Las Batallitas del abuelo Eladio y familia. (5.)

De vuelta a casa y de vuelta al trabajo. Eladio empezara a comprender que no todas las cosas volverán a ser como eran antes. ¿Para bien o para mucho peor?

El reloj de la estación marcaba las 4:38 de la madrugada, noche cerrada y de tormenta.

Bajaron al anden desierto bajo una lluvia inclemente que dejo empapados a los dos solitarios muchachos.

Padre se acerco con la gorra aun en la mano, con ese gesto de sumisión que recordaba tan bien dándonos la bienvenida.

  • Señorito Alejandro, que alegría verlo! – agacho la cabeza empapada. –
  • Hola Elíseo...! de nuevo en casa, eh?-- Buenooo como va todo por la hacienda?.-- se intereso indiferente al constante movimiento de padre cargando los bultos y maletas en la carreta.
  • Como siempre..., supongo! – se rasco la cabeza al contestar, –

Yo observaba la estampa a la que siempre había estado acostumbrado , aun cuando estuviera en compañía del señorito debía ocupar de nuevo la posición que siempre tuve, el coscorrón de padre acabo por despejar los últimos coletazos de los poquitos honores que tuve fuera de casa.

Agache la cabeza , ayudando a cargar con el resto de equipaje. Cuando todo estuvo cargado en la carreta,subimos en silencio, Alejandro en el pescante de atrás solo..., como el señorito rico . Padre y yo en el pescante del conductor.

Pese a no verme en casi 3 meses, no despego sus labios para preguntarme nada. Conducía el tiro de caballos en silencio, mirando hacia delante hipnotizado por el paso de los caballos.

  • El patrón ha comprado uno de esos...-- por fin hablo en voz baja..., – Uno de esos... – repetí yo .
  • Un automóvil zoquete, un modelo americano..., hace un ruido de los mil demonios.-- aclaro.
  • Ahhhhh... – me limite a responder.

Nuestra aburrida conversación se vio cortada cuando Alejandro pregunto en tono curioso. – Como están mis padres?

  • Bien señorito, creo que su padre anda algo molesto con eso de la cooperativa en el pueblo, pero por lo demás... creo que , contento.
  • Claro, ya me acuerdo..., la cooperativa de agricultores, verdad?
  • Si..., casi todo el pueblo participa.-- azoto el paso de los caballos.
  • Yaaaah..., Y por casa, como sigue todo?-- bajo dos tonos la voz de mi amigo.
  • Bueeenooo creo que bien, vamooos... ! Supongo que su Madre se alegrara de tenerlo de nuevo en casa... ahora que va a tener un hermano...
  • Siii... , ciertoooo...! dejo en suspenso.

Llegamos junto al portalón que indicaba la entrada a las tierras de pastoreo de don Matias , justo a la derecha a casi 2 km se encontraba nuestra casa. Y tal como esperaba , paramos delante para que me bajara con la maleta aun en mi mano.

  • Adiós Eladio, ya nos iremos viendo. – se despidió Alejandro fríamente.

Maldije entre dientes mi suerte, todos los malditos revolucionarios y a la maldita pobreza en la que me volvía a encontrar.

Frente a la fachada de la casa, con la maleta en la mano, baje los hombros resignado.

Las paredes de la casona seguían estando igual que las dejara hacia solo unos meses atrás, casi a punto de venirse abajo, aguantando los envites de tormentas tan buenamente como podían, El techo que yo había parcheado antes de salir para el colegio, parecía aguantar algo mejor el temporal de lluvia.

Chorreando agua , me adentre al calor de la casa.

Se quito la gorrilla empapada sacudiendo los pies embarrados justo en la puerta. Levanto la vista del húmedo interior de la casa, aun el fuego del hogar ardiendo, el frio parecía colarse por entre las rendijas de la casa.

Madre estaba removiendo algo sobre el puchero de espaldas a él, solo apreció el ruido y la bocanada de agua y viento entrando por la puerta.

  • Quitate las botas antes de que se te enfrié el alma, hijo!-- murmuro agotada volviéndose y acercándose para envolverlo en un tibio abrazo.

Pero que grandes estas...! Uffff estas empapado..., anda secate y acercate a comer un plato caliente!

Recordé inmediatamente el sabor de los platos de mi madre, sorbiendo los mocos me senté a la mesa y comí con desesperación el puchero que burbujeaba en el fuego.

El olor a lana tibia del chal de mama hizo que enseguida todo lo dejado atrás me pareciera una mera fantasía de crío.

Cucharada a cucharada, con mama sentada en el cabezal de la mesa zurciendo un vestido de alguna de mis hermanas murmuraba en voz baja.

