Las aventuras de María, adolescente cochinona. 7
Orgía en el convento.
Al día siguiente, fuimos en la camioneta al convento que estaba a unos cinco Km. Por el camino mi tía me fue informando:
Francisca: Son una pandilla de chalados okupas que se han metido en un viejo convento abandonado. Todo lo organizo la llamada “madre superiora”, la gorda esa que se llama Sonia. No sé cómo ha atraído a todas las chicas que ahí allí. Porque todas son chicas menos su hijo y un tío de 58 años llamado Antonio. Pero vamos, la que lo controla todo es ella, aunque Antonio sea el sacerdote. A mí me da igual, con tal de follarme a tantas chicas tan buenas, le sigo la corriente y dejo que nos consideren hijos del diablo.
Salvi: prima, lo que eso es no es un convento es un puticlub. ¿De qué crees que viven? De prostituirse. El chulo es ese Antonio y la madre superiora la madame. Pero son unas putas viciosas y chaladas. Eso es verdad.
Cuando llegaron, Sor Sonia les presentó a las monjas. Seis monjas y cinco novicias. Las monjas vestían un hábito rojo con rajas a los lados enseñando piernas enfundadas en medias con ligueros. Las novicias vestían uniformes escolares con minifaldas plisadas de cuadros dejando ver sus muslos, y jerséis grises.
Era el día de la iniciación de Paloma una chica de unos treinta años muy exuberante, con una boca grande y un buen cuerpo. A partir de ahora dejaría de ser novicia.
La ceremonia consistió en:
1) Confesión: todas menos la madre superiora fueron pasando por el confesionario donde estaba el padre Antonio confesando todos sus pecados menos los sexuales. Luego como penitencia todas le hacían una mamada al sacerdote que tenía un buen cipote largo y con un capullo muy gordo. Antonio aguantó mucho pues sólo se corrió cuando se la mamó Paloma, la novicia que se iba a iniciar.
2) Hubo una misa donde no se entendía nada, parecía en latín. Aunque María creía que la iba a oficiar el sacerdote, lo hizo la madre superiora. Ahí demostraba el matriarcado de esa “iglesia”. A la hora de la comunión todos en fila tragaron chorros de leche de las tetazas de la madre superiora, incluidos su hijo de veinte años vestido de monaguillo y el sacerdote. También participaron Francisca, su hijo y su sobrina.
3) Ceremonia de iniciación: consistió en que el sacerdote desnudó a la novicia, dejando ver un cuerpo realmente atractivo con pezones y vulva muy oscuros. La puso sobre el altar mayor y le comió el chocho. Luego la loca de la abadesa Sor Adriana trajo un gran macho cabrío con unos cuernos enormes. Adriana le puso la picha tiesa al cabrón, una picha muy larga y gorda. Se supone que la inseminación de la mascota del convento convertiría en monja a la novicia. El animal penetró a la chavala metiéndole su gran pene en su obsceno chocho. Paloma gritó de dolor, como si la hubiesen desvirgado. Durante cinco minutos se la estuvo tirando hasta que la bautizo con la leche por todo el cuerpo, pues cuando se iba a correr el animal, Adriana le sacó el cipote y bañó a Paloma.
De esa forma acabó la ceremonia. Paloma vistió el hábito rojo y después hubo un almuerzo para todos. A continuación para celebrarlo, una orgía. Eran muchas tías pero contaban con varias pollas muy grandes y generosas.
María vestía con unos tacones, medias hasta medio muslo con ligueros y sujetador que sólo servía para alzarle sus apetitosas tetas, pues dejaban al aire los pezones. La chiquilla alucinaba con todo lo que veía.
A su lado estaba la madre superiora sentada en un sofá, aun con el hábito puesto, pero con las gigantes tetas fuera. Tenía a su hijo en pelotas sobre su regazo. El chaval le estaba mamando una teta dándose un buen atracón de leche y su madre le tenía cogida la polla meneándosela. María se dio cuenta de que el chico le tenía metido un brazo bajo el hábito. Sor Sonia suspiraba.
Sonia: hola María. ¿Qué te parece mi hijo?. Esta bueno ¿verdad?. Mira que capullo más gordo tiene. ¡Ay qué gusto me da!
María: ¿Qué le está haciendo madre?
