Las aventuras de un camarero de un local swinger 4

Cuarta parte de esta serie. Nuevas aventuras, nuevos morbos y nuevos descubrimientos. Disfrutadlo mucho.

¡Hola chicxs! Ya está aquí la cuarta entrega de la serie. Las aventuras en el local swinger son muy diferentes e imprevisibles. Espero que lo disfrutéis tanto como yo. Como siempre agradezco vuestras valoraciones, vuestros comentarios y mails. Gracias.

Las aventuras de un camarero de un local swinger 4.

Después de mi experiencia del cuarteto cayeron varias pajas recordando la escena, era demasiado morbosa para un voyeur como yo. Tan morbosa me pareció que quería compartirlo con mi compañero, a ver si él me contaba algo parecido que le hubiera pasado, aunque estaba seguro de que él habría vivido muchas experiencias igual de morbosas o más, pues llevaba varios meses trabajando en el local, era bastante atractivo y además era tan morboso y guarrete como yo.

Tardé un par de días en verle, pues el cuarteto fue el lunes, el martes y el miércoles eran mis días libres y ya el jueves coincidíamos por la noche para trabajar juntos. Cuando mi encargada nos dejó solos le dije que tenía que contarle la última, pero había gente en la barra y solo le din un titular: "Una chica que vino con su marido se folló a otro chico que conoció aquí mientras su marido y yo espiábamos sin que nos vieran, al final acabé compartiendo la polla del tío con su mujer y llenándole las tetas de leche".

Pablo se quedó con la boca abierta y mirándome mientras se reía y no paraba de repetir:

-Pablo: ¡Qué cabrón eres! jajaja.

-Yo: Ya te dije que te pillaría el ritmo rápidamente, no soy tan bueno como aparento jajaj - le respondí yo entre risas.

Seguimos trabajando y mientras pasaba la noche veía a Pablo acomodarse el paquete cada dos por tres, supongo que imaginándose la escena que había vivido la otra noche. Entre risas le dije:

-Yo: Como te sigas sobando el rabo te vas a correr jajaj.

-Pablo: Es que llevo dos días sin correrme tío y no paro de imaginarme lo que hiciste el lunes. Quiero que me cuentes toda la historia con detalles en cuanto tengamos un rato.

-Yo: ¡Hecho! Además, hoy la cosa está tranquila, nos quedaremos solos pronto seguro.

-Pablo: Ya veo, me da que hoy cerramos antes.

Así fue, la noche no prometía, los findes casi siempre eran buenos, pero los jueves eran imprevisibles, algunos estábamos solitos y en cambio otros no cabía ni un alfiler en el local. Parece que ese jueves era de los tranquilos. Tres parejas y cinco chicos solos. Nada interesante, dos de las parejas estaban juntas y no querían incluir a nadie más, la otra pareja no nos llamaba nada la atención a ninguno de los dos, y los chicos eran todos señores mayores que no paraban de dar vueltas por el local.

Cenamos tranquilamente turnándonos para no dejar la barra sola, como siempre y al acabar los dos nos echamos una copa, nos quedaban algunas horas de trabajo y al menos con alcohol de por medio estaríamos más animados. Hablamos de cuatro gilipolleces mientras tomábamos la copa (trabajo, compañeros, vacaciones...) hasta que al final nos quedamos solos.

Eran las 2:15h de la madrugada y nuestro turno acababa a las 4:00h. Nos organizamos para salir a la hora justa y no retrasarnos limpiando y el trato para hacerlo lo antes posible fue que yo limpiaría toda la parte de arriba y haría la caja mientras Pablo limpiaba la parte de abajo y dejaba todo apagado y cerrado, lo único que dejaría encencido sería el baño turco, así cuando acabásemos (como tendríamos que hacer tiempo hasta las 4:00h) nos meteríamos en el baño turco a relajarnos antes de irnos y le contaría con detalles la historia del lunes pasado.

