Las aventuras de un camarero de un local swinger 3

Seguimos con mis aventuras sexuales trabajando en un local swinger, el trabajo más morboso de mi vida.

¡Hola chicxs! Aquí viene la tercera parte de esta serie, mis aventuras trabajando como camarero en un local swinger. Como el resto de historias es 100% real pero con nombres falsos para mantener el anonimato de estas personas. Espero que os guste y os agradezco mucho vuestros comentarios y correos para ver qué os ha parecido.

Las aventuras de un camarero de un local swinger 3.

Los días pasaban y cada vez me iba gustando más este trabajo. El primer día cumplí mi fantasía de ser voyeur en un trío, el segundo día hice de corneador con una pareja de infarto y los manejé a mi antojo, ¿qué más podía pedir?

No todos los días pasaban cosas, es lógico, al fin y al cabo yo iba allí a trabajar, pero sí había mucho morbo en cada día de trabajo y en cuanto veía la oportunidad de hacer algo no lo dudaba, igual que mi compañero también lo hacía.

Los lunes tenía turno de noche y me encargaba de cerrar el local yo solo, pues no era un día muy concurrido y una sola persona era suficiente para hacer el cierre del local.

Llegué puntual a mi puesto de trabajo y relevé a mi compañera, que me comentó el número de personas que había en el local y la caja que habíamos hecho. Después de eso se cambió y se despidió con dos besos hasta el próximo día.

En el local sólo quedaba un chico que justo al irse mi compañera subía las escaleras e imaginé que vendría de la sauna, pues llegaba sudando. Se presentó educadamente y me pidió una copa, después empezamos a hablar un poco de nosotros.

Se llamaba Mikel. tenía 32 años y era de Bilbao, pero llevaba en madrid unos 8 años trabajando como informático, aunque su acento vasco seguía presente.

El chico estaba bastante bien, guapete de cara, morenito, pelo corto. Tenía un cuerpo grande y fuerte, no musculado de gimnasio ni tampoco gordo, sino un cuerpo de hombre potente, lleno de vello, con algún tattoo y debía medir cerca de 1,90m. El chico la verdad es que me puso muy cachondo, además era muy simpático y tenía bastante tema de conversación.

Salí de la barra para limpiar mientras seguía hablando con él y le vi sentado en el taburete, con su copa, hablando conmigo mientras estaba completamente desnudo, empalmado y pajeándose. Entre risas le dije:

-Yo: ¡Joder, sí que te gusta hablar conmigo! Jajaja.

-Mikel: Jajaj, me encanta estar en pelotas y siempre estoy tocándome el rabo, espero que no te importe.

-Yo: Para nada, si yo soy igual que tú, si no estuviera trabajando estaría igual que tú jajaj.

-Mikel: Hazlo, si estoy solo yo y no creo que venga nadie más siendo lunes.

-Yo: No puedo tío, quedan unas horas para el cierre y nunca se sabe, además tengo que hacer cosas.

-Mikel: Lo entiendo tío, es normal.

La verdad es que ganas no me faltaban de desnudarme y montármelo con él, aunque no sabía si le molaban los tíos, pero no quería cagarla, era posible que llegase alguien y no podía abrirles en pelotas, además en la recepción había una cámara, a ver cómo le explico yo a mi jefe eso, encima sabiendo que teníamos prohibido el sexo con clientes.

Después de un buen rato hablando sonó el timbre.

-Mikel: Mira, tenías razón, al final viene alguien.

-Yo: Ya te dije que esto es imprevisible jajaj.

-Mikel: Menos mal, a ver si viene alguien interesante que me vaya descargado jajaj.

-Yo: Jajaj a ver quién es.

Fui a la recepción y me encontré a una parejita que querían que les informase un poco, pues eran novatos y al ser su primera vez no sabían cómo funcionaba el local. Les hice pasar y nos presentamos.

Ella se llamaba Mónica, unos 40 años, pelo moreno, rizado y media melena. Una cara muy dulce con una gran sonrisa y aunque llevaba un vestido ancho de tirantes se le adivinaba un buen cuerpo de mujer que se cuida con un buen escote. Él se llamaba Gabriel, también andaría por los 40 o 42, cubano, era alto, casi 1,90m (como el chico vasco), cuerpo fuerte aunque su camiseta dejaba ver un poco de barriguilla, aunque poca, un cuerpo grande fofisano, de estos que desprenden morbo. Su piel era marrón chocolate, rapado y con los típicos rasgos cubanos. Era muy sexi y tenía un acento que hipnotizaba.

