Las Aventuras de Lorenzo (03: Adán y Teresa)

Adán asiste a una reunión promocional de una de las empresas en las que el mantiene negocios. Allí conoce a una sensual dama que lo hace pasar un momento que nunca podrá olvidar.

Las Aventuras de Lorenzo 03 (Adán y Teresa)

Buenos días, soy Lorenzo de nuevo para narrarles otra historia de mi vida. pero esta vez no se trata de mi, sino de algo que le ocurrió a mi amigo Adán, pero que, a la larga, me involucró a mi también.

Para los que leyeron mi primer relato de la serie, recordarán el increíble e inesperado trío que con mi amigo hicimos al lado de Sheyla, la que se reveló como una verdadera hembra caliente. Adán se quedó con muchas ganas de repetir, lo malo es que no se podía encontrar a una mujer que aceptara tal cosa a menos que se tratara de una puta, y el no se decidía a contratar una para tal menester.

A mi ya me lo había comentado varias veces, me repetía cada tanto que qué rico sería volver a coger los 2 juntos con una mujer caliente, que no podía esperar el día. Yo solo me reía y le repetía que se consiguiera mujer porque andaba muy necesitado. Sin embargo, al igual que en nuestro encuentro con Sheyla, la suerte conspiró para poner en nuestro camino a una mujer dispuesta a llegar muy lejos en muchas cosas.

Adán se dedica al comercio de diversos productos, además de otros negocios en los que figuran acciones en varias empresas, una de ella automotriz. Es una empresa dedicada a la importación y venta de una fina línea de vehículos europeos. Pues bien, nuevos modelos iban a ser introducidos en el país, y como accionista Adán fue invitado a la presentación, a realizarse en un prestigioso hotel de la ciudad.

Como siempre, aquello era un evento más social que comercial, llegaron hombres de negocios impecablemente vestidos con sus esposas, exhibiendo como maniquíes su posición económica… la verdad no me gustan esas cosas. Se veían esculturales modelos adornar con sus cuerpo los preciosos nuevos modelos, obviamente ellas gozaban de la mayor atención por parte de mi amigo. Pero también había otro tipo de mujeres.

Nunca faltan los hombres solitarios y los ejecutivos extranjeros de visita en el país que, necesitados de compañía acuden a los servicios de escorts. En mi opinión se trata del tipo de prostitutas de más alto nivel de todas, pues por la reputación de sus clientes, no pueden parecerlo, además de necesitar de un nivel sociocultural más alto.

Dada su extensa experiencia en el tema, Adán era capaz de distinguirlas desde lejos, por muy discretas que fueran. Sobre todo a aquellas que llegaban acompañando a hombres que el conocía, o a extranjeros. Uno de esos casos era el de una elegante señora, que aparentaba unos 27 o 30 años. Morena, muy delgada y bajita, pero poseedora de una agresiva mirada felina y de un culo infartante, grande redondo y duro. Llevaba puesto un vestido corinto y ceñido, sin escotes y sin mangas, con cuello redondo. La falda le llegaba a medio muslo, mostrando unas bellas piernas subidas sobre unos bonitos zapatos destapados y altos.

Delataba su condición de dama de compañía porque llegó junto a un ejecutivo europeo de alguna embajada, un hombre que apenas lograba chapucear el español y que era imposible que conociera demasiadas personas en Guatemala. Por otro lado, lo extranjeros tienden a elegir mujeres bajitas, delgadas y morenas para lo que deseen, les resultan exóticas.

Sin embargo, esta mujer era un enigma para Adán, pues de verdad no parecía prostituta, más bien un ama de casa cualquiera, muy sexy, pero ama de casa al fin y al cabo. La miraba con tanta insistencia que ella terminó por darse cuenta, aunque ella no le hizo caso y siguió en lo suyo.

Adán la perdió de vista por unos momentos, tiempo que aprovechó para acercarse a las bellas edecanes y comenzar a coquetear, cuando la volvió a ver, esta vez hablando por celular lejos del bullicio de la gente, junto a una gruesa columna.

Nuevamente la mujer se dio cuenta de sus indiscretas miradas (es que Adán es un sinvergüenza) y, lejos de molestarse por tan escrutador contacto visual, ella le sonrió casi imperceptiblemente, con mucha picardía. Se notaba a leguas su experiencia en el flirteo, pues su sonrisa era como el de la Monalisa, uno no sabe realmente si se está riendo, pero de ninguna manera lo puede negar.

Sintiéndose el tata de superman, mi amigo avanzó hacia ella, haciendo derroche de seguridad. Lástima que el acompañante de la mujer llegara a llevársela por allí. Viendo esa situación, Adán juzgó imprudente ir tras de ella, así que decidió volver con las edecanes, que aunque tontas en su mayoría, casi todas estaban buenísimas y eran facilotas… lo malo es que las halló rodeadas de lobos tan "feroces" como el. Lástima, no era la noche de mi amigo.

