Las aventuras de una licántropa sumisa

Una traviesa licántropa trabaja como puta para una hermafrodita, todo se descontrola cuando la loba y su amiga reciben una oferta de algo más...

La noche anterior tuve un sueño húmedo, el ex que me convirtió en licántropa me sodomizada. Lo peor de todo es que el capullo me gustaba, el sexo era bueno con él. No obstante fue un gilipollas, y no quiero volverlo a ver. Metí un par de dedos debajo del pantalón, y comencé a masturbarme pensando en la nueva Laura. Joder, Laura se había dado un cambio espectacular. Ahora Laura trabaja como agente eclipse, y Eliana espera un niño de su pareja hermafrodita. Mientras yo me masturbaba Irina entró en mi habitación.

–¿Quién ocupa tus pensamientos?

–Laura, es jodidamente despampanante.

–Deja que te eche una mano.

Se tiró en la cama, y se colocó justo al lado mío. Quité mis dedos e Irina usó los suyos para masturbarme.

–He soñado con aquel ex del que te hablé hace tiempo.–dije entre gemidos

–Ya veo.

–¿No tienes ningún comentario?

No respondió solo continuó masturbándome hasta que me corrí. Le di un beso a Irina y me levanté. Entre el trabajo que tenía, y los sueños húmedos, me despierto cada día calenturienta. Me di una ducha, y luego desayuné bien desayunado. Irina se apoyó en la puerta de la cocina.

–Hoy quería trabajar contigo.

–No me hace ilusión que vengas pero estoy de acuerdo.

Mi trabajo era especialmente peculiar. Unas hermafroditas contactaron conmigo, eran las que estaban en arresto domiciliario, las que estaban involucradas en algo turbio. Querían una trabajadora que cuidase de su mansión, y cuando pedí especificaciones, me dijeron que querían una  "trabajadora sexual". Todo legal, y consensuado, y me pagaban muchísimo. Jana, mi jefa, me parecía una buena tipa así que tras una semana de prueba accedí al trabajo. Irina tenía una relación diferente, pero de vez en cuando también trabajaba allí. Me vestí con un vestido de limpiadora francesa pero retocado para enseñar carne. Me enfundé con un abrigo largo por encima. El viaje duraba siempre media hora de mi casa a su mansión, me daba para pensar.

Cuando llegamos me di un minuto antes de tocar la puerta de mi jefa. Cuando Jana abrió lo primero que me pidió fue quitarme el abrigo.

–Levántate la falda, mi lobita.–ordenó mi jefa

Hice tal y como me ordenó, y le mostré mi coño semidepilado, como a ella le gustaba verlo. Básicamente trabajaba de mayordoma puta. Pasé y me puse a trabajar. Comencé por el suelo.

–Ponte esto.

Jana sacó unas bragas del bolsillo de su bata, y me las dió, eran unas bragas con vibrador.

–¿En serio, jefa?

–Si, empleada, ya sabes cómo te pones cuando llevas puesta una de esas.

–¿Dónde está Liria?

–Está viendo la televisión. Tú, Irina, desnúdate y ponte el collar.

Me pagaba 100€ la hora, lo que al mes acababa siendo mucho dinero  por ser su mayordoma puta, ya se sabe el aguante de las hermafroditas, así que dependiendo de la temporada suelo trabajar unas ocho horas. Cuando le pregunté por el origen de tanto dinero, me dijo que las sacerdotisas y la Alianza de Razas No Humanas le pagaban por mantener a Semen Divino una barbaridad, y que se había hecho embajadora. No era muy limpio ni honrado pero como si a mí me importara. Barrí el suelo bajo la atenta mirada de Jana, que no despegaba su mirada de mis tetas. Yo aflojé mi escote para que pudiera tener mejor vista. Entonces le dió al vibrador, de momento era una sensación ligeramente agradable.

–¿Cómo está Laura últimamente?

–Ahora es una agente eclipse, y es jodidamente hermosa.

–¿Agente eclipse? Ahhh ya, es una de esas agentes con ama.

–María me ha ofrecido un trabajo a tiempo completo en su mansión. Me triplica el suelo que tú me pagas.

–¿Un trabajo?

–Básicamente ser su ama de llaves, más los cuidados de los que requiere una hermafrodita.

–¿Y qué le has dicho?

–Le he dicho que me lo pensaría.

–Si fuera tu, aceptaría. María es una de las hermafroditas que mejor folla y más inofensivas que hay en el panorama.

–¿Lo dices por experiencia?

