Las aventuras de un camarero de un local swinger 6

Ya está aquí la sexta parte de esta historia. Perdonad el retraso, cada vez tengo menos tiempo libre, pero intentaré subir relatos más seguidamente. Historia 100% real, como el resto. Espero que la disfrutéis mucho. Un saludo.

¡Hola chicxs! Aquí llega por fin la sexta parte de mis aventuras trabajando de camarero en el local swinger. Como el resto de las historias es 100% real. Espero que la disfrutéis mucho y agradezco vuestras valoraciones, comentarios y mails. Gracias.

Las aventuras de un camarero de un local swinger 6.

Los días pasaban rápidamente, cuando estás a gusto el tiempo vuela. Estábamos ya empezando septiembre. El verano se había pasado en un abrir y cerrar de ojos.

Me encantaba ese trabajo, pero yo lo cogí como algo temporal hasta que me saliera algo de lo mío, con todo mi respeto, yo no me he tirado años estudiando para trabajar toda mi vida como camarero, así que tenía claro que, por muy morboso que fuera el trabajo (que lo era), a la mínima oportunidad me iría a un puesto mejor.

Esa oportunidad llegó antes de lo previsto, en los primeros días de septiembre se puso conmigo una importante aerolinea para contratarme como auxiliar de vuelo, a lo que ni dudé en decir que sí.

Tras varias entrevistas, telefónicamente y en persona, y después de pasar unos tests psicotécnicos bastante jodidos y un examen de inglés nivel B2 me comunicaron que empezaría a volar con ellos a principios de octubre.

No me creía que me hubiera llegado esta oportunidad, estaba loco de contento. Lo primero que hice fue comunicarlo a mi familia y acto seguido a mis amigos. Todos se alegraron por mi, como era de esperar. Aun así había algo que no dejaba de rondarme la cabeza, dejar un trabajo como el que tenía iba a ser un poco complicado a nivel personal, pues, a pesar del poco tiempo que llevaba, había encajado genial con mis compañeros, conocís perfectamente el local y no se me daba nada mal, y había conocido clientes con los mismos morbos que yo, con los cuales no quería perder contacto, pero ya se sabe que este mundo prima la discreción, por lo que fuera del local es difícil poder verse.

Lo siento, es el trabajo que siempre había soñado, volvar alrededor del mundo, conocer gente todos los días, perfeccionar mis idiomas, conocer otros países, otras culturas, poder desayunar en una ciudad y cenar en otra el mismo día...es algo que me apasionaba, y, aunque no fuera nada morboso, mi prioridad era un puesto como el que me ofrecieron.

El mismo día se lo comuniqué a mi jefe (el cual no se lo tomó demasiado bien), pero lo hice todo legalmente, por lo que empezaban mis últimos 15 días en ese local. Igual que digo que mis compañeros y mi encargada eran puro amor y se alegraron por mi, he de decir que jefe era lo contrario, un interesado y un pasota, por lo que no me daba ninguna pena despedirme de él.

Se lo fui diciendo a mis clientes más cercanos, los cuales se alegraban por mi aunque me transmitían que me echarían de menos, lo cual era recíproco, pues no hay cosa que más me guste que el morbo, y es muy difícil encontrar parejas heterosexuales tan morbosas y dispuestas a disfrutar libremente del sexo con una tercera persona o simplemente con un voyeur.

Algunas parejitas se iban despidiendo con un abrazo y dos besos, otras con un "apunta mi número y nos vemos fuera de aquí" y otras con una buena sesión de sexo dentro del local.

Soy muy profesional, nunca dejaría desatendido mi puesto de trabajo, pero como me decía mi compañero "pa´lo que te queda en el convento, cágate dentro". Pues sí, de perdidos al río, empezaba mi sprint final de follar y guarrear como un puto loco. Ya estaba mi Pablete para cubrirme en la barra.

La primera noche fue con una parejita asidua. Tenían unos 40 años. Claudia, enfermera, rubia, muy guapa de cara. Un poco entradita en carnes, aunque no demasiado, lo que le hacía tener unas curvas de escándalo. Dos buenas tetas, que es lo que me vuelve loco, y un coñito hinchado y perfectamente rasurado. Juanjo, policía, pelo moreno y corto. Corpulento, no muy alto, guapete de cara, barbita de tres días bien recortada, algún tattoo en los brazos y un rabo bastante considerable.

-Yo: Ay parejita, cómo os voy a echar de menos.

-Claudia: Y nosotros a ti cariño, a ver a quién nos traen. Con lo difícil que es encontrar a alguien tan salao como tú.

-Yo: Jajaj muchas gracias. Lo mismo digo eh, que trabajando cara al público te encuentras mucho gilipollas, pero clientes encantadores y guapos como vosotros no tantos.

-Juanjo: Jajaj gracias macho. Es una pedazo de oportunidad, haces bien en aprovecharla colega. Pero sí, vamos a echarte de menos.

-Yo: Ojalá algún día podamos vernos, aunque sea fuera de aquí.

