Las Batallitas del abuelo Eladio y familia. (6.)

Por fin sabremos, de la mano de Eladio como pasan las largas jornadas de otoño los pastores en las montañas.

El ruido de los cencerros sonando en el establo siempre conseguía tranquilizarme ,el soniquete siempre me aliviaba los nervios ,se acercaba el parto de las crías . Solo había que dejar a la naturaleza siguiera su curso, todo lo demás alrededor se ralentizaba y giraba alrededor de los animales.

Levantarse cada mañana antes de que el sol saliera, ordeñar los animales y alimentarlos, esparcir heno en los corrales, solo después de eso me podía acercar a la cocina a desayunar, aunque fuera solo.

Daba igual si eran las 4.00 o las 5.00 de la mañana, todos estábamos levantados. Mi madre preparando el almuerzo , las ollas de la leche hirviendo para preparar la primera tanda de quesos.

Ese es el olor con el que siempre asocio a mi madre, leche fresca..., nata..., quesos..., un sinfín de matices flotando en las monumentales ollas.

El resto de los niños, comía a toda prisa, Beatriz porque debía ir casi a la carrera a la casa grande, Gonzalo marchar con padre al campo, y las pequeñas porque debían ayudar a mama con la elaboración de los quesos.

Aquel otoño del 33 fue extremadamente frío y seco, de los que te hielan los huevos al sacar la cabeza por la puerta , la tierra dura cubierta de escarcha y hielo.

Yo , salia a toda leche al establo, el único sitio calentito y caldeado. Allí limpiaba la mierda de los animales con la cabeza puesta en mil sitios.

Para cuando terminaba, la espalda me crujía , acostumbrado a la buena vida de la ciudad, solía comer en la compañía de las ovejas cualquier cosa que madre hubiera preparado a primera hora de la mañana.

Sabia perfectamente que tras aquel portalón de madera , había un mundo por explorar y yo estaba encerrado en aquel infierno con lana y mierda hasta el cuello.

Madre y las niñas desaparecían con la carretilla llena de quesos camino al pueblo, y todo se quedaba hundido en el silencio, así …. todos los días, uno tras otro hasta que las primeras nieves caían, entonces los animales presintiéndolo empezaban a chillar poniéndose nerviosos .

Luego era cuestión de horas, las cabras y ovejas preñadas parían y no dejaban que me apartase de ellas.

Era simple y primario. Esos días eran los de mayor trabajo , embadurnado de sangre y fluidos hasta los codos. Para cuando todo terminaba, los cabritos y las ovejas se enganchaban a la teta inmediatamente, y era entonces cuando aparecían mis hermanos espiando, yo siempre les decía que no debían encariñarse con los recién paridos, al fin y al cabo se convertirían en manjar de la mesa de algún señorito.

Padre me ayudaba entonces a marcar nuestros corderos y me invitaba a una copita de anís, eso siempre que no hubiésemos perdido ningún animal. Me daba una palmadita en la espalda y soltaba su habitual:

  • Bien echo hijo, – Tendiéndome una copilla de anís-- bebiéndola casi a escondidas de madre.

Después de un tiempo observando a otros pastores sabia como ayudar a parir a mis animales sin perder ninguno, pero no todos los pastores tenían la misma suerte.

Por eso padre, me dejaba acercarme hasta la casona de Lucas , uno de los mas antiguos arrendatarios del patrón.

Debía rondar casi los 50 , un anciano para mi. Había tenido mala suerte con la botella, era algo así como el borrachín del pueblo, todos en el pueblo sabia de sus monumentales cogorzas al bajar a la tasca 2 veces al año ,Antes de darle a la botella había sido algo así como una leyenda entre los pastores de la comarca, llevaba casi 300 cabezas de ganado para Don Matias y jamas perdía un solo animal en el monte.

Al igual que padre , se había juntado con una muchacha del pueblo; Amparito 20 o 30 años mas joven, una cosa arreglada por el padre de la muchacha y el viejo pastor.

Ni que decir, que el padre se llevo las ovejas al cobertizo sin molestarse por los berridos de Amparito colgada sobre el hombro del pastor.

Los dos tenían lo que buscaban a los cinco meses, uno corderos recién paridos y el otro una hembra con la tripa hinchada .

Nadie, salvo padre entonces un crío de 12 o 13 años se atrevía a acercarse al refugio del monte donde vivía, tenia muy malas pulgas y tener a una hembra joven lo volvía mas irritable aun, se convirtió en un ermitaño que apenas salia de la cabaña , las chanzas recorrieron todo el pueblo , a su edad y encoñado con una niña!. Madre me contó , que a veces eso pasaba a los tipos solitarios, se volvían animales en celo viviendo como salvajes, pues disparaba a todo quien se acercase a 10 metros de su preñada mujer.

Aun así, padre se detenía junto a su refugio y charlaba sin apartar la vista del cañón de su escopeta. Recogía el pago de las tierras ,porque ya entonces no dejaba arrimarse a ningún hombre mayor de 14 años en sus tierras y bebía leche recién ordeñada desapareciendo con su ganado valle abajo., 2 veces al año, aparecía por allí y veía como la familia de Lucas iba creciendo. Primero Angelita , luego Esteban y Evelio los mellizos, Trinidad y Florinda las gemelas, cada vez que acudía la veía asomada en la puerta con la tripa hinchada o con algún crío colgado a sus faldas.

Ya entonces empinaba el codo de vez en cuando, sobre todo cuando encerraba los rebaños en el valle teniendo el bolsillo lleno de pesetas. Padre contaba como le dejaba dar traguillos de aguardiente a escondidas de todos, acompañando en la primera ronda de la tasca y lo dejaba parrandeando con otros parroquianos.

El se quedaba hasta que la tasca cerraba, padre volvía a la casita con sus padres con la garganta quemada por el licor.

Hasta que una de las veces no encontró a Amparito, había desaparecido dejando a las gemelas solas, berreando en la cama cubierta de su propia mierda, los otros críos parecían igual de asustados , y Angelita de 5 años lamiendo de un plato sucio .

Busco a su mujer por la leñera sin encontrarla, nada … se había esfumado de la noche a la mañana.

El rumor en el pueblo según mama , empezó a correr a la semana. Y decía que la habían visto subida al carromato del hojalatero, un tipo que rondaba la región vendiendo todo lo que uno pudiese necesitar,

Lucas enfureció, rompiendo los muebles que había construido para su mujer , y desde ese día empezó a dormir con una garrafa de aguardiente junto a su cama.

Descuido el cuidado del ganado, dejándolos medio al cargo de su único amigo; mi padre . dedicándose a beber de la noche a la mañana, suerte de los cinco críos porque sino si que hubiera muerto aferrado a una garrafa de aguardiente.

Pero nunca volvió a parecer el mismo, con el paso de los años pasaba mas tiempo tallando madera que pastoreando, dejo atrás los días de grandes rebaños quedándose con 50 cabezas de ovejas y algo mas de cabras, suerte de sus hijos... – porque según contaba madre --- aprendieron a andar con un cayado de pastor en la mano.

Por eso , padre me mandaba allá arriba. cuando nuestro ganado había parido, agarraba la pelliza mas gruesa y recorría la senda escarpada hasta su casa,allí donde la nieve aun tardaría meses en fundirse.

Padre lo ordenaba, y yo obedecía.

Sabia que podía quedarme hasta cerca de dos semanas allá arriba o puede que mas si volvía a nevar, su ganado algo mas pequeño rondaría ya encerrado en el refugio que tenia en las cuevas, una pesadilla si todas se ponían a parir a la vez. Entre todas las manos apenas daríamos abasto, Tomaría mi carabina y me dirigiría al monte cuidando de no caer en una resbaladiza placa de hielo.

A lo sumo tardaría 2 o 3 horas, con la nieve hundiéndose bajo mis rodillas, castañeando los dientes hasta que distinguía en las peñas las pelirrojas melenas rizadas de los mellizos.

Estos eran algo mayores que yo, pero no tanto para no divertirse atrapando liebres de invierno, así era como los recuerdo. Rondaban las peñas hasta que me tenían justo a sus pies, entonces saltaban y me acompañaban al refugio donde guardaban a las ovejas de la nieve y el hielo.

  • Mira, mira Evelio ... un pajarito se acerca por aquí abajo...-- lanzándome una bola de nieve hasta darme en plena cara.

Yo le respondía enzarzandonos en una batalla campal, que nos dejaba a los tres empapados de nieve derretida como zorros mojados,.

  • Han comenzado a parir ya?-- preguntaba sacudiéndome la nieve suelta del cuello.--
  • Aun no..., pero no tardaran mucho. – respondió Evelio-- anoche empezaron a chillar, es cuestión de... tiempo!-- rió metiéndome un montón de nieve entre el cuello y la espalda.
  • Cabronaaaazoooo-- tirite sacudiéndome la nieve.

Siempre era de la misma manera, bromas y peleas , todos los años igual desde que los conocía , pelear hasta que distinguíamos la hilera de humo saliendo del cobertizo cochambroso al que llamaban hogar.

