Las Batallitas del abuelo Eladio y familia. (10)

Eladio regresara junto a los suyos,despues de tanto folleteo podra resistirse a su adorable hermanita????, Quien sabe...

De aquellas noches en la cueva guardo un gran recuerdo , permanecimos allí cerca de 2 días con sus 3 noches, en las cuales no dejamos de conocernos a fondo.

Madre del amor hermoso, menudas niñas! , ahora aquí escribiendo esto junto a mi mesa en la residencia no puedo evitar empalmarme con su recuerdo, la manera tan exquisita que tenían de exprimirle a uno la polla.

Después de la tormenta la entrada estaba bloqueada,aun así a la gruta conservaba el calor a salvo de las ventiscas que siempre se levantaban después, al acabar todo estábamos hasta las cejas de nieve pero sin forraje para los animales, a base de nuestros brazos conseguimos abrir una ruta hasta las peñas mas bajas, bajamos el ganado y finalmente arreando la bestias hasta el valle donde los otros pastores vigilaban sus rebaños en invierno.

Nos acogieron alegremente contándonos las ultimas historias del valle, entre chatos de vino y queso nos admitieron entre sus hoscas compañías.

Ya entonces conociendo el destino de mis amigos me despedí algo alicaído dirigiéndome a casa, les había ayudado a bajar el ganado mi trabajo estaba echo. Casi alejándome del resto de pastores Evelio me alcanzo temí verme de nuevo en problemas , nunca se sabia con aquellos dos bestias pardas.

  • Evelio...toma, es algo que te sera útil... son hierbas especiales, – me dijo guiñándome un ojo-- de esas a las que no dejamos acercarse a las ovejas preñadas o perderían a la cría... entiendes?-- aquí abajo creo que crecen junto al cementerio.-- Pero funcionan a las mil maravillas..., Flori dice que saben a poleo … así que , – me abrazo del hombro despidiéndose-- No dudes en usarla..., ellas te lo agradecerán!-- se largo dejándome cara de pasmo.

Guardándome el paño en el zurrón, me dirigí sendero abajo cabreado con mi suerte, con quien cojones se pensaba que iba a utilizar las jodidas hierbas.

Ellos permanecerían allí abajo lo menos dos meses, en los que sabia que no se despegarían de los coños de sus hermanas.

Tome consciencia de la soledad de mi pobre persona al encaminarme hacia mi hogar , entrar por la puerta y colgar la boina tras la puerta.

Todo estaba en silencio siendo media mañana, madre y las niñas en el mercado, Padre con gonzalo en el campo, seguramente Beatriz estuviera en la casa grande.

Me pregunte donde demonios se encontraría Alejandro, aunque conociéndolo tan bien sabia exactamente con quien se encontraría, resople aburrido contemplando la pobre casucha de mis padres.

Sabia por los pastores del cambio que se avecinaba para todos ellos habían vuelto a ganar los otros... “tal como se llamaban a los señoritos “. El primer sindicato de campesinos se había formado solo unos meses atrás y peleaba por abrirse paso hacia todos los rincones de las tierras de los señores.

No sabia como afectaría todo aquello a Don Matias, con su manera imparcial de contratar jornaleros y pastores.

Me levante de la silla dispuesto a caminar un poco, mis pies enseguida me llevaron hacia el cortijo, en la puerta ya no había hombres armados, solo el viejo Damaso preocupado por liarse un cigarro a la sombra.

  • Buenas te de dios Damaso..., entre sin detenerme a despotricar con el viejo guardes-- Paso pa dentro eh?
  • Bueenaaaas Eladiooo, pasa, pasaa...-- ni se molesto en levantar el labio del cigarro--

Sabiendo el camino de memoria me dirigí a las cocinas, donde las muchachas del servicio estarían preparando la próxima comida, solo si andaban algo descuidadas podría arramblar con algo recién salido de las ollas.

Me limpie las botas de barro entrando con la cabeza gacha, Tomasa la cocinera la peor tirana entre esas paredes removía una olla gigantesca, carraspee haciéndome notar no fuera a llamar a su ira ni menos sus temibles sopapos .

  • Buueeenaaas... incline la cabeza descubriéndome-- ehhhhhh, huele de viciooo... el puchero estará de muerte!-- me aventure alabando a la picajosa cocinera.
  • Vaya, vaya mocico, tu por aquí... siéntate anda, te serviré un tazón mientras esperas a la perezosa de tu hermana..., – me tendió el humeante tazón sin muchos miramientos-- Beaaaaatriiiiizzz.... grito a pleno pulmón.

Me encogí instintivamente escuchando el berrido de la cocinera, compadeciendo a mi pobre hermana encerrada día tras día con la tirana . Me zampe el caldo mojando sopas de pan procurando alargar la espera, nada... no apareció... cuando al fin el fondo del tazón estuvo limpio mi hermanilla seguía sin aparecer.

