Las aventuras de mi madre (2)
De como llega el momento crucial en que se abre una ventana de oportunidad para gozar a mi madre.
Las aventuras de mi madre 2ª. Parte
Hola, soy yo nuevamente narrando los sucesos que me llevaron a la mayor felicidad que haya conocido un hombre, ahora prosigo a contarles los eventos que siguieron a la noche en que vi a mi madre teniendo sexo con dos perfectos extraños en la noche del baile de graduación de la secundaria.
Pasaron los días después de los eventos que narré con anterioridad, mi verga ya me dolía de tanta paja que me había hecho en honor de mi madre. Mis oídos retumbaban con la frase que ella me había dicho esa noche "Algún día tu harás lo mismo." Me lo repetía a mi mismo sin cesar, convencido de que así sería, y una vocecilla dentro de mi me cuestionaba, "Y que esperas?"
No tenía respuesta, no sabía que hacer, solo esperar y seguir imaginando, ideando la forma de conseguir mi anhelo. Pero antes de que eso sucediera presenciaría una vez más a mi madre comportándose como una zorra.
Era la temporada de vacaciones y aun esperaba entrar a la preparatoria, pasaba la mayor parte del tiempo en casa solo, pues mi madre estaba en el trabajo. Un día ella llegó muy tarde, pero no llegó sola, al parecer venía de una fiesta, y venía bastante ebria por lo que pude escuchar. Su acompañante era un hombre maduro, de unos 45 años yo creo, moreno, bastante alto y fornido. Cuando los vi llegar apague la luz de mi recamara y espere en silencio para poder escuchar lo que pasara en ese momento.
No había duda de lo que pasaría, escuche las risas de mi madre y pude oír como se abría la puerta de su recamara, pero no escuche que la cerrara, al parecer era mucha su prisa por follar con ese hombre. Seguí esperando en silencio mientras me aseguraba de que si yo salía a asomarme no fuera descubierto. Al principio no escuchaba nada, todo era tranquilidad, fue cuando decidí echar un vistazo al cuarto de mi madre que estaba adyacente al mío.
Efectivamente habían dejado la puerta entreabierta al entrar a la habitación, al asomarme pude ver perfectamente a el compañero de mi madre haciéndole el sexo oral, lo único que se escuchaba eran los suspiros callados de mi madre al sentir la boca de ese hombre.
No tardó mucho en levantarse el hombre y tomar del cabello a mi madre, que aun tenia medio puesto su vestido, el hombre se desabrochó el pantalón y se sacó tremenda verga que hizo que mi madre abriera los ojos como platos. De inmediato ella la tomó con una mano pero más se tardó ella en tomarla que él en darle una bofetada. "Sin manos" le dijo él y ella obedeció, empezó a lamer esa verga sin atreverse a posar sus manos nuevamente en ese miembro. Poco a poco la dejo de lamer para irla introduciendo en su boca, pasando de la mitad le costaba trabajo y se empezaba a atragantar, entonces el hombre la tomó del cabello y le fue empujando su cabeza con el fin de introducir completo su miembro, que calculando debía medir casi 20 centímetros.
Mi madre no podía con la tarea, trataba de zafarse pero la fuerza del hombre era superior, parecía que mi madre se asfixiaría y por un momento mi preocupación me hizo considerar intervenir para salvarla, pero justo en ese instante el hombre la soltó. A mi madre le escurría un hilo de baba y respiraba con dificultad, parecía que quería vomitar pero no fue así, aunque estaba algo obscuro se notaba que ella estaba sonrojada, pero mi sorpresa fue que al tomar aire mi madre volvió a su tarea de mamar esa enorme verga como si nada hubiera pasado.
Nuevamente se metió el miembro a su boca, tragando esta vez mucho más de la mitad, el hombre nuevamente la ayudó a introducir el resto pero esta vez mi madre forcejeó menos. Aun así ella se atragantaba y hubo un momento en que empezó a golpear al hombre en el vientre para que le sacara la verga de la boca, el así lo hizo, sonriendo maliciosamente al ver nuevamente a mi madre babeando y tomando aire con dificultad.
Repitieron ese ritual una y otra vez hasta que el hombre quedo satisfecho. Hasta ese momento no me había dado cuenta de lo sumisa que era mi madre al momento de coger, había pasado con los tipos en la fiesta y estaba pasando ahora, veía como la trataban y mi excitación crecía mas. Mi madre era toda una puta sumisa.
Jalándola siempre del cabello el hombre la puso en cuatro patas y el se arrodilló detrás de ella, ni siquiera se preocupó por terminar de quitarle la ropa, simplemente la empezó a penetrar lentamente, los gemidos de mi madre eran suaves, callados, supongo que no quería despertarme pues yo ya sabía que era un poco más ruidosa. Sin embargo el ritmo se aceleró muy rápido, el hombre la metía y sacaba tan rápido que varias veces mi mamá se resbalaba de lo fuerte que estaba siendo penetrada, los gemidos suaves habían quedado atrás, sin importarle ya si la escuchaban o no, sus gemidos se habían convertido en alaridos de placer, ella solo repetía "más, más, sí, síiiii" incapaz de articular otra palabra de más de una silaba.