Jamas supe como demonios se mantenía en pie aquellas paredes de piedra , ni como resistían las tormentas de nieve ni las ventiscas, milagrosamente lo hacían.

Año tras año el techo de chapa parecía algo mas combado , la nieve derretida formaba un lodazal por todos lados, dejando que casi te partieras la crisma para cruzar la casa e ir al refugio de los animales.

Ya sabia, que no habría nadie dentro de la casa, todos estarían con los animales ocupados en las largas jornadas que se avecinaban con los partos.

Salude a las gemelas con una sonrisa tonta y estúpida pintada en mi cara, – Joder siempre me dejaban con la boca abierta.-- Pero como no hacerlo ante semejantes mozas...-- Habiendo pasado casi 75 años las recuerdo perfectamente..., Pelo corto bajo la nuca de un rojo muy oscuro , ojos rasgados ligeramente hacia arriba de color miel, nariz pequeñita y respingona casi tan graciosa como la de Beatriz mi hermana, pero sin rastro alguno de pecas. Labios gruesos con los que soñaba cada noche envolviendo mi rabo. Al igual que siempre... la polla se me levanto pasando revista cuando pase por su lado y olí el aroma a vellón mojado que desprendían sus cuerpos, aun estando vestidas con ropa de hombre gastada, aun con el pelo corto, sin un centímetro de piel a la vista, mi erección las saludaba antes que mi boca.

  • Hoooolaaa Trini, ya ha empezado...?-- balbuceaba con la sangre palpitando en la polla. – Ella me miraba como si mirase a un lucio – y me contestaba descolocandome por completo, como siempre.
  • Toma, pues claro !-- anda pasa de una puñetera vez!-- soltaba de su boca sin dejar de mirar tras mi espalda.-- Padre os quiere dentro cabrones, o si no os capara con el cuchillo de la mantequilla!-- maldecía dirigiéndose a los mellizos.
  • Vale, vale... ya vamos coñooo!-- solo estábamos mirando la carabina de Eladio!.-- se disculpo Esteban dejándonos pasar a su mellizo y a mi delante.-- No seas tan bruta, joder... ohh!--
  • Queee....-- respondió descarada cerrando la cancela y enfrentándose a su hermano .-- Vamos que...--
  • Esta noche no habrá morcón...-- sentencio Evelio alejándose y soltando un cachete sobre el culo de su hermana.

Me sorprendió verla callar de golpe , sabiendo lo belicosa que era . Avanzamos dentro de la antigua osera, convertida en refugio de invierno. los candiles apenas iluminaban algo aquella madriguera improvisada en un jaleo de balidos nerviosos, flotaba el típico tufo a mierda y a lana mojada, algo que dejaba de noquearte pasados unos minutos .

La gran gruta estaba caldeada , ovejas y cabras separadas por dos cercados provisionales no dejaban de removerse nerviosas ante lo que se avecinaba.

Allí era siempre donde encontraba a Lucas Toro, sentado en su banqueta que apenas parecía sostenerlo, tres faroles de aceite alrededor. la melena negra cubierta de mechones blancos y una barba de montañés enredada , la cara curtida y morena vigilando los berridos de sus cabras , sus ojos verdes atentos a cada vulva sonrosada y brillante a punto de parir. Su osamenta encogida pendiente de lanzarse en caso de que alguna de ellas no pudiera expulsar al cabrito .

Los animales lo hacían mejor ellos solos, pero al igual que alguna vez se debe ayudar al caballo a montar a la yegua, a veces... había que remangarse y sacar a la criá del útero de su madre.

Angelita estaba justo a su espalda en la otra banqueta, pendiente de la oveja que lamia a su cordero, el pobre tiritaba con la bolsa membranosa cubriéndole la mitad del cuerpo.

  • Vaya... ya ha empezado...-- dije sentándome en las otras banquetas.-- Cuantos corderos han nacido ya?-- pregunte mirando el cuello de Angelita.
  • 8 corderas, 6 cabritos...-- pero me parece que se va a hacer eterno.-- Mira padre, Eladio ya ha llegado! – se giro sonriéndome.--
  • Que alegría hijo!-- me miro por primera vez en la tarde-- Suerte de ti... porque con estos inútiles de aquí...!-- se guaseo mirando a sus hijos.-- Anda, acercad las banquetas y atended!
  • Si padre..., – contestaron a dúo los mellizos.

Sentados en circulo podía ver los unos frente a otros, sin llegar a comprender como era posible aquel capricho de la naturaleza, no la de los animales... no! La de los seres humanos sentados frente a mi.

Lucas rondaba los cincuenta o sesenta, pero allí sentado... Fuerte , vital... no representaba la estampa de borracho que todos le colgaban ; no. Pese a ser el mas viejo arrendatario de don Matias, tenia la apariencia robusta de mi padre. Las arrugas dejaron huellas profundas en su cara, pero su limpia mirada verde le hablaba a uno mas de picardia y broma .

Si echaba la vista a su derecha se podía uno dar de bruces con la cara de Angelita. Menudo nombre escogieron para ella, nunca supo como dos bollitos como Trini y Flori compartían la sangre con ella, no podían ser mas distintas.

Como una mula y dos yeguas finas, mientras que las mellizas eran dos bomboncitos con boca de cabrero, Angelita parecía mas un cabrero con tetas .

Ella lejos del oscuro caoba de sus hermanas, tenia el pelo cortado como un chico a trasquilones que salían disparados para todos lados negro como el carbón, sin duda el mismo que el de su padre. Su nariz fina como un lápiz parecía mirarlo a uno como a punto de agujerearle un ojos con aquellos ojos verdes que parecían perderse bajo un peludo entrecejo tan parecido a una de sus cabras.

La pelusa negra se dibujaba debajo de su nariz en un bigote casi tan espeso como el mio, dándole una estrafalaria apariencia .

Sin duda alguna era el mejor pastor de la familia despues de su padre ,algo que a los demás no les costaba admitir .Era ella la que guiaba el ganado con mano firme valle abajo, pese a odiar bajar al pueblo.

Como se reían de ella, cuando lo hacia. Lo reconozco, a veces las mujeres podían llegar a ser malos bichos ,peor que un batallón de la guardia civil. Ni siquiera, se paraban a charlar con ella, se limitaban a reírse de ella a sus espaldas, la de motes que llego a escuchar.

Luego desaparecía monte arriba y no la veían hasta pasado un año, o incluso mas..., todas las brujas del pueblo decían: Acaso la cabra no siempre tira al monte.

No podía imaginar como demonios aguantaba allá arriba todos aquellos meses sin volverse loca, allá arriba no llegaban noticias a no ser que fueran traídas por algún pastor , vivían de lo que la montaña proveyera; auto suficientes.

Los mellizos eran otro asunto bien distintos, con aquella pelambrera rizada y roja como zanahorias ardiendo conseguían poner de buen humor a cualquiera que les escuchara, los dos como gotas de agua y a la vez tan diferentes. Esteban, cuatro minutos mayor era un pendenciero por naturaleza ,insolente y bravucón solía darte coba y luego tumbarte de una hostia sin inmutarse, sin verlas venir te quedabas tirado en el suelo con sangre en la boca , como si la furia barboteara bajo esa cara de diablo. cuando paraban en el pueblo a comprar provisiones se enzarzaban en trifulcas sin sentido, es mas... creo que ellos las provocaban. Igual que una tormenta furiosa.

Evelio solía hablar con los puños antes que con la boca, y pocas eran las veces que le oías hablar mas de dos frases seguidas, algo como un volcán apagado... mientras su mellizo era explosivo y deslenguado el era callado e intratable cuando conseguían enfadarlo, algo peligrosamente fácil.

El vivir allá incomunicados volvía a cualquiera un poco loco, pero nadie como el para escabullirse por sitios secretos que solo el conocía.

Era algo así como un experto en encontrar lugares escondidos, rutas donde encontrar la mejor hierba de pasto o la balsa mas llena de agua.

Menudos malas bestias eran esos dos.

Según la noche fue transcurriendo, los corrales fueron llenándose con las crías recién paridas, nuestras manos a penas lograban dar abasto, y aun si podía ojear de vez en cuando a las gemelas. Y eso que llevaban ropa heredadas de sus hermanos, Jodeeeeer con la puta imaginación. , como no iba uno a empalmarse ante semejantes culitos.

Y es que aunque a Flori parecía faltarle algo de luces, amaba cada uno de sus animales como si su familia se tratase.

No podía uno dejar de soñar con ser el corderillos que abrazaba contra sus tetas tan suavemente, solo su sonrisa podía dejarte clavado al suelo y con las mejillas como tomates.

Hablaba al igual que su hermana Trini como un carretero en una tasca, algo que en aquel entonces perdonabas sin el menor de los reparos, hasta parecerte gracioso.

Trini tragaba y escupía como un cerdo, es mas , si un hombre hubiese tomado el cuerpo de aquella niña, habría salido corriendo en dirección contraria., adoraba maldecir a todas las santurronas que la llamaban marimacho, poniendo mayor énfasis en aparecer vestida de hombre y escupiendo el asqueroso tabaco de su padre.