Adán no se caracteriza por su buen carácter, pero no era ni el momento ni el lugar para perder los estribos, así que decidió salirse a fumarse un cigarro. Mientras lo hacía se puso a recordar el cuerpo de Sheyla, su piel tan suave y la excitante imagen de ella siendo penetrada por el y por mi al mismo tiempo.

Se le paró la verga que, como sabrán, no es precisamente pequeña, y como su filosofía es nunca dejar a Adancito desatendido (pobrecito, es su bebé) decidió irse a echar una buena paja al baño.

Como si nada avanzó hacia este, nadie lo iba a echar de menos, casi todos estaba platicando con alguien. Además nadie le iba a preguntar, no sé por qué, ese tipo de gente tiende a pensar que cualquier cosa los puede dejar mal vistos. Entró a los servicios e inmediatamente buscó un cubículo vacío, tuvo suerte, no había nadie más en el baño en ese momento… no sabía toda la suerte que había tenido.

Se metió, se sentó sobre el inodoro y se abrió la bragueta de pantalón, se sacó la paloma y, con una enorme y estúpida sonrisa, se disponía a empezar, cuando algo lo interrumpió.

¡Bueenaaaasss!, ¿se puede? - ¡era la mujer que el estaba persiguiendo, abriendo el cubículo y entrando en el.

¡¡¿Qué?!! ¡¡Pero!! ¡¡No!! – balbuceaba mi amigo, era una de esas situaciones en las que no se sabe qué decir ni qué hacer.

¡Ay, disculpe, lo agarré con las manos en la masa!… ¡Qué buena masa, déjeme decirle!

La sorpresa lo había hecho perder un poco la erección de caballo que cargaba, pero pronto la recuperaría, y más fuerte aun, pues la caliente señora quería probarlo todo de el. Le abrazó y empezó a besarle.

Espero que no le importe, – le dijo ella – pero como me estaba viendo con tanta insistencia no me pude aguantar las ganas… – se lo dijo de una forma tan sensual que ni alguien tan experimentado y fogueado como el lo podía creer.

Se besaron como locos, él le empezó a levantar la falta hasta descubrirle su tanguita, roja de encaje, que cubría su demasiado apetecible culo, el que, sin perder tiempo, se puso a apretarle, se lo pellizcaba. Talvez era por la situación por demás inusual, pero Adán lo sentía todo como amplificado, las caricias, la húmeda y caliente lengua de la mujer, su cuerpo pequeñito y delgado rozándose contra el suyo, alto y muy fuerte (Adán le sacaba como cabeza y media a la señora esa). El ya había tenido sexo con muchas mujeres y había hecho casi de todo, pero situaciones como esta, en donde el peligro de ser sorprendidos estaba presente en todos sus movimientos, no, no tenía mucha experiencia en eso.

El beso continuó, él parecía un poco cortado, aun no salía de su asombro, pero a ella poco le importaba. Comenzó a desanudar la fina corbata de seda, y a desabrocharle la camisa hasta quitársela, entonces comenzó a lamerle el pecho, dibujando caprichosas figurillas sobre este, apresándole los pezones y mordisqueándoselos, jaloneándolos un poco con los dientes. Simultáneamente empezó a desnudarse, se bajó el cierre de su vestido (ubicado en su espalda) y se lo bajó de un jalón, mostrando unos senos morenos, pequeñitos, cubiertos con un escueto sostén rojo que pronto se halló en el suelo. Adán se sorprendió que tenía los pezones perforados con sendos piercings de plata. Ella llevaba otro más en el ombligo, y por atrás, a la altura del cóccix, donde la espalda empieza a llamarse culo, tenía un bonito tatuaje redondo.

Antes de poder darse cuenta, la mujer ya le estaba bajando los calzoncillos, era toda una profesional esa dama. Cuando le vio la verga, se quedó quieta, contemplándola embelesada. A veces siento envidia, Adán tiene un muy grueso artefacto de más de 20 cm. de largo, siempre lista para entrar en acción. ¡Cuántas mujeres no se han echado para atrás cuando se lo ven, diciéndose "esa herramienta no me va a entrar nunca"!

Pero esta mujer, lejos de intimidarse ante tan imponente fiera, se excitó más, agachándose y comiéndosela entera. Era poseedora de una muy perfeccionada técnica, pues a pesar del grosor conseguía tragarse casi más de la mitad. Él la agarraba del pelo y la apretaba contra su cuerpo, ella lo mordía, se la chupaba, mientras se masturbaba vigorosamente.

