Las aventuras de María, adolescente cochinona

María conoce a su tía futanari

María desapareció cinco meses de la ciudad, ni me llamó ni me dijo nada.

A los cinco meses se presentó ya con 20 años y más buena todavía, contándome que había tenido que irse de la ciudad por problemas que había tenido con unos tíos en su barrio y su padre la había mandado a quitarse de en medio a casa de una tía que vivía en una granja en otra provincia en medio del campo.

Las cosas que me contó son increíbles pero más increíbles son mis relatos y yo los escribo, así que me inspiro en sus experiencias.

Según su padre él se crió en una granja en el campo hasta los treinta y tantos años que se vino a la ciudad, sus padres , es decir sus abuelos murieron y dejó sola a una hermana solterona que no quiso venirse con él. Le contó que era madre soltera y que tenía un hijo ya de su misma edad estudiando en la universidad.

Francisca, que así se llamaba su tía tenía cincuenta y tres años y su hijo 19. María viajó en tren al pueblo más cercano. Su tía la esperaba en su camioneta.

Cuando la vio se sorprendió. Era un pedazo de mujer enorme, alta de un metro ochenta por lo menos. Gruesa, con anchas espaldas pero más ancho culo todavía. Era una superjamona, con pocas tetas y mucho, mucha carne. Pero no era grasa, era músculo. Se veía que era una tía muy fuerte, quizá de trabajar en la cría de cerdos.

Llevaba un vestido muy fino abotonado por delante dejando entrever unos muslazos enormes. Grandes columnas de músculos.

F: hola sobrina, qué guapa eres. Bienvenida a tu casa. Mi hijo no está, sólo viene los fines de semana últimos del mes. Estaremos muy tranquilas las dos solas.

M: hola tía, me alegro de conocerte. ¡Qué alta eres, y qué fuerte!

La verdad es que Francisca era una mujer rústica, no era guapa como María, pero tenía un cuerpazo de los que le gustaban a los guarros de los hombres amigos de María.

Cuando iban en el coche hacia la granja la tía le contó:

F: bueno, bueno, ya me ha contado mi hermano lo cochinona que le has salido

M: queeee?

F: si, hija. No te preocupes, que yo no me asusto. Tengo mucha confianza con él. El hijo de puta no te ha contado que follabamos cuando vivía en la granja. Si hija, si yo también soy y incestuosa como tú y también me tiro a mi hijo cuando viene los fines de semana.

María se sorprendió de lo que oía y le llamó la atención un bulto que se le notaba a su tiaza en la entrepierna aunque iba conduciendo con los muslos bastante abiertos. Como los hombres.

Transcurrieron cinco días en la granja donde su tía tenía una explotación de cerdos y algunas vacas y burros y caballos. Ella lo hacía todo sola, trabajaba mucho. Así no le extrañaba que estuviese tan dura y fuerte.

Por las noches, mientras estaba en la cama oía a los cerdos gruñir y un día se levantó y se fue hacia la nave de los cochinos llevándose una gran sorpresa: ¡su tía estaba hincada de rodilla detrás de una cochina follandosela!

Si, como habéis oído, le estaba metiendo en el coño de la cerda un cipote de hombre bastante largo por cierto. ¿Su tía era un tío? Un transexual pensó.

Salió corriendo hacia la casa y se acostó de nuevo, pero hizo ruido y su tía la vio. Al rato Francisca apareció en su habitación.

F: no te hagas la dormida María, se que estas despierta. Bueno ya has descubierto mi secreto, sabía que tarde o temprano lo harías.

M: ¿Eres un transexual tía?

F: levántate y descúbrelo tú misma hija.

Francisca se desabotonó el vestido dejando ver su voluptuoso y gran cuerpo. No llevaba sujetador tenía unas teta pequeñas con unos pezones muy grandes, gordos y tiesos. Y abajo llevaba unos slips de hombre con un paquete enormemente grande. Ella misma se los quitó cayendo de golpe hacia abajo un vergajo gordo y largo, sobre unos huevos grandísimos, tan grandes como dos peras grandes. Todo grande como su cuerpazo.

M: Coño tía, no me digas que con ese pedazo de polla de caballo no eras antes un hombre!

F: acércate y levántame los huevos.

M: joder, como pesan estos cojones. Ala!, pero si debajo de los huevos tiene uno pedazo de coño,

F: mete los dedos y comprueba que es un coño de verdad

M: tía, es un coñazo y lo tienes mojado y muy caliente. ¿Pero esto qué es? Como puedes tener este coño y esta polla a la vez?

Mientras maría no paraba de sobarle el largo cipote morcillón que en ese estado mediría 25 cms, su tía le contó esta increíble historia:

Al poco tiempo de nacer el padre de maría murió su abuelo, quedándose sola la abuela Vicenta con tu hijo pequeñito. Ella se encargó de la granja y como era tan caliente y no tenía hombres cerca empezó a tener relaciones sexuales con los animales. Se hartaba de follar con los cerdos, los perros, los burros y los caballos.