Así era aquella familia que tenia delante de mi, todo un compendio de rarezas encerrados bajo el mismo techo.

Las horas pasaron apagando la hoguera, un único rayo de luz se colaba a través del agujero del techo, había amanecido y aun seguían pariendo las ultimas ovejas. El resto del ganado se apelotonaba en los rediles con las crías colgando, todos agotados por la larga noche.

  • Ya casi estamooos...-- gruñó Lucas tirando de las patas de un corderillo-- Yaaa... podéis ir a descansar...-- el trabajo ya esta casi terminado.

Uno a uno fueron levantándose de sus banquetas con el gesto cansado en sus caras, me quede el ultimo observando como el viejo pastor dejaba a la cría peleando por salir de la bolsa en busca de teta.

A lo lejos oía arrastrarse a los mellizos dentro del cobertizo, las gemelas apenas tardaron en imitarles , me dolía todo el cuerpo de estar acurrucado en las banquetas, tenia mi saco preparado junto a la lumbre al igual que todos los años, y al igual que siempre me moría por acostarme y descansar un rato.

Mire hacia atrás un segundo , la postura del viejo pastor aun agachado acariciando la cabeza de la cordera .

Me pesaba todo el cuerpo y pese al tufo de animal y sangre me acurruque tras el redil de las cabras con mi pelliza tapándome, no aguantaba mas, el susurro del viento recorría la cueva acunandome plácidamente. El ruido de una cabra moviéndose me despertó bruscamente, poco a poco localice el lugar donde me encontraba, la cueva de Lucas.

Bostece al reconocer el olor que brotaba por todos lados, parecía no haber rastro de los pastores por ningún lado. Restregándome la cara me espabile algo, tanteando las paredes me acerque hacia la boca de la cueva , un frío de cojones me golpeo la cara , esa noche había nevado hasta casi los tobillos, aun estando algo blanda casi me congele hasta llegar a la puerta del cobertizo. Dentro el calorcillo llegaba a uno desde el centro de la habitación donde una gran lumbre ardía caldeandolo todo.

El saco estaba allí delante y casi tuve que arrastrarme con toda la ropa puesta hasta caer rendido, no se escuchaba ni un solo ruido, algo extraño en un hogar tan bullicioso .

El sueñecillo de la cueva me había espabilado , un par de horas me bastaban entonces para descansar los ojos y ponerme de nuevo en marcha, siendo un crío como era , parecían faltar me horas al día para hacer cosas , allí estaba yo tumbado en medio del salón con la chimenea crepitando a mi espalda y contemplando el techo atendiendo a cada chisporroteo de la lumbre .

La mesa que había visto mejores días aun tenia platos vacíos encima, los bancos medio ladeados como si hubiesen salido a la carrera.

Las sombras se dibujaban contra la pared, sin dejarme de imaginarme cosas, justo a la derecha de la mesa , una escalera robusta subía al piso superior, allí bajo el alero y separados por los sacos de lana almacenados para la venta dormían los mellizos; casi pegados a la única ventana con cristales de aquella casa.

Las gemelas lo hacían pegadas a los fardos de heno y forraje que se almacenaban junto a la escalera, en una practica manera de salir pitando cuando hubiera que ordeñar las cabras a primera hora.

Me gire desvelado , imaginándome subiendo allí arriba y metiéndome pegado al culito de Trini, clavandole la polla de un rápido meneo hasta enterrarme en su coñito sabiendo que sus hermanos estaban a un palmo, le taparía la boca para no dejarla gritar cuando ordeñara mi rabo.

Me empalme de nuevo con solo imaginarlo, sabiendo que no podría dormir hasta que me corriera baje la manta y la sabana para salir del saco, el frió me dejo los huevos como canicas calmando algo mi calentura, me moví por la sala intentando caldear mis huesos, las corrientes de aire se colaban por las grietas del artesonado, Mierda de casa! Los dientes le castañeaban a uno del puto frío y aun así tuve los huevos para caminar por allí, un par de pasos y estaba en la despensa, allí colgaban jamones, piezas de carne troceadas, latas alineadas sobre una hilera de estanterías.

Aburrido, cerré la puerta con suave clic, justo en frente la puerta de la habitación de Lucas se abrió un palmo.

Allí era donde dormía el viejo pastor , en la gran cama de pino que el mismo había tallado tiempo atrás, la cómoda y las sillas también habían sido obra suya, e incluso el pequeño vestidor capricho de su mujer, había salido de las habilidosas manos de ese hombre.

Quien demonios hacia que un pedazo de pared se convirtiera en algo así como una pequeña estancia para colgar ropa, Menuda locura.

Solo un loco …., desde luego..., pese a la oscuridad se veía claramente la forma del camastro donde dormía Angelita, siempre vigilando que su padre no empinara el codo mas de lo necesario.

Era la mayor, sobre la que cargaba el peso de mantener a esa familia de locos unidos, la que repartía palos y curaba raspones, remendaba heridas y pastoreaba con las ovejas .

Con mucho cuidado, retrocedí hacia donde el saco me seguia esperando , volvi a cerrar los ojos esperando que el calorcillo me dejara fuera de combate …, el ruido de pasos me despertó de nuevo, alguien bajaba por las escaleras.

Los ojos legañosos distinguieron la figura de Flori llevándose un dedo a la boca silenciandome, debía ir

a ordeñar las ovejas como una sombra suya se tratase, apareció Esteban tras ella con la cara algo dormida recogiendo los cubos de ordeño y saliendo hacia la cueva.

Me tumbe de nuevo, consciente que no podría dormir mas, las risillas casi inaudibles llegaron hasta mis oídos, luego de nuevo volvieron a oírse... , salí de mi saco de nuevo atento , escuche de nuevo la risa y me volví hacia la puerta junto a la despensa, salían de la habitación del pastor.

Camine intentando no delatarme, hasta pararme de nuevo en la puerta entreabierta, con mucho cuidado me asome a la rendija , un palmo ,dos, la claridad de la mañana se colaba por el ventanuco atrancado.

Se me abrieron los ojos inmediatamente, la risa salia de la cama del pastor que parecía estar enterrado bajo las mantas, las dos cabezas morenas asomaron asfixiadas mirándose fijamente.

Angelita tenia la cabeza mas enredada que nunca , las mejillas coloradas mirando fijamente los ojos de su padre.

Lucas empezó a besarla muy despacio, abriéndole la boca y enroscando su lengua una y otra vez, los besos empezaron a empalmarme ante semejante visión, padre-hija se comían las boca hambrientos, pese a la cantidad de mantas que los cubrían, enseguida note como Lucas se colocaba detrás de su hija lamiendole la oreja firmemente amarrado a su espalda.

  • Mmmmmmmm, mmmmmmmm... abre las piernas hija... esooo es...-- Mmmmm , yaa estas mojaditaaa mmmm siiii esooo me gustaaa...-- hociqueo en su nuca.
  • Ahhhhh siiiii, mmmmmm, siiiiiiiiiiii, que gorda la tieneeeeesss papaaaaaaa.... ohhhh , ohhhhhhh , esperaaaaa , esperaaaa...

Lucas no dejo que soltara ni una solo quejido clavandose en el utero filial en un suspiro placentero que encendio las sacudidas de mi mano.

  • Mmmmmmm yaaa esta dentroooo.... hija..., ohhhh siiii, siiiii,siiiii, – empezó a moverse dentro y fuera mientras Angelita giraba la cabeza punteado la lengua lujuriosamente.

La follaba con fuerza,

sin ser conscientes de quien los espiaba a través de la puerta entreabierta, yo a lo mio, sujetaba mi rabo acompañando cada tallada con los jadeos de la parejita.

El acaloramiento de los dos iba creciendo mas y mas, hasta el punto que el viejo pastor se deshizo de las mantas, dejándome a la vista sus callosas manos sujetando los enormes melones de su hijita, el rifi rafe había abierto el camisón de franela hasta dejar a la vista las manos del padre sobando y pellizcando el pezón marrón, hundiéndose en la vagina con la saña de un toro bravo.

El chapoteo del coño tragando aquel rabo me ponía al borde de la corrida , ajenos al trajín de mi mano

Lucas gruñía al oído de su hija .

Ohhhhhgggg, que ricuraaaaa, ahhhhh , ahhhhh , mmmmm.. ay que ver como tragas rabooooo hija...! -- Ahhh te gusta a que si, mmmm, mmmm, mmmm, joooodeeerr que buenoooooooo--- abrió la boca hasta encontrar la lengua de Angelita y lamerla ahogando el largo berrido que escapaba al correrse dentro del coñito de su hija mayor.

  • Ahhhhh, ahhhhhhh dioooosss que duraaaa ohhhh, ohhhhh yaaa yaaaa, ohhhh dioooos me llena la barrigaaaaaa ooohhh,-- aulló Angelita con su padre paralizado a su espalda inundandole las entrañas de esperma.