  • Compadezco a tu pobre madre..., maldijo girándose-- esa niña es un demonio... ,no hace caso..., no hace el trabajo como dios manda..., – Si sigue así... no me va a hacer falta...!-- Anda de una buena vez y llevatela..., porque sino le voy a arrancar las orejas.-- rezongo volviendo a su cocina.
  • Voooyyy... – me apresure a levantarme inmediatamente saliendo por patas de allí-- me daba igual no encontrar a mi hermana , solo buscaba alejarme de la furiosa cocinera.
  • Si tienes suerte la encontraras en la galería de la loza...-- escuche la voz a lo lejos...

Subí por las escaleras de servicio hasta la planta superior, la de los señores. Gracias a mi amistad con Alejandro conocía la distribución del cortijo así que en seguida estuve junto a la hilera de vasijas de loza azul y verde.

En el suelo abandonado estaban un cajón con trapos viejos, ni rastro de mi hermanita..., en seguida compadecí a la pobre Tomasa. A saber donde estaría la granuja.

Eche un vistazo por la galería donde almorzaban los señoritos sin ver rastro alguno, la decena de puertas de los laterales eran su segunda opción, la encontré al tomar el lateral izquierdo.

Parecía estar agazapada sobre una puerta entreabierta, husmeando; como no!, torcida sobre la madera espiando a través de la estrecha rendija abierta.

A saber lo que estaba mirando!, aunque empezaba a sospecharlo . Acercándome a hurtadillas, no hice ningún ruido hasta saberme casi encima de su cuello, levantando la cabeza y observando lo que realmente le parecía tan curioso.

Eran las habitaciones de doña Angustias, decoradas con muebles traídos de París como dote de su padre.

Delicadas antigüedades , carisimos brocados e incluso una cama gigantesca con marquesina, igual que los curas en procesión.

Jamas las había visto hasta ese instante pues jamas me dejaban traspasar la barrera de las cocinas o las caballerizas, a lo sumo esperar junto al pasillo acristalado al señorito Alejandro, no se parecían en nada a las estancias de la casa en la ciudad, estas eran mas ostentosas, todo blanco y dorado.

No fue eso lo que atrajo mi atención ni la de mi hermanita. Del interior del cuarto salían los inconfundibles jadeos de dos personas , los Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh siiiiiiiiiiiiiiii, asiiiiiiiiiiiiiii, asiiiiiiiiiiiiiiiii que bueeenoooooooo, refrescaban mis oídos la gloriosa tarde de agosto en la casa de la ciudad.

Los jadeos de Doña Angustias eran debiles, excitantes hasta el punto de empalmar mi rabo, no conseguía localizarla tapado como estaba por la cabeza de mi hermanita, pero era ella.

Los ruiditos de chupadas me dijeron donde se encontraba mi afortunado amigo Alejandro.

Pero lo primero era lo primero, mi hermanita estaba advertida..., le tape la boca para evitar el grito que empezaba a escapar de su boca y la arrastre hasta la galería.

Allí a pesar del rubor de su carita, me miro enfurecida. Antes de que empezara a despotricar, la agarre de la trenza enrollandomela en el puño tironeando a propósito, que le doliera me la traía bien fresca, por fin la lleve hasta la caja olvidada con los trapos.

  • Este es tu sitio...,o se te olvida acaso? – Estas mal de la chaveta... si llegaran a pillarte..., mira.... sera mejor que te largues antes de...-- levante la mano para atizarle una buena hostia.-- Beatriz salio corriendo antes de atizarla, sabia lo que le convenía... me esperaría en el campillo de encinas detrás del huerto.

Al final iba a resultar cierto lo que decía la cocinera, maldita cría del demonio... aun con trenzas la jodida niña iba a meterse en un lío si seguía espiando a los señores detrás de las puertas, eche un vistazo hacia los maullidos de gata caliente de doña Angustias tentándome a dar un par de pasos y echar un vistacillo rápido, solo una ojeadilla.

Mis botas nunca me pesaron tanto como ese día, aun así con la boina apretada entre mis puños cada vez mas crispados me arrime hasta donde un minuto atrás había sorprendido a mi hermanilla.

Tenia la boca seca con el sabor a puchero cuando localice a madre e hijo, en seguida se me atasco el aire en la garganta , allí estaban en una de aquellas sillas o mecedoras de madera oscura junto al fuego del pequeño hogar apagado.

Las ascuas eran la única iluminación del cuarto , las persianas de madera bajadas hacían demasiado fácil la localización de los folladores. Ensartada a la polla de su hijo una y otra vez con sus gemidos cada vez mas seguidos, era alucinante verla con el camisón de algodón remangado hasta las caderas tenso sobre el enorme y redondo vientre preñado. Su cara un poema de lascivia abandonada.