-Claudia: Nos encantaría cielo -me dijo mientras me cogía la mano- además, otra cosa no, pero que nos vean nos encanta jajaj.

-Yo: Y a mi que me encanta ver, y más a una pareja tan explosiva como vosotros.

-Juanjo: No estamos para perder el tiempo, que te nos vas pronto, así que vamos al grano, ¿te apetece ver cómo me follo a mi mujer?

-Yo: Jajaj la duda ofende.

-Claudia: Pero con una condición.

-Yo: Lo que quieras.

-Juanjo: Que cuando te vas a correr se la eches en las tetas- dijo mientras miraba a su mujer con una sonrisa de complicidad- le encanta que le llenen las tetas, y a mi también.

-Yo: Vuestros deseos son órdenes. Vamos abajo.

Acto seguido avisé a Pablo de que iba a lo que iba y riéndose me dijo que me tomara mi tiempo. Así que me coloqué entre los dos y, con una mano en cada culo, nos fuimos a la planta de abajo.

Nos fuimos a la sala del columpio, mis amigos tenían ganas de fiesta y sin mediar palabra Claudia se puso de rodillas y empezó a comerse el rabo, ya morcillón, de su marido bajo mi atenta mirada.

Juanjo no paraba de gemir mientras agarraba a Claudia por su coleta y le marcaba el ritmo mientras le decía en tono autoritario:

-Juanjo: Traga puta traga. Cómo te pone que te vean hacer esto, ¿verdad? Que otros machos vean lo zorrita que eres. Chúpame el rabo como tú sabes puta...ahhhh, joder...

Claudia no decía nada, pues tenía la boca muy ocupada, aunque sea la veía encantada. Le gustaba dar espectáculo.

Poco a poco fueron llegando mirones que se quedaban en la puerta (tengo que decir que esta habitación no tenía una puerta como las demás, era una pequeña verja para que se pudiera ver y escuchar todo perfectamente), alguno se quiso acercar y Juanjo le hizo un gesto y a la vez les dijo a todos:

-Juanjo: Mirad todo lo que queráis, pero desde la puerta. Que no se acerque nadie.

Me levanté y cerré la verja para que pudieran ver y nadie se colara mientras me miraban todos con cara de pocos amigos y yo (que soy muy chulo) les guiñé un ojo para darles a entender que en esa habitación yo era el único "VIP".

Juanjo liberó la boca de Claudia y la puso de pie. Empezó a besarla con pasión mientras le tocaba el coño, que, por lo que decía Juanjo, supe que estaba empapado.

-Juanjo: Qué cachonda estás eh, joder cómo babea. ¿Quieres que te folle delante de estos cerdos?

-Claudia: Sí, por favor, fóllame ya, no aguanto más. Métemela joder.

Claudia se subió al columpio con la ayuda de su marido. Empezó en la posición básica, sentada bocarriba con las piernas en alto exponiendo su coño húmedo y abierto frente a la masa de babosos que cada vez era más grande.

Juanjo colocó su capullo en la entrada del coño y la metió de golpe sin piedad. Se escucharon sus pelotas rebotando contra el coño de su esposa a la vez que esta soltaba un grito que nos daba a entender que le había dolido pero a la vez era lo que quería.

Empezó a follársela como un verdadero macho empotrador, con unas embestidas brutales. Yo necesitaba ver eso bien de cerca y me fui acercando poco a poco a ellos, con miedo porque no quería molestar. Estaba ya completamente y desnudo y con mi rabo empalmadísimo en la mano, haciéndome una buena paja.

-Juanjo: Acércate sin miedo Jorgito, ya sabes que puedes hacer lo que quieras, con libertad.

-Yo: ¿Lo que quiera?

-Claudia: Lo que quieras cariño.

-Juanjo: Sí tío. Lo que te apetezca en cada momento.

No lo dudé un segundo, me encanta mirar, pero esa situación me puso demasiado cerdo, así que me puse de rodillas debajo del columpio, con mi cara justo debajo del coño de Claudia que estaba siendo follado por Juanjo. Lo veía todo perfectamente a escasos centímetros, incluso los huevazos de Juanjo casi me rozaban la nariz.

No me pude contener más, saqué la lengua y empecé a lamer el coño de Claudia, que estaba empapado, mientras estaba siendo follado por su marido.

-Claudia: Ooohh siiii, joder...mmmmm sigue sigue. Madre mía...ahhh...

-Juanjo: Dioooooos cabrón...no pares de lamer. Joder qué bueno tío...

Gemían como locos mientras mi lengua bailaba entre el coño de Claudia, el tronco de Juanjo y sus pelotas. Él no paraba de embestirla fuerte y yo no paraba de lamer, hasta que llegó el primer orgasmo de ella.

-Claudia: Me voy a correr joder...seguid así...mmmm, joder...me corroooooo....ahhhhhh

-Juanjo: Sí vamos, córrete puta, dale...mmmmm sí...