Yo empece a escupir la espesa nata mientras los dos yacían paralizados recuperando el aliento . La verdad es que apenas pude contenerme después de tres días sin machacarmela , como pude me escondí avergonzado, recuperando el aliento sin abrir la boca.

Ellos parecían estar descansando antes de empezar a moverse, primero Lucas se estiro sobre la cama con la polla aun embadurnada de los jugos de su hija.

  • Aggggg..., no hay mejor manera de despertar, eh cariño?-- acaricio suavemente la espalda de Angelita que empezaba a levantarse.
  • Ohhh papa..., a veces te mataría... mira como has puesto el camisón... se volvió para enseñarle las piernas pringadas y pegajosas donde se pegaba la tela. Ahora... tendré que lavarlo … con agua helada..., joooder... ! -- se puso en pie agarrando los faldones del camisón , dejando delante de las narices del viejo pastor la pelambrera del coño emplastada por la corrida.
  • Vamoooos hija..., ya sabes que no puedo evitarlo... ! Se arrastro por la cama hasta poner la cabeza a un palmo de la vellosa raja.-- A mi no me parece tanto!-- Baaahhh mujeres...!--
  • A siiii???... mira-- y abriendo las piernas un poco empezaron a escurrir piernas abajo la babosa lechada paterna. – Tu que crees...?, Igual que anibal!-- lo regaño con tono burlón.
  • Jovencitaa... me esta usted comparando con el mulo.? – se aproximo hasta tomarla de la cintura y arrastrarla sobre la cama. – Muy bien... limpia quiere estar... pues limpia estará...-- y diciendo esto hundió la cabeza entre las piernas abiertas de angelita que apenas pudo aguantar el primer bufido de Lucas chupando y lamiendo su propio semen.

Casi enseguida angelita agarraba la greñosa cabellera de su padre afianzandolo a su coño, acompasando cada lameton con un meneo lascivo de caderas que levantaba a Lucas con la boca llena de coño contemplándola sonriente.

Apenas un par de lametones mas consiguieron apagar las protestas de Angelita , el padre amago una sonrisa al levantar la boca de los labios abiertos.

  • Ala, ya esta limpio. – coloco el mentón sobre la ligera curva de la tripa de su hija-- Mejor... eh?--
  • Eres de lo peoor..., ahora me escuece mas...-- respondió infantilmente-- Por tu culpa...-- aguanto la risa al verlo sumergirse entre sus piernas besando su raja delicadamente.
  • Mmmmm, mejor así, verdad?.-- Sana, sana , rajita de papa!-- solo un besito de él la curara!

Las risas de los dos eran las de dos antiguos amantes, conocedores de los placeres del otro, algo así como un matrimonio algo atípico.

Las palabras de Lucas me sacaron de mi ensimismamiento.

  • Como se encuentra hoy mi preciosa mujercita...? – continuo besando y lamiendo la raja abierta atento a la respuesta.
  • Si sigueesss haciéndome esoo... , ufff, bieennn-- sujeto la cabeza de su padre. --- Ummm que bien lo haceees.-- Los dos estamos bien..., ya lo sabes--. Jadeo abriendo mas las piernas.
  • Mmmmm, Debes tener mucho cuidado..., mmmm, cuidarte..., me moriría si llegara a pasarte algo!-- mmmmm, hurgo con la lengua en el clítoris.
  • Ohhhhh, ohhhh... , no me pasara nada..., millones de mujeres paren en el mundo, ademas..., uffffff, uffff..., yo soy mas fuerte …, ohhh , eso es lo que me dijiste cuando me castigaste, o no lo recuerdas?
  • Me arrepiento..., ahora lo puedo decir de corazón...-- despego su boca del coño de Angelita.-- Si no te hubiese puesto una mano encima...-- coloco una mano sobre la tripa de su hija-- No estarías...
  • No digas eso...-- agarro su mano deteniéndola sobre la barriga-- Quiero a este niño, ya lo sabes.

No pienso lamentarme, eso se lo dejo a las malas brujas del valle!. Nuestro niño es solo nuestro. A tomar por culo todo el que me diga lo contrario!, a tomar por culo!-- sentencio atrayendo a Lucas hasta su cara besándolo decididamente.

La boca de Lucas se abrió encantada, enredando su lengua a la de Angelita en una demostración de afecto filial.

Aun con aquel frió golpeando la casita, las piernas de angelita subieron hasta las caderas de Lucas que se rozaba deliciosamente entre las piernas de su hija. Estaba acalorada después del primer polvo mañanero y debió susurrar algo al oído de su padre arrancándole una profunda carcajada.

Lucas acariciaba el hinchado clítoris pellizcando ligeramente, haciendo jadear a una Angelita cada vez mas escandalosa, las lengua del padre acallaba la cada vez mas desatada hija. Jadeando al compás marcado por su mano.

  • Niña, sujetate a mi cintura... esooo es..., Ummmmm, uuuummmmm-- como resbala hija... estas preparada para papa, a que si?--
  • Siiii, metemelaaaa-- Suplico agarrándose al cuello de Lucas-- cuando este patino el cabezón hacia la vagina abierta. – Ahhhhh siiiii, se tenso al hincarse a la mitad.--

Lucas parecía rebuznar al empujar la tranca en las entrañas de Angelita, los peludos cojones del pastor golpeando la raja abierta de Angelita . Esta aferrándose al padre mientras este empezaba a follarla como un animal , los crujidos de la cama resonando a cada envestida como a punto de desarmarse.

La polla brillante entraba y salia a potentes riñonadas mientras me la machacaba pendiente de cada ruidito excitante. Lucas jodía a su hija con las fuerzas de un joven mozo.

Cada vez se la clavaba aullaban al compás de la calentura impuesta por el padre, igual a bestias apareándose cada vez mas furiosamente.

Los gruñidos y bufidos empezaron a ser cada vez mas pervertidos.

  • Auuuu, auuuuu, auuuuu, ufffff diooosss queee bueeenoooo siiii, ohhhh siii, – pareció moverse frenéticamente al compás marcado por su padre.

  • Ohhh hijaaa..., ohhh hijaaaa..., meee corrooo, meeee corroooooooo, Ohhhhhhhhhhhhhhh....!-- aulló tensándose sobre el cuerpo de angelita.

Esta se aferro a la osamenta de Lucas, sabiendo que cada empellón corto era una descarga caliente de semen paterno. Debía correrse como un mulo, porque continuo hincando el cipote vaciándose en sacudidas eternas, hasta que la polla mojada aun algo tiesa salio del coño de Angelita , dejando al pastor derrotado al costado de su hija.

  • Ahhhh diooos, gruño satisfecho Lucas...-- Ya no soy un chaval...-- Buuuuuffff..-- respiro llevándose la mano sobre la frente.-- Ufffff..., creo que..., estarás bien calentita... eh?-- bromeo observando como la espesa semilla resbalaba del coño de su hija.

Yo apenas daba crédito a la erección que volvía a collar entre mi mano ante semejante follada, la tranca del padre de nuevo volvía a estar dura, pendiente como estaba de la fabulosa visión de la raja brillante del esperma rebosante escurriendo piernas abajo. Ya no pude aguantar mas, eyaculando sobre mi mano mordí los labios aguantándome el berrido que deseaba lanzar.

Cerré los ojos pensando en mi muerte , consciente de la paliza que me propinaría Lucas si me encontraba allí, pendiente de los ruidos que parecían volver a comenzar , me metí la polla en los pantalones a toda leche, con los huevos en la garganta limpie los chorretones que colgaban en la pared , saliendo a toda leche del lugar del crimen.

Ni en mis mas oscuros sueños me hubiera podido imaginar algo así, enterrado de nuevo en mi saco junto al fuego escuche los pasos acercarse , cerrando los ojos, me hice el dormido.

Si iba a morir, pues que fuera fingiendo.

  • Son imaginaciones tuyas..., yo no he oído nada.-- susurro Lucas desde el pasillo. – Sera mejor que nos levantemos, o que se yo... a lo mejor no te dejo levantarte de la cama en todo el día.

  • Shhhhhhh, calla! - o lo despertaras bruto! No ves que sigue dormido...-- susurro la voz de Angelita-- Bueno..., hago algo para el desayuno y … vamos a ver como han pasado la noche?-- Shhhhh... suelta... viejo verde. – rió suavemente.

  • Mmmmm... niña … te libras por Eladio...!-- se desplazo hasta la mesa sentándose ruidosamente-- Ven y portate como una buena hija... dale los buenos días a tu padre!.--

De espaldas a los dos, escuche lo que sin duda era el ruidito de bocas enredándose , las protestas de Lucas al alejarse su hija hacia la lumbre.

  • Eladio..., eladio..., – me sacudió por el hombro.-- Es hora de levantarse.

Abrí los ojos, simulando despertar en ese momento, observando por primera vez la figura algo mas redondeada y rellena de Angelita.

Estaba preñada, a lo sumo de cuanto? . Cinco meses?

El sudor me cubría la frente , encerrado bajo el techo de aquel viejo macho en celo ,había dejado embarazada a su hija mayor, trague saliva pensando en los largos días de encierro aislados de la mano de dios y encerrados bajo el mismo techo.

