Las Batallitas del abuelo Eladio y familia. (3.)

En plena ola de calor, las hormonas revolucionadas de Eladio y Alejandro no respetan a nadie. Ni siquiera a la beata madre del señorito Alejandro.

Los últimos días de junio terminaban con un mes realmente canicular y en la casa señorial se sufrían de una manera mas acusada, puede que permanecer encerrados dentro de los gruesos muros no fuera suficiente para apagar los calores despertados en alejandro y en mi.

Aquel verano gozamos noche tras noche de las dos chicas del servicio, las dos se escabullían del cuartucho sobre las caballerizas y se deslizaban en nuestras camas, Cada noche jodíamos gozando de las horas robadas al sueño y al trabajo, porque incluso cuando alguna de ellas era mandada a la cocina, lugar donde nunca podría un pie doña Angustias, podíamos escabullirnos y sin soltar palabra alguna, levantar la falda y follarla contra la fila de los platos o incluso en la despensa, ya no había ningún lugar libre de nuestros libidinosos años mozos.

Sospecho, que alguien debió olerse algo. Porque aproximadamente a finales de Agosto, cuando el calor en la capital era insoportable las muchachas marcharon para sus casa con unos días libres y no volvieron.

No nos dijeron nada, no creo que ni ellas sospechaban de la jugarreta tramada. Así de simple, se esfumaron de la noche a la mañana. Y aunque nos dolió la partida, enseguida fueron sustituidas por dos robustas ancianas y una cría algo delgaducha aun con dientes salidos.. No soltaron prenda de donde estaban Dolores y Juanita a si que, a Joderse toca.

Ni que decir, que las que sufrieron mas fueron nuestras pollas, acostumbradas a joder de lo lindo y puestas a barbecho a las buenas o las malas.

Ambas señoras sobrepasaban la cincuentena, peludas y feas a morir, era imposible despertar nuestra lívido ante las piernas surcada de varices.

Los dos seguíamos pajeándonos cada vez mas seguido, en esa constante calentura de hormonas bullendo .

El simple echo de distinguir un tirante de sujetador mal colocado, ya era suficiente para empalmarnos sin importar el lugar ni la compañía en la que nos encontráramos, aunque se tratase de domingo en misa de 8.

El culpable entonces, intentaba tapar la erección con el misal, procurando no sonrojarse y descubrirse ante la madre y la parroquia reunida solemnemente.

En una de aquellas ocasiones, no hubo manera de impedir que Alejandro se empalmase con la visión de la blusa algo transparente de una de las beatas, poco importaba si sobrepasaba los sesenta . Aquella vez, no solo yo fui el único en contemplar la enorme tienda de campaña de sus pantaloncillos.

Esa vez, doña Angustias arrodillada frente al altar descubrió por el rabillo del ojo el tremendo bulto sobresaliendo al intentar recuperar el misal de su hijo del suelo.

Aparto en seguida los ojos, pero advertí claramente el sonrojo acusador en sus mejillas. Claro que lo había visto, y como santurrona que era se santiguo hasta tres veces, hundiéndose en trance en la oración .

Lo que es su hijo, ni cuenta se dio. Pendiente como estaba de la beata con blusa algo transparente.

Aquella vez no le dije nada, ya era bastante embarazoso.

Esa tarde en el carruaje de vuelta a la casa, todos estaban extrañamente callados, las mejillas de doña Angustias aun coloreadas por el rubor , su cara girada contemplando concentrada el paisaje.

Alejandro tarareando una coplilla en voz baja, yo solo dedicándome a mirar a uno y a otro.

El calor sol pegaba de lo lindo, tal como decía Dolores para freír un huevo en la calle. Aun así, llevábamos nuestras mejores galas para el domingo, aunque tocase asfixiarse con los cuellos almidonados y los guantes.

Solo sobrepasar las puertas de la entrada, era señal valida para arrojarlos de cualquier modo y liberarnos del calor.

Ese domingo en especial se parecía a otro cualquiera, solo que..., no fue como otro mas...

Don Matias seguía en el campo liado con la venta de los cabestros con lo que le era imposible reunirse con su familia, de mis padres supuse lo mismo. Porque allí donde estuviera Don Matias, allí estaba padre.

Doña angustias enseguida desapareció en el interior del santuario de sus habitaciones, excusándose en la terrible jaqueca que le provocaba el calor.

Libres para hacer lo que mejor se nos diese en gana, agarramos las escopetas de balines para dirigirnos detrás de la finca , con la excusa de la caza de pajarillos, podríamos salir sin levantar sospechas.

Una vez fuera, corríamos como alma que lleva al diablo hasta llegar a los limites de la propiedad , junto a los olivos del linde, allí era donde solíamos escondernos, en el pequeño cobertizo de herramientas.

Las cosas de críos que siempre pasan, fumarnos algún que otro cigarro birlado del despacho de don Matias, agenciarnos con alguna botella de fino de la bodega, nos la tomaríamos dando tragos sin dejar de hablar de ellas.

Luego, saldríamos a fuera, cuando el picorcillo del alcohol y el calor de la tarde se volviese difificl de soportar, y dispararíamos un par de tiros, lo justo para ser oídos desde la finca, volviendo con el morral vació y la escopeta al hombro.