Claudia no podía más, empezó a gritar como una loca mientras se corría con el rabo de su marido y mi lengua enterrados en su coño. Sus gemidos se mezclaron con los de algún que otro mirón de la puerta que también se corrieron a la vez.

Juanjo sacó su rabo del coño de Claudia para que esta se reuperase. Yo aproveché para lamerlo un poco. Sabía al coño de su mujer y me encantaba.

Mientras él gemía y yo chupaba, le iba dando órdenes a su mujer para que se colocase en otra postura. A lo que esta obedeció.

Se colocó bocabajo colgada en el columpio, es decir, la misma posición de antes pero al revés. Si antes la cuerda pasaba por su espalda, ahora pasaba por debajo de su pechos, mientras las demás cuerdas sujetaban sus brazos y sus piernas. No debía ser una posición muy cómoda, pero ella no se quejaba, tenía más ganas de rabo que de estar cómoda.

En esta posición Juanjo empezó a follarla de nuevo y yo seguía de rodillas en el mismo sitio, puesto que seguía llegando perfectamente a lamer ese coñito húmedo.

Lo estuve lamiendo un rato más, pero decidí satisfacer un poco más a Claudia. Una buena zorra no se conforma con un rabo solo, así que yo tenía la solución. Me puse de pie delante de ella y le acerqué mi rabo a la boca, a lo que ella respondió agarrándolo y dándole un lametón a mi capullo. Acto seguido se lo metió en la boca y empezó a chupar como si fuera un biberón.

A Juanjo le debió encender mucho ver como su mujer se tragaba el rabo del camarero, y respondió a esto empotrándola con más fuerza. Juanjo gemía, Claudia gemía, yo gemía, los mirones gemían, Juanjo embestía a Claudia, Claudia recibía rabo por la boca y por el coño, yo le daba de mamar a esta zorrita mientras su marido se la follaba a tope, los mirones veían la escena que teníamos montada mientras se hacían una buena paja. Todos ganábamos.

-Juanjo: ¿Cómo vas colega? Porque yo estoy a punto de soltarla toda.

-Yo: A mi no me queda nada.

-Juanjo: Pues vamos a llenarle las tetas a esta putita.

Sacó la polla del coño de su mujer y le ordenó que se pusiera de rodillas. Yo aproveché para tocarle las tetas y meterme una en la boca. Quería probarlas, me encantaban esas tetas.

Mientras hacía esto Juanjo abría la verja y dijo a nuestros mirones:

-Juanjo: Los que no se hayan corrido que le echen la leche en las tetas a mi mujer. Sin tocar eh, sólo os lo digo una vez.

Claudia se puso de rodillas, yo me pajeaba apuntando a una de sus tetas y Juanjo en frente apuntando a la otra. Se unieron a nosotros cuatro tíos más que se pusieron cerca.

Claudia nos acariciaba las pelotas a su marido y a mi, y de vez en cuando les daba un lametón. Yo estaba que no podía más y empezó el festival de leche.

-Yo: Me corro joder...ahí va...ahhhhhhh, mmmmm siiii...toma leche zorra, ahhh...

-Juanjo: Siiii córrete, llénala de leche...mmmm joder, ahí va la mía...ahhh, toma leche...mmmmmm joder siiii....

La leche saltaba por todos lados, Juanjo gemía, yo gemía, nuestros mirones gemían a la vez que iban soltando la leche en las tetas de nuestra putita y esta se la restregaba por las tetas mientras disfrutaba.

Juanjo echó a los mirones de allí y cuando nos quedamos solos obligó a su mujer a limpiarnos los rabos con la lengua.

-Claudia: Espero que te haya gustado nuestra despedida.

-Yo: Me ha encantado, joder. Ojalá fueran así todas las despedidas jajaj.

-Juanjo: Ojalá algún día repitamos, ha sido brutal.

-Yo: Me encantaría. Cuando queráis soy todo vuestro. Un placer conoceros chicos.

-Claudia: Igualmente cielo -dijo dándome dos besos y un abrazo.

-Juanjo: Igualmente tío. Que tengas mucha suerte en tu nuevo curro- dijo mientras me daba un apretón de manos y un abrazo.

-Claudia: Ojalá el próximo café que nos pongas sea en un avión jejej.

-Yo: Si alguna vez os veo en un avión seréis mis pasajeros VIP.

Continuará...

*A día de hoy sigo sin localizar a esta parejita que me volvía loco, y a otras muchas otras muchas con las que he hecho algo en este local. Muchas parejas swinger tienen hijos u obligaciones que no les permiten tener tanta libertad como quisieran, por eso nunca les pedí un contacto, ante todo soy educado y comprensivo y no quería molestarles. Si alguna pareja de las que aparecéis en mis relatos leéis alguna vez esto, ojalá me escribáis al mail y alguna vez podamos quedar, porque me encantó todo lo que viví con vosotros en esa época de trabajo. (Los nombres del relato son falsos, vosotros ya sabéis quiénes sois y quién soy yo) ;)