Las Aventuras de Luz III - Marcos

Conocemos a Marcos, el interés sexual de nuestra protagonista Luz...

Las Aventuras de Luz - Marcos

Marcos había tenido dos años muy agitados, sus relaciones sociales habían tomado rumbos interesantes y él había sido el gran beneficiario. Lograba lo que quería y tenía una imagen espléndida frente a las demás personas. Era admirado por su familia, envidiado en la escuela y codiciado por las chicas y algunos chicos también. Recibía insinuaciones constantemente pero él tenía en claro la partida que jugaba. Porque para él la vida era un juego.

Excelente deportista, segundo de su clase y el tercer promedio más alto de la escuela (ese año podía alcanzar el primer lugar), parte del club de matemáticas y ajedrez, aunque esto último era para agradar a los docentes.

Su vida era perfecta y lo sería más al entrar en la universidad que por supuesto ya la tenía asignada en el extranjero.

Todas estas cualidades apuntaban a que Marcos fuese un egocéntrico agrandado. Sin embargo, la aparente falsa humildad, sostenida por algunos descontentos detractores no era tal, su humildad era de otro estilo. Un conocido personaje histórico decía “humildad es andar en verdad” y esto aplicaba perfectamente para Marcos, podía lograr lo que quería, cuando quería y como quería. Sabía elegir sus batallas y los métodos para ganarla. Sencillamente se conocía a si mismo, sus fortalezas y debilidades.

Pero no seguiremos conociendo al hermano de Tamara por ahora. Él se encontraba en el sofá de la casa de su mejor amiga, Jazmín, sentado, y ella descansando su cabeza en sus piernas mientras veían un interesante capítulo de “Game of Throne”, la conocida serie de HBO, más precisamente de la quinta temporada.

— Jaz, ¿qué pasó con Alex? — pregunto el muchacho sin demasiado interés.

— Lo mismo de siempre… demasiado metido en sus proyectos. — respondió Jazmín con un dejo de exasperación en sus palabras. — Viste como es.

— Bueno, quiere un futuro. Eso no es malo. — respondió sinceramente Marcos.

— Lo sé, pero casi no tiene tiempo para mí. Es frustrante… — ya Marcos se la podía imaginar con la frente arrugada por la frustración que sentía su amiga y eso le arrancó una risa irónica.

— Tenés que tenerle paciencia, lo hace por que así es y deberías estar orgullosa, en parte lo hace por vos.

— Lo sé, pero yo no quiero casarme en un año. No sé si entiende que una vez que se reciba no duraremos mucho. — Comentó la joven resignada — Quiero experimentar y creí que con él podría. Estoy en la situación ideal para hacerlo y no me da cabida.

— No creo que sea para tanto, a nosotros nos gustan las chicas con iniciativa… — respondió el joven con seguridad.

— Si, pero mirá, le ofrecí el culo y no  quiere. Me dijo que aún no. Decime ¿qué hombre rechaza culiarte? —le causó risa a Marcos la actitud de Alex, pero él lo entendía.

— Bueno, el sexo anal no es para todos. A algunos les gusta y otros no, así de simple.

— Le insinúe un trio y me cambio de tema, ni siquiera le gusta nalguearme. Por lo menos me tira un poco el pelo… Y yo quiero más.

— Pero me dijiste  el otro día que siempre quedas satisfecha.

— A ver, no me malinterpretes, él me lleva al orgasmo. Siempre me corro cogiendo o cuando me la come. Pero yo igual quiero más.

— Yo no me quejaría tanto. Le daría tiempo, algunas no quedan ni satisfechas. — respondió siempre calmado el hermano de Tamara.

— De todos creí que vos me entenderías, veo que necesito urgente una mejor amiga… — lo dijo sonriendo, sabía jugar y quería presionar a Marcos que la conocía demasiado bien para caer en su trampa. Pero si ella obtenía lo que quería era por qué él lo permitía.

— ¿Acaso no cogieron hoy? Cuando llegue tu habitación olía a que había habido un buen polvo. Y tu cama demostraba que lo habías disfrutado.

— ¿Ahora me controlas cuando me coge? – cualquiera diría que parecía reclamo. Pero a pesar de no verle el rostro el muchacho sabía que su mejor amiga estaba sonriendo.

— No, sólo expongo lo que vi… — después de un silencio tranquilo continuó. – te dejó satisfecha, no lo niegues.

— Sí, lo hizo… pero sigo queriendo más.