La madre superiora se subió el hábito dejando ver sus gordas piernas. María observó que su hijo le estaba bombeando el gordo chocho con su puño metido dentro.
Sonia: esta es su postura favorita desde pequeñito. Mamar a su madre mientras esta le hace una paja y él me mete el brazo en el coño. Acércate María, mira de cerca el pollón tan bonito que tiene.
María se acercó y la madre superiora aceleró la paja haciendo que su hijo expulsara chorros de semen en la cara de la chiquilla. Fueron chorros largos e interminables que le dejaron la cara y las tetas pringando.
Sonia: ¿Has visto cuanta leche echa mi niño?
María: Joder, me has puesto chorreando.
Sonia: pues desde pequeñito está regando el coño de su madre. Me encanta. No te preocupes, yo te limpio. Sácame la mano Sergio.
Sor Sonia estuvo un rato lamiendo a María hasta tragarse todo el semen que tenía en la cara y el pecho.
Sonia: ven María, vamos a dar un paseo que te voy a hablar de las hermanas y novicias y así vemos lo que hacen.
La madre superiora con su hábito y las tetorras fuera del escote cogió a María de la cintura y fueron paseando por el gran salón orgiástico. Se acercaron a donde estaba el sacerdote Don Antonio. Este le estaba metiendo mano a la hermana Sor Remedios que vestía una combinación de seda roja. Se notaba que no llevaba nada debajo pues las tetas se le marcaban perfectamente destacando los pinchos de los pezones. Sor Remedios es una rubia madurita guapa y con un cuerpo muy blanco.
Sonia: Mira María, aquí tenemos a Don Antonio, si no fuera por él no hubiese captado ni a la mitad de las hermanas. Es un hombre muy seductor a pesar de sus 58 años. Las atrae como un hipnotizador. Es un degenerado, en gustan las tías que no veas. Era un político corrupto que me ligó y le conté mis planes. A él le encantó. Estaba divorciado y se vino conmigo. Folla como ningún tío me ha follado.
Don Antonio estaba morreando a la hermana Remedios y le tocaba el culo por encima de la combinación de seda mientras ella le sobaba el paquete por encima de la sotana.
Sonia: la hermana Remedios era una mujer casada que captó Don Antonio. Tiene 40 años aunque aparenta muchos menos. Tenía dos hijos y un marido que dejó para venirse con nosotros. Es una mujer muy ardiente, siempre está cachonda y además tiene un chocho que siempre le chorrea flujos. Mira, fíjate cómo le corren regueros de caldos por los muslos abajo.
Antonio se quitó la sotana y se sacó un buen cipote por la portañuela del pantalón. La monja se la agarró y se la chupó con ganas. El sacerdote le levantó el viso y le untó los flujos que tenía en los muslos por el culo, acabando por meterle un dedo entero en el ojete. Acabó sentándose en un banco y la chica se empaló en su cipote follandose al sacerdote.
Antonio: ¡Qué tiernecita estás hermana Remedios, parece que tienes 20 años!
Sor Remedios no contestaba, se corría suspirando y gimiendo bañando de jugos vaginales la entrepierna del sacerdote.
Sonia: vamos a ver a la abadesa, ya la conoces, Sor Adriana. Está con la hermana Montserrat.
La hermana Montserrat era una mujer madurita morena con un cuerpazo muy atractivo. Vestía un pantalón de cuero negro con la entrepierna abierta dejando asomar su culazo y un coño muy peludo.
Le estaba metiendo a la abadesa su brazo en el culo, como a ella le gusta. Le llegaba hasta el codo y subía y bajaba la mano a la altura del estómago moviéndole su delgada barriga.
Sonia: Sor Adriana, la abadesa, no tengo ni idea de donde es ni cuál fue su vida anterior, no ha querido contárnosla. Pero se ha ganado el puesto conquistando a las nuevas novicias. La hermana Adriana apareció un día por aquí y se quedó.
María: Veo que le gustan bastante que le metan los brazos en sus tripas.
Sonia: Si hija, si. Es una viciosa del sexo anal. Tiene el culo más largo, le cabe todo. Le encanta que tu tía Francisca le meta el brazo gordo que tiene hasta el codo y la levante al aire quedando empalada con la bestia de tu tía. Ahora la está follando la hermana Montserrat, es una mujer muy guarra, ya lo veras. Tiene 48 años. Dejó a su marido para venirse aquí. Tiene dos hijas ya mayores.