  • Ohhh siiiii cariñooo, ohhhhhh siiiii... lentitoooo, esooo esss, mmmmmm quee buuuenoooo-- se retorcía cabalgando de espalda sobre el rabo de Alejandro con las rodillas totalmente abiertas y el coño brillante brincando a un par de metros de mis narices.
  • Mmmmm jooodeer maamaaa, joooodeeerrr, siiiiiiii, siiiiiiii, siiiiiiiiiiii ,mas hondoooo uuuuffff, uffffff, se sujeto a las caderas de su madre y envistió echándose hacia delante , mordiéndole el hombro desde atrás.
  • Ohhhh,ohhhhhh, ohhhhh, ooohhhhhhh, ooooooooooohhhhhhh , yaaaaaaaa , yaaaaaaaaaaa, yaaaaaaaaaaaa, yaaaaaaaaaaaaa...., chillo doña Angustias al agarrarse a los brazos de la mecedora tiesa quedándose quieta.
  • Ahhhggggggggggggg, aaaaaaaaaaaaaaaaggggggggggggghhhh... ahhhhhhhhggg-- respiro con la boca abierta Alejandro poniendo posesivamente las manos sobre la redonda tripa de su madre-- Siiii, siiiii, siiiiii … sonreía con una mueca de alivio.

Sonreí envidando a mi amigo, agotado sobre el hombro de su madre intentando acompasar las respiraciones con la de su preñadisima madre, las dos perezosas melenas rubias entrelazadas en silencio, rotas por el ruidoso beso en el hombro de doña Angustias.

Aun con la mano sobre la gran barriga continuo besando el hombro suavemente hasta que la polla que había visto firmemente hincada entre la peluda vagina fue resbalando de su viscosa vaina.

  • Lo noto moverse madre... susurro lánguidamente pasando la nariz sobre el tirante del camisón -- Mmmm esta inquieto..., mmmmmmm.... uaaauuuu, me ha pateado...-- consiguió distraerla suficiente para bajarle del todo el tirante sujetándole la teta.
  • Siiii... , esta deseando salir..., se acaricio dulcemente la barriga dejando posada la mano sobre la de su otro hijo.-- dejame bajarme..., quiero..., quiero... – se movió con torpeza bajando del regazo de su hijo posando los pies en el suelo levantándose.

Tuve que echarme hacia atrás de golpe, apurado por el susto de ser pillado de semejante guisa conseguí oír el murmullo de ambas voces cuchicheando.

  • Tu padre te mataría si llegara a enterarse... por dios Alejandro..., no seas impaciente.., a caso quieres algo así?..-- sonó aterrorizada Doña Angustias--
  • Shhhh, a padre le trae sin cuidado lo que hagamos madre, a ver cuando entiende que a él le van otras cosas..., a caso no lo ha notado?-- se acallaron de golpe los murmullos.

Me pico la curiosidad , como no?. Me arrime solo lo justo para dar una ultima miradita a la callada parejita, los rescoldos cada vez mas apagados se habían convertido en brasas incandescentes conseguí distinguirlos acercándose lentamente hacia la gran cama entre ruido de labios y lenguas lujuriosos.

  • Dejame verte bien..., por favooor madre...-- suplico Alejandro inclinándose y prendiendo la vela junto a la cama.-- Sacate el camisón... – hablo con voz de niño consentido.
  • Peroooo si estoy como un tonel..., bajo la cabeza doña Angustias negando – No esta bieen..., nooo...se callo al ver las manos de su hijo posadas sobre sus hombros.
  • Dejame a mi..., se inclino hacia delante deslizando el tirante sobre el otro hombro descubriendo las inmensas tetas ahogando un gruñido ronco.-- Jooodeeeer...-- se mordió el labio inferior siguiendo la tela del camisón atascándose sobre la ensanchada cintura-- Mmmmmm, ereees preciosa-- soltó volviendo a dejar la mano sobre la tripa preñada. – Mi hijooo... – hablo en tono reverente acercándose hasta la boca de se madre devorándola.

O mio!, pensé llevándome la cuenta de que hacia mas de media hora que estaba plantado frente a la puerta empalmado con semejante visión.

Los murmullos lánguidos se convirtieron en jadeos ahogados, doña Angustias sostenía la cabeza de su hijo entre sus tetas suspirando a cada lameton perverso del que su hijo la premiaba.

Solo despegándose para poco a poco tumbarla sobre la cama y dejarla colocarse en el centro.

  • El sabor de tu leche me encantara madre, se río relamiéndose al subir impaciente a la cama y colocarse entre sus piernas raudamente.
  • Auuuu hijo... cuidadooo..., protesto doña angustias llevándose una mano protectora sobre la redonda barriga-- tu peso... –
  • Uuufff , espera..., se coloco a un costado agarrándose a la cintura de ella.-- Mejor... a que si?, le abrió la boca con un profundo lenguetazo acallando cualquier quejido.-- Deja... esooo abre bien las piernas madre....-- Oooggghhhh siiiii, mmmmmmm...-- empezó a envestir furiosamente.

Estire el cuello para poder mirar allí donde escuche el lamento de la pobre Angustias recibiendo hasta los huevos el rabo de su hijito, el Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh me derritió eyaculando mordiéndome la boca al escuchar los gruñidos y jadeos sacudiendo la cama mas y mas rápido.

La humedad de la corrida me empapaba los pantalones cuando baje los ojos a mi entrepierna, el sudor empezaba a bajarme por la cara, si seguía allí me acabaría empalmando otra vez.