Siguieron viendo en silencio la serie. Mientras Marcos llevó su mano izquierda al cálido cuello de la joven y la tocaba dulcemente con la yema de los dedos. Minutos después dejó escapar un suspiro y sin verlo movió su cabeza y la posó sobre la entre pierna de su amigo y esperó. Marcos no le iba a dar el gusto, si lo quería tenía que conseguirlo.

Después de quince minutos sin recibir una propuesta del joven llevó su mano entre su rostro y el paquete que escondía su mejor amigo y comenzó sutilmente a mover sus dedos. Hasta ese momento Marcos dominaba la escena pero decidió ceder el terreno a la iniciativa de Jazmín. La dejó jugar con su miembro entre sus dedos hasta que minutos después este tomó casi toda su envergadura dejando en claro que se alegraba de las caricias…

Con el pene del muchacho casi listo para empezar sacó su mano experta y dejó de mirar la tele. Para colocar, sin cambiar su posición, su rostro sobre el bulto que había estimulado hábilmente. Comenzó aspirando el aroma que tanto le gustaba para empezar a jugar con sus labios y boca sobre el pantalón. A pesar de la tela su juego de Jazmín le encantaba.

Ya sin resistirse llevóla mano al culo de la chica y comenzó a sobarlo sin miramientos. Las caricias en esa zona hicieron que ella hundirse más el rostro en la entrepierna. Ver esa melena rubia sobre su paquete le despertaba mucho morbo y subía fuertemente su líbido. A ella le encantaba ese juego y sabía cómo llevarlo al éxtasis, pero no avanzaría más sin que él lo permitiera.

— Está bien, tienes permiso para  avanzar. — le dijo, Marcos con voz firme.

Lo miró con sus ojos color gris y le mostró su pícara sonrisa de dientes blancos. Bajó del sillón para arrodillarse entre sus piernas y comenzó a bajar su pantalón hasta que llegó a los talones. Solo quedaba el bóxer pero hundió de nuevo su rostro en él para aspirar fuertemente el aroma que de allí emanaba. Lo miró a los ojos mientras bajaba el bóxer junto con el pantalón, su lengua pasaba sobre sus labios humedeciéndolos en preparación para saciar el vicio que le despertaba la verga de su mejor amigo.

El pene erecto del muchacho se mostraba en todo su esplendor ansioso por lo que venía. El glande estaba tapado hasta la mitad por el prepucio y ya corrían un par de gotas por él. Sacando la lengua de su boca las recogió provocando en él joven un gemido ahogado con el rose de su lengua. Se relamió y volvió al ataque.

Tomo el tronco con una de sus manos y la movió lentamente de arriba hacia abajo un par de veces. Para meterse la cabeza, aún envuelta en su capucha de piel, dentro de la boca y colocar su lengua entre el glande y el prepucio quedando esta presionada entre la cabeza del pene lubricada y la piel que le servía de protección… Sabía lo que calentaba a Marcos eso. Y mirándolocon los ojos divertidos comenzó a rodear con la lengua la cabeza de su miembro. La respuesta de su víctima fue un profundo gruñido.

Mientras lamía la cabeza masturbaba el tronco lentamente y miraba fijamente a su acompañante . Apretó fuerte los dientes cuando decidida succiono la cabeza sintiendo el conocido sabor del fluido pre seminal en su lengua, su vagina reaccionó a ese característico sabor aumentando su lubricación. Bajó su mano libre en dirección a su entrepierna, pero esta quedo a mitad de camino.

— No… — dijo Marcos rápidamente. Contrariada Jazmín miró a su amigo a los ojos esperando a ver que más decía. — No puedes tocarte.

Jazmín solo dejo traslucir una pervertida sonrisa y con la cabeza aun dentro de su boca paró la masturbación. Clavó los ojos en su amigo y respiro hondo. Comenzó a bajar la cabeza hacia la pelvis de su amante mientras centímetro a centímetro de la verga de Marcos se iba alojando en su boca que desprendía cada vez mas saliva que comenzaba a mojar el escroto del chico. Cuando el glande comenzó a alojarse en la garganta de la chica el muchacho no pudo resistirse y soltó.

— No podes ser tan puta… — la chica se detuvo y apretó los dientes alrededor del tronco. — Aunch, esta bien, perdón… — dijo el muchacho mientras la chica le devolvía una sonrisa sin sacarse la verga de la boca.