–¡Ja! En alguna ocasión he estado con ella, en tu misma situación. Es una buena chica.

–Enséñame lo buena que es.–subió la vibración a tope.

Me llevé la mano a mi entrepierna, mientras gemía.

–Eres una puta, Cat.

–Lo soy.

–¿Qué has dicho? No te oigo. –se acercó a mí, y puso su mano en mi espalda.

–Soy una puta.

–¿Qué?–acercó su rostro a pocos centímetros de mí. Pausó el vibrador.

–Soy una puta, soy tu puta.

Me di la vuelta y me arrodillé ante ella. Me bajé el vestido hasta mostrar mis pechos.

–Eres una gran inversión, Cat.

–Me pagas mucho por ello.

Jana vestía un pantalón de pijama, así que se lo bajó con mucha facilidad. Los calzoncillos se los quité yo. Lamí un poco su miembro antes de meterlo en mi boca.

–Ojalá no estuviera en arresto domiciliario.–dijo al mismo tiempo que acariciaba mi cabello mientras se la chupaba.–Tú eres  consciente de que tengo a agentes renacidos vigilando mi casa todo el día, ¿verdad? Saben que eres mi puta.

Yo me limité a seguir mamando su polla como si nada me importara. Jana me recogió el pelo, mientras su polla entraba y salía de mi boca, mientras la envolvía con mi lengua como si de un dulce se tratase. Entonces me agarró la cabeza, y metió su polla hasta el fondo. Ahí supe que ya se corría. Recogí todo el semen en mi garganta, y saqué su polla con una sonrisa. Limpié la punta, y me quedé esperando allí en el suelo, a que recuperara fuerzas. Cuando la volvía a tener dura, usé mis tetas con su polla.

–La Agencia me perdonará mi implicación en los crímenes, si poseo dos esclavas que intercedan por mi. Será una especie de contrato de matrimonio, pero las sacerdotisas se asegurarán de que no reincidimos.

Fruncí el ceño mientras masturbaba su miembro con mis tetas. De forma sorpresa, ella se corrió en mis tetas y en mi cuello. Me levanté y me terminé de quitar el vestido.

–O sea yo paso a ser de tu propiedad, y tú ya no estás encerrada.

–En realidad tienes permitido adoptar cualquier rol, pero sexualmente eres sumisa, y siempre lo has sido.

–Mierda, en eso tienes razón, pero yo no gano nada.

–El periodo mínimo de posesión serían quince años, y yo nunca te he dominado con mis poderes de hermafrodita. Te domino porque soy tu ama. Si me ayudas en esto ya no estaremos encerradas en casa de por vida.

–Me lo tengo que pensar.

–No, quiero que decidas ahora. Te voy a demostrar porque estoy segura de que vas a aceptar.–me enseñó el dedo del medio–Chúpalo, Catelina, mi esclava.

La miré y me mordí el labio. Casi exclamo un mierda, porque tenía razón, me encantaba obedecer sus órdenes. Chupé el dedo, mientras me imaginaba una vida de entera sumisión a ella. La idea me ponía a cien. Jana guardó su mano y me miró fijamente.

–Ya lo hablé con tu amiga, ella ya ha aceptado.

–¿En qué momento he pasado a ser tan sumisa contigo?

–Yo solo he pasado a ser tu macho alfa, Catelina. O en este caso, hembra alfa. Eres sumisa por naturaleza, solo tienes que aceptar.

Me toqué el pecho y me acordé del semen. Me había olvidado por completo de que estaba manchada de semen.

–Estás tan acostumbrada a tener sexo, que ni te acordabas del semen. Cat, estás deseando aceptar, tu naturaleza licántropa te empuja a aceptarme como tu ama.  Libérate de las ataduras sociales, sé mía.

–O solo que estoy un poco distraída.–de verdad que ella tenía ganas de que yo aceptase. Se me ocurrió una idea.–Tengo una idea.

–Dime.

–Aceptaré tu oferta, pero a cambio me debes comprar.

–¿Comprarte? ¿Eso no es algo turbio o ilegal?

–Yo accederé a ser tu esclava y custodio, a cambio me darás medio millón.

–¿Eso no es mucho?

–Soy tu llave a la libertad, ¿no? Tienes pocas opciones.

–Mi otra opción es convertirme en la sumisa de María, y que ella custodie mi libertad.

–¿Y por qué tienes que adoptar un rol?

–Porqué me gusta así y porque las hermafroditas estamos hechas para el sexo y la reproducción. Mira, la mitad de medio millón.

