cómo al final el arreglo de la bici no me había costado tanto,...
¡Iba tan ensimismado que no me percate de que junto a uno de esos montones de cebada había un enorme bulto de lo que debía ser un hombre durmiendo a pierna suelta!
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Espera un momento que te lo voy a apuntar en un papel para que se lo lleves a tu madre, me dijo Raúl mientras cerraba las dos grandes puertas que constituían la única salida hasta la calle... ¿o acaso te esperan en casa?
A mi madre no la esperaba hasta las once o las doce, y mi abuela estaba más que acostumbrada a que su nieto llegara a casa sólo una media hora antes que su madre, por eso no me incomodé demasiado al intuir que bajo ese encierro con el mecánico de bicicletas había oculta una segunda intención.
Entramos en un pequeño despacho donde los calendarios con tías en tetas ocupaban toda la pared. Sobre la mesa varios números de la interviú y alguna revista guarra se mezclaban entre los numerosos papeles. ¡Nada en aquel lugar te inducía a pensar que acababas de entrar en la guarida de un maricón como yo!
El hombre cogió un papel al azar y al ver que no tenía nada escrito por detrás empezó a garabatear un presupuesto.
Eres igual de guapo que tu hermano,...solía venir mucho por aquí cuando se le pinchaba la bici! Hace tiempo que no lo veo por el pueblo!
Es que se ha casado y se ha ido a vivir a Toledo,...acaba de ser padre. Le dije yo un poco intrigado por esa parsimonia que se estaba dando a la hora de escribir cuatro cifras en un papel.
¡Dile a tu madre que no tiene porqué dudar de mi!, ya que tengo la costumbre de apuntaros los presupuestos de la reparación en un papel, sobre todo después de haya recibido ya la visita algún padre molesto para darme las quejas porque los sinvergüenzas de sus hijos siempre les dicen que la reparación de mis pinchazos cuestan más dinero, del que yo les cobro. ¡Esos pillines se quedan con el resto para gastárselo en las máquinas recreativas!
Mientras me decía esto se había levantado de la mesa y sentándose delante a escasos centímetros de mi me había metido el papel doblado por dos veces en el interior de mi vaquero.
¡Mi cuerpo se electrizó al sentir el roce de esa mano adulta tan cerca de mi fusil de asalto!
¿A ti también te gustaría gastar todo el dinero que vale el arreglo … en las maquinitas? Me preguntó mientras me escrutaba con la mirada.
¿Por qué lo dices? Le pregunté,… ¿me podría quedar con parte?
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Por poco le da algo al hombre al ver como uno de esos críos al intentar esquivarlo con la bici se había pegado un ostión de padre y muy señor mío.
El chico tuvo suerte ya que en su vuelo por los aires fue a caer sobre el montón de cebada haciendo que el golpe se amortiguara en parte,… ¡pero la bicicleta había quedado totalmente retorcida e inservible!
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Estaba ahí parado ante el cuerpo desnudo de ese hombre sin saber muy bien qué hacer,… solo unos instantes antes de ver como se tumbaba sobre la mesa abriéndose los cachetes peludos del culo para ofrecerme su ojete, … me la había estado chupando.
El mecánico de bicicletas resultó ser todo un experto en mamadas y ¡lo digo yo que para entonces ya había tragado mucha lefa!
Su mano me había agarrado el paquete para empezar a sobármelo mientras me explicaba la forma de hacerme un descuento en la reparación.
¡Con los pinchazos apenas saco para vivir! …¡Con lo que se gana dinero es vendiendo bicis, pero debo mantener este taller para que vosotros podáis ir viniendo por aquí, cada vez que se os pinche una rueda! …¡La mierda es que con esas bicis de montaña que vendo ahora, cada vez va a ser difícil veros pasar por aquí!
El tipo me había sacado la polla de mi vaquero y la pajeaba lentamente,… yo miraba alrededor con algo de miedo a ser sorprendido por alguien que entrara de forma brusca en el taller,…
El hombre me miraba mientras se engullía mi polla intentando adivinar alguna de mis numerosas cavilaciones.
¿Te gusta? ...Me preguntó mientras se la sacaba para relamerme el capullo con su gorda lengua.
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Estaba sentado delante de ese hombre mientras me iba apretando con fuerza en cada una de mis extremidades. ¡Yo debía decirle si me dolía o no, con el fin de comprobar que no me había roto nada en la caída!
¡Vais como locos,… me decía mientras me agarraba de la rodilla para contraerla y estirarla lentamente!
