Las Aventuras de Lorenzo (01)

Una amiga muy cercana estaba a punto de irse del país, probablemente para siempre. Ellos planean darle una despedida, pero ni ellos imaginaron todo lo que iba a ocurrir.

Las Aventuras de Lorenzo 01

"Buenos días amigos, discúlpenme por la demora en volver a escribirles, pero es que tuve algunos asuntos importantes que atender. En esta ocasión no les traigo una historia de mi vida, sino de la de mi buen amigo Lorenzo. La verdad es que me siento muy honrada que me haya permitido escribir este relato, de su vida real, como coautora. Espero que les guste y que nos manden sus opiniones y sugerencias a nuestros correos. El mío ya lo conocen, así que les mando el de Lorenzo: erosarcangel16@hotmail.com , besos y abrazos."

Vos, ¿ya supiste?

¿Qué?

Que Sheyla se va para Costa Rica.

Qué buena onda, a aquella le gusta mucho viajar

¡No´mbre, se va a vivir allá!

¡No jodás!

Si, me acaba de llamar Ana para contarme. Consiguió un chance allá y ya dijo que se va

Era lógico, aquí en Guatemala no hay mucho campo para un biólogo. Pero qué malo vos, la voy a extrañar.

Yo también mano, yo también.

La verdad es que la noticia no me hizo gracia, Sheyla era una muy buena amiga nuestra y no me agradaba la idea de que se fuera para siempre. Y aunque trataba de consolarme pensando que seguramente regresaría algún día, la verdad era distinta, si el trabajo resultaba muy bueno eso sería difícil. Y si se enamoraba allá y se casaba peor… con lo enamoradiza que ella es.

Pasé esa mañana de moco caído en la oficina, luego de la llamada de mi amigo Adán. Estimaba mucho a esa chava y no quería que se fuera, desde mi divorcio ella se convirtió en un gran apoyo para mi. Pero ni modo, aquello era lo mejor para su carrera, además no dejaba nada en el país, más allá de sus amigos y de su familia, que no pudiera venir a ver cada año. Y existía el chat también.

Creo que mejor me presento antes de entrar de lleno a la historia. MI nombre es Lorenzo, soy Guatemalteco y vivo en la ciudad de Guatemala. Tengo 36 años y soy divorciado… no quiero entrar en los detalles de mi divorcio, no son muy agradables. Soy delgado, de 1.70 más o menos y esbelto, con un cuerpo armónico gracias a los deportes, ni muy tayuyo (musculoso) pero tampoco seco o flaco.

Lo que a continuación voy a describir sucedió hace un año más o menos, junto a mi mejor amigo, Adán, de 38 años, también divorciado. Era un medio día de sábado, ambos habíamos acordado prepararle un almuerzo especial para despedir a nuestra amiga, ya que el día domingo se iría del país a vivir a Costa Rica como ya indiqué. Invitamos también a dos amigas más, Helen y Ana, que a última hora no se presentaron.

Ni modo, – dijimos – seremos solo 3 para comer

Tanto Adán como yo somos hábiles en la cocina y nos gusta el vino, les cuento esto porque la aventura surgió en cuanto empezamos a cocinar. Sheyla llegó al apartamento de Adán, que es muy amplio y moderno, vestida de una forma un tanto provocativa. A los 2 se nos fueron los ojos al verla llegar, con una pequeña blusita que ocultaba mal un sostén muy provocativo y unos pantalones ajustados y de cintura baja que dejaban ver la tanga de hilo dental que llevaba por ropa interior.

Tanto Adán como yo nos quedamos mulas, nunca habíamos visto a Sheyla vestida así, no es que fuera muy conservadora, pero jamás se visitó tan sugerente. Incluso ella misma se notaba algo incómoda y chiviada por su atuendo, manteniendo siempre un rubor extraño en las mejillas. ¿Por qué habrá llegado vestida así?

Nuestra amiga, nos saludo en forma normal, pero se sonrojó al escuchar a mi amigo hacer un comentario sobre su forma de vestir:

Sheyla, nos vas a abrir más de un apetito… – y poniendo la cara que el lobo de Caperucita Roja puso cuando vio a la niña a su merced, así es el de sinvergüenza.

Sheyla es una muchacha de 28 años, 1.65 de estatura y cuerpo esbelto, producto del gimnasio. Tenía unas tetas pequeñas pero muy redondas y firmes, cintura delgada y nalgas respingadas. Lo que tenía, lo tenía pequeño pero muy bien puesto, ella era un bocadillo muy apetecible.

Ya en la cocina, mientras mi amigo preparaba la pasta, Sheyla se ofreció a ayudar a hacer la salsa y el, ni lento ni perezoso, se ofreció a ponerle una gabacha de cocina. Haciendo esto Adán aprovechó para apretarla por la espalda, a lo que ella solo sonrió.

El almuerzo transcurrió normal, con una comida deliciosa y vino en abundancia, luego, aprovechando la música, decidimos bailar salsa en la sala del apartamento, un ritmo que a los 3 nos encanta. Nos turnábamos para bailar, como solo estaba ella para los 2, primero con Adán, que es alto y algo fornido, con una presencia muy impactante, y luego conmigo, que como ya saben, soy bastante más bajo y delgado.