Que suplicio!

El ruido de los cencerros sonando en el establo siempre conseguía tranquilizarme ,el soniquete siempre me aliviaba los nervios ,se acercaba el parto de las crías . Solo había que dejar a la naturaleza siguiera su curso, todo lo demás alrededor se ralentizaba y giraba alrededor de los animales.

Levantarse cada mañana antes de que el sol saliera, ordeñar los animales y alimentarlos, esparcir heno en los corrales, solo después de eso me podía acercar a la cocina a desayunar, aunque fuera solo.

Daba igual si eran las 4.00 o las 5.00 de la mañana, todos estábamos levantados. Mi madre preparando el almuerzo , las ollas de la leche hirviendo para preparar la primera tanda de quesos.

Ese es el olor con el que siempre asocio a mi madre, leche fresca..., nata..., quesos..., un sinfín de matices flotando en las monumentales ollas.

El resto de los niños, comía a toda prisa, Beatriz porque debía ir casi a la carrera a la casa grande, Gonzalo marchar con padre al campo, y las pequeñas porque debían ayudar a mama con la elaboración de los quesos.

Aquel otoño del 33 fue extremadamente frío y seco, de los que te hielan los huevos al sacar la cabeza por la puerta , la tierra dura cubierta de escarcha y hielo.

Yo , salia a toda leche al establo, el único sitio calentito y caldeado. Allí limpiaba la mierda de los animales con la cabeza puesta en mil sitios.

Para cuando terminaba, la espalda me crujía , acostumbrado a la buena vida de la ciudad, solía comer en la compañía de las ovejas cualquier cosa que madre hubiera preparado a primera hora de la mañana.

Sabia perfectamente que tras aquel portalón de madera , había un mundo por explorar y yo estaba encerrado en aquel infierno con lana y mierda hasta el cuello.

Madre y las niñas desaparecían con la carretilla llena de quesos camino al pueblo, y todo se quedaba hundido en el silencio, así …. todos los días, uno tras otro hasta que las primeras nieves caían, entonces los animales presintiéndolo empezaban a chillar poniéndose nerviosos .

Luego era cuestión de horas, las cabras y ovejas preñadas parían y no dejaban que me apartase de ellas.

Era simple y primario. Esos días eran los de mayor trabajo , embadurnado de sangre y fluidos hasta los codos. Para cuando todo terminaba, los cabritos y las ovejas se enganchaban a la teta inmediatamente, y era entonces cuando aparecían mis hermanos espiando, yo siempre les decía que no debían encariñarse con los recién paridos, al fin y al cabo se convertirían en manjar de la mesa de algún señorito.

Padre me ayudaba entonces a marcar nuestros corderos y me invitaba a una copita de anís, eso siempre que no hubiésemos perdido ningún animal. Me daba una palmadita en la espalda y soltaba su habitual:

  • Bien echo hijo, – Tendiéndome una copilla de anís-- bebiéndola casi a escondidas de madre.

Después de un tiempo observando a otros pastores sabia como ayudar a parir a mis animales sin perder ninguno, pero no todos los pastores tenían la misma suerte.

Por eso padre, me dejaba acercarme hasta la casona de Lucas , uno de los mas antiguos arrendatarios del patrón.

Debía rondar casi los 50 , un anciano para mi. Había tenido mala suerte con la botella, era algo así como el borrachín del pueblo, todos en el pueblo sabia de sus monumentales cogorzas al bajar a la tasca 2 veces al año ,Antes de darle a la botella había sido algo así como una leyenda entre los pastores de la comarca, llevaba casi 300 cabezas de ganado para Don Matias y jamas perdía un solo animal en el monte.

Al igual que padre , se había juntado con una muchacha del pueblo; Amparito 20 o 30 años mas joven, una cosa arreglada por el padre de la muchacha y el viejo pastor.

Ni que decir, que el padre se llevo las ovejas al cobertizo sin molestarse por los berridos de Amparito colgada sobre el hombro del pastor.

Los dos tenían lo que buscaban a los cinco meses, uno corderos recién paridos y el otro una hembra con la tripa hinchada .

Nadie, salvo padre entonces un crío de 12 o 13 años se atrevía a acercarse al refugio del monte donde vivía, tenia muy malas pulgas y tener a una hembra joven lo volvía mas irritable aun, se convirtió en un ermitaño que apenas salia de la cabaña , las chanzas recorrieron todo el pueblo , a su edad y encoñado con una niña!. Madre me contó , que a veces eso pasaba a los tipos solitarios, se volvían animales en celo viviendo como salvajes, pues disparaba a todo quien se acercase a 10 metros de su preñada mujer.

Aun así, padre se detenía junto a su refugio y charlaba sin apartar la vista del cañón de su escopeta. Recogía el pago de las tierras ,porque ya entonces no dejaba arrimarse a ningún hombre mayor de 14 años en sus tierras y bebía leche recién ordeñada desapareciendo con su ganado valle abajo., 2 veces al año, aparecía por allí y veía como la familia de Lucas iba creciendo. Primero Angelita , luego Esteban y Evelio los mellizos, Trinidad y Florinda las gemelas, cada vez que acudía la veía asomada en la puerta con la tripa hinchada o con algún crío colgado a sus faldas.

Ya entonces empinaba el codo de vez en cuando, sobre todo cuando encerraba los rebaños en el valle teniendo el bolsillo lleno de pesetas. Padre contaba como le dejaba dar traguillos de aguardiente a escondidas de todos, acompañando en la primera ronda de la tasca y lo dejaba parrandeando con otros parroquianos.

El se quedaba hasta que la tasca cerraba, padre volvía a la casita con sus padres con la garganta quemada por el licor.

Hasta que una de las veces no encontró a Amparito, había desaparecido dejando a las gemelas solas, berreando en la cama cubierta de su propia mierda, los otros críos parecían igual de asustados , y Angelita de 5 años lamiendo de un plato sucio .

Busco a su mujer por la leñera sin encontrarla, nada … se había esfumado de la noche a la mañana.

El rumor en el pueblo según mama , empezó a correr a la semana. Y decía que la habían visto subida al carromato del hojalatero, un tipo que rondaba la región vendiendo todo lo que uno pudiese necesitar,

Lucas enfureció, rompiendo los muebles que había construido para su mujer , y desde ese día empezó a dormir con una garrafa de aguardiente junto a su cama.

Descuido el cuidado del ganado, dejándolos medio al cargo de su único amigo; mi padre . dedicándose a beber de la noche a la mañana, suerte de los cinco críos porque sino si que hubiera muerto aferrado a una garrafa de aguardiente.

Pero nunca volvió a parecer el mismo, con el paso de los años pasaba mas tiempo tallando madera que pastoreando, dejo atrás los días de grandes rebaños quedándose con 50 cabezas de ovejas y algo mas de cabras, suerte de sus hijos... – porque según contaba madre --- aprendieron a andar con un cayado de pastor en la mano.

Por eso , padre me mandaba allá arriba. cuando nuestro ganado había parido, agarraba la pelliza mas gruesa y recorría la senda escarpada hasta su casa,allí donde la nieve aun tardaría meses en fundirse.

Padre lo ordenaba, y yo obedecía.

Sabia que podía quedarme hasta cerca de dos semanas allá arriba o puede que mas si volvía a nevar, su ganado algo mas pequeño rondaría ya encerrado en el refugio que tenia en las cuevas, una pesadilla si todas se ponían a parir a la vez. Entre todas las manos apenas daríamos abasto, Tomaría mi carabina y me dirigiría al monte cuidando de no caer en una resbaladiza placa de hielo.

A lo sumo tardaría 2 o 3 horas, con la nieve hundiéndose bajo mis rodillas, castañeando los dientes hasta que distinguía en las peñas las pelirrojas melenas rizadas de los mellizos.

Estos eran algo mayores que yo, pero no tanto para no divertirse atrapando liebres de invierno, así era como los recuerdo. Rondaban las peñas hasta que me tenían justo a sus pies, entonces saltaban y me acompañaban al refugio donde guardaban a las ovejas de la nieve y el hielo.

  • Mira, mira Evelio ... un pajarito se acerca por aquí abajo...-- lanzándome una bola de nieve hasta darme en plena cara.

Yo le respondía enzarzandonos en una batalla campal, que nos dejaba a los tres empapados de nieve derretida como zorros mojados,.

  • Han comenzado a parir ya?-- preguntaba sacudiéndome la nieve suelta del cuello.--
  • Aun no..., pero no tardaran mucho. – respondió Evelio-- anoche empezaron a chillar, es cuestión de... tiempo!-- rió metiéndome un montón de nieve entre el cuello y la espalda.
  • Cabronaaaazoooo-- tirite sacudiéndome la nieve.

Siempre era de la misma manera, bromas y peleas , todos los años igual desde que los conocía , pelear hasta que distinguíamos la hilera de humo saliendo del cobertizo cochambroso al que llamaban hogar.