  • Ya sabrás de los cambios por aquí, verdad?.-- Las cosas han cambiado,supongoo que a mejor.!..-- susurro-- Al menos para nosotros... los pobres.-- siguió dando puntadas.-- Ahora hay una cooperativa agraria, y bueno.... parece que las cosas están empezando a cambiar.
  • Alejandro me ha ido contando algo...-- respondí por encima del plato.-- por carta... sabes?-- Don Matias parece que no esta muy contento con todo, no?
  • Ya sabes como son los patrones..., siempre quieren tener el mango de la sarten...-- y cuando algo se les escapa de las manos...-- corto la puntada de la costura acabando el remiendo.-- Entonces se vuelven como niños chicos.

Sabia perfectamente como se la gastaban , alejandro era el mas claro ejemplo de la actitud de un señorito acostumbrado a mandar y ser obedecido; heredado de un padre que consentía esa actitud dándole lo que se le antojara; sin llegar a sospechar.... cuanto .

Me entere por mama del disgusto y los recelos despertados en el resto de los caciques de la zona, de la desconfianza a todas esas reformas que por primera vez les restaba ese poder de Dios y señor de sus propias tierras.

No solo se trataban de las cooperativas, las escuelas eran por primera vez abiertas a niñas y niños de peones, se daba prioridad en cambiar las enseñanzas atrapadas en el pasado. Aquello les molesto, pero no tanto como para preocuparles tanto como fue el echo de que por primera vez los ayuntamientos fueran gobernados por gente del pueblo. Eso fue lo realmente aterrador para ellos.

Mama me fue introduciendo en los cambios en la hacienda, en la entrada de nuevos peones y de como algunos de ellos patrullaban el perímetro de la hacienda armados.

El coche y el revuelo organizado cuando llego con don matias conduciéndolo, según mi madre una manera de distanciarse con las costumbres vulgares de la gente del pueblo, fue otro de los cambios llevados por el patrón.

Y por lo que venia contando, las clases del señorito no se verían interrumpidas, una maestra de la capital vendría a darle clases particulares, así que formaría parte de la plantilla de decenas de criados que pululaba por la hacienda.

  • Buuufff..., me va a costar acostumbrarme a....-- deje sin acabar al ver la expresión dolida de mi madre al mirarme.
  • Veras... Eladio, Don Matias quiere que te ocupes de los rebaños pequeños de tu padre..., pastorearlos en la montaña y....-- le miró dolida.-- Malditoooo!, no quiere que... compartas las clases con Alejandro...!-- aclaro diciendo enfurecida.
  • Volver a la montaña! – solté decepcionado...-- un nudo se cerro en mi estomago al comprender la cabronada que me habían preparado.-- Pero..., si podré ir a la escuela del pueblo...verdad?--
  • Tu padre..., tu padre... dice que ya sabes suficiente... ! Que te necesita para trajinar el ganado y hacer los quesos...!--- Ni me quiso escuchar cuando se lo propuse...!-- Cabezon....-- se mordió un nudillo furiosa. --- Ya sabes que cuando Don Matias propone el obedece....-- Pero... supongo que... algo podre hacer...-- acabo guiñándome el ojo, --no pierdas la fe hijo!--.

Parecía que las nubarrones de lluvia no solo cubrían el cielo, todo cada vez se iba volviendo mas turbio y oscuro para mi. De la vida relajada del colegio junto a mi amigo a la oscura y vacía rutina que me esperaba subiendo al monte con los rebaños.

Termine de vaciar el potaje sintiendo como si las paredes de la casa me fueran aplastando en una vida que no era mía, cuando se ve por una rendija el paraíso, se quiere entrar a toda costa.

Y contemplando la humilde casa encalada , me sentía derrotado.

  • Están todos durmiendo?.-- pregunte intentado quitarme la desazón de encima.--
  • Si..., no quedara ni una hora para que los levante...-- todos han preguntado por ti...,-- no estés triste delante de ellos..-- aun son demasiado pequeños para la mala sangre de los mayores.
  • Clarooo! – me acabe levantando de la mesa , arrastrando los pies hasta la parte de atrás donde las dos habitaciones grandes eran utilizadas por la familia para dormir.

La derecha mas grande eran donde dormían mis padres, y justo en frente la utilizada por los niños. Con cuidado asome la cabeza por el hueco, contemplando sus placidas cabezas durmiendo sin preocupación alguna.

De las litera de arriba colgaba la pierna de Gonzalo en una postura algo incomoda para el resto de los mortales. Con solo 11 años parecía un chico de casi 15, los pelillos de sus piernas así lo demostraban.