–Trescientos cincuenta mil, y en cambio, seré tuya en lo que a tus leyes religiosas se refiere durante un año.

–Trescientos, y serás mía durante un año, al terminar ese año, tomarás la decisión de seguir tomando el rol de esclava por siempre o solo serás mi custodiadora.

–De acuerdo, acepto.

–Vale, entonces Desivian estará aquí en diez minutos. Le dije a la sacerdotisa, que aceptarías mi oferta y que no estuviera muy lejos.

–¿Y cómo podías saberlo?

–Como has dicho antes, eres una puta. Te gusta esto.

Negué con la cabeza y fui a ver a las dos, que veían la televisión. Irina veía la televisión, desnuda mientras ambas se masturbaban mutuamente.

–Ya has aceptado, hacía tiempo que esperaba que lo hicieras. No te dije nada porque, ni firmé nada porque yo no tengo la fuerza de voluntad que tienes tú, Cat. No es solo ser su esclava, es ser la que esté en contacto con las autoridades sacerdotales y evitar que vuelvan a actuar.–dijo Irina, que me dejó sorprendida y engañada.

–Tú piensa que seguirás siendo nuestra mayordoma puta pero con contactos religiosos. María le había ofrecido a Jana un trabajo con un sueldo escandaloso.

–Ahora entiendo que quiera volar como un pajarito libre.

Jana no mentía, la sacerdotisa llegó relativamente en poco tiempo lo que dejaba claro que ella sabía que aceptaría. La cabrona me conoce demasiado bien, y me da cosa no querer salir nunca de toda la orgia de placer y depravación. Desivian, la "amiga" de María venía con una carpeta y muchos papeles. Además se le veía un vientre ligeramente hinchado.

–¿Estás…?

–Ohh si, María y yo nos hemos quedadas embarazadas mutuamente, cosas de hermafroditas. Yo la preñé pero ella luego también quería y aquí estamos.

Jana le echó una mirada traviesa a Liria que nos miraba desde el sillón. Jana no quería ser dominada por María, pero menudas cabalgadas le pega Liria.

Los papeles no tenían ninguna importancia legal en la Tierra, pero eran acuerdos legales entre el sacerdocio eclipse de Enandrar, y nosotras. Joder, el acuerdo era tal y como Jana y yo habíamos acordado con el dinero.

–Llevo tiempo estudiando tu forma de ser, Catelina. Firma, te lo ordeno.

–Si firmas este acuerdo te convierte en esclava para las autoridades eclesiásticas. Claro, esto no es Enandrar es la Tierra, pero respetar los acuerdos establecidos a veces te abre puertas.

Señaló el otro acuerdo que tenía al lado, que me convertía en informante y recurso de las autoridades en caso de que mi dueña cometiera un crimen. Irina ya los había firmado, y dejó sus huellas dactilares con tinta en el papel. Yo tardé un poco más, pero firmé también. Entonces Desivian guardó los papeles.

–Teneis  un plazo de una semana para retractaros, y romper el acuerdo de esclavitud. Siempre que os quedéis embarazadas, y mientras no sufrais un aborto, podéis romper el acuerdo de esclavitud. Cuando pase un año, vendré aquí a haceros renovar el contrato a permanente. Las normas para romper el contrato seguirán siendo las mismas. A partir de ahora, os debéis a las órdenes de vuestras amas. Jana, y Liria un paso adelante.

–Como órdenes.

Nosotras dimos un paso hacia atrás, mientras la pareja miraba a la sacerdotisa.

–Ellas han firmado acuerdos que las convierten en esclavas, y a Cat en informante. A cambio, quedaréis libres  de la condena. Vosotras firmad estos acuerdos que os dejan libres, y que aceptan que Cat sea nuestra baza de seguridad si volvéis a delinquir. Legalmente solo podéis poseer dos esclavas para hermafroditas, y puesto que sois pareja ese mínimo sube a tres, sobrepasad ese límite y la respuesta no será tan amable.

–¿Alguna pregunta?

–¿Cuál es el límite de sus órdenes como amas?

–Herir a inocentes, consumir drogas o participar en crímenes. Puedes negarte e inmediatamente el contrato  de esclavitud queda anulado. Estos acuerdos son más un juego de roles que acuerdos de esclavitud reales, la esclavitud real es mucho peor, de esta forma eres su esclava sexual pero sin poder hacerte daño real. Porque también, si os someten a maltrato sea del tipo que sea, el acuerdo queda roto.  Yo os dejo.

