Las aventuras de maría, adolescente cochinona 3
Con su padre y sus amigos
Después de todas sus correrías ya contadas, María cogió una fama de putilla enorme, de tal manera que llegó a oídos de su padre. A partir de entonces estuvo una temporada castigándola sin salir o sin darle dinero.
María vive en una familia muy humilde con su padre de 56 años que está postrado en una silla de ruedas, tiene inválidas sus piernas desde los 35, su madre que parece que tiene un poco de retraso madurativo y su abuela materna que tiene demencia senil. O sea un marco idóneo para una hija inadaptada.
Su padre, pensionista, por tanto es el que toma las decisiones, pues María hace con su madre y abuela lo que le da la gana.
Pero claro en esta situación tuvo que espabilarse para ganarse a su padre. No le hizo falta mucho esfuerzo pues una noche de verano que estaba durmiendo en pelotas en su habitación después de haber recibido cuatro polvos esa noche de cuatro amigos. Se despertó y vio como su inválido padre estaba en su silla de ruedas mirando su exuberante cuerpazo.
Miguel, que así se llama su padre, estaba con los ojos abiertos como platos mirando la entrepierna depilada de su hija de la cual salía chorros de semen mojando las sábanas. María, vio que su padre se la estaba cascando a su salud, pero lo que más le sorprendió fue el pedazo de nabo que gastaba el viejo. Era gordísimo, tan gordo como una berenjena con un capullo más gordo todavía que parecía una pelota.
La adolescente cochinona aprovechó la situación para ganar la libertad que le había quitado su padre.
Sonriéndole en la oscuridad, se metió los dedos en el chocho y sacándose leche lo lamió diciendo:
MARÍA: papi, mira como me han puesto el chochete esta noche, empapado.
Miguel: que buena estás hija de puta! No aguanto más tus provocaciones. Mira cómo me has puesto niñata!
MARÍA: pero papá, qué es eso que tienes entre las piernas?
Miguel: tú estás harta de esto putona!
MARÍA: si padre, pero nunca he visto un nabo tan gordo como este.
Esto lo dijo María levantándose de la cama y acercándose a su padre le cogió el pollón con las dos manos.
MARÍA: esto le cabe en el coño a mi madre?
Miguel: al principio no, pero poco a poco le ensanché el coño hasta que pude preñarla.
MARÍA: pues a mí no creo que no me quepa en el chocho pero en el culo seguro que sí.
Miguel: imposible chiquilla.
María se dio la vuelta y agachándose le puso el culo delante de la cara de su padre para que viera cómo abría su ano a voluntad haciendo un agujero como un hoyo de golf.
Miguel, fuera de sí la agarró por las caderas y le comió el culo y el chocho tragándose todo el semen que tenía.
María: Ummh, papá. Veo que eres un guarro también.
María se sentó sobre el cipotón de su padre y se hincó aquella monstruosidad en su ano.
María: Ay qué gusto papá, me revientas el culo.
Miguel: te voy a llenar de leche el culo hija mía.
Miguel le agarró por las tetas fuertemente y María botando sobre el nabo de su padre se corrieron los dos a la vez.
Miguel, se fue y María siguió durmiendo. Antes de irse le dijo a su padre: “mañana hablaremos”
Al día siguiente, cuando María se despertó fue a la cocina con una bata sin nada debajo. Allí se encontró a su padre con el pollón tieso y a su madre hincada de rodillas chupándoselo. Le estaba contando lo que había hecho la noche anterior con su hija. La guarra de su fea madre tenía la mano metida entre sus piernas seguro que se estaba pajeando con lo que le estaba contando.
María se quitó la bata quedándose desnuda y dijo:
MARÍA: ya está bien mamá. A partir de ahora la que se va a beber la leche del nabo de papá todas las mañanas soy yo.
Miguel: Anda, aquí tienes a tu putita hija. Déjala que está mucho más buena que tú. De ahora en adelante tú te limitarás a mirar y pajearte si quieres.
La madre obedeció sin rechistar. María se hincó de rodillas y se lió a comerse el rabo de papá.
MARÍA: Pero qué pedazo de nabo tienes cabrón!
María le dejo limpio el cipote y luego pasó a los gordos huevos chupándoselos. Luego le hizo sacar el culo y abriéndoselo con las dos manos empezó a lamérselo como estaba acostumbrada a hacer con los tíos.
Miguel: Pero serás guarra! Juana mira las cochinerías que hace tu hija!
María: Umh, que puerco eres papá. Tienes el culo sucio. Cómo te huele a mierda. No te preocupes que te lo dejo limpito. Ahora me explico a quien he salido tan cochina yo.
María le metió todo lo que pudo la lengua en su asqueroso ojete y su padre sintió tanto morbo que se corrió abundantemente sobre la cabeza de su hija. Esta se apresuró a meterse el glande en la boca para beber todo lo que pudo.
Juana: cómo puedes ser tan guarra hija mía?
María: puedo serlo más mamá.
Miguel: tengo que ir al váter a mear
María: no, padre. Báñame aquí con tu pis.
Miguel soltó una larga meada duchado a su hija por todo el cuerpo, María se tragó un largo chorro. Pusieron el suelo perdido de orina.
María: mamá, limpia todo el meado que ha echado papá en el suelo.
Su madre obedeció limpiando el suelo con la fregona. Miguel se había empalmado de nuevo. Su hija aprovechó para decirle a su madre:
María: mira mamá cómo me entra el gordo tronco de papá en mi culo.
Se sentó sobre el nabo y cabalgó a su padre mientras éste le metía los dedos en el coño hasta que la niña se corrió.
María: tengo ganas de mear. ¿Te tragas tú mi chorro o se lo ordeno a mamá?