No quería ni imaginar cuando cumpliese los 13 o 14 y despertara como yo a los sueños lúbricos.

Se acerco , sujetando la pierna volvió a taparlo. De la litera de abajo, apenas podía distinguir las caritas entre la nube de pelo rizado rojo fuego, las mellizas dormían como gatitas acurrucadas una contra la otra, cabecita con cabecita, sus melenas se mezclaban en un lío de rizos.

Carmina recibiría una buena reprimenda, bien que lo esperaría al ver la enorme mancha de orín empapando la sabana y la manta. Aun así, no se podía separar aquellos terremotos muy lejos una de la otra.

Respirando cansado se acerco a la otra gran cama del centro de la habitación, la sabana seguía abierta donde Pilarin se escabullera para colarse en la litera con su melliza. Dormida en la otra gran cama de matrimonio roncaba suavemente Beatriz.

Aun de lado podía escucharla roncar como un becerrillo, las trenzas de mi hermana parecían sogas de barco …. gruesas y rojas descansando sobre la almohada donde Pilarin durmiera. Sacándome la empapada camisa del faldón de mi pantalón, me desvestí hasta quedarme con los calzones metiéndome entre escalofríos en la cama. Aunque fuese un par de horas descansaría los ojos tan buenamente como pudiese.

Afuera la lluvia repiqueteaba contra la ventana, consiguiendo relajarlo hasta que el sueño se adueño de nuevo de él. Cuando volvió a despertar, lo hizo sobresaltado...., una mano lo zarandeaba sin compasión alguna.

  • Oye, oye... Eladio... ehhhh, ehhhh... – pellizco su nariz hasta que una de sus manos trazo un manotazo que alejo el pellizco y le hizo levantarse asustado... cayendo desmadejado de nuevo sobre la cama.
  • Queee pasaaa.... queee..... cojoneees...-- gruño llevándose la mano a su nariz pellizcada...
  • Elaaaadiooo... Eladioooo-- escucho llamarlo la voz cantarina y juguetona al sentir el cosquilleo en su barbilla... – Es hora de levantarse... dormilón... Mama ha puesto el desayuno en la mesa...
  • Por mi , como si se quema la casa... – refunfuño con la cara tapada con el brazo-- dejameee dormiir... bichooo, o te jurooo que...!--- se abalanzo sobre la picajosa hermana atrapándola como miles de veces hiciera bajo el peso de su brazo y atizándole pescozones , como vuelvas a despertarme con cosquillas te zurro hasta dejarte baldada...-- ehhh, ehhh... siguió atizandola..
  • Auuuu, auuuuu, auuuuu,,, valeee, valeeee, me rindoooo! – suspiro la vocecilla enterrada entre las sabanas...-- Dejaaameee...., no seas bruto!..-- se rebullo como siempre hacia.

Satisfecho como siempre cuando ganaba una de las peleas con Beatriz, acabe dejándola escapar de debajo de mi, aquella vez no la oí amenazarme con lamerse la mano y empaparme la cara, en uno de sus asquerosos e infantiles jueguecitos de venganza. Esa vez, le pareció a mi embotada cabeza que el silencio era extrañamente preocupante.

Como pude me gire en la cama y entreabrí un ojo. Beatriz no se había marchado como esperaba, al contrario seguía de rodillas en la cama, quieta como un ciervo antes de ser cazado. Sus ojos se abrían casi de la misma manera , asombrados y fijos en un punto que escapaba a seguir.

Cerré los ojos un poco, aclarando la vista fijándome mejor en la expresión asombrada de mi hermanita, de las trenzas pelirrojas escapaba algún mechón suelto, la carita cubierta de pecas se sonrojaba poco a poco , los ojos verdes abiertos como platos sin ni siquiera pestañear.

Seguí la dirección de su mirada hasta descubrir lo que hipnotizaba a mi hermanita.

El forcejeo infantil con el que cientos de veces nos despertábamos había despertado la erección mas salvaje que pudiera imaginar dentro de los viejos calzones, avergonzado tape inmediatamente la estaca de carne tan rápidamente como pude con la colcha. Sonrojarme me incomodo al igual que a Beatriz , como demonios había ….. lo imaginaba..., pero aun así.

La polla se empinaba vergonzosamente, levantando la colcha como una estaca tiesa.

  • Alaaaaa..... que le pasa a tu pito?-- susurro Beatriz hipnotizada con la vista de la ropa levantándose.
  • Naaadaaa...., nadaa...-- me gire en la cama para que dejara de mirar descaradamente.-- Dile a Mama que ahora iré a desayunar....-- chille enfadado...