Me estuvieron contando que llevaban 12 años casados y en el sexo les iba genial pero siempre habían querido probar cosas nuevas y esta era la primera vez en un local así. Normalmente podía explicar el funcionamiento del local pero no podía enseñarlo sin cobrar la entrada, pero en esta ocasión estaba el local vacío (a excepción de Mikel) y como eran tan simpáticos y andaban un poco perdidos quise ser amable con ellos y accedí a enseñarles el local.

Ellos muy agradecidos me siguieron encantados y mientras les enseñé el local de arriba a abajo y les explicaba todo se iban animando, riéndose entre ellos y dándose algún beso. Les expliqué que normalmente hay bastante gente pero ese día estaba vacío por ser lunes, pero hay gente a la que le da morbo tener todo el local para ellos solos, y eso justo es lo que pensaron ellos.

Después de ver todo el local decidieron quedarse, así que les cobré la entrada, les di una taquilla y les entregué sus toallas y chanclas.

Volví a la barra y Mikel me preguntó curioso por ellos. Le expliqué la situación y me dijo que los novatos resultan ser los más morbosos ya que al estar experimentando quieren probar de todo. Yo estaba pensando en qué ojalá tuviera razón y pudiera ver algo interesante, pues las tres personas que había en el local me ponían mucho y tenía una noche tranquilita para deleitarme viéndoles guarrear.

A los 10 minutos vinieron a la barra con sus toallas y chanclas y me pidieron un par de refrescos, y mientras se los servía aproveché para incluir a Mikel en la conversación y les presenté. Me encantaba intentar juntar a clientes que me molan, verles juntos me daba mucho morbo, aunque no hicieran nada.

Después de un rato hablando Mikel, que seguía desnudo, les dijo que deberían quitarse las toallas, estaba todo vacío y así se sentirían más cómodos. Al principio dudaban un poco, pero entre los dos intentamos convencerles mediante bromas, hasta que lo conseguimos. Se levantaron y se despojaron de sus toallas. Ella dejó ver un cuerpo cuidado, con curvas, un buen culo, un pubis con el vello cuidadosamente recortado y unos pechos grandes y con los pezones oscuros y puntiagudos. Él tenía un cuerpo grande, con algo de barriga (muy poca), tenía un cuerpo muy sexy, con muy poco vello, un culo bien puesto y un rabo que pasa estar en reposo era bastante grande. Tenían mucho morbo los dos, bueno, los tres, porque Mikel no se quedaba atrás.

Me pidieron una segunda ronda y Mikel les sugirió que pidieran una copa para deshinibirse un poco, que estaban algo cortados, normal al ser su primera experiencia. Intervine yo y les dije que pondría cuatro copas, una para cada uno incluyéndome yo y que les invitaría (el alcohol no estaba incluído en la entrada), a lo que aceptaron mencionándome lo bien que me estaba portando con ellos.

Tras un rato hablando y con algo de alcohol de por medio empezaron a soltarse y se les notaba mucho más cómodos. Empezamos a hablar de sexo, mi tema favorito y hablamos de morbos y fetiches.

-Yo: A mi por ejemplo siempre me ha dado muchísimo morbo espiar a parejas follando y pajearme, me vuelve loco.

-Gabriel: A mi también tío, nunca lo he hecho pero me llama mucho la atención.

-Mikel: A mi me llama más follar, eso de mirar y no participar, no sé yo si aguantaría jajaj.

-Mónica: Yo pienso lo mismo, prefiero estar metida en la acción.

-Gabriel: Jorge, tú aquí te hartarás a espiar, no? Jajaj.

-Yo: La verdad es que no me puedo quejar, veo cada cosa para flipar jajaj.

-Gabriel: Qué morbo tío, me encantaría probarlo alguna vez.

-Mikel: Bueno, si Mónica acepta estar con otro hombre lo tienes fácil.

-Mónica: Jajajaj bueno, con vuestro permiso voy a bajar un rato a la sauna a relajarme, que esto de los voyeur es más cosa vuestra que mía jajaj.