Echando un pie a tras mire a ambos lados del pasillo, estaba cachondo , tremendamente cachondo, pero que podía hacer? Salir por patas de allí.

Andando con pies de plomo me desplace por el pasillo con el leve rumor de madre hijo acabando en un explosivo coro de lamentos y el silencio posterior de una corrida de campeonato.

Di la vuelta casi a la carrera saliendo por patas del embrollo donde me había metido sólito, estaba de nuevo en la galería de la loza, me mire recuperando el aliento en el reflejo del espejo del pasillo.

La gran mancha de la corrida se disimulaba algo por la oscuridad del pantalón, pero no quería tentar a la suerte, aquella dichosa cocinera era demasiado astuta, agarrando la caja con los trapos me la coloque tapándome y saliendo a toda prisa hacia la cocina.

  • Le dejo eso ahí eh...-- me apresure apurando el paso atravesando la puerta hacia mi libertad sin ser descubierto.-- Tenia razón... Tomasa, pero descuide... me encargare de meter en cintura a mi hermana-- sentencie calándome la boina a toda prisa.
  • Espera, espera niño..., siempre con prisas y mas prisas...,Parate hombre...-- hablo la cocinera acercándose hasta un palmo de donde estaba yo.
  • Ya me ibaaa... , he dejado a mi hermanilla por ahí y no se yo.! .... cerré los ojos blanco como el papel-
  • Ah buenooo, esa mala pieza...-- rezongo dejando un paño grande doblado – La comida de la niña..., ha salido galopando sin pararse a ni por la comida! – Solo me faltaba que se enfermara por culpa mía, toma anda... he puesto algo de pan y chorizo de mas..., para los dos! -- Ya en casa comerá caliente!-- Va largo de mi cocina.
  • Si señora..., sujete el trapo saliendo a todo trapo de aquel infierno-- apurando el paso notaba los ojos de la cocinera clavados en mi cogote.

Al llegar al portalón cabecee despidiéndome del portero .

--Adiooos... me despedí algo mas aliviado llegando junto al portalón--

  • Adiós muchacho... veo que Tomasa te ha dao algo para hincar el diente , eh?-- soltó una bocanada de humo del cigarro prendido a su labio.
  • Si bueno..., sera mejor que vaya arreando pa casa.-- , hice el amago escabullendome hacia la senda --.
  • Espera hombre... no querrás tomar eso a palo seco, toma anda... ya me lo agradecerás...! – me guiñó el ojo lanzándome la bota de pellejo colgada de su silla.
  • Gracias Damaso..., me colgué la bota al hombro apresurándome alejándome de allí.

Llevaba cerca de diez minutos caminando, a medio camino entre nuestra casucha y el cortijo donde había escapado por los pelos cuando la pedrada me alcanzo de lleno en la frente.

Lo siguiente fue verme en el suelo parpadeando con la cabeza abierta y la sangre chorreando sobre mi camisa.

En seguida escuche el grito de Beatriz y otra piedra salio disparada justo por encima de mi hombro derecho. La muy burra lanzaba pedruscos defendiéndose de lo que sabia serian una paliza en toda regla.

Me escondí tras una encina muerta con el sabor de mi propia sangre bajando por mi cara. La vi plantada encaramada sobre la encina mas ancha a su lado un montoncillo de piedras que iba descendiendo conforme iba lanzandomelas.

Espere viéndola quedarse sin municiones, lanzándome hacia delante de un salto me dirigí bajo la copa del árbol levantando los ojos amenazándola.

  • Baja antes de que te arranque la cabeza Beatriz...-- Me escocia la herida pero aun así parpadee idiotizado al contemplar la falda de mi hermanilla alzada y las braguitas blancas a un palmo de mis narices.

Estaba mareado, no sabia si por la sangre o por la visión de las transparencias de la gastada braguilla de mi hermana. El pelillo rojo se adivinaba perfectamente en un coñito muy atractivo.

Trague saliva apartando los ojos al sujetarle el tobillo y tirar sin ningún tipo de miramiento.

Poco me importo las protestas y pataleos de mi hermana, estaba echa toda una bestia salvaje. Debía darle una buena lección , se lo debía tanto a padre como a madre.

  • Deeejaaameeee...., se retorció como un barbo rabioso-- Cabrooon, mal rayo te parta...-- Hijo de mala madre...-- continuo escupiendo furiosa.
  • Sigue, sigue..., al fin y al cabo también es tu madre...-- me reí hasta arrastrarla a la vieja encina y sentarme en ella.-- Patalea cuanto quieras..., la zurra no te la va quitar ni Dios!

Me senté sobre el tronco podrido colocándola sobre mis rodillas, antes de volver a oírla maldecir la sujete de la cintura evitándole la huida, pataleaba sabiendo perfectamente el castigo del que no podría librarse.

Aguantándola pose toda la mano abierta sobre la falda de lanilla gris,-- Quietaaa..-- palmee para hacerla callar-- o te aseguro que te dolerá mas..-- murmure sin desviar los ojos.