Al no oír sus pies sobre el suelo de la habitación corriendo con la noticia a mama, cerré los ojos fastidiado, seguía allí. No se había apartado ni un milímetro, y tal como la conocía no se largaría hasta que su insaciable curiosidad estuviera satisfecha.

  • Beatriz, Beaaatriiiizzzz!-- O te largas o te suelto una ostia que te dejo sin cabeza!-- murmure medio angustiado.
  • Perooo, peroooooo, como es que tienes el pito tan grandeeee...., es enormeeeee...-- parloteo sin vergüenza alguna. Te ha crecido un montón!

Con el sudor bañando mi frente, no pude evitar que una mueca graciosa escapara de mi boca, menos mal que no podía ver mi cara. Era todo un poema, entre la vergüenza , la incomodidad y la guasa de oír esos nombres infantiles en la boca de mi hermana.

  • Beaaaatriizzz, Beatriizzz niña del demonioooo!-- escuche la salvadora voz de mama llamándola desde el comedor.

Aquello tuvo el efecto deseado en mi hermana, sacándola del trance que la había dejado la visión de mi polla tiesa, suspire aliviado al oírla bajarse de la cama y alejarse lentamente hacia la puerta.

  • Tienes que contarme como haces eso de... de... hacer crecer a tu pito!. – No pienses, que voy a olvidarme...-- sentencio alejándose como si nada hacia el desayuno.

Lo que me faltaba!, tapándome la cara, volví a abrir los ojos para ver las literas vacías, con el consabido manchon de orín en la litera de abajo. Como demonios... había llegado a... empalmarse...!

aterrado al imaginar a Beatriz entrando de nuevo, bajo la vista hacia su traidora y tiesa polla.

No bajaba, al contrario... parecía que las palabras con su hermanita habían conseguido trempar hasta hacer que los huevos le doliesen. Si solo era una cría en pañales, Por dios!-- se dijo apretando su mano derecha alrededor de la base de la polla.-- Una pesadilla molesta que no lo dejaría en paz...., – comenzó a frotar el mástil suavemente con la imagen desgarbada de su hermana en mente.

Un pequeño gruñido intento escapar de su garganta, al acelerar la tallada de su mano.

El sudor empezaba a bajar por su frente, el gustillo de su mano subiendo y bajando por su rabo con mayor rapidez y rudeza. --lo transportaba al cielo-- la sensación de su polla cada vez mas lubricada deslizándose brutalmente , dura como una piedra, los cojones latiendo ante la corrida que iba a salir disparada sin control.

Gruño mordiendo la almohada, intentando acallar el rugido de la descarga sobre si mismo, dejando que los chorros de semen bañasen su tripa sin tocar un centímetro de la ropa de cama.

La corrida, le colgaba por todos lados … pero era preferible que su madre no adivinara nada extraño entre las sabanas.

Solo había sido una vez, vamos..., estaba agotado... y su cuerpo había reaccionado al roce... nada mas..., joder..., Era su hermana!... Como coño....! intento quitárselo de la cabeza. Se levanto hasta llegar a la palangana , llenarla con agua y sacarse de encima la traicionera lechada, para cuando el agua lavo toda la culpa se sentía algo mas tranquilo. Se vistió rápido como un rayo , agarrando la palangana con los restos de la corrida y lanzandolos por la ventana.

Aliviado, se sentó a la mesa con la cara del resto de su familia pendiente de cada una de sus palabras.

Hablo del ruido en la ciudad, entre sorbos de leche y pan. Del ajetreo del mercado semanal en la capital, del continuo ir y venir de automóviles. Cada una de sus palabras eran seguidas con adoración por las caras de sus hermanos.

Las mellizas apenas habían tocado su desayuno, ganándose un pescozón de padre.

  • Menos soñar... o no podréis ayudar a vuestra madre con los quesos...

Se acabó eso de hacerse el relamido señoritingo, hijo! – Tu eres uno mas de los peones.... que no se te olvide!---- sentencio hosco Padre. – Y tu, – señalo-- No metas ideas raras a tus hijos...-- aquí , todos trabajamos... entendido?.-- levanto la mirada a mama. * Esta bien...,-- se callo mama acertadamente.-- Esta bien...! * Si , padre.-- bajaron todos la cabeza , escuchándose de nuevo el ruido de las cucharas rebañando los tazones con leche. * Por lo pronto, Eladio subirá de nuevo los rebaños a la montaña...-- , no lo veréis mucho por aquí...! – Hoy te llevare con Don Matias, --hablo con rudeza - Quiere hablar contigo...-- y mañana bien temprano, empezaras arrear para arriba...-- * Si padre..., conteste sin levantar la mirada del suelo.

