Las Aventuras Eróticas de Samantha: La playa
Tras mi encuentro con Piero tuve unos dias para ir conociendo a mis compañeras de apartamento y un día nos fuimos a pasar el día a la playa
Después del primer mes de clases decidimos alquilar un coche y acercarnos a la playa más cercana. Mis compis de apartamento se unieron.. Andrea, Claudia y Sofía. Todas estudiaban en mi Escuela y eran un torbellino de alegría y sexualidad desbordada.
Andrea se encargó de avisar a unos chicos para que se apuntaran a la excursión. Así que en otro coche nos seguían cuatro chicos, cada uno más guapo que el otro. Durante el viaje las chicas iban hablando y repartiéndose a los chicos, lo cual me causó mucha gracia. Por lo visto uno de ellos, Alexander, era el más guapo, pero era muy tímido y mis amigas querían todo lo contrario.
Por fin llegamos a la playa. Arena blanca y ardiente. Las chicas nos tumbamos en fila para tomar el sol mientras ellos jugaban al balón y reían. Sofía se decidió a hacer top less. Sus pechos estaban morenos y eran muy llamativos. Pronto los chicos echaron el ojo a sus atributos y sonreían pícaramente. Claudia se levantó y le aplicó crema solar por todo el cuerpo. Las dos eran muy abiertas y liberales...muchas noches una iba al cuarto de la otra y se levantaban juntas. Lo cierto es que eso calentó mucho a los chicos. A todos menos a Alex que leía un libro a pocos metros de mí. Lo miré de soslayo y entendí que dijeran que era el más guapo. Era alto, moreno y con todos los músculos que me gustan bien definidos. Las miradas eran recíprocas, aunque él apartaba los ojos enseguida disimulando.
Nos metimos en el agua con un balón y los chicos nos siguieron de nuevo. Jugamos a robarnos el balón en dos grupos: chicos contra chicas. Tanto ellos como nosotras buscamos el roce, dejar que nos tocaran cuando intentaban robarnos la pelota. Enseguida mis amigas jugaron al magreo chocando nalgas y pechos contrs ellos. Yo me alejé. Nadé unos metros y al parar me choqué con un chico. Era Alex que estaba emergiendo de bucear. Nos reímos un segundo y me presenté.
-soy
S
amantha-dos besos-encantada.
-la estudiante americana-dijo sonriente-es un placer. Yo soy Alexander, Alex.
Estuvimos charlando unos minutos. Él era italiano y escultor. Por eso se matriculó en la Escuela de Arte. Tenía una sonrisa blanca y unos hoyuelos que me mataban, deliciosos.
Salimos del agua y fuimos todos a por el bocadillo en las toallas. Todos estaban ya emparejados. Andrea se apoyaba en los muslos de Héctor, un chico negro muy guapo y cariñoso, o eso me pareció por cómo jugaba con el cabello de mi amiga. Claudia estaba besándose con Mario, que deslizaba su mano bajo el pareo de mi amiga. Y Sofía masajeaba a Roberto sentada sobre sus nalgas de acero. Así que me puse a comer charlando con Alex, riéndonos del resto y sin dejar de mirarnos cada vez más desinhibidos. Después se acostaron por parejas en las toallas y empezó el desfile de besos, caricias cada vez más íntimas y profundas y algún que otro gemido. Ante mis ojos Mario deslizó su mano bajo la braguita de Claudia y empezó a masturbarla descaradamente. El resto de los chicos, viendo la reacción se animó a dar uno o varios pasos más. Alex dormía a mi lado y yo me estaba poniendo muy cachonda viendo al resto. Ya no sabía cómo ponerme. Necesitaba meterme en el agua y refrescarme. Y eso hice, dejando a Alex dormir.
Una vez en el agua me metí hasta el cuello. Mi mano rozó mi braguita y ya no se retiró. El placer era enorme. Imaginé los brazos de Alex rodeándome y acariciándome. Me puse de espaldas a la orilla, mirando el horizonte. Mis dedos volaban, más bien nadaban sobre mi clítoris acalorado. El éxtasis estaba cerca y podría volver junto a Alex más relajadita.
Pero cuando ya me faltaban unos segundos unos brazos me rodearon. Era Alex. Me susurró al oído si podía ayudarme, me entregué a él por completo. Comenzó a besar mi nuca y cuello mientras sus manos se aferraban a mis pechos y yo empezaba a sentir su erección golpeando mis nalgas. Eché mis brazos hacia atrás para agarrarme a sus caderas. Sentí su glande a pesar de los bañadores. Estaba justo en mi sexo excitado. Su vaivén de caderas empezó un frotamiento ideal. Sentía el tronco de su sexo recorrer mis pliegues y la entrada de mi vagina hambrienta. Una de sus manos bajó por mi pubis bajo el bikini y su forma de tocarme me elevó al cielo. Sus dedos se adentraban en mí al tiempo que su pene frotaba ahora mi ano. Me agarré a su cuello y lo disfruté lo máximo que pude. Jadeé sus caricias en su oído. Entonces aceleró el ritmo y me corrí salvajemente, elevando el nivel del mar un metro al menos.
Me giré para besarlo. Su erección era enorme y ahora quería jugar yo. Bajé la mano y se la agarré con fuerza...uff, deseé metérmela en la boca en ese momento...pero apareció Claudia.
-Samantha, tenemos que irnos-dijo sorprendida de verme con Alex-los chicos nos han invitado esta noche a una fiesta y tenemos que arreglarnos.
Saqué la mano de su bañador y le pregunté a Alex :
-¿vendrás verdad?
-no me lo perdería por nada del mundo Samantha