El calor de la tela oscura se extendió por la palma de mi mano al bajarla y levantar la tela gris deslizando la mano bajo ella. Por un momento roce la piel suave de sus piernas y se encabrito intentando levantarse.

Levantando la mano atice el primer palmetazo con toda la fuerza de mi mano, me pico en la palma escuchar el Auuuuuuu!, dando rienda suelta a volver a bajar el brazo y azotar el culo respingon de Beatriz.

Debía estar por el quinto o sexto azote ,cuando deje que mi mano descansara sobre la braguilla de mi hermanita.

  • Tienes de sobra, o sigo?-- pregunte a mi muda hermanita. – parando mi dedo anular sobre la rajilla del culete apaleado.-- de golpe note como se tensaba ante el leve roce de mi dedo.
  • Se lo contare a mama....!, – pronuncio enfurruñada dando un saltito en mi regazo al abrir un pelin las piernas.-- No te saldrás con la tuya...-- lloriqueo al aullando en el siguiente azote.

Zurre su culito otras cuatro veces antes de parar colando mi dedo entre los cachetes vapuleados, acariciando suavemente trague aire al notar mi dedo untado, roce un par de veces lentamente llevándome el jugo prendido en mi dedo. Mi hermanita estaba cachonda, lo notaba perfectamente en los suspiros que escapaban de su boquita.

Estaba mareado , empezaba a ver doble cuando sin pensarlo recorrí con todo el dedo el borde de la braguilla y destape el coñito pegajoso, escuche perfectamente el Uuufffff de Beatriz al empujar mi dedo sobre la rajita cerrada empezando a sobar con muchísimo cuidado arriba y abajo.

Me estaba condenando pero ya no podía parar, al menos no quería hacerlo , era delicioso palpar el meloso chochete hasta que la punta de mi dedo se metió levemente.

La carne estrecha lloraba jugos sobre mi dedo cuando clave hasta el nudillo y lo saque despacito, los dos estábamos callados, sin decir ni mu..., mi dedo volvió a hincarse entre los labios peluditos hasta enterrarse con firmeza, empece a sacarlo y meterlo aguantando el aliento.

Era alucinante, la estrechas carnes de Beatriz se abrían a mi dedo sin molestarla, es mas, por un segundo me pareció notar como levantaba el culito hacia mi dedo, la cabeza me daba vueltas aun así estaba perdido así que...

ensanche el ojete con mi otro dedo apoyando la palma abierta sobre su culo e hincandole los dos dedos cada vez mas rápido.

Estaba hincandole los dedos , follandola con mi mano sin que mis ojos pudiera desviarse del encantador culito meneándose al compás marcado por mi, me mordí el labio inferior intentando callarme las ganas de decirle lo que de verdad pasaba por mi aturullada cabeza.

Sus lloriqueos se habían transformado en pequeños susurros que acabaron por cegarme hasta escuchar un salvaje aullido, la humedad tan conocida por mi empezó a empaparme los dedos al deslizarse sobre mi mano.

La muy zorrilla se había corrido sobre mi mano como una perra en celo.

Casi con pena saque los dedos del coñee estrecho, con los dedos temblando y empapados enganche la braga tapándola de nuevo. Pensé en como me miraría tras aquello, sin saber muy bien como actuar le baje la falda de lana disimulando como si nada extraordinario hubiera sucedido.

  • Va..., levanta que pesas como un muerto...-- tire de ella con brusquedad...-- No vuelvas a lanzar piedras, entendido?-- estire de la trenza derecha . --A caso eres uno de esos brutos del pueblo?
  • Noooo.... se sonrojo mi hermanilla bajando los ojos hasta el suelo, hipnotizada con el suelo fuese lo mas interesante jamas visto.
  • Nunca mas... entendido?-- la hice mirarme a los ojos.-- Ahora venga, arrea hasta allí y come.
  • Que si... pesado!-- se sonrojo apresurando el paso detrás mio.-- No se para que..., no tengo hambre!-- torció los hombros sentándose junto a mi apoyando la espalda en la encina.
  • A callar... coño!, no has comido en todo el día..., que me lo ha dicho Tomasa..., así que...-- cabecee abriendo el trapo .-- a zampar!-- ordene.

Una vez la servilleta se abrió asomaron un par de chorizos sobre dos yescas de grueso pan oscuro, de los costados se cayeron un par de trozos de queso seco.

  • Va... tu primero hermanita-- tendí la yesca hacia mi callada hermana-- Estas flaca como un palo o caso no has visto el éxito de las gorditas? me pitorree viéndola sonrojarse.

En cuanto el primer mordisco se cerro en la rebanada pude respirar algo mas tranquilo, me pinchaba la cabeza donde el bulto empezaba a inflarse , cada vez sangraba menos pero estaba mareado cuando me puse en pie para alejarme a mear.

A mi vuelta contemple el ultimo trozo de pan desapareciendo por la boca de mi hermana, al menos aguantaría hasta la cena pensé, yo apenas tenia apetito, con lo que me senté con la espalda apoyada en el tronco.