Jazmín volvió a respirar para terminar de tragar el resto del pene erecto de su amigo. La cabeza del miembro paso la úvula y avanzó unos centímetros más hasta que la nariz de la chica llevo hasta la pelvis de Marcos que soltó un suspiro de satisfacción. Y comenzó a retroceder lentamente para sacarse todo el miembro de la boca que estaba bañado en saliva.

Ya fuera de la boca, la joven volvió a tomar el miembro con la mano para pajearlo un par de veces y volvérselo a llevar hasta la boca para hacer una garganta profunda nuevamente. Cuando se volvió a sacar tomo el pene y se empezó a pasar el glande por la cara dejando rastros de su propia saliva y del pre seminal por todo el rostro mientras sonreía de manera pervertida.

Cuando volvió a tragarse toda la verga la dejó en su garganta más tiempo que las veces anteriores pero el glande alojado en su tráquea lo comenzó a tragar como si estuviese comiendo (que al fin y al cabo es lo que estaba haciendo). Las sensaciones llevaron a que Marcos al borde la locura tuviese que tomar cartas en el asunto.

— Se acabó. — dijo parándose y alejando bruscamente a su amiga de su aparato reproductivo.

Ese ataque de autoridad de parte de su amigo hizo que Jazmín tuviese que presionar sus piernas para acallar las sensaciones que golpeaban sin cesar su vagina. Sonrió para sí misma ya que había logrado que su amante tomara una vez por todas el control de la situación. Sin embargo, su cara mantuvo la seriedad que la acción de Marcos reclamaba.

Ya de pie el muchacho tomo la cabeza de su mejor amiga para decir luego.

— Con lo último te pasaste… — su respiración era agitada y la entrega que mostraba la chica le hacía aumentar la adrenalina y el morbo. — Tienes que aprender quien manda acá. Respirá hondo.

Con la cabeza entre sus manos la dirigió en dirección a su verga que fue recibida por la boca abierta de la chica que se encontraba dispuesta a cualquier castigo que su mejor amigo estuviera dispuesto a brindarle. Primero entró la mitad del pene y esto se repitió algunas veces. Pero Marcos quería más y Jazmín igual. Asique comenzó a llevar el rosto de la chica contra su cuerpo a un ritmo lento.

Con la garganta profunda constante le daba un segundo de vez en cuando para que la chica respirase. El ritmo fue aumentando y los testículos del chico golpeaban rítmicamente el mentón de su mejor amiga. El sonido acuoso inundaba el living de la acogedora casa mientras la cara de Jazmín se ponía cada vez mas colorada y los ojos se humedecían constantemente. Sin embargo, lo estaba disfrutando como pocas veces lo hacía. Le encantaba que su mejor amigo le cogiese la boca.

De un momento a otro Marcos se detuvo y cayó sentado sobre el sofá mientras las gotas de sudor caían sobre su rostro. Desde el suelo la joven lo miraba con cara de decepción, ella aun quería más.

— Desvístete… — fue lo único que dijo el chico.

La joven sonrió de oreja a oreja mientras se sacaba la remera que se encontraba mojada en todo el frente producto de la saliva que había caído y de la transpiración producida por la excitante sesión de sexo oral. Sus senos grandes y firmes rebotaron al retirar la prenda de ropa y mostraron unos pezones rozados y erectos. Ya al quitarse el short, la tanga reveló la humedad con una visible mancha en la zona de los labios mayores. Al retirarla un hilo de líquido vaginal quedo uniendo la tela con la vagina. Al ver la escena Marcos no pudo más que morderse el labio inferior hasta el punto del dolor. Y para hacer más pornográfica la escena, Jazmín que había estado todo el tiempo observando la reacción de su amante llevó su dedo anular y lo envolvió con el hilo de lubricación de su vagina. Lo llevó a su rostro para olerlo y luego meterse el dedo en su boca para saborearlo.

— Mmm, esta rico. — fue lo único que dijo.

Marcos solo sonrió y le dijo.

— Súbete encima. — Jazmín se acomodó sobre la entrepierna mientras el miembro se ubico entre los labios mayores de la vagina de la chica.

Ella se comenzó a mover sobre el pene de su amigo impregnándolo de sus flujos vaginales. El rose del glande sobre él clítoris le enviaba descargas eléctricas al sector de su cerebro encargado de la excitación. Poco a poco comenzó a gemir mientras la mirada de Marcos la atravesaba.