Aquella tarde, el sol pegaba de lo lindo, y en vez de fino habíamos arramblado con una botella de aguardiente . Podrás imaginarte la curda que pillamos en solo dos tragos, Entre los fardos de recogida de la aceituna, nos fuimos pasando la botella . Una calada de cigarro, y otro trago mas.

Se nos había subido el aguardiente, de eso no había duda .

Con ese puntillo divertido, todo nos daba igual , aun con las escopetas al hombro nos encaminamos a la charca del patio trasero.

Entre los olivos centenarios, trazamos una especie de escaramuza intentando emular a los cowboys de las novelillas de real, alejandro el cowboy del fuerte yo el indio arranca cabelleras.

Gritábamos y armábamos suficiente barullo para espantar al mas paciente , mejor para nosotros.

Esa tarde, al dirigirnos de nuevo por la parte trasera de las dependencias alejandro me sujeto del hombro parándome en seco. – Escuchaa!, shhhh oigo algo!.

Pare oído al ruido , oyendo algo parecido a un devil chapoteo , aquella vez no venia del patio, parecía llegar de la parte mas alejada de la casa, era extraño! , pero era sin duda ruido de agua.-- El codazo en mis costillas y el estirón de mi camisa ya me hacia presagiar otro intriga.--

Avanzamos muy lentamente hacia el origen del sonido, con la cara pegada al muro encalado nos arrastramos hasta llegar bajo una ventana algo alta. Entendí al vuelo la seña de mi amigo, sin hacer mucho ruido, me encamine a la cuadra en busca de algo para poder subirnos y mirar dentro.

Di con unas cuantas cajas viejas y sin perder ni un momento me las agencie , impaciente me dirigí con ellas corriendo hasta el escondite de mi amigo.

  • Dame..., – no hagas ruido--, Te imaginas a la dentuda... desnuda, sera como el palo de una escoba...-- pero coloco la caja con cuidad o subiendo .-- Menos da una piedraaa...-- se le escapo con la boca un abierta.
  • Queee..., oyee... se ve algo...!-- me subí justo al lado de él – intentando ojear la figura de la dientes de conejo.

Me quede mudo de la impresión, estábamos espiando a través de una cortina de encaje o algo parecido, pero podíamos ver perfectamente , la bañera de porcelana blanca. El cuerpo estaba sumergido hasta el cuello, con lo que no podíamos distinguir nada mas que el pelo sujeto en un moño.

No era la niña dentuda , eso estaba a la vista. Los ojos casi parecían querer salirse de las órbitas cuando se sentó en la bañera y dos esplendidas tetas se nos mostraron a escasos metros.

Ni que decir que nuestras manos, ya hacia tiempo que habían volado a la bragueta de nuestros pantaloncillos y empezaban a magrearse con la visión del agua goteando de aquellas colosales tetas.

Alejandro, seguía igual que yo atento la visión de la esponja enjabonando los pezones carnosos, la mano de ella parándose algo mas de lo debido encima de ellos, excitándolos bajo su mano.

Menuda calentura llevábamos encima, y la chica sin enterarse de nada, continuando su cachondo baño, recostándose de nuevo mientras la mano bajaba por su cintura y se adentraba en el agua jabonosa. Nos miramos mordiéndonos los labios de frustración, con que ganas hubiéramos entrado por la ventana y la hubiéramos jodido.

Alejandro continuaba magreándose con furia, cada vez mas al borde del orgasmo, los jadeos cada vez mas roncos, yo casi a la par.

Ella también parecía disfrutar de la acción de su mano, porque casi en seguida de la desaparición bajo el agua empezamos a escuchar los deviles jadeos imposibles de confundir. Aquello acelero nuestras pajas hasta darnos alas y corrernos contra el muro.

Deseando ver la cara de la dueña de nuestras pajas, volvimos a asomarnos, justo cuando la moza salia del baño.

Con la piel brillante y sonrosada, pudimos contemplar un apetecible culo redondito, las caderas algo anchas con interminables piernas saliendo de dentro de la bañera y volviéndose solo un instante hacia la bañera.

La pequeña mata rizada de su coño no nos sorprendió tanto como la visión de su cara; Doña Angustias se anudo la bata de algodón dejada en el taburete aun sin acabar de secarse la humedad.

Los dos estábamos mudos de asombro, no solo por haberle dedicado nuestra pajas si no por continuar allí aun atentos contemplando como se calzaba las chanclas y salia del baño.

Eran los aposentos de la madre de Alejandro, nos habíamos colado del todo.

Sin soltar prenda bajamos de los cajones, algo confundidos nos alejamos con las cajas abandonándolas en los matorrales frente al muro.

Yo no quise decir nada, que fuera él primero quien dijese algo. En silencio aun conmocionados, entramos dentro del patio pensando y cavilando lo que habíamos visto.

Colgamos las escopetas en el armero, sentándonos en silencio en el comedor desierto.

  • Pero miren quien esta aquí....-- oímos a Herminia regañandonos.-- Menudas horas de llegar...-. Sera mejor que se vistan para la cena....-- estará servida en 15 minutos.
  • No tengo hambre...-- contesto huraño Alejandro.-- hoy cenare en mi cuarto...!-- dicto autoritario.
  • Pero señorito... si siempre cena con su mama en el comedor...-- No sea tonto...! – Hoy hay chuletillas y espárragos trigueros ...-- le anuncio secándose las manos en el delantal.
  • Que no..., no tengo ganas-- se enfureció Alejandro mirándome alterado.-- Cenare en mi cuarto.... Coojones.... – Acaso no soy el señorito-- Escupió furioso.
  • Si señor...-- contesto Erminia algo mas suave-- En su cuarto, entendido!-- acabo desapareciendo sin mas en la cocina.