Así lo hicimos. Yo no paraba de pensar en meterme en el baño turco, aunque estaba nervioso. Sé que Pablo había tenido algo con chicos durante tríos y orgías, pero era hetero y yo bisexual, quizá se sentiría incómodo si me empalmaba delante de él y no quería que se molestase y se fuera a la mierda el buen rollo que teníamos y el pacto de compañeros que habíamos hecho, la verdad es que se trabaja genial con alguien tan liberal y con el que hay tanta confianza y me daba miedo perderlo todo en un momento. Aún así no para de pensar en el momento de meterme desnudo en el baño turco con él.

Cuando habíamos limpiado y dejado todo listo nos juntamos en la planta de abajo y vimos que eran las 3:00h. Teníamos una hora de baño turco antes de irnos. Nos quitamos la ropa y la colgamos en las perchas de fuera quedando los dos completamente desnudos y nos metimos en el baño turco a relajarnos.

Nos sentamos uno en frente del otro, no era muy amplio, o sea que aún así estábamos bastante cerca y nos recostamos poniéndonos cómodos. Pablo no dejaba de sobarse el rabo que estaba ya morcillón y yo al verlo hice lo mismo. Sólo necesito rozarlo un par de veces para que se ponga firme como un soldado. Pablo me vio empalmado y se empezó a reír, hasta que me hizo la esperada pregunta:

-Pablo: Bueno, ¿y entonces qué pasó el lunes por la noche?

Empecé a contarle la historia desde el principio, con todo tipo de detalles y sin cortarme un pelo, mientras vi que se tumbó en el poyete del baño turco, cerraba los ojos y se empezaba a pajear mientras me imagino que recreaba la historia en su cabeza.

-Yo: Cabrón, ¿te la vas a pelar mientras te lo cuento? jajaj.

-Pablo: Tío, llevo dos días sin correrme, estoy que no puedo más y me estoy imaginando la escena y me pone mucho jajaj. Además, no creo que sea un problema, si a ti te van los rabos jajajj.

-Yo: Sí, en eso soy más listo que tú jajaj.

-Pablo: ¿Por qué dices eso cabrón? jajaj.

-Yo: Porque al ser bisex puedo optar a más gente, si no es una chica es un chico, y si no los dos a la vez, tú si no hay chica te quedas sin polvo, te tienes que conformar con una paja jajaja.

-Pablo: Bueno, sigue con la historia anda jajaj.

Seguí contándole todo con pelos y señales y vi como se tocaba el rabo sin parar, lo pajeaba, lo sacudía, se llenaba los dedos de saliva y los pasaba por su capullo, se agarraba los huevos y se retorcía tumbado incluso llegando a gemir un poco en bajito. La historia le estaba poniendo cachondo y parece que le daba morbo pajearse delante de alguien, sabía que tenía mis ojos clavados en él.

Yo, por otro lado estaba metido en la historia, contándola de la forma más guarra posible para ponerle más cachondo, si aún cabía, y a la vez no quitaba mis ojos de su cuerpo y de su rabazo mientras me pajeaba yo, que ya me había decidido a correrme también, no me iba a ir a casa con el calentón.

Cuando llegué a la parte en la que la chica y yo compartíamos el rabo de su marido chupándolo con ganas y lamiendo sus huevos con ansia Pablo me miró con una sonrisa morbosa y me preguntó:

-Pablo: ¿Cómo es comerse un rabo?

-Yo: Pues no sabía describirlo, a mí me encanta.

-Pablo: La verdad es que nunca me ha llamado la atención, pero curiosidad sin tengo.

-Yo: Pues no sé, tienes que probarlo para saberlo. Lo que sí te puedo decir es que la mamada de un tío es mejor que la de una tía.

-Pablo: ¿Y eso por qué?

-Yo: Bueno, a ver, hay de todo, hay tías que la comen genial y tíos que la comen de pena, pero por lo general los tíos conocemos nuestro cuerpo, sabemos dónde nos gusta que nos chupen y cómo nos gusta, así que lo sabemos hacer para dar el máximo placer.

-Pablo: Nunca me la ha comido un tío, lo máximo que he hecho es pajear a un tío o que él me pajeara a mi, porque a su mujer le ponía verlo, pero sólo usamos las manos.

-Yo: Pues si algún día lo pruebas te acordarás de mi y dirás que tengo razón.

-Pablo: Si tan seguro estás demuéstramelo, ¿no? jajaja.