— Puedes metértela. — dijo el muchacho mientras se acercó a la boca de su amiga para besarla. Las lenguas danzaron y el sabor de su propia entrepierna le llegó a Marcos a través de la saliva de su amiga encendiendo el morbo que eso le causaba al chico.

Incrementaron la intensidad de la danza dentro la cavidad bucal mientras el miembro se iba enterrando poco a poco dentro de la vulva de la chica que intentaba gemir sin contar el intenso beso. La vagina se fue expandiendo y adaptando al miembro que expandía la cavidad femenina casi al límite.

Marcos suspiró cuando su pene entro completamente dentro de su amiga y le dio unos segundos para que se acostumbrara a estar empalada. Le mordió el cuello para luego mirarla a los ojos y decirle:

— Empieza a moverte… — le dijo con la voz apurada.

— Dame un segundo. — replico ella ahogando un quejido.

— No, hazlo ahora… — respondió Marcos. Ella lo miró seria a los ojos antes de responder.

— Está bien. — dijo con una sonrisa traviesa.

Sus rodillas hicieron el primer esfuerzo para que el miembro dejase la mitad inferior del tronco fuera de la vagina y se dejó bajar lentamente saliendo un suspiro de satisfacción de sus humedecidos labios. Repitió la acción aumentando lentamente el ritmo sacándole una sonrisa libidinosa a su mejor amigo que tomándola de las nalgas comenzó a amasárselas disfrutando de su firmeza.

No se pudo resistir más el chico y con las manos aun en las nalgas la levantó hasta que solo quedo el glande dentro de la vagina y no la dejó bajar atrayendo la atención de la chica que espero a ver que sucedía a continuación.

— Déjate caer… —ordeno él con voz ronca.

— Quiero seguir así… — dijo ella suplicando.

— Pero yo no. — contraataco firmemente él.

Jazmín suspiró y se dejó caer soltando un pequeño grito entre el dolor y el placer. Volvió a levantase ayudada por su amigo y se dejo caer nuevamente. Y así sucesivamente aumentado el ritmo golpe a golpe. El choque de la carne los muslos de la joven Jazmín y los cuádriceps de Marcos producían el típico golpe que cualquiera identificaría con un buen polvo.

Cada vez la velocidad se volvía mas endiablada y los gemidos de placer inundaban toda la planta baja de la casa. Los cuerpos que se revolcaban en el sofá del living se encontraban bañados de sudor. Sin embargo, Jazmín estaba al borde de un orgasmo que no podía alcanzar. El clímax que tanto ansiaba no se dejaba alcanzar, a pesar de que su cuerpo estaba dispuesto a dárselo. La dominación a que era sometida por su mejor amigo le producía tal morbo que usualmente le era suficiente para llegar el orgasmo. Pero hoy día se resistía y ella sabía porque.

Solo necesitaba un poquito más, no demasiado. Pero dudaba si Marcos estaría dispuesto a darle lo que ella deseaba en ese preciso momento. Seguía moviéndose violentamente pero no podía seguir a ese ritmo por mucho tiempo. De repente se detuvo respirando agitadamente. Apoyaba la cabeza sobre el hombro de su amigo lo que le permitió escuchar claramente el gruñido de descontento que emitió. Ella solo sonrió y paso la lengua del hombro al cuello y de ahí a la oreja probando y saboreando el sudor que tanto le gustaba.

— ¿Por qué te detuviste? — pregunto nada contento el muchacho.

— Necesito un poco más… — dijo ella agitada.

Él guardo silencio por cerca de un minuto pensado qué hacer. Mientras ella comenzó a moverse de costado para sentir como el pene forzaba las paredes vaginales.

— Está bien. — respondió finalmente Marcos. — Tráete el lubricante.

— No hace falta… — respondió ella con una sonrisa picara. Él solo levanto curioso la ceja.

— ¿Y eso?

— Como sabía que venias utilice el semen de Alex para lubricar mi anito y tenerlo listo para vos. — el muchacho solo pudo menear la cabeza. Y movido por el morbo lamió los labios de Jazmín y desplazó su lengua probando la piel de la chica hasta si sien.

— Está bien. Puedes hacerlo.

La chica sonrió. Se levantó sacando el miembro de su vagina y tomándolo con su mano acomodo el glande en la entrada de su recto. Respiro hondo y comenzó a descender probando la resistencia de su esfínter. Los nervios transfirieron las ondas de placer que golpeaban fuertemente su cerebro. Mientras tanto el invasor de su recto anal presionaba constantemente esperando vencer la barrera de musculo que evitaba el ansiado placer.