Lo mire un instante, y comprendí que aun seguía dándole vueltas a lo que habíamos visto hacia unos segundos antes. Debía sentirse violento, como no.

Me retire discretamente, huyendo hacia mi escondite en la cocina. Con el humor que llevaba encima era mejor estar lejos.

Cene en la cocina con Herminia y Basilia las dos criadas. La bandeja intacta con la cena del señorito había sido devuelta tal como fue llevada, así que esa noche pasaría hambre.

Doña angustias ceno en silencio en el gran comedor, sin la compañía de su hijo se retiro antes de llegar al postre.

  • La señora va a ponerse mala...-- te lo digo yo-- explico Basilia.-- No es bueno para una señora estar todo el día encerrada..., – tendría que salir, que le diera el aire....--- Mmmm, maloooo...-- sentencio metiendo otra dentellada a la carne.
  • Vaaaa... dejales a ellos! – Son cosas de Señores....-- anda largate ya chaval, o acaso vas a trajinar las ollas y lavarlas..., verdad que no?--- soltó erminia contundente.

Supuse que era la señal entre ellas para largar al crío y hablar de cosas serias, así que tal como querían me largue no sin antes, pegar la oreja agazapado en la despensa.

  • Ayyyyy Erminia..., si la señora se nos pone mala... nos echan a la calle!-- de eso no te quepa duda!-- escuche a Basilia arrastrando la silla recogiendo la mesa.-- No ves lo paliducha que esta..., parece un fantasma....!--
  • Calla , calla! – en el pueblo dicen cosas, sabes? – Esa lo que necesita es menos misas y mas pollaaa.... – Soltó con risa estruendosa.
  • Si clarooo... – con lo beata que es... – te imaginas … ahhhhhgggg! Se rió con ganas..., voy a empezar a fregar, melindrosa!-- le lanzo el paño jabonoso.

Las voces fueron apagándose entre el entrechocar de vajilla, hasta perderse totalmente. Me aleje lo suficiente, para pensar las palabras de las dos viejas sirvientas. Doña angustias estaba de muy buen ver, solo había que recordarla saliendo del agua para sentir empalmarse de nuevo, el problema era …. Era la señora.

Ufff..., rascándose la cabeza fastidiado se dio cuenta que apenas debía superar la treintena, aun era joven.

Casi como su madre, apenas una cría de 16 años cuando se caso con Don Matias.

18 cuando pario a su hijo Alejandro, siempre sola en la hacienda, encerrada en sus habitaciones.

No entendía a la gente rica.

Se enterró en su camastro pajeándose con la imagen aun fresca de su memoria, como sin duda imitaria Alejandro .

Al llegar la mañana, las obligaciones impuestas en la casa les tuvieron sentados en el cuarto de estudios casi toda la mañana, entre ecuaciones y problemas de geometría . Debían cumplir unas horas de repaso para poder tener el resto del día libre, Deberes de vacaciones...... Aburrido y tedioso hasta morir.

la mejor hora para estudiar; las 9, sino a media mañana el calor empezaba a apretar y no daba tregua, solo entonces, podían salir al patio con un par de galletas , desde donde veíamos a doña angustias saliendo para la habitual misa matinal.

Aquella mañana las ojeras de alejandro delataron la larga noche de insomnio, sentado como estaba junto a mi lado murmuro en voz suave.

  • Allá va otraaaa vez..., – joooder que aburrido, es que no hay otra cosa aparte de la misa--- sonrió levantando las cejas-- ufff..., me pregunto si hoy volverá a bañarse ….-- termino sacudiéndose las migas del pantalón.
  • Puede... – conteste yo-- Podemos ir a mirarlo después... cuando vuelva-- que te parece?-- solté en tono casual.
  • Por mi.... de acuerdo...-- acabo aceptando inmediatamente.-- No creo que tarde en volver mucho..., acaso crees que no contara al cura sus pecados...-- se carcajeo con fuerza.

Entramos de nuevo en la casa, volviendo a nuestros estudios. Para las doce, terminamos de cerrar los libros y salimos al patio dispuestos a jugar.

No sabíamos muy bien en que emplear el tiempo, así que simplemente subimos a los olivos mas altos para poder espiar el camino de entrada a la casa.

Durante 15 minutos, no vimos nada mas que el transito habitual de un día normal, gente arriba y abajo circulando hacia sus respectivas vidas.

Doña angustias apareció de repente en nuestra visión abriendo la cancela algo vacilante.

Nos miramos triunfantes ,bajando a toda prisa de los olivos. Como alma que lleva al diablo, recorrimos el camino hacia la parte trasera de la finca a la carrera. Alejandro llego el primero a los matorrales de donde saco el cajón escondido el día anterior.

Yo aun con la respiración entrecortada me situé justo a su derecha, tal como lo hiciéramos el día anterior. Nerviosos, esperamos y esperamos.