¡Creo que no tienes nada roto! Me dijo mientras se levantaba y agarraba la bicicleta del manillar
¡Pero no podemos decir lo mismo de esta bici,… repararla te va a costar un huevo!
Al ver la cara de pasmo que le ponía el tipo intentó tranquilizarme,… ¡tranquilo seguro que al final te sale por menos dinero!, … ¡Además se donde hay un taller en el que el dueño suele hacer unos buenos descuentos! …¡Si quieres puedes dejármela y se la acerco yo para que me de presupuesto!
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Mi polla entraba y salía de ese culo con tanta facilidad que me resultaba increíble que a Diego le costara tanto metérmela algunas veces.
Raúl se agarraba a la mesa mientras me decía,… ¡Vamos Juanito,… no pares,… sigue,… me encanta!
¡Y tanto que debía de encantarle, el choque con su peludo culo impedía que se quedará como mi polla ahí metida para siempre! …
¡No creo que sea un buen follador, ya que esta fue la única vez que encule a un tío! …¡en cierto modo quería ver cómo se hacía eso y comprobar por qué Diego se enfadaba tanto cuando me decía que otra vez había ido a verlo sin afeitarme los pelos que crecían en mi ojete!
El culo de este hombre me servía de probeta de ensayos sobre la que introducía mi polla,… pero los pelos no parecían ser ningún problema. El mecánico se había ensalivado bien el ojete antes de que dirigiera con su mano mi capullo hasta esa entrada llena de pliegues que conducían hacía el fino agujero.
¡Un leve empujón bastó para que la cavidad se abriera y alojara en su interior mi juvenil rabo!
Los pelos se apelotonaban en la entrada mientras el capullo se introdujo sin ninguna dificultad. El mecánico dio un pequeño suspiro mientras con su gorda manaza me agarraba del culo y empezaba a empujar con fuerza tirando de él hacia adentro.
Dame fuerte,...hazlo como cuando follan los perros que ves por la calle.
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Apenas había luz, pero ninguno de los dos la necesitaba. Mi mano agarraba su gorda polla para sujetarla mientras el tío agitaba fuertemente la pelvis follándome la boca. De rodillas mamaba el rabo, mientras el tío me sujetaba del pelo. ¡Estoy seguro que si por un momento llego a hacer el intento de acabar con la mamada no habría salido con vida de aquel lugar!
Habíamos estado hablando durante un tiempo mientras esperábamos a que su hermano llegara hasta allí con el tractor y el remolque en el que además del grano íbamos a echar la bicicleta retorcida.
El hombre mientras me preguntaba cosas insustanciales sobre mí, se sobaba sutilmente el paquete. ¡Llevaba haciéndolo de forma reiterada un buen rato!, ... Me hablaba del calor que hacía, de lo mucho que había sudado al estar allí todo el día trabajando, y de las ganas que tenía de llegar a su casa para darse un baño.
Al final harto de esperar se hizo a un lado y sacándose la polla empezó a orinar a escasos metros de donde yo estaba. El sol acababa de ponerse, pero pude ver con cierta claridad la silueta oscura de una polla gordísima. De ella brotaba con fuerza un chorrazo de orina que sonaba con violencia al caer en el seco suelo.
¡No se metió la polla al acabar porque le hubiera resultado imposible hacerlo de lo dura que se le había puesto!. El agricultor se acercó a mí con esa picha fuera y mi temblorosa mano se la agarró con fuerza.
¿Me la chupas un ratico mientras esperamos a que venga mi hermano?
Mi respuesta no había sido chupársela un poquito,... se la había mamado mientras esa bestia me follaba la boca a saco. Las mandíbulas me dolían a rabiar y las arcadas que me daban cuando mantenía más tiempo del que era normal esa polla dentro de mi boca, estuvieron a punto de lograr que me muriera allí mismo.
¡Cuando me pasaba esto y empezaba a toser! El hombre la sacaba y me acariciaba del pelo mientras me decía.
¿Te gusta mamar, eh mariconcete? …¡Lo he notado nada más ver cómo me mirabas el paquete al caerte de la bicicleta!
¡Ese hombre no paraba de hacerme preguntas como esa pero no me dejaba contestar a ninguna! …¡Cuando veía que recuperaba el aliento su gordo pollón volvía a entrar en mi boca para ahogarme de nuevo!
Pero cuando realmente vi a la muerte de cerca fue cuando harto de esperar a que llegara el informal de su hermano, me tiró sobre el montón de cebada y levantando mis piernas mientras tiraba hacía atrás con sus potentes brazos del pantalón que llevaba puesto, dejó mi culo totalmente expuesto ante ese tremendo misil que apuntaba al cielo campestre que brillaba sobre nuestras cabezas.