Después del desayuno, cada uno de nosotros se dirigió a sus obligaciones. Beatriz, se enderezo el delantal junto al espejo , sacándome la lengua burlona. Llevaba sirviendo en la gran casa unos 8 meses ayudando en la cocina de la gran mansión. Gonzalo engancharía a Centella la mula mas terca del planeta a la carreta y se dirigiría al terreno que cultivaba junto a padre.

Las mellizas se quedarían junto a madre en casa, preparando el queso con lo que sobrara de la leche que yo ordeñaría en el establo.

Así, que con el sol a mi espalda seguí el camino hacia el establo, observando a nuestras 12 cabras y 20 ovejas. Nada que ver con los rebaños de hasta 400 animales que tenia don Matias.

Una a una, ordeñe las cabras en el silencio del establo, con solo los mugidos de Saturna de fondo. Una vez los dos cubos fueron llenados, continué ordeñando a nuestra aburrida vaca.

Cargando con la leche, llegue hasta la puerta de atrás de nuestra casa. Metí los cubos y los deje para que mama y las mellizas vaciaran su contenido en las grandes ollas , y empezar a fabricar queso.

Todos en casa sabíamos hacerlo, de ello dependía parte de nuestra economía. Y para cuando los quesos se apilaban escurriendo el suero...., llevarlos envueltos en hojas a los secaderos de la montaña.

El curado con almendras iba entre cuatro a seis semanas , según la intensidad del sabor, cubríamos con aceite y harina de almendra gruesa. Los otros, los frescos eran los que cada día despachaban las niñas y mi madre en la plaza del pueblo.

Todos teníamos un propósito durante ese tiempo, las mujeres pendientes de los quesos , los hombres pendientes de los animales y de las tierras.

Entre padre y Gonzalo preparaban la tierra para la llegada de los fríos, cuando difícilmente algo creciera en el suelo congelado. A mi, se me concedía el total cuidado de nuestro pequeño rebaño, tal como padre planeaba, para hacerme con la costumbre y acompañar al resto de los pastores de la casa grande.

Para eso, llevaba casi desde los 11 trajinando arriba y abajo por el monte, haciéndome con el mando de nuestros perros, dos perrazos nobles y de malas pulgas.

Tras volverme con el zurrón lleno con quesos para el secadero, soltaba al ganado y me acercaba a las pasturas mas bajas, donde dejaría que los animales pacieran mientras dejaba los quesos y me llevaba los preparados.

Allí estirado en el prado , aprovechaba los ratillos libres que podía leyendo los cuatro libros que me había quedado clandestinamente del colegio. Puede que allí, entre el húmedo ambiente de hierba fresca “La isla del tesoro” despertara aun mas mi fantasía por ver el mar y navegar en barco.

Algo que creía imposible, pero que no dejaba de rondar mi adolescencia. Luego cuando el sol empezaba a descender, recogía el ganado y volvía a casa a encerrar el rebaño en el granero.

Sabia que en poco tiempo se acabarían mis ratos de tumbarme a la fresca, al final del otoño empezarían a parir los animales y pese a tener pocos . Sabia que en la casa grande necesitarían un par de manos de mas.

Al llegar a casa, encerré los animales y volví hacia la casa, deje los quesos curados sobre la mesa de la cocina, y sentándome junto al hogar calentarme del húmedo frío exterior. Las mujeres aun no habían llegado del pueblo , así que removiendo la eterna olla sobre el fuego me serví del puchero y comí en silencio , agotado por lo que sabia se avecinaba.

Me arregle lo mejor que pude para visitar la casa grande, sacudí mi camisa aplastando el pelo frente al pequeño espejo de la entrada.

Encontré a padre en el pasillo junto a la puerta del despacho de Don Matias, allí esperaba con la gorrilla en la mano.

  • Vamos, esta esperando... y ya sabes que no le gusta esperar a nadie.-- me empujo toscamente a que entrara.

Tal como recordara, Don Matias seguía sentado detrás de su gigantesca mesa , allí desde donde dirigía y gobernaba nuestro mundo , su mundo.

Fumaba uno de aquellos puros habanos que formaban nubes alrededor de su cara.