Mónica bajó a la sauna y nos quedamos los tres hablando del mismo tema, hasta que Gabriel sacó su lado más morboso.

-Gabriel: Mikel, ¿te gusta mi mujer?

-Mikel: Me encanta, la verdad es que le echaría un polvazo.

-Gabriel: ¿Por qué no bajas y hablas con ella un rato? Es muy morbosa y está receptiva hoy.

-Mikel: No quiero incomodarla tío.

-Gabriel: Tranquilo, la conozco bien, le va a gustar.

-Mikel: Pues allá que voy, deseadme suerte jajaj.

Mikel bajó a la sauna con ella y nosotros seguimos con nuestra copa sin saber que estaría pasando abajo, noté a Gabriel un poco excitado y yo estaba igual, me iba a reventar el rabo pensando que podrían estar abajo follando.

-Gabriel: Conozco bien a mi mujer, es muy morbosa y antes de entrar le di carta blanca para hacer lo que quisiera y ella a mi también. Si todo va bien de aquí a pocos minutos estarán follando, ¿te apetece espiarles?

-Yo: Joder, claro tío, si estoy empalmadísimo pensando qué estarán haciendo abajo.

-Gabriel: Vamos a darles unos minutos más de margen y después bajamos con cuidado de que no nos vean.

-Yo: Vale, pues entonces me voy a quitar la ropa para estar más cómodo, ya no creo que venga nadie.

-Gabriel: Dale, verás qué bien folla mi mujer.

Me quité toda la ropa y cogí unas chanclas para no ir descalzo por el local. Yo estaba muy empalmado ya con la situación, aunque no era el único, pues Gabriel tenía el rabo duro como una piedra y no paraba de tocárselo. Si flácido me parecía grande empalmado era brutal, menudo pollón tenía. Debía medir unos 22cm, grueso, con un poco de vello en el pubis, muy poquito, y dos huevazos que le colgaban bastante, cosa que me encanta. Yo tengo un buen rabo, pero en comparación con el de Gabriel sentía hasta complejo jajaja.

Después de unos pocos minutos con los rabos duros e imaginando la escena de abajo decidimos bajar cuidadosamente. Empezamos a recorrer el local buscando a la parejita sin hacer ruido. Después de recorrer las habitaciones sin encontrarlos nos dirijimos a la sauna, que es donde creíamos que estarían, y acertamos. Habían abierto la puerta para no asfixiarse, pero estaban tan a gusto allí que habían decidido no moverse del sitio. Eso sí, la charla había acabado, pues la lengua la estaban usando pero de otra forma.

Monica estaba tumbada bocarriba encima del banco de la sauna con los ojos cerrados mientras se retorcía de placer y Mikel estaba sentado en el banco más bajo haciéndose una buena paja mientras le lamía el coño a Mónica con ganas. Gabriel y yo nos miramos con cara de morbo y seguimos viendo esa escena escondidos mientras nos pajeábamos.

Mikel nos vio asomados y nos guiñó un ojo mientras hacía disfrutar a Mónica y la distraía de la puerta para que no nos pillase, así no se cortaría.

Después de un rato comiéndole el coño Mikel la puso a cuatro patas, ella se dejaba llevar, estaba muy cachonda y se la veía bastante cómoda. La puso dándonos la espalda a cuatro en el banco de arriba de la sauna mientras él se puso de pie en el banco de abajo y empezó a follársela. Al principio fue despacito haciéndola disfrutar y cuando consiguió meterla toda empezó a darle caña. Los gritos de placer de Mónica se debieron escuchar hasta en la calle.

Gabriel y yo nos pajeábamos a tope en la misma puerta, ella no nos veía ya que estaba de espaldas a nosotros y Mikel de vez en cuando giraba la cabeza para mostrarnos su cara de satisfacción.

Mientras follaban con ganas Gabriel me miró y hablando muy bajito para que no nos escucharan me dijo:

-Gabriel: ¿Te gusta cómo se folla a mi mujer?

-Yo: Me flipa tío, estoy cachondísimo.

-Gabriel: Yo igual tío, creo que si me la chupara ahora no duraría nada.

-Yo: Acércate y dale de mamar mientras se la folla.

-Gabriel: No quiero molestarla, prefiero mirar desde aquí.