Desde donde estábamos encaramados solo escuchábamos la voz de doña angustias hablando con Basilia, suponíamos que debía estar preguntándole donde estábamos, no lo entendimos muy bien.

Aun eran las 2, demasiado pronto para un baño. Nos dio igual, nos apostamos frente a la ventana del baño pacientes.

La puerta del baño se abrió de golpe, haciéndonos bajar nuestras cabezas instintivamente. Escuchábamos los paso de doña Angustias frente al lavabo , enroscando su larga trenza encima de su cabeza.

Luego, simplemente desapareció dentro de sus habitaciones y volvimos a suspirar decepcionados.

  • Sera mejor... que volvamos dentro...!-- susurre dirigiéndome a mi amigo.-- Lo mas seguro... es que sea después de comer... – cuando pega mas el calor.
  • Tienes razón..., – acabo bajándose del cajón Alejandro-- Volvamos a dentro y hagamos como si nada.

En efecto , cumplimos con los planes trazados huyendo del escondite y volviendo a entrar en la casa. Nos esperaban para la comida y alejandro se separo de mi en el comedor.

Solo pude echar un vistazo a doña Angustias, algo mas sonrojada de lo habitual comía como un pajarillo los bocados de su plato, sin ni siquiera levantar los ojos del plato.

Alejandro hablaba y hablaba sin dejar de ocupar el silencio con el sonido de su voz, acaparando la atención de la madre que lo idolatraba. Comí en la cocina preocupado en como se desarrollarían las cosas en el comedor principal.

A mis ojos y a los de alejandro nos excitaba pensar en lo que sucedería aquella tarde, deseosos que la comida pasase y pudiéramos estar subidos a los cajones espiándola.

Si solo llegase a sospecharlo!.

Aun cuando el ultimo bocado del bacalao se me quedo en la garganta, me escabullí hacia el comedor en busca de mi amigo.

Contemple los ojos brillantes de Alejandro inclinado tras su madre con la jarra de jerez en la mano, sirviendole una copita t. El escote algo mas bajo de lo habitual de doña Angustias, insinuando un fino sujetador de satén.

Menuda suerte la suya.

Unas gotas derramadas, lo suficiente para que alejandro se inclinase con la servilleta en la mano espiando aun mas sobre el escote.

Su madre ajena al deseo despertado, agradeciendo los buenos modales le dedico una sonrisa.

  • Eres todo un hombrecito... hijo mio! – tomo la copa bebiendo un ligero sorbo-- delicioso...-- acabo dejándola de nuevo sobre el mantel.-- Me tenias preocupada... Basilia me dijo que no cenaste anoche..., – Acaso te encuentras mal...!
  • Nooo mama... – solo un poco indispuesto-- Ehhh, digamos que tengo algo entre ceja y ceja....-- se sentó de nuevo en la mesa.
  • Ahhh en ese caso!-- Te deseo suerte hijo... en ese aspecto eres como yo!-- no lo intentes , consigue lo!....-- ese ha sido el lema de mi familia-- Recuerda lo...,-- acabo despidiéndose aun con la copa en la mano.-- me retiro... este calor puede conmigo...!-- Te dejo..., reposare en mis habitaciones... hasta la noche, cariño !
  • Que descanses mama...-- sentencio con un brillo lascivo en los ojos--

Nos reunimos en la cocina, no sin antes comprobar como las dos criadas retiraban el servicio de la mesa del comedor, a una seña de Alejandro nos apresuramos hacia la parte trasera de la casa. Para cuando nuestros pies se subían en el cajones, sabíamos de nuestro triunfo.

Escondidos bajo la ventana, escuchamos los pasos de ella por toda la habitación, no sabíamos a ciencia cierta cuanto tardaría aquella larga tortura.

Igual que una noche de reyes magos, ansiosos vimos abrirse la puerta del baño. Entraba con paso seguro, dirigiéndote a la gran bañera en frente a la ventana. Inclinándose solo un poco, giro la llave del agua esperando mientras se soltaba el pelo dejándolo suelto tras su espalda.

La larga melena dorada era igual a la de su hijo era espesa y rizada , llegaba hasta el final de la espalda, justo rozando el irresistible culo. Aguantando la respiración contemplamos como la bata de seda blanca se deslizaba hasta caer al suelo , dejándola desnuda ante nuestros lúbricos ojos.

Ya entonces, la pollas estaban en nuestras manos, empezando el ritual habitual para una paja de las que hacia época.

Los ricitos dorados del coño parecian llamarnos a un final cada vez mas próximo, alejandro con la cara en pleno éxtasis se pajeaba con furia. Su madre sumergida en la bañera ,seguía rodeada de espuma deslizando sus manos por el contorno de sus tetas firmes y duras.

Me corrí con la visión de los pezones entre sus dedos, de reojo mi amigo me imito descargando la espesa corrida en un explosivo rugido, descubriéndonos miserablemente.

  • Quieennn anda.... -- dejo a medio pronunciar levantándose doña Angustias de la bañera, atandose la bata de seda y abriendo la cortina furiosa.

Puedo decir que, si hubiéramos salido a toda leche de allí no hubiera sucedido lo que paso después. Porque cuando aun alejandro se vaciaba contra la pared, la cara furibunda de doña Angustias apareció por detrás de la cortina de encaje.

Pillarnos en aquella situación, no tenia perdón. Ambos los sabíamos.