Adán, saliendo de su sopor inicial, se decidió a tomar el control de la situación, sabiendo también que no podría aguantar mucho de aquel tratamiento oral. La levantó de suelo y la besó, arrancándole literalmente la tanga y mientras le metía varios dedos entre su sexo.

Poco a poco se fue haciendo para atrás hasta caer sentado sobre el inodoro, jalándola a ella y obligándola a subirse sobre el, de pié, con su sexo depilado a la altura de su cara. La muy puta tenía perforado el clítoris también, así que como los labios menores. Adán empezó un delicioso cunilingus que le encantó a ella. Lamía y chupaba, le metía la lengua hasta donde podía a la vez que sus dedos. Ella apenas si lograba esconder sus gemidos de placer. Ella aun tuvo un momento de lucidez para pasarle un condón XL antes de romper en un enorme y poderosos orgasmo.

¡¡¡MMMMM!!! ¡¡¡MMMMM!!! ¡¡¡MMMMM!!!… ¡¡¡¡¡MMMMMAAAAUUUUGGGHHHH!!!!! ¡¡¡¡¡DIOOOOSSSSMIOOOOOOO!!!!! – Adán no podía creer la fuerza de las contracciones de su sexo y la enorme cantidad de flujos que lanzaba, aquel era un orgasmo como nunca había visto, el cuerpo de la mujer se tensó por completo, casi temblaba, casi convulsionaba.

Quedó flácida, totalmente relajada, apenas le susurra que continuara, que acabara y que le hiciera lo que se le diera la gana. Adán la fue bajando poco a poco, era como mover a una muñeca de trapo, estaba casi inconsciente. Le empezó a morder los pezones tratando de hacerla despertar, pero nada, ella estaba completamente relajada, como en un transe. "¡Puta madre!" exclamó mi amigo.

Como pudo se puso el condón, para luego bajarla suavemente sobre su pene, ensartándola hasta que sintió que topaba. Ella solo pegaba suaves gemiditos adormecidos, ni reaccionó ni siquiera cuando Adán se la comenzó a coger. La mujer, en medio de su coma post orgasmo, se sentía invadida y abierta que sentía que se iba a romper.

Adán la agarró de los muslos, haciendo que el resto de su menudo cuerpo cayera sobre el. Pronto inició una cogida fuerte y dura, ya que vio que la hembra tenía mucha experiencia y que su vagina se adaptaba perfectamente a su pene como un guante.

Ella volvió en si, viéndose ensartada como muy pocas veces lo había estado antes. Lo abrazó de la espalda y lo comenzó a arañar, le susurraba al oído "¡¡Mas, más… cogeme más duro, no parés, no parés!!". Y claro, mi amigo iba de más a más, como una tromba.

Por lo general Adán tiene mucho aguante, pero después de tanta excitación y de la emoción que da la posibilidad de ser descubiertos, el ya no aguantó. Tensando completamente inundó por completo el condón que tenía puesto, mientras daba de quedos gruñidos y jadeos roncos. Aquella cogida solo se podía definir con 2 palabras: simplemente deliciosa.

Ambos se quedaron un momento allí descansando, desnudos y sudados, ella encima de el. No se dijeron ni una palabra, apenas si se miraban. Entonces ella, poniéndose de pié, se dispuso a vestirse, sin prisas pero tampoco despacio. Le dio un beso largo y le dejó una tarjetita en la mano a mi amigo, (¿de donde sacó la tarjeta?) luego salió del baño con un amplia sonrisa de oreja a oreja, y sin ropa interior, pues esta se la regaló a el. En la tarjetita se leía: "Deseos, Caprichos y Fantasías S.A.". Un poco más abajo, el nombre y cargo de la mujer: "Teresa Martino, Coordinadora de Staff", y los número de teléfono de la empresa.

¡Definitivamente se trataba de una puta, de lujo, muy profesional y de las mejores del mercado! Generalmente vale un ojo de la cara contratar a una de estas, pero solo por esta ocasión le salió de gratis al suertudo de mi amigo. Este se sintió timado y algo defraudado, pero luego recordó el increíble encuentro que acababa de tener y le restó importancia.

En la parte de atrás de la tarjeta se veía el teléfono de la mujer, aparentemente su celular privado. Adán sonrió con picardía, aparentemente ya había resuelto el dilema de con quién tener nuevamente un trío.

Garganta de Cuero y Lorenzo de Medicci.

Pueden enviarnos sus comentarios a nuestros correos electrónicos, nos interesa mucho saber cuáles son sus opiniones. El mío ya lo conocen, el de Lorenzo está abajo, besos y abrazos.

erosarcangel16@hotmail.com