Las Becarias

Nunca sabes lo que te puede deparar el destino, a mi deparó una noche con una de las experiencias sexuales más intensas de mi vida con dos jóvenes becarias de mi trabajo...

Cuando terminé los estudios, tuve bastante suerte, después de un año de prácticas en un laboratorio de uno de mis profesores de carrera, volví a Madrid y me contrataron en un laboratorio protésico de una clínica dental bastante importante.

En aquel momento era una empresa relativamente nueva, la media de edad era muy baja, sin contar con los 4-5 jefazos, sería inferior a los 30 años, todo el personal, dentistas, auxiliares, protésicos era joven, de hecho para muchos de nosotros era  nuestro primer trabajo en condiciones, se curraba muchas horas y los sueldos no eran muy altos, por la parte buena, que siendo inexperto te daban la oportunidad de adquirir experiencia y aprender, ya que el ritmo de trabajo era muy alto.

Pero había otro aspecto a destacar, el buen rollo, había mucha camaradería y compañerismo, te pasabas todo el día allí y esto hacía que intimases mucho con los colegas, era muy habitual salir a tomar algo después de currar y muchos jueves incluso hasta altas horas de la mañana, con las consiguientes resacas de los viernes. Esto propiciaba que hubiera bastante puterío y era muy raro que hubiera alguno/a que no hubiese tenido alguna historia al menos de una noche con un compañero/a…

Además, en verano, admitían estudiantes de prácticas y solían venir becarios que estaban los meses de julio y agosto, muchas veces cubriendo vacaciones del resto de personal.

El tema de las becarias era muy comentado, porque si bien éramos jóvenes, estas solían ser todavía más tiernas y había auténtica expectación por ver las caras nuevas. En particular mi segundo verano allí fue una buena hornada, hubo más becarios que ningún año, cerca de 10, la mayoría chicas y con un nivel más que aceptable en general incluyendo a una que era un auténtico espectáculo.

Concretamente en el laboratorio metieron a un chaval que era poco espabilado, pero en fin, nos ayudó a sacar el curro, más teniendo en cuenta que éramos sólo tres, contando al jefe, que para más inri estaba de baja de larga duración por un accidente de coche, así que el responsable del laboratorio era yo, fue un verano atípico ya que no me pude pillar vacaciones por este motivo y me tuve que pasar el verano en Madrid pasando calor como un idiota.

Al final de agosto se les terminaban las prácticas a los chavales, aunque como siempre había alguno que se quedaba en plantilla. El último viernes que trabajaban los becarios con algunos de los compañeros iban a comer todos juntos en un bar muy cercano a la clínica, pero yo no iba a acudir ya que tenía que trabajar por la tarde, además la verdad es que no había tenido especial relación con ninguno de ellos por lo que probablemente de haber podido ir tampoco lo hubiese hecho, así que le dije a mi madre que comería en casa con ella.

Pero esa mañana pasó algo raro y es que una de las becarias, Elena, vino al laboratorio a hacerme una visita, en ese momento estaba yo sólo, habíamos hablado varias veces, era una chica bajita, delgada, rubia, con rasgos muy marcados y los ojos algo achinados. Era la primera vez que aparecía por allí, nosotros estábamos en el sótano y había que bajar expresamente, es decir, no era una zona de paso, así que me sorprendió su presencia, pero me sorprendieron más sus palabras después de haber intercambiado un saludo y algunas frases banales acerca de su ultimo día  y todo eso…

- “Yo no soy tonta”, me dijo

Yo respondí algo así como que no tenía pinta de ello. Y ella volvió a insistir

-          “ Yo no soy tonta ”  y continuó “ Si mi novio me pone los cuernos yo se los pongo a él…

La verdad es que yo flipaba, nunca había hablado con ella de ningún tema profundo, ni mucho menos de su vida sentimental y no acerté más que a balbucear, ella siguió hablando.

-          “¿Tú tienes novia?”

- “Ajá” respondí. En aquel entonces salía con una compañera de estudios, pero era una relación a distancia que en aquel momento estaba atravesando una crisis que acabaría con la relación no mucho tiempo después.

- “Y ¿le has `puesto los cuernos alguna vez?”

Aquí volví a callar, sopesando cuál sería la respuesta adecuada y a qué me llevaría toda esta conversación de besugos, finalmente opté por la sinceridad.