–¿No te quedas?

–No, tengo que irme con urgencia. Esa maleta es para ti, Jana, María quería que la tuvieras.

Entonces Desivian dejó con prisa la casa. María había convertido a Jana en su ayudante, le había dado una agenda con sus contactos, y la había hecho la remitente de todas las llamadas de la señorita.  Jana llamó a María.

–Estaba pensando, que mi mansión no debería ser la oficina de la nueva segunda embajadora del eclipse. Así que he elegido tu mansión como oficina principal, mientras no esté de trabajo o esté en casa manejas mis asuntos.

–Oye, eso no me lo habías dicho.

–Serás mi secretaria y mi sustituta.

Tras la firma  de sumisión, la mayor parte del tiempo Jana se la pasó digiriendo la noticia por lo que Liria se encargó de estrenar a las esclavas. Ella nos llevó a la habitación, y allí nos pusimos en posición de perrito. Irina a diferencia de mi, fue follada en la posición del misionero.

–María no especificó cuál iba a ser el trabajo, eso cambia las cosas.

–¿En que las cambia?

–Va a haber mucho sexo.

–¿Qué cojones pasa con María? Desivian está preñada de ella, Laura es su esclava, Jana ha tenido sexo con ella...

–Tiene una influencia extraordinaria sobre las mujeres de su misma condición.

–Vamos que María os pone cachondas a las hermafroditas.

–Dejemoslo en que el culo de Jana no es el único en el que entro y mi polla no es la única que saborea Jana

Mientras esperaba a ser montada, no pude evitar reírme, es irónico que seamos esclavas sexuales a partir de ahora y nuestras amas sean las zorras de María. Siempre hay un depredador por encima. Después de que Irina recibiera su parte, se fue de la habitación. Liria echó lubricante sobre mi ano, y la metió toda. Acompañé con mi cadera la penetración, gemía de placer y Liria me cacheteaba el culo. En todo ese momento de placer, y sexo, entró Jana.

–Hey, veo que lo estás pasando bien, Liria. ¿Me dejas seguir?

–Luego entraré en ese culito.–Liria le dió una buena cachetada a su glúteo.

Liria salió de mí, y entró Jana. Ahora era objetivo de un trío, con la polla de la otra en mi boca. Ambas eran diferentes en el sexo, y eso se notó en cuanto entró mi ama en mi culo. A Liria le encantaba que nosotras nos movieramos, que le demostrasemos lo zorras que éramos, Jana se limitaba a enfatizar su posición dominante y eso me gustaba de ella. Ambas continuaron penetrandome por ambos lados, yo fui la primera en tener un orgasmo y Liria se corrió en mi boca. Jana siguió más tiempo hasta que eventualmente también se corrió. Me acosté en la cama entre las dos amas.

–¿Debería llamaros por vuestro nombre, o como amas?

–A mi me da igual, eso es cosa tuya.

–Ven, ponte encima mía.–dijo Jana que señaló sus piernas.

Obedecí, y me senté encima suya, sin meter su miembro dentro dentro de mí. Liria besó a su amante y se levantó de la cama.

–¿Dónde está Irina?

–Está haciendo vuestras maletas. Voy ayudarla.

–Mmm, me pone la idea de ser tu propiedad, ya estoy esperando a pertenecerte.

–Odio la idea de existir como una hermafrodita constantemente.–dijo Jana algo que supuso una sorpresa–Se me pasa cuando te veo a tí.

–¿Y por qué me tienes contratada como puta?–sabía su respuesta, pero quería oírla.

–Sería hipócrita por mi parte fingir solo amor, fingir que te quiero románticamente cuando sabes de sobra las necesidades sexuales de una hermafrodita. ¿Te cuento un secreto? Recé durante años a mi diosa para que me quitase esta maldición. Nunca quiso hacerlo, a pesar de todas las veces que se lo pedí. Dice que otra persona decidirá por mi.

–¿Esa no seré yo?

–Creo que lo que desea es que aprenda a ser una hermafrodita y no sufrir por ello.–me agarró la mano–Liria me hace sentir querida, me hace sentir una mujer, pero mi yo hermafrodita necesita más.

–Simplemente dame una orden, Jana y cumpliré con tus necesidades. Déjame hacerte sentir mejor.

–Te ordeno cumplir con tu deber.

Abrí mis gluteos, y clavé esa polla en mi culo. Comencé a cabalgar su polla metida en mi culo, junté mis manos con las de Jana y  sonreí. En ese momento de sexo, sonó el teléfono.

