Las aventuras de Mary 1
Un día de mierda puede cambiar si subes al autobús indicado
Me subí al autobús muy cansada después de terminar mi jornada laboral, casi no llego por culpa de mi último cliente y el concepto que él tiene de exclusividad. Me presento, mi nombre es Mary (120-70-100) morena de ojos marron verdosos, y soy abogada. Mis clientes son por regla general capullos arrogantes con demasiado dinero y una polla inquieta que se casan sin parar con jovencitas "tontas" que acaban desplumandoles porque las "tontas" saben perfectamente que tienen que hacer para que sus maridos de polla inquieta caigan en la tentación y curiosamente la cláusula de fidelidad se vaya a la mierda. Como iba diciendo mi cliente ha intentado retenerme más tiempo del necesario y no estoy como para aguantar imbéciles de última hora después del día de mierda que he tenido, por más que la polla que se entrevé gracias a unos pantalones ceñidos me dan ganas de saltarme la regla cliente-abogada y le proponga una manada para desestresarme.
Pero bueno seguimos con mi dia de mierda, es verdad que he ganado mi último caso, pero el coche se me ha roto de camino al juzgado y por eso ahora mismo me toca coger el maldito autobús, que por cierto va lleno hasta la bandera. Por suerte justo se levanta una chica de su asiento, y lo siento mucho por la abuelita del bastón pero ahora mismo yo lo necesito más, así que que le jodan.
Me siento en mi asiento, y pongo mi abrigo sobre mis piernas y el maletín en el suelo. Estoy muy cansada pero necesito follar, y lo necesito ya, así que empiezo a buscar en mi teléfono el móvil de Moussa, un senegalés que conocí una noche de copas (era el camarero) y que tiene una polla que me hace salivar solo con pensar en cómo se introduce en mi coño depilado. Son de esas pollas que parece que te van a partir en dos pero tan caliente y suave... Llena de venas que te llenan por completo y te hacen cabalgar hacia un orgasmo increíble.
Mientras busco el número de Moussa noto una mano sobre mi muslo, algo que me sobresalta, y miro al chico que está a mi lado sentado. Es un chaval de unos 20 años, un rubio de ojos marrones, el chaval está bastante bien se nota que hace ejercicio.
-Perdona chaval, esa es mi pierna
-Lo se -me dice- y mi mano es la que la está tocando
Será chulo el niñato de las narices...
-Pues si quieres conservar la mano mejor quitala de ahí
-Claro, sin problemas -y va el muy cabron y empieza a subir su mano por mi muslo hasta llegar al dobladillo de la falda
-¿Puedes parar? Te he dicho que quites la puta mano de mi pierna
-Cierto, pero ¿Sabes qué pasa? Que me ponen mucho las tías como tú, esas que van de duras y son unas gatitas en la cama, dime ¿Hace cuánto que no follas?
¿Pero este tío quien cojones se cree que es? Pensé para mí, intenté quitar su mano de malos modos pero de repente empezó a subir más (suerte que el abrigo me tapaba las piernas y su mano)
-¿No me vas a contestar?
Claro que no te voy a contestar, haz el punto favor de quitar la ma...-y tengo que ahogar el gemido que esta a punto de salir de mis labios porque el muy cabron empieza a acariciarme por encima de las bragas
-Perdona ¿Que decías? -Me suelta con una sonrisa de medio lado- Joder, si estás mojadita para mí, vamos a ver cuánto...
Y me aparta las bragas he introduce su dedo dentro de mi coño, yo ahí ya he dejado de pensar y solo puedo sentir.
Noto como su dedo está acariciando mi clítoris y como se gira en su asiento para empezar a lamer mi cuello, mis pezones se han puesto duros por las ganas que tienen de ser mordidos y él lo sabe.
-Vamos a ver cuánto tarda la gatita en correrse, pero recuerda, estás en público
No puedo contestar, ni mandarlo a la mierda porque justo en ese momento me da un pedazo de morreo que no me daban desde hacía tiempo, no soy la única que tiene hambre pero tengo clara una cosa a este juego podemos jugar los dos. Como puedo extiendo el abrigo de manera que nos tape a ambos y empiezo desabrochar su pantalón.
-Mira chaval -le digo mientras noto como su dedo sigue de excursión por mi coño- a este juego podemos jugar los dos, y creeme que siempre gano.
-Ya veremos gatita, ya veremos.
Y tras declararnos la "guerra" esto pasa a ser un santo magreo en toda regla, empezamos a morrearnos y mientras él sigue acariciando mi clítoris yo consigo sacar su pollo y empiezo a masturbarle, es cierto que tenía ganas de la polla de Moussa pero aquí mi recién estrenado amigo no calza nada mal, por lo que palpo unos 18cm más o menos. Empiezo a acariciarle poco a poco mientras noto sus dos dedos entrar en mi, voy subiendo y bajando la mano y empieza a salir el líquido preseminal el cual me ayuda a lubricar un poco. Noto como se estremece, como gime bajito y me da igual que el resto de pasajeros sepa lo que estamos haciendo, yo de aquí me voy servida. Así que sigo, sigo acariciándole cada vez más deprisa mientras siento que me muerde el cuello, y como sus dedos entran y salen con más ganas. Se que estoy a punto y se que él también lo sabe.
-Gatita ¿Te queda mucho?
-¿Y a ti chavalín?
Y ahí seguimos retandonos con la mirada a ver quién acaba antes y sin esperarlo el muy cabron me muerde el cuello y con sus dos dedos me pellizca el clítoris empieza a masajearlo, algo que nunca me habían hecho y me corro mientras intento acallar los gemidos, sigo tocándole, y mientras me corro me giro y le beso y muerdo su labio mientras noto como el también se deja ir, cuatro lefazos me dejan la mano llena de su semen.
- Bueno gatita -me dice entre jadeos al oido- ¿Acabamos esto en tu casa?
-Vamos chaval, te lo has ganado
Y nos bajamos del bus mientras la gente nos mira, se que saben que ha pasado pero me importa una mierda, porque yo esta noche voy a follar con el chavalín y ellos se van a tener que hacer una paja recordándonos en el bus para aliviarse.
Espero que os haya gustado, acepto sugerencias y críticas constructivas para próximos relatos. Un saludo y muchos órganos a tod@s!