Mi espalda descansaba sobre unos sacos de arpillera y empezó a clavarse en ellos al notar como el peso muerto de esos casi cien kilos empezaba a caer sobre mí. El suelo hizo de duro somier y mi ojete incapaz de soportar tanta presión ejercida a la vez sobre él, se abrió para acoger en su seno el gordo proyectil de carne.
¡Pensar que un par de escupitajos es suficiente lubricante para que un gordo pollón como ese te folle el culo era mucho pensar! Por eso empecé a gritar como un loco,…pero al estar en las afueras del pueblo nadie acudió en mi ayuda.
¡De todas formas si nos hubiéramos puesto a hacer esto en medio del pueblo, es posible que nadie hubiera acudido a rescatarme ante semejante dilema! ¿Qué haces ante un tío dispuesto a follarse un culo sea como sea, ... le ofreces el tuyo para liberar al pobre chaval, o haces como que no has visto nada y sigues paseando del brazo de tu mujer mientras notas como a ese maricón insensato lo desgarran por dentro?
★★★
Arreglar una bici, con el cuadro retorcido como si fuera un ocho, no es un tema fácil y lograr que tu culo se recupere de una intrusión como la que me habían dado en la era tampoco. Por suerte ahí estaba Raúl para ayudarme en las dos cosas,...
Aquella noche cuando llegamos a su taller lo encontramos cerrado. Pero el agricultor sabía bastante bien dónde iba,...
Espera un momento me dijo mientras me dejaba allí con la bici agarrada del manillar y se ponía a llamar en una casa que había a unos cincuenta metros de donde estaba el taller.
¿Está Raúl? Traigo una bici para reparar. ¡Dígale que es importante!
La mujer que salió a abrirle con un camisón blanco y unos cuantos rulos en la cabeza lo miró unos instantes antes de girar la cabeza.
¡Hijo, sal,... te buscan!
Yo los seguía sin hablar. El mecánico había salido rumiando algo en la boca y una cierta cara de mala ostia por haberle interrumpido la cena, pero le cambio nada más ver al hombre que había ido a llevarle la bici. ¡Ah hola!,…
¡Perdona que te moleste,… es que a mi sobrino se la roto la bici y por no oírlo llorar le he dicho que te la íbamos a traer ahora mismo para que le echaras un vistazo!
¡Es verdad que había llorado, pero no por la bicicleta, había sido por el dolor que me provocaron sus primeras metidas de polla! …¡Pero al final la follada en la era había terminado siendo más que satisfactoria! …¡Mi culo se había terminado adaptando a esa gorda polla que lo profanaba y mientras lo hacía mi dura polla se rozaba con los enmarañados pelos de su ombligo! El rocé hizo que me corriera sin tocarme y las contracciones de mi ojete al hacerlo lograron exprimir la polla del agricultor. ¡Toda su lefa me inundó el culo a modo de analgésico para el dolor!...
El culo me ardía desde el mismo momento en que sacó la polla chorreante de semen de mi ojete, pero confiaba en que cuando llegara a casa y me tumbara en la cama acabaría calmando ese intenso picor.
Raúl me miró unos segundos mientras abría la puerta de acceso al taller, y después miró al agricultor con cara de preocupación para preguntarle... ¿no se la habrás...?
El hombre lo miró con esa cara que ponen los críos cuando acaban de hacer alguna travesura para responderle:
¡Tranquilo,...no era la primera vez que se lo hacían,... no creo que sea tan grave!
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A mis espaldas los dos hombres hablaban, mientras mis pantalones permanecían bajados hasta las rodillas. Mi abdomen descansaba sobre la mesa de su despacho. Era como estar en una mesa de operaciones pero en lugar de estar en un hospital, estaba culo en pompa en el interior de un taller de bicicletas.
Notaba como los dedos de Raúl me abrían con delicadeza el ojete.
¡No sabes la suerte que has tenido de que no se haya desgarrado! ... En ese momento no sabía si sus palabras se dirigían a mí o al agricultor, aunque a tenor de las circunstancias podrían valernos a los dos.
Abrió un cajón y sacó un tubo de pomada mientras me miraba con esa cara.
¡Esto que haces con estos hombres del campo,...no me lo contasteel otro día!... ¿eh mariconcete? Me decían sus ojos con la mirada.
¡Cómo te lo voy a contar si me tuviste todo el tiempo pidiéndome que no dejara de follarte! Le contesté yo de la misma forma.