  • Pasa , pasa Eladio... menudo estirón el tuyo... eh?-- Ay que ver hijo, – se levanto tendiéndome la mano...-- Casi no te conozco...Bueno...-- tu padre y yo ...tenemos planes para ti.-- soltó una bocanada de humo blanco--- Si tal como tu padre me contó, te desenvuelves bien con vuestro rebaño...-- dudo estrechando los ojos.-- a lo sumo en un año... puedo ponerte al cargo de los rebaños de la hacienda.- – Que me dices,? – sonrió satisfecho por su acierto.
  • Yo... bueno... no se...!-- dude un instante, suficiente para que padre diera un paso al frente decidido y hablara antes de que yo arruinara sus planes.
  • Claro que si... Don Matias... el muchacho se desenvuelve bien...-- lo que pasa es que tiene la cabeza a pájaros...-- acabo soltando un pescozón delante de ellos.-- Pero él sabe lo que le conviene..., Sabe-- me miro abriendo los ojos advirtiéndome-- Sabe... que después es cuestión de que haga bien su trabajo y sea el capataz de pastores... , – Verdad?
  • Claro, claro... un buen hijo Eliseo..., eso es lo que es tu hijo! Se volvieron los dos dejándome a sus espaldas.

Ambos planeaban cada minuto de mi vida dejándome al margen , dando por echo que como buen hijo cumpliría las expectativas de ambos.

Apenas tenia 13 años, 4 meses para cumplir los 14 y ya me sentía como un condenado a galeras.

Baje los hombros, conformándome cobarde mente con lo que disponían , así había antes con mi abuelo y mi padre.

En silencio salimos fuera del despacho , recorriendo la salida del servicio en silencio. Beatriz nos esperaba en la puerta y junto a ella enfilamos el camino hacia nuestra casa.

  • Id para delante... se me han olvidado unos asuntos con don Matias... decid a mama que volveré como mucho a la cena...--

Los dos nos miramos aliviados, A mi al esperar una tanda de collejas que lloverían sobre mi cuando me recordara la manera de dirigirme al patrón y a Beatriz por romper otro servicio de porcelana fina de la señora Angustias. Aquella vez, mi hermanita tenia algo que le roia dentro, se notaba a la legua.

Según vi , era peor..., mucho peor... porque apenas levantaba la cabeza del suelo, la cara sonrojada y misteriosamente callada.

Una o dos veces hizo el intento de hablarme, de decirme algo para luego callarse antes de que algún sonido escapara de su boca.

  • Eladio...-- por fin pronuncio indecisa-- Tu conoces mejor que nadie al señorito, verdad?-- susurro parándose de golpe.
  • Buenooo... si, supongo...-- Que pasa con él señorito?-- resople cansado.
  • Nooo, nadaa. -- buenooo , nada no... no seee...-- desvió los ojos un segundo.-- Verás …. Dora la otra chica del servicio de cocina esta mala... y en fin, esta en casa, por eso la sustituyo sirviendo la gran mesa...-- continuo explicando-- Ayer, cuando llego el señorito yo limpiaba la cristalera frente a la salita de la señora angustias.... y vi algo que...-- se llevo la mano al extremo de la trenza enroscàndola con el dedo, que distrajo mi atención.
  • Queee...-- dudo mirándome fijamente-- me pareció muy raro, – se inclino hacia mi bajando aun mas el tondo de su voz, casi en un murmullo-- Veras la señora Angustias estaba sentada encima de su hijo y yyyyyyyyyy.... parecía botar encima de él como una loca.
  • La sangre se me agolpo en la polla,-- así de sencillo-- una palabrita de su boca y Paaaam! – mi maldito amigo no había tardado ni una hora en encontrar a su madre y volver a montarla, o en ese caso , ella cabalgaba sobre él.

Imaginaba como había sido el encuentro, después de casi cuatro meses. Lo que no podían imaginar era que una ignorante niña los había pillado en plena faena.

  • Seguro que te lo has imaginado...!-- procure quitarle hierro al asunto.--
  • Que nooo, – Te lo juro-- El estaba sentado en la butaca de mimbre , y doña Angustias subía y bajaba botando encima de él, Igual que cuando era pequeñita y Mama me subía a caballito., crees que soy tonta o que?-- me miro furiosa... entre los dos había algo carnoso que salia y entraba de ella.-- acabo cruzándose de brazos enfurruñada.
  • Mira Beatriz, sera mejor... que calles todo esto... no sabes el jaleo que puedes montar si.... si alguien llega a enterarse.--- procure serenar mi voz. – Entiendes? – Debes cerrar la boca..., por Diooos...!
  • Tan malo es?... Doña Angustias parecía disfrutar de lo lindo... – si vieras como reía y animaba a su hijo.-- A caso esta mal?-- me miro inocentemente.
  • No!, pero... Jurameee, jurameee...!-- la agarre con fuera de los brazos.-- Esto no saldrá de tu boca.-- a nadie, entendido?-- Secreto... -- ni una palabra a padre o madre....
  • Vaaleee... pero suéltame, me haces daño...!-- se restregó los brazos escapando a la carrera a casa.