Arranque un par de trozos de chorizo masticando con asco, sin fijarme en el trago del que Beatriz estaba dando cuenta de la bota, cuando la escuche toser supe demasiado tarde que no era agua o vino suave lo que había dentro de la bota.

Olisquee el aguardiente torciendo el gesto, apure un buen trago ardiéndome la garganta casi al instante. Aquello estaba mucho mejor, enseguida el calorcillo agradable me entibio el cuerpo,atontado volví a darle otro trago a la bota.

El murmullo de la voz parlanchina de Beatriz me sonaba a zumbido, hablaba y hablaba sin conseguir escucharla.

  • Oyeee..., Elaaadioooo.... , oye...., estas muy palidoooo , ehhhh palmeo bruscamente a un palmo de mi oreja izquierda.-- Vaaa..., volvamooos a casa anda....-- intento tirar de mi brazo sin convicción.
  • Mmmmm ve tu delante... anda..., no seas pelmazooo, va arrea para casa...-- apure un tercer trago de aguardiente cada vez con los sentidos mas embotados en un agradable sueñecillo.

No recuerdo mucho mas, supongo que debí quedarme frito. Allí a medio camino de casa apoyado sobre una encina me quede sobao sin importarme nada, ya no me dolía nada, ni la cabeza, ni la mano... nada.

Lo siguiente que recuerdo fue frío, humedad y un intenso escozor.

Desperté de golpe sintiendo algo mojado restregándose contra mi cabeza , el escozor era acojonante, abrí un ojo atontado, mi hermanita estaba subida sobre mi y a un palmo de mis narices pasando el paño donde había llevado la comida , limpiando mi cara los restos de sangre seca.

Parpadee algo aturdido, viendo la concentración de Beatriz restregando la sangre seca de mi frente palpando la brecha abierta en mi cabeza.

Dolía un huevo!-- aun mas si se dedicaba a frotar el paño sobre el chichón que ya empezaba a parecerse un huevo , condenada niña pensé!--.

  • Que demonios.... no te he dicho que arrearas para casa! – Estas sorda a caso...?-- ladre enfadado al darme cuenta del roce de su entrepierna sobre el empalme cada vez mas evidente.
  • No ladreeesss... vale?-- me reprendió echando hacia delante sus caderas restregando su coñito sobre el tope de mi rabo aun tapado.-- No respondías... así que..., he mojado el trapo con el aguardiente y te he limpiado la herida.
  • Auuuu..., coño si que escuece!-- agarre la cadera de mi hermanita espontáneamente-- Has tenido que usar eso..., joooder es que quieres hacerme ver las estrellas?-- mordí la respuesta alucinado al sentir las caderas balanceándose sobre mi excitado rabo a cada fricción del trapo sobre mi cabeza.
  • Anda no seas llorica..., o te has ablandado en la ciudad? – me saco la lengua de manera burlona-- Porque a mi ….-- dejo sin terminar abriendo los ojos y tragando saliva.

La había sujetado de ambas caderas apalancandola sobre la erección a punto de reventarme dentro del pantalón, la muy guarrilla sabia perfectamente sobre que se estaba restregando, no se muy bien si era por el achispamiento encima mio por lo que decidí callarme y seguir con aquello. A donde llevaría?.

Estaba cachondo , lo estaba desde hacia demasiado, aun siendo mi hermana pequeña allí estaba … con las piernas bien abiertas encima mio restregándose sobre mi bragueta.

Decidí seguir con el rollo de Beatriz.

  • Eres una mala bestia Beatriz, a quien se le ocurre semejantes cosas?-- murmure mirándola fijamente-- Las niñas como dios manda no hacen eso...! – tironee de su trenza como cientos de veces había echo.--
  • Ya no soy tan niña...-- me miro sacando la lengua con gesto travieso e infantil-- No...-- se detuvo alzando las caderas para acomodar mi paquete sobre la húmeda rajilla.

Me daba vueltas todo, mareado por el alcohol ,la dichosa pedrada o el cálido coñito de mi hermana desplace la mano con la que tironeaba su trenza hasta el borde de la áspera tela deslizando mi mano bajo ella. La suave piel de niña me recibió erizándose, mas aun cuando fui moviendola hasta el redondo cachete y trabe la braguilla con el dedo.

Seria capaz?

  • Eres una cría... Beatriz...,no lo ves..., sacandome la lengua, haber cuando creces!!!-- Va anda..., dedicate a cosas de niña, deja para cuando seas mas grande lo otro....-- mmmm....-- la recrimine echando a un lado la tela destapando el coñito de mi hermana.
  • Tu que sabes..., idiota...! – se enfureció sujetándose a mis hombros y lanzándome una mirada asesina.-- Por si no te has dado cuenta si que he crecido..-- Chillo roja de rabia--., ya no juego ni con muñecas ni a la rayuela...,-- Y puede....-- empezó a asomar le una lagrima en el borde de sus brillantes ojos-- Que nadie se haya fijado....-- volvió a sacar el labio inferior hacia fuera adorablemente.
  • No sabes a lo que estas jugando... , ni te lo imaginas.-- desplace los dedos entre el canalillo del culete, acomodándola sobre mi rabo.-- Mira... Beatriz, los señores son los señores..., tienen sus tejemanejes... ya has empezado a darte cuenta, verdad?-- Pero son los señores..., entendido!, – Hacen lo que les place sin pesarles...-- Pero... tu...-- Mmmmmmfffff gruñí sin contenerme al fijarme como la mano con la que se agarraba Beatriz soltaba mi hombro y se metía bajo su falda buscando.