¡Ponte esta crema con frecuencia durante unos días! ... ¡Es una pomada de la que se usa en los culitos de los bebés, no tienes por qué tener miedo! Me dijo al notar como mi cuerpo se estremecía al notar el contacto con la fría crema.
El ardor que sentía en mi ojete se calmó un poco al notar como el hombre me la restregaba con delicadeza por el hinchado esfínter.
¿Y ahora qué... lo vas a llevar a su casa? Los gordos dedos del mecánico me restregaban la crema por el culo, mientras veía como la mano que tenía libre había empezado a sobar descaradamente el paquete del agricultor.
¿Vives cerca chaval? Vi cómo me preguntaba el hombre dispuesto a desentenderse por completo de mí.
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¡Por suerte mi casa estaba a unos seiscientos metros de allí! … Andaba despacio con las piernas un poco abiertas. No llevaba la bici conmigo porque la había tenido que dejar en el taller para que la repararan. Pensé en Raúl, en este preciso momento tendría que estar ultimando el presupuesto del arreglo.
Cierra bien la puerta al salir, me había dicho el mecánico mientras se sentaba sobre la polla del agricultor. ¡Joder, con este pollón... que tienes cabronazo..., es normal que le hayas dejado el culo al pobre chaval de esa manera! Le dijo a mi violador trasero mientras sus manos se le agarraban al pecho para empezar a botar.
Empezó un sube y baja lento, pero constante. Mientras lo hacía me miraba como diciéndome. ¡Estas cosas es mejor que las dejes para los profesionales…!
¡El hombre del campo me miraba también pero con la misma cara de vicio que ponía Diego cuando me follaba y estaba a punto de correrse!
Las tías en pelotas de los almanaques de la habitación nos miraban a los tres. ¡No entendían como era posible que estando ellas allí exhibiéndose de esa forma, ninguno les prestara la más mínima atención!
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¡Su hermano se había roto una pierna y el hombre me había buscado para que le echara una mano durante la vendimia!
La dura jornada de trabajo comenzaba cuando todavía no había amanecido. Llegábamos a la viña donde las cepas todavía conservaban el rocío de la mañana. ¡En esas condiciones no se podía hacer nada, ya que te calabas hasta las huesos al intentar cortar la uva con esa humedad depositada sobre las hojas!
Mientras los primeros rayos de sol de la mañana iban secando las hojas de vid, mamaba la gorda polla de ese hombre hasta notar como descargaba en mi boca la primera corrida del día.
¡La siguiente mamada llegaría con el cigarro de las doce!
Durante el mediodía aprovechábamos las horas en las que el sol estaba más alto, para follar como animales bajo el remolque.
¡Cada vez gimes menos, … perra! Me decía mientras me follaba.
Los codos se me iban clavando en la tierra mientras la gorda polla del hombre entraba y salía de mi sufrido ojete. Las piedras del suelo se me clavaban en las rodillas, pero todas esas pequeñas molestias de la follada en medio del campo quedaban completamente ensombrecidas por la sensación de verme ensartado con una polla como esa.
Acababa con el culo hecho escarcha y aunque me echara esa pomada me resultaba muy difícil caminar erguido durante el resto de la tarde entre esos surcos ondulados donde crecían las cepas
¡Con el dinero que estaba ganando a cambio de destrozar mi culo de esa manera me iba a poder comprar esa bici de montaña que tanto ansiaba tener!
¡Dile a tu cuñada que si no le va bien con esta crema puedo mirarle otra cosa! Me dijo el boticario mientras depositaba sobre el mostrador un nuevo tubo de crema hidratante.
¿Cómo? le dije mientras la cogía y colocaba sobre el mostrador cuatro monedas de cien para que se cobrara.
¡Era el segundo tubo que me llevaba para las irritaciones del culito de los bebes en menos de quince días! …
¡Dile a tu cuñada que tengo una un poco más fuerte, pero que vale unas doscientas pesetas más! …¡El boticario acababa de dar por sentado que esa crema era para mí sobrinito Juan!
¡De acuerdo! le dije yo mientras agarraba la mochila en la que guardaba la merienda con la que pasar el día en el campo. El tractor me había dejado en la puerta de la farmacia, mientras se largaba hacía la bodega para descargar la uva.
Mi culo aun chorreante por el esperma que el agricultor había soltado en su interior solo unos minutos antes de dejar la viña, pedía a gritos ser untado con un buen chorretón de crema reparadora.
¡Debía intentar arreglarlo como fuera antes de la siguiente incursión, ... que sucedería de forma inevitable al día siguiente! … ¡Todavía me quedaban dos semanas para acabar la vendimia!