-Yo: Yo lo haría encantado, pero se supone que no te molan los tíos jajaj.

-Pablo: Se me ocurre una cosa, vamos al glory hole, así no veo quién me la chupa y me puedo imaginar lo que quiera.

-Yo: Vete y espérame allí.

Pensé que iba en coña, pero no, Pablo se levantó y se fue directo a la habitación de los glory holes, se metió en el pasillo y metió su rabo duro y sus dos enormes pelotas colgonas por el agujero. Yo fui pocos minutos después y me tumbé sobre la cama bocabajo con mi cabeza en dirección a su rabo.

Acerqué lentamente mi cara a la punta de ese rabazo que apuntaba al cielo duro como una piedra. Olía a macho. Pablo era un chico muy limpio, pero aún recién duchado antes de salir de casa, después de trabajar varias horas con el rabo y los huevos aprisionados en el slip, cogen un olor característico entre sudor y las últimas gotas de orina después de ir al baño, un olor que a mí personalmente me vuelve loco.

Puse mi nariz en la punta de su rabo y empecé a aspirar con fuerza, oliéndolo entero y cuando no quedaba ni un centímetro por oler me bajé a sus enormes huevos. Los acariciaba con la mano mientras metía mi nariz en sue entrepierna y aspiraba. Ese era el olor que me volvía loco, el olor de un buen macho hetero que llevaba horas currando sin parar, y mi premio iba a ser relajarle y quitarle el estrés del día.

Cuando estaba ya embriagado por ese olor, me humedecí la lengua y la pasé lentamente por sus pelotas, a lo que el me respondió con un gemido. Me las metí en la boca una a una y las masajeaba con mi lengua bien mojada, los levantaba con mi mano y pasaba mi lengua por su perineo y por sus ingles, mientras él no para de gemir y retorcerse de placer.

Cuando me cansé de comerle las pelotas empecé a lamer su capullo como un niño lame una piruleta. Empapé bien su capullo y mientras extendía mi saliva con la mano por su glande empecé a lamer desde sus huevos hasta la punta de su rabo, pasando por todo su tronco gordo y dejándolo completamente empapado en saliva, hasta que por fin me metí la polla entera en la boca y fui tragando hasta que su capullo llegó al fondo de mi garganta.

Empecé a subir y bajar mi cabeza mientras el empezaba a follarme la boca con poca fuerza, ya que la pared del glory hole no le daba mucho margen de movimiento, y gemía como lo que era, un buen macho en celo.

Después de una buen mamada vi que su rabo empezaba a palpitar, señal de que la corrida estaba cerca. Me coloqué tumbado de lado para poder pajearme yo también y sin parar de chupársela le escuché decir:

-Pablo: No pares tío, no pares que me corro. Me corro. Ya va, ya va...ahhhhh, joder cabrón, toma leche, ahhhh...

Mientras decía eso soltó varios chorros de leche en mi garganta, estaba bien calentita y casi me atraganto de la cantidad bestial que soltó. Según me llenaba la garganta de leche empecé a soltar yo la mía mientras me retorcía de placer en la cama sin poder gritar, ya que tenía la boca llena de su rabo y su leche.

Mis chorros llegaron hasta la pared del glory hole, dejándolo como si tuviera gotelé. Hacía tiempo que no me corría así de bestia, claro, que también hacía tiempo que un hetero no me daba su leche de macho caliente y espesa en mi garganta después de tirarse dos días sin correrse.

Salimos del glory hole para darnos una ducha y nos miramos riéndonos.

-Yo: ¿Te has quedado a gusto ya? Por fin la sueltas jajaj.

-Pablo: Muy a gusto. Lo necesitaba tío.

-Yo: ¿Y bien?

-Pablo: Vale sí, tenías razón, nunca me la habían comido así.

-Yo: Tampoco es cuestión de competir, pero es verdad que los tíos controlamos mejor el tema jajaj.

-Pablo: Es verdad tío. La comes de puta madre. Bufff. Ahora sólo hay un problema.

-Yo: ¿Cuál?

-Pablo: Que los días que no folle te va a tocar a ti descargarme, ya no me voy a conformar con una paja en el curro.

-Yo: ¿Y dónde está el problema? jajajaj.

Continuará...