Las aventuras de Sara 3

La tercera parte de las aventuras de Sara la tetona lesbiana.

El balcón del quinto piso del edificio dónde vivía Sara era bastante más amplio de lo que Fatima esperaba, además de tener una vista de un jardín trasero del edificio, daba a las ventanas traseras del edificio de enfrente, La emoción que embriagaba a Fatima iba diluyendo a cada paso que daba, seguía desnuda y pensó que estaba en una casa extraña y además la anfitriona venía ya preparada. Al girarse vio que Sara había ido a buscar un enorme cinturón con un consolador delante, Sara le sonrió y le dijo

-Vamos ponte esto y fállame duro aquí mismo.

-Esto, para qué es?

  • Tienes mucho que aprender, esto te lo pones y me follas como si tuvieras polla, pero sin el inconveniente de lidiar con un tío.

Fatima sabía que titubear en una ocasión así, podría ser lo que echara todo a perder, esa rubia impresionante no le iban a faltar ofertas de mujeres de toda la ciudad. Torpe y lentamente se puso el arnés y Sara de inmediato se puso de rodillas y empezó a chupársela, lamía su polla de goma de arriba abajo, sin dejar ningún trozo. Una vez bien lubricada, Sara le ordeno que se acostara en el sillón de masaje que había allí cera, Fatima se dio cuenta de que ese sillón estaba a la vista de todos, y que incluso era imposible que nadie les viera, Sara no se lo pensó dos veces y se puso encima de ella y dejo sus tetas a la vista de Fatima para que siguiera chupándolas, mientras ella saboreaba las tetas de la rubia, Sara subía y bajaba y cada vez hacia más ruido, Fatima estaba segura de haber oído abrirse alguna ventana de los numerosos vecino que había.

-No pareees. Ooooh siii fóllame , aah aaah

Sara estaba extasiada, sus enormes tetas brotaban en la boca de Fatima y ella solo tenía que lamerlas. Fatima no podía creérselo, había pasado de ser una chica que iba con burka en casa y no le podían verle ni los ojos, a follarse una rubia despampanante en su apartamento.

No había tiempo para pensar más, Sara se corrió otra vez y le quitó el arnés para poder hacer un 69 allí en frente de todo el mundo, no había ni un ruido aparte de los gemidos desbocados de la rubia tetona, ella por supuesto sabia que algunas vecinas casadas y hasta las jóvenes hijas católicas y puritanas estarían viéndola, sin dejar de repasar todo su cuerpo, soñando con el día que la poseyeran.

Sara se puso encima de Fatima haciendo un rico 69 y ella devoró el coño chorreante sin una palabra, mientras que Sara lamia y relamía el coño sudado y húmedo de su fea compañera.

Estuvieron gozando media hora más hasta que la insaciable Sara notó el desgaste en  su cuerpo y además tenía cosas que hacer. Se separo de su amante y sin dejarle respirar, le planto otro beso con lengua.

-Ha sido maravilloso, follas muy bien, hacía tiempo que ninguna chica me había follado tan apasionadamente (esto era mentira)

-Eres increíble, no puedo creer que me hayas elegido a mí.

-Oye vamos a ducharnos y después es mejor que te vayas a casa, por hoy ha sido más que suficiente, no ha estado mal para nuestra primera cita. Es que tengo cosas que hacer.

-Sí, vale, pero me preguntaba si, podría invitarte a salir otro día

Fatima no podía creerse su propio atrevimiento, pero aquella mujer lo merecía.

Sara sonrió, puesto que no esperaba esta pregunta.

-Estas celosa? Quieres que sea tu novia? No quieres que ninguna otra me toque verdad?

Fatima se asusto de lo cerca que había estado la suposición de ella.

-No estoy celosa, pero me gustaría que fueras mi novia.

-Bueno, porque no salimos otro día.

-Vale, me llamaras?

-Claro, vamos a la ducha mi amor

A Fatima le dio un escalofrío, y le volvió a venir en mente aquella absurda fantasía que había tenido hace algunas horas.

Y entonces las dos amantes se fueron a la ducha, Fatima no pudo resistir la tentación y volvió a agarrar aquellas tetazas con las dos manos. En respuesta Sara volvió a comerle el culo repetidas veces y volvieron a correrse varias veces más. Era un espectáculo ver a las dos chicas besarse y acariciarse casi con locura desenfrenada bajo la ducha caliente, las tetas de Sara estaban enjabonadas y realmente apetecibles, sus ojos brillaban con el morbo mientras que los de Fatima con deseo y quizás enamoramiento. A lo mejor era ya demasiado tarde para ella….

Dos horas después de la ducha y la caliente despedida en el rellano, donde una totalmente desnuda Sara se morreaba con una chica bajita y gorda vestida con una túnica que le cubría todo el cuerpo, y a la vista de las vecinas de 60 años que no quitaban ojo del rellano, Sara se vistió y aunque esta vez no iba tan provocativa como esta mañana, seguía estando de infarto.

Iba a salir de su piso cuando la puerta de enfrente se abrió,  y las dos señoras mayores aparecieron con cara aplastada de rabia y escupiendo las palabras.

-Mira la puta, como va, como te atreves a hacer estas cosas, no tienes vergüenza jovencita, anda que traer a tus clientes aquí, en esta comunidad civilizada, no queremos putas aquí…

Escupían estas palabras insultantes casi gritando y se acercaron a Sara cada vez más.

Sara sonrió y restándole importancia al asunto añadió

-Pero a vosotras que os importa quién traigo yo a casa, y además yo no soy puta y nunca he cobrado por nada de lo que he hecho. Acaso estáis celosas de que todas esas mujeres pueden probar estas enormes tetas y vosotras os habéis hartado que no os toque el turno? Ya estaréis hartas de chuparos vuestras tetas caídas…

Acabó casi a gritos al final de este genial monólogo que dejo boquiabiertas a las señoras (Maribel y Susana) que no supieron que responder. Mientras pensaban una réplica ingeniosa que inventarse, Sara se subió la camiseta y sus tetas blancas y recién salidas de la ducha brillaron en el rellano.

-Queréis esto? No tenéis mas que decirlo chicas, yo hago cualquier cosa, por mis queridas vecinas………

Agradecería las opiniones de los lectores, puesto que me interesa que es lo que les gusta y que no.

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