–Si, ella está aquí.

Me hizo sacar su polla de mi culo, para meterla otra vez en mi coño. Respondí a la llamada mientras la cabalgaba. Era María.

–Quiero que des un concierto, te pagaré bien. Este concierto, digamos que sería…–me detuve

–A ver, que es.

–Sería en una reunión de sacerdotisas eclipse y medialuna, estarían todas las tipas importantes.

–¿Quieres que yo, una mujer, asista a una reunión de salchichas a dar un concierto?

–Veo que lo pillas. Aunque no hace falta que te desnudes, ya llevarán a sus zorras personales.

–Quiero que me pagues.

–Lo que haga falta. Te espero esta noche, pero ven al medio día, quiero que comáis en casa. Que se queden Liria y tu amiga en casa, lo entenderán.

–Quiere que vayamos para comer  a su casa.

Cuando se lo dijimos a las otras dos, no pareció importarles pero a mí me dió mala espina que solo nos invitase a las dos. Cuando llegó la hora, conducí hasta su casa. Ama y esclava no hablamos mucho durante el camino, y agradecí que no dijera nada, una parte de mi seguía reticente a su oferta. Por supuesto me llevé mi violín, que lo dejé en el coche. Cuando llegamos nos recibió una Laura desnuda, que nos invitó a entrar. Su ama descansaba viendo la televisión.

–Las esclavas deben quitarse la ropa.–dudé unos segundos, y Jana me ignoró por lo que obedecí a Laura.–Bien, Cat.

Laura me puso un collar en el cuello. Me cogió de la mano, mientras tanto mi ama como su ama, se quedaban hablando o más bien debería decir "hablando". Nosotras fuimos a la piscina.

–Maria me dijo que pasarías rápido a ser una esclava, me sorprende que de verdad tuviera razón.

–Bueno, me paga bien aunque tengo algunas dudas sobre mi nueva situación.

–No te preocupes, tu nueva situación es chupar la polla de tu dueña cada vez que te lo pida. Siendo ella no creo que te prive de hacer conciertos.

–¿Tú crees?

–No debería privarte.–me acosté

Nosotras estuvimos allí fuera hasta el medio día mientras, nuestras amas conversaban. Lo que en realidad hacían, era María mostrándole a mi ama quién mandaba pues Jana chupaba con obediencia la polla de María.

–Entre hermafroditas se establecen relaciones curiosas.–dijo Laura–Ella no es mala ni perversa por naturaleza, pero no obstante tiene una habilidad innata para dominar a los demás. Fíjate lleva ya un buen rato haciéndole sexo oral a María, y no ha rechistado ni un segundo. Y a su novia acostumbra a sodomizarla durante un hora entera.

Así estuvo durante un rato más, hasta que se corrió en la boca de Jana y esta le besó su miembro. María nos hizo entrar.

–Nuestras zorras quieren vernos, mostremosle lo que sabes hacer.

No mentiría si dijera que quería ver a Jana comportarse como una zorra, como yo.  Nosotras nos sentamos a un lado, observando.

–Desnúdate de cintura para arriba, zorrita.

Jana, sin desviar la mirada, se quitó el sujetador y la camiseta. Se mordió el labio inferior y esperó instrucciones. María se acercó aún más a Jana, y Jana se acercó a ella. Cogió sus tetas, y comenzó a hacerle una cubana a María.

Las palabras que me dijo ella antes me hicieron ver que mi ama era algo más que la típica hermafrodita que se agencia un par de coños en los que correrse, pero verla dar placer a otra mujer como solemos hacer nosotras, me encantó. Una de las razones por la que trabajaba para ella, era porque a pesar de que follaba bien, parecía distinta a los demás.

Jana continuó dándole placer a María con sus tetas, hasta que esta no pudo aguantar más y eyaculó en sus tetas. María se pajeó, hasta que eyaculó aún más en su cara y tetas. No miento cuando digo que desee unirme a ella y recibir el semen yo también.

–Hoy seré piadosa, Jana. Desahógate con tu esclava.

Me levanté y nos fuimos a la ducha. Una vez dentro, me apoyé en la pared esperando a que me empotrara.

–Me ha gustado el espectáculo que has dado.

–¿Te gusta verme humillada? Lo entiendo.

–No, me gusta ver que eres diferente a lo típico dentro del mundo de las hermafroditas.

Jana no contestó a eso, no dijo nada. Se abalanzó sobre mí, y comenzó a besarme con lujuria. Me agaché y ella se encargó de follarme las tetas.