  • Niños del demonio..., pecadores...! – rugió furiosa agarrándonos de la oreja a los dos-- empujándonos dentro del cuarto de baño.-- Espiandooo... que barbaridad...., esto es.... inmundo...-- rugió colorada por la rabia.

Vamos..., dentro..- nos empujo sin soltarnos las orejas--, os voy a dar algo para que os acordéis de este día para siempre..., Marranos ...!-- nos lanzo sobre la alfombra de su habitación.-- * Lo sentimoooss mamaaa..., – lloro como un mocoso Alejandro-- no lo volveremos a hacer...-- suplicaba su hijo con la cara bañada en lagrimas.

Yo callaba como un muerto, seguro de nuestro castigo y mi ultimas palabras en este mundo. Si su adorado hijo no lograba calmarla, me iba a caer una grande.

  • Ya os daré yo... jarabe de palo!-- Esoo es..., una buena tunda... – se paseaba arriba y abajo de la habitación enfurecida.

Para cuando acabo de pasear , los nervios aun estaban mas a flor de piel.

Desde donde estábamos estirados, en el suelo de su habitación. La vimos taconear hasta su vestidor buscando algo.

Reconozco que cerré los ojos muerto de miedo, pero nada en comparación que verla inmóvil de pie frente a nosotros.

  • Que vergüenza hijo..., como has podido...., – farfullaba una y otra vez...-- venga señoritos míos , sobre el arcón. No voy a repetirlo mas veces...-- chillo enfurecida.

Hay que cargar con las consecuencias de nuestros actos...-- y si he de zurrarte hasta que no puedas sentarte sin pensar en tus pecados, que así sea!.

Alejandro se levanto aterrado, al escuchar el tono iracundo de su adorable Mama. Las lagrimas no la conmovían como siempre lo habían echo. así pues, manso como un corderillo hacia el matadero se dirigió al barrigudo arcón de madera y se echo sobre él.

Imite sus pasos, sin ni siquiera volver la vista atrás. Echándome junto a mi compañero de travesuras calcando cada uno de sus movimientos desanudando el pantaloncillo esperando la zurra .

Escuchamos con el corazón en un puño como se paraba detrás de nuestros culos al aire, vigilante como ave de rapiña.

  • Veremos ahora si la percha os quita las ganas de estar haciendo cochinadas .-- pronuncio en un tono nunca oído en la remilgada doña Angustias.-- Espiando a tu madre... ! Yo hijo, que te lo he dado todo...-- hablo desesperada-- Tienes buena posición, educación … y al final, al final …. eres como tu padre....!-- levanto la percha y azoto el culo .
  • Ayyyyyyy, – aulló llorando Alejandro.

Alejandro había dejado atrás los aires de señorito fanfarrón , temblando como una fuente de flan al primer golpe, y casi en seguida el calor del perchazo me dejo sin aliento, turnándose en el castigo.

  • Pocas ganas os van a quedar...-- rió de manera aterradora-- se acabo eso de tocarse como monos, entendido?-- chillo con fuerza.
  • Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii....-- aullamos a la vez como respuesta , soportando los perchazos tan buenamente como podíamos.

Aun hoy, no se como demonios sucedió. No lo imagino, pero aun siendo azotados sin compasión , con el culo al aire y los pantalones en los tobillos. La polla empezó a endurecerse aun en medio del escozor ,muerto por la vergüenza sentí como se empinaba sin remedio.

Allí estaba, con mi amigo al lado sufriendo el castigo de una madre furiosa, y con el cipote en pie de guerra. Aterrado, ante semejante reacción, pedía que todo acabara cuanto antes.

No se si mi amigo debía estar en la misma situación, pero por fin los azotes claudicaron al escuchar la cansada respiración intentando recuperar el aliento.

Soltó la percha, que cayo al suelo con un ruido sordo. Aliviados por la pausa de nuestro castigo alcanzamos a levantar un poco el torso de la madera donde nos apoyábamos.

Había perdido el equilibrio, cayendo sobre sus talones agotada por el esfuerzo. Cada respiración como ahogándose, mientras tapaba su cara con las manos temblorosas.

Aquella era la oportunidad de huir de allí, en ese momento. Los dos nos pusimos en pie de inmediato, la picazón y el dolor apenas había menguado, pero nuestras pollas se erguían furiosas en pie de guerra.

Toque el brazo de alejandro haciéndole la seña , – Larguémonos!--.

No se muy bien en que momento , ella recupero la compostura. Pero lo hizo con la cara lívida por la furia, contemplo las pollas tiesas y firmes. Un extraño quejido salio de su garganta.--

  • Degeneradooooooos...-- Demonioooooossss , exclamo presa de un cólera nunca vista-- Acaso os ha gustado la zurra...-- Verdad?
  • Nooo sabemoos comoo...., nooooo-- contesto encogido Alejandro.

Doña Angustias se puso de pie con la mirada clavada en el duro y tieso cipote de su hijo, contemplando el colorado cabezón latiendo empinándose mas y mas. Luego desviando la vista, muda de asombro al apreciar lo mismo en mi persona.

No nos movimos ni un centímetro, no fuera que volvieran a llover los golpes. Pero aquella vez la madre de alejandro se quedo paralizada retrocediendo como si el demonio la acechase. Con los ojos desorbitados por el pánico dio un paso tras otro, alejándose. Desorientada.