-Yo: Me parece bien, pero entonces te quedas sin mamada.

-Gabriel: ¿Y no te gustaría chupármela?

-Yo: Pero, ¿a ti te van los tíos?

-Gabriel: No puedo saberlo si aún no lo he probado.

Al terminar esa frase me agarró del hombro y me empujó con cuidado hacia abajo para ponerme de rodillas, me había pillado mirándole el rabo varias veces y sabía que me moría por chuparlo, así que sin pensarlo dos veces le seguí el rollo y se la empecé a chupar.

Me empapé bien la lengua y la pasé por su capullo, después me lo metí en la boca y mientras le agarraba sus huevazos con la mano fui metiéndome su rabo en la boca todo lo que pude. El a su vez me empujó la cabeza y soltó un gemido bien alto, lo que hizo que Mónica y Mikel giraran sus cabezas sorprendidos y nos vieran en la puerta.

Lejos de cortarse, Mónica nos miró con cara de deseo y nos hizo un gesto para acercarnos, se ve que no le era suficiente con el rabo de su nuevo amante, quería más. Nos acercamos y nos unimos a ellos.

Gabriel se sentó en el banco de arriba con las piernas abiertas, Mónica en el mismo banco seguía a cuatro patas pero ahora con la cabeza mirando a su marido, Mikel se colocó detrás de ella, seguía de pie para poder follarla y yo me senté en el banco de abajo pajeándome y con la cabeza en la entrepierna de Gabriel. Mikel siguió Follándose a Mónica con ganas mientras esta gemía y se metía en la boca el rabazo cubano de su marido que a su vez también gemía de placer y me empubaja la cabeza contra sus pelotas mientras yo las lamía como si me fuese la vida en ello. La escena era muy morbosa.

Mónica y yo empezamos a compartir el rabo de su marido, lo que hizo que Gabriel no aguantara mucho y empezó a disparar chorros de lefa caliente y espesa sin parar. Soltó al menos 7 chorrazos que se repartieron entre la cara de Mónica y la mía.

Después de esto yo avisé que me quedaba poco y Mikel dijo que él tampoco tardaría, a lo que Mónica contestó:

-Mónica: Quiero vuestra leche en mis tetas, ¿te parece bien cariño?

-Gabriel: Claro, quiero ver cómo te llenan las tetas de su leche mi amor.

-Yo: Pues colócate que estoy a punto.

-Mikel: Dale tío, que yo estoy a punto también.

Mónica se colocó de rodillas en el suelo y Mikel y yo uno a cada lado de ellas. Su marido estaba en frente de ella viendo la escena y tocándose el rabo que, a pesar de haberse corrido, seguía duro. Mikel empezó a gemir bien alto y a soltar su leche de macho vasco en las tetas de Mónica mientras esta me lamía los huevos y gemía al notar su leche caliente, al ver a Mikel echando leche como un toro empecé a gemir y a soltar la mía también en sus enormes tetazas mientras ella no dejaba de lamerme los huevos.

Terminamos los dos exhaustos y sudando entre el calentón y el calor de la sauna, nos miramos sonriendo con morbo y Mikel me puso la mano para que se la chocase, lo hice y acto seguido le di una palmada en el culo. Nos sentamos en el banco casi hiperventilando mientras Mónica se acercó a su marido.

Gabriel empezó a coger con sus dedos nuestra leche de las tetas de su esposa y se lo daba de comer mientras le decía:

-Gabriel: ¿Te ha gustado, mi amor?

-Mónica: Me ha encantado, tenemos que venir más a menudo.

-Gabriel: A ver si le vas a coger el guste a que te follen otros hombres jajaja.

-Mónica: Sabes que tu rabo es mi favorito, pero por qué centrarme en uno si puedo probar varios, ¿no crees? jajaj.

-Gabriel: Me parece bien, mientras te follen delante de mi.

-Mónica: Eso siempre, si no me ves disfrutar no tiene gracia jajaj.

Nos dimos una ducha los cuatro y subimos a tomar la última mientras comentábamos la escena. Mikel había descubierto que le pone mucho que le miren, Mónica que le gusta que le follen otros hombres delante de su marido, Gabriel que los tíos la chupamos muy bien y yo que hasta el más macho tiene un punto bisexual.

Y vosotros, ¿qué creéis?

Continuará...