El baile se fue haciendo cadencioso y yo podía ver que ellos se estaban excitando mutuamente, para mis adentros pensé que yo estaba de más en la fiesta por lo que me dispuse a irme, después de todo siempre fue Adán el que anduvo detrás de Sheyla, así que me levante y les dije que tenía algo que hacer. Sheyla me vio de pies a cabeza y me dijo:

No seas tontito… quédate a bailar con nosotros, veni y me abrazas por detrás, mientras Adán me toma por delante.

Con solo escuchar estas palabras sentí que me venía una erección tremenda, me acerqué a donde estaban y la abrace por la espalda tal como lo había pedido. Mas tarde en abrazarla que ella en empezar a mover su cintura en forma circular, por lo que estaba excitando tanto a Adán como a mí. Y luego, para colmo, empezamos a escuchar gemidos de ella.

¿Qué estaba pasando? No era ella misma, Sheyla no era así, estaba bailando en medio de 2 hombres y los provocaba descaradamente… es más, ¡bailaba en medio de 2 buenos amigos y los provocaba descaradamente! Y lo que era peor, y más penoso aun, bailaba en medio de nosotros, provocándonos… ¡y nosotros no hacíamos nada, estando tan buena ella como estaba!

Mi amigo Adán ya no quiso perder el tiempo y la empezó a besar en la boca y poco a poco se pasó al cuello. Por mi parte, la tomé por la cintura y poco a poco fui acariciando su espalda. La sentí caliente, y ella no dejaba de mover sus caderas.

Bajé mis manos y llegue a sus nalgas, duras y firmes, busque el cierre del pantalón por la parte de atrás y con mucha delicadeza se lo bajé, no quería asustarla o incomodarla. Pero el pantalón cayó al suelo y ella ni en cuenta, dejando al descubierto una piel morena clara cubierta por una tanga de hilo dental color negra. Pero qué iba a alegar, si eso es lo que buscaba, mi amigo ya la había despojado de su blusa y el sostén.

Mientras yo me dedicaba a besar cada nalga, que eran un manjar, mi amigo le succionaba las tetas, y ella solo gemía de placer. Aprovechando el momento, metí la mano por delante y me encontré con una matita de pelo de su depilado pubis, ella me apretó la mano contra su vulva como diciendo "metela". Eso fue suficiente para que me autorizara a desnudarla, por lo que tiré hacia abajo de su tanga y la dejamos sin ropa.

La sola visión de aquella hermosa mujer caliente y dispuesta a ser poseída por dos hombres nos mantenía las vergas paradas y con una cantidad de gotas de fluido impresionantes. Adán la acostó sobre uno de los sofás, mientras con la mayor velocidad, yo me desnudaba. Podía apreciar como mi amigo le abría las piernas y le introducía su lengua en medio de la raja, semi depilada y de un color rosado, apetecible. Ya desnudo, llegué y la besé, nos dimos un intercambio de lengüetazas y ella llevó su boca hasta mi verga y la empezó a succiona, primero a lamer como se hace con un helado y luego a tragársela y a decir "Ahhh que rico…" como si fuese algún tipo de golosina.

Adán aprovechó para desnudarse, yo, mientras tanto, no quería terminar, por lo que separé su cabeza de mi verga y aproveche para girarla y lamer de principió a fin su espalda, llegué a su raja, húmeda y caliente y ella gemía de placer. Cambiamos de lugar y Adán se sentó, Sheyla y yo vimos la larga y gruesa verga de mi amigo, de nos menos de 20 cm. Creo que la excitó y la puso como una potra loca, pues inmediatamente abrió las piernas y se puso sobre el, introduciéndosela lentamente dentro de su vagina rosada y húmeda. Por mi parte, vi la oportunidad de penetrar su ano, por lo que tomé un poco de vino y lo rocié desde su nuca para que corriera hacia abajo, a ella esto la tomó por sorpresa, pero no le pareció mal, se dejo llevar. Con lengüetazos firmes, fui succionando las gotas de vino, hasta llegar a su ano, en donde me detuve, fui poco a poco lubricándolo con mi saliva, Sheyla protesto:

No… – me dijo – nunca lo he hecho por ahí. – pero al introducir mi dedo índice aquello le causó placer.

Yo podía sentir el movimiento de la cogida que le estaba dando mi amigo y la estaba colocando en posición para poder penetrarla por detrás. Ya con dos dedos dentro de su ano, me ensalive la cabeza de la verga y se la dejé ir adentro, la respuesta fue una especie de salto, intentado liberarse, pero ya era muy tarde, la tenía sujetada por los hombros y mi amigo por la cintura.

En forma intuitiva Adán y yo nos acoplamos en el movimiento y cuando el sacaba yo metía. Los orgasmos de Sheyla no se dejaban esperar, solo en el momento en que la chupamos tuvo como tres o cuatro orgasmos. En este movimiento ya no soportaba más, le dí un pequeño jalón y acabé, chorros y chorros de semen saltaban dentro de ella, mi amigo tampoco se quedó atrás y segundos después se vino dentro de ella.

La tarde continuó con juegos e intercambios, la penetramos por donde se dejó, y ya cansados, tomamos un baño de espuma y después seguimos jugando terminando de reconocer el erotismo de los tres.

Más tarde llevamos a Sheyla a su casa a las 3 de la madrugada, tiempo suficiente para que arreglara su maleta y la condujéramos al aeropuerto, en donde después de un largo beso para Adán y para mi se despidió y se fue. Dejándonos el delicioso sabor salado de su sudor, y la agradable sensación de su suave piel sobre la nuestra.

Garganta de Cuero y Lorenzo de Medicci.