  • Diooos miooo... hijoooo... ess..., esss., esss-- apenas tartamudeaba roja como la grana.
  • Mamaa..., no .-- viendo la bata de seda blanca aun húmeda por el baño , los pezones duros apuntándolo, casi saliendo del encierro después del brutal castigo, el nudo casi deshecho dejando a la vista los rizitos dorados y la raja rosada del coño.

No eramos de piedra, nuestros cuerpos respondieron a los impulsos reprimidos durante ese mes sin sexo. Entre el dolor y el deseo dimos un primer paso hasta la Doña angustias, luego le siguió otro y otro.

Decididos nos plantamos a ambos lados del ovillo lloroso en que se había convertido la madre de Alejandro.

  • Veteee hijo..., ohhhh dioooss – sollozaba su madre sin poder apartar la vista del cipote de su hijo.-- Es pecaminosooo-- volvió a hundirse en el llanto.

Mudo a sus suplicas, alejandro adelanto su mano sujetando a su madre y levantándola del suelo.

  • No llores mama,-- pronuncio con suavidad – no soporto verte así...-- la abrazo con la dulzura de un obediente hijo. – Shhhhhhh, shhhhhhhhhhhh-- apoyando la cabeza sobre su hombro como cientos de veces hiciera en su niñez.

Los veía abrazarse y por un momento pensé que todo volvería a su curso normal, nada mas lejos de la realidad. Porque mi amigo tan cachondo como estaba tenia a su madre pegada a su cuerpo, dejo caer el brazo que tenia sobre la espalda de ella hasta colocarla sobre el culo materno.

Yo seguía atento los suaves roces del rabo de alejandro sobre la casta bata de doña Angustias. Ella un paralizada, sin evitarlo ni soltarse. Como imaginaras, mi tranca estaba a punto de caramelo y había comenzado un suave meneo observándolos.

Como si música celestial se tratase, el leve roce de la polla de su hijo había conseguido trastornarla y por primera vez en todo aquel rato, escuchamos claramente aquellos jadeos reveladores.

Alejandro le impido recular sujetándola de la cintura con decisión y levantando un palmo la cabeza abrió la boca lanzándose a comer la boca lujuriosamente.

Angustias peleo un segundo, con la lengua de su hijo hundida en la traquea, hasta ambos en su frenética pelea de poderes toparon conmigo , parado como estaba detrás de ellos.

No se si fue aquello, o el indudable tacto de mi tranca sobre su culo, la impulso a desembarazarse del larguísimo beso de su hijo con las mejillas enrojecidas.

  • Noooo..., noooo.....paraaa hijo, por diooos santisimoo paraaaaa!-- rogó dirigiéndose a su hijo.

Alejandro respondió pegando su boca a la de Angustias, callándola y excitándola a continuar con las lenguas pegadas , jugueteando.

Temblando de excitación deje mi mano sobre la suave tela de la bata, deslizándola por la cintura , avanzando hacia delante en busca del rizado vello de su rubio coño. Refregando el cipote sobre su culo al compás marcado por su hijito.

Menuda calentura, pronto los jadeos de lenguas y fricciones encendieron la situación, eramos un enredo de manos y susurros lánguidos, lenguas y roces .

Pronto sus tetas quedaron al aire por las manos de Alejandro que empezaron a sobar amasando alocadamente los pezones carnosos. Los jadeos de los tres enganchados allí de pie era de locos. Las deviles quejas acalladas por la boca de su hijo. Moviéndonos torpes hasta la ancha cama .

El trío de brazos, piernas y rabos tiesos al servicio de la señora de la casa, pensé.

Mis manos hacia rato que habían comenzado a trabajarse la raja ya mojada de doña Angustias, mis dedos húmedos sobando los labios hinchados del coño, cada vez mas abierta a los magreos de mis dos dedos juguetones.

Hambriento por hundir mi rabo después de tanto, me separe a desgana de madre-hijo, rodeando la cama hasta subirme a ella por el lado contrario por donde Alejandro comenzaba a tumbar a su madre.

  • Nooo, noo … puede ser... noooooooooo, es pecadoooo...-- se quejaba angustias entre lametones y chupadas.-- Ohhhhhh , ohhhhhhh....--- se arqueo al verse tumbada sobre la cama con el peso de su hijo aplastandola sobre el colchón.
  • Ahhhh mamaa, mmmmmm, mmmmm...-- no digas eso..., mira como me pones...-- le sujeto su mano hasta llevarla sobre su polla ,arrastrándola por el grueso tronco.
  • Mmmmmm, diooos benditoooo, es gordisimaaaa! Mmmmmmm,-- se mordió los labios al palpar el rabo una dos y hasta tres veces.

Antes de que pudiera protestar de nuevo, alejandro acabo deshaciendo el nudo enredado , dejándola totalmente expuesta a nuestros ansiosos cipotes.

Eche una rodilla sobre el colchón, pendiente de los movimientos de mi amigo, dejando mis manos sobre la sedosa piel de mi patrona.