-          “Sí, alguna vez”

-           “pués yo vivo con mi novio, es mayor que yo, tiene 30 años,  trabaja de comercial y ahora está toda la semana fuera de casa, me ha llamado y me dice que el fin de semana tampoco viene, fijo que me está engañando con alguna, yo no soy tonta” repitió

Yo intentaba darle alguna respuesta coherente pero en ese momento nos interrumpió mi compañero, que era un crack, el típico que entraba a todas las mujeres de la empresa, incluyendo a las que salían con otros colegas, así que entró y empezó a tirarla los trastos a lo que ella se reía, medio entrando en el juego, luego antes de marcharse nos  insistió en que fuéramos a la comida, que luego los becarios no volverían por la tarde y que iban a tomar algo y eso, mi compañero aceptó rápidamente, pero yo no podía, ya era tarde, y mi madre había preparado la comida expresamente para mi, yo era de los pocos que tenía la suerte de poder ir a comer a casa al vivir cerca, pero me comprometí a intentar pasar antes de volver a la clínica.

Comí en casa a toda velocidad para poder cumplir mi compromiso, y me pasé por el bar en cuestión con media hora disponible para poder tomar algo con la gente, un poco intrigado además por la conversación de la mañana. Estaban en la terraza del bar y comer no sé, pero beber sangría, habían bebido como cosacos, nada más aparecer en la terraza, Elena pega un grito y viene corriendo donde yo estoy y salta en mis brazos subiéndose a horcajadas, la verdad es que yo me sentí un poco violento porque había bastantes compañeros presentes y porque no me lo esperaba, rápidamente se bajó y me senté allí con ellos a tomar algo, en esa media hora ella no se separó de mi lado y me di cuenta de que no solo ella había bebido, casi todos los becarios y algunos compañeros más que no trabajaban esa tarde, también estaban un poco perjudicados, entre ellas una de las becarias a la que casi nunca había tratado que se llamaba Sara.  Yo tenía que volver al tajo así que me despedí y Elena me despidió con un abrazo un poco más largo de lo habitual, la verdad es que tampoco sabía bien cómo reaccionar y el que hubiese más gente seguía coartándome.

Volví al curro y me centré en sacar adelante el trabajo que era bastante y esa tarde estaba solo, en torno a las siete de la tarde, recibo una llamada por línea interna  y la recepcionista me dice, preguntan por ti, con un poco de sorna y me pasa la llamada

-          ¿Hola? ¿Quién es?

-          Hola soy Elena, ¿cómo estás?

Mi corazón dio un brinco, joder, esto se está saliendo de madre…

-          Hola Elena, yo bien ¿y tú?

-          Pues bien, un poco borracha, la verdad, estoy en mi casa, con Sara, los demás se iban y nos hemos venido a tomar una copa aquí, como estoy sola este fin de semana.

-          Ah, qué bien (joder llevaba todo el día quedándome fuera de juego, parecía un imbécil…)

-          Pues nada, que por qué no te pasas a tomar una copa cuando salgas

Me parece recordar que solté una gilipollez del estilo bueno no sé, es que he quedado con unos amigos, en qué coño estaría pensando…

-          Bueno pues si quieres pasarte por aquí, te esperamos.

Me dio la dirección que apunté en un papel y se despidió. Su casa estaba en un lugar no demasiado alejado de mi barrio, tampoco quedaba lejos del trabajo, he de reconocer que entonces yo era más joven y no tenía la experiencia que ahora tengo y que te hace saber actuar mejor en determinadas ocasiones, estaba nervioso, indeciso sobre si pasarme o no, al final venció la lógica y el morbo, llamé a uno de mis amigos para avisarle que igual no acudía esa noche a la quedada habitual de los viernes y encaminé mi coche hacia la casa de Elena sin saber bien lo que me iba a encontrar.

Aparqué y busqué el portal, llamé al telefonillo con el corazón palpitándo a mil por hora. Al contestar noté la excitación de su voz, cuando el ascensor llegó a su piso tenían la puerta de la casa abierta, las dos en la puerta y sus risas daban pistas de su estado de embriaguez. Entré y me senté en el sofá que había en el salón y mientras Elena me servía un whisky con cola, empecé a hablar con Sara, no era ni mucho menos tan guapa como Elena, pero era más alta, más grandona, también con el pelo largo rubio, me fijé que al contrario que Elena, tenía un buen par de tetas que asomaban por su escote, me empezaron a contar que los demás se iban para casa pero que ellas querían más fiesta y que habían ido a casa para tomar algo y salir luego por la noche, tenían la música puesta a todo trapo y por momentos se levantaban y se ponían a bailar, bebían, se reían, estaban bastante borrachas, lo cual en mi estado de sobriedad lo hacía más notorio aún.