Yo que quería asustarla suficiente para olvidarse de todo aquello me quede de piedra, estaba revolviendo la bragueta de mi pantalón, acojonado baje los ojos muy asustado parando con mi caricia de golpe, la sujete de la muñeca cuando ya había soltado las presillas de la bragueta y sus deditos rozaban la rendija del calzón.

  • Estas loca....?-- le chille acojonado-- Es que no me estas escuchando...-- pelee procurando soltarla de mi calzón-- Tu no estas bien...-- me revolví con la gata salvaje peleando furiosa.-- Estate quietaaaa coño!-- le agarre de la muñeca inmovilizándola.
  • Sueltaaaa..., sueltaaaa – me miro lanzándome rayos por los ojos-- Siii ya lo se... , he visto como todos los hombres del cortijo babean por doña Angustias aunque este como una vaca..., – empezó a llorar desconsoladamente-- A todos os gustan la tetas gordas, como la vaca que ella es...-- se soltó de mi presa apresan dome con sus muslos buscando el borde de la chaquetilla heredada de madre.

Quise levantarme e irme a todo trapo de allí, pero mi hermana se me aferraba como una serpiente pitón, enroscada sobre mis piernas, eche la vista a un lado no quería humillar mas de lo necesario a mi hermanilla, pero debía hacerlo si quería acabar con toda aquella locura.

La escuchaba pelear con los botones de la blusa de madre ,ahora suya , al poco caía sobre la hierba a un palmo de mis pies juntándose con la chaquetilla, sabia que llevaba una gastadisima camisola de tergal monjil e intente reprimir la carcajada ,no quería provocar mas a su hermana, quien sabe hasta donde se emperraría.

  • Mirameee...-- chillo colorada y furiosa..., acaso estas son las tetas de una niña?-- gimoteo llorando a la vez.

Quise desengañarla mirándola a los ojos, pero no pude apartar la vista de las dos monumentales tetas frente a mis narices, una corriente muy peligrosa recorrió mi polla al contemplar aquellos tremendos melones redondos y pesados a un palmo de mis narices.

Me quede mudo, con la mandíbula desencajada. No eran para nada unas manzanitas chiquitinas , ante mis narices dos pesados melonazos apuntaban a mi nariz , las aureolas oscuras coronadas por unos pezones prometedoramente sabrosos.

Joder con mi hermanita..., cuando se había desarrollado así?-- Madre miaaaaaa.

Se dio cuenta de mi reacción alucinada e instintivamente se echo hacia delante tentándome a probarlas.

  • No son tan grandes como las de Doña Angustias...--se sujeto al tronco de la encina echándose hacia delante dejando suspendidas su tetas sobre mi boca.-- Pero están bien, verdad?-- quiso saber curiosa.
  • Si... – conteste ronco-- rozando levemente el pezón probando el sabor de mi hermanita-- ni se muy bien como me vi abriendo la boca sacando la lengua para puntear sorbiendo tímidamente.

El sabor salado a sudor y jabón me llego a la nariz junto con el profundo murmullo de mi hermanita, le estaba gustando..., deslizando la mano por la cintura sujete la teta con fuerza, amasándola mientras mis dedos levantaban los pezones oscuros y me lanzaba a chuparlos.

No sabia muy bien que cojones estaba sucediendo, pero succionaba de su teta como si quisiera sacarle el demonio del cuerpo mamando con furia , pronto los jadeos de Beatriz empezaron a sucederse.

  • Ohhhhh, ohhhhhhh que gustitooooooo, oooohhhhh..., ohhhhhhhhh, hayyyyy queee gustooooooo-- bamboleaba su teta delante de mi boca con los ruiditos de chupetones rompiendo el silencio del bosque.-- Ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.-- empezo a menear las caderas languidamente.

El balanceo de sus caderas había echo salir del calzón la polla tiesa y rozar la húmeda rajilla por primera vez, todo aquel acaloramiento me estaba poniendo malo.

Deje una teta para empezar a mamar y succionar la otra, mi hermanilla se contoneaba encima pidiendo mas, rogando no sabiendo muy bien que.

Yo si lo sabia.

Mordí el pezón esperando asustarla, el jadeo salvaje de Beatriz me hizo empinar el rabo un palmo mas.

Notaba a la perfección la polla fuera apuntalada sobre la rajilla mojada, cada vez estaba mas húmeda , cerré los ojos sujetando ambos cachetes intentando acabar con aquella locura, pero ella también lo presintió y se levanto un par de centímetros , lo justo para afianzar el cabezón sobre los labios cerraditos del coño.

Era una lucha desigual.