Jamas supe como demonios se mantenía en pie aquellas paredes de piedra , ni como resistían las tormentas de nieve ni las ventiscas, milagrosamente lo hacían.

Año tras año el techo de chapa parecía algo mas combado , la nieve derretida formaba un lodazal por todos lados, dejando que casi te partieras la crisma para cruzar la casa e ir al refugio de los animales.

Ya sabia, que no habría nadie dentro de la casa, todos estarían con los animales ocupados en las largas jornadas que se avecinaban con los partos.

Salude a las gemelas con una sonrisa tonta y estúpida pintada en mi cara, – Joder siempre me dejaban con la boca abierta.-- Pero como no hacerlo ante semejantes mozas...-- Habiendo pasado casi 75 años las recuerdo perfectamente..., Pelo corto bajo la nuca de un rojo muy oscuro , ojos rasgados ligeramente hacia arriba de color miel, nariz pequeñita y respingona casi tan graciosa como la de Beatriz mi hermana, pero sin rastro alguno de pecas. Labios gruesos con los que soñaba cada noche envolviendo mi rabo. Al igual que siempre... la polla se me levanto pasando revista cuando pase por su lado y olí el aroma a vellón mojado que desprendían sus cuerpos, aun estando vestidas con ropa de hombre gastada, aun con el pelo corto, sin un centímetro de piel a la vista, mi erección las saludaba antes que mi boca.

  • Hoooolaaa Trini, ya ha empezado...?-- balbuceaba con la sangre palpitando en la polla. – Ella me miraba como si mirase a un lucio – y me contestaba descolocandome por completo, como siempre.
  • Toma, pues claro !-- anda pasa de una puñetera vez!-- soltaba de su boca sin dejar de mirar tras mi espalda.-- Padre os quiere dentro cabrones, o si no os capara con el cuchillo de la mantequilla!-- maldecía dirigiéndose a los mellizos.
  • Vale, vale... ya vamos coñooo!-- solo estábamos mirando la carabina de Eladio!.-- se disculpo Esteban dejándonos pasar a su mellizo y a mi delante.-- No seas tan bruta, joder... ohh!--
  • Queee....-- respondió descarada cerrando la cancela y enfrentándose a su hermano .-- Vamos que...--
  • Esta noche no habrá morcón...-- sentencio Evelio alejándose y soltando un cachete sobre el culo de su hermana.

Me sorprendió verla callar de golpe , sabiendo lo belicosa que era . Avanzamos dentro de la antigua osera, convertida en refugio de invierno. los candiles apenas iluminaban algo aquella madriguera improvisada en un jaleo de balidos nerviosos, flotaba el típico tufo a mierda y a lana mojada, algo que dejaba de noquearte pasados unos minutos .

La gran gruta estaba caldeada , ovejas y cabras separadas por dos cercados provisionales no dejaban de removerse nerviosas ante lo que se avecinaba.

Allí era siempre donde encontraba a Lucas Toro, sentado en su banqueta que apenas parecía sostenerlo, tres faroles de aceite alrededor. la melena negra cubierta de mechones blancos y una barba de montañés enredada , la cara curtida y morena vigilando los berridos de sus cabras , sus ojos verdes atentos a cada vulva sonrosada y brillante a punto de parir. Su osamenta encogida pendiente de lanzarse en caso de que alguna de ellas no pudiera expulsar al cabrito .

Los animales lo hacían mejor ellos solos, pero al igual que alguna vez se debe ayudar al caballo a montar a la yegua, a veces... había que remangarse y sacar a la criá del útero de su madre.

Angelita estaba justo a su espalda en la otra banqueta, pendiente de la oveja que lamia a su cordero, el pobre tiritaba con la bolsa membranosa cubriéndole la mitad del cuerpo.

  • Vaya... ya ha empezado...-- dije sentándome en las otras banquetas.-- Cuantos corderos han nacido ya?-- pregunte mirando el cuello de Angelita.
  • 8 corderas, 6 cabritos...-- pero me parece que se va a hacer eterno.-- Mira padre, Eladio ya ha llegado! – se giro sonriéndome.--
  • Que alegría hijo!-- me miro por primera vez en la tarde-- Suerte de ti... porque con estos inútiles de aquí...!-- se guaseo mirando a sus hijos.-- Anda, acercad las banquetas y atended!
  • Si padre..., – contestaron a dúo los mellizos.

Sentados en circulo podía ver los unos frente a otros, sin llegar a comprender como era posible aquel capricho de la naturaleza, no la de los animales... no! La de los seres humanos sentados frente a mi.

Lucas rondaba los cincuenta o sesenta, pero allí sentado... Fuerte , vital... no representaba la estampa de borracho que todos le colgaban ; no. Pese a ser el mas viejo arrendatario de don Matias, tenia la apariencia robusta de mi padre. Las arrugas dejaron huellas profundas en su cara, pero su limpia mirada verde le hablaba a uno mas de picardia y broma .

Si echaba la vista a su derecha se podía uno dar de bruces con la cara de Angelita. Menudo nombre escogieron para ella, nunca supo como dos bollitos como Trini y Flori compartían la sangre con ella, no podían ser mas distintas.

Como una mula y dos yeguas finas, mientras que las mellizas eran dos bomboncitos con boca de cabrero, Angelita parecía mas un cabrero con tetas .

Ella lejos del oscuro caoba de sus hermanas, tenia el pelo cortado como un chico a trasquilones que salían disparados para todos lados negro como el carbón, sin duda el mismo que el de su padre. Su nariz fina como un lápiz parecía mirarlo a uno como a punto de agujerearle un ojos con aquellos ojos verdes que parecían perderse bajo un peludo entrecejo tan parecido a una de sus cabras.

La pelusa negra se dibujaba debajo de su nariz en un bigote casi tan espeso como el mio, dándole una estrafalaria apariencia .

Sin duda alguna era el mejor pastor de la familia despues de su padre ,algo que a los demás no les costaba admitir .Era ella la que guiaba el ganado con mano firme valle abajo, pese a odiar bajar al pueblo.

Como se reían de ella, cuando lo hacia. Lo reconozco, a veces las mujeres podían llegar a ser malos bichos ,peor que un batallón de la guardia civil. Ni siquiera, se paraban a charlar con ella, se limitaban a reírse de ella a sus espaldas, la de motes que llego a escuchar.

Luego desaparecía monte arriba y no la veían hasta pasado un año, o incluso mas..., todas las brujas del pueblo decían: Acaso la cabra no siempre tira al monte.

No podía imaginar como demonios aguantaba allá arriba todos aquellos meses sin volverse loca, allá arriba no llegaban noticias a no ser que fueran traídas por algún pastor , vivían de lo que la montaña proveyera; auto suficientes.

Los mellizos eran otro asunto bien distintos, con aquella pelambrera rizada y roja como zanahorias ardiendo conseguían poner de buen humor a cualquiera que les escuchara, los dos como gotas de agua y a la vez tan diferentes. Esteban, cuatro minutos mayor era un pendenciero por naturaleza ,insolente y bravucón solía darte coba y luego tumbarte de una hostia sin inmutarse, sin verlas venir te quedabas tirado en el suelo con sangre en la boca , como si la furia barboteara bajo esa cara de diablo. cuando paraban en el pueblo a comprar provisiones se enzarzaban en trifulcas sin sentido, es mas... creo que ellos las provocaban. Igual que una tormenta furiosa.

Evelio solía hablar con los puños antes que con la boca, y pocas eran las veces que le oías hablar mas de dos frases seguidas, algo como un volcán apagado... mientras su mellizo era explosivo y deslenguado el era callado e intratable cuando conseguían enfadarlo, algo peligrosamente fácil.

El vivir allá incomunicados volvía a cualquiera un poco loco, pero nadie como el para escabullirse por sitios secretos que solo el conocía.

Era algo así como un experto en encontrar lugares escondidos, rutas donde encontrar la mejor hierba de pasto o la balsa mas llena de agua.

Menudos malas bestias eran esos dos.

Según la noche fue transcurriendo, los corrales fueron llenándose con las crías recién paridas, nuestras manos a penas lograban dar abasto, y aun si podía ojear de vez en cuando a las gemelas. Y eso que llevaban ropa heredadas de sus hermanos, Jodeeeeer con la puta imaginación. , como no iba uno a empalmarse ante semejantes culitos.

Y es que aunque a Flori parecía faltarle algo de luces, amaba cada uno de sus animales como si su familia se tratase.

No podía uno dejar de soñar con ser el corderillos que abrazaba contra sus tetas tan suavemente, solo su sonrisa podía dejarte clavado al suelo y con las mejillas como tomates.

Hablaba al igual que su hermana Trini como un carretero en una tasca, algo que en aquel entonces perdonabas sin el menor de los reparos, hasta parecerte gracioso.

Trini tragaba y escupía como un cerdo, es mas , si un hombre hubiese tomado el cuerpo de aquella niña, habría salido corriendo en dirección contraria., adoraba maldecir a todas las santurronas que la llamaban marimacho, poniendo mayor énfasis en aparecer vestida de hombre y escupiendo el asqueroso tabaco de su padre.