De esa desahogaba su grandes ganas de follar. Sorprendentemente un día se dio cuenta que estaba preñada. ¡Se había preñado de algún animal!. Algo tuvo que pasar con la genética. Un fallo de la naturaleza, pero tuvo una hermosa niña, la tía Francisca que nació como una mutante sexual, una niña con cuerpo y cara de mujer pero con aparatos reproductores muy desarrollados de los dos sexos, y además con muchas hormonas sexuales masculinas y femeninas.

Francisca cree que es hija de un cerdo pues su relación con estos es muy cercana, tiene mucha química con ellos . O sea que es medio cerda.

F: cuando tenía 10 años ya tenía la regla y mis cojones y mi coño desarrollados. Me entraron unas ganas enormes de follar y lo primero que me atrajo fueron las cochinas. En cuanto las olía me empalmaba . Imagínate una niña con diez años de 1, 70 de altura follandose a las cerdas. A los doce años nos quedamos sin verracos (sementales cerdos), y yo seguí follado a las madres y sorprendentemente enseguida se quedaban preñadas con los largos chorros de semen que les metía en sus calientes chochos. Eso demostró que tengo genes de cerdo.

M: madre mía, es increíble! Que caliente me está poniendo este rabo tía!. Pero bueno, tú después has tenido un hijo con un hombre

F: Si, a los treinta y tres años yo tenía ganas de hombre, estaba harta de follar como seguía haciendo mi madre con todos los animales y en el pueblo todos los tíos se asustaban de mi enorme rabo y me temían. Pero un día me encontré un pastor por aquí cerca y no le importó mi cipote follandome todos los días hasta que me preñó, pero el hijo de puta también venía a follarse a mamá y un día se fugaron los dos dejándome a mí sola preñada de ocho meses.

M: ya entiendo porqué mi padre dice que la abuela está muerta para él.

F: si mi hermano me ayudó mucho en esa época y me cuidó durante tres meses desde que tuve al niño. El también lo pasó bien pues se envició durante ese tiempo a joderme por el culo abriéndomelo como ha hecho contigo con su gordo nabo.

M: tía, estoy cachonda perdida con este nabo y esos cojones tan grandes. ¿Pero qué te pasa, llevo un rato magreandotelo y no se te levanta!

F: hija, es que  soy especial soy medio cerda, recuérdalo. Soy una cerda bisexual, me gustan todos los sexos y todas las especies. Pero como medio animal que soy solo me éxito por el olor del sexo, de un coño o de una polla. Mira.

Francisca le metió mano entre las bragas en el chocho a su sobrina y se lo llevo a la nariz y la boca.

F: ummh, es verdad chorreas guarrilla. Mira como se me levanta ahora.

El largo cipote morcillón empezó a subir y alargarse hasta que se pasó tieso y duro como María lo había visto en el establo. Con una gran cabeza gorda, totalmente horizontal. Mediría unos 35 cm.

María se acercó a su tía y le chupó los largos y gordos pezones.

F: si, esto me gusta como mujer pero no hubiera empalmado mi cipote, pero si hubiera mojado mi cueva. Toca, toca.

María metió literalmente la mano en su coño , un coño grande ancho y caldoso.

María: tienes el coño de vaca tía, y tan mojado como yo.

F: si hija si, estoy acostumbrada desde chica a los pollones de los burros y caballos

F: qué buena estas sobrina, ve pa acá que te como.

Francisca cogió a la chica con sus grandes manos y la levantó como si fuese de cartón. La agarró por debajo del culo y abriéndola de piernas se la puso sobre los hombros comiéndole el coño un rato. Luego la dio la vuelta y siguió comiéndole el chocho pelado y jugoso de la nena mientras esta le chupaba el vergajo.

La soltó en el suelo y María le pajeó el pollón

F: Vas a ver como suelto esperma de cochino. Aaahgn, agggh, adgggg.

Gemía como una cerda mientras su sobrina veía sin parar de menear la tranca cómo expulsaba chigates de un líquido trasparente a mucha presión , tanta que llegaban al techo de la fuerza que tenían. Una eyaculación qué duró dos minutos echando leche y que la cochinona aprovechó para bañarse el cuerpo y tragar unos chorros.

A continuación maría se tuvo en la cama con las piernas abiertas y su súper tía se puso sobre ella en posición 69.

María: que delicia, comerte el coño los gordos huevos y el cipote morcillón a la vez. Cómeme el coño tía y méteme dedos en el culo que me voy a correr.

F: valla culo más hondo que tienes, te entra todo el puño.

María se corrió estrepitosamente, creía que habían acabado pero su tía le dijo:

F: ahora me tengo que correr como hembra.

María puso su brazo hacia arriba sobre la cama y se sentó sobre su puño hincándose todo el antebrazo en su coño y follandose a sí misma subiendo y bajando sobre él hasta que se corrió como una hembra.

F: Bueno por ahora lo vamos a dejar, tengo más formas de correrme, pero mañana te lo enseñaré. Además lo vamos a pasar muy bien con los animales.

María se quedo pensando en que ella sólo había jodido con perros, no se imaginaba los cipotes de los caballos dentro de su cuerpo.

Continuará