Pero la lucha era de resistencia y Jazmín comenzó gustosa a comprobar que su esfínter estaba a punto de ceder. Un sutil sonido húmedo y un gemido de sorpresa indicaron como la cabeza del pene perforó el esfínter y se internó en el ano. El pene comenzó a avanzar desafiando la resistencia que imponían las paredes del recto que estaba decidido a expulsar al firme invasor. La joven muchacha sufría los espasmos de dolor pero que eran brutalmente superados por el placer que la verga de su amigo le trasmitía.

Cuando faltaba unos centímetros para que entrara completa Jazmín se detuvo mordiendo el hombro de su amigo que dejo escapar un gruñido.

— Dame un segundo que duele. — dijo suspirando. — Me gusta así, quiero saborearlo.

Luego de más de un minuto la chica comenzó a subir para volver a descender. Le encantaba la sensación de “atorarse” así. El miembro se veía ordeñado por la cavidad anal y el placer era sublime para Marcos que disfrutaba lo “puta” que podía llegar a ser su amiga. Y disfrutaba verla disfrutar de esa parte de sí misma, la veía realmente liberada , sus ojos cerrados y su respiración jadeante le demostraba que se había retraído del mundo que los rodeaba.

El ritmo era lento pero cargado de intensidad. Y los dos gozaban de la culiada que se estaban dando. Justo Marcos sintió una voz que le hablaba desde el pasillo de entrada.

— Hola Marcos. ¿Qué tal todo? — le habló Pilar, la hermana mayor de Jazmín. La chica no parecía perturbada ni nada parecido por la escena que presenciaba.

—  Todo de diez. ¿Y tú? — preguntó el muchacho un poco jadeante.

— Cansada, he sudado un monto en el gimnasio. — él había comprobado el cuerpo algo sudado de la joven y la imagen era más que apetecible. Mientras tanto Jazmín seguía moviéndose, obviamente no se había percatado de la presencia de su hermana, que los observaba como si viera un partido de vóley.

— ¿No le bastó con el novio más temprano?  — preguntó Pilar haciendo un gesto a hacia su hermana.

— Parece que no Pili. — respondió el muchacho que notaba su orgasmo cada vez más cerca y pareció que su cara lo demostraba porque Pilar sonrió y se dirigió a la escalera.

—  Bueno, cuando terminen ventilen la habitación. Apesta a sexo. Y a ella no le falta mucho para terminar. — tranquilamente como había entrado desapareció.

Jazmín había aumentado el ritmo y jadeaba cada vez más rápido y sus gemidos comenzaron a aumentar de volumen. No le faltaba mucho para correrse. Marcos estaba igual de excitado y ya se resistía al máximo para estirar lo más posible el clímax.

El movimiento se volvió frenético y Marcos sintió como sus piernas se mojaron por la corrida de su mejor amiga mientras él enterró su miembro completamente dentro del culo de la chica para soltar su semilla dentro del recto.

La joven se había desplomado sobre el pecho del chico y parecía inconsciente, casi dormida. Él sonrió viendo lo hermosa que se veía con sus mejillas sonrosadas y  su expresión entre el placer y la satisfacción. Él la abrazó y aun con su miembro en su culo subió la escalera hasta la habitación de la joven. La recostó en la cama distendida y la contempló en el esplendor de su desnudez que se apreciaba bellamente. Además pudo ver como el semen comenzaba a salir por el ano de su amiga y describía la curva de su nalga izquierda. Se acercó a ella y la besó profundamente para alejarse y cerrar con cuidado la puerta de la habitación. Allí se encontró a Pilar que salía desnuda, al igual que él, en dirección al baño para tomar la ducha.

— Si quieres puedes bañarte conmigo, así no desperdiciamos agua. — le dijo ella como si fuera lo más normal del mundo.

— Gracias Pili, me bañaré en mi casa. — respondió él con una sonrisa mientras se rascaba uno de sus huevos bañados aun por los jugos de Jazmín.

— Bueno. — dijo la chica con un fingido puchero. — Dejaré la puerta abierta por si cambias de opinión. Bye…

Entró en el baño y sin cerrar la puerta abrió la ducha.