Así era aquella familia que tenia delante de mi, todo un compendio de rarezas encerrados bajo el mismo techo.

Las horas pasaron apagando la hoguera, un único rayo de luz se colaba a través del agujero del techo, había amanecido y aun seguían pariendo las ultimas ovejas. El resto del ganado se apelotonaba en los rediles con las crías colgando, todos agotados por la larga noche.

  • Ya casi estamooos...-- gruñó Lucas tirando de las patas de un corderillo-- Yaaa... podéis ir a descansar...-- el trabajo ya esta casi terminado.

Uno a uno fueron levantándose de sus banquetas con el gesto cansado en sus caras, me quede el ultimo observando como el viejo pastor dejaba a la cría peleando por salir de la bolsa en busca de teta.

A lo lejos oía arrastrarse a los mellizos dentro del cobertizo, las gemelas apenas tardaron en imitarles , me dolía todo el cuerpo de estar acurrucado en las banquetas, tenia mi saco preparado junto a la lumbre al igual que todos los años, y al igual que siempre me moría por acostarme y descansar un rato.

Mire hacia atrás un segundo , la postura del viejo pastor aun agachado acariciando la cabeza de la cordera .

Me pesaba todo el cuerpo y pese al tufo de animal y sangre me acurruque tras el redil de las cabras con mi pelliza tapándome, no aguantaba mas, el susurro del viento recorría la cueva acunandome plácidamente. El ruido de una cabra moviéndose me despertó bruscamente, poco a poco localice el lugar donde me encontraba, la cueva de Lucas.

Bostece al reconocer el olor que brotaba por todos lados, parecía no haber rastro de los pastores por ningún lado. Restregándome la cara me espabile algo, tanteando las paredes me acerque hacia la boca de la cueva , un frío de cojones me golpeo la cara , esa noche había nevado hasta casi los tobillos, aun estando algo blanda casi me congele hasta llegar a la puerta del cobertizo. Dentro el calorcillo llegaba a uno desde el centro de la habitación donde una gran lumbre ardía caldeandolo todo.

El saco estaba allí delante y casi tuve que arrastrarme con toda la ropa puesta hasta caer rendido, no se escuchaba ni un solo ruido, algo extraño en un hogar tan bullicioso .

El sueñecillo de la cueva me había espabilado , un par de horas me bastaban entonces para descansar los ojos y ponerme de nuevo en marcha, siendo un crío como era , parecían faltar me horas al día para hacer cosas , allí estaba yo tumbado en medio del salón con la chimenea crepitando a mi espalda y contemplando el techo atendiendo a cada chisporroteo de la lumbre .

La mesa que había visto mejores días aun tenia platos vacíos encima, los bancos medio ladeados como si hubiesen salido a la carrera.

Las sombras se dibujaban contra la pared, sin dejarme de imaginarme cosas, justo a la derecha de la mesa , una escalera robusta subía al piso superior, allí bajo el alero y separados por los sacos de lana almacenados para la venta dormían los mellizos; casi pegados a la única ventana con cristales de aquella casa.

Las gemelas lo hacían pegadas a los fardos de heno y forraje que se almacenaban junto a la escalera, en una practica manera de salir pitando cuando hubiera que ordeñar las cabras a primera hora.

Me gire desvelado , imaginándome subiendo allí arriba y metiéndome pegado al culito de Trini, clavandole la polla de un rápido meneo hasta enterrarme en su coñito sabiendo que sus hermanos estaban a un palmo, le taparía la boca para no dejarla gritar cuando ordeñara mi rabo.

Me empalme de nuevo con solo imaginarlo, sabiendo que no podría dormir hasta que me corriera baje la manta y la sabana para salir del saco, el frió me dejo los huevos como canicas calmando algo mi calentura, me moví por la sala intentando caldear mis huesos, las corrientes de aire se colaban por las grietas del artesonado, Mierda de casa! Los dientes le castañeaban a uno del puto frío y aun así tuve los huevos para caminar por allí, un par de pasos y estaba en la despensa, allí colgaban jamones, piezas de carne troceadas, latas alineadas sobre una hilera de estanterías.

Aburrido, cerré la puerta con suave clic, justo en frente la puerta de la habitación de Lucas se abrió un palmo.

Allí era donde dormía el viejo pastor , en la gran cama de pino que el mismo había tallado tiempo atrás, la cómoda y las sillas también habían sido obra suya, e incluso el pequeño vestidor capricho de su mujer, había salido de las habilidosas manos de ese hombre.

Quien demonios hacia que un pedazo de pared se convirtiera en algo así como una pequeña estancia para colgar ropa, Menuda locura.

Solo un loco …., desde luego..., pese a la oscuridad se veía claramente la forma del camastro donde dormía Angelita, siempre vigilando que su padre no empinara el codo mas de lo necesario.

Era la mayor, sobre la que cargaba el peso de mantener a esa familia de locos unidos, la que repartía palos y curaba raspones, remendaba heridas y pastoreaba con las ovejas .

Con mucho cuidado, retrocedí hacia donde el saco me seguia esperando , volvi a cerrar los ojos esperando que el calorcillo me dejara fuera de combate …, el ruido de pasos me despertó de nuevo, alguien bajaba por las escaleras.

Los ojos legañosos distinguieron la figura de Flori llevándose un dedo a la boca silenciandome, debía ir

a ordeñar las ovejas como una sombra suya se tratase, apareció Esteban tras ella con la cara algo dormida recogiendo los cubos de ordeño y saliendo hacia la cueva.

Me tumbe de nuevo, consciente que no podría dormir mas, las risillas casi inaudibles llegaron hasta mis oídos, luego de nuevo volvieron a oírse... , salí de mi saco de nuevo atento , escuche de nuevo la risa y me volví hacia la puerta junto a la despensa, salían de la habitación del pastor.

Camine intentando no delatarme, hasta pararme de nuevo en la puerta entreabierta, con mucho cuidado me asome a la rendija , un palmo ,dos, la claridad de la mañana se colaba por el ventanuco atrancado.

Se me abrieron los ojos inmediatamente, la risa salia de la cama del pastor que parecía estar enterrado bajo las mantas, las dos cabezas morenas asomaron asfixiadas mirándose fijamente.

Angelita tenia la cabeza mas enredada que nunca , las mejillas coloradas mirando fijamente los ojos de su padre.

Lucas empezó a besarla muy despacio, abriéndole la boca y enroscando su lengua una y otra vez, los besos empezaron a empalmarme ante semejante visión, padre-hija se comían las boca hambrientos, pese a la cantidad de mantas que los cubrían, enseguida note como Lucas se colocaba detrás de su hija lamiendole la oreja firmemente amarrado a su espalda.

  • Mmmmmmmm, mmmmmmmm... abre las piernas hija... esooo es...-- Mmmmm , yaa estas mojaditaaa mmmm siiii esooo me gustaaa...-- hociqueo en su nuca.
  • Ahhhhh siiiii, mmmmmm, siiiiiiiiiiii, que gorda la tieneeeeesss papaaaaaaa.... ohhhh , ohhhhhhh , esperaaaaa , esperaaaa...

Lucas no dejo que soltara ni una solo quejido clavandose en el utero filial en un suspiro placentero que encendio las sacudidas de mi mano.

  • Mmmmmmm yaaa esta dentroooo.... hija..., ohhhh siiii, siiiii,siiiii, – empezó a moverse dentro y fuera mientras Angelita giraba la cabeza punteado la lengua lujuriosamente.

La follaba con fuerza,

sin ser conscientes de quien los espiaba a través de la puerta entreabierta, yo a lo mio, sujetaba mi rabo acompañando cada tallada con los jadeos de la parejita.

El acaloramiento de los dos iba creciendo mas y mas, hasta el punto que el viejo pastor se deshizo de las mantas, dejándome a la vista sus callosas manos sujetando los enormes melones de su hijita, el rifi rafe había abierto el camisón de franela hasta dejar a la vista las manos del padre sobando y pellizcando el pezón marrón, hundiéndose en la vagina con la saña de un toro bravo.

El chapoteo del coño tragando aquel rabo me ponía al borde de la corrida , ajenos al trajín de mi mano

Lucas gruñía al oído de su hija .

Ohhhhhgggg, que ricuraaaaa, ahhhhh , ahhhhh , mmmmm.. ay que ver como tragas rabooooo hija...! -- Ahhh te gusta a que si, mmmm, mmmm, mmmm, joooodeeerr que buenoooooooo--- abrió la boca hasta encontrar la lengua de Angelita y lamerla ahogando el largo berrido que escapaba al correrse dentro del coñito de su hija mayor.

  • Ahhhhh, ahhhhhhh dioooosss que duraaaa ohhhh, ohhhhh yaaa yaaaa, ohhhh dioooos me llena la barrigaaaaaa ooohhh,-- aulló Angelita con su padre paralizado a su espalda inundandole las entrañas de esperma.

Yo empece a escupir la espesa nata mientras los dos yacían paralizados recuperando el aliento . La verdad es que apenas pude contenerme después de tres días sin machacarmela , como pude me escondí avergonzado, recuperando el aliento sin abrir la boca.