Miguel: no dámelo a mí. Soy tu guarro a partir de ahora.
María le echó la meada enterita en la boca de su padre, mientras este le metía la mano entera en el recto.
Miguel: nena tienes caca cochina. ¿Tienes ganas de cagar?
María: si, siempre cago cuando me levanto por las mañanas
Miguel: pues cágate en mi boca.
Juana: si, tu padre es un puerco pervertido que siempre se ha comido mis mojones.
María: Joder con mi padre!!
María se puso con el culo en pompa y expulsó una mierda que le asqueroso de su padre se fue masticando y tragando.
Miguel: Juana, a partir de ahora voy a putear a tu hija. Ya que es tan guarra, tengo unos amigos que les gusta estas cerdadas como tú sabes y se van a volver loco con una adolescente. Pero van a pagar por ello. Nena, nos ha tocado la lotería contigo. Vamos a ganar mucho dinero.
María: Joder papá, que cachonda me has puesto otra vez. Si, tráeme a tus amigos, estoy deseando que me bañen de semen y orina, cuantos más tíos mejor. Aggh, me corro , sigue comiéndome la mierda hijo de puta.!!
Días después María tuvo su primera bukake con seis tíos amigos de su padre. Seis tíos mas su padre siete. Viejos verdes de entre 40 y 60 años y todos muy guarrindongos.
En su casa, delante de la madre que sirve bebidas a los asistentes y está preparada para limpiar el suelo y los muebles de los fluidos corporales que derramen, María sale al salón vestida con medias con liguero, sin bragas enseñado su chocho gordito depilado, un sujetador que sólo se limita a realzar sus ubres sin cubrir los pezones y un pequeño delantal de sirvienta.
María: adelante viejos verdes, soy toda vuestra. A ver si me regáis bien de leche y otras cosas, cerdos.
Los seis invitados están ya en pelotas la mitad empalmados, se acercan a la niñata y se ponen a magrearle sus carnes apetitosas. Alguno intenta besarla.
María: no, no. Hacedme todo lo que queráis menos besarme puercos.
Su padre le ordena que se tienda en la mesa del comedor y de esta forma le tocan todo, las tetas, el culazo blanco, los muslos, la barriguita gordita. Le chupan las tetas, le comen los pies, y empiezan a meterle dedos en la boca que ella chupa con glotonería.
Algunos se lían a meterle dedos en su vagina jugosa ya chorreante de flujos transparentes, se los chupan.
Miguel: explorarle el culo, veréis que bien dotada está mi hija para meterle puños, es infinito.
Le meten brazos hasta el codo. Lo tiene limpio pero lleno de jugos culeros. María gime sin parar con su voz de niña. Disfruta como una zorrita.
El padre se acerca en su silla de ruedas y consigue meterle en su dilatado coño todo su puño.
María: Ah, papá que me revientas.!
Miguel: ya es hora que mis amigos vean cómo te meto mi trabuco dentro de tu chochito cariño.
Así es, Miguel hace que su hija se baje de la mesa y sentándose sobre su nabo gordo se lo introduzca en el coño.
María: Ahhg, que gorda la tienes papá, por dios!.
A María le dolía mucho pero no quería decirlo para que los amigos de papá vieran que era una autentica puta fuerte y bien dotada.
Miguel abrazó a su hija metiéndole y sacándole el nabo y le abrió los cachetes del culo con las dos manos.
Miguel: Abre el culo cochina como tú sabes.
María abrió su ojete dejando ver a los tios el gran agujero negro del culo.
Miguel: Sebastián, métesela en el boquete.
Sebastian era el amigo que tenía la polla más grande. Inmediatamente ensartó a la chica metiéndosela hasta el fondo. Eso no le dolió a María ya estaba acostumbrada al fisting anal.
Al poco se corrieron llenándole sus dos cavidades. A continuación todos se pusieron en fila y María de rodillas les estuvo chupando uno a uno sus genitales dejándolos bien limpios.
María: sois unos guarros, todos tenéis las pollas sucias.
Miguel: si hija, yo les he dicho que vinieran sin lavarse, para eso estás tú. Déjaselas relucientes.
Más tarde entre cuatro la follaron a la vez, uno por la boca (se lo bebió todo), otro por el chocho (menos mal que era una picha normal), y dos por su dilatado ano. María, se volvió a correr gritando.
Por último la pusieron de nuevo en la mesa y mientras un tío se la follaba por el coño otro se corría en su boca. Ella no se tragaba el semen. Lo dejaba en la boca abierta hasta que estaba totalmente llena, luego se lo tragaba todo junto para que lo viesen.
María: umh, tengo ya la barriga llena de leche.
Aun así la chavala se metía los dedos en el coño y se sacaba el semen de los que se corrían en él para después llevárselo a la boca y comérselo.
Cuando los dejó secos a los seis viejos, su madre trajo una piscina inflable y la puso en el suelo. Su padre la obligó a meterse dentro.
Miguel: Juana, ya sabes lo que tienes que hacer.
Su madre puso a María tendida en el suelo de la piscina y le fue metiendo la mano en su abierto culo llegando hasta el codo con facilidad.
Los siete viejos se pusieron a su alrededor y todos le mearon el cuerpo dejándola totalmente bañada en pis. Uno de ellos se lo echó en la boca y la muy cochinona se lo tragó todo corriéndose como una cerda.
Cuando la madre le sacó la mano del culo se le quedó tan abierto que uno de los viejos aprovecho para ponerla a cuatro patas y sentándose sobre su trasero le soltó un mojón duro y gordo dentro de su enorme recto.
María se quedó con la mierda del tío dentro hasta el día siguiente que su padre le obligó a expulsarla para que su madre se la comiera mientras se pajeaban los tres a la hora del desayuno.