María: Mira, ahí está la hermana que se ha iniciado hoy con mi tía.
Sonia: Paloma está soltera, tiene 33 años y es una experta en tragar por la boca. Tiene una flexibilidad increíble en su tráquea y esófago. Por esa boca tan cochina que tiene le entra todo, manos, pollas de hombres y hasta de animales que se corren directamente en su estómago.
María: ¿Qué hace madre? Me ha metido dos dedos en el culo!
Sonia: Calla, es que me estoy poniendo cachonda. Mira cómo tu tía le pete su cipotón hasta el fondo a la hermana Paloma.
Sor paloma se había vestido con un traje rojo de látex abierto sólo por las tetas (pequeñitas de pezones oscuros), la entrepierna (donde asomaba unos labios negros colgantes de la vulva) y su cara obscena. Cogió el vergajo tieso de Francisca y con facilidad fue tragándoselo poco a poco hasta que los gigantes huevos le chocaron la barbilla. Francisca se folló literalmente la garganta de Sor Paloma. Se podía observar claramente cómo su cuello se ensanchaba al entrar la gorda polla.
Mientras la follaba la madre superiora se agachó a comerle el chocho colgante mientras que María le chupaba los negros pezones. Así se corrió la recién nombrada monja mientras la tía Francisca le echaba su caudal de semen porcino directamente en el esófago.
Sonia: Sigamos querida, vamos a ver a la hermana Luisa que está en ese sofá con su hija, la novicia María Luisa. Me voy a quitar el hábito que hace calor.
La madre superiora se quitó el hábito negro. Debajo llevaba medias negras con un corsé negro de encajes, sin sujetador. María la vio por primera vez casi desnuda. Estaba maciza para lo gorda y baja que era. Estaba gorda pero con carnes prietas. Muy pintada, como siempre y con unos zapatos de tacón muy altos.
Sonia: la hermana Luisa tiene 50 años, es la mayor de la congregación, su hija 19. Se vinieron hace cuatro años. Las dos son tan putas que ya tenían una relación lésbica en su casa. Dejaron a su marido cuando yo misma les comí sus coños en su casa y se vinieron conmigo.
Luisa vestía medias con ligas hasta las ingles de color marrón y un sujetador de encajes del mismo color sin bragas mostraba a su hija un chocho sin pelos con una raja muy grande. Se mantiene muy bien para su edad.
Su hija Mª Luisa es muy bonita. Vestía medias blancas con ligueros blancos y sujetador blanco. Estaba tumbada sobre su madre haciendo un 69. Luisa se corría sin parar.
María fue ahora la que le metió dos dedos en el culo a la madre superiora mientras veían la escena.
Sonia: cochinona, ¡qué te gusta!. La madre es multiorgasmica, no para de correrse. Mira que tetas tiene la niña.
Luisa: Hola María, uff si, mira las tetonas que gasta mi hija desde que tenía doce años.
Luisa mostró dos tetones redondos, sacándoselos del sostén a su hija y esta cogió un dildo de cinturón poniéndoselo en sus caderas para de nuevo echarse sobre su madre y follarla con él.
Allí las dejaron a las dos gozando. María y Sor Sonia siguieron paseando por el templo del sexo. Ahora cada una tenía metidos dedos en el ojete de la otra. De vez en cuando se los sacaban y los chupaban.
Sonia: me gusta tu sabor del culo cochinona. Mira a quien tenemos aquí!. Tu primito marica con la transexual del convento, la novicia Sara. Aunque no lo parezca es un tío, pero tiene un cuerpazo de mujer. Tiene 21 años.
María se fijó en Sara. Era una chica con un cuerpazo, anchas caderas y curvas pero le colgaba una verga gorda y oscura, y detrás unos huevos gordos. No lo tenía tan grande como su tía pero estaba bien despachada. La tenía flácida rozando el suelo pues estaba agachada comiéndose la verga de caballo de Salvi.
En esos momentos el chaval se corrió bañando literalmente a la joven chica tranx que enseguida se empalmó exhibiendo una picha muy larga y dura doblada hacia arriba.
María: Dale por culo a mi primo, Sara.
Sara obedeció a María y se folló al chaval dándole por culo.