  • Ahhh mama..., te quiero con toda el almaaa! Ohhhh, ohhhh, observe como suavemente hundía la mano entre los muslos aun cerrados de su madre. – Dejameee entrar...--- ohhh , esooo es...-- consiguió encontrar la empapada raja materna y dedicándose a castigar el tieso botón sin descanso.
  • Ahhhh, ahhhh , ahhhh... que me haces...ohhh, ohhh, ohhh dioooss! Aullaba cada vez mas escandalosamente comenzando a entreabrir los muslos ante semejante tratamiento.

Sin sacar un ojo de encima, no perdía detalle de lo que se desarrollaba delante de mis narices, el olor a coño me llegaba a las fosas nasales, excitandome. Ya ahí, tenia la polla tan dura que sudaba el juguillo con el que me la machacaba sin descanso.

Ay estaba alejandro hundiendo sus dedos dentro del coño materno, cada vez con mayor rapidez, con el sonido de los gemidos de ella resonando mas y mas seguidos, jadeando cuando al fin se corrió con dos dedos dentro de su coño.

Lanzando un alarido, alzando la tetas sin importarle nada mas, ni siquiera que Alejandro inclinara la cabeza y mordiera un pezón rosado, chupando y sorbiendo sin dejar de observarla.

Seguía mamando de la teta, con los ojos fijos en Angustias, sorbiendo hasta se destetarse colocandose sobre ella.

Doña angustias abriendo las piernas acomodando a su hijo para comenzar a follarla, derrotada en un juego que se le había ido de las manos.

  • No lo hagas Alejandro..., nooo... lo hagaaass...-- volvió a rogarle , aunque sus manos se aferraban con esfuerzo al culo de su hijo.

Yo la veía acomodarse a los primeros roces de la polla, colaborando y cimbreándose al ritmo, esperando y aun así con la cara ardiendo sonrojada.

La mano de él enroscando un largo mechón dorado en su puño, el resto desparramándose sobre la almohada en abanico. Mi amigo distraído lamiendo y sorbiendo de los pezones, resbalando el cipote sobre el coño materno cada vez mas impaciente.

Con una vena hinchada en la frente a punto de estallar, Alejandro le clavo la polla bien hondo, arrancándole un grito lascivo. – Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhh-- siseo apretando los dientes empujando el cipote bien profundo.

Doña Angustias se crispo gimiendo sobre el hombro de su hijo, levantando la espalda ofrenciendole sus tetas.

  • Aleeejandrooooo.... ohhhhhh --- dijo aferrándose con fuerza.

Al oír su nombre , poso las manos sobre las tetas volviendo a juguetear con los tiesos pezones, y empezó a joderla en envestidas cortas y profundas, perforando cada rincón del coño materno en riñonadas potentes que me llevaron a correrme como loco.

Así sin mas, escupí la semilla caliente sobre los dos, sin importarme los gemidos de los dos cuerpos entrelazados follando cada vez mas rápido.

Era evidente que doña Angustias gozaba como nunca antes pues de la timidez y los ruegos nada quedaba, vencida como estaba, dejo que su hijo le abriera las rodillas con brusquedad separandolas para sujetarla de los muslos , ensanchandola a cada salvaje embestida, metiendo y sacándola con una furia brutal.

El chapoteo del coño tragando la carne era muy cachondo, clavándose una y otra vez en las entraña maternas, solo podía admirar semejante espectáculo, digno de empinar de nuevo mi rabo.

  • Ahhhhh, hijoooo , maaas durooo, maaas duroooooo-- susurro cerrando los ojos resollando al ritmo marcado por la polla del hijo.

Alejandro se levanto follandola con golpes mas profundos, mas duros, montandola sin piedad. Los dos desde nuestras privilegiadas posiciones viendo las tetas bailar al compás marcado por su adorado hijo.

Le follo el coño con fuerza casi con crueldad , y parecía que a su madre aquello la ponía al borde de la corrida, arañando la espalda de su hijo como una gata salvaje.

Había que ver como chillaba, esa era otra mujer. Una que parecía gozar de lo lindo con una polla perforándola.

Para cuando mi amigo embistió con toda la fuerza que le quedaban, observe envidioso el rabo entrando y saliendo con ese ruidito de succión tan estimulante que arranco al pobre alejandro un quejido lastimero . Tensándose bruscamente y escupiendo el espeso esperma sin dejar de empalarla , vaciándose en las profundidades vaginales de su madre.

Ahí fue, donde Angustias abrió los ojos de par en par, inmóvil ante la fabulosa e interminable descarga de su hijo.

Ninguno de los dos solto prenda, traspuestos por un polvo magistral. La cabeza agotada de Alejandro sobre los pechos maternos aun con el pezón en la boca como chupete, el coño aun lleno por la polla agotada . Estirado como estaba tras doña angustias , vi el cuerpo de mi amigo bajarse de encima de ella; los dos cubiertos de sudor.

Doña angustias, recuperando el aliento como buenamente podía nos tenia a los dos a ambos lados. Su hijo, agotado por la follada recuperándose ante la impresionante estampa delante de él.

Era mi oportunidad, lo supe entonces.

Procurando no darle tiempo para protestar , me arrime hasta colocarme detrás de ella, mi pecho pegado a su espalda, mi rabo rozando los cachetes aun temblorosos.

Podrás imaginarte , lo cachondo que me había puesto contemplar la follada con su hijo. Mi mano la sujetaba por detrás, acariciando la cadera hasta sobar esas tetas ansioso.