En una de sus arrancadas, me levantaron para bailar con ellas al principio nada especial, pero poco a poco fueron haciendo movimientos más sugerentes, llegando incluso a frotarse haciendo una especie de sándwich conmigo. Mi calentura iba en aumento, si antes dudaba ahora tenía claro que Elena quería algo conmigo, pero me descolocaba un poco la presencia de Sara y no sabía qué hacer. Pero la situación se iba a aclarar muy pronto.

Hubo un momento que Sara se fue al baño y Elena aprovechó para atacar con todo, directamente me cogió de la cabeza y me soltó un morreo ante mi asombro, la verdad es que casi siempre me había tocado a mi lanzarme y la situación me pilló por sorpresa,

-          Quiero follar contigo ahora, me dijo entre un par de besos

Sólo acerté a balbucear

-          y Sara???

Ella no dijo nada y continuó jugando con su lengua en mi boca

-          Vaya, como os ponéis, ¿no?

Sara había regresado al salón, yo aparté un poco a Elena y me incorporé un poco avergoinzado, Sara, se acercó donde nosotros estábamos y dijo algo parecido a

-          Yo también quiero…

Y sin mediar más conversación se abalanzó sobre mi y empezó también a morrearme, antes de que pudiera percatarme, estaba besándome con las dos a la vez, cambiando de una lengua a otra, empecé a notar la mano de Elena por debajo de mi camiseta, acariciando mi vientre, mi pecho, también las de Sara, hasta que las dos al unísono me quitaron la camiseta, y me empujaron hasta sentarme en el sofá y colocarse una a cada lado, seguíamos besándonos como locos, Elena se quitó su camiseta, dejándome su vientre plano y un sujetador negro que contrastaba con su blanca piel, poc después Sara hizo lo mismo, pero el tamaño de sus tetas, muy superior, hacía que sus pechos amenazasen con salirse, yo colaboré a ello desabrochando su sosten, mientras que Elena hacía lo propio con el suyo…

No me lo podía creer, allí estaba yo, enrrollándome con dos chavalas en topless y lo mejor de todo es que yo sabía que sólo era el principio… yo lamía sus cuellos, jugueteaba con mi lengua en sus pezones, los de Elena, más pequeños estaban particularmente duros, hubiesen servido como perchero,  poco después empecé a notar sus manos desabrochando mi cinturón y el botón del pantalón, me incorporé para dejar que me quitasen los pantalones y ellas aprovecharon para quitarme mis calzoncillos, yo estaba completamente empalmado, volví a recostarme sobre el sofá.

Las dos no paraban de reírse y hacer comentarios entre ellas, Elena era claramente la que llevaba la iniciativa, me decía al oído cosas como que la había puesto muy cachonda esos dos meses en la oficina, que llevaba tiempo queriendo hacer esto … Fue bajando por mi cuello, hasta llegar al pecho y mientras yo seguía jugando con mis dientes con los pezones de Sara, noté como Elena rozaba mi polla con su lengua, primero dándome suaves lengüetazos y besos en mi capullo, lamiendo el tronco, para luego notar cómo se introducía todo mi pene en su boca, yo bajé los ojos para contemplar la escena y me encontré con que Sara también se había quedado embobada contemplando la mamada que Elena me estaba haciendo, yo la animé un poco con mi mano para que ella también bajase la cabeza, Elena al verla cerca, sacó mi polla de su boca y se la acercó a la boca de Sara, Sara comenzó con tímidos lengüetazos, pero yo ya había perdido toda precaución y empujé su nuca para metérsela entera, estuvieron un rato chupándomela, alternándose , lamiendo también mis testículos, yo estaba en el séptimo cielo, fue en aquel momento cuando me asaltó una pequeña duda de si sería capaz de complacer a dos hembras en celo como aquellas, esperaba dar la talla…

Elena se incorporó y dijo, ¡Vamos a la cama!, los tres nos levantamos y fuimos al dormitorio, Elena y su novio tenían una habitación espaciosa, con una cama de matrimonio grande, yo me tumbé y Elena hizo lo propio no sin antes terminar de desnudarse, Sara se quedó en bragas, se veía a la legua que no tenía la experiencia sexual de Elena, a la que se veía mucho más suelta en estas lides…