Entro como un torbellino dentro de las cuatro paredes donde Mama preparaba la mesa para la cena, durante toda ella, observe a mi hermanita comer de su plato como si nada hubiera sucedido.

Parloteando de tonterías con el resto de mis hermanos, Yo aparentaba tallar un trozo de madera sentado al calor del fuego, pero mis manos parecían ausentes.

Escuchaba trozos de conversación sin verdaderamente oír lo que decían, al final deje la talla y me dirigí al corral, esparcí algo de grano y paja en por el corral, sin que mi cabeza dejara de dar vueltas a las palabras de mi hermanita.

Desde entonces , la polla parecía agujerear mis pantalones. Así que entre medio de los animales me la saque del pantalón y me pajee hasta correrme entre los montones de heno. Algo mas tranquilo, me dirigí al cuarto, esta vez me quede en camiseta y calzón .

Todo estaba en silencio, y entre en las habitaciones... muy despacio. Parecían dormidos, gonzalo vuelto de cara a la pared en la litera de encima, Las mellizas de nuevo acurrucadas en la de abajo.

Trague saliva para ver a Beatriz de costado en la gran cama, con cuidado y procurando no hacer ruido me metí entre las sabanas tibias. A lo sumo al día siguiente tendría que irme al granero, entre los animales preñados, pronto se acercaría la época de parir y debía vigilar los mas estrechamente, Menos mal! No sabia muy bien como reaccionaria su verga si su hermanita se liaba a preguntarle de nuevo. Suspiro cansado adentrándose poco a poco en el sueño,

La sensación fue muy agradable, de hecho deliciosamente caliente. Empezaba a sentir los rayos del sol dándole en la cara, pero no se trataba de eso. Mmmmmmmmm! Gruñó medio despierto medio dormido, el hormigueo que sintiera un segundo atrás empezaba a volverse cada vez mas bueno, el placer empezaba a subirle a oleadas sin querer aun abrir los ojos.

El magnifico sueño se acabaría si abría los ojos, y el gustillo que empezaba a subirle por la entrepierna se acabaría entonces.

Era una gozada, la polla empinándose con los suaves roces de la mano de Juanita. Ella si que conseguía despertarlo con una sonrisa en la cara . Mientras rodeaba mi tranca tan buenamente como pudo, eche la cabeza atrás del gustazo de sentir sus manos bajando y subiendo despacito por toda la carne de mi rabo.

--Ahhhh siiii, oooohhhh siiiii mas rapido Juanitaaaa! Mmmfff, mmmmfff--- murmure animándola.

Su mano iba apretando la tallada con mas decisión y los gruñidos cada vez mas roncos de mi garganta eran dignos de las mejores pajas echas hasta ese momento, ni que decir cuando su otra mano palpo la bragueta de mis calzones hasta tímidamente palparme las pelotas rodándolas encerradas en su palma.

Menuda gozada..., su mano bombeaba cada vez mas rápidamente toda la carne , deslizándose ya engrasada en su manita, sus deditos volvían una y otra vez hasta el grueso cabezón granate para moler arriba y abajo. Jooodeeeeeeeeeeeeeeeeeer!– aullé al correrme en un sonoro chispazo.

Aquella si que era una buena manera de despertarse, vaya que si , esta vez Juanita se ganaria con creces el frasco de colonia que le iba a regalar – se dijo aliviado al entreabrir los ojos.

Solo que....

No estaba en el catre junto a la cocina en la casa de veraneo del señorito, aquella era la habitación donde dormían sus hermanos, en su casa. Parpadeo rápidamente para centrarse , No.

definitivamente no era la casa de veraneo, y si giraba la cabeza sabia que no seria Juanita a quien encontraría.

Apretando la mandíbula, giro la cabeza y la vio.

La cara de asombro de Beatriz era ridículamente graciosa, los ojos parecían desorbitarse le de la cara, la boca algo abierta en estado de pasmo absoluto, un pegote de semen espeso colgando de la punta de la nariz, otro colgando peligrosamente de una de sus gruesas trenzas.

Pese a estar de rodillas con aquella expresión alelada, me salí de la cama como si el diablo estuviera apuntándome con el tridente. Así de sencillo, del susto caí sobre el suelo y rodé hasta poder mirar culpable a mi hermana.

Esta empezaba a parpadear, haciéndose a la idea. Primero, se llevo la mano a la nariz , limpiándose la baba blanca con la mano.