Siguieron en esa posición hasta que mi madre alcanzó el orgasmo, pero el tipo aun tenía mucho que dar, terminaron de desvestirse por fin, entonces mi madre se recargó sobre un buró quedando su espalda un poco arqueada y sus nalgas a buena altura para que su pareja la penetrara por el culo. Lo primero que percibí fue un grito ahogado que provenía de mi madre, al parecer esta verga no se comparaba con las que le habían abierto el culo poco tiempo atrás, sin embargo el hombre seguía luchando por introducirla completa y mi madre gritaba de dolor, no de placer. Los "sí" se habían transformado en "no", los "más" en "detente", el tipo casi se carcajeaba de lo satisfecho que se sentía forzando el culo de mi preciosa mamá.
No que ya la habías probado perra? Le dijo el tipo con una voz gruesa y que no tenía otra intención más que humillar.
Pero... no... no tan grandes, ahhhhh.... Fue lo que le alcancé a escuchar a mi mamá.
Y apenas va la mitad perra le contestó el otro entre risas.
Mi madre suplicaba cada vez con menos fuerzas, el aire se le iba, ya ni podía gritar, después de que ya le había entrado toda la verga solo le salían suspiros ahogados, pequeños gemidos cuando el tipo se la metía con más fuerza de lo normal, y entre sus suspiros y gemidos comencé a escuchar sollozos. Mi madre lloraba al sentir todo ese dolor en su culo, por un segundo me compadecí de ella, pero solo fue un segundo, después de todo ella lo había traído a la casa, ella se le habían entregado, así que se merecía lo que le estaba pasando, merecía tener su culo roto pues una puta no merece más, mi excitación iba en aumento.
El tipo este le sacó la verga un segundo a mi mamá, entonces las piernas de ella perdieron toda su fuerza e incapaces de sostenerla le temblaban como las de una yegua recién nacida. Casi cae de rodillas de no ser porque el tipo la alcanzó a sujetar de la cintura, y levantándola nuevamente le volvió a meter la verga en su culo, nuevamente gritaba mi madre que se detuviera, que tuviera piedad. Si se lo hubiera pedido a la pared esta le hubiera hecho más caso.
Él siguió torturándola por mas de cinco minutos, la luz que se filtraba por las ventanas dejaba ver como los jugos de mi mamá ya le llegaban hasta las rodillas, había tenido un orgasmo tras otro, a pesar del dolor y la debilidad, ella estaba gozando a lo grande, hasta que por fin él terminó. Se vino en la espalda de mi mamá soltándole un chorro de semen que le cubrió desde el cuello hasta debajo de los omóplatos, mientras recibía un baño de semen ella por fin se desplomaba en el piso, con las piernas temblándole caía de rodillas, sudando, jadeando, sollozando... y aunque no lo crean sonriendo. Entonces nuevamente me miró a los ojos como la vez anterior, no le extrañó verme parado a la orilla de la puerta, pues sabía que sus alaridos se habían escuchado a varios metros de distancia.
Su pareja no me vio, yo me aparté silenciosamente y justo detrás de mi salió el perpetrador, no tardé ni un minuto cuando fui a ver nuevamente a mi madre, estaba todavía de rodillas, exactamente como la había dejado su pareja, con la panocha húmeda y el culo abierto aún, no podía siquiera moverse, su respiración no recuperaba el ritmo normal. En lugar de la escena de una cogida cariñosa parecía la escena de una violación.
Y a espaldas de ella me encontraba yo, mordiéndome los labios, mirando fijamente el trasero de mi madre, con una erección que casi sentía como si fuera a romper mi pantalón, ardiendo de deseo por una sola oportunidad de hacer con mi madre lo que aquel extraño acababa de hacer, y ella ahí, como si me esperara, como si me invitara a seguir lo que el otro había empezado.
La duda martillaba mi cabeza, esa mujer era mi madre, quien me dio la vida y ahora estaba pensando en violarla. Qué tenía que hacer? Llegar sin avisar y comenzar a violarla salvajemente? Acercarme con discreción y tocarla suavemente para que se volviera a excitar? Tomarla de la cintura, levantarla y abrazarla con fuerza y cariño? Maldición!!! No lo sabía...
Entonces me lo tomé con calma, respiré hondo y me concentré en tomar una decisión, poco a poco iba vislumbrando lo que tenía que hacer, respire con más fuerza entonces, de modo que mi madre escuchó mi respiración y volteó a verme, su cara era de sorpresa, me miraba fijamente a los ojos, y yo ya sabía que hacer...
Pero desgraciadamente ahora no puedo continuar con mi relato, el tiempo por hoy se me ha terminado, pero la próxima vez les contaré exactamente y a detalle las cosas que sucedieron después de que mi madre y yo intercambiáramos esa mirada decisiva.
Hasta la próxima...