Ahora María y Sonia se intercambiaban a sus bocas los jugos de los coños de la otra.
Sonia: mira, ahí está mi hijo con la hermana preñada, Sor Cindy.
Sor Cindy era una rubia alta, mujerona. Vestía un body premamá. Tenía ya un buen panzón. Era exuberante con unos labios gordos, y muy seria.
María: ¿una monja embarazada?
Sonia: Si hija, y no fue por accidente sino por vicio. Cindy tiene 33 años, estaba casada y tenía un hijo. El golfo del padre Antonio la pervirtió y dejó a su familia para venirse con nosotros. Es una pervertida que quiso que Antonio la preñara de nuevo porque le dice que se pone más cachonda estando en estado.
Cindy le estaba mamado con su boca perfecta para ello la polla al hijo de la madre superiora. Antes de que el chaval se corriera se puso a cuatro patas y le dijo que la follara. Sergio, se la metió por el culo mientras con una mano le estrujaba las tetas hinchadas y con la otra le metía dedos en una vulva muy gorda y sin pelos.
Sergio: Joder hermana, estás chorreando.
Cindy: Calla y dame por culo niñato.!
Sonia: Dejemos a esta puta preñada gozar María. Mira, en aquel rincón tenemos a la abadesa con Sor Inmaculada. Tiene 30 años y estaba casada con una niña. Se encargó de captarla Sor Adriana. Con lo bajita que es tiene un cuerpo escultural, está buenísima. Tiene el don de correrse eyaculando líquidos. Lo pone todo chorreando. Verás cómo le abre el grifo Adriana.
Inmaculada llevaba puesto unas medias de látex rosas y un corsé rosa. Tenía unas tetas muy bonitas y redondas y unas curvas de escándalo. Sor Adriana la morreaba sobándole el culete teniéndose que agachar para su altura.
Inmaculada se tumbó y abrió sus muslos enseñando un pepe sin pelos que inmediatamente Adriana se lo chupó. Luego le introdujo dos dedos largos en la vagina, moviéndolos muy rápidamente.
En segundos Inmaculada empezó a correrse expulsando chorros de un líquido blanquecino transparente. La zorra de la abadesa se metió entre sus piernas bañándose con los caldos de la hermana Inmaculada.
Inmaculada: ay, ah, ay. Me vacio, me corro. Bebed, bebed, malditas guarras!!
La madre superiora se acercó y apartando a la abadesa se amorro al chocho de la hermana Inmaculada y se bebió un trago grande de las eyaculaciones de ésta.
Una vez la hermana Inmaculada quedó tranquila. María siguió el recorrido con la gordita madre superiora.
Sonia: Mira María, esa es la novicia Isabel. Es la más joven del convento, tiene dieciocho años, pero es una viciosa de pollas.
María observó a una chica más o menos de su edad alta pero con más curvas. No era guapa pero sí atractiva. Estaba totalmente en pelotas. Tenía buenas caderas y buenos pechos.
Isabel era una especialista en gangbangs. Le encantaba que la follasen cuantos más hombres a la vez mejor. En aquella orgía, como había pocos hombres, también se habían unido a ella la polluda tía Francisca y la novicia transexual.
De manera que la chica adolescente tenía a su disposición las pichas del padre Antonio, del hijo de la madre superiora, de su tía Francisca, del hijo de ésta y de Sara. Cinco cipotazos que atender a la vez.
Sonia: Isabel quiere siempre que se las metan todas a la vez, es una bestia. Pero como verás tiene los agujeros muy elásticos.
En primer lugar se ensartó en la larga polla de caballo de Salvi por su culo ancho. Después Francisca acompaño a su hijo metiéndole su enorme pollón en la boca. Sólo le quedaba el coño libre, un coño que la chavala se abrió estirando los labios para que el padre Antonio y Sergio le metieran las dos pollas a la vez.
Isabel: Guay!. Estoy a rebosar de pollones. Qué gustazo!. Me reventáis. Pero me corro. Ay que me viene, cabrones. Metedlas bien dentro. Aaaaaaggggg!
María y Sonia estaban calientes perdidas después de todo lo que habían visto.
Sonia: No aguanto más María. Vente a ese colchón que hay en el suelo que te voy a violar.
María: Con mucho gusto madre. Yo también estoy muy cachonda.