Contemple las literas vacías, suspirando algo aliviado. El resto de mis hermanos dormían como ceporros ajenos al jueguecito al que Beatriz me había sometido.

Maldiciendo entre dientes, agarre la muda de ropa y me vestí con tanta prisa como mis manos temblorosas me dejaron. Como cojones iba a..., negando con la cabeza me volví a mi hermana despegando los labios por primera vez , señalandole fuera de la habitación con el dedo.

Agarre de una de las trenzas a mi hermana , sin importarme el dolor que pudiera sentir la arrastre hasta el pequeño cobertizo donde preparaban el queso.

  • Que cojones... , te crees!-- acabe tirandole de la trenza.-- Estas locaaa...., –
  • Auuuuu,.,., auuuuu... mee haces dañoooo, sueltaaa..!-- comenzó a lloriquear alejándose de mi mano.--- Queee.... me dejeees...! .

Sin saber muy bien como le atice una ostia tan sonora que la pobre quedo tendida en el suelo, hasta que el lloriqueo empezó a ser mas fuerte como un mar de lagrimas .

Temí por si mi padre aparecía, y preguntaba algo.

  • Levantate, vamos... la amenace poniéndome sobre ella furiosa-- Que no te oiga padre... o quieres que él te zurre mas fuerte?--- Sacudiendo la cabeza incrédulo seguía viéndola sorber las lagrimas hasta que finalmente los pequeños hipidos se acallaron.
  • Beaaatriizzz, perooooo que cojooones haciaaaas?-- le pregunte mirándola a los ojos... – A ti es que esto de aquí...-- le puntee la cabeza-- no te funciona...?--
  • Nooo, me desperté prontooo... y vi que tu, tuuu... pito, estaba duro y empezaba a empinarse....-- Yoooo, yooo de verdaaaad, solo quería verlo bien....-- nada mas te lo juro-- junto las manos suplicando.

Lueeegoo, al verlo asiiii... apretando tu calzón, pues , pueees... me dije que debía estar muy mal ahí tan apretadoooo...., lo roce un poquito... y , bueno, latía como un pajarito.

Sentí mucha curiosidad, y... yyy... metí la mano dentro..., estaba ardiendooo y duro... y... la saqueee fuera...... Parecía una estaca dura.... * Callateee! – cerré los ojos maldiciendo sus palabras.-- Entiéndeme bien , beatriz!, no vuelvas... nuncaaa, nunca... a hacer una cosa así....-- Eres solo una niña!-- acabe pasando la mano por mi cara, – Hostia puta... eres mi hermana! --- Es que no te entra en la cabeza? * Si ya lo seeee, como si no lo oyera todos los días...-- pero eres un embustero...-- me desafió levantando la cara altiva.-- Me dices esooo, y mira como se te pone dura... otra vez.-- señalo a mi entrepierna.

Tal como decía, mi polla volvía a endurecerse traicionera mente, sin que yo pudiera evitarlo me coloque tras los caballetes de escurrir el suero, poniendo tierra de por medio, procurando calmar aquella locura. Era eso, una puta locura, pero las manos de mi hermanita me habían echo la mejor paja de mi corta existencia.

  • Sera mejor que vaya dentro, me explico volviéndose enfurruñada-- tengo que preparar el desayuno con Mama. – acabo explicándome mientras iba alejándose hacia la puerta.
  • Beatriz...,Esto no ha pasado... entendido?-- murmure al verla irse.
  • Ya estas otra vez con lo mismo, no ha pasado, no lo expliques..., tu y tus malditos secretos, – se giro enfadada.-- Y que pasa si no quiero callarme... eh? – chispearon sus ojos . – Se lo puedo contar a Mama, …. o que se yo,al Padre Gabriel..., !
  • Como te vayas de la boca....-- me tense igual de rabioso-- Te atizare hasta dejarte el culo rojo!-- sabes que puedo hacerlo...--
  • Eso sera si me pillas!-- me miro con burla sacándome la lengua y escapando por el pasillo.

La atrape por el brazo con el aliento atascado en la garganta. – Beatriz... por favor , no seas burra...-- vas a buscarte la ruina... te zurrare , bien que lo sabes!

Se escabullo de la presa de mi mano para esconderse en la habitación donde los niños empezaban alborotar .

Si tener que lidiar con un rebaño arriba y abajo por la montaña no fuera suficiente, mi hermanita curiosa y demasiado precoz acababa de ponerme en guardia para próximos combates en los que sin duda intentaría atraparme, bien que se encargaría ella.

Tenia suerte de poder escapar de bajo de aquellas cuatro paredes, porque... quien sabe..., quien sabe....