  • Peroooo... que haceees.... – protesto pero sin mucha convicción.-- Ahhhh dejaaameee....--

Salido como un burro en celo la tenia tan bien sujeta que su culito duro y voluptuoso se pegaba a mi rabo rogándome . Mi polla, tiesa hasta doler empezaba a vibrar queriendo entrar donde la verga de mi amigo había estado un segundo antes, no se porque, pero aquello me ponía a mil.

Doña Angustias reconozco, se quejaba o intentaba protestar agitándose nerviosa, yo ni sabia lo que me decía perdido como estaba en mi calentura.

Viendo que Alejandro no movía ni un musculo para pararme , me vi dispuesto a continuar con el trabajito empezado por él.

Acalorado por la calentura, note como levantaba los muslos procurando alejarse de mi. Me importo una mierda, la verdad . – decidido como estaba la agarre con mas fuerza apoyando el peso de mi tranca contra su culo, siendo como entonces era un niñato me costo horrores penetrarla, presa como estaba de los aullidos y contorsiones me enganche a su cintura como si la vida me fuese en ello , empujando como un poseso.

  • Auuuuuuuuuuuu, diooooosss paraaaa, mi culoooo, ohhhhh, ohhhh parateee....-- sollozo tensa Doña Angustias.-- No puedes …., por ahí no....-- aulló en un quejido que despertó a su hijo.
  • Pero que cojones...-- dejo la pregunta en el aire levantando la cabeza y mirando donde tenia mi polla clavada.-- Ostiaaa Eladio..., estas reventandole el culo...-- hablo con tono reverencial. – No..., no deberías ...
  • Yo, concentrado con los gritos de Doña angustias apenas podía creérmelo-- Como salia de estas vivo?-- la mitad de mi tranca ya estaba dentro de ese agujerito deliciosamente estrecho.-- No puedo parar....-- gruñí agarrándomela y envistiendo un par de palmos mas.

Los gemidos de Doña Angustias eran bajitos, consciente de que el ruido atraería a las criadas descubriendo el trío en situación pecaminosa, con las mandíbulas tensas aguantaba de lo lindo la invasión de su ojete.

Con los ojos brillantes de alejandro puestos en mis avances, sudando del esfuerzo trague saliva al sentir una convulsión de las paredes amoldándose a mi rabo, – ufffffffffffffff..., ufffffffffff-- gemí .

Cuando abrí de nuevo los ojos, vi claramente la causa; dos de los dedos de Alejandro penetraban glotanamente el coño materno. Dándome alas para acabar de enterrarme entre los cachetes de su madre, empalada por mi polla y con los dedos de su hijo trabajándola muy lentamente.

Hoy en día aun me excito al recordarlo.

  • Ya estaaa dentro..., uffff..., ahhhh me esta partiendoooooo.... ohhhh-- aullaba Angustias.
  • Si mama, te esta dando por el culooo... , como la puta que eres...-- susurro Alejandro sobándose la polla de nuevo empalmada.
  • Ohhhh, no te mueeevas Eladio..., nooo ...eres un animaaaaaaaal--

Que maravilla de culo, estrecho y apretadito , mmmmmmm, sin esperar mas empece a bombear el ojete con lentitud clavándome en las entrañas , sin dejar de oír los gemidos de Doña angustias comencé a encularla mas profundamente.

Empazaba a gozar de aquello, y supongo que Alejandro quiso unirse a nuestro goce. Yo seguía envistiendo la estrecha vaina con los cojones enterrados en el coño, cuando mi amigo se coloco de lado apuntando la polla de nuevo a la raja materna.

Doña Angustias no dio señal alguna de queja, fuera como fuera aun meneandonos a un ritmo lento alejandro se agarro la gorda tranca punteo un par de veces, untándose de su propia corrida clavando palmo a palmo en la raja hasta fundirse en la vagina materna.

Era la ostia, entre gemidos y suspiros seguía tirándome a la señora de la casa, y no podía dar crédito...

Nunca había experimentado tanto placer, pues sentía las fricciones del rabo de mi amigo, haciendo aun mas lubrica la follada. A ella solo la oía suspirar, gozando de el empalamiento de dos pollas adolescentes. Fue así, como un rayo fulminándome..., antes de poder darme cuenta me corrí brutalmente sin dejar de envestir descargando por tercera vez en la tarde.

Esa fue la señal para que Alejandro hiciera lo mismo, y dejando escapar un berrido salvaje dejar otra ofrenda espesa dentro del coñito materno, esparciendo los restos de la lechada sobre las interminables piernas.

Todos nos quedamos de nuevo mudos, intentando recuperar algo de aliento ,desalojamos nuestra pollas . Los tres muertos de cansancio, en medio del calor sofocante, desnudos sobre la cama abrazados en un lió de piernas y brazos. El maravillosos olor a jodienda flotando en la habitación.

Poco a poco la languidez se apodero de nuestros cuerpos, dejándonos rendidos en una siesta reparadora.

No pensábamos en las consecuencias donde nos llevaban nuestros actos, eramos unos críos o eramos unos hombres?. La fina ralla que separaba ambas edades nunca había estado tan difuminada.

No medimos las consecuencias, a esa edad es imposible hacerlo.

Quien sabia hacia donde nos llevaba aquello,donde llevaba a Doña Angustias.