Sonia: ¡Hermana Montse, ven necesitamos tus servicios!. María vas a ver la joya que tiene Sor Montserrat en la boca.
Montse se acercó con su atuendo de cuero negro y dándole un beso de rosca a María la sorprendió metiéndole la lengua hasta el esófago.
María se retiró diciendo:
María: pero esto qué es? La lengua?
Montse sacó lentamente una lengua larguísima y gorda. Parecía una serpiente. Muy roja. Debía medirle 30 cms de larga.
Sonia: ¿has visto que cosa más bestia?. Pues verás lo guarra que es esta cuarentona con ese pedazo de lengua.
La madre superiora se abrió el coño con las dos manos y Sor Montserrat le incrusto la lengua hasta el fondo como se tratara de una polla. La folló un rato así. La lengua entraba y salía como si de una polla se tratase.
Sonia: métesela ahora a María.
Montse folló el chorreante agujero delantero de la cochinona que se corrió en la lengua.
María: me meo!
Montse sacó su larga lengua ofreciéndosela para que lo hiciera en ella. La cochinona le soltó una larga meada en esa lengua que canalizó hacia su garganta tragándoselo todo.
Sonia: ahora aquí guarra.
La madre superiora hincada de rodillas se abrió los cachetes del culo ofreciéndole el ojete a la hermana Montse. Le metió la larga lengua en el recto y al sacarla la sacaba sucia.
Montse: lo tienes lleno de mierda puta!
Sonia: pues ya sabes lo que hacer con ella, so guarra.
La madre superiora empezó a expulsar un mojón gordo, duro y largo que fue cayendo en la larga lengua. Luego, asquerosamente Montserrat fue tragándose aquella gorda mierda mientras se corría como una posesa frotándose rápidamente su gorda pipa.
María se abalanzó sobre el culo de la superiora a chupárselo para limpiarle la caca y le metió el puño en el coño hasta que la madre explotó en un violento orgasmo que la hizo caer al suelo.
La madre superiora le agarró la lengua a la hermana Montse y sacándosela todo lo que podía pidió ayuda a María para chupársela hasta dejársela limpita.
Por último María vio a la única que aun no había participado en la orgía. Era una chica guapa de unos 33 años con un cuerpazo. Vestía una minifalda ajustada con una chaqueta ceñida a su cuerpo.
María: ¿Madre quien es esa que queda que está morreando en la barra al padre Antonio?
Sonia: Es su hija Mariana, es tan guarra como la hermana Montse. Cuando tenía 15 años, harta de ver cómo su golfo padre se tiraba a sus amigas, decidió meterle mano un día que estaba en la cama. Empezaron a tener relaciones incestuosas hasta que la madre los pilló un día. Ese fue el motivo de la separación de sus padres. La madre echó a su marido de casa, pero su hija se fue con él.
María: está buena, es un pivón.
Antonio: mi Mariana es la más guarra del convento.
Montse: no más que yo padre.
Antonio: Vais a ver.
Antonio desnudó a su hija dejando su cuerpazo a la vista. Tenía unos muslos espectaculares. Ella le agarraba la polla morcillona a su padre meneándosela.
Antonio: hermana Paloma, ven. Tienes el honor de mearte sobre mi hija. Vamos a ducharla entre los dos.
Mariana se arrodilló en el suelo metiéndose la mano en la entrepierna mientras su padre y la exótica hermana Paloma les soltaban simultáneamente dos chorros de pis dejándole toda su piel mojada.
Mariana: que padre más depravado tengo, cómo me pones!
Mariana se levantó y agachó a su padre.
Mariana: toma guarro trágate mi meada.
La hija le soltó un chorro largo que su padre tragó enterito.
Montse: Esas son todas las guarrerías que hace tu hija padre Antonio?
Antonio: no hermana, mi hija desde los 17 años tiene el vicio de hacer esto. Prepárate hija!
Antonio se agachó y su hija se puso a lamerle el ano. Pronto se le fue abriendo y fue saliendo un grueso y duro mojón que Mariana fue masticando y tragando mientras con una mano se masturbaba y con la otra le meneaba la polla a su padre. Ambos se corrieron cuando el cura acabó de evacuar en la bonita boca de su hija.
Estas fueron las confesiones que María me contó de aquella orgía en el convento.
CONCLUIRÁ….