Pese a mi corpulencia era incapaz de ganarla cuando empujo poco a poco abajo y se empalo muy despacito solo un palmo del cabezón de mi rabo.

El aullido de Beatriz me heló la sangre se había quedado traspuesta al correrse, los jugos cálidos escurriendo sobre mi polla. , solo llevaba un par de palmos de rabo cuando fui yo quien me corrí sin remedio, fue como si una mano invisible me agarrara de los huevos estrujandomelos, las entrañas estrechas de mi hermanilla estaban siendo bañadas con la potencia de un polvo en toda regla y sin ni siquiera se la había clavado del todo.

Entonces empece a escuchar el tintineo, al principio pensé haber enloquecido, allí estaba, tirado a un palmo del camino a casa con mi hermanilla medio clavada en mi rabo y alguien se aproximaba por el sendero.

Aquello acabo de espabilarme, lo suficiente para bajar a una desmayada hermanita medio desnuda de mi regazo dejándola tras la encina podrida, guardándome de nuevo la polla en los pantalones cuando el carromato doblaba la curva del camino.

  • Mira quien tenemos aquí...-- Eladio... cono no?-- soltó mi padre deteniendo el carromato justo a un par de pasos de donde me encontraba.
  • Padre , Gonzalo, me levante para acudir hacia la carreta-- Me he sentado a comer algo y me he quedado frito!-- me senté detrás con mi hermano de un salto.-- Volvamos a casa..., no creo que Beatriz tarde mucho en volver...-- vocifere para que me escuchara.
  • Te pasa algo, hijo? – arreo las mulas incorporándose al camino otra vez.-- Te he oído bien, no hace falta que chilles!-- enfilo el cobertizo parando justo para dejarnos bajar.
  • Quien ha sido esta vez?-- se río Gonzalo señalando mi chichón-- Estetan o Evelio?
  • Buuuuffff-- bufe adentrándome en casa.-- Que mas da, o crees que me libro por ser alguien mas conocido?

Conseguí esquivar las preguntas de mi hermano mientras no lavábamos para la cena, coloque los cubiertos y los platos antes de que padre advirtiese que Beatriz no había echo su trabajo de nuevo, se lo debía. El puchero empezaba a barbotear en el fuego cuando pensé en lo que habría sucedido en el encinar si no hubiera aparecido padre.

Si de verdad había sucedido.

No dejaba de darle vueltas culpable enrollando la servilleta alrededor mi dedo. De verdad había desvirgado a mi hermanilla?, por dios..., según Esteban cuando una mujer folla por primera vez se raja algo por dentro que duele y la hace sangrar.

La había escuchado gritar, pero sangrar?, no me había dado tiempo ni a fijarme al empujarla a toda leche detrás del árbol.

Madre mía..., sentado a la mesa me levante para mear en el excusado de fuera, cerré y a toda prisa saque la polla del calzón, no había sangre por ningún lado..., así que... quizás no..., me dije acariciando suavemente arriba y abajo.

Mi pequeñina con trenzas estaba muy bien dotada, jodidamente bien .

recordar aquellas tetas amoldándose en mi boca hizo acelerar la tallada de mi mano, mierda... si que había crecido la niña... me tense al acordarme de las estrechas paredes aplastandole el cabezón de su rabo.

Casi de inmediato me corrí en secos espasmos. Solo si conseguía agotarme, no se me levantaría al tenerla a un palmo.

Metiéndome los pantalones por los faldones entre en la casa con paso lento, sin levantar la vista del suelo volví a sentarme a la mesa, mi hermana por fin había vuelto y pese a estar de espaldas la contemplo sin que se diera cuenta.

El pelo apretado en las dos trenzas dividido sobre los hombros , la vieja blusa colgando desmañadamente con los faldones colgando hasta la cinturilla de la falda de lana algo torcida.

Ladee un poco la cabeza fantaseando con el redondo que conocía la perfección con aquellos pechos que tan bien disimulaba las anchas camisas de mama.

Al volverse la cara de mi hermana me vio contemplándola , se ruborizo al conocer perfectamente en lo que estaba pensando, sus manos temblaban cuando deposito el puchero en el centro de la mesa.

Poco a poco el resto de mi familia fue incorporándose a la mesa ,las mellizas consiguieron distraerme algo con su cháchara incansable, solo cuando empezaron a retirar la mesa pude escuchar el susurro sobre mi oído.

  • Gracias Evelio..., si Papa me pilla me deja el culo rojo...-- e inclinándose sobre mi dejo un dulce besito sobre mi mejilla.

Me lleve el cigarro a la boca echando el humo fuera, apagando la colilla me prepare para acostarme sacándome la ropa, seria una tortura dormir en la misma cama otra vez, vaya si los seria.... .

Solo cuando empezaba a sacarme la camisa de los pantalones, repare en el bulto cayendo al suelo agachándome recordé las palabras de Evelio.

Temblaba mi mano cuando con cuidado coloque las hierbas tras el tarro de los encurtidos, de verdad estaba planteándome seriamente la posibilidad....?

Porque... bueno...