Marcos bajó a la planta baja y abrió las ventanas para dejar correr la brisa despejando el pesado ambiente. Allí se vistió tomando la ropa, la preparó para llevarla a la lavadora. Pero al momento de tomar la tanga pensó un segundo llevársela a la nariz y aspirar el embriagador olor, se preguntó a sí mismo y se guardó la apreciada prenda en el bolsillo.

Una vez que el lavarropas comenzó a funcionar se dirigió a su casa donde esperaba tomarse una caliente ducha para acostarse y poder descansar.

Mientras los pasos lo llevaban a su casa reflexionaba lo bien que lo pasaba con Jazmín. Sus inicios habían sido motivados por la curiosidad sobre el cuerpo de ambos. Los dos se entregaron mutuamente para su primera vez y desde ese día disfrutaban llanamente del sexo. Tardó más de un año en descubrir su aspecto dominante y poco más en la sumisión de su mejor amiga y eso lo llevaba a entender que no disfrutase las sesiones de sexo con su novio Alex. Bueno, en si Alex era otro tema.

En fin los pasos lo llevaron a su casa donde la noche ya estaba cayendo. Pero decidió pasar por la cancha donde había futbol como siempre, además era lo que le había dicho a su familia. Ahí estuvo un par de horas antes de dirigirse definitivamente a su casa. Al llegar todo estaba oscuro y parecía que Tamara y su amiga dormían arriba. Simplemente se acercó a la nevera para tomar un pedazo de pizza mientras revisaba el WhatApp apoyado en la mesada de la cocina.

Tenía varios de sus amigos. Uno de Jazmín que decía “Estuvo genial lo de hoy. Acordate que mañana nos juntamos a repasar Termodinámica”. Solo respondió con un emoji y un ok.

Otro que tenía era una simple foto de cuerpo entero completamente desnudo. Pilar sonreía guiñando un ojo. Acompañaba un pequeño texto “te extrañé en la ducha”. A ese lo ignoró como lo hacía siempre. A pesar de toda la tensión sexual entre él y Pilar jamás se había acostado con la chica, le interesaba pero no quería que ella llevase la batuta.

Cuando terminó de comer subió a su habitación y se dirigió en silencio al baño. Tomó una ducha caliente y después de secarse se colocó el bóxer y abrió la puerta para irse a acostar al fin. Pero cuando la puerta se abrió se encontró a una joven muchacha que sorprendida lo miro a los ojos y recorrió con ellos todo su cuerpo deteniéndose en su entrepierna. Marcos solo pudo pegar el portazo y cubrirse con las manos. No era por pudor, simplemente fue su instinto. Inmediatamente se dio cuenta que podría haber asustado a la amiga de su hermana.

Volvería a abrir la puerta pero primero se colocó la tolla. No quedaría bien que le abriese medio desnudo. Cuando por fin abrió la puerta se encontró a la chica sentada en el suelo, obviamente había caído sobre su culo. La chica parecía agitada y sonrojada, seguramente estaba muy avergonzada por todo.

— ¿Estás bien Luz? — pregunto Marcos preocupado.

— ¿Qué? — dijo la joven en murmullo. Parecía que no lo había escuchado.

— ¿Qué si te has hecho daño? — pregunto el muchacho preocupado.

— Si, perdón… — respondió en un balbuceo Luz.

— No, perdón de mi parte. Pensé que ustedes dormían. — dijo mientras le estiraba una mano para ayudar a levantarla.

Pareció que la niña dudaba por un segundo pero finalmente tomo la mano que le tendía. Una vez de pie la volvió a interrogar.

— ¿Segura que estas bien?

— Si, no te preocupes. — respondió ella un poco agitada aun.

— Bueno, te dejo. Buenas noches Luz.

Ya en su habitación, acostado, no tardó nada en quedarse dormido.

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A la mañana siguiente se despertó y se puso a revisar el celular. Tenía una erección mañanera pero no tenía ganas de masturbarse. Solo con orinar tendría que bastar. Así estuvo unos minutos cuando la puerta de su habitación se abrió y entró Tamara.

Al verla le preguntó.

— ¿Tu amiga sigue durmiendo?

— No, se fue esta mañana temprano. — respondió la chica mientras se acostaba y acariciaba el pecho de su hermano.

— Anoche la asusté en la entrada del baño. Me la encontré cuando salía de bañarme. —Respondió el chico.

— Ha, eso explica mucho. — dijo Tamara mientras introducía su mano izquierda dentro del bóxer para tomar el miembro de su hermano y comenzar a moverlo de arriba hacia abajo. — Tengo algo que contarte.

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