Yo empecé a acariciar el depilado coño de Elena, primero con mis manos, luego con mi lengua, estaba empapada, al levantar la vista vi a Sara recostada, mirando alucinada todo aquello, no creo que nunca hubiese visto a nadie follar y se notaba que la situación le excitaba pero no se atrevía a lanzarse definitivamente, agarré sus bragas y las bajé, al tiempo que tiraba con fuerza de sus piernas para dejarlas a la misma altura que las de Elena,pasé una de sus piernas por enciam de una de las de Elena, dejándolas relativamente cerca uno de otro esos dos coños y comenzar a darle lengüetazos en su clítoris, y en sus labios, estos si poblados de una pequeña mata de pelo, cosa que me daba igual, nunca he sido muy remilgado a la hora de agacharme al pilón, mientras la lamía jugueteaba con mis dedos dentro de la vagina de Elena, las dos gemían en uno de los momentos que levanté los ojos apartándolos de esa visión maravillosa de los dos sexos chorreantes, mi propia polla dio un respingo (otro más) al ver como Elena lamía con lujuria los generosos pechos de Sara, seguí mi trabajo oral y manual, levantando a menudo la vista, viendo como se lamían mutuamente, como empezaron a besarse entre ellas, yo ya estaba salvaje, pero seguí masturbándolas con mis dedos y mi boca, quería que se corriesen en previsión de que no aguantara lo bastante follándolas sin correrme como para saciar a aquellas dos lobas, así seguí hasta que Sara comenzó a dar espasmos de placer y a gemir aún más intensamente de lo que había hecho hasta ese momento, cuando hubo dejado de retorcerse y de exclamar, Elena me cogió de la cabeza e hizo que subiera, entrelazamos nuestras lenguas, intercambiado saliva y fluidos y me pidió autoritariamente que la follara, yo no tenía condón, pero ella me dijo que no había problema y me señaló las píldoras de su mesita de noche, yo tenía la polla a punto de explotar pero empecé a penetrarla, tratando de concentrarme para no correrme inmediatamente, Elena se subió encima de mí y empezó a botar, Sara observaba divertida la escena, mientras me acariciaba el vello de mi pecho y jugaba con su elngua en mi boca, joder era un puto sueño hecho realidad, estuvimos un rato alternando posiciones hasta que creí que iba a reventar, por suerte Elena empezó a dar síntomas de que ella también estaba llegando al clímax, incrementé mis movimientos pélvicos hasta uqe me corrí, vaciando hasta la última gota de leche en su interior, mientras que nos fundíamos con un beso ante la complaciente mirada de Sara.

Elena se levantó al baño y Sara y yo nos quedamos desnudos, abarazados en la cama, yo estaba exhausto, pero el contacto de aquel par de tetas y la visión de Elena volviendo desnuda a la cama, hacía que mi polla no se pusiera flácida, Elena le dijo a Sara que ahora le tocaba a ella, y aprovechando que aún tenía consistencia la hizo sentarse encima de mí, me sorprendí a mi mismo por la capacidad de recuperación ya que estuve un buen rato dándola caña hasta que volvió a correrse entre gritos, yo la saqué, con idea de descansar, pero Elena se empeñó en que tenía que volver a correrme y volvió a chupar mi miembro que no daba muestra de fatiga, Sara se sumó a la fiesta y poco después las avisé de que iba a volver a correrme, ellas no se apartaron y volví a escupir un montón de lega, esta vez en la boca y cara de mis dos chicas que seguían con sus risas de borrachas calientes… se levantaron al baño y yo me quedé allí completamente extasiado, todavía flipando por la oportunidad que el destino me había puesto, volvieron a la cama y se acostaron ls dos desnudas, una a cada lado mío, no recuerdo mucho más porque me quedé dormido.

Cuando me desperté, Sara ya no estaba y Elena dormía, serían como las 6 de la mañana, yo no había avisado en casa, así que pensaba irme, pero Elena se despertó y me besó e hicimos nuevamente el amor, esta vez los dos solos, de una manera increíble. Nos pasamos el sábado entero día y noche follando, después de un rápido paso por casa de mis padres para contar una historia de que me iba a nosedonde, el domingo por la mañana nos despedimos, su novio volvía por la tarde, la volví a ver una vez junto a él sacando un perro unos meses después, nuestras miradas se cruzaron de una forma especial cuando nos saludamos tratando de simular una normalidad muy aparente cuando nos presentaba y desde aquella nunca más he vuelto a saber de ninguna de ellas, ni siquiera he podido encontrarlas a ninguna por facebook ni nada, no se ni como se apellidan… una pena porque fue una de las experiencias sexuales más placenteras de mi vida… quién sabe igual surge alguna otra oportunidad en un futuro…