Ellos parecían estar descansando antes de empezar a moverse, primero Lucas se estiro sobre la cama con la polla aun embadurnada de los jugos de su hija.

  • Aggggg..., no hay mejor manera de despertar, eh cariño?-- acaricio suavemente la espalda de Angelita que empezaba a levantarse.
  • Ohhh papa..., a veces te mataría... mira como has puesto el camisón... se volvió para enseñarle las piernas pringadas y pegajosas donde se pegaba la tela. Ahora... tendré que lavarlo … con agua helada..., joooder... ! -- se puso en pie agarrando los faldones del camisón , dejando delante de las narices del viejo pastor la pelambrera del coño emplastada por la corrida.
  • Vamoooos hija..., ya sabes que no puedo evitarlo... ! Se arrastro por la cama hasta poner la cabeza a un palmo de la vellosa raja.-- A mi no me parece tanto!-- Baaahhh mujeres...!--
  • A siiii???... mira-- y abriendo las piernas un poco empezaron a escurrir piernas abajo la babosa lechada paterna. – Tu que crees...?, Igual que anibal!-- lo regaño con tono burlón.
  • Jovencitaa... me esta usted comparando con el mulo.? – se aproximo hasta tomarla de la cintura y arrastrarla sobre la cama. – Muy bien... limpia quiere estar... pues limpia estará...-- y diciendo esto hundió la cabeza entre las piernas abiertas de angelita que apenas pudo aguantar el primer bufido de Lucas chupando y lamiendo su propio semen.

Casi enseguida angelita agarraba la greñosa cabellera de su padre afianzandolo a su coño, acompasando cada lameton con un meneo lascivo de caderas que levantaba a Lucas con la boca llena de coño contemplándola sonriente.

Apenas un par de lametones mas consiguieron apagar las protestas de Angelita , el padre amago una sonrisa al levantar la boca de los labios abiertos.

  • Ala, ya esta limpio. – coloco el mentón sobre la ligera curva de la tripa de su hija-- Mejor... eh?--
  • Eres de lo peoor..., ahora me escuece mas...-- respondió infantilmente-- Por tu culpa...-- aguanto la risa al verlo sumergirse entre sus piernas besando su raja delicadamente.
  • Mmmmm, mejor así, verdad?.-- Sana, sana , rajita de papa!-- solo un besito de él la curara!

Las risas de los dos eran las de dos antiguos amantes, conocedores de los placeres del otro, algo así como un matrimonio algo atípico.

Las palabras de Lucas me sacaron de mi ensimismamiento.

  • Como se encuentra hoy mi preciosa mujercita...? – continuo besando y lamiendo la raja abierta atento a la respuesta.
  • Si sigueesss haciéndome esoo... , ufff, bieennn-- sujeto la cabeza de su padre. --- Ummm que bien lo haceees.-- Los dos estamos bien..., ya lo sabes--. Jadeo abriendo mas las piernas.
  • Mmmmm, Debes tener mucho cuidado..., mmmm, cuidarte..., me moriría si llegara a pasarte algo!-- mmmmm, hurgo con la lengua en el clítoris.
  • Ohhhhh, ohhhh... , no me pasara nada..., millones de mujeres paren en el mundo, ademas..., uffffff, uffff..., yo soy mas fuerte …, ohhh , eso es lo que me dijiste cuando me castigaste, o no lo recuerdas?
  • Me arrepiento..., ahora lo puedo decir de corazón...-- despego su boca del coño de Angelita.-- Si no te hubiese puesto una mano encima...-- coloco una mano sobre la tripa de su hija-- No estarías...
  • No digas eso...-- agarro su mano deteniéndola sobre la barriga-- Quiero a este niño, ya lo sabes.

No pienso lamentarme, eso se lo dejo a las malas brujas del valle!. Nuestro niño es solo nuestro. A tomar por culo todo el que me diga lo contrario!, a tomar por culo!-- sentencio atrayendo a Lucas hasta su cara besándolo decididamente.

La boca de Lucas se abrió encantada, enredando su lengua a la de Angelita en una demostración de afecto filial.

Aun con aquel frió golpeando la casita, las piernas de angelita subieron hasta las caderas de Lucas que se rozaba deliciosamente entre las piernas de su hija. Estaba acalorada después del primer polvo mañanero y debió susurrar algo al oído de su padre arrancándole una profunda carcajada.

Lucas acariciaba el hinchado clítoris pellizcando ligeramente, haciendo jadear a una Angelita cada vez mas escandalosa, las lengua del padre acallaba la cada vez mas desatada hija. Jadeando al compás marcado por su mano.

  • Niña, sujetate a mi cintura... esooo es..., Ummmmm, uuuummmmm-- como resbala hija... estas preparada para papa, a que si?--
  • Siiii, metemelaaaa-- Suplico agarrándose al cuello de Lucas-- cuando este patino el cabezón hacia la vagina abierta. – Ahhhhh siiiii, se tenso al hincarse a la mitad.--

Lucas parecía rebuznar al empujar la tranca en las entrañas de Angelita, los peludos cojones del pastor golpeando la raja abierta de Angelita . Esta aferrándose al padre mientras este empezaba a follarla como un animal , los crujidos de la cama resonando a cada envestida como a punto de desarmarse.

La polla brillante entraba y salia a potentes riñonadas mientras me la machacaba pendiente de cada ruidito excitante. Lucas jodía a su hija con las fuerzas de un joven mozo.

Cada vez se la clavaba aullaban al compás de la calentura impuesta por el padre, igual a bestias apareándose cada vez mas furiosamente.

Los gruñidos y bufidos empezaron a ser cada vez mas pervertidos.

  • Auuuu, auuuuu, auuuuu, ufffff diooosss queee bueeenoooo siiii, ohhhh siii, – pareció moverse frenéticamente al compás marcado por su padre.

  • Ohhh hijaaa..., ohhh hijaaaa..., meee corrooo, meeee corroooooooo, Ohhhhhhhhhhhhhhh....!-- aulló tensándose sobre el cuerpo de angelita.

Esta se aferro a la osamenta de Lucas, sabiendo que cada empellón corto era una descarga caliente de semen paterno. Debía correrse como un mulo, porque continuo hincando el cipote vaciándose en sacudidas eternas, hasta que la polla mojada aun algo tiesa salio del coño de Angelita , dejando al pastor derrotado al costado de su hija.

  • Ahhhh diooos, gruño satisfecho Lucas...-- Ya no soy un chaval...-- Buuuuuffff..-- respiro llevándose la mano sobre la frente.-- Ufffff..., creo que..., estarás bien calentita... eh?-- bromeo observando como la espesa semilla resbalaba del coño de su hija.

Yo apenas daba crédito a la erección que volvía a collar entre mi mano ante semejante follada, la tranca del padre de nuevo volvía a estar dura, pendiente como estaba de la fabulosa visión de la raja brillante del esperma rebosante escurriendo piernas abajo. Ya no pude aguantar mas, eyaculando sobre mi mano mordí los labios aguantándome el berrido que deseaba lanzar.

Cerré los ojos pensando en mi muerte , consciente de la paliza que me propinaría Lucas si me encontraba allí, pendiente de los ruidos que parecían volver a comenzar , me metí la polla en los pantalones a toda leche, con los huevos en la garganta limpie los chorretones que colgaban en la pared , saliendo a toda leche del lugar del crimen.

Ni en mis mas oscuros sueños me hubiera podido imaginar algo así, enterrado de nuevo en mi saco junto al fuego escuche los pasos acercarse , cerrando los ojos, me hice el dormido.

Si iba a morir, pues que fuera fingiendo.

  • Son imaginaciones tuyas..., yo no he oído nada.-- susurro Lucas desde el pasillo. – Sera mejor que nos levantemos, o que se yo... a lo mejor no te dejo levantarte de la cama en todo el día.

  • Shhhhhhh, calla! - o lo despertaras bruto! No ves que sigue dormido...-- susurro la voz de Angelita-- Bueno..., hago algo para el desayuno y … vamos a ver como han pasado la noche?-- Shhhhh... suelta... viejo verde. – rió suavemente.

  • Mmmmm... niña … te libras por Eladio...!-- se desplazo hasta la mesa sentándose ruidosamente-- Ven y portate como una buena hija... dale los buenos días a tu padre!.--

De espaldas a los dos, escuche lo que sin duda era el ruidito de bocas enredándose , las protestas de Lucas al alejarse su hija hacia la lumbre.

  • Eladio..., eladio..., – me sacudió por el hombro.-- Es hora de levantarse.

Abrí los ojos, simulando despertar en ese momento, observando por primera vez la figura algo mas redondeada y rellena de Angelita.

Estaba preñada, a lo sumo de cuanto? . Cinco meses?

El sudor me cubría la frente , encerrado bajo el techo de aquel viejo macho en celo ,había dejado embarazada a su hija mayor, trague saliva pensando en los largos días de encierro aislados de la mano de dios y encerrados bajo el mismo techo.

Que suplicio!